"Todos Quieren (Gobernar El Mundo)."

Por B.B. Asmodeus.


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Parejas principales: Kou Seiya (Sailor Star Fighter)/Usagi Tsukino (Sailor Moon). Kou Yaten (Sailor Star Healer)/Haruka Tenoh (Sailor Uranus).

Parejas secundarias: Haruka Tenoh (Sailor Uranus)/Michiru Kaioh (Sailor Neptune). Pre-Ami Mizuno (Sailor Mercury)/Makoto Kino (Sailor Jupiter).

Personajes originales: Severina Sang Froid (Moira - Sailor Átropos), Príncipe Skýrr "Sky" – El Arquitecto, Rey Frihét, Sailor Star Chaser – Kou Siggy, Sailor Star Developer - Kou Helga, Sailor Star War – Kou Lena, Sailor Star Rage – Kou Brunilda "Bryn", Canciller Erii Gierd, Condesa Schnee Sang Froid, Láquesis (Moira).

Rating de este capítulo: Mature/Adulto/Restricted. Lemon explícito. Sexo Mujer/Mujer (Yuri). ¿Así, o más claro? Ah, y también "S" de SÚPERCURSI.

Categorías/Advertencias: Realidad Alterna. Humor, Romance, Drama, Wing!Fic, Acción/Aventura, Lemon, Yuri, Yaoi, Het, Horror, Lenguaje ofensivo, Temas bélicos.

Sinopsis: "Se necesita valor para crecer y convertirse en quien realmente eres." - E.E. Cummings.

DEDICATORIA ESPECIAL: Déjenme tener un momento cursi y aclarar que esta obra está dedicada a todas aquellas personas que creen en el amor.


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Soundtrack:

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Tear For Fears - "Everybody Wants to Rule the World." (Opening).

Thomas Bergersen/Two Steps from Hell – "Empire of Angels." (Funeral).

Sailor Moon Memorial Music Box - "Eternal no Ai (Eternal Love)" (Las Promesas de Usagi y Seiya).

The Cranberries - "Dreams." (Tema de Usagi & Seiya).

Ooki Risa – "Initial U." (Tema de Sailor Uranus).

Sarah Brightman - "Eden." (Tema de Yaten & Haruka).

Sailor Moon Memorial Music Box - "Senshi no Shukumei." (El Adiuede Haruka & Michiru).

Madonna - "Frozen." (Tema de Yaten).

Sailor Moon Memorial Music Box - "Kyuukyoku no Ai (Ultimate Love)." (Primer Beso/ "Te Esperaré.").

Tommee Profitt (feat. FJØRA) - "Vagabond." (Tema de Severina/Sailor Átropos).

Bon Jovi – "It's my Life." - Instrumental Epic Orchestra version (Ending).


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Línea del tiempo:

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Capítulo i (Día 1): Llegada a Kinmoku.

Capítulo ii (Día 2): Desayuno con los Senadores de Kinmoku/Magnus + Preparaciones para el baile.

Capítulo iii & iv (Día 2): Baile en el Planetarium.

Inicio de Capítulo iv & v (Día 2 / Día 3): Investigación de Healer y Uranus + entrenamiento de las Inners para el torneo.

Capítulo vi (Día 4): Torneo.

Capítulo vii (Día 4): Torneo & Arresto de Fighter.

Capitulo viii (Día 5): Boda de Kakyuu / Golpe de estado en Kinmoku: Inicio de la Batalla de los Tres Soles.

Capitulo xvii (Día 6): Sistema M.A.D.R.E. es activado.

Capitulo xii (Día 7): El Arquitecto vs Sailor Moon & Sailor Star Fighter.

Capitulo xv (Día 7-8): Fighter vs Magnus. Sailor Moon vs La Condesa.

Capitulo xvi (Día 8): Final de la Batalla de los Tres Soles.

Capitulo xvii (Día 10): Estás aquí.


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Disclaimer: Por último, Bishoujo Senshi Sailor Moon no es mío, sino de Naoko Takeuchi. *sniff* Ni tampoco la idea y utilización de los portales "Stargate." Son propiedad de MGM, creados por Brad Wright, Jonathan Glassner y Robert C. Cooper. Yo sólo los tomaré prestados porque son super mega geniales y mi amor por Stargate Atlantis nunca morirá.


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Previamente en Saga Me Basta:

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»Sailor Moon: No voy a seguir disculpándome con el universo por haberte escogido. No voy a seguir sintiendo culpa por lo que no pudo suceder. Me niego a hacerlo. Y si tengo que enfrentar al Arquitecto, a Sailor Átropos, a las Moiras, y a quien más que quiera pararse en mi camino a dictar como debo vivir mi vida—lo haré. Defenderé mi decisión. Enfrentaré las consecuencias. Ya no tengo miedo, Sailor Star Fighter. Porque tú siempre lo has valido.

..

»Yaten: Amo a mi Princesa, Seiya.

Seiya: Lo sé. Todas nosotras la amamos.

Yaten: No, baka. Escucha otra vez lo que te digo.

Seiya: Yaten…

Yaten: No pongas esa cara, no es como si pensara que fuera a cambiar algo. Sólo quería… Sólo quería decirlo en voz alta. Tan siquiera una ocasión.

Seiya: ¿Estás segura?

Yaten: ¿Nani?

Seiya: Quiero decir—

Yaten: ¿Cómo no puedo estar segura de mis propias emociones?

Seiya: Porque mucho desconcierto conlleva toda clase de emoción, Yaten. Puedes tener una idea de lo que debes de sentir por una persona, y lo que en verdad sientes. A veces, es más seguro aferrarse a la idea, que pensar en otros escenarios.

..

»Mamoru: Al menos, Taiki no es difícil de llevar. Es una mujer con una mente brillante.

Rei: ¿Tu tipo?

Mamoru: ¡Oye, no me refiero a eso!

Rei: Ajá. ¿Por eso siempre te has llevado tan bien con Ami?

Mamoru: Para nada, Rei. Ami es como una pequeña hermana. Disto de llenar sus requerimientos de compañía romántica, además.

Rei: ¿Ah sí?

Mamoru: Olvídalo. Nunca lo sabrás.


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xvii.

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"Es ahora o nunca.

Porque no voy a vivir por siempre."

-Bon Jovi.

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Planeta Kinmoku.

48 HRS.

Después.

Localización: Capital, Distrito ASTEROPE.

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El amanecer con tres soles era un fenómeno hermoso que Usagi encontraba completamente único. Una de las cosas que hacían a Kinmoku-sei tan especial.

Ver su luz cruzar el firmamento de la plaza le trajo a Usagi una sensación de esperanza. Un confort tibio, viniendo de las estrellas mismas.

Un confort que Usagi inmensamente apreció en estos momentos.

Frente a ella, un ciento de pedestales construidos con el propósito de proveer un lecho de despedida a todos los caídos en batalla, presentaron un increíble desafío para mantener los buenos espíritus arriba.

Pero, Usagi quiso ser fuerte. Lo sería.

De esta inmensa tragedia, no huiría asustadiza.

Ami, y Makoto flanqueaban a Usagi en dirección hacia el oeste, formando la primera fila frente a las piras funerarias. La primera fila de muchas más que se desplegaron a sus espaldas por la longitud del mausoleo. A la cabeza de cada pira, se encontraba en espera un guardia real, o una Sailor Starlight de la 2da Generación, cada guardián con una antorcha sin encender en su puño.

A su izquierda, más allá de un par de metros de distancia, Kou Siggy asistía a la ceremonia en silla de ruedas, la fractura a su pierna impidiéndole acompañara a sus hermanas Star Senshis. La chica lució completamente triste, transparente en su dolencia interior. Todo al contrario a Bryn y a Hilda, quienes se mostraron solemnes desde sus puestos, ninguna lágrima recorriendo sus rostros serios. Kou Lena, a pesar de sus acciones en contra de la Corona como Sailor Star War, había tenido permiso de atender.

Sailor Fighter lo había permitido. Con restricciones.

Eso había significado asistir en esposas y con dos guardias custodiándola.

Una distancia considerable separaba a Lena de Siggy, sin embargo—simbolizando la fresca ruptura de una hermandad entre Sailors.

Usagi las contempló con compasión, reconociéndolas como las niñitas jóvenes que eran todas ellas. Fue imposible no verse reflejada; siendo así de jóvenes como ella y sus amigas cuando habían comenzado a enfrentar enemigos mortales. Usagi quiso hacer algo para ayudarlas a enmendar su relación. Aunque no tuvo claro qué todavía.

Para cuando el trio resplandeciente de un nuevo día tuvo cubierto el enorme mausoleo en su totalidad, hubo una conmoción proveniente del espacio vacío entre el flanco que Usagi ocupaba y el opuesto. Usagi observó a Ami y a Makoto tratando de averiguar la razón, curiosas. Usagi mordió su labio inferior con nervios, uniendo sus manos juntas sobre su vientre en espera.

La multitud que había asistido este día no era una cifra tremendamente exagerada, aunque tampoco se podía menospreciar. Sólo las personas verdaderamente leales a la Princesa de las Flores Doradas habían tenido derecho de admisión. Usagi sabía que no se encontraría a ninguno soldado, o antiguo aliado, que hubiera trabajado junto al ejército de Magnus en este lugar, en este momento.

Murmullos crecieron.

"¿Ves algo, Usagi?" Makoto le susurró.

"No, nada." Usagi susurró de vuelta. Sobó su estómago ligeramente. Los nervios no le habían dejado si quiera tener un desayuno decente. Esta mañana había traído uno de los más grandes milagros del universo: hacer que Usagi se levantara temprano para arreglarse.

¿Aunque, se podía considerar levantarse temprano cuando técnicamente Usagi no había dormido en toda la noche?

"Chicas, creo que la ceremonia está por comenzar." Ami se apresuró a responder en un susurro. "Vamos, Mako-chan, pon atención. No distraigas a Usagi, tiene que concentrarse."

Usagi sonrió para sí, al ver a Ami jalonear a Mako-chan de regreso a su lugar del brazo. Makoto sobó su nuca en pena. "Gomen, Usagi-chan." Su amiga le susurró. "¡Tú puedes! Practicaste todo el día de ayer, sé que todo saldrá muy bien."

Ami asintió con énfasis, enseñándole un pulgar arriba.

Sonrojada, Usagi respiró profundamente. "Gracias, chicas."

Para este punto, los murmullos habían crecido a comandos del General para saludar de manera formal. Poco después, se escucharon pasos. Crujidos sobre piedra y mármol.

Los soldados y las Chibi-Starlights tomaron una postura rígida al reconocer a las nuevas personas uniéndoseles.

Usagi endureció su postura en instinto, ansiosa desde lo profundo de sus entrañas.

Fue un camino largo por recorrer hasta llegar al corazón de la explanada. Lo lograron, no obstante.

La Comandante Kou Seiya y la Sub Comandante Kou Yaten caminaron lado a lado entre medio de la multitud, partiendo un camino que traería algo de alivio al dolor de su nación.

Un sarcófago de mediano tamaño se mostró como un peso compartido entre ambas, al ser expuesta a las primeras filas.

El pecho de Usagi se oprimió dentro de su pecho.

Sabía que Kakyuu no estaba adentro del lúgubre cajón. Sabía que su esencia se había perdido…

Pero Usagi también sabía que toda aquella ofrenda que su gente había querido compartir, se encontraba guardada con amor dentro del sarcófago. Cartas, flores, joyas, viejas pertenencias que Kakyuu había considerado sus favoritas. De todo lo que uno se pudiera imaginar. Usagi lo encontró profundamente conmovedor.

Aunque Kakyuu no hubiera dejado algo físico para su gente, sus acciones como gobernante obviamente habían dejado una marca en su gente más significativa.

El amor de su gente sería con lo que Kakyuu-Hime le diría adiós a su nación.

Seiya y Yaten llevaron el sarcófago a la pira justo frente a la larga primera fila, en el centro del coliseo. Con ayuda de otros dos soldados, acomodaron el sarcófago. Ni Seiya, ni Yaten, se encontraron en sus modalidades de Sailor Starlights. En vez de eso, sus uniformes de Comandantes las cubrían de cabeza, hasta a la punta de las botas formales.

Usagi recordó cómo Seiya había peleado con los múltiples botones escondidos de la gabardina militar frente al espejo. Usagi había estado tomando turnos entre hacerle compañía a Shingo en la enfermería y en auxiliar en el cuidado de los refugiados junto con las chicas. Había sido durante uno de sus descansos al filo del amanecer que Usagi había encontrado a Seiya en la Suite, exhausta tanto como ella. Casi quedándose bizca en su pelea contra la gabardina.

Usagi no había manifestado ni una sola palabra. Se había dirigido directo a su novia y había comenzado a ayudarle con el atuendo tradicional. Delirando por la falta de dormir, por dentro había pensado en que apuesta Seiya se vería a la luz del día.

No había estado equivocada.

La trenza de pescado que Usagi había tejido con su larga coleta negra, le llenó a Usagi de orgullo, puesto que pareció congeniar muy bien con el look completo. Seiya lució madura, y al mismo tiempo, brillante como una moneda de plata. Distinguida, definitivamente, y muy, muy imponente.

Al asegurarse de que el sarcófago estuviera en la posición correcta, tanto Seiya y Yaten se apartaron de la pira una distancia considerable. Permanecieron de frente ante todos los que habían llenado el coliseo.

Usagi tragó saliva, volviendo a apretar sus manos juntas.

Seiya y Yaten intercambiaron una mirada.

Yaten asintió.

Seiya se dirigió a la multitud.

"Todos estamos conscientes de la razón por la que estamos aquí…" Seiya analizó a su público por un momento. La mujer descansó sus brazos a sus costados, lamiendo sus labios antes de continuar.

Usagi frunció su ceño, preocupada. Seiya se había esmerado en su discurso toda la noche…

Seiya cerró sus ojos. Pareció ayudarle a centrarse. Cuando hablo de nuevo, lo hizo determinante.

"'La vida sólo puede ser comprendida mirando hacia atrás, pero debe ser vivida mirando hacia adelante.' Ésas… fueron las últimas palabras que la Princesa Kakyuu me dirigió. Me dijo que debía seguir adelante. Me pidió que me hiciera cargo de que mis hermanas hicieran lo mismo… En lo personal, creo que nuestra Princesa Kakyuu tuvo razón a medias." Murmullos crecieron. Usagi quiso callarlos con el mero poder de su mirada intimidante. "Me refiero a que—Bueno. Algo que he aprendido después de esta Batalla, es que no debemos dejar de honrar nuestro pasado tampoco. El pasado fue lo que nos convirtió en lo que somos el día de hoy." Seiya compartió otra mirada con Yaten, quien indicó mostrarse un poco desconcertada. Muy probablemente por las palabras citadas que Kakyuu había dejado atrás. "Debemos mirar hacia atrás, porque no debemos tener el lujo de cometer los mismos errores una y otra vez, si sabemos que ya hemos aprendido de ellos. Y sé que todos cometemos errores si queremos crecer…"

Su mirada se intercaló finalmente con la mirada de Usagi. Seiya sonrió en su dirección, extrayendo un fulgor de calor de la chica.

"Es al aprender del pasado que podemos definir en qué queremos ser en el futuro. El pasado es importante, sí. Pero no nos debe limitar. La oportunidad de ser mejores personas que el día de ayer, siempre está frente a todos nosotros. Por eso nos volvemos a levantar; es por eso, por lo que no nos damos por vencidos. Para descubrir lo que podemos ser mañana."

Las palabras de Seiya fueron retadoras.

"Como Comandantes Sailor Star Senshis, no tenemos idea de lo que nos espera a partir de este día, como nación entera. Aunque estoy segura de que Sailor Star Maker tendrá sugerencias a su regreso."

Ante la mención de Taiki, Ami y Makoto compartieron una mirada triste con Usagi. Era horrible que la tercera Star Senshi no pudiera estar presente. Establecer comunicación con la Tierra todavía estaba presentando complicaciones. La decisión de realizar la ceremonia sin su amiga había afectado a Seiya y a Yaten, pero al final, el estado de los cuerpos no había permitido que se postergara la tradición mucho tiempo más. Sospechaban que Taiki había cesado de ser Starlight. Puesto que Seiya y Yaten estaban seguras de que, si Taiki tuviera la oportunidad de viajar a Kinmoku por su cuenta, ya lo hubiera hecho.

En impulso solidario, Ami entrelazó sus dos manos junto a las de sus amigas, una de cada lado, sorprendiendo a ambas chicas.

El mensaje fue claro en la mirada determinante de Ami—Seamos fuertes por ella.

Usagi y Makoto asintieron.

Seiya dio un paso al frente, ahora una antorcha sin encender en su puño derecho. "Pero de lo que sí estamos seguras, es que nuestro pueblo se puede recuperar de esta gran pérdida… ¡Nuestra Majestad Kakyuu Fleurs Dorées del Planeta Kinmoku nos enseñó cómo!" La antorcha fue impulsada a las alturas.

"¡ALE!" Tanto refugiados, soldados, servidores de todo tipo de la Corona, se unieron en un único alarido de acuerdo.

"¡No olvidaremos a los caídos durante este enfrentamiento por nuestra libertad! ¡Los honraremos llevándolos en nuestros corazones!"

"¡ALE!"

"¡No perderemos la esperanza!"

"¡ALE!"

Seiya volvió a ver en la dirección de Usagi. Usagi entendió la señal.

Se liberó de la mano de Ami y avanzó al frente. Rogó por no tropezar—los nervios eran tan traicioneros. Murmuró para sí que podía hacer este favor por Seiya y Yaten sin pasar bochornos. No lo arruinaría. ¡Significaba mucho para sus amigas!

