Resumen: Después de haber conocido a su sobrina recién nacida, Agustín y Julieta le pidieron algo importante, algo que pesó mucho cuando Bruno tuvo que tomar la mejor decisión para proteger a Mirabel después de que no obtuvo su don.
Notas:
1) Los personajes no me pertenecen. Los personajes de Encanto son propiedad de quien tenga los derechos (¿Disney?)
2) Este fic fue realizado sin fines de lucro, solo por diversión.
LA PROMESA
CAPÍTULO 11
Casita
Un año después
A pesar de que lo que Bruno le había dicho la había desanimado un poco, la tristeza de Mirabel duró muy poco tiempo, sobre todo al pensar en que la visión podía significar algo distinto a lo que había creído inicialmente. Su tío estaba seguro de ello.
-Creo que más bien tú vas a salvar la magia, mariposita- le había dicho Bruno- mis visiones no siempre son directas, y la tuya es de lo más ambiguo que he visto. Si hay algo seguro es que el futuro no se ha decidido aún-
Y ese era el pensamiento de Mirabel en esos momentos: iba a salvar la magia. ¿Pero qué podía hacer una niña de escasos 11 años para salvar la magia de su familia?
Aún pensando en ello, esa mañana regresó a casa después de haber recogido algunas cosas del mercado y de ignorar las burlas de Sergio. Su antiguo acosador (porque eso era) cada vez se estaba volviendo peor. Su mamá se había dado cuenta una vez que lo llevó demasiado lejos y tiró de su cabello delante de ella, así que Julieta fue a hablar con la madre del muchacho para pedirle que la dejara en paz, pero Sergio no hizo sino aumentar sus ataques contra ella. No podía pasar por el pueblo sin que le gritara alguna cosa hiriente. Y no se había atrevido a decirle nada a Julieta, no quería que eso empeorara las cosas.
"Inútil, inútil…", eran la palabra que siempre le gritaba, y era lo que siempre se quedaba en su mente.
A pesar de su optimismo natural, esos pensamientos regresaban a su mente cada vez que alguien en el pueblo le recordaba que la magia la había rechazado y que no era nada comparada a su extraordinaria familia.
Llegó a casita, quien se movió para darle la bienvenida. Desde el nacimiento de Antonio, casita no obedecía a nadie más que a Mirabel. Sí, se movía aún para prevenir accidentes (como cuando Camilo casi tropieza con su hermanito en brazos por no prestar atención por donde caminaba), pero no seguía las órdenes de nadie. La abuela estaba segura de que Mirabel había hecho algo para que eso sucediera, pero ella estaba tan confundida como el resto de los Madrigal.
-Hola, casita- dijo Mirabel en tono cansado antes de subir a la torre de Bruno. Esa era su rutina de la mañana, ya que no había nada que hacer para ella. A veces su tío y sus padres le pedían hacer pequeños mandados al pueblo que la hacían sentirse útil, pero sabía que no necesitaban su ayuda en realidad.
Bruno estaba sentado en su escritorio, con su nariz en un par de libros y una hoja de papel frente a él. Se volvió a ella tan pronto como escuchó la puerta, y le ofreció una enorme sonrisa.
-Hey, que bueno que regresaste, necesito tu opinión- dijo Bruno.
-¿Sobre qué?-
-Sobre la nueva historia que estoy escribiendo- dijo Bruno con una leve sonrisa- escucha, Juan Carlos y Ana María están comprometidos, pero la madre de ella llega a interrumpir la boda y revela que ¡son hermanos!-
Mirabel sonrió. Cuando se terminaron los libros en su biblioteca y no tenía más novelas que leerle en las noches, Bruno comenzó a inventar sus propias historias tal y como ella había sugerido. Al principio lo que contaba era ridículo y gracioso, pero poco a poco comenzó a desarrollar una gran habilidad para escribir e inventar novelas cada vez más trágicas y sorprendentes.
