"Todos Quieren (Gobernar El Mundo)."

Por B.B. Asmodeus.


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Parejas principales: Kou Seiya (Sailor Star Fighter)/Usagi Tsukino (Sailor Moon). Pre-Kou Yaten (Sailor Star Healer)/Haruka Tenoh (Sailor Uranus).

Parejas secundarias: Menciones de Haruka Tenoh (Sailor Uranus)/Michiru Kaioh (Sailor Neptune).

Rating: M/Adult/R/Lemon. H/M (het) & M/M (yuri).

Categorías/Advertencias: Realidad Alterna. Humor, Romance, Drama, Wing!Fic, Acción/Aventura, Lemon, Yuri, Yaoi, Het, Horror. Lenguaje ofensivo.

Advertencia especial del capítulo: a) Violencia gráfica. b) esta advertencia la dejaré al final del capítulo por si no quieren leer el enorme spoiler. Si, aun así, te arriesgas, adelántate al final y luego regresa al inicio de la lectura.

Sinopsis: Chibi-Usa le sonrió con pena. "Lo siento, pero no tenemos mucho tiempo."

Línea del tiempo:

Capítulo i (Día 1): Llegada a Kinmoku.

Capítulo ii (Día 2): Desayuno con los Senadores de Kinmoku/Magnus + Preparaciones para el baile.

Capítulo iii & iv (Día 2): Baile en el Planetarium.

Inicio de Capítulo iv & v (Día 2 / Día 3): Investigación de Healer y Uranus + entrenamiento de las Inners para el torneo.

Capítulo vi (Día 4): Torneo.

Capítulo vii (Día 4): Torneo + Arresto de Fighter.

Capitulo viii (Día 5): Boda de Kakyuu.

NOTA IMPORTANTE: Para que conozcan un poco de trasfondo, la idea principal de la continuación de "Me Basta" fue creada a base de este sólo capitulo. Lo que sucederá aquí, siempre fue planeado con antelación de varios años. No fue una decisión hecha en base de odio, o favoritismo de personajes. Fue porque faltaba complejidad a las intenciones de todos los personajes involucrados en este universo. No todo es blanco o negro. No todos son completamente villanos, ni completamente inocentes. Creo que Sailor Moon siempre lo ha dejado claro. Yo sólo quise llevar ese mensaje más allá.

No soy ningún G.R.R. Martin, pero con un demonio, ¡que satisfecha he quedado con el producto final!

Por último: ¡Gracias a todos por sus reviews!

Disfrútenlo.

Disclaimer: Por último, Bishoujo Senshi Sailor Moon no es mío. *sniff*


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viii.

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"Cuando antes temía el costo de la verdad,

ahora sólo pregunto

¿Cuál es el costo de las mentiras?"

-Chernobyl, Valery Legasov.

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"No tenemos mucho tiempo."

Hotaru dejó de ver la ventana. Giró de regreso a la cama.

Chibi-Usa le sonrió con pena. "Lo siento, pero no tenemos mucho tiempo. Tengo clases. ¡Vamos, te ayudaré!"

Hotaru miró hacia la cama desordenada a la que Chibi-Usa apuntó. La habitación en la que se encontraron no fue una que pudiera reconocer. Tenía demasiados peluches y tonalidades color pastel. "Oh, claro. Casi lo olvidaba. Me distraje…"

"Será un bello día." Chibi-Usa tomó las puntas de la cobija, mientras que Hotaru tomó las puntas opuestas. Trabajando al conjunto, sacudieron la cobija y la doblaron a la mitad, acercando sus cuerpos en el proceso. "El sol brilla. ¡Hará calor! Todo tiene que estar listo."

Hotaru parpadeó. Detuvo sus movimientos. "¿Listo para qué?"

"¡Aw, tiene un hilo suelto, mira!" La pelirrosa inspeccionó una esquina de la tela impresa de conejos. La chica jaloneó de los dos restos de la hebra que se habían separado, dejándolos caer al piso. "Lo bueno es, que aunque se rompe un hilo, te puedes dar cuenta de cuándo ocuparás hilar otro. Y así, empezar de nuevo."

Hotaru terminó de aplanar la frazada sobre la cama. Hincada en el lado opuesta del colchón, sus ojos se encontraron con las de su amiga. "No estoy segura de tener hilo y aguja."

"No te preocupes, Hotaru-chan." Chibi-Usa le sonrió. "Estoy segura de que tienes tijeras."


(….)


Hotaru despertó.

Escuchó la regadera de la alcoba. Haruka-papa, de seguro tomándose un baño. Obtener una alcoba separada de las demás chicas a petición de Haruka, había traídos ventajas como éstas: no tener que pelear por el agua calientes por las mañanas.

Tallando sus ojos, Hotaru se levantó lentamente. Los soles de Kinmoku-sei eran más cálidos que los de la Tierra, y lo comprobaron al cubrirla con sus ráfagas. Difícilmente hacía frío real en la capital, según las palabras de Seiya-san.

"¿Oh, ya despertaste? Qué bueno. La regadera está lista para que la uses. Hoy será un día muy ocupado, no vale la pena retrasarse." Haruka-papa salió del baño secándose sus cabellos. Siempre preparada, ya vestís shorts deportivos y una camisa holgada. "¿Hotaru?"

La chica no se permitió holgazanear. Se quitó las sábanas de las piernas. De pie, estiró sus brazos sobre su cabeza. "Sí, ya voy. Muchas gracias, Haruka-papa."

"¿Pasa algo?"

Hotaru le sonrió, acercándose a la mujer en su camino al baño. Su mano derecha acarició brevemente el antebrazo de la mujer. "Fíjate que aún no lo sé."

Haruka-papa no apreció el misterio de su réplica. Odiaba los acertijos.

Sin embargo, Hotaru sabía que su sueño guardaba significados simbólicos; el verdadero mensaje ocuparía tiempo para comprenderse y adaptarse a un contexto. Chibi-Usa le había obsequiado una pieza del rompecabezas; sería trabajo de Hotaru juntarla a las restantes.

Hotaru estuvo por dejar su ropa doblada en el cuarto de baño para su salida posterior de la ducha, cuando escuchó alguien llamar a la puerta de la alcoba.

"No, no la he visto."

