"Todos Quieren (Gobernar el Mundo)."
Por B.B. Asmodeus.
[+]+[+]
Parejas: Kou Seiya (Sailor Star Fighter)/Usagi Tsukino (Sailor Moon). Kou Yaten (Sailor Star Healer)/Personaje sorpresa. Menciones de Haruka Tenoh (Sailor Uranus)/Michiru Kaio (Sailor Neptune).
Rating: Teen/PG-13. Acción H/M (het) & M/M (yuri).
Categorías/Advertencias: Realidad Alterna. Suspenso, Humor, Romance, Drama, Acción/Aventura, Lemon, Yuri, Yaoi, Het, Horror. Lenguaje ofensivo.
Sinopsis: "Usagi Tsukino, te presento a mi madre, Severina Sang' Froid."
[+]+[+]
iv.
[+]+[+]
"Algo en la oscuridad,
se aproxima."
-The Rasmus.
[+]+[+]
El mocoso no podría ser mayor que Hotaru.
Haruka quería reírse ante la idea tan absurda. ¿En qué estaba pensando la Princesa Kakyuu?
"No deje que las apariencias le engañen."
Haruka no se había percatado de que había sido encontrada en las sombras del balcón del segundo piso.
"Ese jovencito tiene el poder de un planeta completo en uno de sus puños."
Por un segundo, mientras Haruka se acostumbraba a la nueva silueta que se le había unido, creyó que Michiru estaba haciendo una visita sorpresa. El cabello ondulado. Las facciones filosas. La belleza…
Pero el color de cabello era el incorrecto. Y la voz de esta invasora nunca sería tan dulce para sus oídos como la de Michiru. "¿Es poder, lo que persigue Kakyuu-hime? ¿Cree que este niño le resolverá la economía?"
Aunque no fuera Michiru, la criatura que se deslizó a su lado, fue digna de admirar por un pecaminoso momento. Haruka sintió su garganta secar. Luego, el resplandor de la estrella interna de la mujer, le delató una gran pista.
"Lo que Kakyuu-hime persigue… es guerra."
Eran pocas las ocasiones que Haruka sentía escalofríos. Se tornó hacia la mujer con intriga. "¿En qué está basada la tecnología tan avanzada de Magnus?" Desde que había llegado a este maldito planeta, no había escuchado otras cosas más que los grandes beneficios que Magnus estaba ofreciendo. La propaganda era buena, porque sólo causaba anticipación, sin ofrecer no hechos claros.
"No importa." La mujer se deslizó por la pared de mármol lentamente, hasta acabar sentada. Dobló la cola de su vestido con facilidad para lograr estirar sus piernas. Sus zapatillas estaban dobladas en la punta, fieles a la moda de Kinmoku. "No cambia lo que necesita hacerse para detener esto."
Alarmas se encendieron en su cabeza. Haruka imitó a la mujer, acomodándose a una corta distancia. Desde este rincón, las cabezas del piso inferior se miraban como juguetes de plástico, siguiendo un guion. "Habla como un soldado."
La mujer lo era. Nadie mejor que Haruka podría notarlo.
Una sonrisa levantó los labios pintados de la doncella. "Es lo último que creí que terminaría siendo. Que crueldad del destino."
Haruka le dio un último trago a su copa. Resopló por su nariz suavemente. "¿No le ha llegado el memorándum? El destino ha sido roto. Sólo nosotras somos responsables de nuestras acciones."
[+]+[+]
Fighter estaba furiosa.
Lo escondió bien.
Cenó, socializó, fue educada. No hizo escándalos.
Entre más avanzó la noche, más perspicaz se sintió. Fighter analizó cada rostro presente. Sus oídos captaron fragmentos de conversaciones ajenas y trató de unir las piezas, pero había mucho material desaparecido.
No valía la pena pedirle explicaciones a Sailor Star Healer. Sería ponerla contra la espada y la pared. Un juramento de lealtad a la Corona la detendría de sincerarse con Fighter.
Fighter sabía con quién demandar respuestas.
Esperó a que la cifra de funcionarios fuera disminuyendo, a que sólo el círculo de amigos más íntimo fue lo que restara de la reunión.
El Príncipe Frihét era una cosita de hombre. Fighter lo miró platicar con Kakyuu en modo cuchicheo, y no pudo imaginar a su Princesa en su noche de bodas. Mataría al niño cuando las cosas apenas estuvieran poniéndose buenas.
"¡Blaaaaah!"
Fighter fue sacada de sus meditaciones con un tremendo susto. Usagi se carcajeó de su salto, todavía sujetando sus contras párpados para fabricar una cara horripilante.
"¿Por qué tan seria? ¡Es una fiesta, Fighter!"
Sailor Fighter fue forzada a relajar sus brazos, dejando que Usagi los desvinculara para introducirse a ellos. "Ay, Odango."
"Shhh." Usagi puso una mano sobre su boca. La chica se levantó en las puntas de sus zapatillas. "Vamos a bailar."
