Superar el miedo

Fue hace mucho tiempo. No recuerda bien los detalles, porque con tres años no es que se enterara de todo, pero más o menos sabe lo que pasó. Y lo que recuerda es más que suficiente para pasar de lo que Harry quiere hacer esa noche.

Recuerda que su madre había preparado tarta de manzana esa mañana. Hacía un poco de frío, pero él quería probar la escoba que su padre les había llevado a los gemelos la tarde anterior. A Ron le había llevado un osito de peluche con una bufanda roja oscura y unos ojos que sobresalían un poco. Daba un poco de miedo. Además, él ya tenía un oso. Había sido de Bill, pero tenía una cara agradable y le recordaba a él, hacía que no le echara tanto de menos cuando se iba a Hogwarts. Pero sobretodo, no había rastro de rojo oscuro ni ojos que daban miedo en el peluche.

Así que en cuanto lo vio dejó el osito sobre la caja de donde lo había sacado y siguió a su padre y a los gemelos al jardín. Se quedó en la puerta, observándoles. Y a partir de esa tarde supo que le encantaba volar.

La mañana que olía a tarta de manzana despertó a Ron temprano para poder probar la escoba sin que sus hermanos le vieran. Llevaba a su osito con él.

Cuando estuvo delante de la escoba no supo bien qué hacer. Se quedó un rato mirándola, hasta que recordó lo que su padre les había estado enseñando a los gemelos.

Montó en la escoba y todo sucedió muy deprisa. Siempre estará seguro de que consiguió estar treinta segundos en el aire, aunque esa no fuera la verdad completa, pero tras esos treinta segundos de felicidad algo falló y el pelirrojo y la escoba cayeron al suelo.

La señora Weasley salió corriendo al oír el grito del niño, y al verle tirado en el suelo le cogió en brazos pensando en que ya le regañaría más tarde.

A Ron no le había pasado nada, pero la escoba había corrido peor suerte. Quedó literalmente destrozada por la caída, y a sus hermanos no les hizo ni pizca de gracia. En cuanto vieron a Ron después de haberse enterado de que había sido él el que les había roto su escoba nueva, Fred se puso furioso y rojo como no lo había estado nunca. Parecía que iba a explotar.

Pero en vez de eso, lo que hizo fue usar magia sin varita por primera vez. Sin previo aviso, el osito que Ron tenía agarrado se convirtió en una horrible araña peluda más grande de lo normal que intentó trepar por el brazo de Ron.

Al principio Ron ni siquiera se movió, se quedó tan sorprendido y asustado al ver al animal que no acertó a gritar, sólo a abrir los ojos y la boca con una expresión horrible. Su madre fue más rápida e hizo desaparecer a la araña con un movimiento de varita. La bronca que siguió fue una de las peores que Fred soportó en toda su vida.

Odia a las arañas. Siempre le molestó que las arañas pequeñas se le subieran por la pierna cuando se tumbaba en el césped de La Madriguera, pero a partir de ese día no había soportado ver a una moviéndose a menos de 20 metros de distancia.

Así que tenía razones suficientes para decirle a Harry que él simplemente no podía seguir a las arañas. Pero no podía hacerlo.

Ella era una de las petrificadas, y si el seguir a las arañas podía ayudarla en algo...

Asiente mientras estruja con las dos manos un trozo de pergamino que dice Lo haremos esta noche.

Algún día a ella también le tocará enfrentarse a una tarde sin estudiar por ellos, o algo así.