Hotaru asomó su perfil por la puerta del baño, optando por espiar. Desde ese ángulo, reconoció la silueta de Usagi-chan en el borde de la puerta, moliendo sus manos, una con la otra, en ansiedad. Lucía preocupada. Haruka-papa pronto reaccionó con ternura, tomando los hombros de la chica para sobarlos.

"¿Has preguntado por ella a Sailor Star Healer? Es posible que Sailor Fighter esté ayudándola con los preparativos de la Boda."

"Tal vez. No encontré a ninguna de las dos en la alcoba de Sailor Healer. Pero, es muy extraño. Seiya siempre procura dejar una nota para dejarme saber si estará ocupada. Y está mañana todo pareció como si no hubiera pasado la noche en nuestra recamara… Quiero decir…" Enrojecida, la rubia quiso componer a su última revelación. "Es sólo una sensación; no quiere decir nada más… Siento su presencia, es todo—¡O restos de ella, cuando se levanta por las mañanas!"

"Entiendo, Koneko. Mantén la calma. No hay razón para sentir preocupación. Te ayudaré a buscarla."

"¿En serio, Haruka?"

"Pero debes prometerme sonreír. Estar triste por esa baka es un desperdicio de energías."

Usagi-chan intentó disimular su consternación, curveando sus labios en el gesto que Haruka-papa había pedido. "Gracias, Haruka. No quiero hacer un escándalo, ni preocupar a las chicas…"

"Regresa a tu alcoba, la boda se llevará a cabo pronto. Alístate, yo rastrearé a ésas dos."

"Haruka…" Su Princesa brotó en enorme gratitud, Hotaru lo pudo escuchar en su voz.

"Confía en tus instintos, Koneko-chan."

La puerta cerró segundos después.

"Desearía que Michiru-mama estuviera aquí." Hotaru salió del baño para enfrentar a Haruka. No fingió haber estado espiando el encuentro.

La reacción de su compañera de cuarto fue curiosa. Los ojos engrandecidos de Haruka-papa vistieron un grado más lóbrego de desconcierto que el esperado, al procesar lo dicho. "¿A-A qué te refieres?"

Hotaru frunció su ceño. "Su espejo. Nadie sabe mejor adivinar si algún evento malintencionado está por suceder que Sailor Neptune."

Haruka se apresuró a colocarse sus botines y una chaqueta más gruesa. "No todo el tiempo. Hasta a Michiru le es difícil descifrar los secretos más privados que guardan las almas de las personas, Hotaru." Una vez lista, la mujer se tomó un momento para acercarse a Hotaru, tomando sus hombros de la misma forma en la que había sujetado a su Princesa. Besó su frente. "No sería justo, de todas maneras. En la vida no puedes siempre estar preparada, y las decepciones son inevitables. Por favor, mantente cerca de Koneko-chan."

Intrigada, Hotaru asintió.

Miró a Haruka cerrar la puerta de la alcoba, y Hotaru llevó una mano a su pecho.

Otro acertijo. Otro misterio. El corazón de Haruka Tenou era el viento indomable, sin dudarlo.


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"TENGO UN MONTÓN DE RICOS COCOS, AHÍ ESTÁN EN FILA, ¡MÍRALOS!"

Del exterior de la celda, el gemido de horror fue lento y agonizante.

Fighter prosiguió. "GRANDES, CHICOS, TAN ENORMES, ¿QUÉ NO VES?" Recuperó su aliento al concluir el coro, dejando a su pobre garganta humedecerse con saliva. "¡Como ésas tengo muchas canciones, Sailor Chaser! Aprendí un largo catálogo en la Tierra. ¡Oh! Me encanta esta. Ejem… CUANDO LA LUNA SE PONE REGRANDOTA COMO UNA PELOTOTA Y ALUMBRA EL CALLE—"

"¡Fighter, silencio!"

La puerta de la celda fue golpeada con énfasis. ¡Hah! Como si algo así fuera suficiente para intimar a alguien como Fighter. "Bah. No aguantas nada, Chaser."

"Sailor Fighter, no has parado de cantar en toda noche. ¡Por favor, guarde silencio!"

"Psst. Chaser, ¿a dónde se ha ido tu entrenamiento? Regla número uno: Nunca le sigas la corriente al prisionero." Fighter caminó hacia la puerta, asomando su nariz por la rejilla. "¿Cuántas veces te lo enseñó Sailor Star Maker? Sé que lo hizo porque yo estuve ahí. Mm, ¿tal vez unas quinientas?"

Chaser guardó silencio.

Fighter recargó su espalda contra el portón. De la pequeña ventanilla ubicada en lo alto de la celda, pudo medir que faltaba poco para el medio día.

Rayos.

"Será más simple si tan solo me lo dices."

Chaser no dio una respuesta en mucho tiempo.

"Va en contra de mis órdenes."

Fighter apretó su quijada. "Regla número dos: Para ser una Sailor Starlight, debes tener voluntad propia. Seguir órdenes no es siempre la respuesta, Chaser."

"¡Son órdenes de la Princesa! ¿Cómo puedes esperar que desobedezca a nuestra Soberana? Puede que no recuerde todas las reglas al pie de la letra, Fighter… Pero recuerdo mi juramento. Recuerdo claramente cuál es mi deber."

"Proteger a Kakyuu-hime, sin importar el costo." Fighter susurró. "Es lo que yo también juré al convertirme en Sailor Starlight." Pensar en aquella época, sólo le trajo acidez a su estómago. Todo había cambiado desde entonces. Dos veces, Sailor Fighter ya había fallado en su deber primordial. "Dejarme saber en cuál celda tienen a Severina no significa que traicionarás a Kakyuu. Sólo quiero sacar a mi madre de la capital, precisamente, para que Kakyuu-hime esté a salvo. ¿Por qué no lo comprendes?"

"Si así fuera el caso, ¿por qué Sailor Healer no te ayudó?"

Fighter apretó sus puños. –Honestamente, no tengo la maldita idea. Sacudió su cabeza. Odiaba pensar en su amiga con tanto rencor. Le envenenaba la sangre tener que desconfiar de alguien como Sailor Healer.

"Sospecho que Healer está actuando en base a sus emociones y no con su cabezota."

"No es la única."

Fighter sonrió. "Touché."

