Era la mujer más bonita que había visto, claro solo después de su amada madre; su mirada se perdió en el largo y brillante cabello negro de la que sería su nueva niñera.
–Es un gusto conocerte Genya-chan– Kanae mostraba una dulce y encantadora sonrisa al pequeño de tan solo 5 años.
Genya sintió como un repentino calor se esparció por sus mejillas y tímidamente saludó para luego agachar su pequeña cabeza y mirar hacia sus pies que se movían de manera nerviosa.
A Kanae esto le pareció lo más tierno que había visto desde que su hermana menor tenía esa edad.
La señora Shinazugawa daba instrucciones a la joven sobre los deberes del pequeño Genya y el itinerario que debía seguir, le mostraba cada parte de la casa y en donde se encontraban los alimentos u objetos que necesitaría para cumplir con su labor.
Kanae se mostraba contenta, de vez en cuando mientras la mujer le explicaba miraba al niño con ternura y este le mostraba una tímida sonrisa mientras se escondía detrás de su madre. Tras varios minutos de charla la mujer se despidió cariñosamente de su hijo y después de la niñera.
Miró el reloj de pulsera que llevaba en su muñeca, este era de un color plateado con correa rosa, las manecillas tenían una diminuta figura de mariposa color morado y verde.
–Genya-chan es hora de comer– Kanae se puso de cuclillas para quedar a la altura del chiquillo y alegremente prosiguió–si terminas todas tus verduras prometo hacerte unos ricos hotcakes.
El niño la miro con asombro y con una enorme sonrisa asintió, tomo la mano de su niñera y ambos fueron a la cocina entre risas.
Mientras comían Kanae observaba al niño, este había dejado a un lado su lado silencioso y ahora mientras comía platicaba con ella abiertamente, sus mejillas gorditas mantenían un rubor y sus ojos un brillo muy bonito.
–Kanae-chan ¿te gustan las películas?
–Mucho– decía la joven con una sonrisa angelical.
– ¡Veamos una!
–Primero debemos hacer tus deberes del colegio, tu mama podría enojarse mucho si se da cuenta que vimos antes una película.
El niño se quedó muy pensativo y después de unos cuantos segundos en silencio aceptó hacer lo que su niñera decía.
El día siguió transcurriendo con tranquilidad, Kanae se aseguraba que Genya tomara su baño correctamente, dándole su espacio e interviniendo cuando era necesario, el chiquillo salió feliz con su pijama afelpado y un esponjoso oso de peluche listo para ir a dormir, no sin antes pedirle a Kanae que le leyese un cuento. Ella lo hizo gustosa y se sentó en una silla que había en la habitación de él.
Escuchaba con atención la suave y femenina voz de su niñera pero por un momento su mente se distrajo, tener a Kanae a su lado no había resultado desagradable como lo había creído, ella era como una flor, hermosa, suave y olía muy bien, con eso ultimo sus ojos terminaron por cerrarse anunciando su entrada al mundo de los sueños
¡Hola! Espero estén muy bien, saben es mi primera vez escribiendo algo para el fandom de Kimetsu pues es una magnífica obra, no pude enjaular mi imaginación y sentí la inquietud de expresar lo que venía maquinando desde hace tiempo.
Debo decir que soy inconstante para actualizar, aun así me doy tiempo para hacerlo y les ofrezco disculpas anticipadas por si en algún momento parece que me desaparecí. Soy de historias cortas por lo mismo, así que ésta no será de más de 5 capítulos.
Espero sea de su agrado, por cierto intentare respetar las personalidades en la mayor medida posible. Besos y gracias si han leído hasta aquí.