Con suerte, llegó a Seiya sin accidentes. Usagi liberó un pequeño mohín de alivio que Seiya leyó muy bien. Orgullo brilló en la mirada índigo, cálida como una caricia. Usagi sonrió en respuesta. Al estar cerca de Seiya se sintió mucho más tranquila. Más segura de sus acciones.

"En el nombre de Kinmoku, deseo darte las gracias, Princesa Serenity II, Eternal Sailor Moon, Usagi Tsukino, del Sistema Solar de la Vía Láctea. Acudiste a nuestro auxilio en nuestros tiempos más oscuros, demostrando una lealtad única con nuestra gente. Salvaste más 50,000 vidas inocentes con tu intervención."

-No es para tanto. Estuvo en la punta de su lengua. Completamente hirviendo de su rostro, Usagi se inclinó frente a Seiya como le habían hecho ensayar.

Luego, Usagi se tornó a la gente del Coliseo.

"La gente de mi mundo, todos ellos… tienden a pensar sólo en lo que no podemos compartir. Pero nuestros cerebros son todos iguales. Todos tenemos un corazón que late, ¿o no? Somos las mismas personas."

Mientras Seiya actuó de intérprete al idioma nativo, Usagi buscó por Ami en la multitud. La encontró sonriéndole. Cuando Usagi había buscado por su ayuda para armar este discurso, el consejo de Ami había sido el mismo: habla desde el corazón, Usagi-chan, y lo demás fluirá.

Usagi se había tomado el consejo a pecho.

"Cuando conocí a Sailor Star Fighter, a Sailor Star Healer y a Sailor Star Maker, supe que podríamos encontrar un punto en común, a pesar de todas nuestras diferencias. Porque muy en el fondo, ellas y nosotras siempre luchábamos con un mismo objetivo: proteger a nuestros seres queridos."

Diferentes recuerdos de su recopilación de aventuras con Taiki, Seiya y Yaten flotaron por la mente de Usagi. Los retos. La amistad. La desconfianza. La violencia de la batalla final contra Sailor Galaxia. Las muertes de sus amigas. Luchar, luchar, luchar hasta el final…

Seiya, siempre estando a su lado, por más inciertas y confusas que habían sido las circunstancias.

"Creo que no saldrá nada de luchar unos contra los otros todo el tiempo. La lucha no es la única forma de resolver las cosas. Sé que Kakyuu pensaba lo mismo. Quería lo mejor para su gente, por eso viajó a la Tierra. Lo más importante para ella siempre fue proteger a sus seres queridos. Cuando pereció la primera ocasión, lo hizo sal-salvando las vidas de sus preciadas Sailor Starlights…" Su voz tembló en contra de su voluntad. Fue difícil no sentir una doble angustia, reviviendo ambos asesinatos de Kakyuu-Hime en su cabeza, al mismo tiempo. En lo bajo de su espalda, sintió la mano de Seiya darle aliento, presionando con suavidad. "Kakyuu-Hime fue una de las personas más valientes que he conocido. Aunque hayamos tenido una larga lista de… di-diferencias." Usagi tragó saliva con dificultad. "Lo que nos unió fue nuestro amor—nuestra dedicación a que nuestros planetas estuvieran a salvo. Por siempre."

Mako-chan le sonreía de una manera muy particular, cabeza erguida en orgullo por su amiga. Todavía sostenía la mano de Ami entre la suya.

Usagi se recordó que ya casi terminaba. Respiró hondo para dar el último salto.

"Así que continuaré haciéndolo en su ausencia, sin importar la distancia entre las estrellas… Kinmoku-sei puede estar seguro de que Sailor Moon siempre acudirá, si ustedes llaman."

Los alaridos primero la asustaron, saltando como gato asustado con el rompimiento del silencio. Pero, luego se percató que la gente de Kinmoku estaba haciendo bulla con buena fe, apreciando lo que Usagi acababa de decir.

"¡ALE! ¡SAILOR MOON!"

"¡SAILOR MOON!"

"¡ALE!" Esta ocasión Mako-chan y Ami-chan se unieron. "¡ALE, SAILOR MOON!"

"Ésa es mi chica." Se le fue susurrado cerca de su oído. Un beso dulce se le fue plantado en su mejilla, instantes después.

Usagi prácticamente se derritió sobre Seiya cuando una mano se convirtió en un brazo rodeándola. "Creo que me voy a desmayar. Me moría de los nervios."

Seiya besó esta vez su sien. "Nada de eso. Vamos."

Lo que siguió fue la parte que Usagi menos había ansiado experimentar.

Acompañó a Seiya a la pira.

"Yaten. ¿Quieres hacerlo tú?"

Usagi despegó su atención del sarcófago al escuchar a Seiya. Su novia le estaba ofreciendo la antorcha a su compatriota.

Yaten lució indecisa con el honor. "Querrán que tú lo hagas." Susurró.

"No es lo que pregunté."

Yaten batió su cabeza de manera casi imperceptible para el ojo común. "Seiya, Kakyuu hubiera preferido que tú lo hicieras."

La antorcha no cambió de posición.

Yaten le echó un vistazo a la multitud. Usagi no supo qué—por quién—buscó exactamente, pero Usagi le sonrió a la chica, cuando sus miradas se cruzaron.

Cuando tomó la antorcha en su mano, Yaten lo hizo con una pesadez en sus hombros. No hubo señal de satisfacción u orgullo, por ser transferida este honor.

Acercándose al centro de la pira, Yaten contempló el sarcófago unos momentos.

Introdujo la antorcha encendida en la cavidad debajo, con ello consolidando el inicio del proceso funerario. Las Chibi-Starlights y los soldados le imitaron, replicando la acción en el resto de las piras. El humo causó a Usagi un gigantesco nudo en su garganta. Cubrió su boca con su antebrazo, sus ojos humedeciéndose.

Las llamas quemaron la cama de paja de la pira de Kakyuu, alzándose, creciendo, hasta que envolvieron la base del sarcófago.

Los brazos de Seiya estuvieron disponibles para estrujarla en ellos; Usagi volcó su cuerpo entero en su protección, escondiendo las lágrimas de la gente observándolos. La tela gruesa del abrigo raspó sus mejillas con aspereza, no hecha para su comodidad sino para resistir el pasar del tiempo por generaciones. Aun así, el consuelo que Seiya le otorgó con su cercanía fue la misma. La misma calidez. La misma fortaleza.

Fue el mismo resplandor de su estrella interior, respondiendo al llamado del Ginzuishou. Usagi lloró con melancolía, porque no podía aguantárselo. A pesar de su promesa de ser fuerte.

Seiya la sostuvo sin discriminaciones, sobando su espalda.

Gran parte del shock de Usagi ya se había desgastado desde aquel horrible día en la Catedral del Cielo, junto con su coraje por la injusticia cometida. Sólo permanecía la tristeza de decir adiós.

El terror siempre lo llevaría consigo, pero en este momento, Usagi aprendió a mantenerlo guardado. Porque este día no se trataba de su dolor.

Cuando se sintió más tranquila, Usagi separó ligeramente su rostro del pecho de Seiya, dirigiéndose de vuelta a la pira.

Las llamas consumían el material del sarcófago con velocidad. De las ofrendas del pueblo de Kinmoku, sólo quedarían cenizas al final.

Usagi comenzaba a resentir las despedidas.

"Que tu estrella brille en el Cosmos con la misma calidez con la que cubriste nuestros corazones, Kakyuu-Hime."

Seiya pareció estremecer en el abrazo uniéndoles. "Eso es… muy dulce de tu parte, Odango."

Yaten las examinó por un momento. Usagi no supo descifrar las filosas emociones resplandeciendo en su mirada mercurial. Usagi, de repente, se sintió culpable por tener a Seiya su lado, cuando Yaten no tenía a nadie para darle el mismo consuelo.

"Está hecho. Te dejaré el resto a ti." La mujer gruñó, fría. No esperó por una afirmación de Seiya para darse la media vuelta y alejarse de la pira.

Seiya suspiró. "Tonta."

Usagi cerró sus ojos, cansada. "Por favor, ¿nos podemos alejar de este lugar también? No soporto el olor, Seiya."

"Oh, lo siento, no pensé en eso." Seiya aflojó su abrazo, comenzando a guiarla de vuelta con Ami y Makoto. "Gracias por lo que dijiste. Estoy orgullosa. Hiciste un gran trabajo."

Usagi volvió a sonrojarse con el halago. Limpió su rostro con un pañuelo que Seiya le prestó. "N-No, no fue nada."

"No te menosprecies, Usagi." Makoto alcanzó a escuchar la cola de la conversación. Apretó el hombro de la chica. "Todas nosotras estamos…" Mako-chan se cortó a sí misma, aclarando su garganta. Ami rio suavemente con la muestra de conmoción de Makoto y le dio palmaditas en la espalda.

Recuperando algo de su compostura, Makoto le compartió una sonrisa bastante distinta a todas las que tejían su amistad. "Sólo desearía que las demás chicas hubieran estado aquí para verlo. En especial, Luna. Fue un discurso maravilloso, Usagi." Luego, se dirigió a Seiya. "Sin olvidar el tuyo, Seiya. Fue muy inspirador."

Seiya se encogió de hombros. "Espero que ayude a la moral de la capital. No quiero que las masas entren en pánico sin una clara soberana."

"Tú misma lo dijiste, Seiya. El pueblo de Kinmoku es fuerte, y ha sobrevivido muchas dificultades hasta ahora." Ami añadió, compasiva. "Hiciste lo correcto en recordárselos. Fuiste muy honesta con la incertidumbre que rodea esta nueva etapa en su gobierno. Creo que eso también lo apreciarán… a la larga."

"Arigatou, Mizuno-san." Seiya aceptó la opinión de la peli-azul con una reverencia.

"Creo que ya podemos partir." Makoto comentó, observando a la multitud dirigirse fuera del coliseo. "Justo a tiempo, no he tenido nada de comer más que una manzana y una barra de proteínas que Sailor Developer nos brindó antes de la ceremonia."

"Ni me lo recuerdes." Usagi no supo si bostezar o tallar su estómago vacío para causar más lastima.

"Buenas noticias, Usagi. ¡Developer nos comentó que habría un banquete después del evento!"

"¿En serio?" Usagi trató de controlar su felicidad, considerando en donde se encontraban y en cuales circunstancias. "Quiero decir, ejem… Suena genial, Ami. ¡Deberíamos apresurarnos!"

"¿Eso significa que están llegando más provisiones, Seiya?" Makoto preguntó.

"Geist está mandando una recolección de víveres y artículos de primeros auxilios para tratar a los refugiados, ahora que el Sistema M.A.D.R.E. ha sido desactivado. El Distrito del Sur adicionalmente está preparando un navío con más alimentos del puerto y material para las reconstrucciones. Debo admitirlo. Respondieron rápido a la señal de emergencia que Sailor Developer mandó a los territorios vecinos. Esperemos que más Casas respondan. Necesitaremos toda la ayuda que sea posible."

Makoto sostuvo su mentón, pensativa. "No comprendo, Seiya. Si existen más Distritos, ¿por qué no acudieron a ayudar durante la batalla contra Magnus?"

"No tienen fuerza militar fuerte. Geist es un distrito académico en su mayor parte y el distrito del Sur es un pueblo dedicado al comercio. No hubieran sido de mucha ayuda durante un ataque de esta magnitud."

"Oh. Ya veo." Makoto lució fascinada con la estructura del país de las Sailor Starlights, no por primera vez. Usagi la comprendió. Ella misma nunca se cansaba de aprender más sobre Kinmoku.

"Yaten mencionó algo así." Usagi murmuró. "Ella proviene del sur, ¿no es así?"

Seiya asintió. "Es un tema delicado. No les aconsejo que lo aborden con ella. Cian fue prácticamente eliminado del mapa desde hace muchos años. Me sorprende que te lo haya platicado, Odango."

Usagi recordó la manera en la que Yaten había lanzado la información. "Bueno, no es que haya entrado en mucho detalle. Ya saben cómo es."

"¿A dónde se fue, por cierto?" Ami preguntó con delicadeza. "Lucía muy afectada. ¿Deberíamos buscarla? Me preocupa. No debería estar sola durante estos momentos difíciles, ¿no creen?"

Seiya negó su cabeza con vehemencia. "¡No, manténgase alejadas, chicas! Yaten es bastante explosiva si se siente acorralada. No le gusta recibir actos de simpatía de otras personas, cree que son muestra de lástima, más que otra cosa. Denle su espacio. Regresará cuando se sienta lista."

Usagi volvió a sentirse culpable. ¿Por qué Yaten persistía en aislarse de sus propios amigos? Usagi había pensado que ya habían pasado esa etapa de desconfianza. Yaten no merecía estar a solas. "¿Crees que fue buena idea darle la antorcha, Seiya?"

Mientras Makoto y Ami avanzaron un par de metros más adelante, Seiya alentó su paso para acercar su rostro al de su novia.

"Necesitaba despedirse, Odango. Yaten puede que no lo aprecie en estos momentos, pero darle cierre a su relación con Kakyuu fue lo mejor que pude haber hecho por ella."

Usagi acomodó su cabeza en el hombro de Seiya, suspirando. "Mmm. Puede que hayas tenido buenas intenciones, pero tal vez fue algo cruel de tu parte presionarla así."

Seiya suspiró junto con ella. "Seamos realistas. No es como si Kakyuu mereciera seguir teniendo la atención de Yaten."

"¡Seiya!" Espantada por la falta de modales, Usagi manoteó el pecho de Seiya. "¡No hables mal de los muertos!"

"Pero es la verdad." Seiya renegó de vuelta en un murmullo. "Se aprovechó de las circunstancias de la peor forma, sabiendo que Yaten tenía sentimientos por ella. No podemos pretender que Kakyuu fue perfecta en vida. Seguirá siendo mi Princesa por siempre… Pero sus últimas acciones dejaron mucho que desear."

"Todos cometemos errores." Usagi propuso en defensa. "Estoy segura de que Kakyuu se arrepentiría de su comportamiento si estuviera con nosotras ahora."

Seiya suspiró. "Tu compasión no tiene límites." Su brazo se apretó alrededor de Usagi. "Sólo quiero… que estén bien. Taiki y Yaten. ¿Acaso es mucho pedir? Merecen un maldito respiro. Es especial Yaten. Siempre ha sido la más sensible de todas nosotras."

-Oh, Seiya. Usagi no pudo evitarlo. Levantó su cabeza para plantar un beso en su mejilla. Quiso compartir parte de la dulzura que ella misma atesoraba. Dejar claro que Seiya no estaba sola en su deseo.

"Cuidaremos de ellas dos, Seiya. ¡Ya verás!"

Seiya asintió, sus labios curvándose en un gesto blando y sutil.

Caminaron el resto del camino de regreso al Palacio con sus manos entrelazadas. El calor de la mañana fue aumentando con el paso del tiempo. Para cuando arribaron por la entrada trasera de los jardines, Usagi había retirado su chaqueta formal y moría por un tipo de bebida fresca.

Seiya frenó en seco a una corta distancia de la cocina.

"Odango, ¿por qué no esperas en la fuente mientras voy por algo de tomar?" Usagi abrió su boca para quejarse que preferiría estar en la sombra, pero una serie de miradas peculiares entre Seiya y las chicas se lo impidieron.

"¡Oh, sí, claro! ¡Lo olvidaba!" Makoto gritó. Tomó a Ami de los hombros, comenzando a llevarse a su amiga hacia la cocina. "Vamos a refrescarnos, Ami. No querremos asistir todas sudadas y olorosas a cenizas al banquete, ¿cierto?"

Ami ya estaba inclinando su mentón. "S-Seguro, tienes toda la razón, Mako-chan."

Usagi las dejó ir con un puchero. "¡Está bien, pero no vayan a tardar!"

"No, claro que no, Usagi. ¡Nos vemos en el Planetarium en media hora!"

"Están actuando muy extrañas." Usagi murmuró para sí, sentada en la orilla de la fuente, Desde allí, divisó a Seiya regresar de la cocina con dos vasos de jugo. "¡Muchas gracias!"

"De nada." Seiya le guiñó el ojo. Se sentó a su lado.

Usagi, por su parte, dio tres largos sorbos del jugo, adorando el sabor a azúcar llegando a su sistema. Sus zapatillas golpearon el piso con entusiasmo. "¡Mmm, estaba delicioso, Seiya!" Fue entonces que se percató de que su novia apenas había probado de su propio vaso. "¿Pasa algo? ¿Te sientes mal del estómago?"

Seiya dejo salir una risa breve, confundiéndola más. "Algo así. Aunque no por las razones que tú crees."

"Oh, no." Usagi se preocupó al instante. "¡Tenemos que llevarte a la enfermería!"

"¡Espera!" Seiya tomó el brazo de Usagi para indicarle que se volviera a sentar a su lado. "No te asustes, Usagi. Estoy bien. Son… buenos síntomas. Creo."

Usagi parpadeó. "Seiya, no entiendo. ¡Ningún dolor de estómago es divertido! ¡No seas masoquista!"

Esta ocasión, la risa creció a una carcajada. "Nunca cambias."

Usagi se cruzó de brazos. "Estás actuando muy extraño tú también. ¡Makoto y Ami me dejaron sola después de que las miraste de una forma muy sospechosa! ¿Por qué?" Un mal presentimiento le invadió. "¡Ay, no! ¿Estás por decirme una mala noticia?"