"Incluso si…"

Las orejas de Fighter se levantaron en atención.

"Incluso si lograras encontrar a la Sra. Sang Froid, no podrías sacarla de la ciudad. Su rostro es conocido por todos los guardias, por cada habitante, escabullirse sin atraer atención sería imposible—Kakyuu-hime se aseguró de ello."

"No sabes de lo que soy capaz, Chaser." Fighter se dio la vuelta, de nuevo dando la cara a la rejilla. Su mirada hizo conexión con el perfil de la otra Star Senshi. Fighter comenzó a sentir esperanza. "Dime dónde está mi madre y yo me encargaré del resto—"

"¿Cómo, exactamente? ¿Huyendo al Planeta Tierra? No—Severina debe encarar la justicia por sus crímenes."

Frustración ganó sobre su paciencia. Fue el turno de Fighter de golpear físicamente el portón. "¿Y me puedes decir de cuales crímenes estás hablando? ¡Todas repiten lo mismo, una y otra vez, pero nadie ha entrado en detalles! ¿Qué crimen tan horrendo cometió Severina para ser arrestada?"

"Invadió el Palacio sin permiso—"

"Sí, ¿y qué más?"

"Ella—"

"No lo sabes, ¿cierto? Aun así, estás siguiendo órdenes a lo ciego. ¿Sabes, Chaser? Cuando te escogimos para ser parte de nuestro escuadrón, fue porque tienes un cerebro y todo indicaba a que lo usabas. No sólo eso; todas ustedes tienen en posesión buenos instintos. Maker, Healer y yo no buscábamos simples soldados, sino individuos con criterio propio, capaces de formar sus propios juicios sobre las situaciones y las personas." Apretando sus dientes juntos, Fighter se dejó caer al suelo, su espalda resbalando por el portón. "Parece ser que nos equivocamos."

Después de su arresto, habían retirado su Star Yell. Sin ella, Fighter se sentía casi desnuda, más no vencida. Todavía tenía sus puños para abrirse camino. Lo haría, si fuera necesario. Tumbaría la puerta de la maldita celda si tuviera que hacerlo…

-¡Genial! ¿Pero qué hay del campo de energía protegiendo el exterior de la celda, eh? ¿Te arriesgarías a ser cortada en pedacitos?

Fighter gruñó a lo bajo, despeinando su fleco. La voz en su mente sonó muy parecida a la Usagi Tsukino; la experta en bajarla de su pedestal.

"Demonios." Siseó.

"Vaya, parece que interrumpo una conversación muy intensa."

Fighter dejó de respirar. Esa voz…

"S-Sailor Uranus. ¡Esta área es restringida! ¡No puede estar aquí!"

"Que extraño. No recuerdo haber leído ningún letrero en el camino aquí. Bueno, no es como si pudiera entenderlos, de todas formas."

"¿Cómo logró pasar a los guardias?"

"Oh. Supongo que no tuvieron tiempo para darme el mensaje antes de que los noqueara en frío."

"¡Uranus!" Fighter se aferró a los barrotes de la ventanilla, no creyendo lo aliviada que estaba de ver su cara de mula. "¡Tienes que sacarme de aquí! ¡Anda, rápido!"

"Como siempre, tus modales son una atrocidad." Uranus ahora le hacía frente a Sailor Star Chaser. "¿Por qué la prisa? Tal vez mereces estar en esa celda."

"¡¿Nani?!" Fighter rabió. "Óyeme, tonta…"

Chaser comenzó a tartamudear de nuevo. "S-Sailor Star Fighter está bajo arresto por asaltar al Canciller Erii Gierd."

"¿En serio?"

"¡Hai, rompí su nariz!"

"Fighter." Chaser le reprendió. "Le pido por última vez, Sailor Uranus, por favor retírese. O me veré en la necesidad de arrestarla a usted también."

La maldita de Uranus se tomó su tiempo para meditar el ultimátum. Fighter comenzó a golpear su frente contra la rejilla.

"Muy tentador." La voz ronca declaró, por fin. "Seré honesta. En un día normal, me daría la vuelta sin ningún arrepentimiento. Es más, ni siquiera me hubiera molestado en buscar por Fighter por todo el maldito Palacio, cuando pude haber estado desayunando con tranquilidad. Sin embargo, verás… Sailor Star Chaser…"

La Espada de Uranus resplandeció en su puño derecho.

"…hoy le hice una promesa a mi Princesa."

Fighter tuvo la buena cordura de alejarse de la puerta antes de que los navajazos dorados hicieran impacto con el campo de energía. Chispas volaron por doquier ante la fricción. El campo de energía se desactivó, no obstante, dejando de zumbar.

Otro navajazo posterior, y la puerta pagó el precio, rompiéndola en dos partes de manera instantánea.

Polvo se levantó de la celda con la conmoción. Fighter tosió ligeramente.

"¡VIOLENT STAR CLUSTER…!"

Fighter corrió de la celda, al escuchar los inicios de la batalla. Atravesó las partes caídas de la puerta, apresurándote a interponerse entre las dos Senshis. "¡No, alto! ¡No peleen!"

El Tierra Tiembla ya había estado formándose en el puño de Sailor Uranus.

"Chaser, lárgate de aquí. Uranus ya te derrotó una vez, no busques una repetición."

"No soy una cobarde, no voy a huir."

Fighter se tornó a la Chibi-Star Senshi. Admiró su valentía. "No es la hora para confrontaciones." Estiró su mano enguantada con alta expectativa.

Chaser mordió su labio pintado de púrpura. Lució realmente en conflicto consigo misma, su propio brazo aun en posición de inminente ataque con su Star Yell. Fighter recordó el día que la chica había sobrevivido el primer round de pre-eliminatorias cuando la había reclutado. Chaser había llamado su atención por su gentileza, recordándole a Odango.

"No es lo correcto." Fighter le sonrió. "Pelear entre nosotras."

Chaser achicó su mirada. Lentamente, bajó su estrella. "Excepto en época de Guerra."

La sonrisa de Fighter se alargó. Otra lección de Sailor Star Maker. "No estamos en Guerra todavía."

Chaser buscó entre su mochila militar que tenía acomodada en la pared opuesta a la celda de Fighter. Al sacar la estrella de combate de Fighter, la arrojó directo a la mano de su Ex-Mentora.

