CAPITULO V
Como ya os dije las cosas se iban a complicar más, aunque gracias a Dumbledore mi vida fue durante los meses siguientes relativamente tranquila.
Esa misma mañana Dumbledore me llamo a su despacho, y allí fue donde mis peores pesadillas se hicieron realidad, se confirmaron.
Entre en el despacho y me senté delante de Dumbledore, su mirada me tranquilizaba.
¿Te encuentras mejor hoy?
Yo afirme silenciosamente y sonreí con tristeza.
-Era Jiménez el negro.
Dumbledore solo me miro con una suave sonrisa de entendimiento, él era el único que sabia quien había sido yo, que conocía mi pasado y mis pesadillas. Ese hombre siempre me gusto y desde pequeña, desde que me llevo con él el día que murieron mis padres se había convertido en mi confidente. Aún sonrío al recordar como le contaban mis problemas de adolescente delante de la chimenea. Para mi fue como una especie de abuelo, un amigo a quien contarle todo. Creo que tiene ese efecto sobre varias personas.
Un silencio invadió la habitación, y mi boca al igual que cuando estaba enfadaba hablo por si sola.
-Estuvo en mi habitación esta noche.
Dumbledore se levanto y miro por la ventana, no hacia falta decir nombres, sabia que hablaba de Snape.
-Suponía que iría. ¿Le vas a dar una oportunidad?
-Sigo sin fiarme de él. Sigo sin entender porque vino ayer, pero gano puntos a su favor. No sé que pensar, sigo pensando que es un mortifago.
-Entiendo.
-Tampoco creo que él quiera que yo le de una oportunidad.
-Él jamás te lo dará a entender. Su cabeza es más dura que la tuya.
Sabía que Dumbledore no me había llamado para hablar sobre Snape, por lo que me revolví incomoda en mi silla y le mire a los ojos interrogante.
¿Es por Snape que me has llamado?
Dumbledore sonrió.
-No, pero quería saber como estabas...Ayer entregue a tus superiores...
-Ya no son mis superiores.
-...la cajita. Quieren hablar contigo, he quedado con ellos dentro de...
Dumbledore miro un reloj con varios planetas pensativo
-...de ya mismo...
La cabeza de mi anterior jefe apareció en la chimenea. Era un hombre moreno de ojos castaños claros, nunca me cayo bien...Yo me dedique a saludarlo con la cabeza. Él ni siquiera dejo reposar su mirada en mi más de un segundo seguido antes de dirigirse a Dumbledore.
-Profesor Dumbledore, muchas gracias por dejar comunicarme con Ainoha.
-No ha sido nada, pero recuerde que ya no trabaja para usted.
-Si, si, ya...
Mi "EX JEFE" y remarco bien estas palabras se llamaba Carlos, su apellido me era desconocido..., todo por seguridad. Pero esa seguridad había fallado, mi compañero había muerto junto a su familia.
¿Qué quieres Carlos?
-Quiero hablar a solas contigo.
El muy estúpido miro a Dumbledore, y yo solo sonreí divertida.¿quién se creía para echar a Dumbledore así como así?
-Se queda aquí.
-Lo siento, es una orden, quiero hablar a solas contigo.
Me enfade, yo ya no trabajaba para él.
¿Una Orden¿quién te crees que eres? Yo no recibo ordenes tuyas.
Dumbledore se levanto, debo decir que es una persona muy diplomática y pero que siempre se sale con la suya.
-No pasa nada Ainoha, me voy. Volveré dentro de media hora, creo que es más que suficiente.
Mire a Dumbledore y un ligero brillo de picardía en sus ojos me dieron a entender que se iba a enterar de la conversación quisiera Carlos o no y que no haría falta que yo se lo contara.
Cuando salió de la habitación. Carlos me miro con seriedad.
-Tenemos un topo.
¿No me digas?
Ese hombre era tonto, desde luego.
-No sabemos quien es, pero...veras...
Me hizo gracia que dudara, siempre me pregunte como llego tan lejos siendo tan inepto en su trabajo.
¡Suéltalo!
-No me faltes al respeto...todos los aurores indecibles que fueron detrás de Jiménez alguna vez han muerto.
-Y claro, la única que queda con vida soy yo. ¿me equivoco?
-No, no te equivocas.
¿desde cuando esta matando?
-Desde hace tres meses...
¿Qué? –Mi boca no me pidió permiso para hablar, estaba furiosa-Y ME LO DICES AHORA...¿SE LO DIJESTES A RAUL?
Él que Carlos retirara la vista me dio a entender que no le habían comentado nada a mi compañero y que por lo tanto Raúl no tuvo ninguna oportunidad de defenderse a él o a su familia.
Me senté en mi silla, cansada. Todos esos años luchando y luego cuando eras tú quien necesitaba protección no te la daban, ni siquiera se interesaban en comunicarte que alguien quería verte muerto.
-Sois peor que el mismísimo Jiménez.
¡Fuiste vosotros quien fallasteis! Erais 12 magos contra uno solo y no fuisteis capaces de retenerlo.
Rabia me volvió a invadir.
-NI SE TE OCURRA ECHARME A MI LAS CULPAS. ME ENTREGATEIS A 10 NOVATOS...POR MERLÍN NI SIQUERAN ERAN CAPACES DE DEFENDERSE DE UN DESMAIUS.
-Erais mayoría.
-Murieron nueve de ellos porque no fuiste capaz de mandarme a aurores capacitados, ..¡POR MERLÍN ME PASE EL TIEMPO PROTEGIÉNDOLOS EN VEZ DE ATACAR A JIMÉNEZ!...
-Estábamos bajos de presupuesto.
¡Eso no es excusa!
-Fuiste tu la culpable, no nos eches la culpa de tus fallos...
¿Qué querías decirme? No creo que me llamaras para volver a discutir el pasado.
-Decirte que Jiménez ya no es de nuestra competencia. Ahora esta en Londres, se ha unido a Quien No Debe Ser Nombrado.
¿Cómo que no es nuestra competencia?
-Simplemente, para nosotros esta muerto.
¿Vais a dejar a un asesino suelto?
-Esta muerto. Y digas lo que digas nosotros negaremos tus palabras. No tienes credibilidad, eres una auror que fue jubilada con antelación.
¡No fui jubilada! Me fui. Y me fui a los cincos años reglamentarios.
-Eso no es lo que aparece en tus papeles. Además según tu ficha tienes desorden emocional. Nadie te creerá.
¡Vale! podéis ensuciar mi ficha pero dime,...¿que va a pasar cuando muera y se encuentre su cuerpo?
-Nunca supimos su verdadero rostro, ni siquiera sus huellas ni mágicas ni digitales...Lo siento Ainoha.
-Os di un retrato de él cuando por fin lo detuvimos.
-Nosotros no tenemos ningún retrato.
Estaba hundida, no podía hacer nada, nadie me creería. Solo Dumbledore.
¿Por qué lo ocultáis?
-Muchas cabezas rodarían si descubrieran que sigue vivo.
Yo no le conteste, simplemente me sentí cansada y agotada, sin fuerzas. Preguntándome donde estaban las fuerzas que había encontrado esa mañana. La cabeza de Carlos desapareció de la chimenea sin hacer ningún comentario, ya me había dicho lo que quería. Para que unos pocos pudieran seguir ganando dinero un asesino quedaba libre.
Me levante de la silla y salí del despacho, en la puerta me estaba esperando Dumbledore sentado en la escalera. Le conté todo lo que me había dicho Carlos, desahogándome y sabiendo que no hacia falta contárselo que se hubiera enterado de todas formas.
