Resumen: Después de haber conocido a su sobrina recién nacida, Agustín y Julieta le pidieron algo importante, algo que pesó mucho cuando Bruno tuvo que tomar la mejor decisión para proteger a Mirabel después de que no obtuvo su don.
Notas:
1) Los personajes no me pertenecen. Los personajes de Encanto son propiedad de quien tenga los derechos (¿Disney?)
2) Este fic fue realizado sin fines de lucro, solo por diversión.
LA PROMESA
CAPÍTULO 16
Pueblo
Más tarde
Camilo estaba tenso y preocupado, no podía pensar en nada para proteger a su prima de la terquedad de su abuela. Ese día había pasado el día transformando en Félix para que nadie lo molestara y poder escabullirse a la selva solo a pensar qué era lo que iba a hacer a continuación con respecto a ese horrendo hombre. Se sentía impotente después de todo lo sucedido.
Cuando comenzó a bajar por la selva, Camilo vio a su tío Bruno caminar a la casa de los Valencia con una expresión sumamente seria y regresar a la casa acompañado de Rafael. Aquello llenó de curiosidad al muchacho y lo hizo ponerse a meditar en lo que eso significaría. Sabía que Mirabel estaba enamorada de ese muchacho desde hacía años, cuando los dos tenían apenas once. ¿Acaso ese era un intento de Bruno de animarla después del incidente con Sergio?
"Nah, tío Bruno no haría algo así", razonó Camilo. Curioso, se transformó en él mismo y se apresuró de regreso a casita para averiguar de qué se trataba.
Para cuando el muchacho llegó a casa, Bruno había conducido a Rafael al comedor y lo había dejado a solas con Mirabel mientras que el resto de la familia estaba fuera y también salió de la casa. Con una sonrisa traviesa, Camilo se escondió en la cocina junto a la pared del comedor y cerró los ojos para escuchar la conversación mejor.
-Gracias por haber venido- escuchó la voz de Mirabel. No se escuchaba como alguien que estaba enamorado, sino parecía estar tensa e incluso molesta- hay algo que había querido preguntarte, y por eso te pedí que vinieras-
-Claro, Mirabel, lo que necesites saber- dijo Rafael. Su voz se escuchaba como de costumbre, quizá solo con algo de curiosidad.
-Anoche escuché algo interesante- dijo Mirabel con el mismo tono. Hizo una pausa antes de continuar- Sergio me dijo que él había sido quien me empujó del puente a hace tres años. Y dijo que tú lo habías ayudado a hacerlo. Con la carta que me enviaste, ¿no es cierto?-
Camilo se cubrió la boca con las manos al escuchar eso y no pudo aguantar la curiosidad de asomarse al comedor. Mirabel estaba dándole la espalda, pero pudo ver a Rafael palidecer.
-No… no puedes creer nada de lo que Sergio dice. Sabes bien que él es un mentiroso que solo quería hacerte sentir mal…- dijo el muchacho.
-Ya sé quien es Sergio- dijo Mirabel en un tono serio que no parecía pertenecer a alguien tan dulce y bueno con ella. Incluso le daba un poco de miedo- quiero saber quien eres tú-
Hubo un momento de silencio, en el que Rafael no dijo nada y solo se quedó cabizbajo mientras que Mirabel esperaba una respuesta.
-Yo… tienes que entender que… que yo no sabía lo que Sergio quería hacerte…- dijo Rafael nerviosamente, sudando como condenado a muerte- él me dijo que te escribiera eso porque… quería jugarte una broma… y mi familia siempre ha hablado mal de ti y de tu tío… nunca imagine que te fuera a empujar del puente…-
-Jugaste con mis emociones- dijo Mirabel. Podía adivinar que entrecerraba los ojos por su tono de voz, y al mismo tiempo Camilo apretó los puños. ¡Esa sabandija! ¿Cómo se atrevía a jugar con su prima favorita?