"No te diré la localización de Severina Sang Froid."

"No te preocupes, la encontraré yo misma."

Cabizbaja, la chica de cabellos frambuesas cedió el paso a Uranus y a Fighter. Agradecida, Fighter rodeó la figura de la Star Senshi. Uranus le siguió a paso más lento, todavía haciéndose del rogar.

"¿Qué demonios está sucediendo?"

"¡Te lo digo en el camino!" Fighter gruñó. Emprendió el ascenso por los escalones de piedra al siguiente nivel de la Torre. "¡Debo encontrar a mi madre primero!" De repente, sin embargo, frenó en seco. Se tornó hacia Uranus. "Espera un minuto, ¿cómo me encontraste?"

Uranus se encogió de hombros. "Seguí a tus niñitas, sabía que eventualmente una de ellas me guiaría al centro del desastre. Tu arresto es la comidilla del día." Pasando a Fighter de lado, Uranus guardó su Space Sword. "Koneko estaba preocupada."

El pecho de Fighter se apretó con la revelación. Una vez más, Odango mostraba ser perceptible en pequeños detalles, que normalmente pasarían desapercibidos. "No dejé ninguna nota. Debí imaginar que se preocuparía."

"Como puedes ver, no vine por placer a este lugar. Es más seguro para ella no involucrarse en este lio."

Con un nudo en su garganta, Fighter retomó su camino, esta vez corriendo al mismo nivel que Sailor Uranus. En el siguiente nivel, encontraron más prisioneros. Desafortunadamente, al gritar por su madre, no hubo respuesta de Severina.

"¿Cuántos niveles tiene esta torre?"

"Cinco. Aún quedan tres."

Uranus hizo una cara pensativa mientras se dirigieron al siguiente nivel. "Chaser tenía un punto. ¿Qué piensas hacer con tu madre, cuando la encuentres? ¿Por qué no permites que sea juzgada por tu Princesa?"

Fighter pausó en el pasillo. "Así que, estabas espiándonos."

Silencio.

Fighter suspiró. "Mi madre no será juzgada de manera justa. Kakyuu la usará de chivo expiatorio para todos los demás rebeldes. Es la forma de la política de Kaito."

"Puede que ése sea el objetivo de Severina Sang Froid. Ser convertida en una mártir para su causa."

Fighter apretó sus puños. "¿Qué demonios harías en mi lugar? Es mi madre. Tengo que hacer algo."

Afortunadamente, Uranus se guardó el resto de sus opiniones.


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Decían que cuando una Flor Dorada contraía nupcias, las tres lunas en órbita alrededor de Kinmoku-sei encontraban armonía. Le entregaban fuerzas a su Soberana, enriqueciendo su estrella interior con el valor requerido para llevar a cabo su deber.

Cuando Kakyuu se miró en el espejo, extrañó la calidez de sus tres guardianas a su lado. Extrañó la calma de Sailor Star Maker; la ternura de Sailor Star Healer.

La pasión de Sailor Star Fighter.

Su vestido principal para esta ocasión había sido una obra de antigua opulencia, tejido a mano por sus sacerdotisas. Su cabello había sido alzado en una corona de bucles rojizos, una tiara insertada en el medio. El oro de su vestido resplandecía más que los mismos soles en conjunto; no una tarea fácil de conseguir.

"Está lista, Su Majestad. Es hora."

Kakyuu hizo caso de las indicaciones de su doncella Mikiri, levantándose de su tocador con sumo cuidado. Sus otras dos doncellas, Yukini y Larias, recogieron la cola del vestido para facilitarle el caminar.

Salieron de la alcoba privada, transfiriéndose a la antesala.

Sailor Star Healer la esperaba en compañía de Erii, muy cerca de la salida de la alcoba. Al verla, Healer fue transparente: su corazón brincó directo a sus ojos vidriosos. Kakyuu sintió pena por ella; un sincero pesar. Su afecto era gastado en un caso perdido para su pequeño corazón. Kakyuu había tratado de ser inmutable, no mostrar ni demasiada indiferencia, ni demasiada suavidad. El punto medio, Kakyuu aún no sabía si lo había conseguido, para amortiguar los sentimientos de su súbdita.

"Su Majestad." La Star Senshi se hincó ante ella como el deber dictaba. Erii hizo una ovación por igual.

"Sailor Star Healer, de pie." Apartando su mano de su velo, Kakyuu alzó su mano para tocar el rostro de la otra mujer. "Hoy tendrás que ser fuerte."

Healer, aun luciendo tan joven, inclinó su mentón. "Hai, Kakyuu-hime."

"Recuérdalo. Cuando allá afuera, enfrentes oposición en cada dirección, debes permanecer firme."

"Lo haré."

Eso, Kakyuu esperaba. Por el bien de todos. "Una cosa más."

"¿S-Sí?"

"Cuando nuestros destinos hayan dejado de intercalarse, querida Healer… Debes dejar de seguirme."

Los ojos de su Star Senshi se engrandecieron, confusión rigiendo sus emociones. Kakyuu no ofreció una explicación más amplia. Al madurar, tenías que dar frente a situaciones crueles. Había llegado el punto donde Kakyuu ya no podía proteger a su Guardiana más reticente al cambio.

El camino prosiguió. Kakyuu apenas comenzaba a recorrerlo.

Fue singular pensar en su primer beso, al sentir el albor de la mañana traspasarse por el pasillo de piedra. Lo pensó, de todas formas. Los labios de uno de sus compañeros de juegos; robándole el primer gesto que te llevaba a sentir anhelo por otra persona.

En aquel entonces, Kakyuu todavía había sido capaz de inocencia.

Sailor Galaxia había arrebatado aquella parte de su ser.

Galaxia, la invasión, la reconstrucción de su planeta, el delicado proceso de gobernar, la complicidad de tejer secretos con tus súbditos por el bien común—en ninguno de esos eventos, había tenido lugar tener inocencia. Kakyuu no la creía necesaria, por más dulce característica que ésta pudiera considerarse.

Aunque su gente se lo reprochara, Kakyuu había hecho lo correcto al tener el panorama completo en su mente. Ir en busca de la Luz de la Esperanza había sido la única salvación. Que ahora hubiera consecuencias al desplome del planeta, no era culpa de una sola identidad. Fueron las circunstancias, y la forma en la que se habían desarrollado.

