Disclaimer: los personajes principales no me pertenecen, aunque los que han salido de esta linda cabecita sip, asi que ya saben no me plagien que los denuncio jajajja. Disfruten del capi y déjenme sus comentarios Que sino no actualizo eh?
Comienzan las clases
El sol entraba a raudales por la ventana de la habitación, despertando a su ocupa. Una chica de melena castaña, y con rizos bien definidos, se desperezaba en la cama, entreabriendo poco a poco sus ojos marrones, ya que la luz del día le molestaba. Hacia ya dos semanas que había llegado de Bulgaria, y su estado de ánimo había vuelto a ser el mismo de años atrás, cuando vivía en Inglaterra. Los encuentros con Harry eran casi diarios, y ambos amigos se la pasaban hablando, y repasando las materias que impartirían ese año en el colegio, hallando la manera idónea de enseñarlas, pero también intentando que el medio fuera lo más divertido y práctico posible. La madre de Hermione andaba todo el día canturreando, y con una cara que irradiaba felicidad por los poros, desde la vuelta de su hija, parecía una colegiala... y cada vez que Harry venía a la casa lo trataba como si fuera su propio hijo.
- Hermione el desayuno está listo... – Avisó desde el piso inferior la madre de la chica. Aunque el leve olor a tostadas y a tortitas, se podía percibir ya desde la habitación.
- Ahora mismo bajo mamá... – Se estaba terminando de colocar unos baqueros ajustado, con una camisa de manga corta de un color celeste cielo, y unos tenis. Si algo caracterizó siempre a Hermione, y seguirá siendo, es que nunca le gustaba complicarse con su vestuario, no era de las que le gustan presumir de su bonito cuerpo, claro que ella lo tenía, pero prefería mil veces ir cómoda, a presumir y no poder andar mas de 100 metros sin que sientas que tus pies se van a romper. Bajó las escaleras, y al llegar a la cocina se quedó parada de la impresión.
- Buenos días amiga... no te quedes ahí y pasa a comer. Hoy es el ultimo día antes de que empiecen las clases. – Harry miraba a la castaña desde la mesa, donde un sin fin de alimentos se encontaban desperdigados en toda su longitud, esperando que fueran engullidos.
- Es que no te esperaba.. – Dijo la chica con un hilo de voz... a la vez que un leve sonrojo asomaba por sus mejillas.
- Venga a comer Hermione, ya has escuchado a Harry. – Dijo su madre, sacando de su ensimismamiento a la chica.
- Bueno... a comer se a dicho.. – Se sentó al lado de su amigo, y se puso manos a la obra. – Ummm las tortitas te han salido de muerte mamá... prométeme que algún día me darás la receta...
- Si querida, a Harry le iba a encantar que se las hicieras. ¿Verdad? – Ambos amigos se atragantaron ante la insinuación de la señora Granger. ¿Acaso pensaba que ellos dos ...? – Tampoco es para que os pongáis así, pero siempre he pensado que hacíais muy buena pareja. – Soltó una sonrisa, y volvió con sus quehaceres en la cocina, bajo una mirada de incredulidad de Hermione.
- Hay mi madre... – Suspiró la castaña, a modo de resignación. – Ya me parecía a mí que tu te llevabas muy bien con ella. – se giró para mirar al chico de ojos verdes esmeralda, que la miraba divertido. – Ahora vas a decirme que tu lo sabías ¿no?
- Tu madre solo nos está tomando el pelo Hermione...
- Si claro... – Dijo la chica desconfiada.
- Venga mujer, termina de comer que hoy te invito a cenar. – Le dedicó un guiño el chico, haciendo que ella se sonrojara aún más de lo que estaba.
- Venga Samanta, tienes que tenerlo todo preparado para mañana. Recuerda que empiezas el curso en tu nuevo colegio.
