"Todos Quieren (Gobernar El Mundo)."

Por B.B. Asmodeus.


[+]+[+]


Personajes principales: Neo Reina Serenity (Sailor Moon/Usagi Tsukino), Kou Seiya (Sailor Star Fighter), Sailor Pluto, Rey Endymion (Mamoru Chiba), y Sailor Chaos en múltiples encarnaciones.

Personajes secundarios: Sailor Inners, Sailor Outers, Princesa Chibi-Usa Tsukino "La Pequeña Dama" (Sailor Chibi-Moon), Luna, Artemis, Kou Yaten (Sailor Star Healer), Kou Taiki (Sailor Star Maker); menciones de Shingo Tsukino, Mamá Ikuko Tsukino, Kenji Tsukino, Princesa Kakyuu, y más.

Personajes originales: Los que puedes esperar ya de esta franquicia, con unas cuantas sorpresas más.

Parejas: Omitiré revelarlas por el bien de la trama.

Rating de este capítulo: Teen.

Categorías: Trama centrada en Tokio de Cristal; análisis de personajes a nivel psicológico, saltos en el tiempo, drama, lenguaje ofensivo, guerras civiles, tensión romántica sin resolver, discusiones de política, tragedia, y una inmensidad de angst/angustia emocional.

Advertencias: (1) Muerte de personajes principales y secundarios. (2) Para esta representación de Tokio de Cristal, olvídate del canon. Sólo ve con la corriente. Además, ¿cómo sabes si Endymion no mintió en la versión del anime para enmascarar hechos ya predeterminados y no ponerlos en riesgo? Aja, eso fue lo que yo también pensé.

Sinopsis: "Siempre seremos buenos amigos." Exactamente, ¿qué causó el momento de inflexión que rompió al Destino?

Nota Importante: Como podrán ya darse una idea, este capítulo es distinto a los demás. Empezó con mis ganas de escribir una escena de Tokio de Cristal de la línea del tiempo principal para averiguar que rompió el Destino. Pero, claro que una escena creció a 50+ páginas de sufrimiento, tristeza, trama, amor, y muchos guiños a lo que se aproxima en la Parte V de la Saga. No bromeo, está repleto de referencias a eventos de Me Basta, Sin Mitologías, Atravesé Fantasmas Para Llegar Aquí y Ad Astra. ¡Si encuentras una, comenta con una galleta!

En fin, preparen las botanas y los pañuelos, usen el playlist ya escogido por mí y pónganse el cinturón.

Disclaimer: Bishoujo Senshi Sailor Moon no es obra mía, pero esto es lo que puedes esperar si así lo fuera.


[+]+[+]

Soundtrack:

[+]+[+]


Missing in Action - "Emberflame."

Eternal Eclipse – "Revelations."

Ruelle – "Carry You."

Christophe Beck – "What Is Grief."

Moon Lips – "La Soldier."

2WEI feat. Edda Hayes – "In the End."

Fleurie – "Soldier."

Eternal Eclipse - "Hidden Machinations."

Eternal Eclipse - "Revolution."

Eternal Eclipse - "True Love's Last Kiss."

BELLSAINT - "Losing My Religion."

Buffy the Vampire Slayer Cast – "Walk Through the Fire."

AUDIOMACHINE – "Loved Against Reason."

Ruelle – "Genesis." (Por favor, guárdenla para la parte final. Esta canción prácticamente escribió las últimas dos escenas por sí sola).


[+]+[+]

Previamente en Saga Me Basta:

[+][+][+]


» El Arquitecto: Kou Seiya, el mejor amigo, lo suficientemente parecido a Mamoru Chiba para romper las defensas de Sailor Moon, pero lo suficiente diferente para ser repelado por su corazón. Sailor Star Fighter, la guerrera que protegería a Sailor Moon del Caos, cuando todo lo demás fallara. Una Estrella Fugaz, nunca hecha para permanecer en un sólo lugar. Tu propósito debió de haber terminado en la azotea de la Preparatoria Juuban en el atardecer del 3 de febrero de 1997, diciéndole adiós a aquella chica que te hizo sentir ese—doloroso y apestoso, pero oh tan maravilloso sentimiento—llamado amor.


[+][+][+]


» Láquesis: El tiempo va unido al Destino, a un solo camino y a un solo fin, ¡no pueden existir otras realidades alternas! Sailor Moon está destinada a ser Neo-Reina de Tokio de Cristal, gobernar por largos siglos con prosperidad, heredarle el trono a su hija…

Sailor Pluto: …Observar a todos sus seres queridos ser aniquilados por el Caos, autoexiliarse a un punto remoto de la galaxia, y merodear en completa soledad, hasta perder la cordura. ¿Cómo puede ser que tal Destino te parezca justo?

Láquesis: ¿Quién dijo que el Destino era justo, Sailor Pluto? Lo creas o no, el final de la existencia de Sailor Moon tenía una meta. Su sufrimiento tenía una razón.


[+][+][+]

nullus.

[+][+][+]

"Sólo el amor

puede salvar

al mundo."

-Diana Prince.

[+][+][+]

Planeta: Tierra 1.

Localización: Vía Láctea.

Línea del tiempo: Siglo XX.

Clasificación: Línea de Tiempo Primordial.


(::)


"Siempre seremos buenos amigos."

Las palabras salen de su boca porque es lo que debe decirse. Usagi no comprende las miradas frustradas de Ami y Makoto, ni las carcajadas de Yaten, o los gemidos dramáticos de Minako y Rei.

Usagi se torna hacia Mamo-chan. En su sonrisa, se asegura de sus sentimientos.

Es lo correcto.

Mamo-chan es su destino.

Seiya y ella siempre serán buenos amigas. Su conexión, algo pulsante con cariño y calidez, permanecerá indefinido y protegido en el hondo del corazón de Usagi. Desde hoy, no habrá nada más que felicidad lo que Usagi deseará para ella y para su pueblo. Para Taiki, Yaten y Kakyuu-Hime.

Como debe ser.

En la azotea de la Preparatoria Juuban, las lágrimas se habían secado, junto con la lluvia. La memoria perdurará, no obstante. Usagi siempre tendrá viva la imagen de Seiya de rodillas, sosteniéndola, feroz. Usagi siempre guardará para sí la pregunta que había puesto su mente en blanco y su corazón en duelo.

La puerta alternativa que Kou Seiya había materializado se mantendría cerrada, sí—pero Usagi sabría ahora de su existencia. Una puerta nacida de la duda "¿Y si…?"

Una puerta, que se mantendría cerrada.

Seiya le pide a Mamo-chan cuidar de ella.

Usagi aprieta sus labios juntos.

El atardecer los cubre en luz naranja, porque para viajar de vuelta a su planeta, sus amigas deben convertirse en estrellas fugaces primero.

"Regresen a visitarnos." Makoto extiende la invitación a los Three Lights en nombre de todas. Algo que Usagi no puede brindarse a comentar por sí sola.

Segundos antes del adiós final, Usagi y Seiya entrelazan miradas una vez más—Déjame reemplazarlo. No me gustan las perdedoras. Me gusta mucho el resplandor que tienes, Bombón. Creo en ti, Sailor Moon.

A su alrededor, el mundo cambia de nuevo.

Sailor Star Fighter se manifiesta; la Estrella más esplendorosa que Usagi conocería.

Usagi da un paso al frente.

Se detiene.

La sonrisa de Fighter es envuelta en luminosidad. En un parpadeo, cuatros fuentes de luz se despegan al firmamento.

Y la puerta es empujada en las sombras.

Los años transcurren.

Mamo-chan decide no volver a Estados Unidos, para su infinita alegría. El tiempo vuela y se gradúan de la preparatoria.

Luna comenta una sola ocasión de haber recibido un mensaje de Yaten.

Kinmoku reina en paz, posteriormente a una Guerra Civil entre su gente. Sailor Star Fighter es la principal causa del cese de fuego, pero la Princesa Kakyuu ha fallecido por razones naturales. Más detalles no son compartidos, y Usagi no se atreve a preguntar por más. No se atreve a responder a la correspondencia, tan cerca de la boda…

La puerta se mantiene sellada.

Usagi Tsukino se convierte en Usagi Chiba.

Su padre muere. Cáncer.

Y por primera vez, Sailor Moon no puede salvar a alguien amado.

Por primera ocasión, el Ginzuishou no es suficiente para tratar de purificar las células malignas de su sistema. Kenji Tsukino está en paz con su destino, sin embargo. Cuando se despide, lo hace con una sonrisa, pidiéndole a su hija mayor que cuide de su familia.

Entre los cientos de lecciones que Usagi aprende después de esa pérdida, una en particular será la más predominante.

Sacrificios son necesarios.

Kou Seiya no será la única puerta sin abrir en su mente.

Usagi aprende de manera dura que el bien común debe tener importancia sobre el bien de una sola forma de vida. Comprende que Kenji Tsukino no podía tener un privilegio que se les era negado al resto de la humanidad. El sufrimiento de Usagi no puede ser imperativo al de los demás.

Mamoru Chiba, por igual, es orillado a las mismas lecciones, el peso de despertar a Elysion en la Tierra siendo un desastre total que culmina en una década de sueño congelante para la mitad del planeta.

Un sueño del cual Mamá Ikuko y Shingo son víctimas.

Enemigos esporádicos siguen apareciendo. Batallan siguen siendo peleadas para mantener la paz.

Usagi es una identidad que no tiene lugar ante ese tipo de retos. Usagi es consumida contra peleas continuas y la necesidad de ser lo suficientemente fuerte para seguir adelante—siempre. Enemigo tras enemigo, hurta una parte de aquella chica ingenua y positiva—dejando a otro ser en su lugar, uno centrado en la responsabilidad de guiar a su gente a un futuro esplendoroso.

Pase lo que pase.

El Sueño Gélido se extiende por el globo. El tiempo se limita.

Eternal Sailor Moon no se rinde.

Juicios son superados.

Helios regresa.

La guía al Caldero Galáctico de la Estrella Cero de Sagitario. Le muestra la solución.

La Corona aparece en su cabeza.

La Neo Reina Serenity II toma el trono. Tokio de Cristal nace, alzándose en pilares de diamante.

El Mundo despierta por entero. Esperanza brilla por la Vía Láctea, una vez más.

Bajo su monarquía, el Maboroshi no Ginzuishou rompe sus límites previos, usando su máxima capacidad para otorgar larga longevidad a sus Guardianas y a lo que resta de su familia.

Años transcurren.

Usagi cesa de existir. Eternal Sailor Moon se convierte en una leyenda.

La Neo Reina Serenity es el símbolo definitivo de una Nueva Era.

Un lugar donde los sueños se pueden convertir en realidad.

Tiempo después, Shingo Tsukino desaparece entre las masas, un fantasma que la Neo Reina buscaría con melancolía y confusión.

Una noche, Sailor Star Fighter vuelve.


[+]+[+]

"Mi génesis.

Aquí es

donde todo comienza."

-Ruelle.

[+]+[+]


"Estás traspasando."

Sailor Star Fighter saltó al oírla, de pie en la colina, con el resplandor de Tokio de Cristal iluminando sus espaldas. "Discúlpeme, no fue nuestra intención—" Fighter se da la vuelta.

Fue la versión invertida de su primer encuentro en el parque, años atrás. Eternal Sailor Moon fue una ilusión que Serenity utilizó como un capricho, queriendo ser testigo de su efecto en la vieja amiga. No fue para menos. Un momento de quietud las cautivó en la privacidad del bosque, ambas reconectándose sin palabras y solo una mirada.

Fue como si el tiempo no hubiera transcurrido. Fighter posicionó su atención en ella, y Serenity fue presa de confusión y calor. Nostalgia y deseo.

"¿Qué pasa? ¿No puedo visitar a una vieja amiga?" Sailor Fighter descendió de la colina con suaves meneos de su cadera. El fuku había sufrido cambios. Sobre su cabellera oscura, una tiara dorada se entrelazaba en formas delicadas, dando pie a que las especulaciones habían sido ciertas.

Coronel Sailor Star Fighter regía el poder militar del Planeta Kinmoku del Sistema TriSolar Kaito. Su Casa, Sang Froid, se había alzado sobre las demás, tomando control político absoluto del país.

"Bajo estas circunstancias… Me cuesta mucho considerarnos amigas."

"Oh, vamos." Fighter produjo un tono de voz ligero, pero Serenity podía notar la dureza de sus facciones. "¿Por qué dices algo así?"

Algo se ablandó dentro de Serenity, al tener a la mujer cerca. "Fighter…"

"Quiero paz, Sailor Moon. Por eso tomé este riego de venir a verte en persona. Sé que quieres lo mismo, ¿por qué estarías aquí, sino fuera así?"

¿Cómo podía ser que ahora Fighter fuera la ingenua de las dos? "No podremos tener paz de la que hablas, mientras el Planeta Kinmoku no acepte mis condiciones de purificación."

Un sonido incrédulo salió de Fighter. "¿Hablas en serio? Lo que propones es una locura."

Serenity frunció su ceño, analizando a Fighter hasta el último detalle. La había extrañado, y apenas en este momento se percataba del hecho. "Es la oportunidad de deshacernos de todo rastro de maldad en los seres de la Vía Láctea, Sailor Fighter. ¿Cómo puedes considerarlo una locura?" Vistiendo la ilusión de Sailor Moon, invitó a Fighter a observar el Palacio tendido bajo la colina. "Mira detrás de ti... No existe violencia, ni sufrimiento, en mi gente, tras purificarse con el Cristal de Plata." Se aventuró a tomar la mano de la Star Senshi. "¡De esta forma el Caos existente en los corazones de las personas nunca podrá regresar!"

"Estás violando la ley natural de las cosas, Sailor Moon." Fighter gruñó. Sus dedos se apretaron alrededor de los suyos. "Ser humano es ser imperfecto, consiste en tener tu propia voluntad."

"¡Y lo son! ¡La tienen!"

"¡No si los están convirtiendo en marionetas que viven más cien años! ¡Eso no es natural!" Fighter soltó sus manos. Retrocedió. "¿Qué vas a hacer en una década cuando estés lidiando con problemas de sobrepoblación porque nadie puede morir cómo debe ser? ¿Cómo crees que podrán asumir esta larga longevidad así de fácil, sin preparación mental, o física, para enfrentarlo? ¡Es una crueldad!"

"No habrá ese tipo de problemas, créeme. Todas las personas que dieron su consentimiento a ser purificados por mi Cristal añoran vivir en paz justo como yo. Lo aceptaron y están siguiendo con sus vidas perfectamente bien."

Fighter respiró hondo.

"No es lo que he escuchado."

Eternal Sailor Moon engrandeció sus ojos.

"Tu gente se ha rebelado. Ha negado ser purificada y las has castigado por ello."

No. Esa información no podía haber llegado a Kinmoku.

"¿Dónde escuchaste algo así?"

Fighter suspiró. "Así que, es verdad. Sigues siendo la peor mentirosa."

"Fighter—"

"¿Estás desterrando personas de su propio planeta? ¿A un lugar tan horrendo como el Planeta Némesis? ¿Qué demonios estás pensando?"

La bofetada fue instintiva. Serenity se arrepintió en el instante que hizo contacto. No comprendió el repentino impulso. No comprendió el amargo pesar brotando por su pecho, al ser juzgada por esta figura del pasado.

Fighter se recobró rápido. Sostuvo su mejilla por un momento, pensativa. Sus ojos, por Dios. Sus ojos seguían viéndole con calidez, sin embargo. A pesar de todo.

"De acuerdo. Haz lo que se te dé la gana con tu gente. Pero no metas a la mía. No estamos interesados en tu campaña de inmortalidad y monarquía. Ya nos libramos de esa infestación hace unos años, no estamos buscando por una repetición."

"¡Fighter, para que la paz reine en la Vía Láctea por entero deben someterse al dominio de Tokio de Cristal! ¡Sólo así podemos cementar nuestra alianza!" Eternal Sailor Moon persiguió a Fighter por la colina, cuando la Star Senshi se negó a continuar dialogando. "La Princesa Kakyuu había sabido que esta etapa se aproximaba, por igual. ¿Por qué tú no lo puedes ver? ¡Es la oportunidad de trabajar juntas! ¡Para siempre!"

"No quiero vivir por siempre." Fighter suspiró, frenando en la punta de la colina. "Ése nunca ha sido mi deseo. No lo aceptaría, nunca. Ni siquiera…" La Star Senshi se dio la vuelta para enfrentarla. Serenity fue cautivada, como alguna vez lo había sido Usagi Tsukino. El resplandor de la luna resaltó la madurez del rostro de su vieja amiga. Hilos plateados fueron visibles por las sienes de Sailor Fighter, su suavidad siendo una tentación que Serenity quiso saciar con sus dedos. "Ni siquiera por usted, Su Majestad."

Con eso bastó.

El corazón de Serenity se partió en dos. "No hay ningún tipo de gloria en morir, Seiya."

La mención de su nombre civil impactó visiblemente a la Star Senshi. "Supongo que lo descubriré cuando llegue mi hora." Fighter rehuyó de ella, dándole las espaldas. "Nos veremos de nuevo, Su Majestad."

Serenity avanzó sobre la colina. De repente, dejar ir a Fighter fue algo horrendo. Algo que no pudo soportar, después de tanto tiempo sin verla. "Podría mostrártelo."

Fighter parpadeó, sus dedos deteniéndose sobre su micrófono, dispuesta a activar su transformación a estrella fugaz. "¿Nani?"

Serenity tragó saliva. Alzó su mentón. "Puedo mostrártelo, Fighter."

El efecto fue instantáneo. Fighter no pudo moverse, adherida al cristal bajo las suelas de sus botas. Su perfil dobló para mirar a Sailor Moon sobre su hombro derecho.

Serenity resplandeció en metamorfosis. Su Corona se manifestó en su cabeza, la gema rosada que albergaba al Ginzuishou, reactivándose a su comando. El fuku de Sailor Moon desapareció de su cuerpo entero, dejando a la Soberana en su lugar.

El Cristal de Plata pulsó una ráfaga de energía. Fighter combatió por ser liberada, sin éxito.

"Usagi, no." Fighter siseó. "No me hagas esto."

"Sólo deseo… mantener a todos a salvo." Por primera vez, la puerta se sacudió en su mente. Por primera vez, hubo una lucha por mantenerla cerrada. Porque imaginar a Seiya en sus últimos momentos como a Kenji Tsukino, fue algo que destrozó a Serenity por dentro. "Hay personas que me rehúso a perder, Seiya. Personas que yo…"

"Me dejaste ir hace mucho tiempo, Usagi." Fighter forcejeó, al ser rodeada por sus brazos. Su calidez no había cambiado. "Por favor, déjame ir otra vez… No hagas esto. No lo quiero."

Tocar la estrella interior de Fighter—Shimatta. El Cristal de Plata añoró por consumirla en su protección. Sintió la calidez de Seiya como fuego, quemando. Fighter gimió en su abrazo, igualmente conmocionada.

"No lo… quiero." Fighter continuó resistiéndose, a pesar de los que sus astros dictaban. "Dé-Détente."

Serenity sollozó con la negación. "Déjame entrar." Por todas las ocasiones que Fighter la había protegido, ¿por qué era tan incorrecto querer mantenerla a salvo de igual manera? "Por favor."

"¡No lo haré!" La vehemencia resonó en su estrella—en su semilla estelar—espantando la pureza del Cristal de Plata de su cercanía.

La energía desprendiéndose de su estrella empujó a Serenity de su cuerpo. Fighter, jadeando, giró sobre su eje, incrédula.

De rodillas, Serenity se tomó un momento para recuperarse. Eventualmente, la calidez le dejó. Seiya le dejó. La Puerta dejó de tambalearle, silenciándose.

"No puedo creer que tú…" Fighter comenzó a retroceder lo que restaba de la colina.

Serenity sintió culpa por la urgencia de sus acciones. Nunca había sido su intención asustar a Seiya. "Sailor Fighter…"

"No te acerques." Fighter alzó una mano para frenarla, mientras que, con la opuesta, sostuvo su pecho en sobresalto. Incredulidad invadía su expresión. "¡Mantente alejada de mi planeta, Sailor Moon! Te lo advierto. ¡Mantente alejada de mi gente!"

Serenity luchó por reincorporarse. "Seiya, por favor."

Demasiado tarde.

Sailor Star Fighter se dejó caer de espaldas al precipicio.

Una estrella fugaz se disparó al firmamento, fuera de su alcance.

Serenity permaneció en el suelo por un largo momento, ojos adheridos al cielo. Ocupó tiempo considerable para volver a compartimentalizar sus emociones. Para controlar sus temores. Para guardar la añoranza y la nostalgia detrás de la Puerta.

Este desliz sería el último; tenía que serlo. Serenity no podría permitirse perder objetividad de esta forma. Su gente merecía mejor que eso.

Al volver al Palacio, Endymion le esperaba en el centro de Comando. La esperanza en su expresión fue momentánea, sabiendo leer a su esposa desde el momento que la miró unírsele.

"¿Y bien?"

La Neo Reina tomó asiento a su lado, los reportes de la actividad en el Sistema Solar rastreando la trayectoria de una estrella fugaz.

"Una negociación no fue posible."

Endymion suspiró. "¿Qué sucedió? Pensé que entre Sailor Star Fighter y tú se podría llegar a una tregua."

"Ya no somos las mismas personas del pasado." Serenity omitió su intento fallido por purificar la semilla estelar de la Star Senshi. No lo encontró relevante, considerando las prioridades que tenía ahora sobre sus hombros. "Sailor Star Fighter desea permanecer en la forma de gobierno democrático parlamentario que se estableció posteriormente a la Guerra Civil en su país. No aprueba estar bajo el poder de otra Monarquía después de vencer a la Dinastía de la Princesa Kakyuu de las Flores Doradas. Sin olvidar que, Seiya piensa que mi método de purificación es algo… antinatural."

Endymion tomó uno de sus hombros. "Oh, Usako."

"No hay otra alternativa." Serenity irguió su espalda, deslindando con el delicado movimiento de su cuerpo la mano de su esposo. No merecía su bondad. Desde hace mucho tiempo, Serenity no merecía muchos de los privilegios con los que contaba. Seguía fallándole a la gente que era lo suficientemente valiente en permanecer cerca de ella. "Debemos anular nuestra alianza al Sistema Trisolar de Kaito de manera oficial."

Endymion tardó en asentir. Cuando lo hizo, el pesar de aquella decisión fue tangible.

"Hay algo más." Serenity cambió el holograma del centro de comando. La imagen de Shingo trabajando en la Unidad Stargate se materializó. La grabación de las cámaras de seguridad había sido tomada hace un año. El tiempo exacto que tenía su hermano de haber desaparecido de la faz de la Tierra. "Sailor Star Fighter estaba consciente del planeta Némesis y los exilios cometidos bajo mi supervisión. Esa información no pudo haber sido obtenido sin una fuente legítima."

Endymion lució alarmado. "¿Estás segura?"

Serenity suspiró. "Shingo tenía una relación cercana con la Unidad Stargate de Kinmoku al colaborar en múltiples proyectos sobre nuestras mejorar de seguridad. Fue gracias a Luna, Sailor Mercury y él que completamos la transacción del Sistema M.I.T.R.A. con Sailor Star Maker… Conozco a mi hermano. Compartía los ideales del tipo de gobierno de Kinmoku-sei. Está con ellos."

Endymion tecleó sobre la computadora. "Si damos este paso, no habrá vuelta atrás."

Desde que Usagi Tsukino había dicho adiós en aquella azotea, no había existido vuelta atrás.

"Por ello, sólo nos queda seguir hacia adelante."


[+]+[+]


La batalla rugía, cuando Eternal Sailor Moon arribó.