Sailor Moon.

Un astro resplandeciente, a comparación de las estrellas que la rodeaban. Kakyuu la reconoció en la multitud, cuando las puertas del palacio se abrieron. Estaba acompañada de sus amigas. A diferencia de los habitantes locales, las jóvenes habían optado por sus vestimentas terrícolas. Kakyuu intercaló miradas con cada una de las Guardianas, sondeando sus emociones.

Cada rostro manifestó un mensaje distinto—desde asombro hasta aprehensión aguda.

Usagi Tsukino agitó su mano para saludarla; Kakyuu le sonrió a la distancia.

La carroza nupcial la esperó en la explanada norte. Kakyuu fue auxiliada de nuevo por sus doncellas para introducirse al compartimiento. La boda sería llevada a cabo en el centro de la capital, en la Catedral del Cielo, una edificación al aire libre.

Al asomarse por la ventana de la carroza, observó las ballestas adornando el límite del muro norte. Las encontrarían rodeando todos los muros por igual. Kakyuu había dado la orden.

Las campanas de la Catedral estallaron por la ciudad.

"¿La tienen en custodia?"

Erii-san, frente a ella, inclinó su mentón. "Severina se encuentra bajo vigilancia en la Torre de la Tempestad. No podrá escapar, Majestad."

"¿Y Sailor Fighter?"

"Se encuentra en custodia de igual manera."

Kakyuu sintió su pecho oprimirse. "Una vez que la boda se realice, Seiya comprenderá nuestro punto de vista."

Erii miró hacia la ventana. "La Princesa Serenity estaba buscándola esta mañana. Es posible que no podamos prolongar en secreto el arresto de Sailor Star Fighter para el final de este día."

Eso explicaba la expresión complicada de Serenity-hime en la explanada. Estaba siendo presa por la preocupación. "¿Qué le dijiste?"

"Sailor Healer la tranquilizó, aunque desconozco detalles."

Por ahora, transpiró entre ambos, sin necesidad de ponerlo en palabras explícitas. Sailor Moon había sido tranquilizada por ahora.

Provocar a Sailor Moon en estos momentos cruciales, sería devastador. La muestra de su poder en el Torneo le había dado a Kakyuu un nuevo conocimiento de los limites inexistentes del Cristal de Plata Legendario.

Arribaron a la Catedral.

La carroza se detuvo y Erii se apresuró a apoyarla en el descenso. De la Carroza acompañante descendieron las doncellas, regresando a sus deberes de cargar la cola del vestido. Alrededor de la Catedral del Cielo no hubo público curioso husmeando. Kakyuu apreció la privacidad. El silencio.

Endureció su espina dorsal para reiniciar la marcha.

Kakyuu estaba lista.


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En el siguiente nivel, la fosforescencia de la estrella interior de Severina fue más notable. Estaban cerca.

"¡Mam'! ¿Dónde estás? ¡Responde!"

Nada.

Subieron otro nivel.

Uranus se ocupó de revisar las celdas del lado izquierdo, y Fighter las celdas del costado derecho. La mayoría de los espacios estaban vacíos.

"Aquí está."

Fighter se tornó hacia Uranus, parada frente a la tercera celda. Esta ocasión, Fighter utilizó su propio láser para desactivar el campo de seguridad. Con una patada, derribó el candado alrededor de la puerta.

"¡¿Mam?!"

"No cabe duda." Severina, acostada en el piso con sus piernas cruzadas, le sonrió. "Sólo existe lo inevitable."

Al cruzar el umbral, un frio recorrió la espina dorsal de Fighter. Le perturbó momentáneamente. "No tenemos tiempo."

Su madre sacudió su vestido rojo. "Al contrario, tenemos el tiempo adecuado, Sailor Star Fighter."

Fighter se detuvo a medio camino. Para ser prisionera, Severina lució bastante confortable, ni un solo cabello fuera de lugar. Una sospecha creció en Fighter. "Sabías que vendría por ti."

"Por supuesto. Está fijado. No importan las variantes de este suceso, el núcleo de éste sigue siendo mismo. Sola, o acompañada, hoy vendrías a esta celda a rescatarme. Lo supe desde lo profundo de mi corazón, mi querida lagartija." La mujer no ocupó ayuda para ponerse de pie. Con el resplandor del medio día golpeando su espalda, un halo dorado la inmortalizó. "Hablando de variantes… Sailor Uranus, continúa sorprendiéndome."

"Sailor Fighter." Uranus gruñó a sus espaldas. "Ten cautela. Algo no se siente correcto."

"No digas tonterías." Fighter se abalanzó en la dirección de Severina, queriendo salir de la celda lo más rápido posible. Su mano se enganchó al hombro de su madre. Al halar, el cuerpo de la mujer no cedió. "Mam', por favor. Tenemos que irnos." Su ruego fue un susurro inyectado con ansiedad. Sus instintos le indicaron lo mismo que Sailor Uranus. El fondo de su estómago se apretó con tensión.

Pero, se trataba de su madre…

Severina acogió el rostro de Fighter con sus manos. "He tenido muchos hogares. He viaje por los lugares más recónditos. He usado muchos nombres. Pero tú, Seiya… eres mi mayor logro."

Fighter sintió escalofríos. "¿De qué…hablas?"

Un gemido sorpresivo vino de Uranus. Fighter quiso voltear a revisar su estado, pero encontró su cuerpo inmóvil. "¿Sailor Uranus? ¿Qué pasa?"

"Ugh… Shimatta." Un estruendo señaló que Uranus había caído al suelo. De reojo, la divisó de rodillas, sosteniendo su cabeza. "Mi cabeza."

Frente a ella, Severina mostró sus ojos grandes y dilatados. "Sorprendente. Has podido romper mi hechizo antes de lo previsto. Éstas Sailor Senshi del Sistema Solar son inigualables."

"Severina…" Crujió de la boca de Uranus. "Fighter, aléjate de ella… ¡Es una trampa!"

Fighter lo intentó. En verdad lo intentó. "¿Qué haces, Mam'?"