-N…no, yo ni siquiera te conocía- dijo Rafael cada vez más nervioso- yo solo…-
-Tú solo pensaste que sería divertido cualquier broma que Sergio me hiciera- dijo Mirabel- y después de que ambos casi me matan, seguiste hablando conmigo por… ¿lástima?-
Rafael no respondió, solo bajó la mirada apenado. Se escuchó la silla moverse y Mirabel se puso de pie.
-No quiero volver a verte en mi vida, Rafael. Y no eres bienvenido en esta casa- dijo Mirabel fríamente antes de salir del comedor y alejarse al piso superior de casita sin darle oportunidad de responder. Rafael se quedó inmóvil unos momentos antes de que casita moviera los azulejos del suelo y lo echara de la casa.
Pero Camilo no iba a dejar las cosas así. Ya se las arreglaría con Sergio por también intentar asesinar a su prima favorita, pero primero con ese cobarde que había jugado con ella para calmar su propia consciencia.
Salió de la casa por una ventana y azotó a Rafael contra la pared de la casa tan pronto como lo alcanzó.
-¿Cómo te atreves?- dijo Camilo.
-Escucha, yo no quise que pasara nada de esto, yo solo…- dijo Rafael.
-Ahórratelo- dijo Camilo en tono amenazante- Mirabel es demasiado buena para ti, ni en un millón de años la merecerías. Ya no eres bienvenido en esta casa. Y si vuelves a acercarte a ella, toda esta familia hará que te arrepientas-
Rafael hizo una expresión de preocupación y se escabulló por un lado de él, antes de correr lejos de casita. Camilo entró y tocó una pared.
-Casita, no dejes que la abuela se acerque a Mirabel hoy. No creo que soporte un encuentro con ella después de lo que acaba de pasar- dijo Camilo en un susurro mientras que subía a la habitación de Mirabel. Casita le respondió afirmativamente, pero cuando él llegó a la habitación de Mirabel, la casa no abrió la puerta para él.
x-x-x
Al mismo tiempo
Bruno había escuchado todo lo que había sucedido en el comedor desde una ventana, y estaba horrorizado por ello. Jamás se había imaginado que Rafael hubiera sido un cómplice de Sergio, pero no le sorprendida en lo más mínimo que hubiera tratado de matarla.
Tan pronto como Mirabel subió a su habitación se lanzó a los brazos de Bruno y éste la apretó con fuerza cuando comenzó a sollozar. Se soltó de él y se dejó caer en la cama, abrazando su almohada. Un corazón roto dolía mucho, Bruno lo sabía muy bien.
-Ya… está todo bien, mariposita- dijo Bruno en voz baja, sentándose a su lado y acariciando sus cabellos- no volverá a acercase a ti ni a hacerte daño-
Pero sus palabras no servían de nada y los sollozos de su sobrina le estaban rompiendo el corazón. No atinó sino a acariciar los cabellos de Mirabel mientras que ella se desahogaba con su cara en la almohada.
-Vas a estar bien- dijo Bruno en un susurro, despejando el rostro de la muchacha cuando sus sollozos comenzaban a disminuir, pero seguía con espasmos llenos de sentimiento- ya te enamorarás de nuevo-
-¡No!- dijo ella alzando la voz, sentándose cabizbaja en la orilla de su cama- jamás… no quiero…-
Él sabía lo horrible que era que alguien jugara con sus sentimientos. Cuando era joven una chica hizo lo mismo con él, había jugado con sus sentimientos para que los muchachos que lo molestaban le jugaran una broma pesada. No iba a perdonar a los que hirieron a Mirabel.
Las gafas de la muchacha estaba empapadas y aun en la cama mientras que ella seguía sollozando. Casita movía gentilmente un azulejo tratando de consolarla, pero Mirabel no le prestaba atención.
-Ay, Mirabel- dijo Bruno sacando un pañuelo de su ruana y limpiando sus lágrimas. Sabía que todo eso era demasiado para ella, lo que había pasado anoche, ese horrible hombre encima de ella para después descubrir que el chico del que se enamoró lo había ayudado a casi matarla- no todo el mundo es traicionero como ese muchacho-
-Sí lo es…- dijo ella.