Descubrió que el norte de Kinmoku era frio.

El resplandor del Cristal de Plata arrojó una oleada de energía para limpiar su camino. La nieve estaba bañada de carmín. Sus botas blancas se mancharon, crujiendo, al pisarla.

Cuerpos fueron arrojados desde antes de que tuvieran la oportunidad de acercársele. Eternal Sailor Moon avanzó hacia adelante.

Tenía que encontrarla.

Y lo hizo.

Sailor Star Fighter forcejeaba bajo el poderío de un Droid.

"¡Silver Moon Crystal Power Kiss!"

El oponente fue derribado. Sailor Moon se apresuró a Sailor Fighter, hincándose a su lado. La encontró jadeando, sosteniendo su cuello donde la habían intentado incapacitar.

"—viniste a terminar con el trabajo?"

Sailor Moon mantuvo silencio. Ofreció su mano.

Fighter tragó saliva visiblemente. La aceptó.

De pie, Sailor Moon rodeó sus hombros con el brazo de la Star Senshi. A su alrededor, la batalla proseguía con fervor. Las criaturas nacidas de la influencia del Caos eran increíblemente fuertes a comparación con las invasiones a Tokio de Cristal. Sailor Moon sospechaba la razón.

"Me temía que esto sucediera." Sailor Moon lamentó, conforme ayudaba a Sailor Fighter a tomar refugio en una de las ruinas de la ciudad. "Magnus ha caído. Fue consumido por la energía negativa de Némesis por medio de su Stargate."

Fighter la miró en shock. "¿Qué dices?"

Sailor Moon revisó la herida en el costado de Fighter. Colocó su mano sobre la piel abierta, pidiendo al Cristal de Plata por cerrarla. "Es Némesis. Esto es lo que quise evitar siempre, Seiya."

"Oh, no te atrev—" Una mueca cruzó el rostro de la mujer. "Ugh. Demonios."

"Lo siento. Intento ser gentil." El Cristal de Plata actuó rápido, aunque sin finezas. El contacto con la inmensa energía maligna invadiendo Kinmoku afectó la influencia de su poder. "¡Y claro que fue tu culpa! ¡Te lo dije! ¡Si hubieras dejado que purificara a tu gente, la influencia de Némesis no sería así de potente!"

"¡Increíble!" Fighter gruñó entre dientes. "En serio acudiste a mi rescate del otro lado de la Galaxia solo para aventarme un Te lo dije en mi cara, Sailor Moon?"

"Vine porque me llamaste." Sailor Moon masculló, su mirada fija en el torso lastimado. Moretones adornaban la pálida piel.

Fighter suspiró. "No creí que… Nos partimos en los mejores términos la última ocasión."

Siete años difícilmente habían apagado la incertidumbre dentro de Serenity. Aunque todo el contacto con el Sistema Kaito había sido suspendido, fiel a su palabra, el vínculo con Sailor Star Fighter era algo de lo que nunca se había podido desligar.

"Seiya… No sé sí pueda hacer mucho." Sailor Moon se asomó por detrás de su escondite. "Esta manifestación de Droids—son mucho más fuertes de lo que he combatido hasta estos momentos. Némesis tiene una mayor influencia en este Sistema Solar que en el resto de la Vía Láctea."

Al volver a Fighter, parpadeó al encontrarse con una expresión peculiar.

"Tonta." Fighter ancló una mano enguantada en el cuello de Eternal Sailor Moon. Cuando la atrajo a sí, Sailor Moon no pudo encontrar razón para frenarle. "No te llamé para que luches mis batallas, Odango. Te llamé porque deseaba verte."

Habían trascurrido siete años desde que Serenity había compartido un abrazo con Fighter. Después de su última interacción, no había tenido razón para creer que volvería a tener la oportunidad. Sailor Moon ancló su mentón en el hombro de la Star Senshi, al ser abrazada.

"Seiya."

"Lo siento—Sigo sin entender tus razones. Pero nos dejaste en paz cuando te lo pedí… No tienes idea de lo que eso significó para mí."

"¿Por qué estás hablado de esta forma?" Sailor Moon separó su rostro, alineándose a la altura de su amiga. "Es lo que querías, ¿qué no? Además, yo también lo siento. No fue mi intención asustarte—Yo, estaba temerosa de lo que podría suceder. He visto a la maldad pura, Seiya. He visto muerte sin sentido…"

"Shhh." Fighter juntó sus frentes, tomándola por sorpresa de nuevo. "No hay mucho tiempo."

Un mal presentimiento se coló por su espalda. "Seiya, ¿qué está sucediendo?"

"Odango." Se le susurró. Por un momento, Serenity fue Usagi. Por un momento estuvo entrenando en un campo deportivo con ídolo con demasiado tiempo libre. Por un momento, Serenity se sintió como esa chiquilla de dieciséis años, contemplando las estrellas y preguntándose… "Gracias."

La visión de Sailor Moon se blanqueó.

Cuando despertó, se encontró de vuelta en Tokio de Cristal.

Había sido teletransportada por una fuente desconocida de energía.

No lograron entablar comunicación con Kinmoku hasta tres días después. Sailor Star Healer fue la responsable de dar el reporte del sacrificio de Sailor Star Fighter para salvar al Sistema TriSolar de Kaito. Había liberado el poder de su estrella interior para purificar el territorio de la energía maligna.

Ése, había sido el plan desde el inicio.

Convertirse en Supernova.


[+]+[+]


Sailor Pluto viajó de las Puertas del Tiempo, atendiendo a las exigencias de la Neo Reina Serenity.

"Era inevitable, Su Majestad."

De rodillas al pie del trono donde su Soberana estaba sentada, la mujer fue tan directa como siempre.

"Un punto fijo en la continuidad espacio/tiempo. El último acto heroico de Sailor Star Fighter siempre estuvo definido para consolidar al Sistema Tri-Solar de Kaito como una República. Sailor Star Fighter se ha convertido en un símbolo para su gente… Una mártir por la lucha del Libre Albedrío."

No había nada heroico en morir. Serenity lo sabía mejor que nadie.

"¿Puntos Fijos, dices? Es lo que dijiste sobre la Caída de Kakyuu-Hime. ¿Pero qué significa?"

"Que siempre fue parte del plan. Son acontecimientos que transforman a la historia del Cosmos. No se pueden evadir. Son puntos que mantienen el balance. Se pierde una vida, pero ese resplandor no se desvanece. Sólo se transforma. Su Majestad…" Pluto alzó su rostro, resoluta. "…para crear nuevas vidas, sacrificios deben ser realizados."

Serenity no comprendería el críptico significado de sus palabras hasta una semana después.

Una nueva estrella había tomado forma en su interior.

Estaba embarazada.

La Pequeña Dama había sido concebida.

Para crear nueva vida, sacrificios debían ser realizados.


(::)


La historia se desenvuelve.

Némesis y Black Moon atacan la ciudad.

El Cristal de Plata desaparece.

La Pequeña Dama es mandada al pasado.

La historia se desenvuelve. Endymion se encarga de encarrilarla.

Serenity duerme.

En sueños, ve a Kou Seiya jugar futbol americano. Ríe con Kenji Tsukino a la hora de la cena, disfrutando ser su consentida. En sueños, revive aventuras con Naru.

Los fantasmas del pasado son inmensos e interminables, pero en esos momentos preciados de paz y descanso, Usagi Tsukino tiene tiempo para cada uno de ellos.

No hay puertas en su mente que atrancar. Deseos se desenvuelven, la añoranza es la tela de sus fantasías, explorando todo lo que Usagi no había sido valiente en vivir por su cuenta. En el limbo, no hay culpa. Sólo dulzura.

"Sólo quiero que comprendas, que sin darme… Me enamoré de ti, como no tienes idea."

Usagi repite la confesión en el camerino para sí, sin número de veces, viendo la escena como espectadora en lugar de vivirla en su propia piel. Atesora cada reproducción con recelo—cada parte de Seiya la guarda con recelo—más no se atreve a modificarla. Prefiere hundirse en los detalles que había creído gastados con el tiempo.

Viaja con su familia a las aguas termales.

Come Banana Splits con Naru y Umino en el CROWN; lee historietas hasta quedarse dormida en clases.

Disfruta de contarle a Shingo de su identidad secreta, compartiendo aventuras juntos.

Asiste al centro de videojuegos con Mina-chan. Pelea con Rei. Hace reír a Ami mientras la chica intenta estudiar para un aburrido examen de matemáticas. Le echa porras a Mako durante su torneo de Judo. Disfruta escuchar tocar a Haruka y a Michiru durante sofisticados conciertos, y se divierte dándole consejo a Hotaru sobre chicos.

En sueños, la vida es sencilla. Sus amigas persiguen sus sueños con entusiasmo; sin culpa por fallar a sus responsabilidades.

En sueños, la vida rebosa con esperanza.

Afuera, la historia se desenvuelve.


(::)


La familia de Black Moon encuentra redención con la influencia de Sailor Moon y de la Pequeña Dama.

El Gran Sabio es derrotado. Némesis, destruido.

La paz es regresada a Tokio de Cristal.

El ciclo se repite.

La Pequeña Dama es mandada de vuelta al Siglo XX para completar su entrenamiento.

Serenity se esfuerza por encontrar territorio para negociar con los Sistemas Solares vecinos. No es fácil. Su gran fallo de juicio al exiliar a su propia gente a Némesis, y en consecuencia provocar la guerra con Black Moon, se extiende por la Vía Láctea. Tokio de Cristal no es un Reino digno de confiar por mucho tiempo.

El Caos perdura, débil en los límites de la Vía Láctea. Durmiente.

La Pequeña Dama regresa. Su formación continua.

Serenity lo puede notar ahora: los gestos de Usagi Tsukino del siglo XX en su hija. El calor de hermana que sólo su versión más joven pudo nutrir en la Pequeña Dama. La bondad y la valentía son inherentes en su hermosa hija, eso nunca lo había dudado, pero Serenity había sabido que no había sido la indicada para pulir tales cualidades en su primogénita.

Serenity no tenía el lujo de transferir algo que ella misma tenía en escasez.

Endymion la acompaña en cada paso, en cada decisión, buena o mala.

No obstante, su esposo no está ahí para tomar control de un poder que siempre le será elusivo. Endymion apoya, más no interviene. Es cálido con su hija, cómplice de sus actos valientes. No se aísla como la Reina; buscando siempre por conexión con las Inner Sailors, Sailor Pluto y los ciudadanos de Tokio de Cristal. A Endymion le importa ayudar, seguir avanzando con la tecnología a su disposición para ensalzar la calidad de vida en todas las entidades de la Vía Láctea.

Desafortunadamente, Endymion encuentra bloques constantes a sus ideales, y es presa de frustración a la larga. Después de la Era Gélida del que fue responsable, fallar es un peso que con el que carga a pesar del tiempo transcurrido.

No hay mucho que Serenity pueda hacer para aliviar sus fracasos personales. No cuando ella misma ha sido la responsable de limpiar dichos fallos viniendo de su esposo, con altas consecuencias. Serenity ama a Endymion con todo su corazón; más la venda del romanticismo juvenil cayó, desde que la Corona se posó en su cabeza.

Rebeldes se levantan de nuevo, esta vez no en la Tierra. La Reina se mira obligada a mandar a la Pequeña Dama de nuevo al pasado, a un punto centrado en los inicios del Siglo XXI. Su hija tendrá que aprender a luchar, sí, pero todavía no es hora para que conozca este tipo de guerra.

La Galaxia de Andrómeda, el Sistema TriSolar de Kaito, la Galaxia de Pegasus—los enemigos se agrupan lentamente.

Serenity sabe lo que se aproxima.


(::)


En Kinmoku, ejecutan públicamente a Shingo Tsukino en el 14vo. Aniversario de la muerte de Sailor Star Fighter.


[+]+[+]


"Te culpan por la pérdida de Sailor Star Fighter." Sailor Venus deliberó en su asiento, coloreada de incredulidad. "Insisten en que pudiste haber salvado a Kinmoku pero escogiste no hacerlo en forma de venganza. ¡Eso no es verdad! ¡Están torciendo los hechos para su conveniencia!"

Serenity comprendía la táctica. "Sailor Venus, el Parlamento de Froid sólo está usando a Sailor Fighter como símbolo de su causa… por lo amada y respetada que fue en vida." Por lo amada y respetada que sería, siempre. "No importa. Hubieran encontrado razones para inculparme de una manera u otra… Esta Segunda Rebelión ya ha sido escrita y no podemos frenar su desarrollo. ¿No es así, Sailor Pluto?"

La transmisión desde la estación del Tiempo mostró a la mujer asintiendo, apegada a sus secretos. "El Sistema de Kaito no cometió este horrendo acto de manera impulsiva. Este levantamiento tiene tiempo siendo planeado y es ahora cuando están listos para ejecutarlo. Kinmoku ha afianzado alianza militar con el Sistema Estelar Eros de la Galaxia de Andrómeda, según mis reportes."

"Una Galaxia que nos supera en números." Endymion declaró; pálido. "No lo puedo creer, Shingo dedicó casi toda su vida para expandir el mensaje de Autonomía Anti-Purificación de Kinmoku. Formó parte de su gente. ¿Cómo pudieron traicionarlo de esta forma? ¿Reducir su misión a un chivo expiatorio? Es horrible."

"Luna, ¿has recibido alguna transmisión de las Sailor Star Lights?"

La decepción en el rostro de Luna, fue respuesta suficiente.

Serenity respiró hondo. "Tendremos que considerar a Sailor Star Maker y Sailor Star Healer como parte del Partido Libre Albedrío, en ese caso."

Sailor Mercury fue la primera en mostrar oposición. "Su Majestad, esa decisión es muy precipitada, ¿no lo cree? No tenemos evidencias contundentes de que ellas hayan estado en favor de la ejecución del Príncipe."

"Ni tampoco tenemos evidencia de que hayan deseado impedirla."

La cabeza de Mercury descendió en conflicto visible. Sailor Jupiter trató de consolarle, tomando su hombro. Serenity quiso facilitarles el efecto de este tipo de decisiones, pero la Corona en su cabeza le recordó, que de esto, se trataba gobernar.

"Debemos prepararnos." Serenity se levantó de la mesa del Consejo. "Kinmoku ha hecho el primer movimiento. Debo dar respuesta a su muestra de crueldad. Sailor Uranus, Sailor Neptune, vengan conmigo."

Ambas Outers la siguieron fuera de la Cámara de Estrategia.

"Necesito que infiltren las defensas de la Capital de Kinmoku bajo otras identidades. Averigüen quién es el líder de este nuevo movimiento contra la Corona." Su comando original fue deliberado con éxito. Uranus y Neptune intercambiaron una mirada. Siendo de pocas palabras como siempre, ambas Senshis absorbieron el comando.

-"Siempre seremos buenos amigos."

"Esperen."

Uransu y Neptune se tornaron hacia ella.

Serenity sostuvo un puño contra su pecho. "De ser posible, encuentren a Sailor Star Maker y a Sailor Star Healer. No deseo darles falsas esperanzas a las Inner Senshis de que ellas estén de nuestro lado, en caso de que tengamos que enfrentarlas en el campo de batalla. Pero si se encuentran en dificultades, hagan lo posible por ayudarlas, por favor."

"Deben estar muertas y lo sabe, Su Majestad." Uranus respingó.

"Sailor Uranus." Neptune murmuró.

"Les debo mi vida." Serenity enunció con firmeza. Dejó su mano caer. Irguió sus hombros. "Por la amistad que tuvimos hace mucho tiempo, debo darles el beneficio de la duda y de ser posible, saldar la deuda entre nosotras si se encuentran con vida. ¿Queda claro?"

Uranus se mostró escéptica. Sin embargo, fue la primera en aceptar la orden y desaparecer.

Sailor Neptune, al contrario, le sorprendió, al permanecer un par de minutos más.

"Dicen que habrá una lluvia de estrellas fugaces esta noche."

Serenity parpadeó. "Oh, ¿sí?"

"Creo que puede ser interpretado como un presagio a nuestro favor." Neptune le sonrió. "Podremos utilizar el fenómeno para despegar hacia la Galaxia de Triangulum."

"Háganlo." Serenity no pudo evitar divisar al cielo claro, con el anuncio de Neptune. "Tengan cuidado."

Neptune se hincó frente a ella en despedida.


[+]+[+]


Serenity no tenía un cuerpo que enterrar. El Parlamento de Froid se rehusaba a mandar los restos, debido a que Shingo Tsukino había sido considerado un traidor.

La ceremonia en su honor se llevó a cabo en uno de los jardines favoritos de la Reina. Mamá Ikuko lució cansada a pesar de la amplitud de su longevidad. No dejó de llorar durante los servicios funerarios. Serenity la observó desmoronarse en los brazos de otras personas, desconocidas para ella, desando ser ella la que estuviera abrazándole.

Extrañaba ser la hija de Ikuko; por un momento la tentación de bajar sus defensas casi le doblegó…

Por un momento, quería detener el tiempo. Concentrarse en su dolor—liberar esa dura caja que mantenía presos sus miedos e inseguridades. Pero, mucho tiempo había pasado para realizar una regresión de sí misma a tal nivel. Una niebla hacía imposible encontrar todas aquellas puertas bajo llave en su corazón.

Sus miedos sólo alimentarían el asecho del Caos.

Contenido en lo profundo de su ser, el Cristal de Plata alojaba todas las lágrimas que no se había permitido derramar, desde que había perdido a Kenji Tsukino.

Inclusive después del final de la Ceremonia, Serenity permaneció en el Jardín de Elysion.

Sailor Pluto se le sumó, al borde del atardecer.

"La Primera Dama pide acceso de regreso, Su Majestad."

-Aún no. No es el tiempo indicado. Serenity unió sus manos como único consuelo. "¿Crees que esté lista?"

"Sospecha que algo grande está desenvolviéndose en el futuro. Dejó un mensaje. Afirma que las réplicas de lo que está por transpirar se pueden sentir hasta su línea del tiempo. Su poder ha crecido de manera considerable bajo el entrenamiento del Cuarteto Amazonas del Siglo XXI."

Chibi-Usa, a estas alturas, debía ser una joven ansiosa por aplicar justicia y proteger el mundo en el nombre del amor y la amistad. Debía ser la obra perfecta de Sailor Moon del XXI; el fruto de tantas extraordinarias batallas ganadas. Serenity no podía pensar en mejor lugar para su hija, en estos momentos.

Desearía poder dejarla ahí por siempre. A salvo.

"Viaja al pasado para escoltarla de vuelta, Sailor Pluto. Protégela. Mantéenle enfocada en lo que se avecina. Si se cree lista, es hora de comprobarlo."

Sailor Pluto aprieta su puño alrededor de su báculo. "Por supuesto, Su Majestad. Antes de marcharme, sin embargo… Le debo mis disculpas."

Serenity frunció se ceño. "¿A qué te refieres?"

La mirada carmín de Pluto fue un pozo de diversas emociones. Algo que no era de acuerdo con la norma.

"Por un largo tiempo he sido una observadora silenciosa de lo que ha transpirado a través de su vida. Sé que he sido poco efectiva en proveer respuestas tangibles a muchas de sus preguntas… Desearía poder darle más, Su Majestad. Desearía que usted no tuviera que ser la escogida para cargar el destino de la Galaxia en sus hombros. Lo que ha perdido…"

Serenity apretó sus manos juntas. Tales palabras tan efusivas con emoción, la sacudió por entero. "Pluto." El Cristal de Plata soltó recuerdos de manera involuntaria, entonces. Sentimientos. Rostros y voces… "He hecho un buen trabajo, ¿no es así?"

Sorpresa invadió a Pluto.

-No lo hagas. Detente. Serenity tragó saliva; no sirvió de nada. Su corazón indicó querer escapar por su garganta, de una manera u otra. "Dime que ha sido así. Dime que todo ha valido la pena."

"Serenity-sama." Pluto dio un paso en su dirección.

"Todo lo que he deseado es que exista paz en la Vía Láctea. Todo lo que he querido es cesar con el dolor y sufrimiento de las personas que amo." Su mirada se humedeció, a pesar de sus esfuerzos de lo contrario. "¡Pero parece que todo lo contrario ha sucedido! Siento… ¡Siento que he fallado, cada vez que he intentado hacer lo correcto!"

"¡No es así! Ha logrado lo que siempre estuvo destinada a realizar."

¿Por qué no lo percibía así? Serenity sacudió su rostro ligeramente.

"Dime que los veré de nuevo. A mi padre… Shingo, Naru, Kakyuu-Hime. A Seiya… Dime que al final, la violencia cesará y que los sacrificios me serán recompensados. ¡Dime que encontraré el poder dentro de mi para frenar el dolor de todas las personas!"

Cayó de rodillas frente al sarcófago de cristal con el nombre de Shingo. Sus manos se aferraron al césped.

Pluto se hincó a su costado.

"El poder siempre ha estado en su interior." Ser acogida contra el pecho de Pluto fue lo más conmovedor que había sentido en un largo tiempo. "Desde su nacimiento. No dude de sí misma, Serenity-sama."

Verter parte de su dolor en Sailor Pluto le recordó de una lejana tarde lluviosa. Ojos índigos clavándose a los suyos y de su boca—

—Serenity empujó a Pluto, huyendo del desgarrador recuerdo. Cubrió su rostro húmedo con sus palmas, avergonzada por volver a ser aquella chiquilla sentimental.

"Conoces el desenlace." Murmuró entre dientes, limpiando su rostro sin delicadezas. Rio con filo agridulce, al recibir silencio neutro. Típico de Pluto. "Al menos, miénteme, ¿quieres? Dime lo que quiero escuchar."

La pausa que Pluto se tomó antes de responder fue considerable.

"El desenlace será un punto donde el balance entre el Cosmos y el Caos se decidirá. Pero solo estará en sus manos, definir el siguiente paso, Su Majestad. Como lo he dicho ya." Pluto se elevó del piso, su sombra cubriendo a Serenity por completo. "El poder siempre ha estado en su alcance: 'la capacidad de perderlo todo para así poder salvarlo todo.'"

Serenity cerró sus ojos, apretando sus párpados hasta que el dolor corriera por su cabeza.

"El significado puede no serle claro en la actualidad." La voz de Pluto se alejó paulatinamente. "Pero cuando el momento sea el correcto, lo comprenderá y sabrá qué hacer. Ese momento será único, porque le pertenecerá únicamente a usted, Serenity-sama."


[+]+[+]


Tomar control de la Stargate de la Capital de Kinmoku fue posible debido al trabajo documentando que Shingo había dejado en su antiguo laboratorio. Bajo la destreza de Sailor Mercury y Luna, el comando del artefacto fue transferido a Tokio de Cristal.

Incapacitados para utilizar la Stargate como forma de huida a otro Sistema Solar, Sailor Saturn actuó rápido para acorralar a Kinmoku. El iris fue encendido y el Ejército Dorado fue transportado bajo su comando.

El primer asalto contra Kinmoku consistiría en invadir la mayor parte del Distrito Asterope, y así el corazón del Parlamento. Era la única opción para frenar la Rebelión.

Usando el elemento sorpresa, Sailor Jupiter, Sailor Mars, Sailor Mercury y Eternal Sailor Venus se teletransportarían en las afueras de la Capital, encerrando a la población en su propia ciudadela. No tenían órdenes de lastimar a los ciudadanos, solo neutralizar a las fuerzas militares, y así lo cumplirían. El objetivo era permitir a Sailor Moon negociar con el Príncipe de Froid en suelo equitativo.

Fue por esa razón, que Eternal Sailor Moon regresó a Froid.

