"Todos Quieren (Gobernar El Mundo)."

Por B.B. Asmodeus.


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Parejas principales: Kou Seiya (Sailor Star Fighter)/Usagi Tsukino (Sailor Moon). Pre-Kou Yaten (Sailor Star Healer)/Haruka Tenoh (Sailor Uranus).

Parejas secundarias: Mamoru Chiba (Tuxedo Mask)/Personaje sorpresa. Menciones de Haruka Tenoh (Sailor Uranus)/Michiru Kaioh (Sailor Neptune).

Rating: M/Adult/R/Lemon. H/M (het) & M/M (yuri).

Categorías/Advertencias: Realidad Alterna. Humor, Romance, Drama, Wing!Fic, Acción/Aventura, Lemon, Yuri, Yaoi, Het, Horror. Lenguaje ofensivo.

Advertencia especial del capítulo: a) Violencia gráfica. b) Muerte de personaje secundario.

Sinopsis: "La vida sólo puede ser comprendida mirando hacia atrás, pero debe ser vivida mirando hacia adelante, Fighter. Así que... Mira hacia adelante. Por favor, enséñales a Maker y a Healer a hacerlo por igual. Una vez que lo entiendan, serán restauradas."

Línea del tiempo:

Capítulo i (Día 1): Llegada a Kinmoku.

Capítulo ii (Día 2): Desayuno con los Senadores de Kinmoku/Magnus + Preparaciones para el baile.

Capítulo iii & iv (Día 2): Baile en el Planetarium.

Inicio de Capítulo iv & v (Día 2 / Día 3): Investigación de Healer y Uranus + entrenamiento de las Inners para el torneo.

Capítulo vi (Día 4): Torneo.

Capítulo vii (Día 4): Torneo + Arresto de Fighter.

Capitulo viii (Día 5): Boda de Kakyuu.

Traducciones:

¡ARRE-HINJ!: ¡PROTEJAN AL REY!

¡Diu le senten, Gurii Rubil!: ¡Da la orden, General Rubil!

¡Ope na din ga!: ¡Que abran las compuertas de la Capital!

Disclaimer: Por último, Bishoujo Senshi Sailor Moon no es mío. *sniff*


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ix.

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"El Caos es

Lo que siempre

Ha sido."

-The Witcher.

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"¿Ha despertado?"

Rei volteó hacia la puerta movediza. Tenía un trapo húmedo sobre la frente de Helios. "Aun no, pero su fiebre está bajando y sus heridas están sanando."

Mamoru suspiró. "Me alegra que el medicamento le haya funcionado."

"Supongo que, sin el poder de su magia, su humanidad toma el primer plano." La mujer analizó al chico postrado en el futón. "¿Dices que escuchaste su llamado de ayuda? ¿Así nada más?"

Mamoru se introdujo a la habitación, hincándose junto a Rei. "Estoy acostumbrado a las pesadillas, pero esta vez, logré distinguir entre la realidad y mis propios demonios. Supongo que por la naturaleza de nuestros roles… Helios y yo mantenemos una conexión."

"Ha crecido." Rei le sonrió. "Ya no es aquel niño del que nos despedimos."

"Tengo una teoría sobre esa parte, también. Creo que el poder de su Cuerno Dorado es lo que lo mantenía en perpetua juventud."

La sacerdotisa meditó lo dicho. "Estar congelado en el tiempo debe ser solitario."

Helios gimió ligeramente, más no despertó. Rei y Mamoru lo contemplaron aplacarse una vez más, su expresión eventualmente encontrando consuelo en el efecto de los medicamentos que Mamoru había traído de su departamento. Habían optado por no mover al muchacho del Templo Hikawa, una vez que Elysion se había combinado en el Plano Terrestre.

"Gracias, Rei. Por dejarme…"

"¿Usar mi hogar para aterrizar la Tierra de los Sueños? Bueno, dijiste que sería temporal. ¡No podría tener un bosque mágico escondido en mi patio trasero toda la vida!" Rei carraspeó su garganta. "Mi abuelo tendría un paro cardiaco si se le ocurre incursionar y encuentra unicornios, o hadas, flotando por allí."

Mamoru rascó su nuca. "No creo que existan hadas. Sólo esferas de energía centinelas."

"Vaya, vaya." Rei alzó una ceja. "Mamoru Chiba tiene su sentido del humor de regreso, llámenle a la prensa."

Rodando sus ojos, Mamoru desvió su mirada. "No exageremos."

"De acuerdo, pero vas por buen camino." Picarona, Reo le picoteó una costilla. "Parece ser que lo único que ocupabas era otra crisis para salir de tu cueva de amargura y soltería."

"¿De qué hablas?" Mamoru gruñó. "Salgo al exterior. Asisto a la Universidad."

"Te vas de fiesta, recoges a personas desconocidas de los bares, te despiertas con resaca, me llamas para quejarte de tus sueños extraños, te levantas, asistes a la Universidad, y el ciclo se repite. No tienes por qué negarlo, 'Ru. Tu rutina autodestructiva es tan clara en mis llamas, como en mi cuenta de teléfono."

Resultaba ridículo que Mamoru todavía pudiera sonrojarse. "Mi comportamiento ha mejorado."

"Oye, no te estoy juzgando." Rei batió sus manos. "Estoy orgullosa que estés sacando tu cabeza de tu trasero para oler las rosas de nuevo."

Mamoru resopló por sus narices. "¿'Oler las rosas'? ¿De dónde sacas esas líneas, de la revista Cosmopolitan?"

Fue el turno de Rei de sonrojarse. "Ah, ha ha, ¿cómo crees?"

El cambio en la atmósfera sirvió para que la tensión se aflojara del cuerpo entero de Mamoru. Por lo menos, a pesar de su infame conducta del último año, aun podía contar con Rei. "Avísame si despierta." Se puso de pie. Momentos después, se encontró en el lobby de la residencia Hino, colocándose sus zapatos deportivos para salir al patio.

Afuera, trotó hacia la parte oeste del Templo, directo al área boscosa que vivía detrás.

Los efectos no eran inmediatos, se tenía que caminar cuatro acres de terreno, para comenzar a percatarse del zumbido de energía anormal ocurriendo por el bosque. De manera organiza, los sonidos silvestres se iban transformando, a algo que no le pertenecían a la fauna que uno podría comparar a la terrícola.

En el transcurso, libélulas fulguraron alrededor de Mamoru, conforme se adentraba a Elysion cada vez más. Una en particular, insistió en dar vueltas alrededor de su cabeza.