- Si mami.. – Decía una niña de unos once años a su madre, mientras ambas metían los libros y las vestimentas de la niña en un gran baúl. – Los primos Javier y María, también estarán¿no?
- Si Sami, ya te lo he dicho, ellos también irán a estudiar al mismo sitio que tu. Los tres aprenderán a dominar su magia. Prométeme que serás buena chica, y que no harás trastadas.. – Dijo ahora la mujer, mirando con el entrecejo fruncido a su hija, que puso cara de falsa inocencia.
- Por su puesto, yo soy muy buena... – Sonrió con dulzura la chica, a la vez que su ojos azules brillaban de una manera extraña. Su madre fue al salón a buscar unos libros que faltaban, y Samanta aprovechó la oportunidad para meter disimuladamente todo su arsenal de bromas dentro del baúl, entre todas sus prendas de vestir y material escolar. – este año será muuuuuuuy divertido. – Sonrió con cara maliciosa. – Que tiemble Hogwarts, Samanta Kimberley va para allá... muajajjajajajajaj – Rió maliciosamente.
Ginny estaba ultimando unos informes en su estudio, cuando la voz de su feje la llamó.
- Weasley, venga a mi despacho, tengo que pedirle una cosa. – La chica, bajo la atenta mirada de algunas de sus compañeras de trabajo, que la miraban como compadeciéndose de ella.
- Ten cuidado Ginny... – Susurró Nati, que era una compañera de la pelirroja. – Por el tono parece que está de mal humor, y ya sabes lo antipático que puede ser cuando está de ese humor...
- Gracias Nati, pero yo me hago cargo de esto... – La chica agradecía el gesto, pero si en aquella sala había alguien que conocía bien al rubio, esa era ella. Se dirigió con paso decidido al despacho de su jefe, con sendas cantidades de papeles en sus brazos. Pasó por la puerta que estaba entreabierta, y la cerró tras de sí. Unos ojos grises la miraban fijamente, desde detrás del escritorio. – Aquí tienes lo que me has pedido. – Habló con tono mordaz la chica, y dándose media vuelta para salir de allí, aquel lugar la asfixiaba.
- Tengo que hablar contigo.. – Su voz sonó seria, provocando que ella se volviera a encararlo. Si quería discutir, ella lo haría encantada.
- Pues fíjate que yo pienso que entre nosotros dos está todo hablado. – Lo dijo de manera cortante, y se fue con paso decidido ala puerta, pero cuando tenía el picaporte cogido, la voz del chico la volvió a detener.
- No te creo Ginny. – La voz se le había quebrado, nunca un Malfoy había llegado a esos extremos ante una mujer, si su padre levantara cabeza... – La noche que pasemos juntos fue muy especial para mí, y permíteme dudar que tu la hayas podido olvidar en un plis plas.
- ¿Qué no entiendes? – Gritó ella desesperada, e intentando que las lágrimas no escaparan por su ojos. – No le puedo hacer esto a Harry, el ha sido mi apoyo siempre, siempre ha estado conmigo cuando creía que había llegado mi fin, y que el mundo se caería encima mío. ¿Y ahora pretendes que olvide todos esos bonitos momentos por tí? Siento decepcionarte Malfoy, pero no soy de ese tipo de personas, a Harry.. lo amo.. – Su voz se había quebrado, y ella había bajado la mirada, su corazón latía aceleradamente, ni ella misma creía en sus palabras.
- No soy alguien insensible Ginny, entiendo que sea difícil para ti el dejarlo con Potter, pero lo que no puedes negar es ese sentimiento que te oprime el pecho, y que cobra fuerza cuando yo estoy cerca. – Se había acercado lentamente a la chica, que parecía estar en estado de shock.
- Pero... – Draco la obligó a mirarlo a los ojos, esos ojos castaños que derramaban silenciosas lágrimas.
- Shisssssss – La calló. – No te voy a obligar a nada, tómate el tiempo que sea necesario para hablarlo con él. No tiene por que ser algo brusco, ve distanciándote de él progresivamente, y dentro de un tiempo le dices que ya no sientes nada por él. – La pelirroja asintió.