Las ruinas de una batalla de hace décadas estaban cubiertas en nieve y desolación. Bajo sus pies, Sailor Moon se sintió perturbada por la falta de vida. La falta de sonido. Desde el primer momento, el Cristal de Plata se comportó con alerta, víctima de una fuerza que buscaba reprimirle y sofocarle.

"¿Vienes seguido, linda?"

Sailor Moon escuchó la voz en el eco de las ruinas. Buscó por la fuente con cautela.

"Debo decir. Para caer en trampas, eres una experta. Debí cortarle la cabeza a tu hermano mucho más rápido."

"¡Muéstrate!" Esa energía. Ese aroma de sulfuro. Sailor Moon extendió su mano derecha en preparación de lo inevitable. La espada producida para sellar al Caos se manifestó y en esta ocasión, la empuñó. "¿Qué has hecho con la gente de Kinmoku?"

Aun en la blancura cegadora de la nieve, sombras parecieron agrandarse entre el concreto y la piedra de antaño.

"La gente de Kinmoku busca libertad. Yo se las he brindado."

Dos piernas se estiraron de un pilar. Botas negras.

Sailor Moon estiró su cabeza para tratar de obtener una mejor vista, pero justo en ese momento, la figura se desvaneció de lo alto.

"¿No es acaso lo que tú buscabas darle a tu propia gente, Odango?"

El frio de Froid se extendió por su cuerpo.

A sus espaldas, Kou Seiya dejó salir una risa, todo menos melodiosa. "¿Creías que sería fácil deshacerse de mí? No puedes borrar mi rastro cuando soy parte de ti."

Fue entonces que Eternal Sailor Moon comprendió.

Cerró sus ojos, aceptando la forma grotesca de esta nueva realidad.

"Caos."

Las botas rodearon a Sailor Moon y así obtuvo su primer vistazo de su enemiga. La armadura de cuerpo entero que cubría a Caos podría considerarse majestuosa en otras circunstancias, pero en este caso solo resultó insultante estar vistiendo el emblema de Froid. El cabello de Seiya había cambiado, tomando una tonalidad púrpura, restándole de vitalidad.

El Caos fue distinguible en la forma que manipulaba una imagen que no le pertenecía. Justo como había borrado la gentileza de Sailor Galaxia en su forma real, de Seiya pareció haber absorbido aquella chispa que la había hecho tan especial.

"¿Por qué ella?"

Caos revisó sus uñas, a pesar de estar vistiendo guantes de cuero. "¿Qué no me extrañas?"

Furia instantánea llevó a Sailor Moon a un punto de no retorno. Empuñó la espada, arrojando el primer ataque de frente.

La hoja de su espada se encontró con una enemiga casi idéntica.

"¡Excelente! No tenemos que lidiar con más conversación boba, ¿entonces? ¡Así me gustan las chicas!" La espada de Caos se separó de la suya para alzarse en otra inminente embestida. "¡DIRECTO AL GRANO!"

"¡SILVER CRYSTAL POWER!"

Ráfagas plateadas empujaron al Caos antes de hacer contacto. Eternal Sailor Moon le persiguió el rastro, sin embargo, su fuku sufriendo una resplandeciente transformación en el mortal transcurso.

Fue la furia.

Fue la soledad.

Fue esa inmensa desolación—perdurando en sus entrañas por años y años—lo que finalmente encontró cómo exteriorizarse sobre su ama.

Sailor Moon se permitió ser cubierta en sus emociones más recónditas, dejándoles brillar por primera vez.

Sailor Cosmos nació.

El Caos sonrió. "Hermana."

Sus espadas hicieron colisión; la fuerza de choque cubrió a Kin-Norte, arrasando con las ruinas. Piezas de piedra demolida volaron por el perímetro de Froid.

Sailor Cosmos no titubeó por un solo momento. Embistió ferozmente contra su enemigo, ambas elevándose en los aires para proseguir con el combate.

Caos pareció disfrutar de cada momento, encontrando defensa contra cada ataque. Del espejismo de Kou Seiya, poco a poco, el aura oscura de su verdadera naturaleza fue desprendiéndose. Como una enfermedad.

Sailor Cosmos no soportó verlo.

"¡Cambia de forma!" Ordenó, bañando el comando con una ráfaga de luz del Cristal de Plata. "¡Cambia de forma ahora, Caos!"

Caos evadió su energía esta vez, saltando en el aire fuera del camino. Una carcajada tenebrosa vibró por los cielos. Un vivo evocación de Chaos Galaxia, repitiéndose.

"Aw, ¿crees que es un disfraz, acaso?"

Cosmos volteó hacia arriba. Le sorprendió no encontrar el rastro de su enemiga.

Luego, inmenso dolor se encajó en su costado izquierda. Un grito de sobresalto se soltó de su boca.

Con el brazo que no sostenía la espada encajada en el cuerpo de su enemiga, Caos rodeó la cintura de Cosmos contra sí. Sus labios pronto viajaron al oído más cercano.

"No te llamé para que luches mis batallas, Odango. Te llamé porque deseaba verte."

El estómago de Cosmos se rebeló contra aquel tono de voz. Sus dientes se apretaron, aguantando el dolor físico y un tipo de agonía más indeleble.

"Una estrella nunca ha brillado tanto como la de Sailor Star Fighter en aquel día. Y fue porque no se trató de una estrella común y corriente. Su estrella… estaba hecha con polvo cósmico de cometas y galaxias que vivieron por más tiempo que tu patética Vía Láctea, Sailor Cosmos. Su existencia fue premeditada por fuerzas mayores, déjame decirte. ¿Qué esperabas que hiciera? ¡Con ese manjar disponible, tenía que robar una rebanada para mi sola!"

Cosmos torció su rostro. Rodeada en el tétrico abrazo, buscó en el rostro de Seiya algo que le asegurara que Caos no mentía.

"¿Robaste… su semilla estelar?"

"Estaba rota en mil pedazos después de su espectacular acto heroico. Yo solo tomé un pequeño fragmento para mí." Caos se encogió de hombros. Su espada se encajó con más profundidad. Cosmos gimió. "¡No es como si Fighter fuera a utilizarla de nuevo!... ¡Debo admitir que me encariñé! ¡Sin haberme albergado en su fragmento, no hubiera tenido éxito en el plan de traerte de vuelta a mí!"

El dolor la aturdió por momentos que Cosmos no supo definir en duración. El calor del cuerpo de Seiya la confundía. Con las palabras crueles de Caos, podía comprender la razón. Si un fragmento de la semilla estelar de Sailor Star Fighter todavía habitaba en el núcleo de Caos…

"Me tienes…entonces." Cosmos gimoteó. "Deja ir… a la gente… de este planeta de tu influencia."

"Oh, cariño." Caos suspiró. "¿Nadie te lo dijo? La gente de Kinmoku pidió por tu cabeza. Odio decirlo, pero en verdad te odian. ¡Cero fanáticos, ese bonche!" Caos, sin más arrojó a Cosmos de las alturas, se espalda desvainándose de su cuerpo.

Sailor Cosmos cayó en picada.

Sus tsubasas brotaron de su espalda; el freno en el aire le dio oportunidad a Cosmos de evadir el relámpago de energía negativa lanzado en su dirección. Fue un déjá vu del pasado; Eternal Sailor Moon huyendo de Sailor Galaxia en las alturas.

¿Cómo lo había logrado?

¿Como había dado cara a este enemigo? Cosmos intentó recapitular los hechos de aquella batalla, pero los recuerdos se encontraban sellados detrás de puertas prohibidas. No estuvo segura de que le horrorizó más, abrirlas o darle frente al Caos por sí sola.

"¿Por qué tan seria, Odango?"

Cosmos aterrizó en la nieve, hincándose. Colocó su mano en su herida para acelerar la sanación. El Cristal de Plata lo intentó; el proceso fue más lento de lo esperado. La energía del Caos estaba demasiado concentrada del planeta y el Cristal obviamente estaba luchando contra su dominio con dificultades.

"No me llames de esa forma."

Las puntas de las botas de Seiya aparecieron en su línea de visión, flotando a metros de la nieve. "¿Cuál es el problema? No es como si la compostura de la Neo Reina Serenity fuera a ser afectada por un sobrenombre de adolescentes."

¿Acaso eso había sido lo que Seiya había pensado de ella? ¿O se trataba de más manipulaciones del Caos?

Cosmos alzó su rostro.

"Estrellas, cómo lo amo." Seiya flotó a su cercanía. La punta de su espada deliberó una línea recta directo a Cosmos. Los guantes oscuros de Seiya acariciaron su mentón. "Verte… y sólo detectar desesperanza. Es una belleza que opaca a los astros." Al no recibir respuesta a su provocación, los labios de Seiya fueron torcidos en una sonrisa afilada. "Los papeles han cambiado, Cosmos. Es mi turno de gobernar. Arrodíllate ante mí… y puede que sea piadosa con tus Senshis cuando les llegue su final."

Las chicas.

Uranus y Neptune, sin duda, dedicadas en su misión, debían ser blanco fácil para alguien como Caos.

Deliberadamente, Cosmos tomó los dedos de Caos. Los aventó de su rostro.

Tragó saliva.

Comenzó a levantarme. A pesar de la molestia de su herida, fue firme en su resolución. Su mirada se fijó en su enemigo de nueva cuenta.

El mensaje fue claro.

Caos se reincorporó.

"Como lo desees."

El combate continuó.

Una tempestad de centellas abatió sobre Kin-Norte. Pilares de cristal oscuro se alzaron debajo de la nieve, partiendo la tierra de Froid.

Cosmos voló por el firmamento, espada contra espada. Sus instintos fueron automáticos, alimentados posteriormente de tantas batallas. Sailor Star Fighter había sido una guerrera formidable por igual, y Cosmos no dudó que Caos se estuviera aprovechando de ello. Usando todo lo que tuviera a su disposición para destruirle.

Caos arrebató contra Cosmos, una y otra vez. Fría; calculadora. Desvainó su espalda y comentarios sagaces no faltaron para herirle.

Dolor, se fue distinguiendo en porciones pequeñas.

Raspaduras y cortadas. Impactos de puños.

Lentamente, Caos fue una presencia que fue consumiéndole los sentidos. La energía maligna a su alrededor fue tomando grosor, acorralándola en una jaula de penumbras.

-¿Por qué no puedo vencerla? Sailor Cosmos se reprimió, al llegar a un punto donde la batalla llegó a cansarle física y mentalmente. -¿Por qué soy así de débil?

¿Cómo lo había logrado?

Se lo preguntó sin cesar, sabiendo que la pelea no estaba inclinándose a su favor.

Una cortina de energía maligna le golpeó de las espadas. Sailor Cosmos liberó un alarido de agonía, inmovilizada por entero en pleno vuelo.

Sus tsubasas se retorcieron.

Su visión se volvió clara.

-Triunfaste una vez porque no estuviste sola. Cosmos gimió para sí, inmersa en el dolor. En los recuerdos.

Sailor Star Fighter protegiéndola.

Fighter peleando contra Sailor Uranus.

Cayendo del cielo, cubierta en la calidez del cuerpo de Fighter.

Sailor Star Healer y Sailor Star Maker admitiendo ser sus amigas.

Las Sailor Star Lights convirtiéndose en estrellas multicolores para combatir a Sailor Galaxia.

Sailor Chibi-Chibi Moon, desprendiendo su cálida energía.

La Luz de la Esperanza; brillando por el firmamento, y siendo el arma más mortal que Usagi había tenido en su poder.

-¿Cómo volver a ser esa persona? Serenity reclamó desde el interior. -No sé cómoNo sé cómo sentir esperanza.

"Ha sido entretenido. Aunque admito que esperaba más." El Caos la enredó en su propio cuerpo, su brazo cubriéndole desde las espaldas. Ambos flotaron en el espacio, tras desvanecer la concentración de energía. "Fue un honor, hermana." El rostro de Caos frotó suavemente el cuello de Cosmos en preludio. Su espada morfó en una larga daga frente a las miradas de ambas.

-Acaso… ¿No sabes cómo sentir amor, otra vez?

Sailor Cosmos parpadeó, aturdida.

Amor.

-Estoy cansada de luchar. Especialmente contra mí misma.

La admisión detonó algo—Cosmos comenzó a forcejear. La cárcel del Caos se apretó para mantenerla quieta.

-Puedo amar. Puedo albergar esperanza. Pero no me lo permito… porque…

"La verdad es que nunca he dejado de sentir miedo."

La daga con trayectoria a su pecho pausó.

"Algo tarde para confesiones de último momento, Cosmos."

"¡No estoy dirigiéndome a ti!" Cosmos juntó energías del Ginzuishou. De un brote de energía cristalina, se liberó de su prisión. Flotó, herida a metros del horrendo disfraz que se había atrevido a violentar a Seiya.

Y pensar, que ella misma había intentado una violación similar. Por Kami-sama.

Cosmos cerró sus ojos, jadeando. Las puertas estaban abiertas; lo escondido fluyó por su ser, derribando barreras.

"Cuando nos despedimos temí qué decir, así que opté no decir de más. Te observé marcharte, deseando poder al menos abrazarte—sentir tu calor por última ocasión."

Caos le observó.

"Sentía miedo en ese entonces, y no dejé de sentir miedo conforme el tiempo transcurrió. Crecí, derroté nuevos enemigos, traje paz a la humanidad… Pero el miedo nunca se marchó. Tengo miedo… a fallarle a otros. Miedo a perder a las personas preciadas para mí. Aunque dijiste lo contrario… sé que me conoces mucho mejor que la mayoría de las demás personas, Seiya. Sé que comprendías mi miedo, y las razones por las que quise purificarte."

"Wow, muy conmovedor." Suavizando su voz, Caos manipuló su ilusión frente a ella, cambiando al fuku de Sailor Star Fighter. "Aunque no te sientas tan mal. En el fondo ella deseaba rendirse a tu resplandor. Nunca logró cortar de raíz esa patética debilidad por tu cara bonita."

Asqueada con la respuesta, Sailor Cosmos tragó saliva. "Seiya… Tengo miedo todos los días."

Chaos Sailor Star Fighter suspiró de manera impaciente. "¿Tienes un punto al cual llegar, o sólo estás comprándote tiempo?"

Cosmos no se dejó distraer.

"Por ese miedo me mantengo alejada, aislada de otras personas—no comprenden este peso. Esta responsabilidad… Si no lo tuviera, sé que podría ser capaz de acoger a mi hija en mis brazos y decirle que la razón por la que exijo demasiado de ella es para asegurarme que tu sacrificio haya valido la pena. Si no tuviera este miedo, sé que hubiera dejado de escuchar a Sailor Pluto desde hace mucho tiempo, para saber si en verdad el Destino está asegurado. Sin este miedo…"

"Estoy oficialmente aburrida." La espada del Caos se reformó en dos piezas, apareciendo en ambas manos de Fighter. "No temas, conejito. ¡Estoy segura de que podrás seguir tu discurso en el más allá!"

Se impulsó en la dirección de Cosmos.

"…Hubiera correspondido a tu dulce canción."

El Ginzuishou ganó terreno sobre la influencia de la oscuridad.

Caos se congeló a la mitad de su transcurso.

Presenciando el freno, Sailor Cosmos liberó una risa aliviada mezclada con tristeza. ¿Era acaso esto…?

Esperanza. Era esperanza. "Sin este miedo… quizás dejaría de sentirme completamente sola."

Por un momento, Caos lució de manera despreciativa la confesión.

"No quiero temer más." Cosmos dejó las lágrimas descender, por primera vez siendo valiente en exponerlas. "¡He cometido errores horrendos, pero al menos quiero remediar este!" Los fantasmas del pasado se esparcieron fuera del corazón de Usagi Tsukino, directo al vacío. "Por favor, escúchame, Seiya. Yo…"

"No." Chaos Fighter respingó. "No lo digas."

"Por favor." Cosmos extendió su mano. "Déjame escucharla una vez más."

"Tú crees que con—" Chaos Fighter se atragantó en sus propias palabras. "¡No! ¡No he llegado así de lejos sólo para—!" Se lanzó sobre Sailor Cosmos con sus espadas extendidas.

Sailor Cosmos dobló sus brazos sobre su cuerpo en protección.

Permaneció a la expectativa de más dolor—de ser lastimada de nuevo.

No vino.

Confundida, Sailor Cosmos abrió sus ojos.

Su garganta se cerró, al percatarse de la nueva escena frente a ella.

Chaos Fighter había encajado las dos espadas en su propio pecho y estómago.

"No…" Terror invadió a Cosmos. Divisó sangre oscura brotar de las dos heridas mortales.

"No podía… aguantar un segundo más… el sonido de su estúpida voz…" Lentamente, el rostro pálido se levantó, sonriéndole a Sailor Cosmos. "Odango."

Cosmos voló sin frenos. "¡Seiya!"

"Nunca… nunca estarás sola." Su frente abatió sobre la de Cosmos. Su rostro estuvo helado, bajo las manos de Cosmos. "Nunca creas eso."

El fuku de Sailor Cosmos resplandeció, reduciéndola a su forma más pura. "Seiya, yo…" Se aferró al rostro de Seiya con coletas rubias y un cuerpo vulnerable. Sus defensas, finalmente, habían caído. "Quiero que sepas…"

"No ocupas decirlo. Lo sé." Un guante ensangrentado tomó posesión del mentón de Usagi. "Tal vez en otra vida, ¿eh?"

El beso fue un fantasma de lo que pudieron haber compartido, en algún punto del pasado, donde Seiya hubiera estado con vida. De todas las maneras que Usagi lo había imaginado en fantasías culposas, nunca había pensado que sería una experiencia así de amarga.

"Desearía haberlo hecho cuando tuve la oportunidad…" Vino la tímida confesión, tras romper el beso. "Supongo que no fuiste la única con miedo, Usagi." Seiya murmuró. El espectro apretó sus párpados, sus facciones expresando duelo interior. "Hazlo, ahora. No puedo contenerlo…"

Usagi abrazó a Seiya contra su pecho. El sollozo fue algo que no pudo reprimir más. Su amor por Seiya fue algo que no pudo volver a reprimir más. "N-Nos volveremos a ver, ¿verdad?"

Otro beso fue plantado sobre su corazón. Una promesa.

El Cristal de Plata desprendió polvo cálido, cubriéndolas en una densa capa.

Ante los inicios de la purificación manifestándose, el Caos liberó un chillido que hizo a la Tierra de Froid seguir sufriendo su contaminación. Usagi contuvo el núcleo de energía maligna, sin embargo. Lo atrapó en el capullo que tejió alrededor de Seiya y ella para bloquearle el escape.

En sus brazos, le rompió el alma sentir los salvajes forcejeos; escuchar la agonía en aquella voz…

"¡VOLVERÉ, HERMANA!" Garras agrietaron la piel desnuda de su némesis, en el apogeo de la batalla por supervivencia. "¡No puede existir luz… sin oscuridad! Somos… ¡Alfa y Omega!"

"¡SILVER CRYSTAL POWER!" De un sólo disparo, Serenity empujó contra sus hilos enterrados en la semilla de Seiya, desterrándolos con energía purificante.

La dulce canción de Seiya se liberó del Caos.

Sus versos acariciaron a Usagi de pies a cabeza. Añoranza, fue una manta que le cubrió, buscando consolarle tras otra inevitable despedida.

La esencia pura de aquel fragmento de estrella fugaz se fundió en Usagi, entregándose a su resplandor.


[+]+[+]

"¿Qué es el dolor,

sino el amor

perseverando?"

-Vision, (Wandavision).

[+]+[+]


"¡Por la victoria!"

"¡Por la Pequeña Dama!"

Serenity sonrió, orgullosa, desde la mesa principal del banquete. Levantó su copa en el brindis conjunto de los demás invitados.

No era para menos. La Princesa Serenity III se había ganado el respeto de su gente al defender la Ciudadela junto a sus Senshis, mientras la Reina y sus Guardianas habían viajado a Kinmoku.

Eternal Chibi-Moon había mostrado coraje y valentía; había brillado como una verdadera líder. Endymion le había contado todos los detalles en las semanas posteriores a la Batalla contra el Caos. Su hija había demostrado estar lista para lo que se avecinaba.

Rodeada de la atención total de los invitados, su hija aceptó el brindis con mejillas sonrojadas y cabeza cabizbaja. Le sonrió a todos, en especial a sus guardianas, al divisarlas en otra de las mesas. Las Inner Senshis hacían bullicio por igual, vestidas en ropa civil, para disfrutar mejor el pequeño receso de sus deberes.

"Luces… más en paz."

Serenity volteó su rostro hacia su esposo. "Lo estoy."

Endymion tomó su mano con la mano bajo la mesa. "Estaba preocupado." El hombre se interrumpió. Sacudió su rostro de manera delicada. "Miento. La verdad es que he estado preocupado por un largo tiempo ya."

"Lo lamento." Serenity podía reconocer ahora, que por mucho tiempo había estado alejándolo de manera inconsciente. Endymion no lo había merecido. "Han sido tiempos y retos muy difíciles. He tenido… muchas dificultades para asumirlos."

"Ha sido más que eso. Pero me alegra tenerte de vuelta." El guante de seda de Enymion acarició sus dedos con cariño. "No eres la única que sufre por el curso de acontecimientos predestinados, Usako."

"Ahora me doy cuenta." Serenity deseaba preguntar más detalles sobre los retos que el mismo Endymion había tenido que superar desde ser su novio. ¿Había tenido dudas, al igual que Usagi? ¿Encontraba incertidumbre en todo lo que hacía, como ella? ¿El ser Rey había sido todo lo que le hombre había aspirado? "Lo siento tanto."

"Puedes contar conmigo si quieres hablar al respecto, siempre."

Serenity le sonrió. "Tal vez."

Hablar de Seiya había sido un tema fuera de límites con sus guardianas, e inclusive con Luna, casi volviéndose un tabú desde la despedida en la azotea. Serenity sabía que sería muy difícil abrirse al respecto después de tanto tiempo siendo atesorada solamente para ella. Por Endymion, estaba dispuesta a intentarlo.

El duelo por perder a Seiya por tercera ocasión fue una experiencia que rompió nuevas fronteras; sin embargo, Serenity se recordaría la promesa de Seiya, cada día.

No estaba sola.

Después del banquete, la celebración siguió sin la presencia de los Soberanos. Serenity se separó de su esposo, cuando el hombre expresó deseo por regresar al laboratorio, y Serenity tomó su propio camino a las Suites de invitados.

Yaten estaba despierta.

Ser visitada por la Reina no pareció afectarle. No se apresuró a inclinarse o mostrar otro tipo de señal de etiqueta real. Sus heridas se lo impedirían, además.

"Este lugar es un cubo de hielo. ¿Cómo lo soportas?"

Serenity parpadeó, mirando lo bien que funcionaba la chimenea. "Tenemos calefacción."

"Pft."

Serenity se encogió de hombros; estaba fuera de practica sobre cómo lidiar con ese humor mercurial. "Veo que estás sintiéndote mejor."

Yaten apretó la gruesa manta alrededor de su pecho. Mantuvo silencio, acostada a lo largo del diván.

Serenity suspiró. Por un momento permaneció de pie en el medio de la Suite, indecisa. Había sido un gran alivio encontrar a Sailor Star Healer con vida en lo recóndito de las celdas de la capital. Gracias a los esfuerzos de rescate de Sailor Uranus y de Sailor Neptune, muchas más personas inocentes habían podido ser liberadas del dominio del Parlamento. Serenity esperaba que cada uno de los refugiados aceptara la invitación de comenzar una nueva vida en Tokio de Cristal.

Al final, Yaten hizo la decisión por Serenity.

"Deja de revolotear allá atrás. Siéntate, ¿quieres?"

Serenity se apresuró a obedecer. Escogió el diván acomodado perpendicularmente al de Yaten, fijando su mirada en la chimenea. Posó sus manos en su regazo.

