Disclaimer: ¿¡Habéis visto pasar un perro grande y blanco por aquí!? ¡Se ha llevado a Naruto a rastras como en los dibujos animados y no los encuentro! TTATT Pero por mucho que lo quieran secuestrar... Naruto y todos sus personajes siguen siendo propiedad de Masashi Kishimoto v_v
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Advertencias: Shonen ai
Mientras comía, echaba un vistazo a sus redes para ver los comentarios que le había dejado la gente. Había publicado el dibujo que hizo durante el stream del día anterior, pero al parecer, los había malacostumbrado con los dibujos que hacía de chicas… y que ahora dibujase a un tío en ropa interior, durmiendo en la cama, no sólo no había levantado ninguna pasión, sino que incluso había perdido como unos veinte o treinta seguidores.
Bueno, qué se le iba a hacer. Si era gente homófoba prefería que fuera así, y no tener problemas en el futuro con lo que se le pudiera ocurrir publicar.
Dio un profundo suspiro mientras le daba vueltas a la comida, apoyando la cara en la mano. Después de haber pasado toda la semana cenando con Naruto, cada día que pasaba se le hacía más tedioso tener que comer solo. Incluso sentía que se le cerrase el estómago, quitándole las ganas de dar un sólo bocado más. Aún así, se obligó a comer unas cuantas cucharadas más de arroz para coger algo de fuerzas, antes de darse por vencido.
Se iba a pasar las próximas dos horas limpiando la casa y haciendo demás tareas, puesto que tenía planeado pasar la noche en casa de Naruto y quién sabía si el día siguiente también, ya que ninguno de los dos trabajaba el fin de semana.
Se sobresaltó al subirse Cleo sobre sus piernas, casi casi como leyéndole el pensamiento, y le maulló levemente mirándole a los ojos.
—Sí, bicho —le dijo acariciándole la cabeza. —Tú también te vienes.
Y como si de verdad le hubiese entendido, se puso a ronronear, tumbándose en su regazo.
En ocasiones de verdad creía que la gata era tan inteligente como para poder comprender el lenguaje humano. O quizá su cerebro desprendía algún tipo de vibración que los animales fueran capaces de interpretar. A saber.
El caso es que se le encogía el pecho al pensar que podía llevársela a casa de Naruto. No le gustaba dejarla sola durante tanto tiempo. Las pocas veces que se había visto obligado a hacerlo, al regresar a casa el pobre animal no había parado de llorar, siguiéndole a donde quisiera que iba, como si fuera a volver a dejarla abandonada. Y ese era un sentimiento que no podía soportar.
De cualquier modo, se alegraba enormemente de no tener que preocuparse por ello. Naruto iba a venir luego con el coche, después de recoger a Menma de la guardería, para que pudiera llevarse todos los trastos para Cleo.
"Ah…", recordó ahora, sintiendo que se le pusieran rojas hasta las orejas.
Hoy iba a conocer a su madre.
Vendría a recoger al niño luego a la tarde, y ya le había avisado Naruto de que cabía la posibilidad de que se quedase a cenar con ellos, dado el caso de que su padre fuese a salir a cenar con sus amigos.
El muy bobo se lo había contado…
Y no es que le molestara que Naruto no se lo estuviera escondiendo a nadie… Pero sentía que ahora tenía una responsabilidad un poco pesada sobre sus hombros. ¿Y si al final la cosa no funcionaba entre ellos? ¿Y si Naruto le estaba contando a todo el mundo que estaba saliendo con un hombre… para luego darse cuenta de que realmente no era lo que quería? ¿Le ocasionaría algún problema con sus amigos o su familia? Esperaba por los dioses que no… Terminaran como terminasen, quería pensar que en cualquier caso podrían ser amigos si la cosa no funcionaba. El bobo se hacía querer, y Sasuke se lo pasaba bien con él.
Y con el crío.
Menma era bastante tranquilo en casa en comparación con los monstruitos que a veces veía por la calle. Parecía que iba bien la táctica de dejar que se agotase en el parque. Luego en casa se contentaba con jugar con sus peluches, y tampoco daba mucha guerra para comer.