- No va a ser fácil para él... – Un sentimiento de culpa le inundó el cuerpo, hace tan solo unos meses, no se le habría pasado por la cabeza el engañar a su novio. Era el chico perfecto: guapo, cariñoso, siempre estaba ahí, todo lo que una mujer habría deseado, y ahora, ahí estaba Ginny Weasley engañando a su novio con su jefe. Si Harry llegara a enterarse... el sentimiento de culpa podría con todo ese mundo perfecto que comenzaba a llenar la cabeza de la pelirroja. En su mente solo salió una palabra "Hermione", ella sería la clave para poder arreglarlo todo.
- Te amo... susurró el rubio, al oído de la chica, un escalofrío recorrió su cuerpo. Los labios de Draco besaban el cuello de ella, e iban trazando un camino que ya era muy conocido por él. Lentamente llegó a los labios carmín de la pelirroja, que hacía esfuerzos descomunales por reprimir un gemido de placer. Sin previo aviso se apoderó de sus labios jugosos, en un ardiente y pasional beso, la chica no se resistió más y rodeó con sus brazos a su jefe por el cuello, atrayendo el cuerpo del chico hacia ella. Sus lenguas se entrelazaron explorando de nuevo el interior del cuerpo ajeno, ese cuerpo que los enloquecía, que les pedía con fervor pasar más tiempo juntos. Pero algo interrumpió la escena.
- Toc, toc. – La puerta era aporreada con fiereza, y ambos cuerpos se separaron violentamente, ante el temor de que los descubrieran.
- A.. adelante.. – Dijo Draco entrecortadametne, al mismo tiempo que se quitaba las manchas de carmín del pintalabios de la chica.
- Señor Malfoy, es urgente se a producido una redada en el centro de Londres, se cree que son algunos seguidores de Voldemort, que planean seguir con los planes que dejó su amo pendientes. – LA voz de Nati sonaba asustada. Ginny lo podía entender a la perfección, toda su familia había caído en manos de los mortífagos, y por ello, la chica había decido formarse como auror, para darle su merecido a esos asesinos.
- De acuerdo, avisa a los demás, vamos para allá ahora mismo. – Nati salió del despacho a toda prisa, dejando a una Ginny confundida que miraba a su jefe, que recogía a toda prisa su túnica y buscaba su varita.
- ¿No tienen bastante con todo el daño que han hecho estos años..? – Dijo la pelirroja abatida, y con la voz quebrada.
- Se que esto es difícil para ti, pero algún día, algún día todo volverá ala tranquilidad. No pervivirán por siempre, y para evitarlo estamos nosotros. - Acarició con ternura la mejilla de la chica y le dio un corto beso, para instantes después, abandonar el despacho, seguido de la pelirroja.
- Harry, ya está todo listo. En verdad, no entiendo por qué hemos venido. Sin o recuerdo mal, la perfeccionista era yo, y no tú. – Bromeaba Hermione con su amigo, era la tercera vez que repasaban como sería la ceremonia de selección, e incluso había ayudado a Dumbledore a designar a los nuevos prefectos y premios anuales. Algo que la castaña consideró excesivo, ya que no creía oportuno que una "simple" profesora tuviera que tomar parte en esos asuntos.
- Puede ser que me haya vuelto tan perfeccionista como tu. – rió el chico. – Pero creo que este año será muy divertido. Además como a ti te han asignado la nueva jefa de Ravenclaw, ya verás los problemas que conlleva hacerse cargo de tal cantidad e pequeños individuos que no atienden a ninguna de tus normas o exigencias, yo creo que en mis tiempos no éramos tan desobedientes. – Hermione lo miró con el entrecejo fruncido.- Vale, lo admito, nosotros tampoco éramos muy afines a las normas, pero ya entenderás a lo que me refiero cuando empiecen las clases mañana, más te vale traerte un par de aspirinas para el dolor de cabeza, te aseguro que será mas de uno, el que te va a dar a lo largo del curso.