"Encontraremos a Taiki." Aseguró a las llamas. "Ya verás, Yaten. La encontraremos."

Yaten suspiró. "Eso dependerá de si ella quiere ser encontrada."

"¿A qué te refieres?"

"Lo había olvidado." Yaten dejó caer su cabeza al brazo del diván. "Debes seguir creyendo que éramos el escuadrón maravilla. Pero, mucho ha transpirado entre nosotras desde que Kakyuu-Hime fue dislocada de su puesto, Usagi—Oh, ¿puedo llamarte así?"

Serenity asintió. "Claro. Aunque no lo recomiendo en público—Luna no perdona las faltas de etiqueta." Movió su cuerpo un poco más en dirección de Yaten, la curiosidad matándola por dentro. "¿Me lo contarías? ¿Lo que sucedió todo este tiempo en Kinmoku?"

Un resople incrédulo fue aventando a la semioscuridad. "Es una maldita larga historia."

Serenity mordió su labio inferior.

"Intenté detenerlos."

Serenity parpadeó.

Yaten continuó. "Debes creerme. Intenté salvarlo."

Oh.

Serenity sintió sus ojos humedecerse. "Arigatou."

"Tu hermano fue el primer en desconfiar de la 'milagrosa resurrección' de Sailor Star Fighter… Verás, Taiki y yo no hemos servido al Parlamento de Froid desde su creación. Fuimos retiradas de nuestro deber como castigo, al servir a la Monarquía de las Flores Doradas. Sólo porque Seiya—la verdadera Seiya—logró negociar con su tía, fue que se nos permitió mantener nuestras cabezas en nuestros cuellos después de la Guerra Civil." Un sonido cáustico hizo eco por la Suite. "Sería el último favor que la Condesa le concedería."

Serenity había conocido a la Condesa Schnee Sang Froid mediante hologramas y transmisiones hackeadas del servidor de Kinmoku-sei. No había encontrado ningún parecido entre Seiya y la mujer. No había logrado entender el poder que la Condesa había tenido sobre su sobrina. Los posteriores herederos de la Casa Froid habían sido igual de paranoicos con su poder, según a lo que Sailor Mercury y Luna habían averiguado.

"Al final, Shingo tenía mucho de Sailor Moon en él. No pudo mantener su boca cerrada. Atrajo atención no deseada del Parlamento en un santiamén. Desafió a Chaos Fighter abiertamente—todo sucedió muy rápido. En cuanto fue arrestado, no hubo vuelta atrás."

Serenity no pudo articular una respuesta, impactada con la primera vista a la vida de su hermano.

"Planeaba sacarlo del planeta mediante la Stargate. Mandé mensajes encriptados a Luna para coordinarlo—no sé si los recibieron."

"Creo… Creo que no fue posible."

Yaten dejó salir una maldición. "Bueno supongo que así se resuelve el misterio. Pensé que…" La mujer alejó se fleco de su frente. "No sé qué pensé. Sólo imaginé que Shingo estaría seguro de vuelta con su familia. Caos lo había previsto, sin embargo. Todo. Sabía que, si alguien intentaría ayudarlo a escapar de la Capital, sería alguna de las Sailor Star Lights originales… Lo siento, Usagi."

Serenity negó con su cabeza.

"Taiki logró extraer a su familia de la capital, al menos. Huyeron fuera del radar del Parlamento."

El corazón de Serenity se apretó del shock. "¿Su familia, dices?"

Una mirada extrañada se le fue lanzada. "Sí. Su esposa y su hijo." La mujer parpadeó. "¿No sabías?"

"Iie." Serenity se reincorporó. "¿Shingo tiene familia? ¿Dónde están? ¿Están bien?"

"Whoa, ¿qué acabo de decir? ¡No lo sé! Taiki no lo compartió para mantenerlos seguros a toda a costa—¿En serio no estabas enterada? Mierda, eso sí es ser frio." Yaten hizo una mueca al querer moverse de manera muy brusca. "Sospecho que deben estar en las montañas de Kin-Oeste. Taiki las conoce a la perfección."

"¡Debemos encontrarlos y ayudarlos!" Se ocupó de un inmenso poder de voluntad el no teletransportarse de vuelta a Kinmoku justo en ese momento. Su hermano tenía familia. Parte de Shingo vivía. "Kami-sama, ¿por qué ese enano nunca me lo dijo? ¿O a mi madre? Siempre fue tan egoísta…"

"Drama familiar." Yaten masculló entre dientes. "No lo echaba de menos."

"Yaten, ¿te sientes bien? ¿Quieres que pida por una enfermera?"

"No seas ridícula, es sólo un mal estirón." Los pelos de la mujer se pusieron de punta con la sugerencia. Serenity alzó sus manos para frenar su indignación. Tras un momento, Yaten pareció arrepentirse de su conducta arisca. "Lo supiste, ¿cierto? Desde el primer momento, apuesto a que supiste que no se trataba de…"

Serenity ocupó un momento para recuperarse del cambio de tema. Cuando se alineó a la línea de pensamiento de Yaten, su corazón volvió a sentarse pesado.

"He combatido al Caos antes. No importa que disfraz viste, siempre podré reconocer su aura maligna… Pero… No haberlo percibido como yo desde un inicio no te hace menos, Yaten."

Hubo una pausa.

"Extrañaba a la imbécil."

Serenity volvió a contemplar la chimenea.

"La extrañaba lo suficiente para querer creer la mentira… tal vez por un rato, ¿supongo?" Un resoplido liberó acidez por la atmósfera. "La fantasía no duró mucho. En el momento que Chaos Fighter comenzó a hablar de conquistar la Vía Láctea, supe que Kinmoku estaba yéndose a la mierda, y esta vez yo no podría hacer gran cosa para impedirlo…"

"No todo fue un engaño." Serenity consoló. Sostuvo una mano contra su pecho, apegándose a la llama infundida en su corazón. "Una pequeña parte de la esencia de Seiya vivía cautiva dentro del Caos. Por ello podía tomar su forma y muy posiblemente tener información de su vida para lograr convencer hasta las personas más cercanas a ella. El Caos se aprovechó de la incertidumbre de otros. Se alimenta del miedo, Yaten. Del enojo, de la desconfianza. Del odio." Tragó saliva. "Y estoy consciente justo de que tanto era yo objeto de lo último entre tu gente. Caos se ancló a ese sentimiento y los manipuló para su propio fin."

"Yo no te odio."

Serenity se tornó en dirección de Yaten, perpleja.

Yaten se encogió de hombros. "Ni Taiki. No estamos de acuerdo con tu propaganda, pero nunca llegamos a esos extremos."

Serenity sonrió, conmovida, a pesar del tono irónico.

"Ni Seiya." Yaten le lanzó una mirada singular. "Estuvo enfurecida por lo que intentaste hacerle, claro. Un par de semanas. Pero, lo superó. Siempre te defendió ante al Parlamento. Hizo lo posible, hasta el último día, de ser la barrera entre la sed de sangre de la Casa Froid y Tokio de Cristal."

Eso explicaba porque el Parlamento no había esperado ni un día para que el polvo estelar de los rastros de Sailor Fighter se limpiara de su atmósfera, para comenzar a conspirar contra la Vía Láctea.

"Seiya no estaba equivocada, sin embargo." Serenity susurró. "En lugar de pelear en lados opuestos, debí ceder un poco. Escucharla y a los suyos. Debí intentar encontrar un punto medio, al contrario de imponer mi filosofía en su gente. En vez de eso, fui presa de mis más profundos temores y me cegué con su influencia… Te juro, Yaten, que ese será un error que no repetiré."

Yaten parpadeó.

Ambas conectaron una larga mirada, lo cual resultó más efectivo que cruzar palabras.

Yaten asintió.

Serenity regresó su atención a la chimenea. "Te dejaré descansar." Comenzó a levantarse del diván, sacudiendo su vestido. "Eres bienvenida a permanecer en la Tierra por tiempo indefinido, Yaten. Cuando encontremos a Taiki y a… el resto de mi familia… extenderé la misma invitación. Por favor, al menos… ¿lo podrías considerar?"

Un suspiro melodramático salió de la mujer. "Aye, aye. Entre tus ojos de borrego y los de Luna no sé cómo podré resistirme. Pero, ya veremos. Después de que encontremos a Taiki, tal vez…"

Eso sería suficiente por ahora. Más que suficiente.

Serenity dejó la Suite con su pecho más aligerado. La noción de encontrar a la familia de Shingo le inyectó de emoción. No le importó la inestabilidad política que estaba atravesando Kinmoku de nueva cuenta, tras las manipulaciones del Caos. Serenity encontraría a Taiki. Encontraría a los seres queridas de Shingo.

Los protegería a toda costa.


[+]+[+]


La política de Purificación sufrió reformas.

La Neo Reina Serenity cumplió su palabra.

Si la purificación total no ha sido suficiente para combatir la maldad en los corazones de las personas, ¿cuál era el punto?

Fue altamente comprendido por el Consejo de Tokio de Cristal que Serenity no debió haberle removido la responsabilidad a cada uno de los ciudadanos de combatir sus propios conflictos mentales y emocionales. Cada victoria sobre su propia maldad debía ser un duelo personal; esa elección le pertenecía a su gente.

No a un tercero, sin importar la nobleza de su racionamiento.

Una nueva generación sería formada, sin la influencia del Cristal de Plata. La mortalidad volvería la humanidad.

Por supuesto, la población se partió en diferentes polos al respecto.

"Era de esperarse. Les diste un inmenso poder en su longevidad sobrenatural. Ahora, sin previo aviso, les has retirado su juguete favorito. Se sentirán castigados. Sin duda, harán berrinches de épicas proporciones."

La opinión de Yaten en el Consejo había cambiado las dinámicas. Cuando antes las Inner Senshis habían sido fieles a cada comando de su Reina, la forastera no estaba atada a la misma etiqueta. Su inyección de irreverencia pareció revivir aquella chispa de la juventud en sus Guardianas.

Después de días encerrados en una pequeña habitación, Serenity actuó de manera muy anti-Real. "¡Nunca gano!" Chilló, freída con la frustración.

Luna sobó su hombro. "Se adaptarán. Es algo que bien he aprendido de los humanos. Estás tomando la decisión correcta… Creo positivamente que, en pensar que estabas haciendo un bien, el equilibrio entre el bien y el mal se ha visto desbalanceado."

Serenity achicó su mirada en dirección de la doncella. "Nunca lo habías mencionado con anterioridad. ¿Desde cuándo pensabas algo así?"

Luna visiblemente mostró titubeo.

Serenity supo leer la corriente incómoda invadiendo a su esposo y sus Guardianas del Sistema Solar Interno. Sailor Uranus, como en todas las sesiones, se limitó a lucir aburrida. Sailor Neptune, al contrario, indicó sentirse más entretenida que nunca.

Yaten meramente alzó una ceja. "Vaya, si saben que el objetivo de un Consejo es discutir sus ideas en voz alta, ¿verdad?"

"Era muy difícil abrir tu mente a la posibilidad." Sailor Mars fue la primera valiente. "Sabíamos que, aunque expresáramos desacuerdo con las políticas de purificación, no estarías lista para escucharnos."

Serenity percibió su rostro llenarse de calor, avergonzada de su horrendo comportamiento. Se tornó a Endymion.

Su esposo suspiró. "Usako, considera el historial de acontecimientos. Cada persona que se rehusaba a ser purificado era exiliada a Némesis. ¿Qué clase de destino les hubiera esperado a los miembros del Consejo?"

Serenity dejó su mentón colgar. "Yo nunca… ¿Cómo pudieron pensar que las castigaría de la misma manera?"

"¿Por qué deberías hacer algo distinto? Entonces, hubieras mostrado favoritismo. Así que simplemente no deseábamos colocarte en esa difícil posición." Mars contrarrestó. "Está hecho, Su Majestad. No podemos modificar el pasado."

Petulante, Serenity se dirigió al holograma de Sailor Saturn y Sailor Pluto.

"¿Ustedes también?"

"Siempre he tenido fe en su labor, Su Majestad." Sailor Pluto deliberó.

"Yo por igual." Saturn le sonrió desde el panel holográfico. "Después de todo, no hubiéramos llegado a este punto de rectificación sin haber vivido todo lo que ha transpirado."

"Opino que deberíamos invitar a Sailor Chibi-Moon al Consejo." Artemis levantó su palma al aire. "Su insight puede ser de mucho valor en esta etapa de transición. Ellas son, después de todo, parte de la Nueva Generación."

"Opino lo mismo." Endymion rebozó de orgullo paternal. "La Pequeña Dama está lista."

Fue así, que Serenity entonces comenzó a conocer a su hija, en verdad.

Mediante constantes jaquecas.

"No puedo dejar Tokio de Cristal."

"¿Entonces cómo puedes saber cómo el resto de los países de este mundo se sienten?"

"¿Sentir?" Serenity repitió, incrédula. "Hay Virreyes, representantes de la Corona alrededor del globo, Sailor Chibi-Moon. Si estuviera pendiente de los sentimientos de cada persona en este planeta, nunca terminaría mi labor."

"No lo comprendo. ¿Esperas que nuestra gente te siga fielmente, pero no te tomas un momento para conocernos?"

"Repito, los Virreyes traen a mi lo que debo saber—"

"Que cómodo."

"Sailor Chibi-Moon." Endymion intervino con firmeza, antes de que la cabeza de la Reina explotara como olla depresión. "Suficiente. Parte de ser miembro del Consejo es saber expresar sus ideas sin recurrir a ofensas o insultos inmaduros. Si estás en desacuerdo con alguna de nuestras políticas, puede proponer cambios y lo dejamos a un voto libre."

"Sabía que te pondrías de su parte." Chibi-Moon se plantó de vuelta a su asiento. No se empequeñeció con la reprimenda. Miró directo a los ojos de la Reina con desafío. "Propongo que la Reina debiera hacer un tour por el globo para identificar las necesidades de su gente. Mostrar empatía ayudará a ablandar las opiniones populares, y quizás así, no querrán cortarnos la cabeza cada vez que juguemos a la ruleta rusa con sus estilos de vida."

¿Quién era esta joven? ¿Y quién rayos le había enseñado a hablar de esta forma? Serenity no pudo más. Se levantó de la mesa.

Cada miembro del Consejo estaba intentado contener sus sentimientos ante el duelo de opiniones. No obstante, fue bastante obvio, que algo de lo expresado por Chibi-Moon estaba creando sentido en sus cabezas.

Serenity cerró sus ojos un segundo, reincorporándose de su ego lastimado.

Nadie dijo que el cambio sería fácil.

"Voto a favor." Serenity forzó de su garganta.

Una larga pausa les permitió a todos los presentes mirarse mutuamente.

"Aye." Sailor Venus levantó su guante. Sailor Mercury le imitó, poco después.

Luna, Artemis, Endymion.

"Nay." Uranus gruñó. "Es un gran riesgo exponer a la Reina."

"Nay por igual." Neptune sostuvo su mentón. "Creo que debería ser la Pequeña Dama la que realice este tour. La gente se identificará con ella más que con el viejo régimen."

Yaten se encogió de hombros, sentada a la izquierda de Serenity. "Nay. Concuerdo con Neptune. Deja que la chiquilla ponga el dinero donde está su bocota. A estas alturas, la imagen de la Reina está dañada. Rebajarla en un estado así de vulnerable, viajando alrededor del mundo sin sus Guardianas, atraerá vendettas."

"Nay." Jupiter se cruzó de brazos, asintiendo. "Sailor Chibi-Moon debería asumir esta responsabilidad."

Mars hizo eco al voto, junto con Sailor Pluto, mirando a Chibi-Moon con total confianza. "Sé que puedes lograrlo, Pequeña Dama."

"Que reñido." Saturn, al ser la última en espera de votar, sonrió con humor. La joven se tornó a su derecha, tomando la mano enguantad de Chibi-Moon sobre el respaldo de la silla. "La protegeré en esta nueva aventura, Su Alteza."

Chibi-Moon lució de cierta manera, humilde y asombrada, por la fe manifestada. Aceptó su deber con la frente en alto.

"¡De acuerdo! ¡Lo haré!"

Serenity se dejó caer sobre su asiento con un alivio descarado. "¡Excelente! ¡Empieza a empacar! ¡Te vas en una semana!"

Sailor Chibi-Moon le sacó la lengua de manera juguetona.

Ocupó diez meses de viaje constante y videollamadas a larga distancia para que Serenity comprendiera el impacto de su falta de participación como soberana.

Sailor Chibi-Moon había tenido la razón. Las necesidades de su gente habían sido ignoradas por mucho tiempo. Los reportes de los Virreyes apenas habían mostrado la punta del iceberg.

Europa, Australia, los Países Bajos, Sudáfrica, América…

Larga longevidad podría haber arreglado algunos conflictos, pero había producido otros nuevos. La mayoría involucrando clasismo, abuso de poder entre las poblaciones más pequeñas gracias los Virreyes, que se habían creído por mucho tiempo, con privilegios superiores. Falta de sustentabilidad de los recursos naturales para sobrevivir, y altos índices de desempleo debido a la sobrepoblación… la lista continuó y continuó.

Sailor Star Fighter había tenido razón.

Había mucho trabajo por hacer.


(::)


Serenity sueña.

Con los ojos abiertos.

Serenity lo descubre por primera vez, mientras Endymion acaricia su espalda desnuda sobre la cama, ambos descansando mientras el amanecer trae luz a su alcoba. Recíproca al detallado trato, los dedos de Serenity miman los cabellos de su amado con gracia tierna.

Y lo ve.

Entre parpadeos, el don de clarividencia de Serenity trae a la vida escenarios que aún no suceden. Contemplando a Endymion con detenimiento, Serenity nota que sus ojos cambian forma. Su cabello, tonalidad.

Le aterra.

No sucede únicamente con Endymion. Luna le trae la bitácora del día esa misma mañana, y Serenity sabe que su eterna mentora tendrá que despedirse primero que todas sus amigas. La estrella brillante, residiendo en su interior, tiene una fecha de caducidad ya decidida.

Serenity intenta ignorarlo. Trata de distraerse.

El futuro le persigue.

Sailor Mars, Sailor Jupiter, Sailor Mercury, Sailor Venus.

Es como Sailor Pluto decía: el diseño está tejido; sus desenlaces, fijados. Pizcas de cada uno de ellos se filtran por los sentidos de Serenity de forma paulatina.

Las noches dejan de tener sentido. Serenity decide que no es necesario. El Cristal de Plata la alimenta de energía; descansar en estilo mortal es un lujo, un capricho. Algo que había adorado hacer de chiquilla, ahora era un placer nulo. Así que, Serenity lo descarta, junto con muchos otros rasgos humanos que ya no encajan.

Cada día, Serenity sueña.

Cada noche, Serenity planea. Estudia. Investiga. Entrena sus sentidos para adquirir algún tipo de control sobre esta habilidad elusiva.

"Sabes que te amo, ¿cierto?"

La Pequeña Dama, durante una de sus comunicaciones privadas a distancia, parpadea como ciervo atrapado en la mitad de una carretera. El shock de su rostro es breve. La joven muestra que ha aprendido a enmascarar sus emociones mejor, que al inicio de su Tour Mundial. Bien.

"…¿Sí?"

Serenity suspira, preguntándose por qué no lo había dejado claro con anterioridad.

"No, no, déjame intentarlo de nuevo." Chibi-Usa aclara su garganta. Respira hondo de forma efusiva, sus pequeños hombros inflándose con resolución. "¡Hai, Madre!"

Su corazón se derrite. Serenity ríe suavemente, recordando todos aquellos momentos de su vida definidos por la presencia de este valiente pedazo de su ser. "He sido dura contigo más que con todos los demás, lo sé. Lo soy, porque sé que nuestros choques constantes de personalidad darán resultado a la piedra angular de la grandeza a la que estás destinada."

La Pequeña Dama luce completamente absorta con la declaración.

"Lo digo de verdad." Serenity, resoluta, se acerca a la pantalla digital. "El día que naciste… De todas las cosas que mis manos han sostenido, la mejor has sido tú. Recuérdalo, cuando nuestros temperamentos vuelvan a querer declararse la guerra frente al Consejo." Sobando su sien, Serenity sonríe con tregua. "Desafortunadamente, ha formado parte de tu deber el hacerme ver que el mundo gira a un ritmo, muy diferente, al que yo quise determinar, Pequeña Dama."

"Todo lo que he deseado es hacerte sentir orgullosa." Chibi-Usa muerde su labio inferior, un gesto que ha sobrevivido su entrenamiento y larga convivencia con Usagi del Siglo XX. "Sailor Moon era… Quiero decir… Tu siempre serás mi héroe, madre."

Oh, Chibi-Usa.

Serenity ahora lo ve.

Lo que su hija siempre ha sido.

No un castigo, o un sacrificio, como Pluto lo había llamado.

Sino un regalo.

"Se valiente." Serenity se despide. "Y regresa a mí a salvo."

Su don le deja divisar que, algún día, la toma de poder de Chibi-Usa será el fruto de labor ardua. La Última Fase. Como la impredecibilidad de la marea, Tokio de Cristal se elevará a una nueva cresta de prosperidad—pero nada durará para siempre. El clímax de toda gran hazaña siempre tiene que desplomarse para crear balance.

Así reside, el verdadero vaivén del Destino.

Atrapada en el medio, Serenity navega lo mejor que puede.

Y sueña con los ojos abiertos, lo que Será.


[+][+][+]


"¿Su Majestad, podría venir a la sala de Stargate Command?"

Serenity y Yaten pausaron en su desayuno. "¿Podrías decirme la razón, Sailor Mercury?"

La calidez de su Guardiana traspasó el intercomunicador. "Tenemos visitantes que piden tener una conferencia con usted."

Serenity ya estaba haciendo pucheros. Sus wafles se enfriarían.

"Vamos en camino, Mercury." Yaten rodó sus ojos ante la expresión de Serenity. "Oh, como los poderosos caen con la idea de no terminar sus waffles. ¡Anda! ¡El deber llama!"

Serenity fue jalada de una de las alas de mariposa adornando el ostentoso atuendo de hoy. Yaten nunca fallaba en otorgar críticas de su sentido de la moda como Reina.

La Sala de Stargate Command se encontraba en otra Torre del palacio de Cristal. Llegar allá tomó tiempo y muchos elevadores.

"Por Kami-sama, la próxima vez recordaré cambiar de zapatos." Serenity lamentó con una mueca. Afortunadamente, el subnivel de la sala de comando ya tenía las compuertas abiertas, anticipando su llegada.

Yaten se detuvo al ras de la entrada.

"¿Yaten? ¿Pasa algo?"

La mujer no dio una respuesta lógica. Su mirada perdió enfoque por un momento, sin ver a Serenity realmente.

Luego, la mujer se echó a correr.

"¡Yaten, espera!" Dándose por vencida, Serenity se agachó para retirar sus zapatillas incómodas, optando por apresurarse detrás de Yaten en sus pantimedias. "¡Uy! ¡Espérame!"

La Sala de Comando era el terreno primordial de Sailor Mercury y sólo Sailor Jupiter solía visitar el lugar para hacerle compañía. Esta ocasión, fue diferente. Serenity divisó todas las cabezas multicolores de las Inner Sailors en la cabina principal del laboratorio. ¡Tremendamente sospechoso!

Al momento que Yaten arribó a la cabina, la marea de personas se partió, todas las chicas en diferentes estados de conmoción.

No fue para menos.

Después de un año de buscarla, Serenity debió haber adivinado que Kou Taiki sería la que les encontraría primero.

"¡Taiki!" Yaten se mostró inundada en emoción, tirándose sobre su hermana de guerra. "¡Tonta! ¿Dónde demonios te habías metido? ¡Pusimos las montañas de pies a cabeza, buscándote!"