-Pero Aurora y Federico ya son hermanos, ¿eso no sería ya muy repetitivo?- observó Mirabel.
-Mmm…- dijo Bruno pensativo- ya lo sé, no se pueden casar porque Juan Carlos asesinó al padre de Ana María en un duelo…-
-O lo mató por accidente y la madre de Ana María impide la boda…-
-Y Angélica toma su oportunidad para acercarse a él- dijo Bruno- durante el juicio…-
-¿Lo van a enjuiciar?-
-Oh sí, los Mercado son una familia poderosa y no lo perdonarán fácilmente- dijo Bruno- y el amor entre Juan Carlos y Ana María muere cuando ella rompe con él y comienza a ser vista con Federico-
Mirabel tomó una silla y se sentó al lado de Bruno. No era un misterio que su tío contaba las mejores historias, e incluso a veces las actuaba solo o con ayuda de sus ratas. Aquello hacía muy feliz a Bruno, y ella adoraba pasar tiempo con su tío ayudándolo a hilar sus historias.
-¿Tío Bruno?- dijo Mirabel después de un rato, apoyando la cabeza en su hombro- ¿por qué no te has casado aún?-
-¿Yo?- dijo él sin quitar sus ojos del papel- bueno, digamos que no he conocido a nadie que…-
-Pfff… vamos, tío- lo interrumpió Mirabel con una risita- ¿qué hay de Marcela? Se ve que se llevan muy bien los dos, cada vez que me acompañas a su casa a mis clases-
Vio divertida a su tío poniéndose la capucha de su ruana y darle la espalda, claramente apenado de lo que su sobrina acababa de decir.
-Ay, Mirabel, ¡qué tonterías dices!- dijo él.
Pero ella no desistió.
-En serio, ¿por qué no pueden estar juntos?- dijo Mirabel- ¿es por culpa de abuela?-
-Sí… no… es complicado- dijo Bruno apoyándose en el respaldo de su sillón y apretándose el puente nasal mientras que suspiraba- vi el futuro de su padre, y predije la muerte de su abuelo incluso antes de conocerla. No soy una persona grata en su familia-
-¡Pero si ella es perfecta para ti!- dijo la niña cada vez más emocionada- ¡yo he visto como se pone roja cuando te ve!-
Bruno dejó escapar una risita nerviosa, pero no respondió nada más al respecto.
-Mejor ayúdame a encontrar una pareja para Gabriela en mi historia antes de estar tratando de conseguirte una tía- dijo Bruno ajustándose la camisa debajo de su ruana- porque eso no va a pasar-
Mirabel decidió dejar el tema por el momento, y los dos continuaron elaborando complicadas tramas para sus novelas.
x-x-x
Esa noche
Bruno sonrió mientras que su familia se levantaba de la mesa y subía a sus habitaciones. Mirabel parecía estar bien a pesar de todo lo que Alma hacía para que se sintiera inadecuada, y había enlazado su brazo con el de Camilo mientras los dos charlaban alegremente en el patio.
Sus sobrinos ya no eran niños pequeños, y Mirabel estaba comenzando a adelantar un poco su crecimiento, emparejándose con la estatura de Camilo, además de que los dos tenían brotes de acné que Julieta tenía que curar frecuentemente.
Se veían muy contentos. Bruno sabía bien que Mirabel extrañaba pasar tiempo su primo, quien siempre estaba lleno de ocupaciones cuidando a los niños del pueblo, incluido el pequeño Antonio, quien definitivamente no podía pasar tiempo con ella.
Y hablando de Antonio, el bebé estaba en esos momentos en brazos de Pepa, quien seguramente no sabía de la prohibición que la abuela le había puesto a Mirabel y se acercó.