"¡No, no, para nada!" Seiya dejó su vaso con jugo en el piso. Tornó su cuerpo entero hacia Usagi, doblando su pierna para evitar mojarla en el agua de la fuente.

Usagi respiró hondo, lo quisiera o no, hipnotizada por las facciones elegantes de la mujer. Un bello halo de luz pareció delinearla de cabellos a botas, resaltando su gallardía. La intensidad en la mirada de Seiya sólo aumentó la intensidad del efecto.

Usagi tragó saliva. Su corazón comenzó a palpitar con más ímpetu.

"Entonces… ¿qué pasa?"

"Bombón." Seiya se deslizó un centímetro más. "Mírame."

"No es como si pudiera hacer lo contrario con ese uniforme." Usagi murmuró. Estaba segura de que estaba sonrojándose. Oh, Kami-sama.

Sintió los dedos de la cantante levantar su mentón. "Bueno, ahora sabes cómo me siento la mayoría del tiempo."

Usagi relamió sus labios, lip-gloss perdiendo efecto en el proceso. "Seiya…"

"Les pedí a tus amigas que nos dejaran a solas después del funeral. Por eso se marcharon de esa forma. No están por ganar ningún premio por sus habilidades ninjas, pero al menos lo intentaron." Seiya sonrió con lo que Usagi reconoció como nervios. "Siento que no hemos tenido tiempo para nosotras en cien años."

"Vaya que sí." Usagi susurró. "Entre ayudar en la batalla—"

"Organizar las armadas de Froid junto con las de la Capital, hacer oficial el arresto de Frihét."

"Asegurarme que Shingo y Hotaru estén recuperándose de sus heridas."

"Coordinando los arreglos del funeral."

La sonrisa de Usagi se tintó de comedia. "¡Ha sido una locura!"

"Mm-hm." Seiya no sonrió. Siguió contemplándola. "Hablé con mi Tía."

"Oh." Usagi sintió la sonrisa apagarse. "Mmm. ¿Sigue enojada conmigo?"

"Bueno." Una mueca ligera apareció en el rostro de la mujer. "En su defensa, la dejaste en Kin-Norte junto con Mortimer por un día entero. Sus traseros todavía están congelados."

"¡Ella se lo buscó al ser así de testaruda!"

"¡Lo sé, lo sé!" Seiya levantó sus manos. "Oye, estoy de tu lado. Hiciste lo correcto. Dudo que el ejército de Froid hubiera seguido tus órdenes sino hubieras cortado de raíz la influencia de la Condesa. Fuiste muy inteligente con esa decisión, Odango."

Usagi se volvió a sonrojar. Desvió su mirada al agua cristalina de la fuente. "Arigatou."

"En fin—Ah. No es de ella de lo que quería hablarte. Hablé con ella, sí. Política aburrida. Miradas desaprobadoras, silencios incómodos. ¡Ya sabes, la mejor reunión familiar! Pero también hablamos de otras cosas."

Usagi fue atraída a la mano derecha de Seiya, al verla buscar en los bolsillos de su abrigo por algo en especial.

Aclarando su garganta, Seiya pausó. "Debes comprender que sin mi madre estando presente para seguir con la línea de sucesión, muchas de sus pertenencias ahora podrían ser heredadas a mí. Así como ciertos deberes de la familia…" Lentamente, Seiya extrajo de su bolsillo derecho un objeto pequeño. Encerrado en su puño, con sumo cuidado.

Usagi no pudo frenar su curiosidad. Colocó su mano sobre el puño de Seiya. "¿Qué es eso?"

Seiya abrió su puño.

"Era de mi abuela originalmente. Fue heredado a Severina, años después."

Usagi parpadeó. Desde el ángulo en el que se encontró la joya, los rayos solares de Kinmoku resaltaron el material dorado del anillo.

Seiya continuó. "Bueno, pertenece a los miembros de la Casa Froid, para ser exactos. Tiene la cresta de mi familia, ¿lo ves?"

Usagi se encontró muda. Asintió con su lengua adherida a su paladar.

Una cadena se encontraba unida al anillo dorado. Severina debió haber vestido el anillo en su cuello, en lugar de la forma tradicional. Era un anillo sencillo, con el sello de una estrella de cuatro delicados picos encabezándolo. Un diamante pequeño se encontraba incrustado en el medio. El anillo en sí no era una reliquia llamativa cubierta en piedras preciosas. Porque ése no era su objetivo, Usagi supuso. El sello del anillo era más bien un atesorado símbolo de la familia Sang Froid, algo tan íntimo como la semilla estelar que reposaba en el interior de todas las personas.

"Odango." Seiya se cortó a sí misma. Carraspeó su garganta. Usagi separó sus dedos de la mano de Seiya, contagiada con la inquietud.

Tras un momento de incertidumbre, Seiya respiró profundamente. Redirigió su mirada al cielo verde-azul.

"Recuerdo mientras crecía, cuanto deseaba que mis padres estuvieran conmigo. Odiaba que tuvieran que viajar todo el tiempo. Antes había asumido que por su naturaleza aventurera se habían dedicado a explorar, ¿recuerdas? Ahora sé la verdad. Trabajaban en las excavaciones de la Stargate de Froid sin yo tener idea. Mi Tía me lo confirmó. Por eso viajaban tanto por las montañas." Seiya frunció su ceño. Usagi quiso suavizar su expresión. Se frenó para no volver a interrumpirle. Seiya no se abría sobre su pasado con frecuencia. "Como fuera la razón. Siempre hubo una parte de mí que anheló formar parte de una familia. Una de verdad. Mi Tía tenía sus propios hijos, sus propias responsabilidades… Le dije a Severina que la razón por la que decidí convertirme en Sailor Starlight fue porque buscaba estabilidad. No sentía que perteneciera en Kin-Norte. Las expectativas de mi Tía no encajaban con lo que yo aspiraba… Tenía la certeza de que mi llamado estaba en otro lugar, así que seguí mis instintos."

Usagi, atenta, se acercó hasta que sus rodillas chocaran.

"Y a pesar de todo lo que ha sucedido, no tengo arrepentimientos, ¿sabes? Desde el momento que conocí a Yaten, a Taiki y a Kakyuu supe que era mi lugar estar a su lado. Se convirtieron en mi familia. La que siempre estuve buscando."

Usagi sonrió. "Me siento igual respecto a mis amigas." Hasta con Taiki y Yaten, Usagi sentía un vínculo muy diferente al que tenía con sus amigas.

Seiya devolvió el gesto. "Hai. Tiempo después, te conocí. Y de nuevo, todo lo que creía antes se puso de cabeza."

"Uy, ¿ahora de qué tengo la culpa?"

La mano libre de Seiya le dio una palmadita a uno de los odangos rubios sobre su cabeza. "En serio que yo no había tenido idea."

Usagi torció su cabeza a un costado con curiosidad. "¿De qué?"

"De que todavía me faltaba conocer a aquella persona que yo podría considerar mi hogar."

El suelo desapareció bajo sus zapatillas.

Junto con el fondo del estómago de Usagi Tsukino.

Amor puro le capturó de adentro hacia afuera, dejándole en completa sorpresa. Sus ojos se humedecieron—¡Una reacción tan aniñada! Pero, Usagi fue incapaz de evitarlo. Su ser por entero se sintió fuera de su eje con la confesión.

"Seiya." Un maullido salió de su boca, incapaz de formar algo más coherente.

Aquellos zafiros que siempre atravesaban el alma de Usagi, fueron dos carbones agitados, mirándola con ternura. Su palma acogió el rostro de Usagi, labios partidos en más palabras a medio completar. La terrícola se adueñó de su caricia, atrapando la cálida mano con sus propios dedos. Seiya acercó su rostro, en segundos presionando su frente sobre el fleco rubio de Usagi.

"Eres mi hogar, Usagi Tsukino." Seiya levantó su puño de nuevo, el anillo siendo traído a la palma abierta de la chica. El anillo fue cubierto entre las dos. "No importa dónde estemos, ni de dónde vengamos—si estoy a tu lado, estaré bien. Seré feliz. Te seguiré al final de todo, Odango. Como tú lo hiciste al enfrentar al Arquitecto. Quiero ser valiente, como lo eres."

Era demasiado. Usagi sintió un hilo de humedad escapar de la comisura de su ojo. "Te lo dije, soy valiente p-porque tú me lo enseñaste."

"Es bueno que me lo hayas recordado, entonces." Y fue así como sus labios se encontraron. Un gemido sensible brotó de la garganta de Usagi, conquistada con el arrebate en todos los besos de Kou Seiya.

Siempre la besaba de esta forma: como si no hubiera razones para frenar lo que sentía por ella. Desde el primer beso que había comenzado todo, Seiya había roto limites, y había sorprendido a Usagi con su manera de amarla.

Atrapó la boca de Usagi con posesión, sensual. Robando los restos del brillo labial con gula, y la respiración de Usagi. Sus cuerpos parecieron extrañarse tanto como lo había hecho sus corazones. La sangre de Usagi conoció una nueva temperatura; su piel se puso de gallina.

Su estrella se expandió, energía atravesando piel, para anclarse a la que consideraba su más preciada.

Aunque sus labios se estrecharon con ansías que sólo fueron creciendo y creciendo, Seiya rompió la conexión cuando la pasión quiso desbordarse. Usagi sintió el suave jadeo de su novia sobre su rostro y le buscó, rozando sus narices juntas.

Entonces.

Sintió el anillo, en espera, entre sus manos.

Seiya inclinó su rostro hacia el objeto, pronto liberando la reliquia de la cadena que le había pertenecido a Severina Sang Froid. Se separó un poco de Usagi, rostro sonrojado. Cuando sus miradas se volvieron a unir, sin embargo, Seiya rebosó con determinación.

"Desearía que tú también pudieras considerarme lo mismo." Acogió la mano izquierda de Usagi de la muñeca, pasando su pulgar por la delicada curva. "Quisiera que tuviéramos la oportunidad de deshacernos de todas esas ridículas tradiciones de la Casa Froid, justo cómo nos deshicimos de las imponencias del Destino. Crear algo nuevo a nuestro estilo, ¿me comprendes?"

Usagi lo afirmó, vehemente, su mentón moviéndose de arriba hacia abajo. "Sí. Suena m-maravilloso."

La sortija se deslizó por el dedo angular sin dificultad. Usagi sintió el peso, comprobando que no era una joya cualquiera. Estaba hecha de la misma fortaleza que la Casa que representaba.

Usagi sonrió de oreja a oreja.

"Con este anillo, Odango, deseo prometerte que te amaré hasta que mi estrella se convierta en polvo cósmico, cientos o miles de años en el futuro."

Usagi limpió su mejilla de más tontas lágrimas. "¡Seiya, no seas tétrica!"

"Oi. ¡No deja de ser verdad!"

"Ay, no. ¡Estás arruinando el momento!" Usagi renegó. Alejó su mano de las garras de la insensible Kou.

Admiró el anillo con recelo. ¡Era tan elegante! ¿Qué acaso no se había preguntado, varios días antes, si tener un anillo en su dedo haría alguna diferencia en su relación con Seiya? ¡Oh, Kami-sama! Había estado tan equivocada al creer que no.

Sin embargo, algo no se sintió correcto. Usagi no tardó en encontrar el por qué. "Seiya, me siento mal. No tengo nada para obsequiarte."

"Ah, no te preocupes." Seiya jaló del cuello del abrigo militar. Para la sorpresa de Usagi, brotó otra cadena, llevando de colguije otro anillo. "Tengo el de mi abuelo. Reliquias familiares vienen en pares."

"Bueno, ¿qué esperas? ¡Dámelo!" Usagi tomó el anillo del cuello de su novia, jalándose de manera súbita. Seiya chilló sorprendida.

"¡Odango, aguarda, mi pobre pescuezo!" A pesar de sus quejas, Seiya obedeció a cómo pudo, traspasando la cadena por sus cabellos alborotados. Usagi acaparó el tesoro en sus manos y lo levantó a la luz de los soles.

"Oh, es plateado." Averiguó que se trataba de una réplica del anillo dorado ahora en su propio dedo. "Va más contigo." Usagi le sonrió, pensando en los aretes de media-luna que Seiya nunca se quitaba.

En respuesta, Seiya rascó su nuca, sonriendo de manera más tímida.

Usagi extendió su mano, moviendo sus dedos en demanda. "Dame tu mano. Tenemos que hacerlo de la manera correcta."

Las comisuras de los labios de Seiya se levantaron de forma pícara. "Ah, ¿sí? ¿Cuál es ésa?"

Las manos de Seiya tenían raspaduras, y el dedo índice de su mano izquierda estaba cubierto con una bandita en la punta. Callos predominaban. Los nudillos de su mano opuesta se mostraron hinchados por igual. Eran manos de una guerrera. Evidencia que Sailor Star Fighter nunca se daba por vencida.

Usagi la amaba tanto.

A pesar de sentir la atención de Seiya sobre ella, Usagi fue guiada por la emoción—su propia mano tembló ligeramente al acariciar el dorso de la otra mujer. "¿Qué no es obvio? Deseo hacerte una promesa también."

Sugoi, ¿era posible que tu corazón se atorara en tu garganta?

Seiya levantó sus cejas, al notar el silencio que comenzó a acumularse.

Usagi pensó detenidamente.

La rodilla de Seiya bailó, de arriba abajo.

Usagi mordió su labio.

"Odango, esto no es un examen de álgebra."

"¡Sssh, no me desconcentres!"

"¿En serio tienes que pensarla tanto para saber qué decir?"

"¡No te quejes! ¡Seguro tú sí tuviste tiempo para prepararte, pero fíjate que yo no!"

Seiya rio, hombros vibrando. Usagi se aguantó las ganas de pellizcarle las costillas. "No sé, has probado que improvisar es lo tuyo. ¡Es más!" La cantante levantó un dedo al aire. "No creo que sea necesario que digas algo más, cuando has dejado bastante claro lo que sientes por medio de tus acciones, Bombón."

-No es justo que siga diciendo cosas así. Usagi no podía derretirse tantas veces en un día. No quedaría rastro de ella si Seiya seguía siendo así de directa y brutalmente honesta. "¡N-No es tu turno, Seiya! ¡Cielos, deja de acaparar toda la atención!"

Seiya lució totalmente orgullosa de la frustración causada. "Lo siento. Por favor, continúa."

Usagi le echó una mirada sospechosa por hacerse la graciosa a sus expensas. En su cabeza, se repitió la parte en la que se había quedado. Mmm.

Por una parte, Seiya no dejó de tener razón. Todo lo que Usagi había tenido que decir sobre lo que sentía por la kinmokusiana, ya había sido expuesto al mundo. Usagi había sido completamente honesta con Seiya, amigos, enemigos y hasta con los fantasmas del pasado.

-Pero ¿qué hay de lo que quieres prometerla a ella? ¿Sólo a Seiya? A nadie más.

"Siempre estaré aquí cuando quieras compartir sobre tu pasado." Usagi movió el anillo. "Sin importar lo que hayas transpirado en el pasado, tienes que saber que no te voy a juzgar, Seiya. Puedes decirme lo que sea, hasta el lado feo y desagradable… Sé que las dificultades que experimentamos con Sailor Átropos han sido dolorosas para ti."

La expresión de su novia comprobó lo cierto que fueron sus palabras, perdiendo su jovialidad en el instante que el título de la Moira fue mencionado.

"Pero no te apures." Usagi amoldó el anillo donde pertenecía con una sonrisa gentil. Las puntas de sus dedos juguetearon con los dígitos en su posesión. "Encontraremos una solución juntas. Te prometo que siempre podrás contar conmigo. Puedes compartir tus cargas, por más pesadas que sean. No tienes que alejarte de mí cuando te sientas angustiada." Satisfecha, Usagi asintió para sí. "Así es, ésa es mi promesa." Levantó la mano de Seiya para tallarla suavemente contra su rostro.

En muchas ocasiones, Seiya la había contemplado justo de esta manera, y Usagi no había sabido interpretar las emociones detrás de la fachada de ídolo. Esa intensidad. Ese fulgor determinante en su mirada. Esa forma desfachatada con la que siempre había flirteado con ella, cuando Usagi lo había tomado como bromas pesadas…

Después de todo lo que habían vivido juntas, sin embargo, Usagi podía comprender mejor que Seiya vestía sus sentimientos en cada uno de sus gestos.

Cuando Seiya la abrazó contra sí, Usagi no ocupó que se pusiera en palabras lo que sentían una por la otra. El calor de sus cuerpos fue suficiente. La promesa de la pareja de anillos fue suficiente.

Luego, Usagi se separó un poco. "¡Ah, y claro! ¡También prometo que, aun convertida en polvo cósmico, no te librarás de mí!"

Seiya volvió a reír. Su mentón se clavó sobre su cabeza rubia.

"No esperaba menos, Odango."


[+]+[+]


Haruka escogió un tres de diamantes de su juego de naipes. La arrojó sobre la cama, en el regazo de Hotaru.

"Paso."

"Ugh. Es como si dos piedras sin expresión trataran de jugar póker." Shingo gimió desde su camilla, detrás de Haruka. "Solo con verlas mi cerebro está bajando de coeficiente intelectual."

"Si te tormenta tanto observarnos, ¿porque no tomas otra siesta, enano? Te hará bien dejar descansar esa bocota." Haruka le lanzó una mirada. Shingo tragó saliva visiblemente.

Cerró la boca.

Haruka sonrió para sí. Al volver su atención a Hotaru, encontró a la chiquilla mirando las ventanas.

"Hotaru, es tu turno."