"¿Han descubierto algo?"

En el Mausoleo, Sailor Star Maker continuaba examinando los niveles de energía con su computadora portátil. Esta vez, Luna le asistía, en estado humanoide.

"Oh, hemos encontrado muchas cosas." Maker respondió. "Que hayamos descifrado en qué consisten, está por verse."

Mamoru ofreció una sonrisa menguante. "Bueno, por algo se empieza." Dio un vistazo rápido, notando la ausencia de las demás Sailor Senshis.

"Fueron a explorar." Maker ofreció, nunca despegando su mirada de su computadora. "Sailor Neptune y Sailor Pluto revisan que la estabilidad de la coexistencia entre dimensiones perdure, y Eternal Sailor Venus… Buenos, mencionó algo sobre encontrar Ojos de Animales—Lo que sea que eso pueda significar."

Luna y Mamoru intercambiaron una mirada abochornada. Sailor Venus y sus malas mañas, se lucían de nuevo. "¿Ojo de Halcón y Ojo de Tigre?" Luna preguntó con incertidumbre.

"Creo que sí. Admito que no estaba prestando atención." Maker, miró entre ambos desde su posición de medio. "Presiento que me estoy perdiendo la broma."

"No es importante." Mamoru batió una mano. Precisamente, la libélula de antes flotó cerca de los tres, persistiendo en seguirle. Mamoru se posicionó detrás de Sailor Maker, analizando las gráficas que la mujer estaba formulando. "Elysion sobrevivió la noche en el Templo Hikawa, ¿supongo que es una buena señal? Su existencia debe estar asentándose a esta nueva realidad."

"Es altamente posible."

Mamoru suspiró. Lo poco que había aprendido de Maker, era que su personalidad profesional era dura de atravesar. "Ya me he disculpado por haberla dejado plantada, ¿cierto, Sailor Star Maker?"

"Lo mencionó."

Luna le guiñó el ojo, cuando Mamoru rebuscó por algo de guía en el manejo de la Star Senshi. "Bueno, lo reitero. Además, muchas gracias por tu apoyo."

"Por supuesto."

-De acuerdo, me rindo. Mamoru retrocedió. "El Guardián Helios está recuperándose de sus heridas."

"Qué bueno." Luna removió sus anteojos, para sobar sus ojos cansados. "Si antes dudábamos de las intenciones de Láquesis, ahora ha quedado confirmado la seriedad de su misión."

-"Nunca te he pedido un favor. Te lo estoy pidiendo ahora." La voz de Usagi regresó a los recuerdos de Mamoru, la fecha fatídica que decidiría el destino de todos, cementándose en su mente. "Helios mencionó un Caldero de Vida, ¿alguna vez has escuchado de algo parecido, Luna?"

"Mm." Luna sobó su mentón.

"Se encontraba alterado cuando lo mencionó, pero Helios insistió en que el Caldero no funciona. Solía comprender la simbiosis entre la vida y la muerte, así como las energías del bien y del mal. Sailor Moon suponía que debía recargarlo… al convertirse en Neo-Reina."

"¿Cómo puede ser que un objeto tan importante no sea más conocido?" Luna se reacomodó frente a su computadora. Empezó a teclear con ferocidad. "¿Caldero de la Vida, dices? Investigaré lo que pueda. Muchas de las armas milenarias han sido plasmadas en antiguas mitologías terrícolas. Buscaré por alguna mención en mis antologías."

"Gracias." Mamoru remarcó con verdadero agradecimiento. "Sólo es una sugerencia, claro. No consideres que estoy dándote órdenes…"

"¡Claro, claro!" Luna siguió tecleando, el resplandor de su monitor reflejándose en sus anteojos. "Cualquier pieza de información es importante para seguirle los pasos a Láquesis…"

"Tal vez en las antologías de Kinmoku-sei pueda haber algo. Mucho de nuestras colecciones históricas fueron destruidas en la invasión de Sailor Galaxia, no obstante, lo que logramos rescatar lo hemos adaptado a formato digital, de igual forma que ustedes."

Tanto Luna, como Mamoru, se mostraron interesados.

Maker meramente tecleó sobre su computadora portátil, y segundos después, una alarma vino del monitor de Luna. "Listo, te he dado acceso a los archivos, Luna-san."

"M-Muchas gracias, Sailor Maker." Luna no desperdició su tiempo. Se sumergió a su análisis de inmediato. "Veamos… ¿Cómo se traduciría Caldero de la Vida a idioma kinmokún?"

"Le Viu Grallie."

"De acuerdo…" Luna siguió murmurando. "Espero que cuando Usagi-chan ingrese a la Universidad, entonces pueda continuar mis clases de tu lengua, Maker."

Mamoru rodó sus ojos. "Pensaría que Usagi ya no ocuparía tanto de tu supervisión."

Fue Maker quien habló de nuevo. "En ninguna fase de nuestras vidas se deja de necesitar un modelo a seguir. Nunca dejamos de aprender de otros, Chiba-san. Es siempre imperativo tener otros compases morales para autorregular tu propio comportamiento."

Mamoru hizo una mueca. "No quise insinuar—"

Luna giró su perfil hacia él, calculadora.

Mamoru terminó levantando sus palmas en signo de rendición. "No quise sonar como si estuviera menospreciándola."

Luna bajó su mirada al teclado, asintiendo con la disculpa implícita. "No se trata de alguna inconformidad mía por guiar a Usagi-chan cuando lo necesite; siempre estaré ahí para ella. En el último año, Usagi ha ganado bastante independencia personal, si soy honesta. Es sólo que, bueno… Usagi seguirá siendo Usagi." Luna gimió con aire melodramático. "¡La chica es un imán de problemas!"

En eso, Mamoru podía estar de acuerdo.

"Dímelo a mí." Maker añadió. "Seiya y Yaten no pueden abstenerse de quedar en el centro de atención todo el tiempo."

"E incluso cuando uno les da consejos…"

"Hacen justo lo contrario a lo que se les dice."

"¡Exacto!" Luna enfatizó su punto con un tronar de sus dedos en la dirección de Sailor Maker. "¿Acaso no es frustrante? Algunos días sólo quiero que Usagi se arme con una bazuca antes de salir de casa."

Mamoru arqueó una ceja. "Parece ser que ustedes dos tienen mucho en común."

"Gajes de ser las únicas con sentido común."

La voz de Sailor Pluto fue acompañada con el click de sus botas y de su báculo, al acercarse al Mausoleo.