-Mira, Toñito, ella es tu prima- dijo Pepa deteniéndose frente a ella y volviendo al bebé hacia la adolescente- Mirabel-
-Hola Toñito- dijo Mirabel dando un paso atrás, seguramente para que la abuela no la regañara por acercarse demasiado al bebé. Pero no contaba con que Antonio comenzó a extender sus brazos hacia ella, pidiendo que la cargara.
-Bibabé…- exclamó el pequeño casi dejándose caer de los brazos de Pepa a los de su prima- Bibabé…-
-Quiere que lo cargues…- dijo Pepa acercándose para que Mirabel lo tomara, quien seguía renuente a recibirlo, dando otro paso atrás.
-Yo… yo no…-
-Vamos, Mira, no le tendrás miedo a un bebé- dijo Camilo en tono travieso- no pasa de que vomite un poco encima de ti-
Bruno sonrió pero cuando levantó la vista vio a Alma en el piso superior, y trató de detener a su hija para que no lo pusiera en brazos de Mirabel.
-Pepa, no creo…-
Pero fue en vano. Antonio estaba prácticamente tomando el cabello de la niña, así que ésta no tuvo más remedio que extender sus brazos y cargarlo. El bebé comenzó a balbucear algo emocionado y trató de quitarle los lentes, que afortunadamente Camilo rescató.
-Hola, Toñito- dijo Mirabel sin poder evitar sonreír y darle un apretón antes de intentar regresarlo a tía Pepa, pero éste seguía aferrado a la muchacha, tomando su blusa con sus manitas- vamos, regresa con tu mami…-
-Bibabé…- dijo Antonio dándole la espalda a Pepa.
-Parece que eres su favorita… hasta ahora. Veamos a quien prefiere- dijo Camilo extendiendo sus brazos- ven con tu hermano favorito, Toñito…-
Pero Antonio nuevamente se rehusó a separarse de Mirabel. No fue sino hasta que Camilo se transformó en Mirabel que el bebé la soltó para ir a los brazos de su hermano.
-Pfff, sí eres su favorita- dijo Camilo caminando hacia la habitación de Pepa para poner a Antonio en su cuna, seguido de Pepa, pero tan pronto como regresó a su apariencia original, el bebé comenzó a llorar.
-BUAAAAAAA-
Pepa lo tomó y los dos desaparecieron tras la puerta de la habitación, y Mirabel se quedó sonriendo, seguramente con una linda sensación en el pecho. La abuela parecía estar a punto de decir algo pero no lo hizo y se fue al mismo tiempo que Julieta y Agustín salieron de la cocina, la primera tomando el rostro de su hija menor y besando sus mejillas.
x-x-x
Un mes después
A pesar de que su hermano no era la persona más alegre del Encanto, Julieta notó que Bruno parecía estar más serio que de costumbre y hasta desde hacía un par de días negándose a comer cuando bajaba al comedor e ignorando a todos, incluso a Mirabel. Y a pesar de ello, la adolescente parecía empeñada en perseguir a su tío por toda la casa.
Julieta estaba preocupada por su hermano, no sabía de qué trataba eso, pero ya lo averiguaría y tenía la ocasión de preguntarle a su hija.
Esa mañana le había pedido a su hija que se quedara a ayudarle a lavar las verduras antes de cortarlas. Podía ver que su hija no quería quedarse, seguramente para segur persiguiendo a Bruno, pero sus ganas de ayudar para sentirse útil finalmente ganaron y aceptó.
Las dos estaban trabajando en la cocina cuando Julieta vio su oportunidad.
-He notado a tu tío un poco extraño estos últimos días- dijo Julieta casualmente, y vio a su hija erguirse. Aquello le dijo que Mirabel sabía exactamente de qué se trataba todo con Bruno- quien sabe qué le pase-
-Mmm…- dijo Mirabel sin responder, como si estuviera impaciente de decirlo.