La chica no reaccionó.

Haruka picó su pierna por sobre la manta.

"Desde aquí se ve el humo."

Haruka echó un vistazo a las ventanas. Un plumaje grisáceo podía reconocerse a la distancia, alzándose al horizonte.

Haruka regresó su atención a su manojo de cartas.

"Me preguntaba…" Hotaru continuó. "Porque no asististe con las chicas al Funeral, Haruka-papa."

"Alguien tenía que ser la niñera en turno." Haruka gruño. "Ya sabes cómo Koneko se preocupa por el enano. No se hubiera sentido a gusto dejándolo sin supervisión. Junior no es famoso por seguir órdenes de su hermana mayor."

"Por suerte, Shingo parece estar recuperando sus fuerzas después de la posesión que sufrió. Estoy segura de que en un par de días más, estará de vuelta al mismo de siempre."

"Estoy aquí, ¿saben? No tienen que hablar de mi como si no existiera."

"¿Qué no estabas tomando una siesta?" Haruka disfrazó la pregunta casual con ligera amenaza. De reojo, miró al bulto de Shingo darse la vuelta, en acto seguido.

Haruka frunció su ceño, analizando la predicción de alguien tan sombría como Hotaru. Esperaba que Shingo Tsukino en verdad se recuperara lo más rápido posible. No tenían tiempo que perder. Tenían que volver a la Tierra en cuanto todos estuvieran listos para el viaje. Haruka sabía que Makoto Kino también había mejorado considerablemente de sus heridas en las últimas 48 hrs…

No había razones para querer permanecer en este planeta.

"¿Para qué me querrían ahí?"

Hotaru encajó su mirada en su tutora.

"Nunca sé que hacer o decir en funerales." Haruka se encogió de hombros. "No me agradan. Y no es como si hubiera conocido a su Princesa tan bien como las demás."

"Peleaste a lado de muchos de los guerreros caídos en batalla, Haruka-papa." Hotaru fue dulce con su sonrisa, estirando una mano para presionar la rodilla más cercana de Haruka. "Estoy segura de que Seiya-san no hubiera tenido objeciones si hubieras deseado asistir. ¡Lucharon juntas, después de todo! Definitivamente te debe tener en mejor estima que antes."

Haruka rodó sus ojos. "Tampoco exageremos."

Lo que hubiera estado a punto de salir de Hotaru entre risillas, fue interrumpido por las compuertas de la enfermería. Las puertas opacas echas de vidrio reforzado se partieron para darle paso a, nada más y nada menos, que Kou Yaten. A pesar de la considerable distancia entre las camillas de Shingo y Hotaru, la cabeza peliplateada de Yaten giró en su dirección, sin problema alguno, encontrándolos entre los demás pacientes.

Haruka aclaró su garganta. Regresó a la tarea de revisar sus cartas. Odió la sensación incómoda en el fondo de su vientre. ¿Qué diablos hacía Yaten aquí? ¿No debería estar con las demás?

Yaten avanzó en su dirección con propósito.

Hotaru relució ser la Outer con más modales, al ser la primera en saludar a la Star Senshi.

"Yaten-san. ¡Buen día!"

"¿Qué rayos haces aquí? ¿Por qué no estabas en la Ceremonia?"

Haruka achicó su mirada. Yaten-baka no tenía que desquitarse con Hotaru por su mal humor. "No tenía idea de que tuviera que darte un itinerario de mis actividades, Sub Comandante."

Hotaru no lució contenta con el contraataque. "Haruka-papa, por favor."

La Star Senshi malcriada aventó un presuntuoso cabello de su rostro con una carcajada venenosa. "¡Debí adivinar que dejarías de esforzarte por ser una persona decente, una vez que impresionaras a Usagi-chan lo suficiente! ¿Sabes qué? ¡Eres una hipócrita!"

El incendio de coraje impulsó a Haruka de su silla mucho antes de que la maldita mujer terminara con su hilo de insultos. "No metas a Koneko en tus berrinches."

"¡Te busqué! ¡Por todas partes!" Yaten le interrumpió. "Y déjame decirte que el Coliseo no es ningún lugar diminuto. ¡Mira mis botas! ¡Han sido totalmente arruinadas con todo el polvo y las piedras de ese horrendo lugar!" El remolino de insultos apuntó hacia su atuendo con total decepción. "¡Sólo digo que hubiera sido buena cortesía de tu parte mostrar tu cara, o avisarme con anticipación que estarías escondiendo tu trasero en la enfermería, para no perder mi tiempo buscándote!"

Tan rápido como Yaten había arribado, la mujer se dio la vuelta, retomando el camino en reversa fuera de la enfermería.

Silencio.

Haruka parpadeó.

Shingo carcajeó. "¡Diablos! ¡Vaya que molestaste a tu noviecita!"

"Ella no es mi—" Haruka se mordió la lengua. "No digas tonterías." Respiró hondo, haciendo todo en su alcance por demostrar indiferencia. Los gritos histéricos de Kou Yaten no tenían por qué afectarle, mucho menos el significado detrás de sus acusaciones.

¿Y qué, si había buscado por Haruka durante la Ceremonia? ¡Haruka no le debía explicaciones! No había ninguna obligación que uniera a la Outer con las Sailor Star Lights más allá de acabar enemigos, cuando el momento lo ameritara. Hasta ahí llegaba la responsabilidad que Sailor Moon había colocado en cada una de sus Senshis…

Haruka enfocó su coraje en las compuertas. Le sorprendió que éstas no se quebraran con la intensidad de su frustración.

"Haruka-papa."

"Sigamos jugando." Haruka gruñó, dejándose caer en su silla de regreso. "¿Quieres comenzar de nuevo? Mezcla las cartas, Hotaru."

La chica ignoró las cartas que Haruka quiso compartirla para reiniciar el juego de póker. "Tal vez deberías a hablar con Yaten-san."

-De ninguna manera. Haruka apretó su quijada. Ir tras Yaten significaría estar a solas con ella. Una pésima idea. "Hotaru, créeme, mantener la distancia es lo mejor que puedo hacer en estos momentos."

"¿Mejor para quién?"

Rayos, Hotaru en verdad no entendía las sutilezas, ¿verdad? Haruka giró su persona hacia la chiquilla, dándole la cara por completo.

Hotaru no fue intimidada. Miró a Haruka con desaprobación. "Haruka-papa, recuerdo lo que me contaste cuando decidiste tomar este viaje con Usagi-san. Querías crear conexiones con nuevas personas porque sentías tu ritmo de vida algo monótono y vacío de verdadera pasión. No lo he olvidado." La expresión de la joven se suavizó una fracción. "Puede que hasta ahora no haya dado voz a mi opinión durante nuestra estancia en Kinmoku, pero eso no quiere decir que no haya estado observándote."

Mierda.

"Lo que he visto me ha sorprendido. Me alegra. ¡Has cambiado, y creo que para tu bien!" Las manos de Hotaru comenzaron a reunir las cartas, aunque no para reiniciar el juego, sino para regresarlas a su paquete. "Has sido increíblemente valiente al abrirte a estas nuevas experiencias. Estoy muy orgullosa de la forma en la que protegiste a la gente de Kinmoku-sei. Setsuna-mama y Michiru-mama lo estarán también."

Acidez subió por la garganta de Haruka, con la mención de Michiru. Un nombre que había evitado con éxito todo este tiempo.

La expresión de Hotaru volvió a ser seria.

Grandioso.

Haruka estaba a punto de recibir terapia de una chiquilla de trece años.

"Por lo cual me parecería muy tonto de tu parte si decidieras invertir tu crecimiento en estos momentos sólo porque tienes miedo." Dureza se reflejó en las líneas de expresión de su hija. "¿Qué no te das cuenta? Lo que has estado buscando… lo has encontrado. Atesóralo. No todas las personas cuentan con la misma fortuna de recibir lo que desean."

Haruka guardó silencio un largo momento.

Por milésima ocasión desde que había dejado entrar a Kou Yaten a su mente, Haruka se sintió en el precipicio. Le aterrorizaba averiguar que había en el fondo.

Todavía no era tarde.

Todavía no era tarde para colocar paredes entre ella y lo desconocido. Todavía estaba a tiempo de retroceder y aferrarse a lo que Haruka consideraba familiar.

Todavía estaba a tiempo, para evitar que alguien saliera irremediablemente lastimado.

Hotaru tenía razón. Haruka nunca había estado congelada con pavor como en este momento.

Haruka frotó su frente. "Hotaru, te lo dije. No sé qué decir en estas situaciones."

Hotaru brilló con cálida simpatía. "A veces, no tienes que decir algo para ofrecer confort a una amiga, Haruka-papa."

Haruka respiró hondo. Volvió a divisar las compuertas.

Al diablo.

Dejó a Hotaru y a Shingo, sin más. Tenía que actuar rápido antes de que su consciencia diera otra visita.

Al salir al pasillo de la enfermería, se preguntó cómo encontraría a Yaten. Pero rápidamente pudo reconocer señales del camino destructivo que la Star Senshi había dejado detrás. Sailor Star Developer todavía lució perturbada, cuando se la encontró en el ala este. Picoteaba su tableta, cargando el abrigo militar que Yaten indicó haber descartado.

Haruka alzó una ceja. "No te mencionan hacer la tintorería de tus superiores en la descripción del puesto, ¿eh?"

Developer suspiró con buena naturaleza. "Hola, Señorita Tenoh, ¿ocupan algo el Señorito Tsukino o la Señorita Tomoe?"

"Sí. Que nunca los vuelvas a llamar así de nuevo." Haruka hizo una mueca con un poco de humor. Para su sorpresa, Developer hizo una mueca de disculpa.

"Protocolo, lo siento. Sería inapropiado llamarlos de otra forma. Por lo menos, no cuando estoy en horas de trabajo."

Haruka apuntó hacia la dirección de la Suite Real que le había pertenecido a Kakyuu-Hime. "¿La Sub Comandante está ahí dentro?"

Sailor Star Developer miró las compuertas de la Suite y luego a Haruka, indecisa si divulgar una confirmación.

"Me pidió que viniera." Haruka inventó, cruzándose de brazos para actuar enfadada. "No me digas que caminé todos esos malditos escalones por nada."

"C-Claro, Señorita Tenoh. Discúlpeme. La Sub Comandante pidió no ser interrumpida mientras empacaba algunas de las pertenencias restantes de Kakyuu-Hime, pero si me dice que llamó por usted—"

Haruka ya estaba dirigiéndose a las puertas de la Suite. Las abrió sin pedir perdón, ni permiso. La voz de Developer fue cortada por las puertas, cuando las cerró de vuelta.

Los primero que notó fue lo vaciada que estaba la Suite. El vestíbulo. La sala de estar. Todo. Haruka caminó por los distintos cuartos algo impaciente, preguntándose donde diablos se había metido Yaten.

"Dios, ¿qué es ese olor?" Haruka se quejó en voz alta, mientras pasaba cerca de la ventana de la recámara principal.

"Es el olor de los cuerpos."

La voz provino de los roperos.

Haruka se adentró por la opulente recámara. Vestidos estaban acomodados en la cama de la habitación. En el piso, un ejército de cajas invadía el espacio, sellos del idioma natal marcados en rojo, en todas ellas.

Haruka aspiró—el olor le revolvió el estómago. Sin más, cerró la ventana de la recámara.

"¿Qué haces aquí?" Yaten aventó otro par de vestidos a la cama. Sin su gabardina militar, la blusa de encaje negro cubriendo su torso y brazos atrajo la mirada de Haruka de forma inevitable.

Haruka trató de perder el aura defensiva de la que Hotaru siempre le acusaba tener. No había venido a pelear. Dejó caer sus brazos a sus costados.

Yaten pareció mal interpretar su silencio. "Es patético, lo sé. ¿Pero quién lo va a hacer? Kakyuu no hubiera querido que su guardarropa fuera dañada por descuidos de las doncellas. Seiya dijo en la mañana que quizás podamos donar sus pertenencias al Distrito Geist para que los expongan en los Museos—¿Puedes creerlo? ¡Es lo más insensible que he escuchado salir de su bocota!"

Haruka no mencionó en voz alta que le parecía una solución práctica al asunto. ¿Para qué guardar la ropa y las joyas de un fantasma? ¿Para flagelarse una y otra vez, por alguien que ya no estaba presente? No lo consideraba saludable.

Ropa siguió siendo descolgada y arrojada a la cama sin orden. "No sé qué pasa con ella. Ha estado actuando con desdén con todo lo relacionado a Kakyuu-Hime. ¡Me hace enfurecer!" Yaten extendió un brazo hacia Haruka, como si hubiera esperado que la terrícola le llevara la contraria. "Sí, sí, ya sé que Kakyuu la manipuló y la usó para su conspiración, pero… Ella sigue siendo nuestra Princesa. No tiene que comportarse de esa manera fría y calculadora."

Silencio.

Haruka se reacomodó sobre el piso pulido, un Nike blanco colocándose detrás de otro. Se balanceó sobre las plantas, como si estuviera calentando para un maratón.

La energía paranoica fue succionada de Yaten, entonces. La mujer examinó la última prenda en sus manos—un tipo de chal fino. Lo dejó caer al piso.

"Fue por ella que nos conocimos. Seiya no debería olvidarlo. Parece haberse convertido su misión… limpiar la mierda que la Corona dejó detrás." Dando las espaldas, Yaten pasó su mano por rostro, una serie de esnifes delatadores produciéndose, momentos después. "Maldición." Gimió a lo bajo.

Haruka se abrió camino por las cajas. Sin mucha consideración por los contenidos, pateó un par de ellas para evitar romperse el cuello, en caso de una caída inesperada. Yaten permaneció de espaldas.

A centímetros, Haruka se contuvo. No le agradó sentirse de esta forma—insegura. Dudosa. Alzó un brazo, parando en el último instante que estuvo por hacer contacto con el hombro de la chica.

"Grandioso. Otra vez, llorando como niñita. ¿Qué fue lo que dijiste aquella ocasión? Oh, sí. Lloriquear nunca resuelve nada. Pues me disculparás en esta ocasión si te molesto con mi personalidad melodramática."

Yaten hizo una burlesca imitación de la voz de Haruka, al replicar la distante línea. Cuando ojos esmeraldas se asomaron por un hombro oscuro, se mostraron sorprendidos de ver a la Outer así de cerca.

La terrícola rascó su nuca. "Digo muchas cosas. No tienes que tomarlas todas a pecho."

Las lágrimas no mejoraron. Genial.

¿Había Haruka mencionado ya, que apestaba en este tipo de situaciones? ¿Qué tipo de consuelo podía dar? ¿ꞌVine porque tal vez gritarme un poco más sirva para que te sientas mejor'? Haruka escogería enfrentar sola un ejército de Animalmates que enfrentar situaciones emocionales donde debía usar tacto o sensibilidad.

"No me gusta." Haruka masculló, pensando en Usagi Tsukino. Llorando porque su novio se había olvidado de su cumpleaños. Un verdadero campeón, ese tipo. "Ver a chicas fuertes llorando por basuras. No deberían sufrir si no hay una buena razón." Rayos, ahora Yaten encontraría insultante que Haruka estuviera comparando a Kakyuu-Hime a un costal de basura. "Quiero decir. Eh. Tu Princesa era preciada para ti. Claro, lo comprendo. Pero no deberías menospreciarte por no ser lo que ella buscaba en un amante. No me gusta verte dudar de ti misma, cuando he visto de lo que eres capaz. Por eso dije esas palabras cortantes."

Demonios.

¿Qué había sucedido con el consejo de Hotaru de mantener la boca cerrada?

"Deja de compararte con Sailor Star Fighter. Eso me molesta más que todo lo demás. ¿Quién en su sano juicio quisiera estar en los zapatos de esa idiota? Eres valiente, leal, y determinante por tu propia cuenta. Dirigiste la Fuerza Militar con excelentes instintos cuando nadie quiso tomar la responsabilidad. Intentaste evitar que la Corona culminara en guerra con Froid con lo poco que sabías de la verdad. Inclusive después, cuando Sailor Átropos quiso humillarte, al poner en tela de juicio la lealtad de Kakyuu por su gente, te negaste a unirse a su bando. Luchaste por tu gente. Salvaste a tu gente. Kou Yaten, no le debes nada a nadie. Ni a los vivos." Con su mentón, señaló hacia los vestidos. "Ni a los muertos."

El perfil de Yaten giró hacia Haruka, ojos vidriosos. Lució como si la hubieran sacudido.

-Ya somos dos. Haruka buscó entre sus bolsillos por algo cercano a un pañuelo. Encontró una servilleta, arrugada pero limpia, al menos. La ofreció para que la chica secara sus ojos.

Yaten analizó la servilleta.

Miró a Haruka.

"Por favor." Haruka siseó entre dientes. "Tómala. Deja de llorar. No puedo soportarlo."

No había podido aguantarlo antes, tampoco. Sailor Star Healer siendo llamada pequeña naisen frente a un auditorio lleno de personas, para luego ser descartada por Kakyuu, al perder la contienda contra Sailor Jupiter. Había sido un comportamiento sucio de parte de la Soberana y Sailor Healer había lucido miserable al final de la contienda.

Por esa razón, Haruka no se la había pensado dos veces en ganar esa estúpida rosa blanca. No había sido difícil. Apenas un desafío decente. Haruka sólo había querido que Healer se animara de vuelta. Tener sentimientos por alguien y no ser correspondido, podía ser una verdadera patada en el hígado.

Un manazo tumbó la servilleta al piso. Haruka abrió su boca para refunfuñar—

Yaten se le echó encima.