- ¿En el quiddich son igual? – Preguntó divertida la chica, ya que las poses que adoptaba su amigo al explicarle "lo demoníacos y estresantes" que podían ser algunos alumnos, parecían sacadas de Los carnavales de Cádiz.
- Bueno, el deporte parece que se lo toman bastante más en serio. La gran mayoría me y tratan como si yo fuera una estrella internacional de quiddich.
- La verdad es que si no lo has sido, fue por tu decisión, muchos equipos te ofrecieron un puesto entre sus jugadores.
- Bueno, amo el deporte pero no tanto, preferí quedarme por ese entonces en el que hasta el momento había sido mi hogar, e impartir clases a los niños, para enseñarles lo que de verdad importa. La magia, y el saber utilizarla con el corazón, para mí eso es lo más importante. – Las palabras habían salido de lo más profundo de su ser, y al parecer, Hermione también había logrado percibir el sentimiento que aquellas palabras llevaban en sí.
- Oye Harry, cambiando de tema, durante mi estancia en Bulgaria escuché que aquí seguía habiendo movimientos mortífagos. ¿No? – Inquirió la castaña, ya que el ambiente se había tensado un poco.
- Si, efectivamente. El departamento de Ginny cubre esos temas, no es que sean su especialidad, ya que ellos abordan sobretodo el tema del papeleo, pero en casos de emergencia, o alerta, ante un posible ataque de redadas mortífagas, siempre están disponibles.
- ¿Cómo van las cosas entre ustedes? – Preguntó interesada, desde el "encuentro" con la pelirroja en la cafetería, no había tenido oportunidad de hablar con ella, y cuando lo hiciera, le reclamaría un par de cosas.
- Bueno... últimamente no nos vemos demasiado, y cuando nos vemos anda un poco fría y distante.. supongo que será por su trabajo, está muy agobiada últimamente. – Acabó Harry, algo cabizbajo, pero a decir verdad, la compañía de su mejor amiga aliviaba en gran parte la falta que le hacía su novia. ¿Acaso reemplazaba a Ginny por Hermione? No, nunca, ambas eran polos opuestos... mientras que una era extrovertida y coqueta, la otra era más tímida y cohibida. Esa posibilidad estaba descartada, se reprochó así mismo. Pero... ¿Por qué cuándo estaba a su lado el resto del mundo parecía desaparecer?
- Creo que lo mejor será que me vaya ya a casa.. nos vemos mañana. – Le dio un beso en la mejilla y se desapareció. Antes de que el chico le recordara que quería invitarla a cenar.
- Otro día será... – Suspiró para sí mismo, el día siguiente sería agotador, por lo que decidió imitar a su mejor amiga e irse a descansar ese día pronto.
Al día siguiente Harry tampoco había tenido noticias de la pelirroja, y ya estaba preocupándose, se prometió así mismo que esa noche iría a buscarla. Necesitaba pasar un tiempo con ella, desde la llegada de Hermione a penas se habían visto en un par de ocasiones, y siempre andaban apurados de tiempo. Al parecer la chica trataba de evadirlo por todos lo medios, y también hay que decir que el chico no andaba muy por la labor de buscar a su novia, cuando se pasaba el día con Hermione. Tal vez eso fuera el motivo del enfado de la pelirroja. Esa noche se lo preguntaría.
La noche cayó sobre Hogwarts, y con el manto de estrellas obre el enorme castillo llegaron los alumnos. Felices por sus vacaciones, y algo impacientes por ver a sus amigos después de dos largos meses. EL murmullo era muy generalizado hasta que la profesora McGonagall ingresó al gran comedor con los alumnos de primer año.