-Quizá debamos dejar las cosas como están- continuó Julieta encogiendo los hombros- cuando se trata de tu tío, a veces es mejor no intervenir en…-
-¡No!- dijo Mirabel alzando la voz de pronto, dejando la zanahoria en la encimera- mamá, tío Bruno tiene que hacer algo antes de que eso pase…-
-¿De qué estás hablando, mi vida?- dijo Julieta sin tener idea de lo que hablaba su hija.
-¡De Marcela!- dijo Mirabel antes de cubrirse la boca con las manos al caer en cuenta de que había hablado de más- ay no. Mamá, no digas nada, tío Bruno no quiere que nadie sepa-
-No te preocupes, mi vida, no diré nada- dijo Julieta besando la frente de su hija- entonces, ¿te refieres a Marcela Medina?¿Bruno y ella…?-
-Él dice que no- dijo Mirabel- pero los veo muy contentos cuando están juntos. Y Marcela se va a casar con otra persona… ahora tío Bruno va a estar triste siempre, pero no quiere hacer nada para impedir esa boda-
Aquello por fin le hizo sentido a Julieta. Marcela Medina y Javier Calderón se casarían esa misma tarde y todo el Encanto estaría invitado. Entonces esa era la causa del mal humor de Bruno y de que Mirabel lo estuviera persiguiendo por todos lados para tratar de convencerlo de hacer algo al respecto.
-Sé que puede ser frustrante para ti, mi amor- dijo Julieta acariciando el cabello de su hija- pero tu tío es un hombre adulto, él tiene que tomar sus decisiones-
-¡Pero está decidiendo mal!- dijo Mirabel visiblemente inquieta por ello- ¡y se va a arrepentir!-
-Lo sé, él ya se dará cuenta de que se equivocó- dijo su madre con paciencia- vamos, tenemos que terminar la comida para esta tarde-
Su hija se veía igual de frustrada que antes, pero siguió lavando las verduras como si ellas le hubieran ofendido. Por fin Julieta libero a Mirabel y ésta corrió a la torre a buscar a Bruno de nuevo, seguramente en caso de que pudiera convencerlo de detener la boda.
-Mi hija escucha muchas novelas con Bruno- dijo Julieta para sí misma sacudiendo la cabeza tan pronto como se quedó sola. Y esperaba que su hermano no se arrepintiera de no haber hecho más con Marcela cuando tuvo la oportunidad, todos esos días que fue a su casa a dejar a Mirabel para que aprendiera a coser.
x-x-x
Torre de Bruno
Horas después
Bruno sabía bien que su sobrina tenía razón, pero ya era demasiado tarde como para hacer algo para detener la boda de Marcela. Tuvo literalmente años, mientras que llevaba a Mirabel a su casa a aprender a coser, en los que se enamoró de ella pero nunca había hecho nada para confesarle sus sentimientos. ¿De qué se sorprendía? Era normal que se casara con alguien más si él había sido demasiado cobarde como para decirle sobre cómo se sentía sobre ella.
Todo eso era su culpa.
Quizá debió haber escuchado a Mirabel todos esos años antes y decirle lo que sentía sobre ella. O hacía unos meses, cuando su sobrina le había preguntado porqué no había dicho nada.
"Soy un tonto", pensó Bruno tristemente "pero ya es demasiado tarde para hacer algo".
Pepa y sus cuñados le habían preguntado porqué no quería asistir a la boda, y el pretexto de estar cansado funcionó bastante bien para ellos. No con Julieta, ella le dirigió solo una sonrisa triste antes de ir con el resto de su familia. Mirabel parecía enfurruñada y tampoco quería ir pero Alma la obligó a hacerlo.
-¿Ves lo que causas con tu mal ejemplo, Bruno?- le había dicho Alma antes de irse con el resto de la familia. Mirabel se volvió hacia él con una expresión herida, como si le estuviera reprochando que no hubiera hecho nada.