Le tomó unos minutos distinguir que estaba siendo abrazada.

Este abrazo fue distinto al último, de alguna manera. Más determinante, considerando que se encontraban en la realidad, y no en una ilusión mental. Los mocos manchando la camiseta de Haruka fueron reales, y el calambre de su cuello por ser jalada por la enana mujer, un reto tangible.

Cuando posó sus manos en la espalda de Yaten, el calor de su piel no fue un espejismo. Haruka no tuvo escapatoria alguna. Admitir, que le agradaba sentir a esta mujer en sus brazos, le llenó de placer culposo. Cuando el aroma del enjuague de pelo de la ex-ídolo penetró sus narices, los sentidos de Haruka no lo repelaron. Le invitaron a hundir su rostro en la cabellera plateada. Averiguar qué otras partes de Yaten olían así de estupendas…

La ley de la atracción nunca había sido tan masoquista, como en este maldito momento.

Esto, es lo que Haruka había querido evitar.

Darle la cara, a las profundidades.

Porque Haruka había comprobado la existencia del corazón puro de Yaten, por medio de sus acciones. Lo había percibido, al ambas empuñar su talismán y sentir afinidad mutua. Energía alimentándose de energía.

Yaten era una estrella deslumbrante que Haruka deseaba tocar.

Sentir.

Proteger.

Tener para sí.

"Perdón por llamarte una pobre excusa de persona decente." Yaten lloriqueó, rostro acomodado sobre el pecho de la Outer.

"Seguro."

"Estaba enojada."

"No me digas."

"Arruiné mis botas preferidas por tu culpa."

"Tenía que cuidar de los chicos. Koneko me lo pidió." Haruka tragó saliva. "Y no me gustan los funerales."

Yaten acurrucó más su rostro. "Baka. Me dijiste que ya no estaría por mi cuenta."

Haruka apretó su abrazo. "Estoy aquí, ¿qué no?"

Yaten resopló. Haruka esperó que la fábrica de mocos llegara a un fin, pronto. "Supongo que es mejor tarde que nunca." La chica despegó su cabeza un poco, mirando la servilleta que había tumbado con arrepentimiento.

Haruka suspiró. Se agachó para recogerla.

Esta ocasión, Yaten sonó sus narices sin delicadeza alguna. Haruka notó que Yaten no había usado gran cosa de maquillaje el día de hoy, y sus ojeras lucieron remarcadas. Lucirían peor, cuando sus ojos se hincharan por los llantos.

"Todos estamos exhaustos. Creo que estamos hartándonos unas de las otras. Seiya no debe tener energías para sentimentalismos. No deberías tomarlo personal."

Yaten sonrió. "El día que Haruka defiende a esa tonta quiere decir que todo debe estar yéndose al diablo en verdad."

"Deja esto." Haruka apuntó a las cajas. Los vestidos. La habitación en sí. "Son cosas materiales. ¿Has comido algo aparte de bilis y amargura? Oí que habría un banquete después del Funeral."

"Maldita insensible." Yaten murmuró. "No he tenido el mejor apetito que digamos." La nariz enrojecida de Yaten fue restregada por última vez con la servilleta, antes de que la chica lo desechara al cesto de basura. "Aunque escuché que habría pay de vermeil." Un puchero acompañó el anuncio.

"Salgamos de aquí. Este lugar apesta." Haruka tomó la mano de Yaten en su camino fuera de la recámara. Yaten no presentó objeción.

Cuando se reencontraron con Sailor Star Developer, Yaten pidió su abrigo de vuelta, admitiendo que por etiqueta real no podría aparecer sin ella al banquete.

"Developer, ¿has tomado un receso?" Yaten inquirió, mientras se colocó el abrigo.

"Estoy esperando por una actualización del estado de los canales de comunicación de ELEKTRA y MAIA."

"Reasigna la tarea a Brunilda, que tome el siguiente turno de cinco horas en media hora. Rage ha tenido más tiempo para descansar que tú. Come algo, o vete a dormir. Pero no quiero verte trabajando por el resto del día. Respecto a los artículos de Kakyuu-Hime…" Yaten echó un vistazo a las puertas. "¿Podrías indicarle a Brunilda que se asegure de que las doncellas terminen de empacar todo lo demás?"

"Roger, Sub Comandante. ¿Quiere que llevemos las cajas a las bóvedas?"

"No." Yaten indicó que tragar piedras sería más placentero de lo que estaba por salir de su boca. "Como la Comandante Fighter indicó, preparen el guardarropa de la Princesa para ser enviado al Distrito Geist. Serán entregados como donaciones. Los artículos más personales como diarios y libros que sean separados y mandados a la biblioteca. Respecto a las joyas y alhajaría, quiero que primero sea todo evaluado por tesorería. Lo más valioso será utilizado para la compra de más materiales para las reconstrucciones. Necesitamos alimentar ese fondo con todo lo que tengamos a nuestra disposición."

"Aye, aye." Sailor Star Developer introdujo las indicaciones en su tableta con un bostezo que no pudo reprimir. Yaten tuvo razón. La Starlight estaba a punto de quedarse dormida en sus dos pies como los caballos.

Siguiendo el rastro impaciente de Haruka, Yaten dio un paso hacia los elevadores. Luego, pareció acordarse de un último pendiente en su cabeza. "¿Alguna novedad con los esfuerzos para entablar comunicación con la Tierra?"

"Seguimos mandando señales a los satélites del Sistema Solar. El rastreador dentro de la pluma Henshin de Sailor Star Maker no debe estar funcionando. Sailor Mercury ha estado trabajando sin cesar en esa asignación junto con las reparaciones de la Stargate. Sin embargo—"

"Nada aún." Yaten concluyó. "De acuerdo. En cuanto haya noticias, no importa la hora, me lo haces saber, por favor. ¿Está bien?"

Haruka ya había presionado el botón para abrir la cabina del elevador. Yaten se le unió.

"¿Y Developer?"

"¿S-Sí?"

"¡Toma tu receso!"

Las puertas se cerraron.

"Tomaste la decisión correcta."

Yaten exhaló profundamente, como si un par de sus demonios personales hubieran sido exorcizados.

Haruka no había pisado el Planetarium desde aquella fiesta en honor del Príncipe Frihét. La ironía no estuvo perdida en Haruka. El personal del Palacio había abierto todas las ventanas, y las cortinas había sido extendidas para dejar entrar toda la luz posible.

Para ser un lugar bastante espacioso, Haruka no pudo evitar sentirse algo claustrofóbica al arribar. Fue una experiencia muy distinta a la previa fiesta, al tener más de doscientas personas reunidas en un solo lugar.

Y vaya que los refugiados tenían un apetito.

"¡Chicas!"

Por supuesto que Koneko estaría haciendo fila ya. Haruka sonrió al verla batir sus brazos por todas partes para llamar su atención.

"¿Por qué haces fila, Usagi? Somos invitadas especiales, podemos servirnos sin esperar."

"Claro que no. ¡Eso no sería justo, Yaten!" Usagi le regañó, ofendida.

"Además, es la quinta vez que Usagi se pasea por aquí." Makoto se asomó, dos lugares más delante de la rubia de coletas.

"¡Mako-chan! ¡Tú también estás repitiendo!"

Makoto escondió su rostro enrojecido con su plato vacío. "¡Bueno, es que el pay de vermeil es delicioso! Además, estoy haciendo fila por las porciones de Hotaru y Shingo, no todo es para mí."

"Oh, Shingo, es verdad." Koneko exclamó con cierto remordimiento.

"¿Te olvidaste de alimentar a tu propio hermano?" Yaten resopló con humor, compartiendo una mirada incrédula con Haruka. "No lo puedo creer, Usagi." Al ver que más personas estaban queriendo meterse a la fila, Yaten jaló de la camisa de Haruka para incorporarse detrás de Usagi. "Rayos, espero no se acaben el pay de vermeil, de aquí a que lleguemos al frente."

"No te apures." Usagi les sonrió a ambas. Luego, la chica llamó la atención de Kino-san con un chiflido. "¡Pppst, Mako-chan, si llegas primero, toma una porción de pay para Yaten!"

La castaña ofreció una señal de amor y paz con sus dedos. Yaten se sonrojó con la cortesía.

Haruka se dirigió a la figura salivante de su Princesa. "No te des rienda suelta. Recuerda la diarrea del otro día. No toda la comida de este lugar es compatible con tu estómago."

"¡Haruka!" El chillido fue instantáneo. Koneko lució inmensamente avergonzada. Las carcajadas de Yaten no ayudaron a tranquilizarla. "¡Cielos! No tienes que anunciarlo en público."

"Alguien tiene que recordártelo."

"Me recuperé rápido. ¿Acaso debo recordarte que gané el Torneo aun en mis peores momentos?"

Haruka se cruzó de brazos, cero impresionada.

"Sí, después de vaciar el kit de primeros auxilios de Mizuno-san, si mal no recuerdo. Si te da diarrea de nuevo, Kinmoku no cuenta con los mismos medicamentos para ayudarte esta vez."

"¡Eres peeeeoooor que Luna!" Usagi cubrió sus orejas. "Te lo ruego, Haruka, deja de hablar de mis intestinos."

"Sí, por favor, estás arruinando el poco apetito que tengo." Yaten quejumbró. "Oye, Usagi. ¿Y tu media naranja?"

Usagi apuntó al segundo piso del Planetarium. A la distancia, distinguieron a Seiya-baka almorzando con Ami Mizuno. Al caer en cuenta de que estaban siendo observadas, Seiya meneó una mano en saludo. Haruka rodó sus ojos con la idiotizada manera en la que Koneko le saludó de vuelta. Prácticamente corazones salieron por sus ojos.

"Genial, ahora mi apetito se ha arruinado también." Haruka gruñó entre dientes. Al echarle una mirada a Yaten, sin embargo, encontró a la chica concentrada en algo más.

"Espera un minuto." Yaten tocó el brazo izquierdo de Koneko, jalando de su mano. "¡Shimatta! En efecto, es lo que creía que era."

Un tomate tuvo poco que presumir en comparación del rostro de Usagi Tsukino en esos momentos.

Haruka levantó una ceja.

Sonriendo con brillo malévolo, Yaten restregó la mano de Koneko en las narices de Haruka. "¿Quién imaginaría que Seiya tendría las agallas?"

Haruka parpadeó.

Frunció su ceño. Procesando.

El anillo dorado en el dedo angular de Koneko no desapareció. Al contrario, siguió resplandeciendo con descaro frente a ella.

El dedo angular. En la mano izquierda.

Sólo podía significar un tipo de catástrofe. "Koneko, ¿qué demonios significa esto?"

"Haruka, por favor, no me veas así—¡Yaten, eres malvada!"

"La insignia de la Casa Froid, nada más y nada menos." Yaten aventó más leña al fuego, soltando la mano de Koneko con una carcajada. "¿Deberíamos llamarte Condesa también, a partir de ahora, Usagi-chan? Seiya y tú están prácticamente casadas, después de todo."

"Uuuuuy." Usagi siguió creando un escándalo, rehuyendo de los intentos de Haruka de capturar su mano. "¡Cla-claro que no! ¡Estás exagerando!"

Los cabellos de Haruka se alzaron de punta. "¿Dijiste casadas?"

Usagi levantó sus manos en súplica. "¡Haruka, cálmate! ¡Soy muy joven para estar casada! ¡Además, no es bueno hacer corajes antes de comer!"

"Esa malnacida." Haruka respingó, aventándole una mirada asesina al balcón donde la maldita de Kou Seiya disfrutaba de su estúpido desayuno. Haruka esperaba que se ahogara con un pedazo de pan tostado. Sería una misericordia a comparación con lo que Haruka le tendría preparado. "¿Quién se cree que es? ¡Clásico de la aprovechada, le das una mano y ella te agarra la pierna y todo lo que esté a su alcance!"

"Está bien, está bien. Tiempo fuera, niñas." Yaten se interpuso frente a Usagi. "Te recuerdo que un baño de sangre en el buffet dañaría la atmósfera pacífica, Haru-bruta." Murmuró en dirección de la Outer.

"¡Hum!" Petulante, Haruka se dio la vuelta en dirección opuesta a Koneko. Le importaba un pepino si los blandos de corazón de Kinmoku no encontraban de su gusto algo de violencia junto con sus corn-flakes. "¿Cuándo tenías pensado contarnos esta novedad, Koneko?"

"Bueno, yo… No lo estaba escondiendo. ¡Acaba de suceder! ¡Y no es como Yaten lo está pintando!" Vino tímidamente de sus espaldas. "Haruka, vamos, no te enojes conmigo…"

"¡Felicidades, Usagi-chan!"

Haruka colocó sus manos en su cadera, al distinguir la joven de cabellos púrpuras uniéndose a la conversación. "¿Qué haces aquí? Deberías estar en cama."

Hotaru les guiñó el ojo, cinco lugares detrás de ellas. "Estoy segura de que eso es lo que en realidad Haruka-papa quiso expresar. Muy, pero muy en el fondo."

"En mil años, probablemente, hasta lo diga en serio." Detrás de ella, Yaten se colgó de los hombros de Haruka para seguir molestándola. Su peso corporal fue para reírse, Haruka apenas y la sintió. "Nah, ¿tal vez en la próxima era de hielo?"

"Está muerta. Tan muerta." Haruka masculló con finalidad.

"Seguro." Yaten le otorgó unas palmaditas de consuelo. "Pero primero, pay."


[+]+[+]


"¿Ser parte del Consejo, dices?"

Seiya intentó no asustar a la chica con la propuesta. "Así es. Necesitamos las mentes más brillantes. Mientras permanezcas en Kinmoku, me gustaría que pudieras formar parte del Consejo. Sería grandioso que pudieras compartir tus descubrimientos de la Stargate hasta ahora en el inicio de sesiones de mañana." Jugó con su tenedor, insegura de como leer la expresión de Mizuno. "Lo siento, sé que sigo presionándote." Suspiró.

"Para nada, Seiya. ¡Es un honor!" Ami se sonrojó ligeramente. "Ha sido fascinante descubrir lo avanzada que es la tecnología del Planeta Magnus. Su campo de energía, por ejemplo, podría utilizarse para el beneficio de muchos otros planetas."

"Aye, el Sistema M.A.D.R.E. patea trasero, ¿eh? No creas que se me olvida lo que mencionaste sobre su posible utilización en Tokio de Cristal. Por mí no habría problema que pudieran replicar el Sistema para la protección de la Tierra. Aunque creo que eso sería muy en el futuro, ¿cierto?"

"Así es." Ami replicó, solemne. "Es muy distinto vivir en un planeta donde ser Sailor Senshi siempre ha sido un hecho conocido. En la Tierra, bueno. Es complicado, como podrás imaginarte. Mientras ustedes viven bajo un mismo régimen, la Tierra está dividido alrededor del globo." La chica limpió sus anteojos. "Luna y yo siempre nos preguntamos cómo debía de suceder aquella transición de unión entre Naciones como se había mostrado en el futuro. Si Mamoru en verdad quiere convertirse en Soberano, claro."

"Eso suena a otra conversación completamente distinta." Seiya hizo una mueca. "Te prometo que solo tomaré dos horas de tu tiempo. No más. Eres una mujer ocupada."

"Por supuesto." Ami se colocó sus anteojos de regreso. "Seiya."

"¿Eh, sí?"

"¿Qué hay de los juicios?"

Seiya suspiró. "Los juicios." Desvió su mirada de vuelta al balcón. ¿Estaba Odango sufriendo de un ataque epiléptico? ¿Por qué se retorcía de esa forma entre Tenoh y Yaten? "De acuerdo con el protocolo, las preparaciones de un juicio deben involucrar al Senador de Cabecera de la Corona. Lástima que esté bajo arresto."

"¿No podría alguien más hacerse cargo de las preparaciones?"

"Seguro. Pero mira a tu alrededor, Mizuno-san." Seiya regresó a su porción de ensalada de frutas. "Todas estamos haciendo lo mejor que podemos con las pocas manos que tenemos disponibles. Algo muy singular de los juicios en nuestro país es que deben ser coordinados y vigilados por una parte neutra."

"¿Neutra, dices?"

"Hai, para evitar sesgo a la hora de la sentencia. La Corona sólo se involucra en asegurar que la condena otorgada se lleve a cabo. O por lo menos, ese era el estilo de Kakyuu. Sospecho que cambios se aplicarán en estos procedimientos. Mi esperanza es que…" Seiya mordió su labio.

Ami le sonrió con entendimiento. "Estás esperando por Taiki-san."

Seiya asintió. "Ella no estuvo presente. Eso la coloca en una buena posición. Sé qué si alguien podría tomar este asunto en sus manos sin perder objetividad, sería ella."

"Estoy de acuerdo contigo. Taiki cree en la justicia, inclusive en los momentos más oscuros." Ami partió delicadamente otro trazo de pay. "Lo siento por todavía no poder establecer contacto con la Tierra. En verdad esperaba que el satélite del Centro de Comando de Luna lograra captar nuestra señal. Como la tecnología de su supercomputadora es más avanzada que el resto de la tecnología de la Tierra, creí que tendríamos una alta posibilidad de obtener una respuesta."

"¡Oh, no! ¡Para nada! ¡Estás haciendo más de lo que deberías, Mizuno-san! ¡Estamos muy agradecidas por toda tu ayuda!" Seiya golpeó la mesa con sus palmas con énfasis. "¡Hablo en serio! ¡En cuanto regresemos a la Tierra te pagaré los honorarios de tu dura labor!"