Con un profundo suspiro, cerró los ojos y se le formó una sonrisa antes incluso de que se diera cuenta.
Si le hubieran dicho una semana atrás que iba a estar saliendo con alguien, y que además había un crío de por medio, hubiera caído redondo al suelo de la risa, creyéndolo el mejor chiste de la historia. Y sin embargo ahora…
Meneando la cabeza, decidió quitar el plato de comida de la mesa y ponerse con la faena de casa, obligando a Cleo a bajarse de sus piernas cuando se levantó sin más aviso. Aquélla se le puso a maullar, observándolo mientras lo seguía hasta la pica, esperando que le echara algo más.
—Tú ya has comido, glotona —dijo al aire mientras devolvía al tupper lo que no se había comido.
Y aunque sentía que la gata le estuviera haciendo chantaje emocional cuando se apoyó en su pierna para darle con una de sus patitas, maullando levemente y con esos ojos… No pudo sino cogerla en brazos, acunándola para darle un fuerte beso en la cabeza.
Le pondría sólo un cachito de pollo para que no volviera a pedirle nada más hasta la cena.
Tenía que ponerse manos a la obra.
Hacía como unos veinte minutos que Naruto le mandó un mensaje para avisarle de que iba de camino a su casa. Le había mandado la ubicación así que no debería tener ningún problema en llegar, y eso tendría que haber sido hacía unos cinco minutos. Si le había dicho que ya venía de camino, era porque ya había recogido a Menma y lo había metido en el coche… ¿no? Aunque, bueno, siendo pasadas las cinco y media, debía de haber un atasco del copón.
Así que respiró profundamente, apoyándose sobre el muro de su casa, dando una corta calada, su atención puesta en el lado de la carretera por donde debería llegar Naruto. No había terminado de fumarse el cigarro cuando un coche llamó su atención al aminorar la marcha, y enseguida lo apagó en el cenicero que tenía junto a la puerta mientras aquél aparcaba.
Sin embargo… Naruto dio un portazo tan fuerte al salir del coche que él mismo se quedó congelado un instante, con los hombros encogidos.
—¿Ha pasado algo? —le preguntó cuando aquél rodeó el coche para acercarse.
—Nada —dijo con poca convicción. —El tráfico, el curro…
De nuevo, un suspiro se le escapó observando su apariencia. Ya se había ido percatando durante la semana, pero cada día que pasaba parecía más agotado. Tenía unas ojeras tan pronunciadas que le hacía preguntarse si es que acaso no dormía bien. Y del cabreo que debía de tener, por el motivo que fuera, su entrecejo estaba fruncido profundamente.
—Ven —le hizo un ademán con la mano para que se acercara un poco más.
En un principio, Naruto se quedó aturdido por su petición durante unos segundos. Pero aunque pareció titubear, igualmente accedió. Y cuando lo tuvo dentro de su alcance, le dio un fuerte abrazo, paseando las manos por su espalda.
No sólo es que quisiera apaciguarle… Le había echado de menos.
Y quiso pensar que Naruto se sentía igual, pues dejó escapar un largo y pesado suspiro, dejando reposar la cabeza sobre su hombro.
Se pasó así unos minutos, manteniendo firme su abrazo y dándole caricias por la espalda, hasta que lo sintió algo más calmado. Entonces se separó un tanto de él, acariciándole por las mejillas, fijando la mirada en sus ojos antes de darle un pico en los labios.
—¿Quieres entrar y descansar un poco?
Aquél sonrió levemente, imitando su gesto, devolviéndole el beso.
—No hace falta. Prefiero llegar a casa y guardar el coche ya.
—Como quieras —le sonrió de vuelta.
A prisa, entró a casa para recoger de la entrada su mochila con una muda para el día siguiente y sus cosas de aseo, una bolsa con la arena para la gata, y otra con sus platos y algo de comida, y una vez estuvo todo en el maletero, cogió el trasportín, activó la alarma, y rápidamente salió, cerrando tras de sí.
