- Tengo que admitir que jamás pensé que los rumores de la existencia de esta clínica serían ciertos. Siempre asumí que era algún tipo de estrategia de alguna mafia o algún culto para sacar dinero fácil y estafar idiotas. – comentó Kikyo Zoldyk a Chrollo Lucilfer.

Ambos se encontraban ambos en la sala de espera del Hospital Judas Apóstol, al cual como de costumbre estaba llena de gente de toda edad, raza y sexo esperando a ser atendida. Tanto Kikyo como Chrollo vestían ropa informal para pasar desapercibidos. Chrollo llevaba una sudadera deportiva y pantalones de mezclilla deslavados, así como un gorro de estambre negro que le ocultaba su frente, mientras que Kikyo usaba un vestido holgado de estampado floral y un paliacate de la misma tela. Pese al esfuerzo de Kikiyo por aparentar ser una mujer humilde e indefensa, la forma en la que se movía y su expresión corporal eran capaces de mostrar aquella fuerza tan cruel como elegante que tanto la caracterizaba.

- Bueno, algo tenía que hacer yo por mi patria. Este hospital es el legado de la Araña al mundo. – contestó Chrollo.

- Deberías tratar de mantener un perfil más bajo en este sitio y no ser tan generoso. Los ancianos de la ciudad sospechan que tu eres alguna clase de tirano populista buscando ascender al poder y derrocarlos con el apoyo local. – murmuró Kikyo preocupada.

- Si yo de verdad quisiera derrocarlos, ya lo habría hecho. A mi no me interesa gobernar este sitio, solo quiero darle a la población la ayuda que necesita. – contestó Chrollo en un tono de voz casi inaudible.

- Sigue siendo una acción excesivamente ostentosa a los ojos de ellos. Además, no veo como tu puedas mantener este hospital funcionando de tus caridades para siempre, en especial en un sitio tan inestable como este.

- Casi todo el personal son voluntarios que vienen de fuera y pertenecen a diversas organizaciones no gubernamentales, misioneros cristianos, monjes budistas, organizaciones de caridad musulmanas o judías, estudiantes de medicina buscando experiencia, algunas activistas feministas, cazadores especializados en buscar patógenos y bacterias raras, colectivos anarquistas e incluso descendientes de personas que emigraron de este sitio hace años. Simplemente fue cuestión de congregarlos y encaminarlos a un bien común en el cual no importaran sus diferencias ideológicas. Incluso si la Araña desapareciera este lugar se mantendría de pie por si mismo gracias a nuestros voluntarios y a sus cooperaciones, aunque eso no quita que sea útil hacer contribuciones constantes para mantenerlo en buen estado.

- De todas maneras, no me da mucha confianza. No creo que pueda haber tantos doctores que sean voluntarios calificados para trabajar en un lugar como este.

- Quizá muchos de los voluntarios de este lugar no sean especialistas médicos de alta calidad o carezcan de licencia médica, pero usted tiene que admitir son mucho mejores que los charlatanes que afirmaban curar las cataratas con polvo de unicornio o quitar los cólicos de los bebés con excremento de caballo remojado en vino.

Kikyo sintió un profundo asco oír aquellos crudos "remedios" propios de ciudad Meteoro. Tantos años recibiendo la mejor atención médica del mundo habían hecho que ella olvidara un poco los despropósitos médicos de su ciudad nativa.

- Creo entender la lógica de su obra caritativa. Aunque sigue pareciéndome arriesgado invertir tanto en esto, pero, a decir verdad, me alegra que finalmente los habitantes de nuestra ciudad tengan un lugar para recibir tratamientos médicos completamente gratis. Hubiera matado por que hubiera habido algo así cuando yo era niña.

Chrollo sonrió complacido ante la respuesta de Kikyo.

- ¿Y dime qué la trajo aquí nuevamente? ¿Negocios o placer? – preguntó Chrollo esperando que la obvia respuesta fuera "negocios" pues no se imaginaba que una mujer que se había acostumbrado a tantos lujos fuera a regresar a sus humildes raíces para darse unas vacaciones.