Mamoru sonrió más abiertamente. "Me imagino que manejar los temperamentos de Sailor Uranus y Sailor Neptune requieren de un Diplomado especial."

"No me obliguen a hablar." Pluto articuló, sin inflexión alguna en su sombría voz. "Vivo bajo un sagrado juramento de silencio."

Mamoru le dio una palmadita al hombro de la mujer, "He aprendido que, con un poco de sake, todos podemos llegar a cuestionar nuestro código ético."

"Mmm." Pluto se limitó a guardar su báculo del tiempo con una sonrisa posiblemente cómplice.

La libélula se plantó en la orilla del monitor de Sailor Star Maker, atrayendo su atención. "Uh, ¿hola?"

"Me ha estado siguiendo desde el camino hasta aquí." Mamoru se inclinó sobre el ser luminoso, curioso ante la insistencia. "Es extraño. Es como si tratara—"

La computadora portátil fue arrojada al piso, la libélula volando asustada en dirección opuesta.

Mamoru se tornó hacia la Star Senshi, totalmente desconcertado.

La encontró de pie, espalda erguida, con la inmovilidad de una estatua. Sus manos gravitaron en el espacio, sus dedos pasmados, todavía estirados en movimientos abortados.

Su rostro.

"¿Sailor Maker?"

"¿Qué sucede?" Luna cerró la computadora de un solo golpe. Se levantó de la banca de piedra desconcertada, mirando a Sailor Maker con incertidumbre.

Mamoru sintió un apretón en su esternón. Una presión insistente, lentamente agudizándose. "Algo… sucedió."

Luna quiso acercarse a la Star Senshi, pero la mujer rehuyó de todos, retrocediendo apresuradamente del mausoleo. "¡Sailor Maker! ¿Qué es lo qué pasa?"

A la distancia, Mamoru atestiguó la figura de la forastera caer arrodillada en la vegetación del bosque.

Mamoru sostuvo su propio esternón, poco a poco sabiendo interpretar los síntomas físicos de una deserción cósmica en el sistema solar.

"Una estrella se ha apagado." Sailor Pluto proclamó, pasmada con tristeza inmensa. "El resplandor del astro mayor de Kinmoku-sei ha sido esfumado de la vía Galaxia. Un resplandor que ya hemos conocido antes."

El delicado mentón humanoide de Luna se abrió con asombro, armando las piezas de manera concisa, al no ser capaz de percibir la gran pérdida al nivel metafísico que Mamoru y las de más Sailor Senshis. La mujer se abrió camino entre ellos, su objetivo claro siendo Sailor Star Maker.

Mamoru se dejó cae sobre la banca. "Se siente diferente… Este tipo de pérdida…"

"No hay un desequilibrio en el Cosmos. Lo que estás percibiendo es un sentido de inevitabilidad, la materia retroalimentándose de manera uniforme para mantener el universo en balance."

Mamoru miró a Pluto, de lo más perturbado. No confirmó, ni negó las palabras de la mujer. "Esto es un grave indicio que algo anda muy mal en el Planeta Kinmoku, ¿no crees? Las chicas no deberían permanecer más en ese lugar."

Pluto sacudió su rostro, firmeza volviendo a sus facciones. "Usagi, Haruka, Hotaru y todas las demás son capaces de defenderse a sí mismas. Si están en Kinmoku-sei en este preciso momento cuando este acontecimiento está desarrollándose es porque ellas lo escogieron así."

"¡Sailor Maker!" El llamado angustiado de Sailor Venus hizo eco por el mausoleo. Al retornar su atención a la persona en cuestión, Mamoru encontró a la Star Senshi rodeada por sus aliadas. Sailor Venus tartamudeaba disculpas, cayendo de rodillas a lado de su amiga. Sailor Neptune arribó en último lugar, el nivel de estupefacción en su rostro causándole mayor alarma. Neptune raramente vestía sus emociones así de transparentes.

"Siempre pueden teletransportarse de regreso a la Tierra, ¿qué no?" Mamoru odió sentirse sin función, sin permiso para actuar en medio de otra crisis que involucraba a Sailor Moon. "Si están en peligro, Sailor Uranus no pensaría dos veces en traer a Usagi de regreso. De eso podemos estar seguros."

Sailor Star Fighter haría algo, ¿qué no?

"Es posible. Si no se encuentra de alguna forma incapacitada para hacerlo." Pluto, todavía afectada por el fenómeno desgarrador, se apoyó del pilar de piedra más cercano.

Mamoru le arrojó una última mirada cautelosa a la Sailor de la Revolución. Después, armó un camino que lo llevó fuera del Mausoleo para alcanzar al grupo de Sailor Scouts aun rodeando a Sailor Star Maker.

-Se encuentra en shock. Mamoru reconoció los síntomas. "Chicas, denle su espacio. Déjenla sobreponerse." Su entrenamiento tomó control. La única forma que Mamoru supo cómo ofrecer ayuda.

Al alcanzarlas, tomó el hombro de Sailor Venus para indicarle que dejara de invadir el espacio personal de la otra mujer. Luna no ocupó la intervención, obedeciendo las indicaciones de Mamoru.

Respirando hondo, Chiba se posicionó al flanco derecho de la Star Senshi a una distancia respetable. No la tocó. "Sailor Maker, tienes que respirar."

La mirada de Maker siguió desenfocada. Se sostenía del piso con sus brazos estirados, llenos de tensión.

Mamoru tragó saliva. "Respira hondo. Lo haré junto contigo, ¿de acuerdo?"

"Todas nosotras lo haremos." Sailor Venus se sumó, enseguida dando la primera inhalación honda. En la que siguió, Mamoru y Luna se unieron al ejercicio, continuando en una serie de inhalaciones y exhalaciones constantes.

Sailor Star Maker no mostró reacción inmediata. Su quijada permaneció apretada; su mirada clavada en otro plano, atrapada en sí misma.

Mamoru no se detuvo con el ejercicio. Persistió, y alentó a las chicas a hacer lo mismo.

Maker no mostró cambio.

En un movimiento imprevisto, Sailor Neptune se colocó de cuclillas enfrente de la afectada.

Mamoru frunció el ceño.

Solemne, Neptune levantó su brazo derecho, titubeante. Apenas rozando el hombro desnudo de la Star Senshi con sus dedos enguantados, el contacto fue como un botón de reinicio.

Sailor Star Maker tragó una poderosa bocanada de aire. Similar al de una persona siendo rescatada de una marea devastadora.