-No, mariposita. Y un día conocerás a alguien que te ame por la maravillosa persona que eres y te reirás de lo que pasó hoy, por increíble que parezca ahora-
Para Mirabel parecía increíble, porque sacudió la cabeza aún mirando al suelo, sus cabellos cubriendo su rostro casi por completo. Bruno la abrazó y frotó su espalda.
Después de un rato, la muchacha le pidió que la dejara sola porque quería descansar, y Bruno la dejó en paz. Aún tenía cosas que hacer, no iba a dejar que Sergio y Rafael se quedaran tan felices después de haber herido a su ahijada.
x-x-x
Pueblo
Dos semanas después
Habían sido un par de semanas tensas para los Madrigal. Para empezar, Alma había visto las grietas en el suelo y había culpado a Mirabel por ellas, diciéndole que sus mentiras habían comenzado a destruir la magia y que esa era la prueba de ello.
El resto de la familia se había rebelado contra las órdenes de Alma sobre el castigo de Camilo y Mirabel. La mayoría de ellos les pasaba sus postres cuando la abuela no los estaba mirando, haciendo que los muchachos comieran más postre esas semanas que lo que habían comido en toda su vida. Y cuando Alma les dejó actividades como limpiar las habitaciones del resto de la familia o hacer algunos mandados, ellos la hacían en lugar de Camilo o Mirabel.
Julieta preparó las comidas favoritas de los dos "castigados", Pepa cambió el clima de manera distinta para cambiar el humor de su hijo y sobrina sin importar lo que Alma o la gente del pueblo le pidieran. Luisa le pidió ayuda a Mirabel para que pintara lo que quisiera en las paredes de un invernadero que estaba ayudando a construir (sabiendo que Mirabel amaba sentirse útil) y Dolores "sin querer" reveló secretos incómodos sobre Rafael y Sergio.
Antonio siempre se ofrecía voluntario a acompañar a Mirabel junto con Parce cuando la abuela la forzaba a ir al pueblo, y nadie se acercaba a ella porque el jaguar les gruñía amenazantemente. Félix y Agustín no tenían poderes, pero se dividieron la tarea de acompañar a Mirabel cuando estuviera en el pueblo y buscaron actividades para que Mirabel se sintiera útil.
Incluso Isabela se atrevió a desobedecer a la abuela, algo que sorprendió a todos. Hubo un encargo que la abuela le dio a Mirabel en casa de los Treviño, pero Isabela fue a hacerlo primero y no sabía que había hecho pero Camilo regresó burlándose de que Sergio se la pasó rascándose todo el cuerpo, y principalmente el trasero, ese día en el pueblo.
Esa noche Bruno fue a la taberna del pueblo a comprar un trío de cervezas para él y sus cuñados, ya que ellos no estaban de humor para salir de casita después de otra pelea con la abuela después de que apareció una nueva grieta en el piso superior y culpó a gritos a Mirabel.
El apoyo de la familia ayudaba a Mirabel, quien ya no se sentía tan terrible después de esa desaprobación de la abuela, ademas de que estaba acostumbrada a que la tratara así. Pero no debería ser así, no debería estar acostumbrada a ello, no debería haber sometida a ese maltrato en primer lugar.
Bruno llegó a la taberna y todos ahí se quedaron callados. Aquello no le asombró, siempre obtenía esa reacción de parte de la gente, y a esas alturas no le importaba. La única persona que se acercó con una sonrisa fue Mariano Guzmán.
-Señor Bruno, qué gusto verlo antes de la cena de mañana- sonrió Mariano- ¿está todo bien en la casa Madrigal?¿Cómo está Mirabel?-
-Podría estar mejor- dijo Bruno sin elaborar, recordando que la noche siguiente Mariano y su madre irían a cenar a casita. El joven borró su sonrisa.