Ami dejó salir una risilla. "No te apures. Me conformo con que me permitas seguir siendo parte de tu equipo científico aun a distancia. Me muero por conocer más de esta tecnología." La chica, entonces, pareció percatarse de lo que Seiya había asegurado. "Entonces, Seiya-kun, ¿eso quiere decir que regresarás con nosotras a la Tierra?"

Seiya frunció su ceño. "Suenas sorprendida."

Ami saboreó el pay detenidamente. "Gomen. No fue mi intención asumir… es sólo que creí que tardarías un poco más de tiempo en regresar a la Tierra, considerando…"

Considerando todo el trabajo que debía realizarse. Seiya apoyó su rostro en su mano, examinando lo dicho. Terminó soltando un sonido agridulce. "No te apures. Mi ego no es tan inmenso como Odango asegura. Sé que conmigo o sin mí, Kinmoku volverá a levantarse."

"No es lo que la Condesa cree, ni lo que Sailor Átropos y el Arquitecto pensaban."

Seiya tuvo que darle crédito a la chica por abrir el tema. Aunque podía presentar la perfecta imagen de nerd de laboratorio, Ami Mizuno no temía de hablar de temas difíciles.

"Con más razón, no debería alargar mi estancia. Piénsalo. Si te guías por la lógica de Sailor Átropos y del Arquitecto, si un Punto Fijo se ha roto, deberíamos seguir actuando en contra de lo que la Orden había establecido. No pienso involucrarme a tal nivel que el Punto Fijo se reestablezca por accidente." Seiya rascó su cabeza un poco. "O por lo menos, así tiene sentido todo en mi cabeza, ¿sabes?"

"A decir verdad, es un plan sensato, Seiya-kun. En efecto, lo recomendado sería evitar las condiciones que te lleven a restaurar un Punto Fijo. Aunque deberás ser extremadamente cuidadosa. No es como si tuvieras un manual del tema, para saber cuáles pasos no seguir."

Seiya despeinó su cabellera, absolutamente cansada de hablar política y complicadas líneas del tiempo. Se moría por una larga siesta.

"Es por decisiones como éstas que se necesita armar un Consejo, ¿lo ves? No me malentiendas, ayudaré en lo que pueda antes de marcharme. Pero no podré hacerlo todo. Los demás Distritos necesitan apoyar a la Capital, ahora más que nunca. La nueva dirección que Kinmoku-sei vaya a tomar, no debe ser basada en las ideas de una sola mente."

Su mirada regresó a Yaten. Encontró la cabeza plateada devorando pay en el piso inferior junto con Haruka Tenoh. Le alegró a Seiya verla en mejor humor, aunque la compañía que escogía dejaba mucho que desear.

"La responsabilidad debe ser equitativa. Tampoco es justo esperar que las Sailors Starlights levanten un país por su cuenta."

Justo entonces, dos coletas muy conocidas brincaron en atención detrás de la peliazul. Odango, subiendo las escaleras de forma precipitada.

Seiya sonrió al instante. "Tengo una maravillosa vida esperando mi regreso, Mizuno-san. Deseo que Taiki y Yaten tengan lo mismo, algún día. Requerirá de mucho trabajo, pero estoy segura de que es posible."

Ami Mizuno le sonrió en complicidad. "Hai, Seiya-kun."

"¡Seiya!"

Seiya se recargó sobre la silla frescamente. "Ése es mi nombre. No lo gastes, que solo tengo uno, Odango."

Makoto Kino y Hotaru Tomoe venían cargadas de platos de comida. Cuando Odango alcanzó su mesa, Seiya se dio cuenta del rostro manchado de betún y mermelada de vermeil.

"¡Salgamos de aquí, ahora!" Limpiando su rostro con un puñado de servilletas que le habían pertenecido a Mizuno, Odango prosiguió a hincarse bajo la mesa. "¡Yaten me dio la señal!"

"¿Señal… de qué?"

Odango jaló de su pantalón. "Anda, luego te explico." Le susurró con urgencia.

Seiya levantó una ceja escéptica. "Pero, todavía no termino con mi ensalada."

"¡Tráela contigo si quieres! ¡Yaten no podrá distraer a Haruka por mucho tiempo más!"

Ah.

Seiya deliberadamente abrió su botella de agua. Tomó un refrescante trago, sin preocupación alguna. "Conque vio el anillo."

"Sí, y no está muy feliz que digamos." Makoto tomó asiento en la mesa, ayudando a Hotaru a acomodar todos los platillos. "Usagi no bromea. ¿Tal vez sea hora de intentar la teletransportación una vez más? Eso les daría algo de tiempo en salvar sus pellejos."

Seiya acarició los bombones dorados, escondiéndose en pavor. "No te preocupes, Odango, ¡el poder de nuestro amor nos protegerá!"

Usagi cubrió su rostro. "Ach, no empieces."

"No se preocupen. Este comportamiento es normal. Haruka-papa suele ser muy sobreprotectora con las personas que aprecia." Hotaru sostuvo su mentón, recordándole a Seiya inmensamente a Michiru Kaioh. Su subsecuente sonrisa misteriosa sólo reforzó la comparación. "Aunque nunca está demás pedir una orden de restricción cuando regresemos a casa."

Gotas cayeron en las cabezas de las ocupantes de la mesa. La risilla de parte de la adolescente fue definitivamente siniestra.

"De acuerdo, sólo porque lo pediste dulcemente, Odango." Seiya abandonó la mesa, y su desayuno a medias, con un suspiro. "Usagi. Levántate del suelo."

"¡Shhh!" Usagi colocó un dedo en sus labios. "No hagas tanto ruido, Haruka nos verá marcharnos."

Seiya produjo un sonido de indignación. "No vamos a salir arrastrándonos. Mis tropas nunca me verán con respeto de nuevo."

"Adelántate." Usagi siseó, empujándole de las rodillas. "¡Yo te seguiré!"

Era completamente innecesario. Y comprobaba que Seiya, en verdad, debía haber perdido la cabeza por esta chica. "Como quieras, te esperaré en nuestra Suite. ¡Pero no vayas a tardar!"

"Hai, hai."

Por supuesto que Seiya hizo trampa. Sólo las Starlights de la primera generación conocían todos los atajos del Palacio. Seiya se aprovechó de su conocimiento para llegar a su Suite, sin ser detectada por ogras celosas como Tenoh-baka.

Debía admitir que fue una vista muy extrañada. En cuanto Seiya divisó la cama en su recámara, sus párpados se sintieron pesados, rogando por un largo descanso. Sin embargo, Seiya no quería la peste de cenizas acompañándola a la cama. Se dirigió directo a la ducha. Se deshizo de la gabardina con sumo cuidado, mientras que el resto de su atuendo fue descartado con más desdén.

Desenredó la trenza para mojar su cabellera mejor. Sonreír fue inevitable, al encontrarse con el anillo plateado de su mano izquierda. Sé sintió juvenil, casi tonta con sus ganas de bailar bajo la regadera. Seiya no creía posible que su estómago diera tantos vuelcos en un minuto, pero lo hizo.

La promesa de Usagi Tsukino la había despojado de defensas; vertiendo una dulzura que Seiya no había sentido nunca por alguien más.

Desarmada, así se sentía.

De manera irremediable.

Chiflando con buen humor, Seiya continuó su baño. Y si en efecto, bailó una coreografía de sus obras musicales en la privacidad del baño, ¿a quién le importaba?

Se sintió más relajada, a comparación de las últimas horas en las que había consistido su mañana. Sus músculos adoloridos le agradecieron la presión de la regadera, el agua caliente haciendo su truco.

Al terminar, salió del baño desnuda, acariciando su largo cabello con su toalla para deshacerse de excesos de agua.

La puerta de la alcoba se abrió y Usagi escogió ese momento para escabullirse. Lo hizo con un gemido de victoria, además.

"¡Cielos, eso estuvo cerca! Estaba segura de que Haruka taclearía a Makoto mientras me ayudaba a escapar del Planetarium, hehe." La chica se dio la vuelta. Cuando descubrió el estado de su novia, un chillido hizo que hasta las paredes de la Suite taparse sus orejas. "¡Eeeep!"

Sonrojada, Seiya se detuvo en su trayectoria a la cómoda. "O-Odango. No es nada que no hayas visto antes."

Usagi le dio las espaldas, cubriendo su rostro. "¡Aun así! ¡Perdón por no tocar! ¡Fue muy poco cortés de mi parte!"

Usagi y sus raras tradiciones japonesas. Seiya supuso que era muy tarde para ser modesta, así que no se molestó en cubrirse con la toalla de su cabeza. "Solo asegúrate de colocar el seguro. No pienso darles espectáculo a las doncellas del servicio."

Usagi se apresuró a obedecer, su rostro todavía ardiendo.

Seiya tarareó una melodía de su nuevo álbum, abriendo uno de los cajones. Al notar en su periferia a Odango todavía a una distancia considerable, frunció el ceño. "¿Qué sucede? ¿En serio te molesta?"

Las colitas rebotaron con las fuerzas que la chica sacudió su cabeza en negativa. "N-No, para nada."

Seiya colocó una mano en su cintura en incógnita. "¿Entonces?"

Aunque el rubor en las mejillas de la terrícola fue perpetuo, no se pudo negar como los ojos profundos de Usagi Tsukino fueron atraídos a la forma desnuda de Seiya en cuanto la mujer se dio la vuelta.

"Tu cabello…" Usagi murmuró. "Es muy bonito cuando lo dejas suelto de esa manera."

Oh. Seiya automáticamente tomó uno de sus mechones. Se había ondulado por la trenza que Odango le había hecho en la mañana. Le lanzó un guiño. "¿Sólo mi cabello?"

Odango se sonrojó aún más. "Para nada." Lentamente, la rubia creó un sendero hacia Seiya. La joven juntó sus manos en gesto nervioso, uniendo sus índices en un jugueteo peculiar. "Eres hermosa, Seiya." La mirada de Odango deslumbró lo que su dueña estaba experimentando; un ávido deseo.

Seiya no pensó.

Jaló de Odango en la única respuesta que podía existir, para atesorar este momento.

Las manos de Usagi se apoyaron en los hombros desnudos de Seiya, aceptando el beso a labio abierto. Seiya gimió al sentirse sus cuerpos presionarse. De repente, no se sintió tan casada. De repente, nada más importó que tener a esta mujer en sus brazos. A ciegas, Seiya cerró el cajón de la cómoda—¿Para qué vestirse, con un demonio?

"Mm. Seiya." Usagi tejió entre besos. "Seiya-chan."

"¿Hmm?" Seiya gruñó suavemente, humedeciendo el labio superior de las chicas con los suyos.

Con párpados cerrados en preludio de otra avalancha de besos, Odango restregó su nariz con ternura en el pómulo de la cantante. "Te amo."

Seiya presionó sus frentes juntas, el mismo sentimiento disparándose por su cuerpo—por su corazón. "Yo también, Usagi."

Usagi sonrió dulcemente, consumida con un tipo de felicidad que estremeció el corazón de Seiya. Las manos de ambas chicas se entrelazaron, el peso de sus anillos encontrando balance.

"Se siente…" Usagi susurró en el medio de otro beso meloso. "Decírtelo. Sentirlo…"

Seiya corrió un trazo con su boca por la quijada de su novia. Usagi suspiró en delite, estirando su cuello.

"Seiya."

"Te tengo, cariño." Seiya comprendió. El decirlo, fue distinto. Sentirlo, fue distinto. También para ella. "Ani lieb."

Astros. Como quería tocarla.

Soltó las manos de Usagi para llevar el cometido. Palmeó impaciente por la camisa de vestir, deslizándose debajo. Gimió para manifestar su deseo y Usagi auxilió a desabotonar la prenda por enfrente. Seiya besó un hombro en cuanto fue descubierto. Momentos después, lamió rastros de perfume de la piel a su disposición.

La camisa fue descartada al suelo. Usagi le empujó contra la cómoda, buscando espacio. La mirada de Seiya estuvo fijada en la delicadeza del sostén de holanes blancos, lentamente desnudando los pechos de su novia. Los pezones rosados lucieron tan lindos.

Seiya la cubrió con su abrazo, protegiéndola del fresco. Usagi floreció al ser rodeada, retomando otro beso pendiente entre las dos. La chica necesitó ayuda para jalonear sus pantalones al suelo, tropezándose en sus primeros intentos de quererlo hacer por su cuenta. Seiya no dudó por un instante, rompió el beso y mientras sus miradas se conectaron, descendió al mismo ritmo de los pantaloncillos y la ropa interior—abajo, abajo, abajo hasta que los labios de Seiya besaran una rodilla.

Odango emitió un gemido de sorpresa, ahora sujetándose de la cómoda. El rojo de su rostro se expandió por el resto de su cuerpo. Seiya persiguió los rastros con su lengua, difícilmente pudiéndose contener. Besó una línea ascendente desde la rodilla derecha hasta el muslo, sintiendo el pulso de Odango alterarse y alterarse. Lamió su ombligo con jugueteo—saboreando lo escalofríos.

"¡Seiya!" Usagi lloriqueó al sentir las cosquillas por sus costados. "¡Deja de jugar!"

"¿No has oído de la palabra seducción, Odango?"

Usagi gruñó una respuesta entre dientes, mientras Seiya se puso de pie el resto del camino. Aunque estando de un color que ya sobrepasaba descripciones, Usagi acercó a su novia con gentileza para acariciar sus largos mechones lejos de su rostro.

Le sorprendió a Seiya la fijación en algo tan simple.

Con práctica, Usagi peinó el cabello de Seiya de manera paciente, acomodando mechón a mechón sobre el hombro derecho de la cantante. Sus dedos fueron más suaves que cualquier cepillo que Seiya tuviera en posesión. La acción la conmovió, sonriendo ligeramente ante la dedicación de Odango.

Sonriendo cuando la tarea fue cumplida, Usagi le dio un pequeño beso. "Tan bonito."

Seiya tragó saliva. No estaba acostumbrada a ese tipo de cumplido. Ni siquiera Kakyuu los había usado, por más cercanas que hubieran sido.

Usagi prosiguió a besar su cuello con dulzura. Su clavícula fue la siguiente, y luego, el nacimiento de sus pechos. Seiya se sostuvo del cuerpo de la chica, entrecerrando sus ojos. Cuando sintió labios húmedos cautivar su pezón, Seiya se dejó llevar por la energizante sensación.

Dios, ¿desde cuándo no había hecho el amor con Usagi? Seiya no podía creer que tantos acontecimientos impactantes hubieran transpirado en cuestión de una semana. Aquella aventura en el elevador se sentía como un evento de hace cientos de años.

Flexionando su cabeza hacia atrás, Seiya gimió con la estimulación. Tomó la mano de Odango para dirigirla a su seno opuesto. Usagi acató el deseo, cubriéndolo con su palma. El anillo de la Casa Froid se sintió frío contra su piel, aunque Seiya superó la impresión con facilidad. Le enseñó a Usagi a cómo acariciarla, guiando sus dedos con los propios. Apretó para ejercer más presión. Hizo énfasis en la punta, invitándole a endurecerse con los dígitos ajenos.

"Fuerte, por favor." Seiya jadeó al aire. El jugueteo de la punta de la lengua de Odango morfó a una ligera succión. Le electrocutó, y gimió su placer. La succión se repitió. Seiya terminó de derretirse sobre la cómoda. "Sí, así… Astros… Oh."

Aunque la orilla dura de la cómoda empezara a doler contra su espalda, Seiya no deseaba moverse. No recordaba que Usagi hubiera mostrado tanta iniciativa como en éstos momentos, en brindarle placer en su identidad nativa.

Seiya no había tenido idea de cuanto lo habría estado esperando—cuanto lo había estado necesitando.

Usagi presionó una risa contra el pecho de la mujer, cuando el equilibrio se mostró precario entre las dos.

"Vamos, Seiya, ¡nos vamos a caer!" Usagi la rodeó con sus brazos para empezarla a encaminar a la cama. Seiya la dejó, sabiendo que estaba sonriendo de forma bastante idiota. No fue mucha ayuda, a final de cuentas, dedicándose a besar el cuello de la rubia mientras tambalearon a su objetivo. "¡Seiya, cuidado!"

Tropezando en la última brecha faltante, ambas cayeron en el pide de la cama. Con el rebote y la diferencia de estaturas, la frente de Usagi chocó ligeramente con el hombro de Seiya—ambas se quejaron con el impacto.

"¡Te dije que tuvieras cuidado! ¡Ow, mi cabecita!"

"Gomen." Seiya rio, sobando la cabeza de su novia. "¿Duele mucho?"

Odango le mandó una mirada poco impresionada. "Por lo menos no fue mi nariz, eso hubiera dolido más."

"Oh, pobre de ti." Seiya besó la frente ofendida. "¿Mejor?"

"Mmm."

Seiya selló otro beso en la punta de su nariz. "¿Ahora?"

"Mmm." Usagi se mostró pensativa.

Los besos se triplicaron: uno en la oreja, y otro par en cada párpado. "¿Qué tal ahora?"

Usagi le contempló, a un respiro de distancia entre sus rostros. Notó que la mirada de la chica había sido tomada completamente por una oscuridad cálida.

Los dedos de Seiya abrieron los labios menores de su centro, introduciendo la punta de su dedo a una abertura ya bastante dilatada—con sus propios ojos, observó los efectos de su decisión: Usagi cerró sus párpados y soltó un maullido. Seiya unió sus bocas en un encuentro igual de súbito. Se hundió su dedo, y Usagi gimió al unísono, su vientre girando con instinto natural.

"¿Perdonada?"