No fue sino hasta que hubo asegurado bien la caja con el cinturón en el asiento de atrás, y saludó al peque, que respiró tranquilo cuando por fin se sentó en el asiento del copiloto, y se abrochó el cinturón.
Y de nuevo se preguntó qué podía haber ocurrido para que Naruto tuviera esa cara, como de enfado, al verle tomar aire por la boca antes de fijar la vista en la carretera e iniciar la marcha.
Por eso se mantuvo en silencio durante el trayecto, siendo Menma el único que lo rompía dentro del vehículo, balbuceando lo que creyó era una canción mientras daba palmas. Lo único en claro que sacó, fue que muy seguramente parte del enfado debía ser por toda la gente que iba loca por la carretera, conduciendo de forma temeraria por llegar cinco segundos antes a donde quiera que fueran. Cada vez veía más tensas las manos de Naruto sobre el volante, en ocasiones agarrándolo con más fuerza de la que era realmente necesaria.
Igualmente, decidió no comentar nada para no ponerle más nervioso aún. Al menos su forma de conducir era mucho más segura que la del resto de conductores, no viéndose afectada por su creciente mal humor.
Nota mental para el futuro: la siguiente vez que se le ocurriera pasar una noche en casa de Naruto, le diría a su madre que le dejara el coche.
Sasuke prefería desplazarse en moto, no solamente porque le gustase conducirla, sino porque era mucho más práctica a la hora de moverse por la ciudad. No tenía que estar dando vueltas para encontrar aparcamiento, si había un atasco podía adelantar por un lado y salir de ahí en medio… Por eso su coche se lo dejaba a su madre la mayor parte del tiempo, pues ella le daba más uso que él. Sin embargo, no podía llevar demasiadas cosas consigo, mucho menos a Cleo. Si hubiera sabido que Naruto se estresaba tanto, no hubiera aceptado que viniera a buscarle.
De todas maneras, incluso Naruto mismo debió de darse cuenta de su propia tensión.
—Lo siento —suspiró cuando terminó de aparcar en el garaje.
—No pasa nada —quiso restarle importancia.
Tras desabrocharse el cinturón, le dio un suave apretón en la pierna para llamar su atención, pues se quedó por un momento completamente inmóvil, reposando todo su peso contra el asiento.
—¿Estás bien? —comenzó a preocuparse.
—Sí —giró levemente la cabeza para mirarle. —Hoy ha sido estresante.
—¿En el curro?
—Unn…
Pero no pudieron seguir la conversación, ya que Menma comenzó a agitarse detrás.
—¡Vaaaa! ¡Vamos al parque! —berreó.
—Ya vooooooy —contestó Naruto al tiempo que se quitó el cinturón.
Sasuke no pudo sino suspirar. No sabía si era el trabajo sólo, o la suma de todo lo que tenía que hacer al cabo del día… Pero Naruto estaba saturado. Cómo podía entrar él en la ecuación para quitarle algo de carga y no sobrecargarse a sí mismo… Aún no tenía ni idea, pero tenía que poner un pensamiento en ello.
Después de subir todos los trastos al piso de Naruto, Sasuke se encargó de dejar los comederos de la gata en la cocina y, no muy lejos, en la galería que tenía junto al fregadero, la caja con la arena. Ya le había abierto la puerta del trasportín a Cleo, pero aquélla pareció preferir quedarse dentro. La había dejado en el dormitorio de Naruto, y Menma estaba haciendo un poco de escandalera, por lo que no le dio más importancia.
De mientras, Naruto llevó al niño a que hiciera sus cosas, y lo aseó un poco antes de salir. A su parecer, era una pérdida de tiempo y un gasto inútil, pues no había que ser muy listo para saber que iba a terminar lleno de suciedad pocos minutos después de que llegaran al parque. Pero bueno, supuso que tampoco quería que nadie pensara que no le importaba que el crío estuviera de porquería hasta arriba.
Así pues, tras coger una pequeña mochila donde puso la merienda del peque, bajaron a la calle, cada uno cogiendo una de las manos del niño, aquél dando botes y colgándose de ellos para balancearse. No pudo sino pensar en su familia, y en que él mismo hacía igual cuando salía de paseo con su madre y su hermano, y se le escapó una sonrisa.
