Emiya Shirou era muchas cosas, ninguna de esas era "persona cuerda"; él estaba distorsionado desde el fuego de Fuyuki como lo demostró el atacar el ano desprevenido de la supervisora de dicha ciudad... ¿Eso no era prueba suficiente? Ah, diablos...
¡La vez que le negó comida a Saber! Si, eso es.
Sea como sea, a sus treinta años de edad él había viajado por todo el mundo, enfrentado conflictos y salvado personas, sin embargo, había tenido que matar personas. Las palabras de un Archer de rojo, que resultó ser una versión de sí mismo volvían a su mente cada vez que lo hacía.
Al parecer, usar Caliburn para apagar un interruptor no es tan buena idea como pensé en un inicio.
¿Qué tenía que ver eso con lo otro? Pff, ¿y él que iba a saber de como pensaba otra versión de sí mismo? No es como si fuera él.
Él se iba a convertir en un héroe o moriría en el intento de demostrar sus ideales correctos con tal de volver a ver a esa persona — que los demás empezaran a verlo como un rarito cada vez que le decía a una estrella "quiero verte" era el añadido en el paquete de héroe, al parecer —, eso incluía pararse donde nadie más quería pararse con tal de salvar a muchos.
Así, se levantó en medio de un conflicto por iniciar, ambas partes luciendo inseguras y con dedos en los gatillos de sus armas. Shirou usó proyección sutilmente para traer un megáfono que reforzó junto a su voz. Miles de pensamientos cruzaron su mente, un monólogo sobre como la guerra solo traería desgracia y no habría ganador... decidió ir con algo más simple.
—¡El que se muera es gay!
Silencio. Literalmente nadie se movió. Ni siquiera los animales. Los hombres retiraron sus dedos de los gatillos por miedo a disparar, darle a alguien y luego los maten. Ninguno pareció hacer la conexión de que esto llevaría a un conflicto igualmente, simplemente pensando en que no eran gays.
Así, Emiya Shirou logró la paz mundial y salvarlos a todos... Paz que duró hasta que llegó un tal Kunno que la Counter Force aún no eliminaba por una u otra razón.