Una de las palmas de su madre descendió de su mejilla a su cuello, a su clavícula, a su pecho… hasta la estrella central de su fuku. "Tu lealtad a tus seres queridos es La Llave. Gracias, Seiya, por venir a mi rescate, y así permitirme regresar a mi verdadera forma."

Su esternón se convulsionó.

"¡SAILOR FIGHTER!"

Dolor—sus costillas crujieron. Fighter estuvo segura de haber gritado. Debió hacerlo, porque el dolor la consumió. Sus ojos miraron blanco—blanco y dorado.

De su pecho la sensación de empuje la partió en dos. Algo estaba—saliendo de su cuerpo. Shimatta. ¿Qué diantres…?

Se estrella interior entró en shock. Se enfrió en terror—en miedo. Llamó por consuelo.

"Odango." Gimió, desde la profundidad de su centro, más allá de lo físico o material. Su estrella se preguntó si esta agonía había sido gemela a la que Sailor Moon había experimentado, al tener su cristal extraído y destrozado. "Odango, ayúdame."

"¡Tierra Tiembla!"

Sailor Uranus.

Fighter percibió su cuerpo desprenderse de una fuerza indefinida. Su torso se sintió vacío, abierto, y frío.

Cayó.

Colores regresaron a sus pupilas súbitamente. Su mirada obtuvo más nitidez. Fighter descubrió que no podía dejar de temblar. Estaba empapada de sudor. Su pecho aún ardía.

"¿M-Mam'…?"

Severina sostenía un objeto luminoso en sus manos—un arma, por los sonidos de combate que se registraron en sus oídos. Fighter distinguió a Sailor Uranus lanzar maldiciones y demandar una explicación con su usual impaciencia.

Escuchó su espada, chasqueando contra una rival.

"¡Sailor Uranus! ¡Esta no es tu pelea!"

"¡Te metiste a mi cabeza para manipular mis recuerdos! ¡Nunca te lo perdonaré!"

"Uranus-san…" Fighter susurró en balde. Uranus no la escuchó. "Basta…"

"Space Sword—¡Elimina!"

Una explosión de luz se liberó por la celda, cegando sus sentidos por repetida ocasión.

Fighter perdió la consciencia, exhausta.


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"Su Majestad, ¿acepta a Frihét Lune-Noire del Planeta Magn-Hús como Esposo, Co-Soberano del Planeta Kinmoku y Regidor del Sistema Solar Kaito?"

"Usagi-chan, ¿pasa algo?"

Usagi sostuvo su pecho, acongojada por un estremecimiento helado. Su boca se abrió, pero hablar fue difícil.

El Ginzuishou entró en desasosiego total, queriendo liberar su energía de forma incivilizada. Hotaru volvió a llamarle. Asustada, Usagi retrocedió entre la multitud de invitados, buscando alejarse de personas inocentes.

"Acepto, su Alta Sacerdotisa."

"Su Majestad, ¿acepta a Kakyuu Fleurs Dorées del Planeta Kinmoku como Esposa, Co-Soberano del Planeta Magn-Hús y Regidor del Sistema Solar Kaito?"

"¡Usagi!" Mako-chan fue la primera en comenzar a seguirla. "¡Usagi, espera!"

En su afán, Usagi tropezó con la alfombra que decoraba la Catedral. Se derrumbó de rodillas. Usagi chilló por el sobresalto, más no permitió que eso la detuviera. Se volvió a levantar con una mano sobre el piso, impulsándose de regreso de pie.

Se percató de que se había atravesado en el camino al altar. La ceremonia seguía su curso, a pesar de las miradas curiosas de Kakyuu-hime y el Príncipe Frihét. Usagi, apretando su puño contra su pecho aún más, se dio la vuelta para correr en dirección opuesta.

Sus tsubasas lucharon por expulsarse de su espalda.

"¡USAGI!"

-Oh, no. Usagi cerró sus ojos. –Por favor, deténgase.

Los invitados apuntaron en su dirección, susurrando cosas poco gratas por su comportamiento.

"¿Qué demonios te sucede?" La voz de Sailor Healer apareció en su periferia. La sujetó de la cintura, apoyándola a seguir caminando. "¿Te sientes bien?"

"Es Seiya… Algo pasa con Seiya." Aulló conmocionada.

"No puede ser, está en un lugar seguro." Healer la encaminó fuera del centro de atención, guiándola de regreso al área que correspondía a los invitados. Encontraron un espacio semivacío para reagruparse.

Sus tsubasas perdieron la contienda. Usagi las sometió de nuevo con toda su voluntad.

Menos abrumada, Usagi por fin logró enfocar su mirada en su amiga. "Me mentiste esta mañana, ¿verdad?"

La Star Senshi mordió la punta de su pulgar enguantado. Un delate obvio.

Usagi le empujó, frustrada. "Sailor Healer, ¿qué pasa? ¿Dónde se encuentra Seiya?"

Healer lanzó un vistazo hasta la lejanía del altar, donde la boda proseguía. "Fue arrestada anoche. Atacó a Erii-san y a los Guardias personales de Kakyuu-hime. No tuve otra opción."

"¿Qué? No entiendo… ¿Por qué Seiya se comportaría de esa forma?"

Healer volvió a Usagi, luciendo enfurecida. "Severina fue capturada. Seiya quería liberarla en contra de las órdenes de la Corona."

"¡Pero Seiya es tu mejor amiga!" Usagi acusó, incrédula. "Debiste decirnos a todos lo que había sucedido, te hubiéramos ayudado, Sailor Healer."

"¿Para qué todas ustedes terminaran en una celda de la misma forma?" Healer renegó en su contra. "No podía tomar ese riesgo. Sailor Uranus debe estar con ella. La vi husmeando por el Palacio, para nada siendo sutil."

Su Ginzuishou se había tranquilizado; pero los pulsos de energía siguieron corriendo—calientes. Usagi podía sentir la estrella de Seiya todavía existiendo, a pesar de la horrible avalancha de sensaciones que la habían regido momentos atrás. Fighter seguía con vida, era cierto. ¿Pero a salvo? Usagi lo dudaba. "Algo sucedió, Sailor Healer. Lo puedo sentir."