Sonrisa que se desvaneció cuando vio que Naruto iba a coger al crío en brazos, y se le adelantó, provocando que el enano riera a carcajadas, y que Naruto le mirase con sospecha.
—Tú ya llevas la mochila, deja que lo lleve yo.
—No hace falta, Sasuke.
—No seas cabezón.
—Mira quién fue a hablar… —suspiró resignado.
Ignorando a Naruto, se giró a mirar a Menma cuando aquél se irguió entre sus brazos para mirar hacia donde iban, y le peinó con la mano pues de algún modo ya tenía todo el pelo revuelto. Y mientras le estiraba las puntas del flequillo, no pudo evitar fijarse en lo mucho que se parecía a Naruto con ese pelo rubio, esos ojos grandes y azules, su cara un tanto rechoncha, y sus mofletes rosados. Mofletes que adquirían el mismo carmín intenso cada vez que le decía algo bonito, o se emocionaba jugando.
Y en cuanto estuvieron lo suficientemente cerca de la zona de juegos —lejos del asfalto—, Sasuke cedió ante la insistencia del bicho para que le dejara bajar y salir corriendo junto a los otros niños.
Era una suerte que en este tipo de parques infantiles hubiera un montón de bancos para sentarse, porque la plaza comenzaba a estar llena, y Naruto parecía necesitar un momento para descansar. Un suspiro largo y profundo se le escapó al rubio nada más apoyar la espalda en el banco que encontraron libre, al tiempo que Sasuke se acomodaba a su lado y pasó el brazo por detrás. Y sin haber sido su intención, hizo que el otro diera un respingo cuando le puso la mano en la cabeza.
—¿Qué? —le preguntó arqueando una ceja.
—Nada —volvió a relajarse tras comprobar de quién era la mano.
—¿Qué ha pasado para que estés así hoy? —no pudo reprimir la pregunta.
—Buuf…
Naruto se dejó escurrir un tanto, Sasuke comenzando a masajearle con los dedos por las sienes, desviando la mirada hacia los niños para no perder de vista a Menma.
—El pavo ese de mi curro… —le dijo tras un buen rato. —Ha habido un momento hoy que parecía que le fuera a pegar a Sakura, y un poco más y le arreo yo —le explicó cruzándose de brazos.
—¿Eres su guardaespaldas o qué? ¿Por qué no se defiende ella? —frunció el ceño.
No le hacía ni puñetera gracia que Naruto pudiera meterse en problemas en su trabajo por culpa de terceras personas. Mucho menos si, como él creía, aquélla lo que buscaba era crear algún tipo de sentimiento de protección en Naruto para crear un vínculo con él, o simplemente para que la sacaran de sus propios problemas.
—¿Te piensas que no lo hace? Se pasa el día peleándose con él —le rebatió. —Pero por más que intenta hacerle entrar en razón, el tío no para de renegar y la está volviendo loca a ella, y los dos me están volviendo loco a mí. Es imposible concentrarse cuando están discutiendo —dio otro profundo suspiro. —Pero lo de hoy ha sido a otro nivel. Te juro que parecía que le fuera a pegar. Venía directo a ella todo rojo y las venas del cuello hinchadas. Por muy mala leche que tenga Sakura, si le da una hostia con todas sus fuerzas la revienta.
—¿Y es mejor que te reviente a ti?
—¿Por qué estás a la defensiva? —se irguió para mirarle de frente, su tono un tanto fuera de lugar.
—No estoy a la defensiva, Naruto —respondió con calma.
Entendía perfectamente por dónde le venía el mal humor. Ese trato no se lo merecía nadie, por mal que te cayera. Mucho menos aún en un puesto de trabajo. Y también entendía que no sólo estaba defendiendo los derechos básicos de una compañera de trabajo… También era su amiga.
—Lo que no entiendo es por qué no le cuenta lo que está pasando a vuestro jefe. O que lo denuncie si no le hacen caso. Lo peor que podéis hacer es enfrentaros a él.
Algo menos sobresaltado gracias a su explicación, Naruto volvió a relajarse en su asiento. Si bien se llevó una mano a la frente y comenzó a masajearse.
—Mira, yo qué sé. A veces me pregunto qué hago ahí, pero no pienso dejar que un gilipollas me haga irme y pierda mi antigüedad y todo lo que he ganado hasta ahora.
Quería seguir rebatiéndole, pero selló los labios cuando vio que Naruto cerraba fuertemente los ojos, y se llevaba la mano ahora a la sien.
—¿Por qué no te vas a casa y te tomas algo? —le sugirió en un susurro.
—Aún no es hora para Menma —puso un puchero, centrándose ahora en el crío.
Y no quiso retener la suave risa que se le escapó de verle poner las mismas muecas que hacía Menma cuando no estaba conforme con algo.
—Va —le insistió dándole un par de palmadas en el hombro. —Ve y tómate algo. Yo me quedo aquí con él.
Llevó la mano desde su hombro hasta la espalda, y le acarició un poco ahí en un intento de que se relajase.
—Vale… —accedió tras un largo silencio. —No tardo, vuelvo en cinco minutos.
—Unn —asintió.
Y así, puso la vista al frente con la tarea que se había encomendado a sí mismo, sintiendo que la resolución con la que le había animado a marchar se disolviera. Por los dioses esperaba que Menma no se diera cuenta que Naruto no estaba, y se quedara jugando con los demás niños hasta que regresara. No las tenía todas consigo de que el niño no se fuera a poner rebelde sin la figura de autoridad que para él era Naruto.
Sin embargo… Pasaron alrededor de diez minutos, y Naruto aún no había vuelto como había prometido. Y una de las veces que iban corriendo los niños alrededor del trenecito, Menma se quedó mirando en su dirección. Lentamente comenzó a dirigirse hacia donde estaba Sasuke, haciéndole sentir los nervios a flor de piel al ver cómo los ojos se le iban llenando con más lágrimas a cada paso que daba. Hasta que rompió a llorar a un par de metros de él.
—Ven aquí, peque —lo llamó estirando los brazos.
Pero aquél no hacía por donde, así que a prisa se levantó para cogerlo en brazos, y se sentó de nuevo en el banco con el crío en su regazo.
—¡Tito! —comenzó a llamar a Naruto.
—Ahora viene, no tarda.
—Nooooo —comenzó a berrear, estirando los brazos para que lo soltara.
Como no hiciera algo rápido, ya se veía corriendo detrás del niño por todo el parque.
—¿Quieres un yogur? —cogió la mochila donde llevaba su merienda.
Y aunque no pareció apaciguarlo del todo, al menos dejó de llorar a todo pulmón.
Con los nervios de punta, cogió una toallita húmeda y le limpió los mocos antes de abrir la tapa del yogur.
Pero no llegó ni a darle una cucharada.
Al parecer, al niño no le gustó que no fuera Naruto, sino otro, quien le diera de comer… Y de un manotazo le tiró encima todo.
—¡Menma! —lo regañó.
Tarde se dio cuenta de que su reacción fue la incorrecta: aquél echó a correr, volviendo a llorar con todas sus fuerzas.
Por un instante se quedó congelado no pudiendo creer que le estuviera pasando esto a él. Le había caído yogur por el pelo, la cara y toda la ropa, y durante unos segundos su cerebro le estaba dando la orden de que se limpiase antes de hacer nada más. Sin embargo, cuando fue consciente de la distancia que le separaba de Menma ahora, cuando se plantó en mitad de la plaza llorando, se levantó de un bote y echó a correr.
—Lo siento, Menma —se disculpó con el niño en cuanto llegó a su lado, y se arrodilló frente a él. —No quería gritarte.
—¿¡Dónde está el tito!? —preguntó al tiempo que le daba un manotazo con rabia en el brazo.
—Está en casa —le dijo en voz baja para intentar calmarlo. —¿Quieres que nos vayamos con él?
—¡Sí!