-¿Cómo que podría estar mejor?¿Sucede algo?¿Puedo ayudar en algo?- dijo él Bruno sonrió y le dió una palmada en el hombro sacudiendo la cabeza.
-No te preocupes, Mariano- dijo Bruno- está comenzando a mejorar, esperemos que siga así-
-Eso espero- dijo Mariano seriamente- Mirabel es una niña muy dulce, siempre lo ha sido. No puedo describir lo mucho que odié verla así la noche de la ceremonia-
Bruno sabía exactamente de qué estaba hablando.
-Eres un buen hombre, Mariano- dijo Bruno antes de rodearlo para acercarse a la barra y hablar con don Fernando, el dueño de la taberna.
Mariano no pareció sentirse mejor con ello, porque su sonrisa no volvió a sus labios mientras regresaba a sentarse con sus amigos. Bruno suspiró largamente al verlo. El muchacho podía ser muy bobo, pero tenía buen corazón e Isabela sería una mujer afortunada si llegaba a casarse con él.
-Por favor tres cervezas- dijo Bruno en un tono aburrido mientras en bullicio de la taberna poco a poco volvía a la normalidad.
-¿Día difícil?- preguntó don Fernando sacando tres botellas de vidrio y llenándolas con cerveza.
-No tienes idea- dijo Bruno sinceramente- mis cuñados y yo las necesitamos-
-Ummm…- dijo don Fernando mirando de reojo a un lado- no los culpo-
-¿A que te refieres?-
-El hijo de los Treviño ha estado… diciendo cosas horribles de tu sobrina más joven- dijo don Fernando- la semana pasada vino aquí con otro par de muchachos y dijo que estuvo a punto de… de hacerle daño y se fue sin consecuencias, y que volverá a intentarlo si la llega a ver sola-
Bruno apretó los puños y juró en silencio que le daría el peor susto de su vida a ese hombre. Y su oportunidad llegó casi de inmediato cuando salió de la taberna con una canastilla de leche con las tres botellas de cerveza.
Sergio venía caminando hacia la taberna con una expresión engreída con otros dos chicos y Bruno vio su oportunidad. Puso las canastilla en el suelo y se interpuso en su camino, encendiendo sus ojos como cuando invoca una visión. Con una sonrisa maliciosa que podría asustar al más valiente, Bruno hizo levantar las hojas secas y la tierra alrededor de él como si fuera la arena de su cueva de visiones delante de Sergio, quien lo miró lleno de pánico.
-¡Basta, basta!- exclamó Sergio aterrado al verse atrapado en el domo de Bruno mientras que sus acompañantes huían de ahí- ¡no me maldigas!-
Bruno solo respondió borrando su sonrisa y levantando una mano hacia él.
-¿Quisieras saber… la hora EXACTA de tu MUERTE?- dijo en un tono tétrico que hizo que Sergio saliera del domo de hojas y huyera en la distancia. Con una risita, Bruno apagó sus ojos, tomó la canastilla y se dirigió a casa con una sonrisa.
Sus cuñados lo recibieron en la casa.
-¡Bruno, estás lleno de tierra y hojas!- dijo Agustín.
-¿Estás bien, hermano?- preguntó Félix.
-Sí, todo bien- dijo Bruno con una sonrisa y les pasó las cervezas.
x-x-x
Casita
La tarde siguiente
Al día siguiente, Camilo se encontró a Mirabel poniendo una mano en una de las grietas de casita con tristeza. Le dolía que su casa se estuviera derrumbando y la magia que su familia tanto quería estuviera desapareciendo. Y también estaba preocupada por Luisa, ya que le confesó lo preocupada que estaba con perder sus poderes, diciendo que solo servia para trabajar.
El resto de la familia estaba solamente organizando la cena de esa noche, Mariano Guzmán y su madre irían a cenar, seguramente para pedir la mano de Isabela.