El tono de voz de su novia dejó poco espacio para renegar. Con el hechizo de sus enormes ojos, Fighter no tuvo escapatoria. Odango quería bailar, así que bailarían.
En honor a los invitados terrestres, Sailor Star Healer había instalado los aparatos necesarios para reproducir lo que los Three Lights habían considerado buena música. Tonos electrónicos hicieron vibrar el Planetarium, invitando a que los cuerpos se aceleraran, en vez de permanecer plantados en sus aburridos asientos.
Fighter bailó con los ojos cerrados. Tan grabada estaba la música en su memoria. Hizo girar a Odango sin dificultad. Frotó sus cuerpos cuando las dos lo necesitaron, disfrutando de la química de sus poros. De la electricidad en sus pieles.
No fue hasta en la tercera canción que Fighter cayó en cuenta: Odango había anticipado su necesidad de una distracción.
Hubo un momento donde Ami reemplazó a Usagi, mientras la rubia era subida por Makoto para realizar piruetas divertidas. Fighter echó vistazos a la mesa, esperando a que Kakyuu estuviera por su cuenta.
"Tu cara no tuvo precio."
Fighter rodó sus ojos al tener a Healer como siguiente pareja de baile. "¿Estás de acuerdo con esta locura?"
Healer sabía bailar ahora que podía utilizar su cuerpo femenino. Yaten, como hombre, siempre había sido demasiado tieso. No fue la única diferencia que Fighter encontró en su hermana postiza. Healer había aprendido a guardar secretos y a esconder mejor sus emociones, durante la ausencia de sus amigas. Fighter la tomó de la cintura para forzar un acercamiento de sus cuerpos. "Healer, ¿qué está sucediendo? ¿Cómo puedes estar siguiéndole la corriente a Kakyuu en este fiasco?"
"Ten cuidado con lo que dices." Healer le empujó del pecho. "¿Y por qué estás tan sorprendida? Sabíamos que este día llegaría. Kakyuu tenía que casarse tarde o temprano."
"Sí, con un hombre de verdad."
"Oh, bueno, ese chiquillo crecerá a convertirse uno… eventualmente."
Ambos compartieron una risa maliciosa.
"¡Ese niñito es del tamaño de Shingo-kun!"
Sailor Star Healer hizo una mueca. "No seas pervertida, Fighter. Kakyuu no se trepará al chico a la primera. Este matrimonio es más simbólico que literal."
-¿Desde cuándo sabes tanto al respecto? Fighter quiso preguntar, pero no se atrevió. Era buena señal que Healer fuera más madura, ¿cierto? ¿Qué pensaría Maker? "Lamento haberte dejado sola mientras tú te enfrentabas a estas calamidades." La disculpa fue completamente honesta, y Healer lo percibió. Se le obsequió una sonrisa resignada.
"No hay nada que se pueda hacer." Antes de marcharse de la pista, Healer se acercó para murmurar en la oreja de Fighter. "Aw. Parece que tendrás un nuevo papi."
"¿Eh?"
Healer tomó al cabeza de Fighter para forzarla ella misma. "¿O es mami? Parece que la boda la Kakyuu podría no ser la única…"
-¿Qué demonios?
"¡No, no, no, no!" Fighter circuló a una velocidad tal que tumbó a cuerpos inocentes en un parpadeo. "¡Mam'! ¿Qué crees que estás haciendo?"
"Bailando." Para probar su respuesta, Severina permitió ser girada por los brazos de Haruka-pervertida. Fighter hizo tronar sus dientes y muelas con la tremenda fuerza de su desesperación entera. Fue peor ver a Haruka Tenoh tan victoriosa. Sus asquerosos brazos no tuvieron vergüenza en manosear la cintura de su madre, una vez que la mujer retornó a sus brazos. "Lagartija, dejaste a tu novia bailando sola. No seas grosera."
"¿Lagartija?" Tenoh sonrió de oreja a oreja.
"¡Cambio de pareja!" Sailor Healer se atravesó en la escena, empujando a su madre para que la mujer soltara a Haruka-hentai. "¡Muévanse, no se queden ahí paradas!"
Fighter no dudó. Jaló a su madre hacia sus brazos.
Cuando su mirada se cruzó con la de Healer, Fighter transmitió. -Te debo una.
Bailar con el orangután de Tenoh no debía ser placentero, después de todo.
"¿Qué haces aquí?"
Severina fue Severina. Frunció su ceño duramente hasta que Fighter se sintió pequeña.
"Perdón, no fue mi intención…"
"Sí. Sí lo fue." De su madre había heredado su amor por la música, así que no fue sorpresa sentir el contoneo automático de la mujer. "Sigues siendo una malcriada." La acusación fue acompañada por una sonrisa, sin embargo. "No tuerzas tu boca así, me recuerdas a tu padre."
Fighter se entiesó. Dejaron de bailar.
Súbitamente, el largo tiempo que tenían de no haberse visto a la cara, fue una incómoda variable a considerar entre las dos.
Fighter relamió sus labios resecos. "No lo creo una mala comparación."