- Placer. Quería echar un ojo a mi lugar de origen y tratar de reencontrarme con su gente. ¿Le extraña mi elección no es así? - dijo Kikyo deleitándose al ver como Chrollo parpadeaba confundido ante su respuesta.

- Un poco, a decir verdad. Yo conociendo a muchas mujeres de su clase social pensaría que usted hubiese optado por ir con su familia a algún hotel de lujo en una playa tropical o alguna ciudad moderna como York New.

La mujer torció sus labios con disgusto al escuchar la respuesta de Chrollo.

- No me gusta la idea de salir de vacaciones familiares caras y lujosas, especialmente cuando la mitad de mi familia está deliberadamente evitándome y mi primogénito esta probablemente muerto o perdido en algún lugar recóndito del mundo. – contestó Kikyo con amargura, haciendo que Chrollo recordara de nuevo lo ocurrido en ese horrible viaje.

- Lo siento mucho. En verdad le doy mi más sincero pésame, yo también lo he extrañado mucho a Illumi. – dijo en un tono de voz compasivo.

- Dos años y tres meses desde la última vez que oí de el. Tu fuiste responsable embarcarlo a aquella maldita expedición. – dijo con severidad la matriarca de los Zoldyks- Sin embargo, a estas alturas señalarte como culpable sería absurdo, en especial añadiendo a ese payaso inmundo a la ecuación de los sucesos. Solo me queda mantener la esperanza de que algún día Illumi regresará a mi y estará seguro conmigo.

- ¿Cómo se lo ha tomado Silva?

- Obviamente mal, pero a decir verdad no hay forma de tomarse a bien esta clase de cosas. Se ha vuelto mucho más agresivo y voluble desde que Milluki falló en localizar a Illumi digitalmente. Mi suegro en cambio, ha estado de buen humor y esta convencido de que Illumi esta vivo en alguna parte del mundo y se ofende con cualquier alusión a su posible muerte. A veces me desespera que ese viejo sea tan optimista.

- Lo siento mucho. Illumi es para mi uno de los mejores hombres que pudo haber producido el clan Zoldyk y el siempre tuvo muy buena opinión suya. Si usted necesita algo de la Araña puede contar contar con nosotros.

- Lo que necesito no me lo puede dar nadie, pero agradezco sus intenciones. Y tenga por seguro que mi esposo y yo consideraremos seriamente hacer inversiones filantrópicas en esta clínica. – contestó Kikyo.

Una doctora robusta de mediana edad salió de una de la puerta de uno de los consultorios y gritó fuertemente:

- ¡Paciente número 73, favor de presentarse a esta puerta con su turno de inmediato! ¡Paciente número 73, favor de presentarse a esta puerta con su turno de inmediato! – repitió, mientras mostraba una pizarra con el numero 73 dibujado en ella.

Chrollo metió su mano en el bolsillo y sacó de este un papel con el número 73 escrito. Finalmente había llegado su turno.

- Bueno, fue un placer volverla a ver señora Zoldyk. Si me necesita llámeme de inmediato. – dijo Chrollo dirigiéndose al consultorio.

- Solo le pido un favor. – dijo la mujer agarrando a Chrollo de la muñeca firmemente.

- ¿Cuál? – interrogó Chrollo.

- Protege a Kalluto como si fuera tu propio hijo. Y pobre de ti si me entero que le llegó a pasar algo.

- No se preocupe. Lo protegeré con mi vida. – contestó Chrollo con solemnidad.

- Mas te vale. -concluyó la mujer soltando a Chrollo y saliendo de la sala de espera.

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Bueno, se que es muy rápido para que haya actualizado otro capítulo, sin embargo, por alguna razón mi inspiración a fluido mucho con este fanfic, así que cada espacio libre de tiempo que tengo lo uso en escribir esto.

Como siempre, muchas gracias a Monnies con su comentario, no te desanimes con tu fanfic (me encantan los fanfics de crimen y misterio) y felicidades a ti y a Rosslie por haber actualizado, como siempre, yo aquí les deseo lo mejor.