-No escuches la sarta de…- comenzó a decir Camilo y Mirabel se llevó las manos a la boca al escuchar la mala palabra que dijo su primo- que la abuela se la pasa repitiendo. Nada de esto es tu culpa-
-Tú no viste la visión de tío Bruno- dijo Mirabel- tú no viste mi imagen delante de la casa en llena de grietas…-
-Recuerda que eso no significa necesariamente lo que crees que significa- dijo Camilo- tío Bruno siempre ha dicho que sus visiones no son lo más aparente. Y que esa visión en particular es diferente-
-Mmm…-
-Mirabel, no seas cabezadura- dijo el muchacho- nada de lo que está pasando es tu culpa, sin importar lo que la anciana diga-
-No quiero hablar de esto-
Ambos primos se quedaron en silencio unos momentos. Mirabel se abrazaba a sí misma, y Camilo pensaba en alguna solución hasta finalmente suspirar resignado.
-Es una lástima que tío Bruno no pudo ver más- comentó Camilo, y Mirabel levantó la mirada.
-¡Eso es! ¡Cami, eres un genio!- dijo Mirabel dándole un abrazo a su primo y echándose a correr hacia la torre de Bruno. El muchacho no tenía idea de lo que había pensado ella, pero no atinó sino a sonreír y cruzarse de brazos.
-Lo sé, soy un genio- dijo el muchacho antes de transformarse en Antonio y bajar a la cocina a robar algo de postre sin que la abuela lo supiera.
x-x-x
Torre de Bruno
Al mismo tiempo
Bruno se sorprendió al ver a su sobrina llegar con más entusiasmo de lo que la había visto en mucho tiempo. Estaba feliz y extrañado en partes iguales por su energía.
-¡Tío Bruno!¡Lo tengo!- dijo Mirabel.
-¿Qué tienes?-
-¡La respuesta a las grietas de tu visión!- dijo ella casi saltando de emoción- ya sé como puedo hacer para encontrar la respuesta al problema de las grietas en la casa-
-¿Cómo?-
-¡Tienes que tener otra visión!- dijo ella con una enorme sonrisa.
Bruno tuvo una horrible sensación en el estómago al escuchar eso. Desde hacía siete años, cuando Mirabel tenía ocho, que no tenía visiones, excepto la que tuvo cuando su sobrina tenía diez años para mostrarle la razón del odio de Alma. Las visiones le causaban fatiga y un horrible dolor de cabeza después de tenerlas, así que no se aventuraba a mirar al futuro a menos de que éste quisiera mostrarle algo. Además, ¿qué ganarían al mirar nuevamente la casa rompiéndose y la magia muriendo?
-No creo que sea una buena idea…-
-Vamos, tío… ¡quizá en la visión está la respuesta para salvar la magia!- dijo ella- ¡imagina que pueda cree cómo salvar la vela!-
Ante esa lógica Bruno suspiró y bajó los hombros, ofreciéndole el brazo.
-Vamos- dijo él.
Los dos subieron a la torre de visiones y Bruno comenzó con su ritual, tirando sal, encendiendo hierbas aromáticas y respirar hondo. Mirabel se puso de rodillas frente a él tratando de no mover los hombros impaciente. Finalmente le ofreció las manos.
-¿Estás segura de esto?- dijo Bruno haciendo una mueca antes de continuar- no quiero que me odies si veo algo que no te gusta-
-Nunca te voy a odiar, tío- dijo Mirabel dando un apretón a sus manos- yo sé que tú no eres el que hace que lo que ves suceda-
Bruno sonrió levemente antes de concentrarse y encender sus poderes. La arena alrededor de ambos comenzó a brillar de color verde como siempre sucedía justo antes de que se formara un domo de arena brillante y las formas comenzaran a aparecer en la arena.
Félix y Antonio evadiendo una puerta de madera, un grupo de aldeanos saltando tratando de evitar una grieta en el suelo, una montaña partiéndose por la mitad y finalmente la casa llena de grietas con la figura de Mirabel frente a ella, una Mirabel que tenía más o menos la edad que su sobrina tenía justo ahora.
-Es lo mismo de siempre- dijo Bruno derrotado- voy a apagar la visión-
-¡No, espera!- exclamó Mirabel señalando un punto en su campo visual- ¡mira eso!-
Bruno se volvió para ver a una mariposa amarilla, algo un color extraño en sus visiones de color verde en general, y algo que no había visto antes en esa en particular.
-Hay que seguir la mariposa- dijo Bruno tratando de ponerse de pie. Mirabel se volvió hacia él para ayudarlo a hacerlo antes de volverse de nuevo hacia la mariposa posándose en un lirio y luego transformándose en la vela- creo que vas a ayudar a la vela. ¡Mira!-
La figura de Mirabel apareció frente a la vela con una sonrisa, antes de abrazar a otra persona haciendo que la vela brillara más.
-¿Para que la magia mejore tengo que abrazar a esa persona?-
-Eso parece- dijo Bruno- ¿quién es?-
La figura se volvió hacia ellos y vio con asombro que se trataba de Isabela. Eso dio por terminada la visión, apareciendo la tableta y haciendo caer la arena del domo sobre ellos. Mirabel no parecía estar nada feliz, y Bruno sabía exactamente porqué.
-Ugh, Isabela…- dijo Mirabel gruñendo.
x-x-x
Más tarde
Mirabel gruñó mientras que veía la puerta de Isabela delante de ella. No tenía idea de cómo haría la magia para mejorar si ella daba un abrazo a su "perfecta" hermana mayor, pero tenia que descubrirlo. Casita la necesitaba, su familia la necesitaba.
-Puedo acompañarte si quieres- ofreció Bruno tras darle un beso en la frente.
-No, tío- dijo Mirabel- es algo que yo tengo que hacer. Voy a salvar la magia… con un abrazo-
Pudo escuchar una leve risita de su tío ante su sarcasmo, y eso la relajó un poco. Respiró hondo y caminó con seguridad a la habitación de Isabela, dando unos golpecitos en la puerta y entrando.
-¿Isa?- dijo la muchacha en voz baja- ya sé que hemos tenido nuestras diferencias, pero podemos ser amigas otra vez, como cuando éramos pequeñas…-
Silencio. Mirabel maldijo en silencio, pensando en que ni siquiera se había fijado si Isabela seguía en su habitación. Tenía que seguir ahí, tenía que verlo.
-Por favor, quiero ser una mejor hermana para ti- dijo Mirabel tragándose su orgullo, porque a diferencia de Luisa, Isabela nunca hacía nada para hacerla sentir parte de la familia Madrigal.
-Ahórratelo- escuchó la voz de Isabela- me sorprende que tengas la audacia de venir aquí y decir eso después de lo que hiciste-
Mirabel rodó los ojos sin ninguna vergüenza. Siempre era culpada de cosas que no había hecho, no le sorprendía en lo más mínimo.
-¿Qué se supone que hice ahora?- dijo ella.
-Por culpa tuya Mariano no quiso venir a cenar con nosotros, todo por tus mentiras. ¡La abuela está furiosa!- dijo Isabela levantándose de su cama y caminando hacia ella- ¿quieres ser una mejor hermana?¡Pídeme perdón por dañarme la vida!-
Mirabel le iba a decir que eso no era su culpa, que ella llevaba desde el día de la ceremonia en la que no veía a Mariano (reprimió un escalofrío al recordar la situación en la que lo había visto) y que no fuera dramática, pero la visión de Bruno regresó a su mente, así que respiró hondo para calmarse.
"Hazlo por casita y por la magia", pensó.
-Bien- dijo ella con esfuerzo- lo… s…s…siento-
Vio la sonrisa satisfecha de Isabela y mandó por un tubo todo lo que había pensado.
-Pfff… no sé de qué te quejas, tu vida es tan genial…- dijo entre dientes.
-Adiós…- dijo Isabela creando una especie de arnés con unas lianas que comenzaron a arrastrarla por el suelo hacia la puerta.