Severina apretó sus labios juntos en signo de culpa. La muerte de su padre tras sucumbir a la Fiebre Negra no era tema para bromas. No por nada, ni siquiera Odango sabía al respecto. Había sido la primera tragedia en la vida de Seiya, el primer empujón que la había guiado a la capital para convertirse en Sailor Star Senshi.
"Claro que no." Severina aclaró su garganta. "Lo siento, Lagartija. Creo que he pasado demasiado tiempo en las Montañas Plateadas… he perdido cualquier sentido de delicadeza."
"¿Por qué no estás allí? Amas esas montañas." No por nada, Seiya había tenido una infancia lejos de sus padres por culpa de esas estúpidas montañas. "Mamá. Ya en serio. Odias la capital. Odias a Kakyuu. ¿Qué estás haciendo aquí?"
Severina fue inmutable en su respuesta. No hubo gestión facial que revelara lo que sentía realmente, a pesar del aire de acusación que acompañó sus palabras. "No tengo otra opción. Tú no te dignas a visitar."
"Mam'." Fighter estuvo a punto de disculparse. Luego, recordó que con Severina siempre era mejor ser honesta. "He estado muy ocupada. Mi vida se ha complicado bastante desde la invasión de Sailor Galaxia. Apenas…" Suspiró. "Apenas siento que estoy viviendo a una velocidad tranquila, no a mil kilómetros terrestres por minuto."
Severina dejó de bailar. Levantó el mentón de Fighter para verla fijamente. "¿Por qué crees que te otorgué un nombre como Seiya? Todo lo que siempre he querido de ti es que seas libre. Por lo que he escuchado, lo has sido. Aunque hayan intentado amarrarte a esa mujer, parece ser que tu verdadera naturaleza brilló al mero final, ¿o no?"
Fighter suspiró.
No quería admitir ninguna connotación negativa hacia Kakyuu, a pesar de que su madre tenía razón en ciertos aspectos de su punto de vista. Decidida a tener un momento a solas con su madre, Fighter la llevó al segundo piso del Planetarium.
Una vez aisladas, Fighter se sinceró.
"Sobreviví una guerra, Mam'. Eso me ha cambiado."
"Te equivocas si crees que eres la única afectada. No puedes ser así de inmadura. ¡Oh, no me veas así! ¡Ya eres adulta, no aquella niñita enamoradiza! ¿En serio todavía crees que arcoíris salen del trasero de Kakyuu? Sé que no apruebas de esta unión con Magnus. Está marcado en todo tu ser. Estás enojada, no me lo niegues."
"Lo estoy." Fighter resopló. "¿Y de qué me sirve estarlo? Esta boda seguirá adelante. Mi opinión no es de mucha importancia, hoy en día." Muy posiblemente, aquella era la verdaderamente fuente de su enojo. Fighter había sido excluida de una decisión tan importante, pero no tenía derecho a quejarse. Había sido su libre elección abandonar Kinmoku y a Kakyuu para irse a la Tierra. "¡Ya no sirvo a Kakyuu como Sailor Star Light, ni como consejera, ni como niña enamoradiza!"
Entonces, la revelación vino por sí sola.
Sailor Fighter siempre había odiado la política. Ni en la actualidad, sintiéndose enojada, tenía ganas de involucrarse, a pesar de su desaprobación. Fighter tenía la certeza de que dejaría que Kakyuu hiciera lo que le diera la gana, a pesar de su rabieta.
"Deberías sentirte extasiada, Mam'. Ya no soy esclava de la malévola monarquía que tanto detestas."
Severina la miró de una manera parecida a cuando Seiya había anunciado que se convertiría en Sailor Star Light. "Me equivoqué. Sigues siendo una niña egoísta. Simplemente cambiaste de dueña. Tu bozal permanece bien puesto."
"¿Tú me vas a dar lecciones sobre ser egoísta e irresponsable? Mírate en el espejo primero." Fighter se cruzó de brazos en estilo de defensa.
No se retractó.
Nunca había confrontado a Severina o a su padre, Billen, acerca de sus viejos resentimientos de infante, y no había tenido planeado hacerlo esta noche. Sin embargo, había algo en la conducta que su madre estaba luciendo esta noche que la estaba sacando de quicio. Esta mujer, vestida con prendas caras, seduciendo a extrañas como Haruka-baka, irradiando supremacía, no iba a la par con aquella mujer libertina, sencilla, y aventurera, que la había criado.
Fighter no se disculpó por su arrebate. Respiró hondo. Luego suspiró, más serena. Sacudió su cabeza para restarle peso a su mal humor. Severina permaneció en silencio, obviamente sorprendida por el giro de eventos.
"¿Sabes por qué me fui?"
Otro silencio.
"Quería estabilidad. Seguridad. Servirle a Kakyuu-hime me dio todo eso. Nunca lo sentí realmente con ustedes dos." Fighter se abrazó a sí misma. "Mi tía no fue mala conmigo, pero mientras ustedes viajaban en sus expediciones, yo crecía extrañándolos con todo mi ser."
