- ¿Todo bien jefe? -preguntó Nobunaga a Chrollo quien seguía encerrado en una de las casetas del baño del museo.

La infiltración a ese museo fue como quitarle el dulce a un niño para ellos, pues las medidas de seguridad eran muy rudimentarias por no decir inexistentes. Aquella noche se daría una charla sobre la importancia de las expediciones fuera del Mundo Conocido y los avances científicos que estas podían traerles. El hecho de que aquella charla fuera gratuita y su único requisito fuera llegar antes de que se acabara el cupo límite les había solucionado la mitad del trabajo de infiltración. Sin embargo, ahora Nobunaga temía que la tardanza de Chrollo los retrasara y se quedaran sin una entrada fácil a la conferencia, la cual, coincidentemente, sería dada en el área dedicada al Continente Obscuro, justo en frente del cuerpo de Feitan.

Chrollo por su parte seguía arrodillado y tosiendo violentamente frente al escusado, esperando a que su garganta se decidiera a dejar de expulsar más de aquel asqueroso líquido. Chrollo generalmente no tenía mucha sensación de repulsión ante los fluidos corporales, después de todo el había crecido en una ciudad donde las alcantarillas y el agua corriente eran un casi un mito, las personas más afortunadas tenían alguna letrina primitiva instalada en sus casas, pero la mayoría simplemente tiraba sus desechos a la calle, esperando a que estos se confundieran con el resto de la mugre y que milagrosamente fueran diluidos en la lluvia. Pese a eso, por alguna razón, el vómito le provocaba un asco irracional, desde niño el solo verlo le hacía sentir nauseas, especialmente el suyo. Odiaba con toda su alma la sensación de los alimentos que había ingerido volvieran a recorrer su garganta y salir cubierto de fluidos irreconosiles. Casi siempre que vomitaba cerraba sus ojos y no los abría hasta estar seguro que no tendría que verlo directamente. Chrollo sintió una arcada final y vomitó directo al escusado, sintiendo como los últimos restos del desayuno que había ingerido abandonaban su cuerpo, acompañados de un montón de agua y saliva. El líder de la Araña se sentía muy mareado aquella noche, sin embargo, no podía darse el lujo de recostarse y esperar a que su mareo se detuviese. O al menos no hasta que terminara de vengar a Feitan.

Lentamente Chrollo bajó la palanca del escusado y se incorporó de pie, saliendo de la caseta de aquel baño para dirigirse al lavabo y enjuagarse la boca. Nobunaga solo lo observó en un sepulcral silencio, viendo como su jefe trataba de acomodar su cabello ayudandose con algo de agua. Chrollo se veía pálido y sudoroso, casi enfermo, sin embargo, tan pronto como terminó de acomodar su cabello y cubrir su tatuaje de la frente con una gasa, Chrollo retomó su algo de compostura.

- Estoy bien. Ahora lo importante es llegar a la conferencia. – contestó secamente.

Ambos se dirigieron a la conferencia en silencio, esperando encontrar algun asiento que estuviese libre en aquella sala de exhibición. Aquella exhibición era bastante grande y estaba llena de artículos misteriosos provenientes de aquel horripilante Continente Obscuro. Vitrinas con animales y plantas disecados, minerales y rocas exóticas, fotografías inéditas de la expedición reciente. Y en una de las vitrinas laterales se encontraban los cuerpos de algunas de las víctimas de aquellas expediciones, incluyendo el cuerpo de Feitan.

Chrollo y Nobunaga hicieron esfuerzo por no mirarlo directamente, sin embargo, pronto, sus ojos se quedaron fijos en aquel defigurado cuerpo. El rostro de Feitan mostraba una horrible sonrisa sardónica y unas cuencas vacías que volteaban hacia ningun lado, casi toda su piel se encontraba arrugada y escamosa, con una serie de manchas blanquecinas y amarillentas rodeandolo. Casi toda la grasa y el carílago de aquel cuerpo se había deshecho, haciendo que su cuerpo, de por si esbelto, se viera aterradoramente delgado. Por lo visto Feitan no había durado mucho tiempo en las garras de aquella bestia antes de que sacaran su cadaver de allí, pues de todos los cuerpos exhibidos este era el que tenía mayor semblanza a un ser humano viviente. El resto de ellos se encontraban mucho más degenerados y deformes, muchos de ellos teñidos de un amarillo verdoso, encorbados de forma innatural o con perforaciones inexplicables en el cuerpo y la mayoría había perdido algunos miembros del cuerpo así como todos los dietes y el cabello. Chrollo sintió una ligera incomodidad al ver a aquellos cádaveres calvos y esqueléticos e inconsientemente paso su mano entre su cabellera, había comenzado a notar que su cabello era mucho más frágil y ahora se tardaba mucho más tiempo en acomodarlo para no evidenciar que había pequeños "huecos vacíos" en su cabellera. La edad le estaba dando alcance y con ello eventualmente llegaría su propia muerte. Chrollo volvió a voltear a ver a Feitan y respiró hondamente, haciendo un esfuerzo por contenerse a si mismo y no dar muestras de incomodidad. "Memento mori." Pensó para si mismo, mientras acompañaba a Nobunaga hacia un par de asientos libres que había encontrado.

La conferencia inició, por lo que pronto, la mayoría de las luces fueron apagadas, dejando solo una luz grande que enfocaba a la mesa de conferencistas al frente de los asientos. La conferencia había comenzado de forma muy amena, habiendo risas de parte de los espectadores, quienes seguramente habían respondido a algún chiste por parte de alguno de los conferencistas. Pasaron algunos minutos de conferencia, sin embargo Chrollo no prestaba atención a aquella plática. Sus ojos estaban fijos en las salidas y entradas de aquella sala, las cuales fueron cerradas. Chrollo pudo ver como una de esas puertas cerradas emergía Phinks en uniforme de uno de los guías de museo, siendo este uniforme muy entallado para su musculoso cuerpo. "¡Diviertasé mucho y aprenda con nosotros!" decía el logotipo estampado en el uniforme de guía de museo. Phinks hizo una señal con su mano a Nobunaga quien simplemente se levantó de su asiento y salió discretamente por la puerta de la que Phinks había entrado.

- Dejaste tu paraguas en objetos perdidos, no hay más cosas allí. – dijo Phinks en voz baja a Nobunaga, siendo "paraguas" la palabra clave que le habían dado a el arma de este último.

- De acuerdo. Iré por el. – contestó, mientras ambos salían de aquella sala.

Pasaron otros cinco minutos de conferencia, hasta que las luces se fueron de forma súbita en toda la sala del museo. Al no haber ninguna ventana, toda esa sala quedó en obscuridad y hubo algunos gritos de pánico. