Decepciones, y decisiones.
- ¡ESTOY HARTA! – gritaba Hermione, que discutía con su novio - ¡NO SOPORTO MÁS TU APTITUD, ERES UN... UN IRRESPONSABLE, UN INMADURO...UN...! – Cada vez elevaba más el tono de su voz, e iba dando empujones al muchacho.
- ¡¡¿Sabes algo Hermione! – Dijo éste, respondiendo a su novia con la misma ira con la que ella lo trataba, y decidiendo que ahora le iba a poner las cosas claras de una vez. – ¡¡Yo también me casé de ti, eres una aburrida, fea y obsesionada del trabajo. No te soporto ni un minuto más, me largo de aquí! – se giró sobre sus talones y se dispuso a salir por la puerta.
- Eres un completo... inepto, desagradecido – Decía Hermione entre sollozos y gritándole al muchacho.- Debí haber echo caso a mis amigos, y no irme a vivir contigo...¡¡Por Merlín, que equivocación! ¿En qué estaría yo pensando? – Se lamentaba la joven, pensando en los años que había perdido al lado de esa basura, a la que haces unos minutos llamaba novio, dejó su país sus amigos, familia... TODO, gritaba su cabeza, incluso sus sueños los había enterrado para acompañar a Krum... y ahora todo era en balde...
- Pues si, tal vez lleves razón, nunca debiste venirte a Bulgaria, si alguien a perdido el tiempo esa has sido tú. Por que yo la verdad... – Dijo el chico riendo pícaramente a "su novia". – Ya que vamos ha ser sinceros... te diré que, ya que tu no eres muy buena en la cama... busqué ese placer en otra... – Eso ya si que era el colmo de los colmos para Hermione, ella suponía que era muy mujeriego e incluso un pervertido, pero lo de ponerle los cuernos... eso ya la dejó impactada. – Si "querida", ¿no supones quién? Pues Nicole, aquella joven morena tan bonita que te presenté en Navidad – dijo con ironía, sonriendo cínicamente, mientras Hermione negaba con la cabeza – Ah! ¿Recuerdas cuando te decía que llegaría más tarde por qué los entrenamientos de quiddich serían más largos? Pues solo era una excusa barata para quedarme con ella y...
- ¡¡BASTA ! – Dijo Hermione secándose las lágrimas que bañaban su rostro, decidida a plantarle cara al estúpido de Krum (N/A: chicas, no se vosotras pero si se tratara de mí, este llevaba al menos una gran bofetada, sino algo peor...) Clavó sus ojos marrones en los del chico, y sacó su varita del bolsillo trasero de sus pantalones baqueros. – Hasta aquí Víctor Krum, te doy tres segundos para que te marches de mi vida y no vuelvas a aparecer. ¿Te queda lo suficientemente claro? – Preguntó Hermione, que se había acercado temerosamente a Krum, y clavaba su varita en el pecho del chico.
- Hermione, mi querida Hermione... – decía melosamente, y mostrando cara de inocencia. – Esto lo podemos arreglar... No es necesario recurrir a la violencia. Mejor olvidemos esto y comencemos de nuevo. ¿Vale? – Se acercó poco a poco a ella, y acarició suavemente su mejilla.
- Ni se te ocurra tocarme. – Dijo Hermione retirando la mano de Víctor. – Te doy tres segundos, 1... 2... 3... ¡Alohomora! – La puerta se abrió de par en par, sonrió a Krum y le dijo – ¡Adiós! Un placer no volver a verte – Acto seguido, le propinó un empujón que lo sacó afuera de la casa, y cerró de un gran portazo dando en todas las narices al imbécil de Krum.
- Ya volverás a mi suplicando, ya lo verás, comerás de mi mano y me suplicarás que volvamos – Gritaba la voz de Víctor desde el otro lado de la puerta.
- No Víctor, estás muy equivocado – Susurró Hermione, mientras inclinaba la cabeza y gruesas lágrimas comenzaban a bañar su rostro. Se sentó frente a la chimenea, y se acurrucó en el sofá, mirando el baibén de las llamas. "¿Qué hago ahora, vuelvo a Inglaterra junto con mi familia y amigos, o por el contrario sigo con mi vida aquí?". Poco a poco el cansancio pudo con ella y quedó profundamente dormida. Minutos después, una extraña silueta apareció de la nada, se dirigió a la joven e hizo aparecer una manta, cubrió con ella a Hermione, le dio un beso en la frente y desapareció.
- Ginny, te echo de menos – Decía la voz de Harry a su novia. - ¿Sabes si tendrás que quedarte hasta muy tarde hoy?
- Si cariño, bastante tarde – Decía tristemente la voz de la pelirrojo al otro lado del teléfono. – No te preocupes ya recuperaremos el tiempo perdido el fin de semana. Un beso Harry, nos vemos mañana, que el pesado de mi jefe ya me está metiendo prisa.
- Vale, un beso para ti también. – Se despidió el joven, y colgó el teléfono. Se dejó caer en el sillón que había enfrente de la chimenea de su salón. Aquella escena le recordó a sus años de estudiante en Hogwarts, en los que pasaban la noche en vela con sus dos mejores amigos Ron y Hermione, ya fuese tramando una nueva aventura, o acabando los deberes, y aveces, solamente por conversar un rato a solas. Al pensar en esos hechos recordó a su amigo pelirrojo, y su rostro se ensombreció. En su séptimo año en Hogwarts tuvo lugar la batalla final con Voldemort, muchos aurores resultaron muertos o heridos, pero si algo dejó una gran huella de esa batalla final en Harry, fue la pérdida de su mejor amigo.
Flash Back-
Se encontraba peleando a muerte con Voldemort, la pelea era bastante reñida y cualquiera de los dos podía ser el primero en caer. Era una lucha de uno contra uno. Los demás mortífagos estaban muy ocupados luchando contra los aurores del ministerio y los miembros de la orden del Fénix, entre los cuales ya se encontraban algunos alumnos de séptimo como Seamus, Neville, Hermione, Ron, Parvati, Lavander, y Harry. Todos ellos e ofrecieron voluntarios para colaborar, y Dumbledore aunque se quería negar, vio la determinación en los ojos de los jóvenes, por lo que decidió aceptarlos en la orden, ya que sería mejor tenerlos bajo su supervisión, que por el contrario, ellos fuesen por su cuenta.
Harry estaba exhausto y Voldemort parecía estar en el mismo estado que el joven. Pero el mago tenebroso parecía estar ya harto de que el duelo se estuviese alargando tanto.
- Potter, eres bueno
peor no lo suficiente, esto se acaba aquí y ahora – Dijo
la voz de Voldemort. Harry se estremeció, hasta ahora había
logrado aguantar los echizos que le había lanzado pero...
no sabía se soportaría mucho más. – AVADA
KEDAVRA. – El haz de luz verde se dirigía directamente al
pecho de Harry, y éste parecía estar estático
y no moverse.
- ¡¡¡Nooooooooo! – gritó
una voz cercana a Harry, un chico se interpuso entre el rayo y el
niño que vivió, reviéndolo directamente en el
pecho. El cuerpo del joven se iluminó momentáneamente.
La escena pareció congelarse y sucedió poco a poco,
el cuerpo caía lentamente al suelo, ya sin vida, y una mata
de pelo rojo tocó el suelo.
- Ron...- Susurró Harry, el chico de ojos verdes esmeralda se derrumbó al suelo cayendo de rodillas, justamente al lado del cuerpo de su mejor amigo. Sus ojos se llenaron de lágrimas y éstas comenzaron a salir de ellos cayendo por sus mejillas y llegando al suelo.
- Vaya estúpido Weasley, muy oportuno. – Dijo Voldemort mirando con asco la escena – Ahora nadie te salvara Harry. – El mago oscuro volvió a alzar la varita y apunto de nuevo al chico, pero no se había percatado de que éste ya la tenía levantada, y peor para él, apuntándolo.
- AVADA KEDABRA – esta vez el haz de luz verde salió de la varita de Harry y se dirigió al pecho de Voldemort, tomando desprevenido al mago e impactándole directamente en el pecho. El cuerpo se iluminó y cayó al suelo inerte. El chico que vivió miró con profundo odio el cuerpo del mago más temido de todos los tiempos, y después volcó su mirada en el cuerpo sin vida de Ron. - ¿Por qué amigo? ¿Por qué tuviste que ser tú? – Recordó como su amigo siempre había estado ahí, en las buenas y en las malas, lo había dado todo por el... incluso su vida. – No lo merezco amigo, no lo merezco. – Se levantó llevando a su amigo cargado en los brazos, la batalla parecía haber finalizado, los mortífagos al ver la caída de su amo, dejaron de luchar, y los aurores los apresaron rápidamente para evitar que ninguno lograra escapar. Caminaba como sonámbulo, no sabía a donde ir, y qué hacer. Hasta que segundos más tarde llegó el señor Weasley que se quedó blanco al ver la persona que Harry llevaba.
