Fale, este esta un poco mejor desde mi punto de vista, en el siguiente capitulo veremos como las cosas estan un poco más tranquilas, pero Jimenez vuelve jejeje. Espero poder escribirlo pronto. Besos
CAPITULO XXII
Supongo que mis anteriores relatos han sido un poco aburridos, aunque fue realmente lo que paso no puedo inventarme nada sobre la historia, sino no seria real y no podrías entender el porque de que os cuente todo esto.
Como ya sabéis soy una bocazas pero aunque suene extraño fue mi silencio lo que produjo los siguientes acontecimientos, lo que produjo que por fin Snape se abriera a mi, que me dejara ver un poco de él, que empezara a entenderlo. Yo sabia de su odio hacia su persona y seguía sin entender como era posible que una persona pudiera vivir con tal odio en su corazón. Esa noche entendí como lo conseguía...porque realmente no lo hacia por él, una promesa era lo único que había evitado la consumación de su cuerpo y alma.
Pero debo explicarlo, tal y como ocurrió.
Hace tres días que había mantenido la conversión con Harry, tres días que Harry volvía a sonreír de vez en cuando, que volvía a bromear. Era como si Harry hubiera despertado de un sueño y hubiese vuelto, aunque siguió siendo frió y algo distante (algo que creo nunca cambiara), por lo menos estaba preparándose para una mejor vida.
Eran las 3 o las 4 de la mañana y me despertó un ruido de cristales rotos. Me levante de la cama extrañada y escuche con más atención, con la varita en mi mano.
Volví a escuchar otro ruido, como si tiraran algo pesado al suelo, con fuerza. El ruido provenía de la habitación de Snape, al instante el ruido se hizo más fuerte, era como si hubiera una pelea dentro de la habitación. Abrí la puerta que daba a su habitación desde la mía, con mi varita en alto y preparada para el ataque pero lo que vi me dejo perpleja. En la habitación solo había una persona y todo estaba tirado por el suelo. Snape estaba de pie, inclinado en el escrito, apoyando sus manos en el borde de este. Con rabia volcó el escritorio para después propinarle una patada y caer de rodilla en el suelo con la mirada perdida en el fondo de la habitación. Snape no me había percibido…si es que era capaz de ello en esos momentos. Me acerque lentamente a él, parecía perturbado y su rostro estaba roto por una mueca de dolor infinito. En el suelo vi varias botellas vacías, parecía Wisky aunque también vi algunas que eran de Ginebra.
Estaba borracho, la única pregunta era¿Cómo es posible que siga de pie si se ha bebido todas esas botellas? Sino recuerdo mal conté unas cuatro o cinco botellas.
El seguía allí, de rodillas, mirando al vació sin darse cuenta que era observado. Lentamente me acerque a él, con cierto miedo del recibimiento que podía darme, pero tenía que hacerlo, por dos razones: La primera lo amaba y la siguiente porque se la debía, él siempre había estado allí cuando lo necesitaba, ahora era mi turno.
Me detuve enfrente de él y lo mire directamente a sus ojos. Vacíos completamente, representando en ellos la muerte que una vez vi, cuando estuvo gravemente herido. Me puse de rodillas delante de él y le abrace, tratando de transmitirle todo mi amor y calor, de darle vida, vida a un cuerpo que parecía perdido.
Al principio el no me respondió, pero poco a poco pareció volver en si y note como sus brazos me rodeaban. Al principio con temor poco a poco con más fuerza, como temiendo caer, yo era en ese momento un boya para él. Su abrazo me estaba dejando sin respiración pero ningún sonido de queja salio de mis labios.
El tiempo paso y no me soltaba al igual que yo no dejaba de abrazarle mientras acariciaba su espalda al igual que haría con un niño perdido.
-¿Por qué?
Su voz sonó ronca, rota, desesperada.
-¿Por qué me ayudas¿Por qué crees que me merezco tu abrazo? No quiero compasión, no la necesito.
Lentamente me solté de él y lo mire a los ojos, ahora tenían más vida, aunque seguían perdidos.
-No es compasión lo que siento por ti. Quiero entenderte sí, pero no compadecerte. Quiero ayudarte porque sé que te lo mereces.
-No…-su voz se apago y un temblor recorrió su cuerpo-…no sabes lo que dices, ella murió por mi culpa, ella murió a mis manos y aún así es la promesa que le hice que me mantiene aquí.
No sabía de qué hablaba, parecía perdido sin saber donde estaba…mejor seria decir pensando estar en otro sitio. Acaricie su mejilla con su mano, pero sus ojos volvieron a perder la poca vida que habían ganado, representando otra vez la muerte.