"No podíamos llevarte con nosotros."
"¿Por qué no?"
Las facciones de su madre expresaron intenso conflicto emocional. Fighter no comprendió porque le era tan difícil explicarse.
"Siempre regresábamos, Lagartija. Es lo que importa."
Fighter hizo una mueca. "Ach. Ya estoy grande para que sigas usando ese sobrenombre."
Severina elevó una ceja. "¿Por qué no? Las lagartijas también crecen."
Esta, fue la Severina que Fighter reconoció. Mientras había crecido, Seiya y su madre habían tenido este mismo debate en cada uno de sus regresos. Fighter terminó riéndose con cierto sabor a incredulidad. "¿No habíamos estado peleando hace unos minutos?"
El semblante de Severina se había relajado. Su minúscula sonrisa fue un tesoro de presenciar. "Para nosotras las Sang Froid, pelear es lo que le da sabor a las reuniones familiares." Su madre tomó un hombro de Fighter para apretarlo. "Es obvio que nunca congeniaremos, pero de cierta forma, me siento aliviada. Eres lista. Tienes excelentes instintos, Seiya."
Fighter parpadeó rápidamente. "Y ahora, estás comportándote rara de nuevo."
La mano de Severina subió a una mejilla de Fighter, mientras sus palabras se redujeron a un susurro hilado de intensos sentimientos. "Sólo estoy siendo honesta como tú lo has sido. Quiero que sepas que estoy orgullosa de ti, Sailor Star Fighter, porque luchaste por protegernos cuando Sailor Galaxia nos atacó. Tu valentía me ha inspirado desde entonces."
Sin darle tiempo a Fighter para formular una réplica, Severina se dio la vuelta y se retiró del balcón. No dio ni un solo vistazo a sus espaldas.
Fighter, por su parte, necesitó de un largo rato para componerse del sobrecogedor tumulto de emociones que corrieron por su pecho.
[+]+[+]
"¿Bailando con la madre de Seiya? ¿No lo consideras algo bajo para ti?"
"Pues estoy bailando contigo. ¿Tú qué crees?"
Sailor Star Healer sabía que se miraba fantástica esta noche, así que el insulto se le resbaló sin problemas. ¡Favor que le estaba haciendo a esta gruñona, al bailar con ella! "Severina es una mujer que te dobla la edad, descarada."
Tenoh rodó sus ojos. "Se nota que no sabes el significado de diversión. Coquetear no es un delito."
Interesante. Taiki tenía razón. Las personalidades de Seiya y Tenoh no eran tan disparejas. "¿Qué diría Kaioh-san al respecto?"
"Argh. ¿Por qué todas creen que Michiru me tiene castrada? Los celos son para las personas inseguras."
Healer sintió una navaja fría picotearle el pecho.
Su mirada buscó la silueta de Kakyuu. No la encontró. Tampoco la del Príncipe Frihét.
-No pienses en ellos. Healer respiró hondo, cerró brevemente sus ojos mientras su cuerpo giró al mando de terrícola. Después de la pirueta, su espalda chocó con el pecho de su compañera—porque así de gigante era el cuerpo inhumano de esta mujer.
No esperó sentir un mentón ajeno anclarse en la curva de su cuello. "No hay peligro en coquetear si sabes que no habrá consecuencias."
"Siempre hay consecuencias." Healer viró su cuerpo. "Otra cosa es que no nos importe romper un corazón." Bien sabía Yaten, lo poco que le había importado romper los corazones de sus fans, al tirar a la basura sus cientos de cartas de amor.
Hubo un momento, donde las caderas de Yaten fueron rodeadas por las manos de la Outer al bailar. La experiencia fue irreal. Yaten jamás había estado así de cerca con una Sol Senshi. "Sólo los idiotas dejan que otra persona les pueda romper el corazón."
Yaten tragó saliva. Así de fácil, se esfumaron sus ganas de seguir bailando. Sin embargo, cuando quiso liberarse, Tenoh-san no se lo permitió. "Suéltame."
"No lo olvides. Tú y yo tenemos una conversación pendiente."
"¿Sigues con eso? No es de tu incumbencia, ya te lo he dicho."
"Escúchame." El empuje de sus cuerpos blanqueó momentáneamente la cabeza de Yaten. ¿Quién se creía esta grosera para acosarla de esta forma? ¡Yaten no era ninguna facilota como la chica Aino! "Quiero ayudar."
Yaten parpadeó. "¿Nani?"
Tenoh lució como si estuviera saboreando limones crudos. "Dije que quiero ayudar. ¿Estás sorda?"
"Tenoh-san." Era la primera vez que utilizaba el nombre de la mujer libre de insultos y fuera de fuku. Curiosa, Yaten examinó a la Outer detenidamente. No pudo detectar signos de mentira. Sólo la usual seriedad de Sailor Uranus, al momento de llevar a cabo una misión. "Yo no podría…"
Terminó suspirando. -¿Por qué no? ¿Por qué soy tan orgullosa como Fighter?
"No creo que sería correcto involucrarte."
"Ustedes se involucraron bastante en nuestras peleas, allá en la Tierra."
Rayos. "Debes estar realmente aburrida."
Tenoh desprendió sus dedos finalmente de la anatomía de Yaten. "O tal vez sienta lástima por tus pobres habilidades para resolver conflictos."
Sailor Healer le sacó la lengua mientras se marchaba. "Ni tan pobres, si terminé arreglando tus conflictos, como tú misma lo dijiste, allá en la Tierra."
"¡A ese disco roto se le está acabando el encanto!"
Tener la última palabra en un argumento con la Outer fue realmente satisfactorio. Healer comprendió la adicción de Seiya por sacar a la terrícola de sus casillas siempre que fuera posible. Haruka Tenoh rogaba por ser desafiada y puesta en su lugar a cada rato.
Lo cual haría su trabajo más complicado, de ahora en adelante.
Yaten pausó en las puertas del salón. Encontró las siluetas de Fighter y de su madre en el segundo piso. Frunció su ceño, estudiando a las figuras brevemente, antes de seguir su camino.
Había invitado a Severina a las festividades de la boda con las mejores de las intenciones. Al ser Sang Froid la líder de las manifestaciones de Kin-Norte, Yaten difícilmente había tenido otra opción. Quería resolver este brote de rebeldía de la manera más pacífica. Seguramente, el acto de buena fe valdría la pena, ¿cierto? Ver a su única hija, después de tanto tiempo, tenía que haber causado impacto en la compostura de Severina. Yaten estaba segura.
Sólo quedaba una cosa por hacer, para afianzar la reconciliación entre la capital y Kin-norte, y ésta dependía bastante de la gobernante…
"No."
Yaten suspiró, dos horas más tarde. Por milésima ocasión, odió su nuevo puesto. Hablar de decisiones políticas con Kakyuu nunca era divertido.
"¿Por qué no? Hablar con ella será más eficaz que estar lidiando con este desastre. ¡Tiene el borde norte de la Capital invadido con manifestantes! No se verá muy bien ante los ojos de Magnus, si me lo preguntas."
Kakyuu había estado a solas, al dejar entrar a Sailor Star Healer a su recámara. La había guiado a su estudio con ojos cansados. "Healer, Severina no está aquí para hablar. La mujer me detesta."
"Odia a tu familia. Y no es que tenga malas razones para ello." Healer alzó sus hombros al ver la mirada incrédula de su Princesa. "¿Qué? ¡Es la verdad! ¡Tus abuelos y tus padres cometieron muchos errores durante su imperio! Según Sailor Star Maker, incitar guerras civiles era su especialidad."
"Yo no soy como ellos." Kakyuu dijo duramente. "No aprecio la falta de respeto."
Healer estaba tan estresada que lo insolente le brotó naturalmente. "Tengo un plan. Escucha las demandas de su grupo de quejumbrosos, cúmpleselas, y para pasado-mañana la boda se llevará a cabo en completa paz."
Kakyuu pretendió estar ocupaba firmando un bulto de documentos importantes. Le llevó un rato despegar el bolígrafo del papel para dirigirse a la solución que Healer estaba presentando. Cuando lo hizo, Healer la desconoció, puesto que tanta dureza en las facciones de Kakyuu era algo fuera de lo normal. "Nunca me doblegaré a las demandas de Severina Sang Froid."
Healer gruñó. Se abalanzó al escritorio de Kakyuu. "¡¿Por qué no?! La mujer no es tu enemiga, Kakyuu. ¡Es la madre de Seiya, por todos los astros!"
"Te ordeno que escoltes a la Sra. Sang Froid fuera del palacio."
"¿Qué cosa?"
"Dales a ella y a su grupo de rebeldes un plazo de dos días para evacuar la región norte de la capital, o sino adviérteles que la Guardia Real será obligaba a actuar en su contra—"
"¡No! No lo haré."
Kakyuu se levantó del escritorio. "Años atrás, le causé el mayor de los daños a esa mujer: le quité a su hija. Sailor Star Healer, ¿en verdad crees que Severina está aquí para hacer un tratado de paz? No puedes ser así de ignorante."
"Discúlpate, entonces." Kakyuu parpadeó al oírla. Healer no se echó para atrás. "¡Pídele una maldita disculpa, y ya! No es como si importara lo que haya sucedido en el pasado. Sailor Star Fighter ya no es parte de la Corona. ¿Por qué tanto escándalo al respecto?"
"Te he dicho lo que tienes que hacer, Sailor Healer." Kakyuu fue fuego ardiente con su enojo, abriendo la puerta del estudio con tanta fuerza, que casi la desatornilló del marco. "Espero que mis órdenes se lleven a cabo lo más rápido posible." El portazo que le siguió marcó el final de la paciencia de la Princesa sobre el tema.
Healer pateó una silla. "No puedo." -Lo siento, Kakyuu. Algo olía mal. No conocía este lado de Kakyuu, pero no debería de sorprenderle. Sus padres habían sido peores.