-Ugh, de acuerdo, ¡lo siento!- exclamó ella tratando de soltarse para evitar que la sacaran de la habitación de su hermana. Se puso de pie y se arrancó las lianas, pero otra ató sus piernas juntas y la tumbó de bruces al suelo, arrastrándola hacia la puerta- no estaba tratando de dañarte la vida. ¡Habemos personas que tenemos problemas peores!-
Pero Isabela no la estaba escuchando, sino que le estaba dando la espalda y se estaba alejando.
-¡Ugh, te estoy hablando, presumida, princesita egoísta!- exclamó cuando vio que era un caso perdido. Aquello hizo enfurecer a Isabela.
-¿YO EGOÍSTA?- exclamó la mayor- ¡se me ha exigido ser perfecta durante toda la vida!¡Y literalmente lo único que haz hecho por mí es empeorar todo!-
Mientras hablaba, algunas rosas salían del suelo y golpeaban el mentón de Mirabel, quien gruñó en voz alta trató de detenerlas.
-¡Yo nunca he empeorado nada, todavía te puedes casar con tu noviecito!-
-¡Yo jamás quise casarme con él!¡Solo lo hacía por la familia!-
Isabela estaba tan enojada que un cactus brotó del suelo. Mirabel alzó las cejas al escuchar eso y se puso de pie, cayendo en cuenta de que ella y Bruno no eran las únicas personas que eran dañadas por la abuela.
-Isa…- dijo Mirabel acercándose a ella y poniendo una mano en su hombro- no tienes que casarte con alguien que no amas por la familia. Nadie vamos a agradecer que seas infeliz durante toda tu vida-
Isabela se cubrió la cara con las manos.
-No importa, ya soy infeliz- dijo ella- solo rosas, solo flor de mayo, nadie quiere nunca ninguna planta interesante. Siempre tengo que ser perfecta, siempre…-
Mirabel se mordió el labio.
-¿Por qué no habías dicho nada?- dijo Mirabel- nadie en la familia queremos que seas infeliz con lo que haces o no haces, ni que te cases con alguien que no amas-
Isabela levantó los ojos llorosos hacia ella.
-Y también puedes hacer más cosas además de rosas- dijo Mirabel- me encantaría conocer la otra parte de la señorita perfecta… woa-
Mirabel aún estaba hablando cuando su hermana la abrazó y ambas cayeron al suelo abrazadas, haciendo que las dos muchachas se echaran a reír.
-Entonces, ¿te gustaría mostrarme más?-
Después de un rato, Mirabel se arrepintió de haber preguntado porque Isabela se volvió un poco loca, creando palmas, cactus y otras plantas no solo en su habitación, sino fuera de la casa y por todos lados. A pesar de que se sentía extraña, Mirabel siguió sonriendo y animando a su hermana a continuar mostrándole lo que tenía, terminando con la ropa de ambas llena de manchas de colores y las dos riendo en el suelo en una cama de pétalos.
-Ay Mirabel, eres una mala influencia- dijo Isabela.
-Pfff… mira quien habla- dijo Mirabel aliviada al ver que la vela brillaba con más fuerza y que las grietas de la pared se habían arreglado.
Ambas reían pero de pronto la alegría se detuvo porque la abuela llegó.
-¿Qué está sucediendo?- quiso saber la abuela.
Mirabel borró su sonrisa y se levantó del suelo con una expresión desafiante. Ya había pasado el tiempo en el que habría muerto por decirle alegremente a la abuela que encontró la respuesta de cómo rescatar la magia, sino que quería restregarle en la cara que ella no iba a destruir la magia como siempre lo había creído, sino que iba a salvarla.
x-x-x
CONTINUARÁ…
¡Hola a todos! Las consecuencias de de lo que hizo la abuela comienzan a aparecer en la familia. Mariano notó de inmediato que algo malo que está sucediendo con los Madrigal por la manera en la que tratan a Mirabel.
Muchas gracias por sus reviews. Abrazos.
Abby L.