Seguía de rodillas, como implorando perdón. Sabia que no me lo iba a contar, incluso borracho era una tumba. Al final hice algo que pensaba que iba a arrepentirme, pero de lo que jamás me arrepentí. Entre en su mente, estaba borracho y no podía evitarlo.
Las imágenes que vi me dejaron helada.
Lo primero que vi fue oscuridad pero al poco me di cuenta de que estaba en un callejón oscuro y sucio. Un hombre joven de 18 años o quizás menos apuntaba a una mujer que estaba en el suelo. La mujer era rubia y unos ojos verdes celestes miraban con compasión y cariño al rostro pétreo y frió del joven.
-Lo siento-la voz del chico sonó rota y su rostro brillaba por la poca luz que había¡eran lagrimas!-De verdad lo siento…pero…debo hacerlo.
La joven sonrió con tristeza, aún tumbada en el suelo y con un hombre apuntándole con la varita… no estaba asustada.
-Te amo, siempre lo hice.-El joven siguió hablando y poco a poco su rostro se fue marcando un odio profundo-Sabes que no puedo evitarlo, yo…lo siento.
-Siempre te dije que te amaba Severus y siempre lo haré. Me da igual lo que hagas, sé quien eres.-La voz de la joven era suave y parecía que ella tuviera el control de la situación-Al poco de conocerte supe que esto pasaría, al principio me asuste, pero ahora lo entiendo. Eres tú quien debes hacerlo Severus. Nadie más debe hacerlo, si vivo quiero vivir por ti y si muero quiero morir por tus manos.
-¡cállate¿Cómo puedes decir eso? –El rostro de Snape representaba pura repugnancia y odio.
-Por que te amo. Solo te pido una cosa, un último deseo antes de morir.
El joven bajo un poco la varita, esperando las siguientes palabras.
-Prométeme que jamás dejaras que tu odio te consuma, que no dejaras que el odio que sentirás y sientes por ti te consuma. Que harás lo posible por hacer las cosas correctamente y que trataras de ser feliz.
-¿Cómo puedes decirme eso¡VOY A MATARTE!
-Sí y sé porque lo vas hacer. He realizado cuatro fidelios y tú lo sabes, sabes que Voldemort no debe encontrarme, pero lo ha hecho y no puedo escapar de sus manos. Al final diré donde están esas cuatro familias…no soy tan buena como tú en Oclumacia. Debes matarme aunque tu misión es cogerme viva. Sufrirás un castigo por esto y te culparas de por vida por mi muerte, pero no lo hagas Severus…Algún día serás feliz. Promete que no dejaras que la oscuridad te consuma, que tu odio hacia ti no te cegara sobre lo correcto e incorrecto.
-¡AVADA KEDABRA!
El cuerpo muerte y sin vida de la chica quedo en el suelo, mientras el joven se acercaba a ella tambaleándose. Se dejo caer de rodillas y su mirada llena de muerte por primera vez se poso en la chica. Abrazo su cuerpo mientras unas lagrimas caían por sus mejillas.
-Perdóname, perdóname, perdóname…-El joven poso sus labios en los de la chica, para después dejarla en el suelo otra vez- Te lo prometo Emma…haré lo que crea correcto, no me dejare caer en lo más profundo...viviré porque ese será mi castigo.
Cuando salí de la mente de Snape mire su rostro, había vuelto a la realidad y su mirada se había vuelto fría…creo que trataba de recuperar un poco su compostura.
No lo pude evitar y acerque mi rostro al suyo, bese sus labios con delicadeza, lo note temblar para luego abrazarme con fuerza y temblar como un niño pequeño. Nos recostamos en el suelo abrazados y lo mire a los ojos. Jamás creí que fuera a ver a Snape llorando, acaricie su rostro y escondió su rostro en mi pecho, mientras yo notaba como se desahogaba por primera vez en años.
-No es tu culpa.
-Ella lo sabia, yo la mate.
-Ella lo sabia, pero recuerda sus palabras. Se feliz. Perdónate, ella te perdono incluso antes de que tú supieras lo que ibas hacer. Sé feliz.
Su respuesta fue abrazarme con más fuerzas y yo le respondí abrazándolo con fuerza.
Después de un rato note como su respiración se hacia más profunda y lenta, deduci que se había dormido. Con mi varita lo deje en la cama y lo tape con las mantas, pero antes de irme su mano cogio la mía.
-Abrázame.
Lo hice me acosté con él en la misma cama, debajo de las mantas y sabanas, lo abrace como a un niño y volvió a dormirse al igual que yo hice.
