Marinette no tenía el número de Adrien.

Lo había tenido durante un breve periodo en el instituto, pero eso había sido antes de tirar su móvil al Sena, perderlo en el metro y finalmente dejarlo caer por el hueco del ascensor, era el cuarto teléfono que tenía —y el primero que pagaba ella, por lo que tendría mucho cuidado— y entre cambio y cambio, poco a poco fue perdiendo contactos con los que no había relación constante, incluyendo a Adrien. Casi siempre se comunicaban gracias a sus amigos y aunque al principio le hacía mucha ilusión con el tiempo dejó de ver la necesidad. La ironía del destino.

Lo que significaba que para hablar con él necesitaba contactar con Nino, o con Alya quien, a juzgar por las 28 llamadas perdidas y los doscientos mensajes, ya había leído el artículo. Pero antes de que pudiera llamarla, alguien tocó la puerta.

Frunció el ceño, era un viernes a las once de la mañana, pensó mientras se dirigía a la puerta, quizás era el casero, ya había pagado el alquiler de aquel mes pero sabía bien, que él era un cotilla redomado, así que a lo mejor venía a curiosear…

— ¿Sí? — dijo abriendo la puerta para encontrar a un muy alterado,y sonrojado Adrien Agreste, contuvo el aliento intentando mantener la compostura.

— ¿Adrien?

— Hola, Marinette — continuo nervioso.

La chica tuvo que respirar profundo para poder tranquilizarse, era obvio que necesitaba ponerse en contacto con Adrien tarde o temprano, pero la verdad esperaba estar por lo menos apropiadamente vestida para entonces.

— ¿Puedo pasar? — volvió a preguntar el chico, y ella se sintió fatal por querer estrellar la puerta en sus narices. Era evidente, de nuevo, que no podían tener la conversación, que sabía que debían tener, en el pasillo de su edificio, pero eso no lo hacía más fácil.

Asintió suavemente abriendo un poco más la puerta para darle paso, y después cruzó los brazos sobre el pecho para disimular que no llevaba sostén, mordió el interior de su mejilla nerviosa: — Siento el desorden — murmuró intentando recoger un poco a su paso, aprovechando para ponerse una rebeca que encontró por el camino, sobre su ridículo pijama de mariquitas, — no esperaba visitas — maldijo su suerte, mientras recogía un cojín del suelo y lo colocaba en su sitio.

Pero, a pesar de todo, no había ropa interior a la vista, eso era bueno.

— Siento haberme presentado sin avisar…

— Oh, no te preocupes, creo… — la chica sentándose en el reposapiés frente al sofá — creo que la situación lo merece.

El rubio masculló algo entre dientes tapándose la cara con las manos, parecía frustrado: — Veo que te has enterado — dijo con más claridad, asomando un poco la cara entre sus dedos.

Marinette apretó los labios y asintió lentamente sin saber bien qué decir. Estaba nerviosa y asustada, tenía un trabajo pero sus padres seguían ayudándola bastante con sus gastos, definitivamente no se podía permitir una demanda por difamación de imagen. Su corazón latía a mucho y sentía retortijones en la barriga, estaba honestamente asustada y no sabía cómo abordar la situación, sin embargo, cualquier cosa era mejor que quedarse en ese momento incómodo para siempre, así que respiró hondo, trato de reunir por el valor que era posible cuando escuchó: — Lo siento — alzó la vista sorprendida y Adrien continuó — todo esto es culpa mía, tú solo intentabas ayudarme, yo… — lo vio rascar su nuca nervioso, intentando encontrar las palabras — siempre es así, debería de haberlo visto venir, por supuesto que cualquiera iría a la prensa con algo como esto, siento mucho haberte involucrado — Marinette casi tuvo ganas de enfadarse, cómo podía pensar que aquello era su culpa, él no había hecho nada malo. Tuvo que calmarse antes de continuar.

— Un momento, entonces, esa chica ¿Lina? ¿fue corriendo a llamar a una revista de cotilleos nada más nos fuimos de su vista?— si se ponía a pensar, tenía sentido, después de todo a ella era la única a quien le habían "confirmado" que eran una pareja, pero le parecía demasiado exagerado.

El chico hizo una mueca antes de asentir: — Lila puede llegar a ser muy persuasiva y desde que empecé la universidad no he tenido ningún tipo de noticia, entrevista o artículo, no es descabellado pensar que eso fuera lo que pasó. — ella quiso argumentar que el que él estuviera acostumbrado no significaba que no fuera descabellado — pero también había mucha gente alrededor que pudo verlo y hacer lo mismo. — al ver la mirada escéptica de Marinette se obligó a explicarse — Mucha gente intenta lo que ella, piensan que yo estoy en control, piensan en mí como un billete rápido a la fama y que puedo, de alguna manera, meterlos en el "mundillo" — dijo haciendo las comillas con los dedos con expresión cansada — pero no todo el mundo es tan…

— ¿Descarada, metomentodo, pesada…? — el chico soltó una pequeña carcajada asintiendo antes de que ella pudiera continuar.

