Marinette estaba nerviosa esa mañana, y como no estarlo, ese examen valía prácticamente la mitad de su nota y no lograba comprender nada de lo que había estudiado. Historia de la moda le resultaba interesante y aprendía un montón, pero aquel examen era lo peor. Alguien debía de haber cabreado al Señor Ferrec, porque él no era así de mezquino por naturaleza.

Pero no importaba el motivo, ni las circunstancias, ya no, el examen era una certeza, cuatro temas. Necesitaba aprobar. Por eso a pesar de que estaba en una semana terriblemente ocupada se había propuesto tachar cada punto de su lista de tareas antes del día del examen, así no habría nada que pudiera distraerla ese día, y sorprendentemente, había conseguido la mayoría, todas a excepción de una.

Hacía ya casi dos semanas que su amigo Nino le había dejado un CD con una demo para una canción buscando de ella una crítica constructiva, había sido divertido, nunca había prestado tanta atención a la música, y según Nino también había sido útil para él, pero algo había pasado, no había dado muchos detalles y aunque los hubiera dado no es como si ella los hubiera podido comprender, pero necesitaba la demo de vuelta. Habían intentado coincidir durante la semana, pero fue imposible, fue entonces cuando a Nino se le ocurrió la idea de que su amigo Adrien lo buscara por él. Después de todo compartían piso así que para él era más fácil coincidir.

No le emocionaba la idea de tener que devolverlo el día del examen, ni tener que devolverselo a Adrien, pero Nino lo necesitaba lo más pronto posible, así que resignada metió el CD en su mochila mientras que repasaba los apuntes en su mano.

Adrien no era un mal chico, lo había conocido durante el instituto y instantáneamente se hizo amigo de Nino, quien había sido su compañero de clase prácticamente durante toda su vida, y que eventualmente se convirtió en el novio de su mejor amiga, era inevitable.

La verdad es que las cosas con él siempre habían sido un poco incómodas, al fin y al cabo era solo el amigo, del novio, de su amiga; además, cuando se conocieron ella había desarrollado un enamoramiento tal, que no conseguía siquiera hablar con coherencia a su alrededor, por lo que casi nunca hablaba, eso provocó que entre ellos siempre hubiera una capa de inquietud, tras la graduación apenas se mantuvieron en contacto, y, a pesar de ir a la misma universidad, solo se veían cuando Alya y Nino los invitaban a los dos. Y aunque al pasar los años se había conseguido relajar a su alrededor, nunca había encontrado una excusa para quedar con él a solas, sin que pareciera raro — por no hablar de los factores agravantes como que él fuera famososo y su padre fuese su ídolo — por lo tanto su relación estaba condenada a ser así, para siempre.

Vaya, eso era deprimente.

Respiró profundo y continuó leyendo los apuntes en sus manos.

Cuando encontró a Adrien, en el jardín principal de la facultad, este estaba hablando con una chica, esto la hizo resoplar, obviamente iba a ser popular fuera donde fuera, y sobre todo en la facultad de artes, después de todo él era modelo.

Pensó en dejarlo estar y encontrarlo después de el examen, sabía que estaba siendo egoísta pero no se sentía con ánimos para tratar con Adrien y sus múltiples encantos, no esa mañana, no cuando estaba tan estresada, no cuando estaban en acción y definitivamente no cuando había otra chica intentando captar su atención — eso lo había aprendido de la peor manera posible—. Quiso pasar de largo, ignorar su presencia, y decir que no lo había visto o que se había despistado, su sentido de la responsabilidad estaba completamente en contra pero aun así podía haberlo hecho, no fue eso lo que la hizo detenerse. Pudo notar que algo no estaba bien, Adrien por naturaleza era amable, demasiado para su propio bien, por eso incluso aunque algo le molestara o le incomodara, su naturaleza lo obligaba a aguantar. Su sonrisa tenía una mueca incómoda y evitaba el contacto visual, casi podía ver su cerebro maquinando alguna excusa.

Había algo que le molestaba mucho de estas situaciones y esa era la doble moral que existía sobre ella. No era justo que él tuviese que sufrir acoso, solo por ser un chico o por ser famoso.

— ¡Adrien! — lo llamó sonriendo, y comenzó un pequeño trote para acercarse más rápido. Y pudo ver su expresión relajarse al ver una cara amiga.

— ¡Marinette! — sonrió aliviado al verla acercarse, mientras la saludaba.

Ella rezó a los cielos para que no estuviera cruzando ninguna línea, y le saludó con un abrazo. Amarró sus brazos a su cintura y escondió su cara para que no pudiese verla, porque estaba demasiado nerviosa como para aguantar eso. Pudo sentir su cuerpo tensarse ante la repentina acción, pero después pudo escuchar una pequeña risa en su pecho, y no pudo evitar sonreír, le miró le intentó transmitir sus intenciones con la mirada. Después de eso tuvo que recordar como respirar porque Adrien no tenía ni idea de lo que provocaba con esa sonrisa.

— No nos han presentado — cortó la chica metiendose en la conversación — Soy Lila, Lila Rossi. Amiga de Adrien — dijo con orgullo, sin embargo la rigidez incómoda en el cuerpo del rubio no apoyaba mucho esa idea.

— Oh… — fingió sorpresa mientras aceptaba su saludo — me llamo Marinette.

Quizás aquello fuera demasiado quizá estaba analizando la situación demasiado y todo aquello le saliera por la culata, pero por lo que había visto la chica no tenía vergüenza, ni intención de dejar al rubio en paz así que, decidió tomar medidas.

— Menos mal que estás aquí — dijo ignorando completamente a Lila — ¿has venido a desearme suerte por el examen? estoy super nerviosa— sonrió con dulzura y se acercó para darle un beso en la mejilla — ¿me acompañas a clase?