- No recuerdo que nosotros fuéramos tan pequeños.. – Dijo Hermione a Harry en voz baja.
- Pues eso fue lo que yo pense, pero te puedo asegurar que nosotros no distábamos mucho en altura en comparación con ellos.
- Pues estoy de acuerdo con Harry. – Cercioró la voz de Hagrid, que se encontraba al lado de Harry. – Algún día os enseñaré una foto que tengo de vuestro primer año...
- Ejemmm ejemmmmm – Carraspeó la profesora McGonagall, rogando silencio para la selección. – Black, Javier. – Un chico de pelo negro azabache y unos ojos negros oscuros se acercó al taburete, la profesora le puso el sombrero, y tras unos instantes de deliberaciones gritó.
- RAVENCLAW! – Hermione saltó de alegría, ese chico tenía pinta de ser un intelectual, seguramente sería un gran alumno. El chico se fue con paso decidido a ocupar un asiento en su mesa.
- Black, María... RAVENCLAW!
- Bueno eran hermanos creo que era predecible que fueran a la misma casa... – Dijo Hagrid.
- No creo que eso tenga mucho que ver, si te fijas en el apellido, cosa que me extraña, ya que pense que no quedaban más Blacks... – Hermione se dio cuenta del error al nombrar ese apellido y rectificó. – Aparte de tu padrino que... Bueno a lo que me refiero, es que no por llevar la misma sangre recorriendo sus venas sus aptitudes y valores van a ser los mismos. Puede que uno hubiese caído en Ravenclaw y el otro en Slytherin..
- En eso llevas toda la razón... – Cercioró Harry. LA selección continuó hasta llegar a quedar una sola niña. Era pequeña y tenía unos ojos azules preciosos, con una melena castaña enmarañada, y pinta de sabelotodo, pero aún así, de ángel. Hermione cruzó los dados para que fuera seleccionada a su casa, al igual que Harry.
- GRYFFINDOR! – Gritó el sombrero. Harry dijo un pequeño "toma" apenas audible por el resto, que había estallado en aplausos por el final de la selección. Por lo que no se pudo escuchar el reclamo de la pequeña niña, que maldecía al viejo sombrero por haberla separado de sus primos.
- Me recuerda a ti Hermione... – Dijo Harry, a la vez que empezaba a cenar, el hambre que tenía comenzaba a hacer estragos en su estómago, pidiendo a gritos comida.
- Jaaa jaaa... – rió irónicamente la chica. – Muy graciocillo Potter, veremos a ver este año que casa gana la copa de las casas, verás como será la mía la que se la lleva.
- Espero que no se te suba a la cabeza Hermione, recuerda que Gryffindor es la mejor, allí estudiaste tu.
- Bueno, pero ahora pienso que Ravenclaw tendrá muchas oportunidades, de eso me encargaré yo. – La chica había sacado a relucir su espíritu de competitividad.
- Verás como esta vez no saldrás vencedora señorita Granger...
- Ándese con cuidado señor Potter, o tendrá que decir adió a su hermosa copa de la vitrina de Gryffindor... – rió vurlonamente la chica.
La cena transcurrió sin altercados, y después del discurso habitual del director todos los alumnos, bajo el mandato de sus prefectos y premios anuales, comenzaron a dirijirse hacia sus respectivas salas comunes, cuando un grito aterrador inundó el Gran comedor...
Notas de la Autora: Bueno hasta aquí el capi, espero que les haya gustado, a partir del siguiente le daré un pequeño toque de humor y de intriga, espero que les parezca buena la idea. Hermione las va a pasar un poco mal, hasta que no se acostumbre a lo que le espera. Las cosas entre Ginny y Harry se van a poner muy ineteresantes.
Muchos besos a todos y gracias por vuestros reviews
Ahora ya saben lo que les toca, si quieren que actualize pronto dejen un review.. de lo contrario me demorare mucho más...
Pulsen GO y déjenme su opinio!
Cristy