Recordaba los días siguientes como si los estuviera viendo en ese mismo momento, toda la familia se hundió por completo al ver a uno de los suyos muerto. Ginny lloraba desconsoladamente a todas horas, y la señora Weasley era incluso peor que su hija. Se la pasaba llorando todo el día de aquí para allá. Respecto a resto de los hermanos no mostraban con lágrimas su dolor, sino con grandes silencios, en los que nadie se atrevía a decir nada. Incluso los gemelos, parecieron madurar con ese echo, pero no dejaron el negocio de las bromas, eran los únicos que intentaban animar a la familia, y poco a poco consiguieron que ese gran dolor fuese disminuyendo. Aunque... eso es algo que no se puede olvidar, solo se ha de aprender a convivir con esa perdida.
Fin del Flash Back
Dos lágrimas solitarias recorrieron sus mejillas, pese a que ya tenía 23 años. Todavía tenía muy reciente el hecho sucedió en su séptimo curso. Por otro lado, Hermione también salió de su vida el mismo año en que falleció Ron. LA chica decidió marcharse a Bulgaria y huir de ese pasado tan escalofriante que quedaba en Inglaterra, Krum la convenció de que era la mejor idea, y como ella estaba enamorada de él, se mudó allí para seguir estudiando y vivir junto con su novio.
Dos años después de salir de Hogwarts comenzó a salir con Ginny, él estaba perdidamente enamorado de ella, desde antes de la batalla con Voldemort, pero debido a la desgracia prefirió esperar un tiempo para preguntarle a la pelirroja si ella sentía lo mismo por él.
Pensó que pronto volvería a Hogwarts y con ello, su moral subiría, ya que siempre cuando venía a los nuevos estudiantes se recordaba asimismo en su época de estudiante "ojalá Hermione estuviera aquí, siempre fue un gran apoyo para mí" pensó con melancolía Harry recordando a la castaña. Poco a poco le fue entrando sueño, y se quedó dormido delante de la chimenea, al igual que estaba su amiga a miles de kilómetros de allí.
A la mañana siguiente Hermione se levantó bastante agotada, y extrañanada ya que no recordaba aberse dormido con una manta echada por encima. Pero pensó que era un detalle sin importancia. Comenzó a desayunar, media hora más tarde ya se había duchado y vestido. Se dirigió a su habitación y comenzó a hacer la maleta, una vez terminó de empacar sus pertenencias llamó a su lechuza Rose.
- Rose, dale esto a Luís, mi jefe. – Le entregó una carta, en la que le comunicaba que abandonaba el trabajo, ya que se tenía que marchar del país por motivos personales. – Ah! Estaré en mi casa, ya sabes a la que me refiero, la de Inglaterra – Aclaró la joven. Dicho esto, ató la carta a la pata de la luchuza, y esperó a que esta desapareciera por la ventana. Después se dirigió a la chimenea con su maleta y tomó un puñado de polvos flú, entró dentro y gritó- Casa de los Granger. – Acto seguido desapareció en una columna de ceniza, segundos más tarde aparecía en el salón de su casa envuelta en ceniza y sacudiéndose. Sus padres que no sabían quien podías estar a esas horas llegando por la chimenea corrieron alarmados aver de quien se trataba.
- Hermione, hija... – Decía su madre totalmente sorprendidad por la visitaa de su niña. - ¿Dónde vas con esa maleta? – Preguntó una vez, había abrazado a la chica.
- Mamá he cortado con Krum...- Dijo la castaña con la voz apagada.
- Lo siento hija... – Su madre la volvió a abrazar para que se consolara.
- No pasa nada mamá, no merecía la pena... He vuelto para quedarme – Se separó lentamente de su madre y le sonrió forzosamente, intentando no derramar más lágrimas por Victor.
- Me alegro hija... – dijo esta vez su padre, que se acercó a Hermione y le dio un gran abrazo. – Te echamos tanto de menos...
Notas de la Autora: Para aquellos que adoran a Ron, siento haber tenido que "acabar" con él, por decirlo de alguna manera, no ha sido fácil, pero ya saben todo tiene sus sacrificios. Espero que les haya gustado la historia y por favor DEJEN REVIEWS.
Besossss KristyGranger