Con el corazón latiéndole con fuerza en el pecho, dio una bocanada de aire al ver que comenzó a relajarse, conteniendo el llanto de alguna manera. No se atrevió hasta entonces a cogerlo en brazos, y emprendió el camino de vuelta al parque para recoger los trastos e irse. No había sido buena idea. Sólo esperaba que Naruto no dejara de confiar en él para quedarse con el crío por esto.
—¿Sasuke?
El mencionado detuvo sus pasos, aún sintiendo que el corazón se le fuese a salir por la boca, girándose para ver quién le estaba llamando. Y cuando vio que era una mujer que debía tener unos cuarenta o cincuenta años, pelo castaño… y una cara que no conocía de nada, se quedó plantado en el sitio por un segundo.
—¿Perdón?
¿De qué lo conocía?
—¿Eres Sasuke verdad?
Al no darle ningún tipo de explicación ante la obvia confusión a la que le había llevado, sintió que le diera un tic en el ojo. Más aún cuando Menma comenzó a llorar de nuevo, empujándole con los brazos para que lo soltara.
—Lo siento, ahora no tengo tiempo.
Y sin más, se dio media vuelta, afianzando los brazos alrededor del niño. Como saliera corriendo otra vez y se pusiera cabezón, ahí ya podían pegarle un tiro porque no sabía qué más hacer para que Menma se tranquilizara.
—¡Agüelaaaaaaa! —gritó con fuerza en su llanto.
—Espera, Sasuke, cariño —oyó a la mujer llamarlo con urgencia.
Fue entonces que un clic sonó en su cabeza, y al tiempo que se giró hacia ella de nuevo, sintió que se le fueran a caer las lágrimas. Más aún cuando al soltar a Menma, dejó de llorar y se fue corriendo hacia ella, que se agachó para recibirlo en un abrazo.
—Disculpe… —le dijo en un murmullo. —No sabía quién era —se llevó una mano al cuello.
—No te creas, que yo tampoco —rió alegre la otra. —Pero este bicho es inconfundible.
Sonriendo ampliamente, comenzó a hacerle cosquillas y Menma volvió a reír también. Menos mal que había llegado ella porque sino, no tenía ni idea de qué hubiera hecho si el niño volvía a ponerse así.
—Pero Menma —se puso seria de repente, y giró al niño para que le mirase—, eso no se hace, ¿eh? Que me enfado y ya no vengo a verte.
—Nooooo —la miró con preocupación.
—Entonces, le pides perdón, y no vuelvas a salir corriendo así, ¿vale?
—Vale…
El niño se encogió un tanto, mirándolo de reojo, reacio a hacer lo que le habían dicho. Si bien se sorprendió de que, tras el momento de titubeo, se acercó despacio a él, se agarró a su pantalón, y alzó la cabeza mirándole directamente a los ojos.
—Lo siento —apretó los labios, poniéndose de morros. —No lo haré más.
No se lo creía ni él.
Aunque en ese momento parecía realmente convencido de lo que estaba diciendo.
No pudo sino suspirar.
—Muy bien —le acarició por la nuca. —Te perdono.
Y como si nada hubiese pasado, el niño salió corriendo de nuevo hacia la zona de juegos con el resto de sus amigos.
—¿No está Naruto? —preguntó preocupada.
Por un segundo se quedó congelado al girarse hacia ella y ver que estaba apenas a un par de palmos, con una toallita en la mano.
Sintió que le subía el rubor cuando comenzó a pasársela por el pelo, casi hasta por la nuca. ¿Tan lejos había llegado?
—Ha ido a casa un momento. Debería haber vuelto ya.
—Bueno pues… Cogemos los trastos y subimos a ver qué hace. Desde luego, vaya a ver… —se contuvo de reír, mirándole de arriba a abajo.
Internamente agradeció que no hiciera ningún comentario. Nunca se había visto en una tesitura como esta, y ningún curso de enseñanza le había preparado para tremendo torbellino.
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Continuará
25/11/22
Uolas!
Ais… Esta última semana ha sido un poco ajetreada emocionalmente hablando… Pero he de darle las gracias de nuevo a Lila Negra por todo el apoyo que me está dando ;w;
No tengo mucho que contar la verdad, ¡así que espero vuestros comentarios!