Salió de la suite real con nueva resolución. A pesar de estar de madrugada, tuvo el presentimiento que no todas las amigas de Usagi estarían durmiendo tranquilamente.
[+]+[+]
Teletransportarse con Sailor Uranus fue algo que no requirió de mucha energía. En cuanto sus pies arribaron en el piso del nuevo territorio, sus manos se separaron y ambas buscaron distancia.
"¡Demonios, me estoy congelando!"
"El norte es frío." Fue todo lo que Healer proporcionó. "Querías ayudar. No te quejes."
Para su sorpresa, Uranus comenzó a explorar con interés. Healer advertirle del piso enhielado, cuando entonces giró su rostro a lo que tenía de frente.
Como lo había calculado, habían aproximadamente, habían aterrizado en la cima de la Colinas Platinadas, con vista al Distrito de Froid—o donde se suponía que el pueblo debería de existir.
"Por los Astros." Healer se sintió tan fría como los comienzos de nieve que rodeaban el ecosistema de Kin-norte.
"¿Algo malo?"
Healer se apresuró a bajar por la colina. "Prepárate. El pueblo ha sido atacado."
El pueblo de Froid había sido más antiguo que la creación de la Capital. Desde que se tenía conocimiento, aquellos terrenos habían sido de las primeras tierras pobladas, y desde siempre, había florecido como unos de los puntos de mayor comercio en todo Kinmoku. Obviamente, como el nombre lo indicaba, el Distrito de Froid había significado fortuna asegurada para la descendencia de la familia fundadora.
Si Seiya Sang Froid no se hubiera convertido en Sailor Star Fighter, a la mujer le hubiera tocado gran parte de las riquezas familiares.
Las murallas que habían servido como protección y delimitación de la ciudad entera estaban derribadas, dejando ver sus adentros de manera cruda.
"Es una ciudad fantasma." Sailor Uranus declaró, minutos después, cuando las dos mujeres habían descendido sobre las ruinas. "¿Qué estabas buscando?"
"Este pueblo fue donde Seiya creció."
Uranus dejó de inspeccionar un trozo de muralla para voltear hacia ella. "No es nada más que un cráter ahora mismo. Esto podría ser razón para que su gente se esté rebelando, ¿no crees?"
Sailor Healer se adentró a la ciudad en busca de más pistas. No había residuos de energía que pudiera dar señal de alguna batalla reciente. Cuando Galaxia había atacado el planeta, su peste había perdurado, pero ahora mismo, sólo el viento helado llenó los pulmones de Healer. Caminó por un largo tiempo, hasta tocar el centro del pueblo.
La mansión de los Froid estaba hueca. Sólo los cimientos del edificio permanecían de pie. Por dentro quedaba desnudo nada más que destrucción y nieve. Healer trató de imaginar a Seiya jugando de pequeña por aquí.
Gruñó entre dientes. "¿Qué diablos está pasando?"
Sailor Uranus escaló un pilar de roca, dándole cara a los tres soles que anunciaban el amanecer. "No veo a ningún sobreviviente."
Sailor Healer atravesó la mansión Froid hasta salir del otro lado. Sólo había visitado el Distrito en una ocasión, poco tiempo después de que Seiya se había convertido en Star Senshi. La tía de Seiya había estado enferma, Healer recordó vagamente. Fighter había tenido una gran pelea con su madre y nunca habían regresado desde aquella vez. Healer se había quejado sin parar del frío, mientras que Maker había estado fascinada por salir del palacio.
Ahora, no había… nada.
Healer se recargó en una pared desolada. "Es culpa nuestra. Nos hemos preocupado tanto por reconstruir la capital y otras prioridades, que nunca le prestamos atención a lo que restaba del planeta." ¿Cómo no se habían enterado de la destrucción de Froid? ¿Por qué nadie se lo había hecho saber a Kakyuu y compañía? ¿Por falta de sobrevivientes?
No.
Pero sí había una sobreviviente, ¿cierto?
"Debemos regresar al palacio." Healer se enderezó con resolución. Necesitaba hablar con Severina, lo más pronto posible. Ella debía tener una noción de lo que había sucedido. Tal vez eso explicaría gran razón de su rebeldía, si no es que toda. "No hay nada que podamos hacer ahora."
Como no había notado a Sailor Uranus bajar de la columna de piedra, se llevó el susto de su vida al ser presionada de nuevo a la pared por el cuerpo entero de la Outer. "¡Shhh!"
Healer observó detenidamente el dedo enguantado de Uranus sobre su boca, haciendo énfasis en la súbita necesidad de silencio. La Star Senshi aguardó un momento.
Lo escuchó.
Pasos crujiendo en la nieve.
Healer cuidadosamente asomó su perfil por lo bajo de la pared que las escondía.
Era una figura encapuchada. Venía cargando una mochila militar, sin sellos Reales reconocibles. Se dirigía en su dirección, lo cual era extraño. Momentos previos, Healer no había divisado otras formas de vida. ¿De dónde demonios había salido esta persona?