El chico tardó un poco en reaccionar a la situación, pero rápidamente se recompuso: — Claro...por su puesto.

— Adrien — volvió a llamar Lila un poco descolocada — estábamos hablando de algo y…

— Lo siento Lila, la verdad es que estaba esperando a Marinette — la susodicha sonrió incómoda, como si le importara.

— Oh — dijo un poco ofendida antes de resoplar — ¿y se puede saber quien es esta? — dijo dejando el acto de una vez.

Marinette se quedó pasmada. Normalmente la gente era buena asumiendo la intimidad por el lenguaje corporal, pero supuso que ella era simplemente muy pesada. Pensaba responder con algo ambiguo y confuso pero Adrien se le adelantó: — Es mi novia — lo dijo con tal naturalidad que su corazón dio un vuelco, alzó la mirada para encontrarlo mirándola divertido, con una sonrisa juguetona, casi impropia de él, pero que le quedaba perfectamente — genia, ahora se estaba sonrojando —, puede que ya no estuviera colada por él, pero eso no quitaba que él chico era guapísimo. Sin previo aviso se ocultó en el pecho del chico avergonzada: — No me mires así — gruño contra él, lo que provocó que Adrien soltará una pequeña risa. Eso relajó sus ligeramente sus nervios, confirmando que no estaba yendo demasiado lejos.

— No sabía que tenías novia — continuó Lila, que pesada.

— Es algo reciente, intentamos mantener un perfil bajo — volvió a hablar — ahora si me disculpas — dijo por fin alejándose de la chica, con Marinette de la mano.

Marinette sonrió y la saludó mientras se marchaban, respirando con alivio, de que aquello se hubiera acabado.

— ¡Mari! — gritó alguien desde la puerta rompiendo la especie de hechizo que había caído entre ello´´s— ¿a qué esperas? ¡Quedan cinco minutos! — era una de sus compañeras.

Soltó su mano y se quitó la mochila.

— Mierda — murmuró, rebuscando en su mochila hasta encontrar lo que buscaba, le tendió el disco al chico — lo siento, tengo que irme, tengo un examen — dijo apurada.

— Oh, claro… — habló un poco cortado, supuso que él había pensado que lo del examen también había sido una trola, ella sonrió fingiendo tranquilidad — Marinette — la llamó cuando ésta se estaba marchando — suerte — ella rió un poco y continuó su camino hacia el interior del edificio, con la seguridad de que iba a suspender.

Había estudiado mucho pero no había logrado concentrarse. Había contestado todas las preguntas, pero sabía con certeza que algunas estaban mal, pues lo había comprobado al salir del aula.

...

Estrelló su cabeza contra las taquillas varias veces. Ese examen era super importante, y le había salido tan mal, soltó un gemido lastimero golpeando su cabeza de nuevo antes de abrir la taquilla para sacar sus materiales. Volvió a lloriquear, había hecho el ridículo con Adrien, y ya no había forma de arreglar eso. Cerró la taquilla.

— Supongo que mi suerte no fue muy buena — bromeó el chico apareciendo detrás de la puerta de su taquilla. Marinette soltó un grito involuntario mientras tiraba todas su cosas sobresaltaba.

Tras el susto inicial puso las manos sobre su pecho y respiró profundo: — ¡Adrien! — lo riñó débilmente mientras el rubio soltaba una risita entre dientes.

Ella se agachó empezando a recoger sus cosas: — ¿Qué haces por aquí? ¿Tu facultad no está en la otra punta del campus? — dijo sin mirarle.

— Para empezar, la facultad de arte es la que está alejada del resto — Marinette rió entre dientes reconociendo la típica broma de la universidad — me cancelaron una clase y, antes no tuve ocasión de agradecerte lo que hiciste — dijo ofreciéndole unos pinceles que había recogido él.

Ella los tomó un poco nerviosa, si era sincera, en secreto esperaba que no tener que hablar del tema de nuevo, y dada la frecuencia con la que veía a Adrien era casi posible, casi.

— No hace falta — intentó desviar el tema — solo es un CD — bromeó, logrando aliviar la tensión que sentía. Él rio un poco pero volvió al tema.

— Lo digo enserio, de no ser por ti no me hubiera librado nunca de ella — murmuró.

— No es nada, ¿para qué están los amigos sino es para fingir ser tu pareja para librarte de una persona demasiado persistente? — la chica trató de quitarle importancia, Adrien soltó una carcajada.

— ¿Es algo que te pasa mucho? — bromeó.

— Como se nota que no has ido de clubs con Alya y conmigo. — La verdad es que no solía salir mucho de fiesta, pero muy de vez en cuando Alya la convencía para ir algún club de moda, o fiesta de amigos, incluso un rave en las catacumbas —una vez. Nunca más —. Pero por lo menos lo había probado ¿no es cierto?

— Espera, ¿lo dices en serio? — dijo un poco preocupado.

Ella se encogió de hombros:— Te sorprenderías. — pues ella misma se sorprendió al comprobarlo, no era solo porque la gente estuviera borracha, simplemente habían demasiados gilipollas por el mundo. Ahora cada vez que salían se ponían un anillo y fingían que eran pareja, y aun así, a veces era difícil manejar la situación.

Por eso se sentía tan realizada por haberle ayudado, sabía lo incómodo de aquello, lo había vivido. Sonrió al saber que había ayudado a un amigo.

Excepto que ese amigo era una celebridad.

Por eso a la mañana siguiente despertó con 50 llamadas perdidas, cientos de mensajes y miles de menciones en sus redes sociales, todas referentes a un artículo que rezaba: Adrien Agreste, oficialmente, ¿fuera del mercado?