Pero él no le había enseñado nada de eso, Mirabel ya era más terca… que la misma Alma, pero jamás le diría eso a su madre. Quizá sí tenía un poco de culpa, mezclada con las hormonas adolescentes que comenzaban a causar esos berrinches.
"Espero que no esté demasiado decepcionada conmigo por ser tan cobarde", pensó Bruno tumbado en un sillón.
Quizá debería tomar un libro. Sí, eso lo distraería un poco de sus pensamientos un poco. Excepto que ya había leído todos con Mirabel y nada le parecía interesante en ese momento. Tomó uno al azar y se dejó caer de regreso en su sillón antes de abrir una página al azar también y comenzó a leer.
Después de un rato fue obvio que no podía pasar de la página sin tener que volver a leer todo de nuevo por no haber prestado atención. No podía más que imaginarse lo hermosa que se vería Marcela en su vestido de novia y lo afortunado que era ese estúpido Javier Calderón para por fin casarse con ella. Seguro iba a ser muy feliz y…
Sacudió la cabeza y dejó el libro antes de apoyar la espalda de nuevo en el respaldo del sillón.
"Tonto, tonto", se repitió mentalmente "debiste haber hecho algo para detener la boda".
Aún pensaba en ello cuando escuchó las campanas de la iglesia comenzar a sonar insistentemente, marcando el final de la boda. Bruno dejó caer el libro al suelo y se llevó las manos a la cara dejando escapar un gemido. Por fin estaba hecho, era oficial que Marcela era la mujer de otro hombre. Ya era demasiado tarde para arrepentirse, y tendría el resto de su vida para lamentar lo que había pasado…
TOC TOC TOC
Bruno no sabía quién se había quedado atrás si la boda estaba ocurriendo en esos momentos, pero no estaba de humor para hablar con nadie, aunque fuera su familia. Se deslizó al suelo y se abrazó a sí mismo, apretando los ojos.
"Tonto, tonto…" se dijo a sí mismo "debiste hacer algo… debiste haberle dicho".
TOC TOC TOC
-¡Tío Bruno!- la vocecita de Mirabel se escuchó mientras golpeaba la puerta- ¡por favor, tío, tienes que abrir!-
Bruno la ignoró, esperando que la niña se rindiera y se fuera porque realmente no quería hablar con nadie.
TOC TOC
Sin muchas ganas de tener esa conversación, Bruno se levantó del suelo y caminó hacia la puerta para abrirla y encontrarse a su sobrina aún vestida para la boda, respirando agitadamente y apoyando las manos en las rodillas para recuperar el aliento, mientras que a lo lejos las campanas de la iglesia seguían sonando.
-¿Qué sucedió, mariposita?- dijo Bruno tratando de no verse muy triste- ¿no deberías estar en la fiesta?-
-Vengo por ti, tío- dijo ella recuperando el aliento. Bruno suspiró con paciencia, no quería enojarse con Mirabel pero esos últimos días con su insistencia estaba llegando al límite de lo que podía soportar de ella.
-Mirabel, ya te dije que no voy a…-
-¡Marcela no se casó!- exclamó la niña antes de que Bruno terminara su frase- ¡se escapó de la iglesia!-
Bruno casi se cae de espaldas al escuchar eso, y su corazón dio un involuntario salto de emoción al escuchar eso.
-¿Qué dijiste?-
Mirabel casi dio brinquitos de entusiasmo antes de tomar su mano y tirar de ella tratando de hacer que se levante.
-¡Que Marcela se escapó de la iglesia antes de casarse!¡Dijo que no cuando le preguntaron si aceptaba al novio y salió corriendo!¡No no se casó con ese tipo!- dijo Mirabel aún tirando de su mano para que se pusiera de pie- ¡vamos!-
Bruno parecía estar tan paralizado por la sorpresa que se dejó guiar por Mirabel hacia fuera de su habitación, donde casita lo transportó rápidamente hacia la puerta. Ahí vio a Marcela sonriéndole tímidamente, algo despeinada pero aún vestida de novia, tan agitada como Mirabel seguramente por haber corrido. Él la miró boquiabierto mientras su corazón latía desbocado.