"Hay que esperar a que termine la Ceremonia, entonces iremos a buscarla a la Torre de la Tempestad. Te doy mi palabra, Usagi-chan. Sabes que nunca…"

Usagi tomó el hombre de Healer, al notarla sucumbir a sus emociones, dividida entre su deber y sus verdaderos deseos. "Sailor Healer…"

Las campanas de la Catedral sonaron de nueva cuenta. En esta ocasión, fue una señal de triunfo y celebración.

En el altar, Kakyuu estaba siendo besada por el Príncipe Frihét, inclinando su cuerpo ligeramente para estar a la altura del joven adolescente. Los invitados aplaudieron, Ami y Shingo incluidos, todavía permaneciendo en las primeras filas.

Hotaru apareció junto con Mako-chan entre la multitud, luciendo aliviadas al divisar a Usagi acompañada junto a Sailor Healer.

"¡Usagi, ahí estás! ¿Por qué corriste de esa forma?"

"Chicas." Usagi no sabía por dónde comenzar. Compartió una mirada con Healer. "Verán—"

El cielo se oscureció. Fue un cambio tan vertiginoso, que Usagi creyó estar alucinando la pronta abstinencia de los tres soles de Kinmoku. Ver a todas las demás personas a su alrededor actuar perturbadas, le ayudó a confiar en sus sentidos, sin embargo.

"Siento…" Hotaru emitió, sólo audible para sus amigas.

"Una energía extraña." Makoto terminó por su compañera. "Algo que jamás he sentido antes."

Segundos posteriores, ambas tuvieron sus plumas de transformación a la mano.

Un triple eclipse se apoderó del firmamento, robando toda belleza de una mañana que había comenzado tan amena. Usagi frunció su ceño, analizando la rareza del fenómeno. Metió su mano a su bolso, buscando por su broche. "Seiya…"

Sailor Healer las abandonó para cumplir su deber. "¡Sailor Star Rage! ¡Forma un perímetro de seguridad alrededor de Kakyuu-hime! ¡Todas las demás, estén preparadas!" Los invitados reaccionaron con temor al escuchar a la Cabeza de Seguridad asumir las peores de las circunstancias.

Usagi admiró a Star Healer por su fuerte comando. Reconoció mucho de Sailor Fighter en la madurez de la joven.

"Sailor Healer, ¿en verdad es necesario?" A medio camino del altar a la salida de la Catedral, Kakyuu no se mostró preocupada, de la mano de su nuevo esposo. "Estoy segura de que el alineamiento de nuestros astros es una buena señal."

"Los astros siempre son impredecibles." Frihét congenió a su lado. "Aunque su simbolismo siempre se tiene que tomar en serio."

"¿Qué es esta sensación?" Usagi detectó una extraña aura acercándose—una aparición gélida; misteriosa como los mismos eclipses. Usagi empujó a Makoto de su camino, comenzado a correr de nuevo. Esta vez, directo hacia Kakyuu-hime. "¡Princesa Kakyuu!"

"¡Usagi!"

"Esto sólo significa que los soles brillarán sobre nosotros en un nuevo amanecer de Revolución." Frihét se tornó hacia Kakyuu. Besó su mano para luego hacer una profunda ovación. "Su Majestad, ha sido un honor."

Usagi fue alcanzada por Sailor Healer, ambas inundadas en incertidumbre; buscando llegar a la misma meta. Kakyuu giró hacia ellas cuando las detectó avanzar, la extrañeza en su rostro todavía palpable. Honesta confusión reflejó sus facciones delicadas, sus labios rosáceos torciéndose en un mandato a medio completar.

Rojo salpicó.

Residuos volaron al rostro de Usagi, frenándola con la sensación. "¿Nani?" Sus dedos tropezaron sobre su rostro humedecido, ¿había comenzado a llover? Al reabrir sus ojos, Usagi se congeló.

Rojo.

Usagi tragó aire.

Sus dedos temblaron con lo que le señalaban. No podía ser. Estaba mirando mal.

Levantó su mirada unos centímetros. El Príncipe Frihét se encontró directamente en su línea de visión.

Su traje formal, antes dorado a juego con el de su esposa, se mostró parcialmente teñido en escarlata. Sostenía a Kakyuu del cuello, una daga todavía encajada en la cerviz.

"Souna." Usagi susurró. "No… No."

Entonces, lo escuchó.

El desgarrador grito de Sailor Star Healer.


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Usagi cubrió sus oídos, incapaz de soportar el inmenso dolor. Se tumbó de rodillas, negándose a creer como realidad lo que más temía. "No, no, no, no…" Había salvado a Kakyuu. La había traído de vuelta, su semilla estelar intacta. Kakyuu-hime estaba a salvo, siempre segura. Fighter, Maker y Healer la necesitaban. Siempre.

"¡HIME!"

"¡USAGI, TRANSFÓRMATE!"

Su corazón retumbó en su cabeza. Usagi meneó su cabeza de un costado al otro, sus dedos revolviendo sus cabellos.

El cuerpo de Kakyuu se había desfallecido al suelo. Su sublime vestido estaba ultrajado. Arruinado.

"¡STAR SENSITIVE INFERNO!"

"¡GUARDIAS, PROTEJAN A SU REY!"

Usagi se abrazó a sí misma. El tiempo se alentó para sus sentidos. El caos desenvolviéndose a su alrededor, perdió sonido.

La tórrida—siempre reconfortante—presencia de Kakyuu comenzó a desvanecerse.

Usagi se arrastró por la alfombra. Su objetivo se centró en llegar a su amiga.

Ojos naranjas contemplaban el cielo, sus tres lunas partiendo para dejar el resplandor de sus tres soles iluminarlos de nuevo. Una delicada línea carmín corría desde la comisura de su labio hasta su mejilla izquierda. Usagi la quiso tocar y lo hizo, tomando su mano más cercana entre las suyas. Aún estaba caliente.

"Kakyuu-hime, resiste." Usagi maulló. Le rompió el corazón, saber que la sangre corriendo libremente por la llaga abierta en la garganta de la mujer, marcaba lo mortal de la herida. Usagi quiso seducir poder regenerativo del Cristal de Plata hacia quién más lo necesitaba, pero el Cristal permaneció inactivo. Usagi quiso vomitar. "¡Kakyuu, aguanta! Por favor…"

El sonido de botas acercarse le hizo alzar su cabeza. Esperando ver a Sailor Healer, le sorprendió encontrarse con una presencia rotundamente distinta.