Mamoru volvió a susurrar la misma instrucción Respira, inhala, exhala.

"Ella… ella está..." Vino de ella, manifestando en un gemido ahogado. "El resplandor de su estrella. No puedo encontrarla—No puedo encontrar a Kakyuu-hime."

Ninguno de los presentes halló las palabras correctas para elaborar al lamento.

"…¿Nani?" Maker se estremeció, al notar una cortina de chispas doradas cubriéndola. En segundos, fue abandonada en sus ropas casuales, aún más vulnerable que antes. "¿Qué está pasando?" Kou Taiki buscó entre sus bolsillos, tejiendo la atención de todos los presentes a su descubrimiento final.

Su micrófono de transformación yació en su mano derecha, opaco. Las joyas preciosas que Mamoru podía asumir antes habían resplandecido con color, ahora las descubrieron nulas de color.


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"¡Shingo, sígueme!" Sailor Mercury le empujó sin cesar hasta el altar, su objetivo mantenerlo protegido. "¡Shingo, vamos, escóndete!" La peli-azul lo cubrió con su propio cuerpo detrás del monumento, de cuclillas, al igual que él.

Shingo negó con su cabeza, el resto de su cuerpo permaneciendo pasmado. "N-No. No soy un niñito indefenso—"

"Tampoco eres una Sailor Senshi. No eres un soldado."

Los sonidos, por Kami-sama. Los gritos. Shingo cubrió sus oídos. "¿Qué está sucediendo, Mercury?"

"¡ARRE-HINJ!"

"¡Star Sensitive Inferno!"

Sailor Mercury torció su perfil para conectar sus miradas. Nunca había lucido más dura. "Shingo. Debes hacer exactamente lo que te indico: permanece escondido. Regresaré."

Shingo tragó saliva. "¿Dónde está Sailor Moon?"

Mercury se puso de pie. "Dame tu palabra."

"Sí, pero dónde—"

Sailor Mercury se apartó del escondite. "¡MERCURY AQUA RHAPSODY!"

-Muévete. Shingo permaneció sentado en el mármol duro. –¡Muévete, tonto! Shingo se volcó sobre el suelo para levantarse de un solo salto. Se asomó por detrás del altar, buscando por donde podría escabullirse.

El Principie Frihét desfiló frente a sus ojos con sus guardias apresurándolo fuera del Mausoleo. Shingo regresó a su escondite, a tiempo de no ser detectado.

"¡Diu le senten, Gurii Rubil!" La voz del joven resonó, mientras corría. "¡Ope na din ga!"

El General pausó en la huida. Materializó un cuerno de su cinturón, su segunda prioridad siendo que el Príncipe siguiera su camino con el resto de los guardias. Cuando sopló, un sonido vasto se corrió por la Catedral.

En minutos, se pudieron escuchar resonancias similares a la distancia—respuestas al comando del General. Pronto, fueron múltiples los sonidos haciendo eco por la capital.

El General estaba por seguirle el paso a su protegido, cuando un ataque directo lo tumbó directo al suelo.

Sailor Star Healer no mostró piedad. Con su objetivo caído, fue fácil contenerlo contra el piso, una bota aplastando la armadura del sujeto con una fuerza que lo hizo gemir.

"¡¿A dónde se ha ido?!" La mujer rugió. "¡¿A dónde se ha ido el Rey?!"

"Ik-Ikuso to."

Shingo observó a Sailor Healer apuntar su estrella de combate directo en el rostro del General. "Sólo tienes una oportunidad para salvar tu vida y la estás viviendo en este momento."

El General se mantuvo en silencio, obstinado.

Healer gruñó. "Como quieras. Star Sensitive…"

Shingo abrió su boca para gritar una objeción. Algo inesperado le cortó el avance.

Chispas doradas cubrieron a Sailor Star Healer, desnudándola de manera abrupta. Su vestido, el mismo vestido que había utilizado la noche anterior en la fiesta de Usagi, reemplazó su uniforme de guerrera en un momento que resultó crucial.

El General aprovechó la distracción para tumbar a Kou Yaten al suelo. Se movilizó de forma brutal y rápida. La Srta. Yaten no logró defenderse a tiempo. Cuando el brazo del General le rodeó el cuello y comenzó a apretar, Shingo sintió coraje llenarle.

"¡Ey, tú! ¡Déjala ir!" Armándose de lo primero que encontró—en este caso, una vasija dorada que decoraba el altar y que pesaba bastante, Shingo actuó en instinto. Arrojó la vasija directo al lomo del General.

Palabras afiladas que Shingo asumió como groserías en el idioma extranjero de Magnus, flotaron al aire. La bestia de hombre viró hacia él. Aflojó su agarre de la mujer con la distracción.

Eso fue lo que su víctima necesitó para escurrirse de él. Un golpe a puño cerrado dobló la cabeza del General a un costado, víctima de la potencia del coraje de Kou-san.

Shingo no lo pensó dos veces. Aventó otra de las vasijas.

El General fue noqueado al suelo por segunda ocasión, cayendo inconsciente.

Kou-san no lució satisfecha con el hombre vencido frente a sus zapatillas. Shingo corrió hacia ella. Menos aturdido con el brote de adrenalina en su sistema, Shingo se posicionó en las espaldas de la mujer, notándola en un estado de trance incierto, su mirada todavía clavada en el General.

"¡Sailor Healer!"

Su atención fue robada por los alaridos sorpresivos de las Chibi Starlights.

Sus fukus se desvanecían de sus cuerpos. Yaten-san permaneció en silencio durante la irreal situación.

Los guardias Reales de Magnus parecían no terminar, escurriéndose por la entrada de la catedral. Los invitados, acorralados por la batalla de poder, se amontonaban contra las cuatro murallas, evitando ser incluidos en el ávido combate que los rodeaba.

Sailor Mercury y Sailor Jupiter luchaban lado a lado, respaldando los espacios vacíos dejados por las novatas Starlights, ahora sufriendo vulnerabilidad total. A donde fuera que Shingo volteara, sólo encontró violencia emergiendo.

"¡Agáchate, niño!" Kou-san le jaló del brazo para tirarlo al suelo, cubriéndolo con su cuerpo. De reojo, Shingo distinguió la lanza recién clavada en el suelo. El arma estaba ya manchada con sangre de civiles, imponente a pocos centímetros de su propia cara. Un segundo de más, y Shingo se hubiera dejado sin cabeza. "¿Qué haces aquí todavía? ¡Necesitas regresar al palacio!"

Shingo gruñó entre dientes. "Claro que no. No puedo dejarlas solas."

"Sólo estás estorbando. No podemos protegerte en estos momentos, ¿qué no ves?"

Algo dolido con la dura realidad, Shingo mordió su labio inferior hasta el punto de dolor. "El Rey dijo algo como—¿Ope… Ope na din ga? ¡Se lo dijo al orangután que te quiso ahorcar! ¿Qué significa? Lo repitió más de una vez. ¡Lo escuché!"

Sobre su persona, Shingo fue testigo del terror endureciendo la expresión de la peli-plateada.

Lo que fuera que hubiera estado a punto de expresarse de su boca, un estruendo los distrajo. Fue como escuchar al cielo crujir, antes de romperse en una tormenta.

Por un largo momento, ningún otro sonido fue perceptible, más que el masivo estrépito de las murallas de Kinmoku-shihon siendo bombardeadas.

"¡No, no, no, no!" Yaten-san se reincorporó, levantando al mismo Shingo a jalones de su chaqueta. Ambos no pusieron hacer más. Sólo mirar como a kilómetros de ellos, las murallas comenzaron a caer, dejando a la capital expuesta. "…Demonios, este siempre fue el plan."

Shingo se volteó hacia la mujer. "¿A qué te refieres?"

Kou-san lo empujó hacia los escombros que podían utilizar de cobertura, aun terca en protegerlo con su cuerpo. "Los rebeldes. La Boda. Todo ha sido planeado. La capital… Siempre quisieron la capital. Kinmoku, en su totalidad."

En el centro de la Catedral, un resplandor nació.

"¿Nani?" Kou-san hizo eco a la propia incertidumbre recorriendo a Shingo. "Ese resplandor… ¡Shingo, cubre tus ojos!"

Sin mucha opción, Shingo obedeció.

La luz sólo subió de intensidad.

Rápidamente envueltos en ella, Shingo sintió su cuerpo arder con la potencia, las ráfagas de calor puro dificultándole hasta respirar.

"¡Tráela… de regreso!"

El rugido creó presión por su esqueleto, la horrenda furia de Usagi-chan sintiéndose como una avalancha. "¿Hermana?"

"¡Death Ribbon… Revolution!"

De la luminosidad, la voz de Sailor Saturn fue impávida, drenada de emoción—al contrario de la angustia de Usagi.

Listones purpuras se expandieron sobre el espacio.

Literalmente.

Parpadeando, Shingo luchó contra las manchas multicolores invadiendo su mirada. El panorama no cambió, sin embargo. Un enjambre de listones cósmicos se tejía por el altar, lentamente creando una telaraña a gran escala, buscando amarrar—No, inmovilizar. A alguien.

La Guadaña del Silencio de Sailor Saturn se deslizó por el caos de manera nativa. La mortalidad de su peso fue evidente, al encontrar fricción en un nuevo oponente. Filo contra filo.

En el lugar donde hacia momentos la Princesa Kakyuu había contraído nupcias, Sailor Saturn daba frente a una mujer de largos cabellos oscuros con un mohín de desdén muy conocido.

"¿Severina Gran Perra?" Shingo rezongó para sí. El título se lo había ganado tras haber humillado a su hermana en la fiesta. En su periferia, Kou-san aprobó del sobrenombre con un resoplido.

Los listones de Saturn indicaron no tener efecto en ella, cortándose a centímetros de querer hacer contacto con su enemigo. El atuendo de la madre de Kou-san era totalmente distinto a la moda de Kinmoku-sei. Casi lucía como una armadura, un uniforme similar al de Sailor Galaxia…

"¡Sailor Átropos! ¿Acaso te ha mandado Láquesis a causar este sufrimiento?"

Oh.

"No tengo participación en cualquier cruzada que mi hermana haya dado pie contigo, Sailor Saturn. Tu riña no es de mi interés."

"¿Esperas que te creamos, así como así?"

"Creo que tienes problemas más grandes ahora mismo, que poner mi palabra en tela de juicio, pequeña." Sailor Átropos empujó contra la Guadaña de Saturn con su peculiar set de cuchillas, ganándose la oportunidad de saltar fuera del corazón de la batalla. "Fue un buen truco el tuyo, pero el poder de la Princesa Serenity ya empieza a resistirse ante tu trampa. Preocúpense por salvar su pellejo primero, antes de querer unirse a las grandes ligas."

Con eso, la mujer se teletransportó fuera de la zona.

Shingo reunió sus fuerzas para erguirse de pie, su atención fija en la figura envuelta en el ataque de Saturn. Si lo que Sailor Átropos había insinuado era veraz…

Los listones de Sailor Saturn temblaron—sin otro tipo de aviso, se desintegraron.

Una figura luminosa fue revelada, dos enormes alas en preludio a un magnífico vuelo.

"¡Usagi-chan!" La voz de Sailor Mercury se unió a la suya. "¡Qué estás haciendo! ¡Debes detenerte!"

Luego.

Dos cortes.

Del shock, Shingo cayó de regreso suelo.

Un alarido de dolencia.

"¡USAGI!"

"Shimatta." Kou-san. ¿Dónde exactamente? Shingo no lo pudo discernir. Había cerrado sus ojos, sin siquiera notarlo. Oh, por Kamisama.

-Vaya hermano de pacotilla que eres. "Maldita sea." Shingo se forzó a volverá abrir los locos. ¡Tenía que ayudar a su hermana, con un demonio! -¡No llores! Ya no eres un niñito. Este es su mundo y querías ser parte de él. ¡Sé más valiente! Sailor Moon nunca

Con una profunda bocanada de aire, Shingo abrió sus ojos.

La Guadaña del Silencio lució innatural, dirigida al cuello menos esperado.

Sobre el piso de la Catedral, de rodillas, Usagi jadeaba con la cabeza a lo bajo, su frente casi frotando la alfombra real. El cuerpo de Kakyuu-hime estaba siendo apretado en sus brazos. Desapareciendo, lentamente, en partículas brillantes.

Un agujero apareció en el estómago de Shingo.

La sangre.

Había tanta.

En el suelo.

En la misma Usagi. Lo único de la mujer que permanecería en su hermana.

Sobre las espaldas de la rubia—sus largas alas blancas se estremecían, tiritando, hasta que lánguidamente se comenzaron a disipar en el éter.

"¡Usagi!" Helado, Shingo un dudó en correr hacia ella. Empujó a más de una persona de su paso. A lo lejos, reconoció los gritos gemelos de Sailor Mercury y de Sailor Jupiter. Pero nadie fue tan veloz como él. "¡¿Qué le hiciste?!"

Sailor Saturn le permitió acercarse. Su arma regresó a su costado, mientras Usagi fue acogida en los brazos del joven.

Plumas siguieron desvaneciéndose en el aire, polvo cósmico únicamente quedando de residuo. Shingo quiso frenarlas, pero sus intentos fueron en vano.

El cuerpo entero de su hermana cesó de resplandecer por entero, su respiración entrecortada haciendo temblar sus hombros. El brazo de Shingo rodeando la espalda de la mujer sintió la calidez de su poder—Shingo apretó sus dientes con la sensación.

Compartir contacto, fue como introducir su dedo a un enchufe de electricidad.

Aun así… No la dejó ir.

No hasta que la tonta de su hermana dejara de brillar como foco en Navidad.

"Sailor Saturn… ¿Qué has hecho?" Sailor Jupiter fue una imagen de furia. Poco importó la diferencia de estaturas; Jupiter jaloneó del brazo de Saturn para pedirle explicaciones. "¡Mira sus alas! ¿Qué le hiciste a nuestra Princesa?"

"¡Usagi-chan!" Sailor Mercury se inclinó hacia ellos. Shingo compartió su preocupación. Usagi no dio pie algún tipo de reacción. Cuando la Sailor del agua quiso tocar la figura traslúcida de Kakyuu-sama, sus guantes sólo hicieron contacto con chispas y transparencia.

Cuando la Princesa cesó de existir; nadie lo pudo evitar.

"Las corté." Saturn articuló, después del grotesco desenlace.

-Sí, te vi hacerlo. La piel de la nuca de Shingo se erizó. Por su lenguaje corporal, Sailor Jupiter se sintió igual de indignada. -¡Te vi hacerlo, maldita niña loca!

"¿Las cortaste?"

"Fui forzada a hacerlo." Dura, la chica asintió. "Sus alas… desde hace tiempo sospechaba que eran una canalización del Cristal de Plata. Son un punto vulnerable."

"¿Y quién te dijo que se trataba de un punto para que explotaras, Sailor Saturn?"

"Hice lo que tenía que hacer. Su poder estaba por empeorar la catástrofe que nos rodea, Sailor Jupiter."

Otra serie de explosiones interrumpieron el debate. Kou-san y las Chibi-Starlights—ahora en sus ropas civiles—se congregaron alrededor de la figura inerte de Usagi.

Yaten-san fue la próxima en intervenir. "Somos blancos fáciles si permanecemos aquí. Debemos regresar al Palacio. Están derribando las murallas alrededor de la capital, es cuestión de tiempo para encontrarnos rodeados. Sin la magia de Kakyuu… Nuestras primeras líneas defensas no aguantarán más allá de un par de horas."

"Pero, ¿quién rayos está atacándonos?" Bryn-san gruñó. "No lo comprendo. Si lo que Magnus quiere es invadirnos, ¿por qué llegar a estos extremos? Kakyuu-hime está muerta. Nuestros henshin no sirven. ¡Estamos en la palma de su maldita mano!"

"Los golpes de estado nunca son un proceso pacifico, Bryn-san." Sailor Mercury agregó, encendiendo sus lentes para explorar el área de las murallas a la distancia. "Si este es el caso, como última fase, Magnus buscará preparar la capital para una intervención militar lo más rápido posible—una posible guerra civil. Necesitarán tomar dominio de la ciudad de manera total y absoluta para en verdad ganar." La peliazul suspiró, al terminar su inspección. "En efecto, las guerrillas que se aproximan son humanoides. No detecté firmas de energía de youmas. Las murallas fueron derribadas por explosivos, Sailor Healer."

"No podemos permitir que tomen control del Palacio. El Príncipe Frihét puede haber sido declarado Co-Soberano de Kakyuu-hime, pero no aún como Rey. Apuesto que aquel será su próximo paso." Sailor Healer apuntó hacia la forma de Usagi. "¡Vamos! ¡Sailor Jupiter, Brunilda, carguen a Tsukino-san! Sailor Mercury, y Sailor Saturn, tendrán que cubrirnos mientras nos movilizamos."

Al prepararse para entrar en acción, Shingo no tuvo opción que dejar ir a su hermana, aunque se sintió mejor, al ver la forma en la que Sailor Jupiter la recogió en sus brazos. La mujer no necesitó la ayuda de Bryn-san; cargó a Usagi en estilo bombero por sí sola.

A pesar las horribles circunstancias, la chica le aventó un guiño a Shingo. "Vaya que tu hermana necesita darles un descanso a las rosquillas. Yaten, deberías ser la guía. Nadie conoce la mejor ruta de vuelta al Palacio."

Yaten pareció sorprendida con la sugerencia. Asintió, luciendo demasiado pálida.

Así, el camino al Palacio tuvo un arduo comienzo.


[+][+][+]


Una playa.

Seiya caminó por la orilla, reconociendo la costa de Tokio. Sonrió para sí. Amaba el verano. El calor. La belleza que la Tierra ofrecía para turistas como ellas.

A la distancia, reconoció los gritos de Yaten y Taiki. Jugaban voleibol con Makoto y Ami-san. Hasta ahorita, estaban empatados. Odango corría detrás de Chibi-Chibi—una imagen demasiado común últimamente.

"Fighter."

Seiya parpadeó. "¿Eh?"

El bullicio pareció callar. Seiya se dio la media vuelta.

Kakyuu observaba las olas del mar con fascinación. "Te sientes culpable por este momento."

Seiya apretó sus puños. Al respirar hondo, sintió sus senos aplanarse, optando por su cuerpo masculino. "¿Princesa?"

"¿Por qué? Sólo veo belleza. Sólo siento serenidad. No deberías sentirte culpable, Fighter. Es un sublime recuerdo."

Seiya tragó saliva. Incorporar una respuesta concreta fue un reto, así de improvisto. De reojo, las figuras de sus amigos seguían haciendo de las suya, pero ahora sin sonido. Como ver una película con el botón de silencio activado.

Seiya frunció su ceño. La irrealidad del escenario no tardó en caerle en cuenta. "¿Dónde estamos?"

"En un punto de cruce, me imagino." Kakyuu no vestía su conjunto usual, sino optando por un atuendo más sencillo. Un vestido de seda, completamente dorado. "Donde el velo de lo terrenal y lo espiritual es más transparente."

Seiya tomó los pasos restantes para acercarse a la Princesa. "No entiendo."

Kakyuu nunca posó sus ojos en Seiya. Cuando siguió hablando, lo hizo directo a las olas. "¿Por qué te sientes culpable, Fighter? Dime, por favor."

Los alaridos de Usagi volvieron –"Chibi Chibi, no te metas la arena a la boca. ¡No es para comerse!" Mina aprovechó un desliz de Yaten para tumbarlo sobre la arena y abrazarlo, mientras Ami y Makoto intentaban disculparse con Taiki por su comportamiento lujurioso.

"Fue en este momento que me enamoré de este planeta." Seiya sonrió con melancolía. "Por un momento fingí solo ser un ídolo, no una Senshi con responsabilidades. Me imaginé viviendo en la Tierra y… y me gustó la idea."

Kakyuu por fin meneó su rostro hacia Seiya. Una sonrisa encumbró sus labios. "Ya no sientas remordimientos por el pasado, Fighter. Encontraste un hogar lejos de tu hogar. Healer, Maker y tú, tuvieron suerte en ser acogidas en un planeta así de enriquecido."

"Fue diferente para ellas. Ellas no sintieron lo mismo que yo. Ellas nunca se distrajeron de la misión."

Sólo gentileza se reflejó en el rostro de la mujer. "Algo me dice que ellas tuvieron sus momentos de incertidumbre de igual forma. Son más herméticas a la hora de expresar afecto, cierto, pero en el fondo, comparten tu pasión, Sailor Fighter. De lo contrario, no hubieran peleado por defender este planeta como tú lo hiciste."

¿Herméticas? Seiya resopló. La palabra no era suficiente para describir todas las idiosincrasias de sus hermanas patriotas.

"¿Seiya? ¡SEI-YA! ¡Hola, hablando al planeta de los bobos!"

La interrupción lo tomó por sorpresa. Volteó hacia donde Odango le llamaba, meneando una lata de refresco en su mano libre. La chica estaba cubierta en arena por sus forcejeos con Chibi-Chibi. Algo parecido a algas maridas colgó de una de sus colillas. Seiya mordió su mejilla por dentro para tragarse la carcajada.

"Oh, B-B-ombón. ¿Pero qué te sucedió?"

"¡No te rías! ¿La quieres, o no?"

Seiya miró la lata de refresco. Durazno. Su sabor favorito. ¿Cómo lo sabía? Odango siempre lo sabía.

Sin pensarlo mucho, Seiya estiró su mano para aceptar la bebida. "Con tan educada invitación, cómo no hacerlo. Siempre usas tus más dulces palabras conmigo, Usagi Tsukino."

"Uy." El rostro de la rubia se llenó calor. Seiya le guiñó el ojo para empeorar su estado. Siempre era divertido frustrarla. Nunca había conocido a alguien así de responsiva a sus bromas. Los humanos no tenían comparación, vistiendo sus emociones y sentimientos prácticamente en sus mangas...

"No quería dejarla." Seiya susurró. Observó a Odango regresar con sus amigas. "Inclusive después de encontrarte."

La seda del largo vestido de Kakyuu fue mojada de la parte inferior, al saludar los residuos de una ola. Kakyuu fue nítida, no obstante. Su sonrisa, radiante. Libre de rencor. Libre de decepción.

Todo lo que Seiya encontró ante lo confesado, fue… Absolución.

Levantó su mano derecha en invitación—¿Para qué? ¿Ir a nadar? ¿Huir de este recuerdo?

En instinto, la mano de Seiya le imitó, queriendo alcanzar…

"Este es mi regalo, querida Fighter. Paz. No te discrimines más por haber experimentado el verdadero amor."

En la palma de Kakyuu, una esfera dorada brilló en existencia—

"La vida sólo puede ser comprendida mirando hacia atrás, pero debe ser vivida mirando hacia adelante, Fighter. Así que… Mira hacia adelante. Por favor, enséñales a Maker y a Healer a hacerlo por igual. Una vez que lo entiendan, serán restauradas."

Una calidez, muy conocida, le envolvió.


[+][+][+]


Luego.

Dolor.

Sailor Fighter despertó, su aliento todavía fuera de su cuerpo.

La bofetada a su rostro se repitió.

Fighter gruñó. "¡O-Oye, una era m-más que suficiente!"

"Excelente. Levántate."

Fighter parpadeó, desorientada. Su visión consistió por un largo momento en puntos de colores. Luego, su cuerpo se movió sin su consentimiento, hasta ser puesto de pie. Sus rodillas vacilaron por el peso cayendo sobre ellas. Fighter las endureció, hasta que su cuerpo respondiera como era debido.

Los puntos de colores, eventualmente, expandieron en imagen clara. En escombros. Aire helado. Estruendos. Gritos.

"¿Qué… está sucediendo?"

Uranus la sostenía de los hombros. Fighter se deshizo del apoyo, caminando hacia la parcial muralla de piedra que había sido partida justo frente a sus ojos. Reconoció que seguían en la Torre de la Tempestad. O por lo menos, en sus ruinas.

Humo denso cubría la capital desde el punto donde se encontraban. Fighter sintió su corazón caerle a sus pies.

Las murallas del Norte.

Ya no estaban.

"Estamos bajo ataque. La ciudad, al menos. Dime que tienes un maldito ejército escondido en los calabozos, Fighter. ¡Porque es lo que ocuparemos!"

No. Fighter frunció su ceño con incredulidad. ¿Bajo ataque? ¡No, era una boda lo que habían estado festejando! ¿Qué tan fuerte se había golpeado la cabeza? ¿Había sido transportada a otra dimensión como le había sucedido a Odango? "Todos saben que la más fuerte defensa que Kinmoku tiene son sus Star Senshis…"

"Bueno. Entonces, están jodidos." Uranus gruñó. Fighter sintió su cuerpo siendo empujado. "Vuelve en sí, ¿quieres? No es hora para vivir en negación. ¡Tu madre es la causante de todo esto! Planeó este ataque desde el inicio, lo más seguro. Maldición, lo sabía. Debí cortarle la cabeza cuando tuve la oportunidad."

Así de rápido, el mundo encontró su eje. Se volvió claro. Fijo a la realidad. Fighter se volcó hacia Uranus, su pecho ardiendo con renovada furia. "¿Qué acabas de decir?"

Uranus se dejó zarandear para tener la ventaja de encajar sus propios dedos enguantadas en los antebrazos de Fighter. "Lo que oíste." Azul opaco se volvió casi negro. "Te utilizó. En tus propias narices, planeo esta guerra, Sailor Star Fighter, y caíste justo en la trampa. Severina Sang' Froid siempre fue el verdadero enemigo."