— Ibr b b a a decir perseverante — sugirió el chico con expresión inocente.

— Y yo iba a decir acosadora — dijo antes de poder controlarlo, Adrien volvió a soltar una carcajada aliviando sus nervios.

— No es así, decía la verdad cuando dijo que éramos amigos — la mirada escéptica lo hizo reír de nuevo — en algún momento lo fuimos, o al menos eso creí yo, sus padres son amigos de mi padre — pausó pensando— creo — añadió inseguro — y cuando éramos niños posó conmigo en alguna que otra sesión. — Ella dejó el tema porque no estaba segura de tener suficiente fuerza de voluntad como para explicarle todo lo que estaba mal en su historia.

— ¿Y qué vas a hacer ahora? Es decir, la situación se ha salido un poco de mi control, la única otra vez que salí en una noticia fue cuando intenté salvar a un gato de un árbol y me quedé yo atascada arriba, tuvieron que llamar a los bomberos, y antes de que me diera cuenta había cámaras por todos lados, en el artículo escribieron mal mi nombre y en la foto usaron tanto flash que casi no se distingue mi nariz. — (También tuvo un gran ataque de pánico y tuvieron que llevarla al hospital pero omitió esa parte porque era demasiado vergonzoso) y Marinette hizo un pequeño puchero de fastidio mientras Adrien intentaba contener la risa. La chica casi contuvo el aliento, Adrien era francamente precioso, de una manera objetiva, la forma en la que su pelo caía, en la que sus ojos brillaban, en la que su boca se curvaba en una sonrisa… Si era sincera estaba muy decepcionada de que al buscar "belleza" en el diccionario no saliera una foto suya.

— Eso tengo que verlo — Marinette se encogió de hombros, derrotada.

— Mi madre tiene el recorte del periódico enmarcado en el salón — de repente se dio cuenta de que aquello había sonado casi como una invitación, lo cual era un poco raro, ellos casi nunca habían hablado con tal naturalidad, o por lo menos, no desde hace mucho tiempo, no creía que el chico hubiera, siquiera visitado su casa alguna vez — pero creo que está en internet — volvió a hablar un poco más nerviosa — el artículo, quiero decir.

Él pareció entender un poco su incomodidad y dejó el tema: — Por ahora no te preocupes. Solucionaré esto, intentaré concertar un par de entrevistas y negaré todo y todo volverá a la normalidad antes de que te des cuenta— ella asintió, sintiéndose, de alguna forma más aliviada por el control que estaba demostrando con respecto a la situación.

— Gracias — murmuró en un suspiro — te.. ¿te apetece un café o quizás un té? Iba a desayunar cuando has llegado, no sería ningún problema — añadió con suavidad, su compañía le resultaba agradable y a riesgo de precipitarse, pensó que no le haría daño socializar con alguien.

Desde que Alya se había marchado de ERASMUS, hacía ya dos meses, ella se había sentido un poco sola, no es como si vivieran justas, Alya iba a otra universidad y se quedaba en la residencia del campus, pero todo su tiempo libre lo pasaban juntas, por su puesto que tenía otros amigos pero ninguno como Alya, desde que se fue, había estado pasando más tiempo en el barco de los Couffaine, por lo menos antes de que empezara la época de exámenes, y allí se reunía con algunas de sus amigas mientras la banda ensayaba, pero no era lo mismo. Después del instituto todo el mundo había ido por caminos distintos, la mayoría de sus compañeros — que seguían en la ciudad y habían optado por ir a la universidad — estaban en la universidad politécnica nacional, no muy cerca. Y los demás o bien se habían ido o estaban en academias, o trabajando. Cuando se graduaron habían prometido reunirse cada cinco años, pero aún quedaban dos años para eso.

Por otro lado, ella no era muy buena haciendo amigos en la universidad, si, tenía compañeros de clase y le caían bien, pero al final del día seguían siendo compañeros de clase.

— ¿Estás segura de que no sería una molestia? —preguntó rascando su nuca — Esta mañana fue un completo torbellino y no me dio tiempo de comer — parecía avergonzado, así que sonrió con suavidad.

— No pasa nada, de verdad — añadió Marinette, levantándose para dirigirse a la pequeña cocina de su pequeño piso — ¿Qué te apetece? ¿Tostadas? ¿Tortitas? ¿Cereales? No tengo mucho más, sé que no es uno de esos desayunos sofisticados a los que estás acostumbrado — volvió a decir sonriendo un poco avergonzada. — oh.. ¿Fruta? — añadió agitando una naranja que reposaba en el mostrador.

— Tostadas suena bien — sugirió siguiendo los pasos de la chica mientras sonreía.