Taiki se aferró a su compatriota.

"Ciertamente echaba de menos tus insultos, Yaten." Sobre el hombro de Yaten, Taiki conectó su mirada con la de Serenity. "Su Majestad."

Serenity sonrió de oreja a oreja. Antes de que Taiki pensara en hincarse, la Soberana echó a correr en dirección de las Starlights. Se echó sobre Yaten, uniéndose al abrazo ya formado. Las apretó con todas sus fuerzas, ganándose un chillido indignado de Yaten.

"¡Oye! ¡No puedo respirar!"

Serenity se vengó con otro apretón. Guiñó un ojo a la castaña. "Taiki, me alegra tanto que estés bien."

"Hubiéramos llegado mucho antes, pero hubo ciertos impedimentos…" Taiki se separó de Yaten, y por consiguiente de Serenity, para indicar que, en efecto, no había arribado por su cuenta.

Era gracioso. Cuando había escuchado de la existencia de un hijo de parte de Shingo, lo que la imaginación de Serenity había conjurado había sido un lindo bebé, tal vez un nene de la edad de Chibi-Chibi, un trozo de vida apenas desenvolviéndose.

El joven adolescente frente a ella fue la réplica de su hermano. Por un instante, Serenity creyó que su fantasma se estaba apareciendo. La complexión delgada, el cabello castaño, los ojos.

"Kenji, esta persona es tu tía." Taiki extendió una mano, alentando al tímido muchacho levantarse de la silla de laboratorio en la que se había aislado.

Kenji.

"¿Qué sucedió con Sailor Star Developer?"

Taiki sacudió su cabeza en dirección de Yaten. "Sacrificios para reactivar la Stargate de Froid fueron requeridos. Las guerrillas están en apogeo en el Norte. Una de ellas nos emboscó momentos antes de insertar las coordenadas… Falleció cumpliendo su deber."

Eso explicaba el aura de inmensa tristeza alrededor de Kenji. El corazón de Serenity se acongojó. En pantimedias, se acercó al joven tratando de lucir lo menos intimidante posible.

"Bienvenido a casa." Enunció con énfasis, buscando por la mirada insegura que viajó por el laboratorio.

"¿Eres… Sailor Moon?"

Serenity parpadeó. "H-Hai." Notó el acento foráneo marcando el japonés del joven.

Kenji se mostró escéptico. Serenity fue examinada como bicho bajo la lupa. "No luces como ella. Las descripciones de los récords te Kinmoku decían que… Bueno, luces diferente."

Serenity trató de aplacar la desconfianza. "Bueno, el tiempo no pasa en balde. ¡Solía ser más rubia!" Serenity trajo un mechón de su colilla derecha en muestra, actuando decepcionada de la tonalidad platinada de hoy en día. Se acercó un paso más. Un dedo viajó sus labios, inclinándose sobre el muchacho. "Y aquí entre nos, Sailor Moon vistió muchas facetas. Dudo que Kinmoku las haya conocido todas."

"Eso es cierto." Taiki actuó con aliento, gentil. Maternal. "Puedes confiar en ella, sin embargo. Recuerda lo que Sailor Fighter siempre decía."

La mención trajo calor a su pecho. Serenity tragó saliva.

"Luces tanto como tu padre, Kenji-kun." Sailor Mercury apareció a lado del adolescente con una sonrisa nostálgica. Algún tipo de rapport ya había sido logrado antes de la llegada de Serenity, considerando que el joven no huyo de la mano de la peli-azul sobre su mejilla. Algunas cosas nunca cambiarían. "¡Debes estar cansado! ¿Te gustaría una ducha caliente?"

Serenity permitió que Sailor Mercury tomara el control de las circunstancias, por el bien de sus huéspedes. En momentos, Kenji fue llevado a una Suite de huéspedes junto con Taiki. Yaten no se despegó del par el resto del día, y Serenity decidió no intervenir. Seguramente ambas Star Senshis tendrían mucho de que ponerse al día y reconectarse.

No contaba que Taiki había arribado con una misión.

Esa misma noche, Serenity fue visitada en su recámara. Sorprendida, atendió el llamado. No era usual recibir visitas tan tarde, a menos que se tratara de Luna.

"Su Majestad." Taiki se inclinó ligeramente ante ella, al ser recibida en la alcoba. "Espero no haberla interrumpido. No tomaré mucho de su tiempo."

"Taiki, no seas así de seria." Serenity apuntó hacia la silla del balcón donde había estado haciéndose cargo de trabajo atrasado. "Es una hermosa noche; me gusta admirar las estrellas cuando el clima lo permite."

Taiki cargaba en sus manos un objeto envuelto en manta aterciopelada. Lo plantó en la mesa de trabajo sin más, y lo empujó en dirección de Serenity.

Serenity miró el bulto. Miró a Taiki. "¿Qué es?"

"Evidencia." Taiki elevó su rostro al firmamento. "Deben convertirse en récords públicos. Es lo que el resto de la Casa Froid siempre buscó destruir."

Serenity estiró su mano. Las yemas de sus dedos acariciaron el terciopelo. La esencia penetrándole fue imposible de confundir.

"Los tomé conmigo cuando huimos de la capital. Son diarios. En ellos podrás encontrar las raíces viles del Parlamento de Froid que se rehúsa a ceder su poder. En el momento que lo compartamos con el resto de los Sistemas Aliados, Froid será destruido."

Serenity contempló el bulto. "Le pertenecieron… a Seiya."

Cristales amatistas descendieron del cielo estrellado. "Debo admitir que la mayoría de las veces no le di el crédito que mereció como Líder. La juzgué erróneamente por muchos años." La mujer se mostró abatida con la admisión. "Registró cada acontecimiento clave. Los sucios secretos de Kakyuu que ni siquiera nosotras habíamos conocido. Las manipulaciones de la Condesa Schnee Sang Froid. Su constante lucha por mantener la paz, una vez que se instaló el Parlamento… Detalles de su vida personal, por igual."

"No debería leerlos."

"Debes hacerlo." Taiki desenvolvió el tesoro. Una columna de diarios gruesos fue revelada. "Lo que te haya contado Yaten, o lo que pudiera yo misma compartirte sobre la vida de Sailor Star Fighter en Kinmoku, son rascaduras leves sobre la superficie de lo que realmente pasaba por su cabeza. Si en verdad quieres saber en qué consistió su vida… Esta es la mejor manera." Taiki se levantó. Serenity encontró impresionante la capacidad de la mujer de mostrarse elegante e imponente, cuando la Soberana era otra. "No puedo pensar en mejores manos para que cuiden de estos diarios y los expongan a la Galaxia, Usagi-chan."

Serenity juntó sus manos, entrelazándolas en forma de oración. Agachó su rostro sobre la unión, oprimiendo su frente sobre sus puños conjugados.

"No estoy segura de poder sobrevivirlo, Taiki."

¿Cuántas veces tenía que avivar este dolor?

Sintió la mano de la Star Senshi acoplarse a su hombro desnudo. El apretón fue suave. Firme. "Por favor, inténtalo."

Horas después de ser dejada por su cuenta, Serenity descubrió que Taiki había acomodado los volúmenes por orden cronológico.

—"Tal vez en otra vida, ¿eh?"

Serenity comenzó a leer.


[+][+][+]


La Neo Reina nunca había visitado las Puertas del Tiempo con anterioridad, tras ascender al trono.

Sailor Pluto no estuvo listo para el enfrentamiento. Las puertas fueron empujadas con ráfagas del Cristal de Plata, demandando acceso, y éstas cayeron como naipes.

"¡Lo sabías!"

La neblina de la Zona Atemporal sopló en dirección opuesta a la de Serenity, en cuanto arribó.

"¡Todo este sufrimiento innecesario!"

Sailor Pluto levantó un escudo protector ante la ira de la Soberana.

"¡Respóndeme!" Serenity presionó, sus pasos acelerándose contra la Sailor del Tiempo. Empujó contra el escudo protector. "¡¿Quién lo decidió?! ¿Quién crea los Puntos Fijos que sellan nuestros Destinos? ¡Dímelo ahora, Sailor Pluto!"

Sailor Pluto no era una cobarde. Su báculo se alzó sobre su cabeza.

"¡Su Majestad! ¡Contrólese, por favor!"

"Control ha sido lo que siempre me ha atado." Serenity levantó su propio báculo. "He tenido suficiente de ser manipulado por fuerzas ajenas y desconocidas. Pregunto de nuevo, Sailor Pluto: ¿Quién crea los Puntos Fijos que sellan nuestros Destinos?"

El escudo protector de Pluto falleció, no siendo rival para la potencia del Cristal de Plata. La Senshi del Tiempo fue doblegada sobre sus rodillas y su báculo retirado de su alcance.

"Su Majestad…"

"Todas las ocasiones que presionaste por el cumplimiento del Futuro… Sigue el diseño, Sailor Moon. No te desvíes. No te involucres. Estos acontecimientos están prefijados… Todo eran intentos de ocultar la verdad. ¡No somos más que piezas en una enorme plataforma, jugando roles no elegidos por nosotros mismos!"

Silencio.

Serenity dejó salir un alarido.

"Las mismas líneas que me has alimentados por décadas, Setsuna, ¡y Seiya también las recibió!"

Pluto exhaló con dificultad. "El objetivo de Kou Seiya en su vida tuvo un inicio y un final. Pero su futuro nunca estuvo ligado al suyo, Su Majestad."

"¿Qué me dices de su desenlace?" Serenity se hincó junto a Pluto. "No sólo una vez, pero dos, he tenido que despedirme, Setsuna. Dos veces, su vida ha sido terminada frente a mis ojos. ¿No crees que he tenido suficiente sangre en mis manos ya?"

"Los Puntos Fijos son construidos desde tiempos prehistóricos, Su Majestad. No tengo control sobre su creación. Mis órdenes son sólo ayudar a conservarlos."

Serenity pensó rápido. Evocó las memorias que la habían hecho sangrar por dentro. "Seiya era descendencia pura de una Moira. Las Moiras son tus superiores, tus hermanas, ¿qué no? ¿Quién las controla a ellas?"

Horror se desprendió de las facciones de Pluto. "¡No puede intervenir en el Balance de la Meta-Creación, solamente porque su corazón esté roto!"

Serenity sintió que una bofetada hubiera dolido menos.

Miró a Sailor Pluto, respirando hondo. "Por casi toda su vida, Seiya fue manipulada por sus errores del pasado. Primero por Kakyuu, luego por su tía… Permitió que la Casa Froid masacrara gente inocente porque su Madre, una Moira, le aseguró que sería la acción debida para conocer la Libertad Verdadera. Le prometió que era su Destino. Para lo que había sido hecha… Pero, Seiya nunca se perdonó a sí misma. El remordimiento le consumió. Cada día transcurrido, luchó para encontrar expiación."

"La encontró en su sacrificio final. Al convertirse en un símbolo." Pluto reiteró. "Serenity-sama, cualquier paralelo que esté experimentando con las vivencias de Sailor Star Fighter, no significa que la llevarán al mismo final. En la gran escala del Diseño de la Continuidad Espacio/Tiempo, el rol de Sailor Fighter fue mucho menor. Debe creerlo."

Serenity tragó saliva. Frunció su ceño.

"Estás equivocada." Susurró, sintiendo lástima de las creencias absolutas de Pluto. "Mis acciones—mis motivaciones—son y serán influenciadas por las personas que he amado. Siempre."

Desde sus amigas, su familia, su hija, hasta cada última persona del Planeta Tierra que había jurado proteger.

Todo lo que Serenity daba de sí cada día, era para ellos. Por ellos.

El momento de clara revelación, la dejó sin aliento.

"¿Crees que, porque Seiya está muerta, no afecta en mis decisiones? Su mensaje lo llevo dentro de mí. Así como, su dulce canción." Serenity encontró apoyo en su báculo para levantarse. "...Pero tienes razón. No compartiremos el mismo final. No lo permitiré."

Sailor Cosmos se manifestó en un brote de calidez. De resolución.

A lo lejos, escuchó los llamados de Sailor Pluto por detenerle.

Sailor Cosmos invocó sus alas.

Sabía lo que debía hacer.

El viaje a la Estrella Cero de Sagitario fue igual de helada como la primera visita. Helios no estuvo allí para guiarle hasta las Puertas de la Estrella, así que el Cristal de Plata tuvo que iluminar su camino; empujar contra la fuerza de los altos portones de meteorito por sí sola.

Una vez dentro de la Estrella, arena de astros demolidos trató de desviarla, siendo el primer filtro de defensa contra invasores. Ilusiones se plasmaron frente a sus ojos para confundirle, rostros del pasado y rostros del futuro. Voces. Sonidos. Canciones.

Anteriormente, Eternal Sailor Moon había caído por sus trucos.

Esta vez, Sailor Cosmos atravesó los espejismos con seguridad.

Al detectar su presencia, los ríos desérticos fueron los siguientes en desear insertarse en su mente; intentaron robar recuerdos, manipular otros. Cosmos se concentró con todas sus fuerzas. Levantó barreras eficientes, pidiendo al Cristal de Plata por asistencia. Roturas fueron hechas al cofre de sus recuerdos más hermosos; pero, aun así, Cosmos soportó el asalto.

Siguió adelante.

Cruzó el Jardín de los Cristales. El Cementerio.

—"Me pregunto, ¿qué hubiera hecho Sailor Moon?... ¿Qué hubieras hecho tú, Odango?"

—"No puedo soñar. No puedo cantar. Sólo puedo pelear."

—"Te siento. Dentro de mí. Y duele. ¿Qué demonios me hiciste?"

El Palacio Galáctica.

Sus tacones hicieron eco en el largo trayecto del pasillo del Palacio. Sailor Cosmos escondió sus alas, dejándole manifestarse en una larga capa traslúcida.

"Sailor Moon."

Cosmos concluyó sus pasos a poca distancia del pedestal del enorme Crystal Garden que adornada el lugar. Fue hermoso, el sinfín de picos cristalinos protegiendo estrellas en su interior. Contemplar el monumento le dio una sensación de paz, que no había estado allí en la primera visita. Cosmos se preguntó qué clase de estrellas pulsaban con vida dentro, llamándole de manera dulce.

"Sailor Galaxia, ha sido un largo tiempo desde que nos vimos por última vez."

Sailor Galaxia vestía la armadura dorada de antaño. Su cabello caía por su espalda, libre de su casco. Lució como si ningún día hubiera trascurrido desde que habían partido. Hera seguía siendo una bella mujer; pura, libre de corrupciones.

"¿Desde cuándo… haz estado aquí?"

Galaxia descendió los escalones del podio. "Fui asignada a la Protección del Caldero Sagrado desde el Principio del Nuevo Milenio. Después de que lo recargaste con tu corazón puro para despertar a tu gente, nuevas estrellas han seguido naciendo a través del Universo. Es mi labor que logren encontrar su camino fuera de aquí a salvo."

Sailor Cosmos apretó sus puños. "Dime, ¿qué pasa con las estrellas que mueren?"

Galaxia delató la profundidad de su compasión en su tórrida mirada. "Las que logran encontrar el camino de vuelta al Caldero son reencarnadas en nuevas formas de vida. Lo sabes. Gracias a ti, este ciclo de vida y muerte fue reestablecido. Para mantener el balance."

"No sabía nada, en ese entonces." Cosmos susurró. "Aquella jovencita no tenía todos los hechos para comprender lo que había desatado sobre todos los seres de este Universo."

"Sailor Moon." Galaxia se acercó hasta que su mano pudiera encontrarse con la suya. "No encontrarás a Sailor Star Fighter aquí. Su estrella fue destruida por completo en la Supernova. Es imposible recuperarla."

Cosmos apretó sus manos juntas.

"Tampoco a tu padre, ni a tu hermano. Sus Hilos de Vida fueron cortados por Sailor Átropos, un método de muerte que es irreversible. Sus estrellas se convirtieron en polvo cósmico. No regresaron a su punto de origen."

"Lo sé." Sailor Cosmos levantó su rostro. "He venido por otra razón."

La mujer se mostró consternada. "¿Qué cosa?"

Cosmos levantó su mano libre para acariciar la mejilla de Sailor Galaxia. Le sonrió.

"He visto mi Desenlace, Galaxia. Conforme mi hija se acerca al trono, mis habilidades se vuelven más estables. Me han permitido divisar en el futuro."

"¿Qué has visto?"

Cosmos no describiría la destrucción total del Universo, después del inmenso sacrificio que Galaxia había hecho para sellar el Caos en su cuerpo. No compartiría el peso de las visiones que le plagaban, atestadas de muerte y tragedia, porque la siguiente Guerra sería La Última.

Ese peso sería sólo de Sailor Cosmos.

"El Caos regresará. Siempre regresará. Es inevitable." Dejó caer su mano del rostro de la Guardiana. "Y otros héroes le harán frente, si es necesario, no te apures."

"Entonces, ¿cuál es la razón de tu visita? No comprendo."

"Porque detrás de todo, hay un enemigo más terrible que el Caos." Con sus manos unidas, Cosmos jaloneó a Galaxia para subir los escalones juntas. Aun recordaba el camino hacia el Puente Dorado. Lo volvió a deslumbrar, al atravesar las puertas traseras del Palacio.

Al final del puente el Caldero Sagrado resplandecía. Arena refulgente desbordaba por su silueta, flotando en el éter.

Sus alas se liberaron de su espalda. Sin corroborar más, Cosmos se impulsó al espacio, dejando a Galaxia en el puente dorado.

Voló en dirección del Caldero.

Analizando la magnitud del objeto magistral, Cosmos volvió a revisar sus sospechas. Sus suposiciones. Fragmentos de visiones que sus habilidades permitían, entre parpadeos.

El pasado, el presente y el futuro, se conjugaban entre sí. Nebulosos.

—"El Caldero es la fuente de toda vida. Y la fuente de toda muerte. O si quieres pensarlo en términos más mundanos… ¡Es una enorme batería! Su energía podría alimentar más de un billón de Stargates alrededor del Universo."

Sailor Mercury no había imaginado el propósito de la curiosidad de su Reina por saber más. Serenity la amó por su pasión. Por su falta de malicia, al proporcionarle respuestas.

El Caldero había sido elemental en la creación de Tokio de Cristal, en culminar el Futuro, de eso sí estaba segura. Helios había insistido en que, sin él, la Nueva Era de Oro nunca podría llegar a ser. Sailor Cosmos estaba certera que la clave de invertir el curso del Destino debía concentrarse en él.

Pero.

Sailor Cosmos buscó dentro de las visiones. Con báculo en mano, comenzó a concentrar su energía alrededor de la Orbe Lunar.

Destrucción. Muerte. Soledad.

Todos merecían algo mejor. Chibi-Usa, Endymion, sus amigas. Luna, Artemis y Diana.

Yaten, Taiki, Kenji II.

Todo lo que habían perdido, ¿y para qué? Todo dejaría de tener valor, en el momento del Juicio Final. Serenity no podría protegerlos.

No volvería a ver a su padre, ni a Shingo, ni a Seiya.

—"El poder siempre ha estado en su alcance: 'la capacidad de perderlo todo, para así poder salvarlo todo.'"

"¡¿Cómo?!" Cosmos reclamó al Caldero. Extendió la punta de su bastón.

El Orbe Lunar vibró a su comando. Percibiendo la amenaza, la cercanía con el campo protector del Caldero hizo una reacción repelente, queriendo alejar a Cosmos de su núcleo.

"¡Sailor Moon, detente!"

Sin despegar su atención del Caldero, Sailor Cosmos creó un muro traslúcido alrededor de Galaxia, impidiendo su intervención. "¡No vengas! ¡Es la única forma!"

No había otra manera.

"Gomen…" Cosmos sabía que esta acción definiría lo que fuera a suceder con todas las formas de vida habitando el Universo. Destruir el Caldero significaría sacrificar a Chibi-Usa, Endymion, a sus amigas—cuando sus Cristales fallecieran en esta línea del tiempo, permanecerían suspendidas en el éter sin poder renacer. Era una dura sentencia. ¿La correcta?

Lo es! Al menos así, todos sus seres queridos estarían libres. El Gran Diseño, destrozado.

Pero…

Aunque se odió a sí misma por ello, Sailor Cosmos vaciló, cerrando sus ojos.

¿En verdad era capaz de otorgarles una sentencia así?

Click.

El Orbe Lunar fue picoteado.

Click.

Click.

Ojos violetas se re-abrieron.

El dedo índice de un ente Extraño volvió a picotear el Orbe.

"Si me lo preguntas, opino que estás yéndote por la estrategia equivocada. Aunque admiro las agallas."

Instintivamente, la magia de Cosmos quiso alejar al Extraño de su báculo.

La magia atravesó a la entidad. El efecto se mostró inservible. El Extraño—una mutante representación humanoide—soló sacudió sus hombros como si hubiera recibido una ráfaga de viento helado.

"¡Prrr! Eso dio cosquillas."

Cosmos decidió alejarse, volando a una distancia más segura.

Flotando sobre la boca del Caldero Mágico, el Extraño lo permitió.

"Destruir el Caldero no es la solución. Sólo creará más problemas para ti y los tuyos. Y lo que buscas que te devuelvan, será perdido."

Sailor Cosmos analizó el traje albo del Extraño. Era una nébula densa, resplandeciendo entre medio de la oscuridad del fondo de la galaxia que les rodeaba.

"¿Acaso eres otro Guardián del Caldero?" Un espejismo, quizás.

"Meh." El Extrañó echó un vistazo, a lo que les esperaba a sus pies. El resplandor del Caldero no le impresionó. "Lo que custodio tiene mayor valor que esa olla expreso." Insertando sus manos a los bolsillos de su pantalón, el Extraño volvió a dirigirse a Cosmos.

Fue difícil definir la composición física de la criatura. No era humana. No era un Guardián. No era un youma, droid o phase. Cientos de rostros moldeaban su apariencia al unísono; máscaras deslizándose, una tras la otra.

El Extraño flotó hacia ella con deliberada lentitud.

"Admiro lo que quieres lograr, Sailor Cosmos. Pero debes comprender que estás acelerando un punto que todavía no está listo para ser determinado. Estás siendo regida por tus emociones. Este momento es intenso en su desilusión, pero no será el que defina la solución que estás buscando. El Poder Lambda no se ha terminado de cocinar ahí dentro." Apuntó a su propia cabeza para enseñar la explicación. "Tienes que armarte de más paciencia."

"¿Quieres que espere por cual razón, exactamente? ¿A que el Caos reaparezca y destruya todo lo que hemos construido?"

"¡No seas caprichosa!" El Extraño continuó ascendiendo. "¡Lo que ves no se definirá hoy! ¡Ni mañana! Tus visiones te están mostrando algo remoto que se desenvolverá en el futuro. ¿Quién sabe? Podrían transcurrir cien, o hasta quinientos años, hasta que lo que temes se vuelva realidad. El propósito de tu clarividencia es que estés lista, Sailor Cosmos. Que sepas encontrar paz con lo que algún día será, para que el Caos no pueda corromperte en tu dolencia."

Cosmos evaluó las líneas cripticas con sumo detenimiento. Repasó lo que había aprendido por medio de sus indagaciones hasta ahora. Ciertamente, vacíos se sintieron llenados. Los engranajes casi, casi, se alinearon…

¿Éstas eran las respuestas, que había estado buscando?

"Cuando sean ustedes dos los únicos adversarios, habrás perdido todo. No obstante, al final, en esa pérdida, el Caos no podrá usar nada en tu contra."

Cosmos comprendió. "'La capacidad de perderlo todo… para así poder salvarlo todo.'"

El Extraño asintió con victoria. "¡Así es! ¿Ves? Ten algo de fe, pajarita."