"S-Seiya-chan…"

Seiya besó, besó y besó a su chica sin darle descanso, mucho menos una respuesta contradictoria. Usagi la enfrentó con el mismo frenesí.

Su dedo comenzó un ritmo continuo, incrédula a lo receptiva que el cuerpo de Odango siempre era, al estar juntas. Llevó sus demás dígitos a acariciar el clítoris de la chica, frotando suavemente.

Usagi desvinculó sus bocas, aliento luchando por recuperarse. Redirigió sus esfuerzos al cuello de Seiya, ahogando una variedad de sonidos sobre el pulso acelerado de la kinmokusiana. Seiya se lo permitió por unos momentos—sólo para luego empujarle sobre la cama, y no tener sus piernas colgando.

En cuanto estuvieron más confortables, Seiya dejó su peso caer a lado de Odango, besando directamente sobre el hueso fino de su clavícula, saboreando los moretones que recién florecían. Acogió un seno, lo besó—Usagi la abrazó contra sí, irguiendo su torso hacia su boca. Las manos de la terrícola tejieron su propia exploración, una mano posándose en el trasero de Seiya, sopesando la forma y la textura.

Seiya gimoteó—Diablos.

Odango había tenido razón. Cada sensación se sintió distinta. ¿A qué se debía?

Esta pasión desbordante—¿Por qué Seiya no se lo había permitido en su forma verdadera, a este grado? Habían tenido sexo de esta forma antes, sí, pero…

Usagi estiró una pierna sobre la cadera de Seiya, trayéndola de vuelta a lo que importaba. De forma inevitable, sus cuerpos se encajaron juntos y Usagi volcó su cadera sobre el abdomen de Seiya, buscando fricción. Seiya aprisionó sus glúteos para otorgarle mejor empuje y la alentó a encontrar placer de la manera que mejor le gustara.

Usagi exhaló su nombre, sofocada.

Con los labios hinchados, Seiya acudió al llamado.

"Ow, todo mi trabajo duro." Usagi susurró, viendo el desastre de cabellos despeinados cubriendo el rostro de Seiya.

"Por eso siempre lo ato en una colita." Seiya resopló con buen humor y también para librarse de hilos negros sobre su boca y nariz. "Tal vez debería cortarlo."

"¡No te atrevas!"

Seiya carcajeó. Wow, no había tenido idea del apego de la chica por su cabellera. "Tienes razón, ¿qué estoy diciendo? ¡Perdería la mayor fuente de mi sex appeal!"

"Payasa." Usagi volvió a ayudar sus cabellos de su rostro, besando su boca como toque final. "¿Puedes… tocarme… otra vez?"

"Lo que quieras." Seiya murmuró, labio a labio. Cuando su mano derecha regresó al vientre de su amante, frotó nervios de manera deliberada. "¿Así?"

Usagi asintió, sonrojándose de nueva cuenta. Besó la mejilla de Seiya, al parecer, escondiendo parte de su claro placer. "¿A-Adentro?… Seiya, p-por favor."

"Oh, Odango." Seiya lamió su pulso, obedeciendo. Sus dedos se deslizaron por el cuerpo estimulado, volviéndose a introducir por el centro de la chica. La hoguera que consumió sus dígitos fue una sensación más intima de lo que había considerado con anterioridad. Seiya se sintió vulnerable ante el acto de acariciar a Usagi de esta forma; no comprendió la razón.

Ante el chillido sincero que reflejó lo mucho que Usagi estaba adorando las sensaciones, Seiya agregó otro dedo a su estimulación, explorando, buscando. Osciló los dedos a manera de encontrar los puntos que trajeran más placer—jadeando por sus esfuerzos en el cuello de Odango.

Astros, los sonidos.

"Puedes… no ser tan gentil." Usagi murmuró.

Seiya aceleró el ritmo. El cuerpo de Usagi se estremeció por entero. Tanto, que Seiya sintió las uñas rosadas de su novia clavarse en sus bíceps en plena delicia.

"Oh… Oh, Seiya." La chica extendió su pierna en dirección opuesta, exponiendo su vientre. Seiya le siguió la corriente, semi-acostándose sobre Usagi, mientras marcó la piel que estuvo a su alcance.

Extrajo sus dedos húmedos en el último momento, alternando entre sobar el clítoris de la chica y seguir la danza de sus dedos…

"¡Oh!" La estimulación dual cumplió con su cometido. Las caderas de Odango rebotaron ligeramente, un chillido agudo marcando el esperado cenit. Seiya gimió a juego con su amante, sintiendo cada detalle de aquella cúspide en sus propios dedos—cada espasmo y temblor, por más mínimo que éste fue.

En el punto más alto de su orgasmo, las rodillas de Odango se levantaron y se apretaron juntas. Seiya tuvo cuidado al separar su mano. Sabía que tan sensible era la chica. Besó una mejilla hirviente de sangre alborotada, y se levantó sobre la chica, apoyándose de su codo.

Sin nada que perder, la contempló.

Momentos transpiraron.

Usagi abrió un ojo.

Se percató de ser observada.

"Oi…" Usagi resopló por sus narices, todavía mansa por la dulzura de su cúspide. "Mirar… fijamente es… considerado… grosero."

Seiya continuó observándola.

"Seeeiya." Usagi chilló, obviamente avergonzada por su desnudez. Por alguna razón que no tenía sentido.

"¿Qué?" Seiya acarició la longitud de un costado de su novia, admirando los rastros de la pasión compartida. "Tú también eres hermosa, Usagi Tsukino." Y Seiya no se refería exclusivamente a lo físico.

Odango la sorprendió al levantar medio cuerpo de la cama, uniéndosele en las alturas. Le sonrió con timidez, aunque no persistió en rehuir de su ávida atención. Frotó su nariz contra la de Seiya en un adorable beso esquimal.

Melosamente, Seiya dejó su mano descender a las caderas de la rubia, amasando un suave glúteo.

"Seiya." Usagi mordió su propio labio.

Seiya no lo pudo evitar. Lamió dicho labio torturado con los propios. Conmovida, Usagi se sujetó de la chica, dejando que el beso se alargara por unos momentos. Al volverse a apartar, Usagi respiró hondo, sus mejillas mirándose rechonchas, así como, muy determinadas.

"Te prometí algo."

Seiya sonrió con el recordatorio. "Seguro, no lo he olvidado."

"¡Oh! No hablo de la promesa de hoy—A lo que me refiero es…" Usagi agachó su mentón. "Nunca la olvidaré. Pero lo que quise decir… ejem…" La chica aclaró su garganta. "¿No lo recuerdas? ¿Durante nuestro encuentro… en el elevador?"

"Eso nunca lo olvidaré tampoco." Seiya le sonrió, extrañada con el repentino pudor en el asunto. "¿Odango, te sientes bien?"

"¡Claro!" Usagi volvió a respirar hondo, y sus hombros se alzaron con valentía. "No seré muy buena la primera vez, pero Seiya, te aseguro que haré mi mejor esfuerzo."

Seiya parpadeó. "¿Nani? Odango, no comprendo—"

El resto del hilo de conversación fue cortado cuando Usagi la empujó con fuerzas de vuelta a la cama, instantes después colocándose sobre Seiya con decisión.

Fue para reírse cuanto tiempo Seiya necesitó para atar cabos—Usagi definitivamente había convertido parte de su cerebro en gelatina a estas alturas—incluso cuando Usagi acarició sus piernas con cariño para alentarlas a estirarse y abrirse espacio.

Oh.

Seiya sintió todo el calor de su cuerpo enfocarse en su rostro.

-"Está bien. Creo que te has ganado una repetición."

-"¿Qué? Seguramente, me he ganado más que una repetición."

"No tienes que hacerlo." Seiya jadeó, la mera idea terminando de freír su cerebro.

Usagi le sonrió entre la V de sus piernas. "¡Quiero hacerlo!" Después la chica lució como si ecuaciones matemáticas estuvieran torturando su mente. "Supongo que hasta debería ser más fácil…"

¿Qué fue eso?

Seguramente no el resto del coraje de Seiya, dejando la escena en un gemido patético.

"Sólo…" Seiya tuvo que cerrar sus ojos. Tener a Odango en su línea de visión de esta manera, le provocó cortocircuito. "Sólo t-tócame como lo has hecho antes, Usagi. No necesito—más."

"Seiya, sé que tan… bien se siente… y tú lo haces todo el tiempo para mi…" Usagi plantó un tierno beso en su vientre. Seiya percibió las vibraciones de su voz. "Quiero hacerte sentir como yo me he sentido… ¿Me dejarías?"

Astros.

Seiya volvió a abrir sus ojos.

Divisó a Usagi, besando el territorio de su estómago.

Seiya volvió a tumbar su cabeza contra el colchón.

"No es como—como si yo hubiera tenido mucha experiencia." Balbuceó, para llenar el silencio. "Contrario a todos los rumores que hayas escuchado de mi… mala reputación."

Usagi acarició la longitud de sus costados. "Mm-hm."

"Nada de experiencia, a decir verdad… Por suerte siempre he tenido una… buena imaginación." Después de la Batalla contra el Caos, fantasear con Odango había sido un gatillo para investigar qué clase de experiencias podrían experimentar juntas. Todo ese tiempo separadas, mientras Sailor Star Fighter había estado todavía bajo el régimen de Kakyuu reclutando Starlights, no había sido en vano. Y a Seiya le gustaba mantenerse ocupada. "De hecho… Oh, shinte."

El relieve de venas y piel húmeda de su centro fue masajeado. Seiya tragó su voz de regreso.

Usagi no se fue por rodeos.

Era difícil de describir, este tipo de sensaciones siempre lo eran. Recuerdos del elevador le vinieron encima, tratando de comparar la calidez de la lengua de su amante mientras había sido hombre, con el presente. De alguna forma, este placer fue una huella hiperintensa sobre su piel, más marcada que la de aquella ocasión.

Usagi recorrió comisuras con sus labios sin delicadezas, como si se tratara de un enorme sundae a su disposición. Conociéndola, era muy posible que Odango, así lo viera.

Seiya balbuceó más discrepancias. Masajeó sus propios senos, emitiendo un suave gruñido mientras placer encendió su sangre. La terrícola pareció tomarlo como buena señal, sus exploraciones sintiéndose más seguras. Sus labios mayores fueron expuestos por los dedos de Odango y la chica bañó la cuna de nervios con deliciosos besos. Seiya meneó su vientre, amando la sensación.

Plantó sus pies sobre la cama, más permitió que Usagi llevara el control del acto. Sus muslos fueron acariciados en recompensa. Los besos se transformaron en un conjunto de lamidas experimentales que tuvieron a Seiya viendo estrellas. Gimió sus porras, dejando sus piernas abrirse, perdiendo parte considerable de tensión.

En poco tiempo, el resto de su cuerpo le siguió, sus músculos cansados dejándose guiar por los paulatinos arremates de dulce goce. Sonidos húmedos domaron la privacidad de la recámara, así como los ocasionales rechinidos de la cama. El tiempo comenzó a aunarse, alternándose entre alentarse y acelerarse, de un instante a otro.

Usagi apartó sus labios—exhaló calurosamente sobre la V de sus piernas. "Seiya."

¿Cómo se atrevía esta chica a decir su nombre de esa forma?

Dedos restregaron con más fuerza la corona de su clítoris—Seiya levantó su vientre, estimulada a más no poder.

"¿Te gustaría que… te tocara como tú me tocaste?" Fue susurrado al ras de su muslo. "No quiero lastimarte."

"Lo que quieras, cariño. Estás haciéndolo—muy bien." Seiya jadeó, torciendo la punta de su pezón hasta provocar dolor. "Estoy… cerca—bésame, por favor. Oh, sí, así, oh… Usagi…" Lengüetazos tallaron por los puntos más sensibles y cuando suave succión se unió al asalto, Seiya tuvo que abrir sus ojos.

Sólo un poco.

Sólo suficiente.

-Demonios.

Seiya fue golpeada con el clímax al mismo tiempo que su cerebro fue quemado con la imagen visual de Usagi Tsukino entre sus piernas—su aventurera y valiente Odango, nunca huyendo de un reto.

Seiya dejó caer su cabeza. La desastrosa mata de cabellos despeinados sirvió de amortiguación. Su mirada se nubló, feromonas liberándose por su sistema, y por consiguiente en el ambiente.

Con un gemido de gusto, Seiya extendió sus piernas y brazos.

Al no sentir la figura de Usagi unírsele de inmediato, le buscó. La encontró caminando rumbo al baño.

"¿'Onde vas?"

Usagi dirigió su perfil en dirección de la cama, deteniéndose en el umbral. "¡A lavar mi boca!"

"Oi." Seiya quejumbró. Sabía que una parte de su ser debía sentirse insultada. Pero estaba volando alto todavía en endorfinas. Además, la vista del cuerpo de Odango fue espectacular. "No, siesta. Ahora."

"¡Seguro!" Usagi le guiñó un ojo. "Después de lavar mis dientes."

Seiya gruñó. Cerró sus ojos. Los reposaría un ratito. Para esperar.

Escuchó los sonidos delatantes de la llave del agua y el cepillado de dientes. Seiya se acurrucó en su lado de la cama, acomodando una almohada bajo su cabeza. Bostezó con pesadez, y recordó la cuenta pendiente de días sin descanso decente que le debía a su cuerpo. Se hizo notar en su estado somnoliento.

A lo lejos, creyó escuchar a Usagi navegar la habitación, cantando para sí.

El sueño de Seiya comenzó a profundizar.

"Seiya, estás arriba de las sábanas." Un jalón de dichas sábanas fue lo que hizo que Seiya volviera a despertar.

"Mmm."

"Arriba, vamos." Se le fue dicho en voz suave, junto con más jalones. Cuando Seiya no cedió su peso, la chica suspiró. "Eres una gran bebé. Vamos, muévete, esta no es la forma de disfrutar una siesta."

"Vestida, ¿por qué?" Seiya pataleó las cobijas para ayudar la causa, de reojo notando el camisón de dormir ahora cubriendo a su novia. Las colitas habían sido deshechas, y largas franjas de cabello rubio caían por sus hombros y su espalda.

Usagi le indicó que se sentara, una vez que las cubiertas fueron orilladas al pie de la cama. Somnolienta, Seiya aceptó la camiseta grisácea que la chica le pasó. El logo de los Three Lights se había gastado con el tiempo y el uso. Aun así, solía ser de las frecuentes elecciones de Seiya para irse a dormir. En cuanto se la colocó encima, más bostezos se escaparon de su boca, y se dispuso a acostarse de nueva cuenta.

"¡Ep, no tan rápido!"

Seguir con los ojos abiertos fue un reto. "'Dango, siesta."

"Espera, casi terminamos. Déjame cepillar tu cabello, por favor."

"Aw, vamos."

"¡Si no lo hacemos despertarás con un nido de pájaros! No tardaré, lo prometo."

Usar pucheros así de lindos no deberían ser usados en su contra. Seiya gruñó con petulancia, volviéndose a sentar.

Afortunadamente, Usagi probó que tanta práctica con su propio cabello ya se había convertido en una habilidad especial. Seiya sintió las cepilladas, arrullándose conforme la chica seguía tarareando la melodía de hacia un rato. Seiya no la reconoció, pero el tempo fue gentil y alegre. Muy al estilo de Usagi Tsukino.

"Listo. Soy una maestra, ¿ves?" Una trenza fue acomodada por sobre el hombro izquierdo de Seiya, y las manos de Odango la guiaron a recostarse. Seiya suspiró con alivio adormilado, acurrucándose de vuelta.

Las sábanas fueron reajustadas. A su lado, Odango las cubrió a ambas. Liberó una risilla, cuando una pierna de Seiya se enredó con las suyas, atrayéndola para sí.

"Mmmentoso." Seiya murmuró, robando un beso. Usagi se le enredó bajo las sábanas, esparciendo el aroma por doquier. "'ni lieb, 'dango."

"Duerme, Seiya-chan." Usagi acomodó su rostro en su pecho, reflejando el mismo cansancio. "Será un nuevo día pronto."

Un nuevo día.

Seiya apretó sus brazos alrededor de Odango.

Un nuevo día sonaba muy bien.


[+]+[+]


"Te quedarás ciega por mirar fijamente esa computadora, Ami."

Makoto tomó asiento a lado de su amiga, sonriendo con la falta de respuesta. Ami sostenía su mentón con mucha dificultad, parpadeando frente a la supercomputadora a ritmo lento.

"¿Por qué no tomas un descanso?"

Ami bostezó. "Lo haré. Sólo estoy esperando a que este programa de diagnóstico termine de cargar. Lo dejaré trabajar mientras duermo un rato."

"Has trabajado sin parar desde hace tres días. Es de admirarse." Makoto se asomó a la pantalla, viendo letras y números desfilar por todas partes. "No sé cómo puedes entender tantas ecuaciones matemáticas."

"Es código puro de programación. Aunque yo no lo modifico, ni lo creé en primer lugar. El funcionamiento de la Stargate se debe acuñar a otras personas mucho más inteligentes que yo." La chica le sacó la lengua en jugueteo. Aceptó el vaso desechable con té caliente de Makoto con una sonrisa.

Makoto colocó sus brazos detrás de su cabeza para acomodarse más a gusto sobre la silla. "¿Dónde están todos? Este lugar está muy callado."