"Mi madre no…" Fighter apretó sus dientes.

Su madre.

Los recuerdos fueron rebobinándose en su cabeza, lo quisiera o no. De su boca, la defensa no llegó a salir de su garganta, entre más confusión reinó por su ser. ¿A dónde había ido Severina?

Fighter recordó el dolor en su esternón.

"No cabe duda. Sólo existe lo inevitable."

Fighter se soltó del amarre de Uranus, sacudiendo su cabeza. "Rayos." Volteó a darle las espaldas a la Senshi, tomando un maldito momento para respirar. "Rayos, rayos, rayos."

Uranus no se tentó el corazón, por supuesto. "Fighter, hay más."

"Por Kami-sama, ¿ahora qué?"

Una pausa.

"Mientras estabas inconsciente…"

Le extrañó que Uranus se tomara una pausa tan prolongada. Suspicacia guio a Fighter a enfrentarla de nueva cuenta. "¿Uranus-san? ¿Algo le sucedió a Sailor Moon?"

Uranus hizo una mueca. "No. Puedo sentir el resplandor de su estrella sin problemas. Pero hay otra estrella en específico que…" Frustrada, la mujer revolcó su flequillo antes de proseguir. Tras otra pausa, pareció armarse de valor. Levantó su mentón con firmeza. "Sailor Star Fighter, lo siento. En verdad."

Fighter era un soldado.

Había un hueco en la galaxia. Fighter lo había percibido al despertar.

Su instinto primordial había sido compactar aquel significado en el fondo de su ser.

Ver a Sailor Uranus¿de todas las personas en el maldito universo, tenía que ser ella quien le diera la noticia?mirarla con tanta simpatía y tristeza en estos momentos, trajo de regreso a la superficie los indicios de que algo monumental había sucedido.

Sus guantes rechinaron, con el ímpetu con el que Fighter apretó sus puños.

"Maldición. Kakyuu."

No otra vez.

Las ruinas de la Torre de la Tempestad cedieron a una serie de temblores. Ambas Senshis lucharon por encontrar equilibrio ante el asalto.

Fighter aprovechó la distracción. "¡Salgamos de aquí, antes de convertirnos en panqueques!"

Uranus no dudó en seguirle la corriente. Por fin, algo en común. La última vez que Uranus había abordado el tema del fallecimiento de Kakyuu, sus palabras habían sido crueles. Fighter aun quería patearle la cara, con tan sólo recordarlo.

Encontraron las escaleras intactas, aunque el descenso no fue pan comido. Averiguaron que los niveles inferiores de la torre no habían cedido a la implosión, así que Fighter convenció a Uranus de liberar a los prisioneros que habían ocupado las demás celdas conforme fueron avanzando. A regañadientes, Uranus pastoreó al grupo junto a ella.

Cuando por fin sus botas tocaron el piso firme de la planta baja, Sailor Fighter se tomó un instante para descansar.

Su pecho aún le molestaba. Respirar, aun le costaba.

"¿Qué demonios extrajo de mí?" Fighter le aventó una mirada a Uranus. "¿Lo viste?"

La Outer lució pensativa. "Era un arma. Un juego de espadas, quizás."

Fighter sobó su pecho. "¿Qué diablos hacia un arma guardada en mi interior? Severina tiene mucho que explicar."

"Tendremos que encontrarla primero. ¡Oye, tú! ¡Apresúrate, vamos! ¡No tenemos todo el día!"

Los prisioneros se mostraron asustados por el derrumbe de las murallas. Supieron comportarse, considerando que todo indicaba a que estaban bajo ataque. No eran prisioneros de crímenes mayores; eso ayudaba. Fighter les indicó dirigirse al Palacio. Sería el lugar más seguro de la capital.

Por más vueltas que le daba al asunto, más preguntas tenía Fighter para su madre. Todas aquellas líneas enigmáticas debían tener una razón de ser.

"He tenido muchos hogares. He viaje por los lugares más recónditos. He usado muchos nombres. Pero tú, Seiya… eres mi mayor logro."

Había sido planeado. Eso estaba claro. Severina había planeado el rescate de su parte. En retrospectiva, Fighter estaba casi segura de que su madre hasta había provocado ser encerrada en primer lugar.

-Me utilizó. La resignación le dio tremenda vergüenza interna. Severina la había utilizado; justo como Sailor Uranus había proclamado. -Me mintió desde el principio, fingiendo querer verme de nuevo. También a Sailor Healer, muy probablemente.

-El karma es una perra, ¿huh? Otra vez brotó, en el duelo de sus pensamientos. -Todos mentimos. Si mi gente se está rebelando… Si mi gente optó por aliarse a Magnus, ¿en verdad puedo culparlos?

Más explosivos se activaron a la distancia. Sorprendida, Fighter detuvo su marcha.

"No tan jodidos, después de todo." Uranus proclamó a sus espaldas, observando junto a ella la primera línea de defensa apareciendo cerca de las ruinas de las Murallas del Norte. "Pensé que habías dicho que no poseían un ejército."

"De nuevo, escoges mal interpretar todo lo que digo, Uranus. Dije que las Sailor Star Lights eran el arma más preciada de Kinmokusei… Pero siempre hay un Plan B." Y un Plan C, D, y Z. Sailor Maker se había asegurado de ello. Que mal que ninguno de aquellos planes había contemplado la ausencia de Kakyuu-hime. "La seguridad de la capital está dividida en anillos—precintos en los que se distribuye la población de la capital. Los soldados de Magnus están atravesando el primero de los siete. Nuestra línea de defensa hará lo posible por ahorrarles tiempo a la ciudadanía de movilizarse al tercer anillo. Es parte del nuevo protocolo de protección de civiles antes un posible ataque." Reanudando su marcha, Fighter suspiró. "Lo que no saben es que la mitad del protocolo se ha ido al caño."

"¿Por qué?"

Fighter divisó los portones de la entrada del palacio y apresuró el paso. "Porque Kakyuu era el maldito protocolo."


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Fin de Parte ix.

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NdA: Oigan. Más vale tarde que nunca, ¿no? xD

(1) Cita: La vida sólo puede ser comprendida mirando hacia atrás, pero debe ser vivida mirando hacia adelante. -Soren Kierkegaard.

(2) El ataque de Sailor Saturn no me lo inventé. Es originario del manga.