Cosmos no bajó la guardia. "¿Qué sucede después?"

"Dímelo tú. Eres la que tiene la Clarividencia, no yo." El Extraño se volcó sobre sus espaldas, acostándose con comodidad sobre el éter, sin la fuerza de la gravedad rigiendo su cuerpo. Para colmar su actitud despreocupada, colocó sus brazos detrás de su cabeza. "Si no lo sabes ya, vendrá a ti, de todas formas."

"No es suficiente." Cosmos aspiró, su aliento congelándose al tocar el vacío. Levantó su Orbe Lunar de nueva cuenta. "Estamos atorados en un ciclo. El Destino se repetirá como un bucle… ¡Todos nosotros, seguiremos siendo marionetas de un diseño del que ni siquiera se nos ha dado a escoger!"

El Milenio de Plata. Endymion. Metalia. La Tierra. Luna. Ami. Rei. Makoto. Mina. Morir. Revivir. Luchar. Black Moon. Chibi-Usa. Haruka. Michiru. El Faraón 90. Sailor Saturn. Helios. Nehellenia. Eternal Sailor Moon. Galaxia. Kakyuu. Seiya. Taiki. Yaten. El Caos. Una despedida—

El Orbe lentamente fue inclinado a un costado. Cosmos parpadeó, sus visiones frenándose.

El Extraño aprovechó el haberla sorprendido para acercarse. Cosmos tragó saliva.

Así de cerca, la apariencia del Extraño casi tuvo definición.

"Deberías estar enterada que se requiere de solo un momento—un único momento—para quebrar la rueda. No tienes que provocar un cataclismo cósmico, o hacer enfurecer a los Primordiales con tu brote rebelde. Todo lo que necesitas es escoger un momento, Sailor Cosmos, y hacerlo valer."

Por un extenso momento, los burbujeantes sonidos del Caldero fueron lo único que se pudo registrar en Galáctica.

Cosmos sintió la resolución que la había atraído a la Estrella de Sagitario, desistir. La furia se amansó, dejándola de vuelta en la marea traicionera de la tristeza.

La lágrima que se desprendió de la comisura de su ojo no completó el trazo por su mejilla. La lágrima se dividió y las diminutas gotas resultantes flotaron en el espacio.

Sailor Cosmos, asombrada, las divisó convertirse en diamantes.

Viajaron directo en la palma del Extraño.

"Increíble. Hasta inmersa en tu dolor, logras crear vida." ¿Podía ser posible que el Extraño estuviera sonriendo? Fue muy difícil determinarlo. "Mmm." Tras examinarlos, el Extraño empujó los diamantes de vuelta a su dueña. "Guarda tus lágrimas. Espárcelas por el espacio para que se conviertan en estrellas. Algún día, volverán a ti."

"No entiendo lo que dices." Sailor Cosmos tomó en su mano izquierda el cuarteto de diamantes. Los examinó ella misma. Cada uno resplandecía en tono propio. Cada uno, tenía una forma distinta, y fue la pieza de cristal refulgiendo en cerúleo turquesa, la que le cautivó más que el resto. Su eléctrica tonalidad, no la había encontrado en otra semilla estelar, hasta ahora. "Pero, por una razón misteriosa, encuentro… tus palabras reconfortantes. Una parte de mi me asegura que eres incapaz de mentirme."

"Decirte la verdad en tu cara es lo más que puedo hacer por ti. Mis manos están atadas de cualquier otra manera."

El Extraño acercó su rostro delineado de constelaciones al suyo. Por un instante, Sailor Cosmos pudo reconocer ojos añiles. Una larga nariz. Cabellos glaucos.

"Fuiste construida para la meta final, Sailor Cosmos. Casi llegas." Un hilo de cabello violeta fue alejado de su frente, dando pie a un beso de constelaciones sobre su piel. "Y no debes perderte los esplendorosos fuegos artificiales."


(::)


"No estás sola.

He estado aquí, todo el tiempo

cantándote una canción."

-Ruelle.


(::)


"Todos los seres vivos que habitan en este universo guardan el resplandor de una estrella dentro de sus cuerpos.

He conocido uno de ellos, en una persona muy particular. Hoy, conocí a alguien con un brillo excepcional, en este planeta extraño al que he volado.

Odango… Tener permiso para llamarte así podría ser considerado como algo no de mi estilo por Yaten y Taiki, pero ese tipo de cosas no importan. Te llamo así porque quiero. Pero antes de continuar, dime, ¿hay otros chicos además de mí? Odango.

Invitarte a citas, voluntarearme como tu guardaespaldas, reunirme contigo para un entrenamiento intensivo de softbol… Taiki se sorprende con mi comportamiento. Dice que me importas demasiado, que me estoy involucrando con los terrícolas a un nivel innecesario. ¿Qué puedo decir?… ¡Soy del tipo que actúa de inmediato sobre mis sentimientos! Así que, no lo pienso muy detenidamente, cuando se trata de pasar tiempo contigo.

Pero tal vez Taiki tenga razón. Y me estoy enamorando.

Desde que nos conocimos en el aeropuerto, te he tenido en mi mente. ¿Por qué será? ¿Porque, como Senshi, me encanta el poder que emites? O es que, con el corazón de un niño, ¿me conquistaste?

Todo lo que puedo decir es esto: ¡Me encanta la luz que desprendes! ¿Te queda claro? ¡Eres una persona muy afortunada de que Seiya-sama te cuide tanto!

Hola, Odango, ¿hiciste tu tarea? Ni hablar, no se puede hacer mucho si has olvidado tu borrador. ¿Dices que quieres ver una grabación en vivo? ¡No, de ninguna manera, nadie puede entrar excepto los involucrados!

…Oh, está bien. Pero sólo porque eres especial.

Oye, Odango. Creo fielmente que se aproxima una batalla mucho más dolorosa de lo que puedes imaginar. Yaten percibe el sin números de estrellas apagarse por el Universo, cada día. La oscuridad está cubriéndonos…

No temas, sin embargo.

Porque en todo momento estaré a tu lado y ayudaré a protegerte."*


[+][+][+]


Las crónicas detalladas escritas por Seiya Sang Froid fueron convertidas en récord público.

Justo como Taiki había buscado: el impacto de la verdad fue inmensa. Clave, para que las Casas menores por fin se unieran para derrocar a la Casa Froid y al Parlamento.

Las reacciones a la verdad fueron un amplio caleidoscopio.

Expuesta, la vida de Seiya fue víctima de crítica, escepticismo, admiración, e inagotable examinación político-social por la Vía Láctea y el Sistema TriSolar de Kaito. Ni Taiki, Yaten o Serenity pudieron proteger su recuerdo, sólo alzarlo cuando buscaron arrastrarlo por el lodo.

Los hechos de la Batalla de los Tres Soles eran terroríficos.

La Princesa Kakyuu, a su regreso a Kinmoku después de la Batalla contra el Caos, había conspirado con el Planeta Magnus para acelerar el nivel tecnológico y socioeconómico del país, sin consentimiento de su gente. Según la recolección de Seiya, ella había descubierto que aquella alianza había sido forjada desde antes del ataque de Sailor Galaxia a su planeta, sin ningún conocimiento público, lo cual lo había convertido en conspiración.

No solo eso, Kakyuu había inducido a Sailor Star Fighter a establecer alianza con la Corona por medio de la Condesa Schnee Sang Froid bajo falsa propaganda, años atrás.

Con las piezas en sus lugares, el día que Kakyuu había contraído nupcias con el heredero de la Corona de Magnus—el Príncipe Frihét—para cementar la alianza, los verdaderos colores de su planeta rival habían sido revelados: Kakyuu había sido asesinada por el Príncipe en el altar. El acontecimiento había dado pie a la Batalla de los Tres Soles.

El conflicto consiguiente había sido brutal. Extremadamente veloz.

Las Sailor Star Lights de aquel entonces no habían tenido tiempo de contraatacar. El ejército de Magnus había tomado el Distrito ASTEROPE, con la ayuda de las tropas de Froid, en cuestión de horas. Los Distritos exteriores de la Capital habían sido los primeros en caer; muchos habían perecido.

Consciente que Frihét había tenido como objetivo el Trono para solidificarse como Soberano, Sailor Star Fighter había sido enfrentada con una difícil decisión.

La balanza, sosteniendo el valor del Destino, había caído sobre su propio peso.

En el calor de la batalla, la Condesa Schnee Sang Froid había traicionado a Magnus. Aplicando una doble emboscada, había transportado el resto de sus tropas al corazón de la Capital por la Stargate local.

En lugar de custodiar el Trono para Frihét, Froid lo había tomado para ellos mismos.

Así, había sido como Sailor Star Fighter había elegido sacrificar 280,960 vidas por el bien común.

Magnus, en aquel punto de la línea del tiempo, había buscado los recursos naturales de Kinmoku-sei. Su propio planeta había estado a punto de convertirse en un yermo infértil. Aunque en ese momento de la historia, se había teorizado que su tecnología altamente avanzada había dirigido al planeta a agotar sus recursos a un nivel insustentable—Serenity tenía la certeza que la muerte lenta de Magnus debería contribuirse al Caos influyendo el núcleo del planeta.

280,960 vidas de habitantes inocentes—arrastradas en medio de la guerrilla—habían sido daño colateral necesario, para que la Casa Froid tomara posesión del país, y no Magnus.

A la cabeza, Sailor Star Fighter había dirigido las tropas de su tía directo a la masacre.

Lo había hecho en nombre de un nuevo comienzo. La Condesa había declarado que sus intenciones llevarían a derrocar el poder de una monarquía para convertido en un poder democrático. La Condesa había estado convencida de que Sailor Star Fighter sería el símbolo de libertad que inspiraría al país a levantarse en armas al unísono.

Tras leer los diarios ella misma, Serenity había reconocido las tácticas que le habían aplicado a Seiya para orillarla a su decisión final. Aislada de la influencia de Sailor Star Healer y de Sailor Star Maker durante la trifulca, traicionada por la Princesa que había adorado, presionada por las fuerzas militares en ambas direcciones, a punto de hacer colisión…

Al final, Severina Sang Froid sólo había tenido que postrar la Espada de Froid a sus pies, para que Seiya escogiera el Diablo que ya conocía, que uno completamente nuevo.

Por un largo tiempo, todo había indicado que el movimiento contra la Corona había sido inevitable. Por un largo tiempo, había funcionado. La Monarquía había sido anulada como forma de gobierno. El Parlamento había sido creado, constituido de las cabezas con más influenza en Kinmoku.

Pero, tarde o temprano, el poder corrompía.

Y la historia, tenía una tendencia a repetirse.

("Pensé que podía regresar a lo mismo. Obedecer órdenes. Servir... Pero no es lo mismo.")

Las páginas que Serenity había guardado para sí, escritas en kanji para despistar a posibles espías natales, no hablaban de guerra o traiciones, sin embargo. Las letras de melodías que nunca habían sido llevadas a un escenario, descripciones de la tensión invadiendo sus relaciones más cercanas a culpa de su puesto militar, así como las anécdotas más personales vividas en batalla, fueron protegidas dentro de Tokio de Cristal, en una caja de zapatos que Serenity conservaba desde sus años de preparatoria.

Seiya había tenido amantes.

No podía sorprenderle. Seiya había sido magnética, de manera irremediable.

Aun así, Serenity envidió cada uno de los nombres que encontró trazados en las páginas. No se atrevió a pedir por detalles con Yaten, o Taiki. No se sintió con ningún derecho. Los diarios no entraron en detalles tampoco, porque Seiya había pulido su caballerosidad hasta la tumba.

Al final, Serenity sólo podía estar aliviada que Seiya no había pasado tantas dificultades sin tener algo de calor de una compañera a su lado. Serenity podía lidiar con sus celos por su cuenta—un mal sabor de boca que se tragó a fuerzas.

O al menos, creía que así se debían experimentar los celos. Se había entumecido desde hace mucho, a sentimientos así de frívolos.

Dos meses posteriores a la exposición de los diarios, la Galaxia de Andrómeda se alió con las partes oposicionistas de Kinmoku al poder del Parlamento. Más guerra no fue necesaria. Intimidados por la inmensidad del cuerpo militar del régimen de Andrómeda, la familia Froid se rindió.

La noche del anuncio oficial, tanto Kenji, Yaten y Taiki fueron envueltos en conmoción y shock. Serenity los observó delicadamente durante la transmisión, todos atendiendo la sesión del consejo en la Sala OPS de Endymion.

De reojo, Serenity observó a Yaten partir en llantos de catarsis, escondiendo su rostro en el hombro de Taiki.

"Felicidades." Sailor Mercury ofreció, limpiando la comisura de sus ojos con felicidad. Sostenía a Kenji en un ligero abrazo. Taiki aceptó sus palabras, todavía luciendo incrédula con las noticias. Sailor Jupiter, Mars y Venus hicieron eco al sentimiento.

Endymion despegó su mirada de la transmisión en la pantalla gigante, para tornarse a su esposa.

"Fuiste mencionada en varias ocasiones. Se están preguntando si intervendrás junto al Comando de Andrómeda en retirar a los Froid de la Capital."

La idea de volver a Kinmoku, considerando su última visita, le tensó el cuerpo de Serenity. "Ya hice lo que me correspondía. Kinmoku puede decidir el siguiente paso de su libertad."

"Andrómeda querrá algo a cambio de su intervención. Si no son cuidadosas…" Endymion se giró a Taiki.

"Lo sé." Taiki relamió sus labios. Lució solemne, rodeando los hombros de Yaten como gesto automático. "Tan fácil como un parpadeo, pueden reemplazar a la Dinastía Froid y estaremos en la misma situación."

"Por la misma razón, no debo involucrarme tampoco." Serenity sintió la atención de todos los presentes sobre su persona. "No obstante, apoyaré de manera pública que Kinmoku sea una nación independiente. La Galaxia Andrómeda no podrá tomar dominio político de manera descarada con lo infame que se convirtió la situación con el Parlamento de Froid. Se los aseguro."

"Necesitamos regresar a casa, cuanto antes." Yaten habló por primera vez. A pesar de los rastros de lágrimas en su rostro, firmeza iluminó su porte. "Quiero patear los traseros de los primos de Seiya yo misma fuera de mi capital."

Sentir tristeza no fue novedoso. Serenity lo había previsto. "Por supuesto. Cuenten con Tokio de Cristal para ayudar a su trayecto de vuelta." Serenity les sonrió a ambas viejas aliadas con excelente práctica. Pronto el bullicio entre las Inners creció en volumen. Serenity aprovechó el frenesí para tomar su retirada.

No fue hasta que llegó a su Suite, que se percató de que había sido alcanzada por su esposo.

"Usako, ¿estás bien?"

Serenity frunció su ceño ante la pregunta. Arrojó una mirada en dirección de Endymion, deteniendo su camino a su recámara. "¡Por supuesto! ¡Es un día glorioso para Kinmoku!"

Endymion tomó mucho cuidado en cerrar las puertas principales de la suite tras de sí. Posteriormente, caminó hacia Serenity con extrema cautela.

"He recibido el reporte que Sailor Pluto sigue en exilio en el Castillo Charon, sin acceso a las Puertas del Tiempo."

Serenity comenzó a retirar parte de su vestuario, comenzando con las zapatillas y sus guantes de seda. Esperó que su silencio dejara en claro su falta de interés en el tema.

"Serenity, ¿por qué? ¿Qué sucedió entre Sailor Pluto y tú, para merecer ese castigo?"

"Es parte de la transición." Serenity se encogió de hombros. Emprendió hacia al recamara con desdén. Endymion la persiguió. "Diana tenía que empezar su entrenamiento como suplente, tarde o temprano."

"Diana no fue hecha para ser la Guardiana de las Puertas del Tiempo. Lo sabes. Pluto es un nexus entre nosotros y los Seres que rigen la armonía del espacio/tiempo…"

"Ahorra tu aliento, cariño." Serenity frenó en seco. Encaró a su esposo de golpe, dando media vuelta en el último segundo. "Estás preocupando por ella."

Endymion se mostró sorprendido por la emboscada. "Lo estoy."

Serenity le contempló, tratando de comprender.

Endymion suspiró. Se escuchó molesto. Algo que evitaba exteriorizar desde haberse convertido en Rey. "Estoy preocupado por muchas cosas. Setsuna es sólo un punto en la larga lista."

"Me mintió." Serenity deliberó. "Amo a mis amigas con todo mi corazón, pero tú mismo lo has dicho. Su naturaleza la hace inestable. Siempre estará buscando por los mejores intereses de sus Superiores, no los nuestros. Esconde información vital, cuenta verdades a medias, nos manipula—"

"Está cumpliendo con su deber. No puedes usarlo en su contra."

Serenity apretó sus puños.

"Te ha manipulado a ti también, Endymion. Para Pluto hemos sido piezas en un tablero."

Endymion resopló, caustico. Jaló de su capa para desabotonarla de sus hombros. "Nosotros decidimos este resultado, Serenity. Setsuna no nos obligó a seguir nuestros roles, ella solo cuida que se cumpla el diseño a larga escala."

"¿Cómo puedes hablar así?" Serenity barrió al hombre con la mirada. Se le dificultó reconocerle. "¿Escoges rendirte, así de rápido?"

La capa fue arrojada sobre la cama. El hombre se sentó a los pies de ésta, momentos después, apoyando sus brazos en sus muslos. "Somos piezas, pero los pequeños momentos son nuestros para elegir. Personas… que nos recuerdan de por qué es importante seguir adelante. El camino se está volviendo rocoso para todos nosotros, Usako. No eres la única acudiendo a fantasmas en cajas de zapatos para no perder la fe."

Tal vez, si Serenity fuera más joven, sentirse avergonzada por ser atrapada en ese ritual culposo, hubiera sido su primera reacción. Pero no lo era, y no lo estaba.

"¿Me has estado espiando?"

"Por supuesto que no. Pero tampoco insultes mi inteligencia."

Serenity se abrazó a sí misma, el futuro asomándose en sus pupilas por un milisegundo. Conocía bien cómo Endymion cesaría de existir en el vasto universo, pero hasta en ese instante, le fue desvelado alrededor de los brazos de quién exactamente, su esposo liberaría su último aliento.

La visión fue peor que una daga. "Setsuna. Ella es importante para ti."

Endymion levantó su rostro. No reaccionó con una negación, neutro cansancio endureciendo su tez.

"Te amo, Usako. Más aún, porque fuiste tú quién me enseñaste que hay réplicas… ecos… a los que la soledad te orilla a percibir y responder en armonía. Setsuna ha sido uno de esos ecos."

A paso lento, Serenity caminó hacia la cama. Al llegar a su objetivo, se dejó caer sin elegancia alguna al colchón, todavía enroscada en sí misma. Silencio se tejió en la suite con hilos de desaire y resignación.

"Nunca te he presionado por explicaciones." Endymion susurró. Fue escalofriante como no necesitó enunciar el nombre de Kou Seiya para dejar claro a qué se refería. "Lo que haya transpirado entre ustedes… no me incumbe ultrajarlo. Me elegiste al final. Eso fue lo que importó. Me elegiste."

Serenity cerró sus ojos. "¿Así que, es una deuda entre nosotros? ¿Te debo un favor por tu complacencia?"

"Si debes verlo de esa forma."

Serenity tragó saliva. "Lo siento mucho… Sailor Pluto permanecerá en exilio en el Castillo Charo, sin acceso a las Puertas del Tiempo hasta que yo diga lo contrario."

Endymion cubrió su rostro con sus palmas, apretando mechones de su fleco. Fue lo más cercano a coraje, que se permitió expresar.

Tras unos momentos, el hombre asintió. Se levantó de la cama.

Serenity lo vio marcharse.

Endymion no regresaría. Ni en aquella noche, ni en muchas por venir.


(::)


Yaten y Taiki regresan a Kinmoku. Serenity las abraza con fuerza a la hora de despedirse, aunque no intercambian palabras de más.

Serenity sabe que no las volverá a ver. Su don se lo ha asegurado. Pero han conseguido la libertad. El mayor regalo de todos. Honrarán el recuerdo de Sailor Star Fighter hasta el último momento.

Kenji elige quedarse en la Tierra. Mamá Ikuko está más allá de extasiada con la decisión.

Eternal Sailor Chibi-Moon regresa de su tour.

Asegura que su gente está lista.

No hay vuelta atrás. Sólo queda seguir adelante.

La inmortalidad termina. La Neo Reina Serenity II realiza la inversión de la influencia del Cristal de Plata en la humanidad completa.

El mundo cambia.

Décadas transcurren, y esta vez, todos giran con las manecillas del reloj.


(::)


Serenity pasa la Corona a su hija adulta en el día que contrae nupcias con Helios.

Se siente como un alivio.

El Reino de Neo Reina Serenity III es distinto. Moderno. Abierto. Más flexible.


(::)


Luna muere porque el Caldero de la Vida así lo decide, llevándose con ella la mitad del corazón de Serenity. Es el golpe más fuerte, después de la pérdida de Seiya. Sin embargo, Luna fue fuerte y digna en vida, y así lo es, para despedirse.

"Tuve una vida excelente." Luna acaricia la cabeza de Serenity, teniéndola en su regazo. "¡Así que no quiero lágrimas, Usagi! Mentón arriba, ¿de acuerdo? ¡Nos volveremos a ver!"


(::)


Serenity se rehúsa a salir de su torre en el Palacio de Cristal, contenta de permanecer con su familia. Mama Ikuko es víctima de su vejez, y Serenity se dedica a cuidar de ella junto a Kenji. Disfruta de aquellos momentos, siendo Usagi de nuevo en los relatos de la mujer mayor, para los oídos de Kenji.

Permanece en espera.


(::)


Ama a Endymion. Lo amó desde otra vida y lo seguirá amando en esta.

Su muerte es inesperada para todos. Un atentado terrorista mientras el Ex Rey Consorte visita el sur del país para dar provisiones médicas. Es rápido. Casi instantáneo.

Es una muerte humana. Conmueve al mundo entero.

Mantener a Sailor Pluto en el Sistema Solar Exterior es una prueba que da resultados. Serenity logra descubrir que sus visiones pueden readaptarse. Puede modificarse el curso de los hechos, aunque lleven al mismo desenlace.

Endymion no muere en los brazos de Setsuna, como lo previsto.

En vez de sentir culpa, Serenity encuentra esperanza.

Sepulta a su esposo con todos los honores merecidos.

Le promete que se volverán a ver.


(::)


Sepultan a Mamá Ikuko junto a Shingo, en los jardines. Al menos, esta ocasión, Serenity tiene la dicha de haber disfrutado de una relación con su madre antes de despedirse.

Al menos, esta ocasión, tiene a Kenji.

"¿Sabes? Siempre quise otro bebé."

Kenji rueda sus ojos, permitiendo que Serenity enrede sus brazos juntos, saliendo de los jardines con algo de paz en sus corazones. "No soy un bebé, tía."

"No, eres mi luz." Serenity despeina el fleco de Kenji para enfadarlo. Cumple el cometido y sonríe. Su sobrino es tremendamente apuesto, y las damas del servicio alrededor del Palacio también lo notan. "Mi luz de luna."

Kenji se sonroja. "Vamos, escuché que servirán wafles en el banquete."

Serenity apoya su cabeza en el hombro de su sobrino. "¡Ooooh! ¡Me encantan los wafles!"


(::)


Los atentados se repiten. Después de dos décadas bajo la custodia de la Neo Reina Serenity III, la población se vuelve inconforme de nueva cuenta. La mortalidad no es adaptable para todos, específicamente para las generaciones de antaño que ya han tenido una probada del poder purificante de Serenity II. El trauma de la transición no es claro hasta que la tasa de los casos de inestabilidad mental es inmensa.