Defensa automática endureció el cuerpo de Usagi. "¿Quién eres?"

Botas negras le dieron forma a una silueta femenina. Cabellos largos y oscuros flotaron, esponjosos y etéreos. Una esplendorosa armadura dorada le siguió, moldeando el cuerpo esbelto de la nueva presencia.

Frente a ella, Severina Sang Froid le sonrió con simpatía.

"No podrás salvarla. Sé que eres capaz de muchos milagros, pero este no está en tu alcance, Sailor Moon."

Usagi intentó posarse sobre el cuerpo de Kakyuu para protegerla. "¿Quién…" El gruñido brotó de su alma. "…eres?"

La mujer se hincó. De cerca, el parecido físico con Seiya fue inescapable. Sus ojos azules, sus labios. Su nariz. La galanura de su sonrisa. "En esta línea del tiempo, puedes llamarme Sailor Átropos."

"Sailor… Átropos." Usagi hizo eco. "Átropos…" Había escuchado aquel nombre con anterioridad. Estaba segura. "¿Eres una Sailor Senshi? ¿Cómo puede ser…?"

Mientras Usagi se aferraba a la mano inerte de Kakyuu, Sailor Átropos utilizó sus propios dedos cubiertos por guante de cuero. Cerró los parpados de la Princesa de Flores Doradas con cuidado. "Soy algo más Antiguo que una Sailor Senshi. No siempre lo supe… Por mucho tiempo, a esta reencarnación le bastó ser sólo Severina… Antes de que el Caos me despertará y me recordara de mi misión."

De forma irreal, cuando los dedos de Átropos tomaron vuelo del rostro de Kakyuu, un hilo luminoso estuvo atado a ellos, saliendo directamente de la cabeza de Kakyuu-hime. El hilo creció, creció, y creció, hasta que cerca de un metro de longitud siguiera a Sailor Átropos de nuevo a las alturas. Atónita, Usagi presenció el hilo perder grosor. Aparentó agonizar, al igual que su dueña.

"Todo ser vivo en este universo posee en su interior una estrella, como bien sabes. Pero sólo algunos individuos, podrás encontrarlos con su hilo de vida ya predestinado a un desenlace en particular. Mi misión es otorgarles dicho desenlace en persona."

"¡No!" Usagi sintió el terror renovado, viendo un arma extraña en la mano opuesta de Átropos. La otra mano jaló del hilo dorado para enderezarlo. El arma tenía la forma inconfundible de enormes tijeras, largas y afiladas. "¡No! ¡Detente!"

Las hojas finas se enlazaron en el hilo, y cortó en dos.

La Estrella Interior de Kakyuu-hime se apagó por completo.

Su desaparición corrió por el espacio; por el universo entero.

"No te consumas en tu tristeza, Sailor Moon. El fallecimiento de su estrella era un punto fijo en la continuidad del espacio-tiempo. Un evento que era inevitable. Un evento que hubiera sucedido, aun cuando no hubieras roto el Destino."

Las dos partes de hilo se redujeron a partículas, volando en el aire sin valor alguno.

Usagi permaneció congelada. Inmóvil. La mano de Kakyuu se resbaló de la suya.

La respuesta arribó a sus recuerdos, la voz de Luna haciendo eco por su mente. "Eres una Moira."

Respaldando la revelación, Sailor Átropos estiró las puntas de sus acrecentadas tijeras hacia ella, el pico de una de las hojas apuntando directo a Usagi.

"¡No la toques!"

Usagi parpadeó. El trance se quebrantó.

Detrás de Sailor Átropos, Sailor Saturn amenazó con su guadaña.

"Vaya. Primero Sailor Uranus. Ahora tú. Pudiste penetrar mi magia que tiene congelado el tiempo. Estoy realmente impresionada con todas ustedes."

"¡Usagi-chan, transfórmate ya!"

"Sailor Saturn…" Lágrimas corrieron por el rostro de Usagi. "No entiendo… No puedo…"

"La pureza de tus lágrimas son una bondad." Aunque Átropos habló con gentileza; su cuerpo, fue el caso contrario. "Necesitas ser más fuerte, Sailor Moon." Las navajas duplicadas avanzaron justo frente a los ojos de Usagi.

Sailor Saturn bloqueó el ataque con su báculo, empujando a Sailor Átropos en dirección opuesta. "¡Campo protector!"

Fue entonces que Usagi confirmó que habían estado contenidas en una burbuja, el tiempo estático e inmóvil. No había sido parte de su traumática experiencia—el mundo en verdad se había detenido.

Usagi desató sus alas, estirándose descomunales. El broche en su mano—el corazón dorado nacido del amor de sus Senshis—se rompió.

Sailor Saturn se dio cuenta. La forma en la que contempló a su Princesa fue una expresión nueva. "¿Usagi-chan?"

Usagi se levantó. Sus ropas civiles se rompieron en lazos rosados. El Cristal de Plata fue incapaz de contener la gigantesca oleada de poder cósmico.

Sailor Átropos retrocedió. "Shimatta."

"Tráela…" Usagi rogó. Las lágrimas no dejaron de correr; porque las lágrimas de Seiya, Taiki y Yaten tampoco se detendrían. "¡Tráela de vuelta!"

La corona de espigas doradas adornando la cabeza de Sailor Átropos, destellaron.

El tiempo volvió a correr.

El Ginzuishou se disparó, arrasando con todo su paso.


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Fin de Parte viii.

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Advertencia especial: b) Muerte de personaje perteneciente al canon. Y no, esta vez no volverá.

Notas finales:

i. Esta será la primera y última vez que usaré a Chibi-Usa/Rini. Su función se ha acabado. Lo dejo abierto a interpretación de ustedes lectores si la aparición le perteneció al fantasma de la chica, o si Hotaru la utilizó como representación de su subconsciente.

ii. Muchos detalles de la trama han quedado en la incógnita de manera intencional. Sean pacientes. No les puedo dar todas las respuestas en bandeja de plata, jeje. Lo bueno, apenas viene.

iii. Si se los están preguntando, en el siguiente capítulo, sabremos el POV de la pobre Taiki, de vuelta en la Tierra.