-Marcela…- apenas alcanzó a balbucear- pero… la boda…-
-No pude hacerlo…- sonrió ella recuperando el aliento y extendiendo sus manos hacia él- lo viste en tu visión, ¿recuerdas? Gracias a ti ya sabía que lo iba a hacer-
Él la miró boquiabierto y tomó sus manos. Era cierto, años antes había visto el futuro de Marcela, en el cual salía de la iglesia dejando plantado al novio. Y más importante, ahora tenía una oportunidad de decirle. Miró a su alrededor y vio a Mirabel sonriéndole ampliamente antes de desaparecer tras la puerta de su habitación. Bruno se volvió hacia la mujer delante de ella.
-Marcela, yo…- dijo él nerviosamente. No era bueno dando discursos, pero tenía que hacer eso bien- debí decirte lo que sentía desde hace mucho tiempo, y hoy casi perdí la oportunidad de… de decirte como me siento sobre ti porque… estoy enamorado de ti…-
Tan nervioso como estaba, Bruno se puso la capucha de su ruana para sentirse más valiente, como Hernando. La mujer sonrió aún más y y dio un apretón en sus manos
-Yo siento lo mismo, Bruno- dijo Marcela. Su nombre sonaba mucho mejor pronunciado por ella. Rodeó su cintura con sus brazos para acercarla a él mientras que ella rodeaba su cuello y se acercaba para besarlo. Ambos tenían la misma estatura, así que no tenía que ponerse de puntillas para alcanzarlo Sus preocupaciones desaparecieron por un rato al sentir sus labios sobre los de ella, se sentía en las nubes y estaba seguro de que había tragado un puñado de mariposas.
-Cásate conmigo…- dijo él con una sonrisa cuando se separaron- me importa un comino lo que mi madre piense de ti, quiero que te cases conmigo…-
-Claro- dijo Marcela volviendo a besarlo rápidamente- lo bueno es que ya no… no necesito vestido para ello-
Los dos rieron en voz baja y se abrazaron.
-No quiero arruinar el momento, pero la familia volverá al ver que no hay fiesta- dijo Bruno- y no quiero causar una escena… bueno, otra distinta a la que ya causaste-
-¿Tienes un lugar a dónde ir?- preguntó ella.
-Mmhm…- dijo Bruno pensativo, tomando su mano y haciéndola entrar a la casa.
Hacía algunos años, antes de que Mirabel no obtuviera su don, había considerado irse de la casa para siempre, pero casita había creado una alternativa para él: una serie de de túneles detrás de las paredes y un cuarto secreto donde nadie lo vería. Dolores aún podría escucharlo, pero no podía ubicarlo, así que no había problema.
Guió a Marcela la parte trasera de un retrato y los dos entraron por los túneles de la casa hacia el cuarto secreto. Al verlos desaparecer, Mirabel sonrió y puso una mano en la puerta de su habitación con cariño.
-Casita, ¿crees que podrías darles un poco de privacidad?- dijo Mirabel en un susurro- para que Dolores no los pueda encontrar…-
Casita movió los azulejos afirmativamente y la niña sonrió.
x-x-x
Esa noche
Todos regresaron a casita un poco decepcionados de que fiesta se hubiera cancelado después de lo sucedido, charlando de lo escandaloso que había sido que la novia huyera de la iglesia en el último momento.
-No lo puedo creer. ¡Qué escándalo!- dijo abuela cruzándose de brazos sin aprobar lo sucedido- esa mujer solo trajo deshonra a su familia. Si no me equivoco, los Medina la echarán de la casa…-
-Marcela siempre ha sido buena con nuestra familia- dijo Julieta tentativamente- ella fue quien enseñó a Mirabel a coser y…-
-Y por eso esa niña está en tan malos pasos- dijo la abuela cruzándose de brazos- ustedes dos tienen que corregirla antes que termine como esa mujer-
-Todas mis hijas está bastante bien educadas, señora Alma- dijo Agustín sin poderse contener- lamento que no se de cuenta de ello-
La abuela miró a Agustín frunciendo el entrecejo pero no comentó nada más. Se volvió a Julieta como esperando que la apoyara, pero su hija puso una mano en el brazo de su esposo, apoyándolo a él. Molesta, les dio la espalda y subió a su habitación sin comentar nada más.
Camilo había sido testigo de ese intercambió y miró hacia la guardería. Mirabel había regresado a casa mucho antes de qué ellos, seguramente ya estaría dormida, pero valía la pena ir a ver si aún estaba despierta. Adoraba pasar tiempo con ella, y esa era su oportunidad ahora que se canceló la boda.
TOC TOC
-¿Mira?- dijo golpeando la puerta tan pronto como subió- ¿estás despierta?-
-Pasa- la escuchó decir. Camilo abrió la puerta y le sonrió al ver que estaba bordando sentada en su cama.
-Hey, te vi corriendo a casa detrás de Marcela- dijo Camilo sentándose en la cama al lado de ella.
-Mmhm- dijo Mirabel con una sonrisa torcida, como si acabara de hacer una travesura de la que no quería hablar con él.
-¿No me vas a decir que hiciste?- dijo Camilo.
-Yo no hice nada- dijo ella volviéndose a su primo por un momento antes de volver a su bordado- y si lo hubiera hecho, no te lo diría porque Dolores escucharía-
-JA- dijo Camilo poniendo las manos en su cintura- Dolores no puede escuchar dentro de las habitaciones-
-Mi habitación es la guardería- dijo Mirabel sin un poco de amargura en su voz, borrando su sonrisa- esas reglas no aplican conmigo-
Camilo cerró la boca sin saber qué decir. Nunca se había detenido a pensar que Mirabel hará perdido más que su don y su puerta el día de su ceremonia, y el pensar que no tenía ninguna privacidad de su hermana era muy desagradable.
-Lo siento, Mira…-
-Hey, eso no importa- dijo Mirabel dejando su bordado por un momento para dándole una palmada en el hombro- ¿qué pasó cuando me fui?-
-¿En la boda? La abuela no estaba nada feliz de que la boda no saliera perfecta. El novio y los Medina estaba furiosos- dijo Camilo-a la abuela le pareció todo muy escandaloso, y no creerás las cosas horribles que dijo de ella-
Mirabel dejó escapar una risita sin humor, seguramente pensando que sí podía creerlo. No elaboró mucho en ello, pero volvió a su bordado como si éste la hubiera ofendido.
-Deja de apuñalar esa pobre tela, Mira. No te hizo nada- dijo Camilo.
-Es más relajante de lo que crees- dijo ella bajando el bordado y apoyando su cabeza en el hombro de su primo, quien la rodeó con su brazo y le dio un leve apretón.
-Fue raro que tío Bruno no haya querido ir a la boda. Aunque no se perdió de nada- dijo él, lo que hizo que a su prima se le escapara una risita.
-Claro, muy raro-
Camilo gruñó frustrado al no saber de que se estaba riendo Mirabel, eso le pasaba por tener que ayudar al pueblo con su don. A veces él pensaba que no quería tenerlo y pasar todo el día con su tío y prima como cuando eran pequeños.
x-x-x
CONTINUARÁ…
¡Hola a todos! Bruno por poco pierde su oportunidad con Marcela, pero por suerte ella se escapó de su propia boda. Mirabel es una buena sobrina, pero puede llegar a ser muy persistente (o terca, como seguramente diría su tío).
Espero que les haya gustado esta historia, muchas gracias por seguirla. Nos leemos pronto.
Abby L.