Serenity tiene las manos atadas. No puede purificarlos de vuelta. No puede ni siquiera involucrarse. Su hija lo prohíbe.


(::)


Estrellas empiezan a apagarse alrededor de la Galaxia.


[+]+[+]


Sailor Chaos comenzó a aparecer en sus sueños.

Una efigie caliginosa, flotando en los límites de su psique. La custodió en sueños del pasado, como una espía. Serenity la percibió, siempre observándole. Esta manifestación del Caos no la insultó; no la humilló. Guardó silencio, y la observó interactuar con fantasías y recuerdos.

Sailor Chaos había renacido en figura humana. Tenía una estrella propia, centelleando con vida en su interior.

Los reportes de Sailor Pluto, desde su vigilia en el Castillo Charon, lo confirmaron.

"Debemos prepararnos." Instó a su hija, durante otra sesión del consejo. "Su acecho no debe tomarse a la ligera."

"Inner Senshis, deben permanecer cerca de mi madre a toda hora." Eternal Chibi-Moon dictaminó. "Sailor Uranus, Sailor Neptune, regresen a sus Castillos a los limites externos de nuestro Sistema Solar. Vigilen por cualquier tipo de actividad del Caos junto a Sailor Pluto."

Sailor Uranus no dio una confirmación inmediata a la Reina. Su mirada viajó a Serenity, en cambio.

"No puedo abandonar a mi Princesa."

"Uranus-san."

Serenity levantó una mano para tranquilizar la objeción de su hija. "Sailor Uranus, estaré bien."

Uranus golpeó la mesa. "¡Mentiras! El Caos siempre te convierte en su objetivo. Vendrá directamente por ti a seguir prolongando tu sufrimiento. ¡No creas por un segundo que no me doy cuenta de los estragos que te ha causado ya!"

La brutal forma en la que Serenity fue totalmente transparente para su amiga, la dejó helada. ¿Acaso sus defensas habían sido insuficientes, después de todo?

"Tienes razón." Serenity sacudió su cabeza, suspirando. "El Caos siempre volverá. Siempre me buscará, porque represento su antítesis. Pero he estado preparándome para nuestro reencuentro por mucho tiempo ya, Sailor Uranus."

"Yo me quedaré con nuestra Princesa en tu lugar, si te tranquiliza." Sailor Saturn tomó el hombro de Sailor Uranus, a su lado derecho. "Debes cumplir con tu misión, Sailor Uranus. Sin tenerlas en los limites exteriores del Sistema Solar, estaremos completamente ciegos a la amenaza que se avecina. Sailor Pluto no podrá encarar a ese mal por su cuenta."

"Sin olvidar que no hay otra alternativa. No puedes desobedecer una orden de tu Soberana." Chibi-Usa agregó, escuchándose juguetona. "Ten algo de fe en mis capacidades, Sailor Uranus. Soy perfectamente capaz de proteger a mi propia madre."

Sailor Uranus resopló por sus narices, aunque sin menos acidez.

"Uranus, por favor." Serenity le sonrió. El efecto de su ruego fue difícil de distinguir en primera instancia en alguien como Uranus. Uno tenía que saber muy bien donde mirar, para saber interpretar la suavidad del porte de Uranus como resignación. Serenity comprendió la paranoia. Una parte de su ser se conmovió con la latente posesividad que todavía podía inspirar en la Outer, a pesar del tiempo transcurrido. "Hablaré contigo todos los días, lo prometo."

Sailor Uranus se dirigió a Sailor Saturn. Ambas evidenciaron la manera misteriosa de comunicarse sin la necesidad de palabras.

Al final, Sailor Uranus y Sailor Neptune tenían un deber que llevar a cabo.

Sin Endymion, sin Luna y sin la Corona, Serenity encontró sólo alivio a su soledad con Kenji. Sus amigas, Ami, Rei, Makoto y Minako siguieron siendo preciadas para ella, pero desde hacía mucho tiempo, una brecha había sido marcada entre sus Guardianas y ella misma.

Las Sailor Outers mandaron reportes de lecturas de energía maligna creciendo por los limites externos cada día. Los reportes se alargaron por meses. Y fue hasta el cuarto mes, que Serenity no pudo aguantarlo más.

"Puedo usar el Cristal de Plata."

"De ninguna manera." Eternal Sailor Chibi-Moon replicó de inmediato. La rapidez de su negativa hizo pensar que había estado esperando este confrontamiento.

Serenity sumó todas sus energías. "Tendrás que disculparme, hija mía, pero la última vez que chequé, mis acciones no eran controladas por ti."

"Soy tu Reina." Eternal Chibi-Moon apagó el holograma de su oficina. "Debes confiar en mi manera de afrontar esta amenaza, madre."

"Esperar a que Sailor Chaos venga a nosotras no es sabio. ¡Estrellas siguen muriendo a lo largo de la Galaxia! ¡Es por eso, que el poder del Caos sigue alimentándose y convirtiéndose más poderoso! ¡Ya ha sucedido, lo he visto con mis propios ojos!"

"¿De qué ha servido?" Su hija respingó, saltando de su asiento con vigorosidad. "¡Todas esas oportunidades de destruir al Caos por siempre y no lo has hecho! ¡Es más obvio que tu método no ha funcionado!"

"El Caos no ha sido un villano individual como los demás. ¡Su esencia existe en los corazones de todos los seres vivos que habitan este universo! ¡Borrar su existencia es imposible!"

"Ya no." Chibi-Moon levantó su dedo índice al aire. "Dijiste que ha renacido en figura humana. Eso lo hace más vulnerable que todas las confrontaciones anteriores, ¿qué no?"

Serenity parpadeó. "¿Vulnerable de qué forma?"

Chibi-Moon suspiró, evadiendo contacto visual. "De cortar esta maldad de raíz de una sola vez."

El estómago de Serenity se rebeló con la noción. "Vestir una Corona no debe convertirte en asesina, Chibi-Usa."

Para su sorpresa, un sonido incrédulo emergió de los labios rosados de Chibi-Moon. Serenity se tornó a ella.

"Ha pasado mucho tiempo desde que me llamaste así." Su hija se mostró contemplativa, su enfoque perdiéndose por un instante.

Serenity procesó la implicación de lo que su hija estaba proponiendo con seriedad. En su cabeza había ensayado proponer convertirse en un tipo de anzuelo para sacar a Sailor Chaos de su escondite. Pero Chibi-Usa tenía un buen punto. Quizás sus diferentes planes podían complementarse. "Tienes razón, su figura humana es una ventaja que no hemos tenido antes. Que yo no he tenido antes." Serenity se acercó a Chibi-Moon para sostenerla de sus antebrazos. "Debes cuidar de tu gente. Debes cuidar a Helios y a las chicas. El Caos no prevalecerá en el universo mientras ustedes estén a salvo…"

Chibi-Moon frunció su ceño, primero en confusión, luego en consternación. "¿Qué estás diciendo?"

Serenity juntó su cabeza con la de hija, dejando que las lunas de sus frentes se besaran. "Como dije antes: puedo utilizar el Cristal de Plata. Mi función como soberana ha terminado. Mi rol ha sido cumplido. Ahora, déjame serte de utilidad. Déjame servirte, hija mía. Deja servir a mi gente de manera digna."

Chibi-Moon nunca lució más parecida a su padre como en este momento. Chibi-Moon no era sentimental como Serenity, se lideraba con estrategia y lógica. Endymion le había enseñado bien. "Quieres que te utilice de carnada."

Serenity, solemne, asintió.

"Y cuando Sailor Chaos aparezca, podemos contenerla. Ambas."

"¿Cómo?" Planes ya estaban trabajando en la cabeza de su hija. "¿Puede ser posible contenerla?"

"Su esencia ha sido sellada anteriormente. La diferencia ahora es que no sería contenido en un cuerpo viviente, sino en un objeto." Serenity se acercó al escritorio de la Reina. Encendió la central holográfica. Un Palacio muy conocido, se materializó.

"Todo debe terminar, donde ha de comenzar."

Chibi-Moon analizó el holograma, mordiendo su labio inferior. El duelo interno la llevó a caminar por su oficina, manos en su cintura. Serenity no se preocupó, sin embargo. Sabía segura de la eficacia de su plan estaba convenciendo a Chibi-Usa.

"Si vamos a llevar a cabo este plan, necesitaremos el apoyo de las Inners Scouts. Nunca nos perdonarían del caso contrario. Además… Deben ser la primera línea de defensa en caso de que las probabilidades no se vuelvan en nuestro favor."

Serenity no comunicó objeción. Aunque tenía sus propias sugerencias.

"Deja al Sailor Quartet y a Helios en vigilancia de la Capital. Las Sailor Outers no deben ser distraídas. Sailor Uranus…"

Escalofríos cubrieron a su hija de manera exagerada. "¡Uy, lo sé! ¡Me arrancará la cabeza si se entera!"

Una risa salió de Serenity. "Ser intimidada por Haruka es un don que ha convertido en arte."

Chibi-Moon levantó un puño al aire con entusiasmo. "¡Hagámoslo!"

Contagiada con el entusiasmo, Serenity le imitó. "Hagámoslo."

En el control holográfico, la ilustración del Palacio Galáctica fue apagada.


[+][+][+]


Aunque las Inner Senshis se mostraron renuentes ante el plan, difícilmente podían negarse a la Reina y a la Reina Madre. Aceptaron sus responsabilidades de protegerlas hasta el final, y en caso de fallar en contener al Caos, prometieron impedir que el Caos saliera de la Estrella Cero de Sagitario.

En privado, Serenity extrajo una promesa adicional de Sailor Saturn.

"No debes permitir que el Caos se expanda por la Vía Láctea, si las Inners son vencidas por igual."

Saturn lució preocupada. "Su Majestad, sabe que nunca permitiría que eso sucediera."

"Si Sailor Eternal Sailor Chibi-Moon y yo fallamos…"

"Sé exactamente lo que deberé hacer." Saturn se inclinó frente a su previa Soberana. Al corregir su postura, nunca previó el fuerte abrazo en el que Serenity la envolvió.

"Eres la más valiente de todas nosotras, Sailor Saturn." Serenity masculló contra su sedoso cabello oscuro. "Me has inspirado, siempre."

Los brazos delgados de Saturn le rodearon con cierta incertidumbre. "Es porque no sabes cómo te vemos todas nosotras, Usagi-chan. Eres la mayor fuerte de inspiración que tenemos."

-No debería serlo. Serenity acarició la nuca de Saturn con cariño. La dejó ir.

"Debemos prepararnos."


[+][+][+]


No se despidió de Kenji.

La ignorancia era una verdadera bendición. No colocaría en los hombros del chico pesos que no merecía. Serenity lo quería en libertad, desatado de los pecados del pasado de su padre y de su tía.


[+][+][+]

"Toco el fuego

y me congela.

Veo en su interior

y es negro."

-Buffy (Once More, With Feeling).

[+][+][+]


"Este lugar es espeluznante." Fue lo primero que Sailor Venus exclamó, en cuánto arribaron a la Estrella Cero. "¿En serio has venido aquí tu sola, Sailor Cosmos?"

Sailor Cosmos guardó silencio, inspeccionando la entrada de la Estrella con detenimiento.

Por su parte, Sailor Mercury se mostró más fascinada que perturbada, corriendo análisis de la composición del lugar en su mini-computadora. "Los niveles de energía están fuera de los niveles registrados en la Tierra en mi computadora. ¡Impresionante! En verdad el Caldero Galáctico se encuentra aquí, conteniendo billones de semillas estelares. Sólo he conocido la leyenda, más nunca imaginé que lograría estar tan cerca de este objeto."

"Sí, Luna hubiera estado emocionada por venir a este lugar. Parte de sus estudios se enfocaban en la existencia del Caldero." Jupiter cuidó la retaguardia del equipo con Mars, mientras atravesaron las puertas principales. "¡Vaya, Venus tiene razón! ¡Este lugar no me da buena espina!"

"Cuidado. Existen trampas para impedir que lleguemos al Palacio. Manténganse cautelosas." Cosmos ordenó, a la cabeza del equipo. Detrás de ella, Eternal Chibi-Moon dirigió a las Inner Senshis.

"Permaneceré aquí como lo acordado." Sailor Saturn les llamó, estacionada en el umbral de las puertas doradas. "Buena suerte, chicas."

"Es oficial, ahora sí sé que estamos caminando directo a una trampa." Inesperadamente, Mars atravesó a sus compañeras, colocándose a lado de Cosmos. "¿Qué rayos estás pensando? Tengo el presentimiento que no estás contándonos todos los hechos detrás de este plan, Cosmos."

Sailor Cosmos aguardó silencio por segunda ocasión.

Se aproximaban a las Ríos de la Memoria y del Olvido.

Sailor Mars la tomó del brazo, jalándole para que la encarara. "¡Usagi! ¡Dime que está sucediendo!"

"Sailor Mars, tómalo con calma." Sailor Venus se aceleró a unírsele, levantando sus manos para apaciguar las aguas. "Hablamos de esto, debemos confiar en nuestra Princesa."

"No cuando se siente que el camino de las buenas intenciones está hecho de mentiras y secretos."

Sailor Cosmos se zafó del brazo de Sailor Mars. En su juventud, la ira de Mars hubiera provocado una respuesta similar de su parte. Estarían peleando, jalándose de los cabellos, sacándose las lenguas. Una danza entre amigas que le provocó dolor a su corazón, ya que aquel fuego, no fue posible volverse a encender dentro de Cosmos. Estaba sepultado. "Estás siendo influida por este lugar, Mars. No dejes que tus emociones te sobrepasen."

"Al contrario, creo que estoy sintiéndome mejor que en mucho tiempo. Estoy viendo con bastante claridad que este plan es uno bastante suicida." Sailor Mars avanzó hasta tener a Cosmos cara a cara. "¿Crees que no hemos visto suceder esto con anterioridad? Te aíslas cuando ocultas algo que sabes que no aprobaríamos. Cuando eras Reina no había manera de obligarte a sincerarte con nosotras, pero ahora… Haz vuelto a ser una de las nosotras, Usagi. ¡Puedes confiar en nosotras!"

"Cosmos tiene razón, Mars." Sailor Jupiter sostuvo su cabeza. "Siento una fuerza queriendo hacer sushi con mi cerebro."

"Ilusiones también intentan desviarnos del camino." Mercury declaró, utilizando su visor. "Mars, no creo que sea el momento adecuado para tener una intervención."

"¡No pretendan que no piensan lo mismo!" Mars gesticuló hacia ellas con coraje. Luego, buscó por el apoyo de Sailor Venus. "Venus, habla con ella. Honestamente, creo que esta será nuestra única oportunidad."

Sailor Venus miró entre Mars y Cosmos, sus ojos volando como pelotas de ping pong. "Yo…"

Cruzándose de brazos, Cosmos alzó una ceja.

"Te extraño. Todas nosotras…" Venus relamió sus ojos. Tristeza recalcó su bello rostro. "Extrañamos a nuestra amiga."

Oh. Cosmos desvió su mirada.

"Ha dolido que, bueno… Has escogido confiar en otras personas, que en nosotras, cuando antes éramos tan unidas. Como Uranus, Sailor Healer en su momento, o en Kenji…"

"Son diferente conexiones."

"¡Lo sé!" Venus levantó sus puños en plegaria. "¿Pero qué te hace pensar que no comprenderíamos lo que has sentido? Nosotras hemos tenidos pérdidas por igual. Conocemos el peso que implica ser una Sailor Senshi. Como Reina hiciste muchos sacrificios. Lo entiendo. Pero no fuiste la única, Usagi. Nosotras también teníamos sueños… Seres queridos que tuvimos que dejar ir por el bien común."

"Aprecio lo que quieren decir." Cosmos tomó una mano de Venus y otra mano de Mars. "Pero el pasado no puede ser corregido. Cada acontecimiento me ha convertido en lo que soy ahora y no es reversible. Usagi Tsukino, su querida amiga, es un recuerdo que vive dentro de mí, atesorado. Pero, no podía permanecer como esa jovencita toda la vida… Y por Kami-sama, que ha sido una larga, pero muy larga, vida." Cosmos resopló con ligero humor agridulce. "Nunca he dejado de confiar en ustedes. Por eso están aquí, conmigo. Deben creerme. Las necesito conmigo. Eso nunca cambiará."

Sailor Venus se mostró más tranquilizada. Sailor Mars alejó su mano de la suya.

"Sigues ocultándonos algo. Lo sé."

Sailor Cosmos suspiró. "Este es el final, Mars. Es la única verdad que importa. No debemos fallar."

Mars expresó suspicacia al orden de sus palabras, de inmediato. "Qué rayos…"

"¿Chibi-Moon?"

Cosmos parpadeó con el llamado de Sailor Mercury. Buscó por su hija en la inmensidad del Jardín Estelar. Al no divisarla con facilidad, debido a la niebla que había comenzado a obstruir sus sentidos, se apresuró hacia adelante.

"¡Chibi-Moon!"

Nada.

Las Inners se unieron en llamarle, corriendo a la par con Cosmos.

"¡Chibi-Moon, responde!" Cosmos alzó su cetro. "¡Poder purificante!"

La niebla se esparció paulatinamente, haciendo más visible el sendero al Palacio Galáctica. Sus tsubasas se estiraron de su espalda y Cosmos despegó del suelo firme para acortar la distancia. Ignoró los alaridos de las Inner Sailors.

Las puertas del Palacio estaban extendidas hacia el interior, cediendo el paso a visitantes. Cosmos voló por el pasillo dorado, llamando por Chibi-Moon. Aterrizó en el Pedestal de la Estrella Mayor.

"¡Sailor Chibi-Moon! ¡Responde!"

"…Moon?"

Cosmos rodeó el pedestal, al escuchar el gemido. Divisó las puntas de dos botas doradas. "¡Sailor Galaxia!"

Entre más se acercó a la figura caída, más obvio fue el daño en su armadura. La cobertura dorada de su esternón estaba quebrada, pulverizada en ciertos ángulos. Impactada, Cosmos se hincó frente a su cabeza.

Sangre corría por su nariz. Por sus labios.

"¡Galaxia! ¿Qué ha sucedido?"

La Guerrera intentó responder. La sangre se expandía debajo de su cuerpo; parte de la sustancia mojó las rodillas de Cosmos.

Cosmos acogió el rostro de su amiga con delicadeza. "Galaxia…"

Fue casi insultante que la energía vital de Galaxia se desfalleció sin una palabra de despedida articulada. Su aliento le dejó de un segundo a otro, sus labios dilatados en un mensaje que nunca se materializó. Sailor Cosmos sintió la grieta dentro de sí expandirse; el eco de un dolor apenas retumbando en la superficie de sus emociones.

Frente a ella, la semilla estelar de Galaxia apareció, flotando a la altura del rostro de Cosmos.

"¡Sailor Cosmos!" El sonido de las zapatillas de las Inner Senshi acompañaron su entrada al Palacio.

Cosmos soltó el rostro de Galaxia, acostándola de vuelta al piso cristalino. Flexionó su mano derecha hacia la semilla en espera.

Ésta voló fuera de su alcance. Sorprendida, Cosmos observó el cristal salir del palacio hacia las puertas exteriores.

"¡Quédense aquí!" Cosmos comandó. Alzó su cetro para crear una barrera que impediría el camino a las Inner Senshis. "¡Sailor Venus! ¡Es hora! ¡Recuerda el plan!"

"Sailor Cosmos…" Las chicas frenaron su persecución a la mitad del pasillo. Venus relumbró preocupada. Luego, sus instintos de líder se activaron. "¡Hai! ¡Chicas, ya saben qué hacer! ¡Tenemos que proteger el perímetro del Palacio!"

Sailor Cosmos recorrió el Puente que llevaba al Caldero. En el extremo final, el Caldero fulguraba arena cobriza de sus bordes, justo como en la última ocasión que lo había visitado.

-No lo entiendo. No siento la presencia del Caos a mi alrededor. ¿Quién atacó a Sailor Galaxia? La clarividencia permaneció durmiente a su comando, así que Cosmos, literalmente, voló a ciegas.

Un resplandor naranja recapturó su atención en dirección al caldero. La semilla de Galaxia. Cosmos aumentó de velocidad.

Fue entonces que reconoció las colillas rosadas de su hija a los pies del Caldero.

"¡Chibi-Moon!"

Cosmos se dejó caer al borde del pequeño coliseo que hospedada el Caldero. Chibi-Moon no dio respuesta inmediata a su llamado, desconcertando a Cosmos. Recuperándose de su aterrizaje, Cosmos se apoyó de su centro para acercarse los pocos centímetros restantes entre ella y su hija.

"Chibi-Moon, ¿qué pasa contigo? Reacciona, por favor."

Dándole las espaldas, las hombreras rosáceas del fuku de la joven se elevaron y deslindaron, lentamente.

Sus manos se restauraron a sus costados, volviéndose visibles de su aparente reposo.

Cosmos emitió un gemido terrorífico.

Carmín manchaba los dedos del puño que sostenía la Espada Lunar.

Chibi-Moon se dio media vuelta. La Semilla Estelar de Galaxia voló sobre su cabeza. En segundos, fue devorado por el Caldero. Chibi-Moon observó el proceso con detenimiento.

"El Caldero… Es extraordinario."

Cosmos gimió para sí. "¿Por qué lo hiciste?"

"Porque una vez, hace mucho tiempo, Sailor Galaxia fue mi perfecto captor. Con eso ha sido suficiente." Chibi-Moon se mostró resignada. "No volveré a ser Contenida."

No hubo palabra que Cosmos pudiera articular para expresar el horror que le invadió.

"Madre, por favor." Chibi-Moon masculló en plegaria. "Por favor, no me mires de esa manera."

"Chibi-Usa…" Cosmos retrocedió. "¡SILVER CRYSTAL MOON POWER!"

Una explosión de luz purificante cubrió el largo puente.

El poder del Cristal Rosado de Chibi-Moon rebotó contra el suyo. Fue como golpear contra un espejo. La purificación fue totalmente nula, y sus efectos se desvanecieron en chispas cósmicas. Confundida, Cosmos divisó la figura de Chibi-Moon, intacta. Inmóvil.

"¿Cómo es posible?"

"Purificarme no funcionará." Chibi-Moon explicó con una gentileza que le desarmó. "No soy un ente maligno, Sailor Cosmos."

"Chibi-Moon, no hables de esa forma, por favor." Cosmos sacudió su cabeza de un costado al otro. "Estoy en una pesadilla, esta no puede ser la realidad. Algo como esto no forma parte de mis visiones."

"Eso es porque trataste de hacer trampa." Chibi-Moon activó un henshin a su estado de Neo Reina. Su propio Geo Cetro reemplazó la Espada Lunar. "Intentaste manipular las visiones a tu conveniencia. En consecuencia, mi despertar en esta conciencia ha sido adelantado. No los sabía—mis orígenes. Pero al hacer contacto con Rio Desértico de los Recuerdos … Me mostraron lo que soy en verdad."

"¡No tiene sentido! ¡No puedes ser Sailor Chaos!" Aún si Cosmos se permitiera considerarlo, las líneas de tiempo no cuadraban. Su último encuentro con el Caos conflictuaba con el nacimiento de Chibi-Usa.

"¿Sabes lo que el nombre Caos significa, madre?" Chibi-Usa levantó su Geo Cetro. Piezas pequeñas de meteorito fueron atraídas hacia ella, presentándose en un caleidoscopio sobre su cabeza. "Desorden. Algo en que todas las cosas están confusamente mezcladas es un perfecto error. En ninguna parte de su descripción menciona que mi manifestación debe ser maligna de manera innata. Existo para dar balance. Para darte balance…"

"No ha sido así en el pasado." Cosmos gruñó entre dientes. "El sufrimiento que me has causado… Nunca lo podré borrar."

