Cuestión de saber
Mientras iban en el coche Ron no prestaba atención a los pueblos muggles que se podían ver desde su asiento. Le habían dejado sentarse detrás de su padre, al lado de la ventanilla. Ginny y su madre iban delante y los gemelos habían insistido en sentar a Percy en medio de los dos, para poder acosarle por los laterales.
Tampoco prestaba atención al monólogo de su padre sobre lo increíbles que le parecían los postes enormes que aparecían cada vez que llegaban a una ciudad. Tenían una caja en lo más alto, y dentro de ella una luz roja, pero en cuanto ellos llegaban a uno de ellos la luz se volvía verde.
Semófaros, fue lo único que escuchó Ron de eso.
Sabía que Ginny estaría pidiéndole a su madre que la dejara entrar a Hogwarts un año antes de lo que debía, y ella le diría que no. Si le apetecía, daría razones, pero siempre diciendo que no. Él había tenido esa misma discusión con ella el año pasado. Pero cuando Ron estuviera entrando al castillo por primera vez en su vida su hermana seguiría insistiendo, posiblemente durante dos días más, al contrario que él. Ella era así.
Sin que Ron presatara mucha atención a lo que pasaba en el coche (porque no necesitaba prestar atención para saberlo todo) por fin llegaron a Londres. Su padre les tuvo que dejar tres calles más debajo de la estación porque llegaba tarde al trabajo. Se despidió de cada uno de sus hijos con un abrazo y a Ginny le prometió que cuando volviera a casa le llevaría una casa de muñecas muggle, donde los muebles siempre estaban quietos.
Tuvo que darle el beso de despedida a su mujer en la mejilla, bajo una mirada de reproche y los labios a punto de estallar en una reprimenda.
Cuando estaban llegando a la estación de King's Cross su madre, Percy y Ginny iban delante, hablando de alguna buena obra de Percy, sin duda.
Él se había quedado atrás, con Fred y George. Uno a cada lado, como con Percy. Qué lejos parecía estar la hora de partir...
- Hermanito, queremos darte unos
cuantos consejos antes de que te adentres en el mundo oscuro de
Hogwarts.
- O por lo menos, antes de que dejemos de llamarte
"hermano"...
- ¿De qué estáis hablando?
-
Hablamos de que está claro que no pasarás la prueba,
así que acabarás en Slytherin...
- ...y como eso
será una deshonra para la familia, no podremos seguir
llamándote "hermano".
- Sí, les diremos a todos
que saliste del jardín y en cuanto pudimos te llevamos a
Hogwarts.
- ¿Estáis tontos o qué? ¡Yo
no iré a Slytherin! Además... ¿qué decís
de una prueba?
- Pequeño Ronnie, ¿nunca te has
preguntado cómo se reparten los alumnos en las casas?- Ron le
escucha atentamente. La verdad, siempre había pensado que eso
ya se sabía al recibir tu carta...
- ¡Pruebas!-
responde George- Donde se mide tu capacidad para la magia. Todo el
colegio es testigo. Los que pasan la prueba van a Gryffindor y los
que pierden...
Ambos estallan en carcajadas gemelas mientras se alejan unos pasos dejando a Ron horrorizado. Pero no tiene mucho tiempo para ponerse a pensar qué puede hacer en una prueba de esas porque una niña vestida con un jersey rojo oscuro se acaba de chocar con él. No se disculpa, pero eso es lo de menos.
Ron sabe que algunos muggles creen que los gatos negros traen mala suerte.
Y también sabe que el rojo oscuro le trae mala suerte a él.