La figura dejó de lado la Mansión Froid para dirigirse a la parte sur del Distrito. Uranus y Healer fueron lo más sigilosas posibles en su persecución. Fue un largo transcurso hasta los muelles que daban boca al fiordo de la zona pesquera del Distrito.
Justo en la orilla de la playa, la figura se detuvo. De su pierna retiró un cetro, que en cuestión de segundos, se estiró en un arma de alta potencia. Una espada.
La espada brilló en neón. Digna de la manufacturación de Magnus.
Sailor Healer saltó de su escondite, su Star Yell lista para usarse. "¡Alto ahí!"
El capuchón fue jalado. Cabellos cenizo-verdosos dieron una pista bastante obvia sobre la identidad de la persona. "Sailor Star Healer. Me preguntaba por cuánto más duraría el suspenso."
"Príncipe Sky." Healer entró en conflicto automático. Estaba amenazando a un miembro de la Realeza. Aunque sus instintos le alegaron no bajar la guardia. "¿Cómo llegó a este lado del planeta y con cuál propósito?"
Sky no desactivó su arma, pero su actitud fue relajada. Como si estuvieran de vuelta en el comedor del palacio. "Le recuerdo que soy un Arquitecto, fuerte doncella. Fui enviado a hacer mi trabajo."
Sailor Uranus no había brotado en acción al igual que Healer. Su desaparición le sentó mal. Porque siempre sería duro confiar en una Outer. "¿Enviado por quién? Usted no tiene autorización para navegar libremente por nuestro planeta."
Sky se encogió de hombros. Comenzó a retroceder con las espaldas hacia el mar, introduciendo sus botas al agua helada sin inmutarse. "Apenas eres una niña, pero creo que ya eres lo suficientemente madura para saber que hasta la gente en la que más confías siempre mentirá." Se detuvo. La espada en su mano brilló con más intensidad. "Tienes razón. Necesitaría permiso especial de la Soberana Kakyuu para estar aquí. Y lo tengo."
Sailor Healer estaba perdiendo la paciencia. "Dije: alto ahí."
"Pero, si te obedezco, no podría…" En un instante, el panorama del muelle cambió por entero. Como una ilusión perdiendo carga de baterías, el mar fue reemplazado por la visión de una estructura ovalada, imitando la silueta de un arcoíris, rodeando el espacio superior a sus cabezas en tamaño. "... presumir el magnífico fruto de mi labor."
La estructura era un enorme arco metalúrgico que Healer sólo había visto en planos. Planos pertenecientes a libros de historia y antologías de viejas arquitecturas astro-espaciales.
Un portal de Transportación Galáctica.
En la base derecha del portal, el Príncipe Sky presionó una serie de botones. Una ranura se extendió y su espada fue insertada, funcionando como una llave.
Al ser activado, el centro del portal resplandeció, escupiendo en primera estancia polvo cósmico y energía. La vista era nebulosa, pero Healer sabía que eso no importaba. En el momento que insertabas las coordenadas, el portal te llevaba al justo lugar donde habías indicado. O por lo menos, eso habían contado las viejas documentaciones. Healer no supo que tan certera sería la teoría comparada con la práctica.
Healer se percató de haber sido atraída a la megaestructura, hasta que el calor del Tierra Tiembla acarició su costado, durante su transcurso hacia el Príncipe. "¡Uranus, espera!"
Sky, afortunadamente, saltó del camino justo en tiempo. El ataque fue tragado, a su vez, por el centro del portal. Sky hizo una mueca. "¡Tienes suerte que aún no había insertado coordenadas o el Palacio hubiera sufrido por eso!"
Uranus tenía su propia espada desenvainada. Lo demostró al presionarla contra la garganta del Príncipe, mostrando que su ataque previo había sido un distractor. "Si mal no recuerdo, te ordenaron no moverte."
Sky, por fin, pareció obedecer.
Healer se apresuró a interponerse en el asunto. No quería que Uranus decapitara a un Príncipe por su bruteza. "¿Desde cuándo lleva este portal construido aquí?" Jaló del brazo de Uranus para indicarle que bajara la espada. Fue ignorada.
Sky estaba sonriendo, el loco de atar. "¿En verdad quieres saberlo? La respuesta no te agradará."
Healer sintió vivo enojo quemar su rostro. ¿Por qué costaba tanto que la tomaran en serio, cuando a Fighter raramente le había costado trabajo intimidar a sospechosos? Dejó de jalonear a Uranus, entonces. Retrocedió un paso, manos en su cintura. "No recuerdo pedirle su opinión. Respóndame, o lo llevaré arrestado bajo sospecha de espionaje, su Majestad."
"Uf. Chiquita, pero llena de fuego." Sky relamió sus labios. "Veamos. Según mis cálculos, la reactivación de esta unidad recién reparada se llevó a cabo hace 731.98 días."