"Mi esencia no puede ser contenida en un solo cuerpo. Soy tangible e intangible. Visible y no. Existo en los corazones de todo ser vivo, y es cuando se pierden el balance en los corazones de las personas, que mi influencia morfa a algo maligno y desgarrador. Si un corazón se alimenta de sentimientos negativos, puedo convertirme en un arma usada para la oscuridad. Tú, Sailor Cosmos, en cambio…" El Orbe del Geo Centro volvió a resplandecer. Esta vez, los restos de meteorito fueron acomodados en filas armoniosas. "Representas el Orden. El lado hermoso de los corazones que siempre debe prevalecer. Y tú esencia también vive dentro de los corazones de los seres vivos."

"Así que… ¿Puedes existir en más de una entidad al unísono, en diferentes puntos del Universo? ¡No es justo! ¿Cómo puedo vencerte de esa manera? ¡Soy sólo una persona!" Débil, Cosmos fue forzada a caer en cuclillas. "No, Chibi-Usa… Chibi-Usa no puede ser parte de ti."

"Es parte del Gran Diseño. La razón de mi concepción no fue una casualidad, madre." Las zapatillas de la Reina se abrieron camino hacia Cosmos. La joven Soberana se hincó a su nivel, acariciando su rostro. "Eres el Ente más poderoso de la Galaxia. Para tener un balance verdadero en el Cosmos, debía existir alguien que pudiera rivalizarte. El Ginzuishou debía tener un cristal gemelo…" El Cristal Rosado que Chibi-Usa había creado con sus propias experiencias como Senshi, apareció incrustado en el Orbe de su báculo.

Sailor Cosmos se sintió entumecida.

El último eslabón indicó forjarse, en la larga cadena de acontecimientos que las había llevado a este momento.

La constante conservación del Futuro. El Gran Diseño.

"Debo agradecerte, por tanto." Chibi-Usa le sonrió. "Algo que me distingue de todas las demás representaciones de mi esencia… es que en esta forma, pude experimentar el ser amada, madre. Por ti, por papá, por Puu, por nuestras amigas… Sigo siendo yo, créeme, por favor. Soy Chibi-Usa. Siempre lo he sido."

Cosmos tragó saliva. "Me truqueaste para venir a la Estrella Cero. Puede que tus recuerdos no hayan sido restaurados hasta este momento, pero una parte de tu esencia ya estaba activada de manera inconsciente."

Chibi-Usa se reincorporó, poniéndose de pie. Gesticuló hacia el Caldero de Vida con su báculo. "Quería ver el Caldero con mis propios ojos. Lo he buscado por eones."

Sailor Cosmos apretó sus dedos alrededor de su propio báculo. "¿Por qué?"

"¿Bromeas?" Chibi-Usa se comportó como la joven de siempre, entonces. Su entusiasmo fue casi infantil al trotar de vuelta a la cercanía del Caldero. "¡Es el origen de la vida, mamá! ¿Cómo no querría saber dónde se encuentra? Es el lugar de donde todos nosotros provenimos… La fuente de todo poder del renacimiento y la muerte… Es fascinante." Una mano delicada de la Reina se estiró hacia el borde del objeto. "Hermoso. Totalmente hermoso."

"Ten cuidado." Sailor Cosmos comenzó a acercarse. "No te acerques demasiado."

"Me llama." Chibi-Usa susurró en una exhalación de ensueño. "Escucho su dulce melodía." Su mano se extendió más allá del borde y el polvo cósmico cambió de dirección en su caída. En naturaleza inversa, hilos de partículas se elevaron hacia la nueva extremidad, pronto cubriendo la mano de Chibi-Usa en su constitución.

"¡Chibi-Usa!"

"Imagina lo que podríamos lograr juntas, mamá, si aprovecháramos esta fuente de poder." Chibi-Usa se mostró casi hechizada. "Podríamos sanar a nuestra gente sin necesidad de una purificación."

Aquella ilusión fue no sólo eso—Sailor Cosmos fue asaltada, de nuevo, con las escenas de un futuro próximo. Escenas que había examinado antes, pero sin antes poseer este contexto.

Su hija era epicentro.

La Neo Reina Serenity III sería el epicentro.

En su visión, la pureza del vestido de su hija adquiriría el color de la noche y la luna en su frente descendería. Chibi-Usa no había mentido—su despertar había sido prematuro, ya que la verdadera forma de Sailor Chaos Moon apenas estaba por venir. Sailor Cosmos sintió terror, al ser espectadora de su verdadero renacer.

Hoy, había sido Sailor Galaxia.

Mañana, caerían Sailor Mercury. Sailor Venus. Sailor Mars Sailor Jupiter…

Su alma se desgarró.

Aunque no fuera así, para Cosmos fue perder todo y a todos, en un solo momento. Porque eso pasaría a Ser. Todos caerían. El Caos Corrompía. Sailor Cosmos iría a guerra para darle frente una, y otra, y otra, y otra vez…

No habría fin. Sailor Chaos sería su igual. Nunca habría un verdadero ganador.

La Rueda giraría. Inocentes serían asesinados al estar en el medio. Civilizaciones enteras cesarían de existir.

En impasse, Sailor Cosmos viajaría al pasado para detener al Caos en un estado más vulnerable y…

Oh.

Oh, no.

"Kami-sama." Sailor Cosmos sostuvo su cabeza. La visión se rompió. El recuerdo de lo visto, no. Permaneció. "La Espada de la Esperanza. Seré yo… la que se la proporcione a mi yo del pasado, utilizando la esencia de Galaxia."

Sailor Moon del Siglo XX, con su bondad, con su inocencia aun intacta, se negaría a derramar más sangre. Optaría por sanar a un alma desolada, sumergida en las tinieblas.

Y el Ciclo comenzaría de nuevo.

"Deberíamos regresar a casa. ¡Apuesto a que las chicas estarán aliviadas de que no tuviéramos que luchar!" Chibi-Usa se despidió del Caldero con una risilla, recuperando su mano derecha en el proceso. "¡Vamos, mamá! Anímate, hoy no habrá razón para estar tristes." Al acercarse a ella, Chibi-Usa le sonrió con timidez. "¿Estás molesta conmigo?"

Sailor Cosmos miró directo a los bellos ojos carmesís de su hija. Sólo encontró el mismo coraje y valentía de siempre. Automáticamente, Sailor Cosmos levantó una de sus manos, tomando el rostro de la joven. La calidez de su estrella interior rozó contra el Cristal de Plata.

Intentó imaginarlo. Luchar contra su hija. Lastimarla. Aniquilarla.

Algo de lo que sabía que nunca sería capaz.

A pesar de ahora conocer la verdad, los sentimientos dentro de Cosmos no habían cambiado. Ni siquiera sabiendo lo que se avecinaba en el último capítulo. Chibi-Usa seguiría siendo su única hija. La persona más preciada para ella. Parte de ella.

"No importa lo que suceda. Siempre te consideraré mi regalo, Chibi-Usa."

Aquello fue absolución en su forma más dulce. Chibi-Usa supo interpretarlo, apretando la mano de su madre con la propia por unos instantes. Emociones variadas hicieron temblar sus irises, más ninguna lágrima se deslizó por su rostro. Chibi-Usa consideraba llorar por pequeñeces algo no digno de una Reina.

Poco sabía, del verdadero peligro que el Caos simbolizaba en esta forma. El amor de una madre sería su protección, de manera eterna e infinita, y era en ese aspecto que yacía su indudable poder sobre Sailor Cosmos.

"Ve con las chicas. Estarán preocupadas." Cosmos le soltó.

"¿No… vienes?"

Cosmos, cabizbaja, suspiró. "Quiero despedirme de una vieja amiga de forma digna."

Culpa oscureció las facciones de Chibi-Usa con la mención de Sailor Galaxia. No ofreció una disculpa, no obstante. Cosmos se preguntó, justo que tan traumático había sido ver a Galaxia, para que asesinarla hubiera sido el primer instinto de Chibi-Moon. ¿Podría Cosmos culparla en verdad, considerando lo que Galaxia había representado?

"No te angusties."

Chibi-Moon parpadeó.

Sailor Cosmos le sonrió. "Sailor Galaxia renacerá algún día y nos reuniremos. Estoy segura."

Conmovida, la joven inclinó su mentón. "De acuerdo. Esperaremos por ti en el Jardín. Les contaré que el Caos nunca apareció, ¿está bien?"

Las sospechas de las Inner Senshis solamente aumentarían. No había forma de evitarlo. Sailor Cosmos no podría compartirles esta revelación. Tenía que proteger a su hija, sobre todas las cosas.

Chibi-Usa retornó a su forma Eternal. Tras otro vistazo preocupado por sobre su hombro, la joven corrió la longitud del puente en dirección de regreso al Palacio Galáctica.

Cosmos aguardó hasta que la silueta de su hija no fuera visible para desactivar su henshin.

"Tuviste razón." Desnuda, Serenity examinó sus palmas. Sus alas la cubrieron en su abrigo. "La importancia de perderlo todo… Es para darme cuenta de que mi capacidad de amar de manera incondicional es lo que me siempre me dará la fuerza para salvar a todos. Siempre la he poseído… Siempre ha sido parte de mí, la capacidad de ejercer este poder."

"Y todo lo que necesitas es un momento único."

El Extraño fue distinguible detrás del pilar del Coliseo.

Apretando sus manos juntas, Serenity las acogió contra su pecho. No sintió desasosiego, no sintió odio. No quiso negociar. Había encontrado paz con lo que vendría; porque ahora comprendía.

Tenía claro, que nunca había tenido oportunidad de cambiar el curso de su Destino con sabotajes y brotes de rebeldía. Lo que ya estaba Escrito era Irreversible.

El cuarteto de diamantes apareció en el nido de su pecho.

Sonrió al firmamento de la Estrella Cero, soltando los diamantes al éter. "¿Crees que pueda encontrarlo? ¿Ese momento especial?"

"Fuiste construida para lo imposible, Sailor Moon."

Serenity agarró vuelo con el impulso de sus alas, persiguiendo el rastro de los diamantes de su creación. El juego de cuatro diamantes desprendió un resplandor multicolor. Divisarlos, le dio a Serenity, el último aliento.

"Lo encontraré." Serenity asintió. "Encontraré el momento donde debimos ser valientes, Seiya."

Quizás, así sería posible, obtener la oportunidad de regir sus propios destinos. De forjar una historia alterna.

De ser salvados.


[]


Quería verla.

Odango había escuchado su canción. Había recibido su mensaje.

Ya no había secretos entre los dos.

Escabullirse de Yaten y Taiki fue una hazaña que le costó cada onza de fuerza en su cuerpo para lograr. Abandonó la camilla en cuanto volvió en sí, al concluir el concierto de manera abrupta. Si Seiya no estuviera cegado con dolor, sentiría culpa por haberle fallado a sus espectadoras en pleno concierto. Por haberle fallado a su Princesa en otro intento de encontrarla…

Odango. Seiya necesitaba verla.

Se enfocó en la Rueda de la Fortuna, sus luces pasteles llamándole con un faro en la inmensidad del mar.

"Prometo que no volveré a acercarme a Usagi Tsukino, es decir, a Sailor Moon."

"Seiya, debes descansar."

"Tendremos un concierto en el Centro Megalópolis. Quiero que vengas a escuchar nuestra canción."

Fue verdaderamente milagroso, que en camino hacia el parque, Seiya no fuera detenido o detectado por fans. Inseguro si el dolor de su cabeza era lo que le impedía percibir sonidos de su alrededor, Seiya se tambaleó entre los árboles, decidido, a pesar de los obstáculos.

Casi.

Casi llegaba.

"¡Seiya!"

Tambaleándose a la última brecha de árboles que desembocaban a la explanada del parque, Seiya fue invadido con profundo alivio. La chica frente a él pareció un dulce espejismo, sus coletas rubias haciéndola inconfundible.

"Bom-Bombón." Guiado por la confusa mezcla de ilusión y realidad, Seiya se impulsó hacia adelante. Caminó con todo el esfuerzo posible hacia ella.

Odango corría hacia él con la misma desesperación. "¡Seiya! ¿Te encuentras—"

Seiya se desplomó sobre el asfalto, a centímetros de alcanzarla.

"—bien?"

Lo próximo que Seiya sintió, fue la calidez de brazos rodearle. Creyó gemir, la dulzura del resplandor de Usagi llevándolo a ese punto. Se dejó rodear en su esencia; en su preocupación. "Tenía que verte, Bombón. Tenía que…"

Los brazos le oprimieron con renovadas energías. "Yo también."

No debería sorprenderle, recordando la insistencia de su amiga en verlo. Pero lo hizo. Aquella verdad lo terminó de romper.

"Estaba tan preocupada, baka." Se le fue murmurado cerca de su oído. "No me asustes otra vez así, por favor."

Sus cabellos estaban siendo acariciados con una ternura que Seiya no podía recordar haber sentido desde que era infante. "¿Qué hay de ti, Odango?" Intentó acusar con humor, sintiéndose demasiado vulnerable con cada segundo transcurrido. "Me estás volviendo loco." Sus hombros temblaron con escalofríos. Seiya trató de morder sus labios, pero el gemido de dolor se escapó sin su permiso.

Usagi, de inmediato, se separó lo suficiente para revisar la raíz de su molestia. Seiya odió verla así de asustada. "Tenemos que llevarte a un Hospital, Seiya." La chica trató de arreglar las vendas cubriendo su cabeza. En su exploración, Seiya no fue muy cooperativo.

"No, no. Si Yaten y Taiki me encuentran—Están tan obstinados en que no vuelva a verte… que… que…"

Usagi se apresuró a quererlo tranquilizar. Las caricias volvieron. Por todos los demonios. Seiya deseaba permanecer en este abrazo por siempre.

"Shhh, está bien. No te alarmes."

Seiya inundó su rostro en el uniforme de la chica. Un dulce aroma a vainilla dio cosquillas a su nariz. Seiya se hundió en el confort.

"Cierra tus ojos, Seiya. Tengo una idea."

Seiya se rindió por entero.

En primera instancia, no supo qué esperar, más que abrasadora calidez.

El resplandor efervescente de Usagi Tsukino siempre había sido un motivo de fascinación para Seiya. No lo comprendía. ¿Cómo una persona ordinaria, podía poseer tan magnifico resplandor? No había sido, hasta que sus identidades habían sido reveladas, que por lo menos, parte del misterio había sido revelado…

Seiya había caído bajo el hechizo de la luz de la luna misma.

-"Por favor, déjame ayudarlo."

Seiya fue inyectado con energía. Una brisa pura que desterró su fiebre en cuestión de instantes. El dolor, el agobio físico y mental, le dejaron, siendo reemplazado por alivio-alivio-alivio.

"Eso dio cosquillas." Seiya exhaló en un murmullo, momentos posteriores a la extraña experiencia. Sus sentidos se recalibraron de manera formidable, mejor que cualquier efecto de los analgésicos que le habían recetado.

Sus cabellos fueron acariciados de nueva cuenta. Después, Usagi le obligó a darle la cara.

"¿Te sientes mejor?"

Seiya parpadeó. Contempló a Odango, embelesado. Luego, cayó en cuenta que la chica le había hecho una pregunta. Asintió. "Mi cabeza ya no se siente como si estuviera a punto de explotar." Sonrió para tranquilizarla. "¿Qué fue lo que hiciste?"

Usagi ya estaba revisando sus vendajes. "Ya no estás sangrando." Una enorme sonrisa victoriosa apareció en el rostro de la chica. Seiya fue infectado con su entusiasmo. Sin embargo, tan rápido como la victoria había venido, Usagi se desinfló, minutos después. "Tonto."

Fue el turno de Seiya el recibir la cabeza de odangos en la protección de su abrazo.

"No me asustes así, de nuevo."

Seiya frunció el ceño, procesando el rápido vaivén de emociones viniendo de la chica. Astros, así como las suyas. Los sentimientos que albergaba por esta chica… Su cercanía. Su dulzura.

-Este es el momento. Seiya tuvo la claridad, entonces.

La seguridad.

Este, era el momento que no debía dejar pasar.

"Odango-sama." Acariciando la nuca de Odango, Seiya instó a la chica a elevar su rostro de su escondite. Se dio el placer de tocar la tersa piel con sus yemas, trazando un camino por la mejilla sonrojada. La distancia entre sus rostros fue mínima. Casi un desafío hecho a la medida. Usagi hasta presionó su rostro contra su palma, dejando claro que su gesto era bienvenido.

"Mírame, Odango, por favor." Seiya la jaló más insistentemente, su otra mano encontrando el mentón de la rubia.

Cuando sus miradas se encontraron de nuevo, Seiya presenció toda su angustia interior reflejada en los ojos de Odango. Toda la confusión y todo el miedo.

Sirenas se escucharon a lo lejos, avisándoles que su tiempo se estaba agotando.

Seiya respiró profundo. "Solamente quiero hacer esto, antes de que sea demasiado tarde."

Y fue valiente.


[+][+][+]

Fin de Parte xix.

[+][+][+]


Notas:

A estas alturas, ¿qué puedo decir? Creo que con esta pieza ha quedado muy en claro el respeto que siento por Usagi Tsukino/Sailor Moon como personaje. A mis ojos, su capacidad de amor es su propio enemigo. Ésa es la verdadera tragedia de su historia.

Además: esta la razón por la que Chibi-Usa NUNCA debe existir. Muajajajaja.

Antología de referencias del manga:

Poder Lambda: (a) Apareció en el Acto 60 del manga. La naturaleza exacta de este poder nunca se explicó explícitamente, pero se afirmó que era el poder del renacimiento, y pareció ocurrir cuando todos los Cristales Sailor de la galaxia se combinaron en un solo poder y se enfocaron con el Cristal del Cosmos. Mediante el uso de este poder, todas las Sailor Senshi muertas en la lucha contra Sailor Galaxia fueron enviadas a renacer.

(b) En cosmología, lambda es el símbolo de la constante cosmológica, un término agregado a algunas ecuaciones dinámicas para explicar la expansión acelerada del universo.

(c) Se dice que Sailor Cosmos tiene el Poder Lambda, incluso cuando era Eternal Sailor Moon. Se describe como "la capacidad de perderlo todo para poder salvarlo todo." Esto se puede interpretar de muchas formas.

Palacio Galáctica: Es el castillo de Sailor Galaxia en el manga, apareciendo por primera vez en el Acto 57. Era la fortaleza de su imperio, Shadow Galáctica, y estaba situado en Sagittarius Zero Star.

Sagittarius Zero Star/Estrella Cero de Sagitario: es donde se encuentra el Caldero de la Galaxia, el lugar de nacimiento de todas las estrellas. En el arco final, Shadow Galáctica lo ha hecho su base de operaciones.

Se encuentra dentro de Sagitario A. Esta parte del cielo nocturno incluye el Núcleo galáctico de la Vía Láctea, cuya estrella Sagitario Cero está en el centro. La Estrella Zero no es simplemente un objeto físico que se desplaza en el espacio, sino que está protegido mágicamente y no puede ser visto por completo o acercarse libremente desde el exterior. Consiste en una serie de defensas que hay que atravesar para llegar a su centro, donde se encuentra el Caldero Galáctico.

Puertas a la Estrella Cero: Puertas grandes por las que deben pasar los forasteros para entrar.

Río Desértico del Olvido/Desert River of Oblivion y Rio Desértico de los Recuerdos/Desert River of Memory: Desiertos áridos con el poder de crear espejismos y eliminar o restaurar los recuerdos de aquellos que caen en él.

Cementerio de estrellas caídas sin nombre: Parte de la Estrella Cero de Sagitario donde las estrellas muertas pasan en su viaje de regreso al Caldero.

Jardín Estelar: Los terrenos del palacio donde los jardineros estelares tienden a una gran colección de cristales de Sailor Senshis.

Caldero Galáctico: Donde nacen las semillas de estrellas y donde regresan después de morir.

Habilidades de Sailor Cosmos (canon):

(a) Poder Lambda.

(b) Viaje en el tiempo.

(c) Poderes de apoyo: durante la batalla con Galaxia y Usagi, incluso con su disfraz de Chibi Chibi, fue capaz de lanzar una barrera fuerte, al igual que la técnica Silence Wall de Saturno y es capaz de apoyar y proteger a Usagi sin esfuerzo durante el ataque. Incluso es capaz de ayudar a Usagi, que está inconsciente, a convocar a su Eternal Tiare como si supiera cómo hacerlo con facilidad.

(c) Manipulación del tiempo: capaz de prever el futuro cercano o un sexto sentido muy elevado.

Referencias del anime:

†Poema de Seiya (canon), con ligeras modificaciones mías.

Referencias (otros):

Nullus= significa "nulo" en latín. En el sistema de números romanos no existía el cero como tal, y por ello se utilizaba nullus/nulo.

Galaxia de Andrómeda: La galaxia de Andrómeda, también conocida como Galaxia Espiral M31, Messier 31 o NGC 224, es una galaxia espiral con un diámetro de doscientos veinte mil años luz (en lo que concierne a su halo galáctico) y de unos ciento cincuenta mil años luz entre los extremos de sus brazos. Es el objeto visible a simple vista más lejano de la Tierra (aunque algunos afirman poder ver a simple vista la galaxia del Triángulo, que está un poco más lejos). Está a 2,5 millones de años luz en dirección a la constelación de Andrómeda. Es, junto con nuestra propia galaxia, la más grande y brillante de las galaxias del Grupo Local, que consiste en aproximadamente 30 pequeñas galaxias más tres grandes galaxias espirales: Andrómeda, la Vía Láctea y la galaxia del Triángulo.

Galaxia del Triángulo/Galaxia del Triangulum: La galaxia del Triángulo (también conocida como galaxia espiral M33, Objeto Messier 33, Messier 33, M33 o NGC 598) es una galaxia espiral localizada en la constelación del Triangulum. Con entre 30 000 y 40 000 millones de estrellas3 es pequeña en comparación con sus vecinas mayores, la Vía Láctea y la galaxia de Andrómeda que tienen, respectivamente, entre 200 000 y 400 000 millones y un billón de estrellas, pero su tamaño es parecido al del resto de galaxias espirales del universo. M33 es un miembro del Grupo Local de galaxias —el tercero en brillo y tamaño— y parece estar vinculada gravitacionalmente con Andrómeda, la cual está a 750000 años luz de ella y a la que orbita en una órbita de alta excentricidad. En esta historia, es la Galaxia a la que pertenece el Sistema Trisolar Kaito, es decir, donde se encuentra Kinmoku.

Galaxia Enana de Pegaso/Pegasus: La Galaxia Enana de Pegaso, también llamada Galaxia Enana Irregular de Pegaso o PegDIG, es una galaxia enana e irregular en la constelación de Pegaso. De magnitud aparente 13,2, es una galaxia de baja luminosidad superficial. Fue descubierta en la década de 1950 por Albert G. Wilson.

Con un diámetro de aproximadamente 1000 años luz, es una galaxia con poblaciones estelares con bajos contenidos en metales. Aunque ha habido cierta controversia en cuanto a la distancia de esta galaxia respecto a nosotros, con valores entre 6 y 2,5 millones de años luz, la distancia más comúnmente aceptada, 3 millones de años luz, la sitúan dentro del Grupo Local. Es posible que sea una galaxia satélite de la Vía Láctea muy alejada.

Guiños de lo que se viene en la Saga:

4 lágrimas= 4 diamantes = 4 estrellas nacidas: El Maní, Perséfone (Persii), y dos pendientes por revelar.

Ya pa' despedirme, esperen la programación usual en el siguiente capitulo. Ahora sí, la esperaba conclusión.

¡Muchas gracias por leer!