"Hay dos ingenieros en la cabina inferior, todavía trabajando en las reparaciones del domo DHD. Son muy amables, aunque no entienden ni una sola palabra de japonés." Ami dio un sorbo cuidadoso, y luego imitó a Makoto, revisando la soledad del laboratorio subterráneo. "Pero tienes razón, Mako. Creo que el 80% del Palacio se ha ido a dormir. Escuché por intercomunicadores que Sailor Star Healer lo hizo una orden. Sólo el mínimo personal estará despierto por las próximas cinco o siete horas."

"Fue una buena decisión. Todos merecen descansar. Hasta creo que la misma Haruka se retiró a la Suite a dormir un rato. Hotaru quiso permanecer en alerta en la Sala de Control junto con Sailor Star Rage. Monitorearán por alguna señal de problemas."

Ami le sonrió con picardía. "Me imagino que Usagi y Seiya están entre las personas fuera de servicio."

Makoto suspiró con melodrama. "¡Oh, ni que lo digas! ¡No me sorprendería si no vemos a esas dos en una semana!"

Ami rompió en risas. "¡Bueno, no olvidemos que salvaron el día! ¡Se merecen un receso!"

"Por favor." Makoto sintió su rostro llenarse de calor. Usualmente tendía a no imaginar la clase de diabluras que Usagi y Seiya debían provocar bajo puertas cerradas, pero después de ver aquel anillo en la mano de su amiga... "Estoy segura que lo último que estarán haciendo esas dos, será dormir y tomar té con galletas."

"¡Mako-chan!" Ami carcajeó, igualmente ruborizada. "Cuidado, suenas un poco celosa."

"Tal vez lo esté." Makoto sonrió con pena. "Estoy feliz por Usagi, solo desearía por algo de compañía también."

"Bueno, me tienes a mí." Ami le guiñó el ojo. Luego, pareció darse cuenta de las implicaciones de lo dicho. "Quiero decir, em, ya sabes."

"Sí, sí, claro." Makoto tartamudeó, no sabiendo interpretar las volteretas en su estómago. Por supuesto que Ami no lo había dicho en ese sentido. Makoto no entendió la ligera decepción.

Ami se dedicó a seguir saboreando su té.

Makoto suspiró. Se puso de pie, caminando hacia la vista del piso inferior. Todavía no paraba de robarle el aliento, la existencia de tan formidable artefacto, como lo era la Stargate. Mucho menos podía creer que la misma Sailor Moon la había usado. Divisó a los dos ingenieros trabajando el domo que Ami había mencionado, chispas brotando de un manojo de cables mientras soldaban, poco a poco.

"¿Crees que todos estén bien?" Susurró. "¿En la Tierra?"

Una pausa.

Los tennis de Ami rechinaron al levantarse y caminar por el piso del laboratorio.

"No me puedo permitir pensar lo contrario." Ami apareció a su lado. "Confío en Mina para proteger nuestro Planeta. Así como en Luna y en Artemis."

"Sailor Neptune y Sailor Pluto también son de temer. Pero me preocupa…" Makoto tragó saliva. "¿Por qué no podrán captar nuestra señal? Debió de haber funcionado, ¿qué no?"

"No te preocupes antes de tiempo, Mako-chan. Recuerda que estamos en otro Sistema Solar. Muy posiblemente la señal todavía esté viajando a nuestro planeta. Debemos ser positivas. Y pacientes."

"Debemos seguir intentado la teletransportación—"

"Usagi-chan no está lista. Usó una cantidad considerable de poder al transportar el ejercido de Froid hasta la capital. Sin olvidar que el estado de Shingo debe mejorar también. Todavía se siente un poco débil."

Frustración se fue acumulando en Makoto con cada bloqueo de lógica. Sabía que la situación no era culpa de Ami. Aun así, a Makoto nunca le había gustado sentirse sin opciones. "Vaya vacaciones."

Ami se abrazó a si misma. "He recibido lecturas interesantes del distrito Froid."

De acuerdo, cambio de tema detectado. Makoto frunció su ceño. "¿Interesantes de qué modo?"

"Usagi lo mencionó durante la rápida junta que tuvimos después de encarcelar al Príncipe Frihét. Dijo que había sentido rastros del Caos contaminando el territorio norte."

"Sí, lo recuerdo. Dijo también que lo había purificado, ¿qué no?"

Ami sostuvo su mentón. "Lo hizo. Purificó el planeta completo."

Los ojos de Makoto se engrandecieron.

"Es increíble. Pero lo logró. Kinmoku había registrado dificultad con sus siembras en el territorio norte. En el sur la pesca, que es su medio principal de supervivencia, había disminuido considerablemente después de la batalla contra Galaxia. No se podían explicar la razón del desbalance."

"Hasta ahora."

Ami asintió. "Hasta ahora."

"Estás segura…" Makoto sacudió su cabeza. "El tipo de poder del que estás hablando, Ami…"

"Sabíamos de la capacidad de la Neo Reina Serenity para purificar energía maligna a gran escala, así que no deberíamos sorprendernos de que Sailor Moon… nuestra Sailor Moon, esté adquiriendo la misma habilidad, ¿cierto?"

"Pero te preocupa, sino no lo estuvieras platicando en estos momentos."

"Bueno…" Ami se volteó a ella por entero. "¿No sé qué pensar? Claro que estoy preocupada. No quiero que nada malo le suceda a Usagi por seguir utilizando el Cristal de Plata de esta forma… Pero, además, Seiya mencionó algo el día hoy que también me puso a pensar. Ella quiere retirarse del proceso de reconstrucción de su planeta para evitar activar el Punto Fijo que el Arquitecto construyó. Creo que su plan tiene mucho fundamento. Si tomamos esa iniciativa como la mejor opción. ¿No deberíamos pedirle a Usagi hacer lo mismo? ¿Dejar de usar este poder? Usagi no quiere ser Reina, después de todo, pero si sigue usando un poder que había estado Destinada a tener en el futuro…"

"Creo que entiendo tu punto, Ami." Mako rascó su nuca, pensativa. "Pero seré la primera en admitir que en verdad no sabemos mucho de ese dichoso futuro, más allá de lo que vivimos en nuestro viaje y la existencia de Chibi-Usa. Setsuna no ha divulgado detalles de nada por años."

"Debería hacerlo." Ami enfatizó. "Debería decirle a Usagi todo lo posible para que nuestra amiga pueda vivir en paz."

Makoto sonrió con la ferocidad. No pudo evitar rodear a la chica con su brazo. "Es por el discurso, ¿verdad? Te sentiste impactada, al ver cuanto Usagi ha crecido."

La cabeza de Ami recayó en el hombro de Makoto, sin pensarlo dos veces. Makoto volvió a tragar saliva con dificultad. Cuando Ami suspiró, su aliento cálido acarició su cuello de una manera muy peculiar.

"Siento como si no hubiera estado prestando atención y de repente…"

"Admitámoslo… la mayoría de nosotras, con excepción de Seiya, no ha estado prestando atención." Makoto observó a los ingenieros producir sonidos de victoria al terminar de soldar. "Hemos estado ocupadas con nuestras propias vidas. Y Usagi con la suya. Después de lo sucedido con Sailor Cosmos, la noté más determinada con lo que quiere, pero yo tampoco tenía idea de lo mucho que ha madurado."

"Ha aprendido a no desmoronarse sin nosotras." Ami admitió. Makoto no supo interpretar el mensaje de su tono de voz. "Me alegra, y al mismo tiempo… es difícil ver que ya no nos necesita tanto como antes."

Makoto en verdad estaba sintiendo más curiosidad por saber qué rayos estaban haciendo esos ingenieros. "Ami, creo que deberías hablar con ellos."

"¿Eh?" Ami se enderezó de inmediato. Los ingenieros estaban colocando la carcasa del domo de vuelta a su lugar. "Oh por Dios, no lo puedo creer."

"¿Qué pasa?" Makoto se vio tentada a bajar a ver y tocar el domo ella misma. Aunque sabía que Ami no lo aprobaría. "¡Vamos, el misterio me está matando!"

Ami recibió una serie de señales de las manos de uno de ingenieros que la hicieron chillar con emoción, toda melancolía de su conversación, olvidada. Acto seguido, Ami corrió a la Supercomputadora.

"Debo de correr una prueba primero." Ami murmuró, sintiendo a Makoto detrás. Sus dedos volaron por el teclado. Un recuadro apareció en la pantalla, sobre la barra de avance del programa de diagnóstico que Ami había tenido ya abierta. Una réplica computarizada del domo apareció después de un par de clicks. Un disco compuesto con distintas teclas, y dentro de cada tecla, Makoto distinguió raros jeroglíficos dibujados. "El domo DHD es lo que te ayuda a marcar la ubicación del lugar al que quieres viajar, por medio de coordenadas. Por eso Sailor Fighter lo dañó, sabiendo que el Arquitecto no podría utilizarla. Sin embargo, algo que descubrí mientras revisaba los archivos desencriptados, es que el equipo científico de la Corona había tenido listo un prototipo del manejo del DHD en modo remoto. ¡Si este prototipo funciona, no se necesitaría insertar las coordenadas directamente!"

Uno de los Ingenieros ya estaba en su piso, ladrando indicaciones. En cuanto se percató de lo que Ami tenía abierto en la computadora, se abalanzó por igual al centro de comando, tratando de comunicarse con su acento natal hasta que lució morado. Pobre. Ami sólo le sonrió con pena.

"¿Creo que... desea que corras la prueba que decías?"

"Eso intento, estoy verificando que las coordenadas de Kin Norte sean las correctas." Ami tenía su carpeta de notas abierta y lista. Justo como lo mencionó, se tomó su tiempo en ingresar cada coordenada, alternando entre analizar sus notas y la imagen del domo en la pantalla.

Fascinada, Makoto observó cinco teclas siendo seleccionadas.

Ami intercambió una última mirada con los ingenieros. Luego con Makoto.

"Veamos."

Seleccionó el botón central.

INICIANDO WORMHOLE.

Un crujido de metal dejó a Makoto con la boca colgando. Corrió de regreso a la ventana, impaciente por presenciar como la Stargate funcionaba en vivo y en directo.

Chispas eléctricas brotaban del enorme pedestal a los pies del aro metálico. Alarmas comenzaron a sonar por el laboratorio, y las pantallas secundarias proporcionaron el reporte de status del artefacto en blanco y rojo.

Fue entonces que un estallido de energía partió del centro de la circunferencia, sin aviso alguno. Makoto retrocedió del shock, viendo el fenómeno sin atreverse a parpadear.

Todo sucedió muy rápido.

La energía invirtió su dirección en segundos, succionándose de vuelta al centro de la Stargate.

WORMHOLE ESTABILIZADO.

PROCESANDO COORDINADAS…

Los botones que Makoto había visto en el domo también se encontraron en el aro interior del portal. Se iluminaron para replicar la misma secuencia que Ami había introducido en la computadora, y cuando las coordinadas llegaron al último jeroglífico, el centro de la Stargate adquirió una tonalidad plateada. Una cortina tornasol, moviéndose como si estuviera hecha de elementos líquidos.

"El programa indica que las coordenadas funcionaron. Pueden dirigirse directo al Distrito Froid en estos momentos." Ami compartió desde su posición. Tras examinar la información él mismo, el ingeniero se apresuró a unírsele a Makoto en la ventanilla y darle más señales a su compañero. El otro ingeniero se montó en el pedestal de la Stargate sin más, atravesando el centro.

"¡Oye! Pero, ¿a dónde fue? ¿Qué tal si no funciona? ¿Va a estar bien?" Makoto atascó al Ingeniero de preguntas, ganándose sólo una expresión confusa. "Ay, ¿en serio no puedes entender nada de lo que te digo? ¡Puede que te hayas quedado sin amigo!"

"Mako-chan. Mira de nuevo."

Makoto parpadeó. Se tornó de regreso al frente.

El segundo científico atravesó la Stargate tan rápido como se había marchado. Sostenía algo en sus puños y vestía una enorme sonrisa.

Al soltar los puños, nieve blanca cayó de estos.

Nieve de las Montañas de Froid.

"Oh." Makoto sonrió de oreja a oreja. "¡Wow, Ami! ¿Eso significa que—?"

"¡Lo hicimos!" Ami saltó con entusiasmo gemelo, sus notas volando de sus manos con la acción. "¡Funciona! ¡La Stargate funciona de nuevo!"

Makoto tomó al ingeniero del brazo para hacer carruseles juntos. "¡Sabía que lo lograrían! ¡Excelente trabajo, muchachos!"

"Felicitaciones."

Makoto frenó en seco. Se tornó hacia Ami de nuevo, mentón colgando. Su amiga ya estaba de vuelta a la Supercomputadora, analizando la pantalla.

"¿Taiki-san?"

Makoto soltó al Ingeniero, sosteniendo su rostro conmocionado.

"Mizuno-san." Resonó por las bocinas del laboratorio. Clara. Familiar. "Debí adivinarlo. Nadie más que tú podrías lograr avanzar con este tipo de tecnología."

"Dios mío, ¿en verdad eres tú? ¿De dónde te comunicas?" Ami movió el ratón con jalones poco coordinados. "¡Oh! ¡Es una transmisión de audio!"

"Así es. Detecté la actividad de la Stargate de Kinmoku al momento que lograste reactivarla y envié una respuesta a la transmisión de tu señal, ayudándome del efecto magnificador de la Stargate—Mizuno, yo necesito saber, ¿Sailor Healer y Sailor Fighter? ¿Están…?"

"Están bien." Ami enfatizó. Makoto se le unió, sin saber qué esperar. Lo que encontró fue una pantalla mostrando una gráfica de audio, no el rostro de Taiki. "Pero, Taiki-san, me temo que su Princesa…"

Makoto cerró sus ojos brevemente con el recordatorio.

"Estoy consciente de lo que ha transpirado. Percibí la pérdida de nuestra querida Princesa por el Cosmos. Sólo deseaba asegurarme de que el resto de ustedes…"

"Todos estamos bien, no te apures. Fue difícil—Cielos, tenemos tanto que contarles, pero no siento que sea correcto que te enteres de mí, Taiki. Seiya y Yaten deberían ser las personas indicadas…"

"Estoy de acuerdo." El tono de voz de Taiki cambió, adquiriendo una naturaleza más profesional. "De igual forma les informo que todos estamos bien en la Tierra. Nada catastrófico—el planeta sigue de pie."

Makoto talló sus ojos, la noticia reduciéndola más allá de palabras. "Cuanto me alegra saberlo, Taiki."

"¿Kino-san? ¿Tú también estás allí?" Gusto se coló por la transmisión. "Por las Estrellas. Es bueno escuchar sus voces, chicas."

Ami sobó un hombro de Makoto en solidaridad. Sus ojos se mostraron vidriosos y no se molestó con ocultarlos. "Igualmente, Taiki. Te extrañamos. A todas, Luna, Mina, Rei, Artemis… Estamos esperando a recuperar nuestras energías para poder utilizar la teletransportación de las Sailors, así que podremos volver a casa muy pronto. Por favor, díselo a las chicas."

"Lo haré, por supuesto. Es muy tarde en estos momentos, todas sus amigas están descansando. Presiento que estaremos intercambiando aventuras muy pronto, pero preferiría que estuviéramos todas juntas para actualizarnos en lo que ha pasado."

Makoto y Ami compartieron una mirada. "Pensé que habías dicho que todo estaba bien, Taiki."

"Lo está, aunque eso no significa que no hayan transpirado sucesos importantes en su ausencia."

Makoto suspiró. ¿En qué lio se habían metido las chicas esta vez? "Seguro. Aquí también es muy tarde, a decir verdad. Todos están descansando, incluidas Seiya y Yaten. ¿Podrás entablar otra transmisión en otra hora, o quieres que vayamos a despertarlas?"

"Mientras mantengan la Stargate en estado durmiente, seré capaz de anclar una transmisión. ¿Ami, ya has encontrado esa funcionalidad?"

"Hai, Taiki." Ami regresó a ordenar su escritorio. "Primero estábamos concentrados en arreglar—Oh, te lo digo después, no te preocupes. He estudiado mucho sobre la Stargate, lo tengo bajo control."

"Excelente. Entonces, pondré al tanto a sus amigas de este primer contacto y nos reconectamos en aproximadamente las 8:00 hrs de tiempo estándar de la Tierra."

"Seguro, haré la conversión al tiempo de Kinmoku. Le avisaré a Seiya y a Yaten, lo prometo. Estaremos listas."

Makoto asintió para sí, la misma determinación endureciendo el porte de Ami, irguiendo sus hombros.

"Estaremos listas."


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Fin de Parte xvii.

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NdA: DE NADA.

*se regresa a trabajar en las siguientes partes.*

Traducciones:

(1) Ani lieb: Te amo. *awwww*

(2) Shinte: Maldita sea/Mierda.

(3) Vermeil: Lo más parecido a mermelada de cerezas.

(4) Ale: Viva. Ejemplo. "Viva el Rey."

Citas:

(1) "La gente de mi mundo, todos ellos… tienden a pensar sólo en lo que no podemos compartir. Pero nuestros cerebros son todos iguales. Todos tenemos un corazón que late, ¿o no? Somos las mismas personas." -Cita inspirada por un discurso del canon de Sailor Moon. Son literalmente, sus palabras.

(2) "La vida sólo puede ser comprendida mirando hacia atrás, pero debe ser vivida mirando hacia adelante." -Cita de Soren Kierkegaard.

Multimedia:

PARA VER LOS ANILLOS (Gracias a Jinki por ayudarme a escogerlos):

(1) Visita mi Perfil de ffnet para ir al link de AO3 donde se hospeda TODO MI FAN ART de la Saga.

(3) Próximamente armaré un Fanmix de toda la Saga para descargar. Espérenlo.