732 días. Más allá de dos años kinmokusianos. Sailor Healer apretó sus puños, sumergida en el shock de la revelación. Eso abarcaba una línea de tiempo más larga que el momento que Sailor Healer había sido notificada de la decisión de Kakyuu de realizar una alianza con Magnus.
Abarcaba la invasión de Galaxia.
Sky había tenido razón. La respuesta no le estaba sentando bien, para nada.
"¿Por qué? ¿Por qué han instalado un portal aquí? ¿De dónde lo sacaron? ¡Pensé que eran leyendas, nada más!"
Fue el turno de Sky de parpadear con aire de ingenuidad. "Bueno, ¿de qué otra manera hubiéramos podido evacuar a la población?"
Shimatta. Así había sido como habían dado refugio a los sobrevivientes del ataque de Sailor Galaxia, mientras Kakyuu y las Starlights habían partido hacia la Tierra. Usando Portales Galácticos de Teletransportación.
Sailor Star Healer tragó aire helado. "¿Entonces la gente de Froid está viva? ¿Dónde demonios están?"
"Buenos, obviamente los enviamos de regreso. Lo último que escuché, las Montañas Plateadas fue el lugar que la Condesa escogió como nuevo asentamiento. No exactamente una mejora a este deprimente clima, pero algo es algo, ¿no?"
Miles de preguntas quisieron brotar de la boca de Healer, tropezando unas con otras. Necesitó tomarse un momento de silencio para incorporar sus ideas y formular la pregunta que en verdad importaba.
Flanqueó al Príncipe con su cuerpo, aprendiendo de la postura dura de Uranus. "¿Estás insinuando que Kakyuu-hime ya tenía una alianza con Magnus para cuando Sailor Galaxia nos atacó?"
Sky sonrió, sólo que ahora con una mezcla gentil que no hizo nada para aligerar el golpe de la respuesta. "¿Te escandalizaría tanto si dijera que sí? Después de todo, Sailor Star Healer…" El hombre presionó contra la espada de Uranus, sin miedo alguno. "… siempre ha sido el trabajo del Imperio de Magnus limpiar la mierda que las Flores Doradas dejan atrás."
Dejar inconsciente al Príncipe de un solo puñetazo en la cara, fue lo más grato que Sailor Star Healer pudo hacer.
Sky se derrumbó al agua poco profunda. Jadeando, Healer se tornó hacia Sailor Uranus, descubriendo a la otra mujer vistiendo una sonrisa.
Healer flexionó sus nudillos. "¿Qué? ¿Creías que por mi tamaño no tengo la fuerza suficiente para noquear mequetrefes?"
La mirada de Uranus se oscureció. Healer tragó saliva, puesto que tener aquellos ojos intensos prendidos a los suyos, desde corta distancia, fue algo desconcertante.
Uranus retornó su espalda a su vaina protectora. Se tornó a Healer con una mano en la cintura. "Créeme, después de verlas sobrevivir las torturas de Sailor Galaxia, nunca he vuelto a dudar de la fortaleza interna de ninguna de ustedes."
Fuego viajó al rostro de Sailor Healer.
Uranus se agachó para retirar la espada de la base del panel de control del portal. Le aventó a Healer su propia espada, en indicación de que la cuidara en su lugar, mientras la Sailor se ocupó de jalar a Sky del pescuezo fuera del agua.
"Así que, deja de dudar de ti misma, ¿quieres? Es patetico."
Sailor Star Healer admiró las gemas que adornaban la funda de la espada, no creyendo que la estaba sosteniendo en primer lugar. Sólo por curiosidad, intentó desenvainar el arma, pero la hoja perduró guardada, privándole del permiso para activarla.
"Fighter debería estar aquí. Ella es la que debería de estar lidiando con… esto."
En una realidad donde Usagi Tsukino hubiera permanecido con su novio, muy seguramente así hubiera ido el curso de la historia. Sailor Star Fighter estaría en su lugar, justo como ahora, siendo la indicada para esta clase de problemáticas. Ese había sido su rol, ser la líder, mientras Maker y Healer le seguían.
Sailor Uranus terminó de arrastrar el cuerpo de Sky hasta que estuviera en medio de las dos, algo que facilitaría la Sailor Teletransportación fuera de este lugar. Al alzar una mano en su dirección, Uranus apretó sus dedos alrededor de los de Healer, en cuanto crearon conexión.
"¿En serio? ¿Acaso a Sailor Fighter no le hubiera molestado tanto como a ti, el ser traicionada por la persona que amas?"
Sailro Star Healer sintió su garganta cerrarse. Palabras se atascaron. Uranus cerró sus ojos para concentrarse, la joya añil de su tiara comenzando a resplandecer, ignorando la forma con la que había dejado a Sailor Healer en completo revuelo emocional.
Quince minutos después, aterrizaron en uno de los jardines del palacio.
En cuanto tuvo la oportunidad, Healer soltó la mano enguantada de Sailor Uranus, y puso inmediata distancia entre las dos.
[+]+[+]
Fin de Parte iv.
[+]+[+]
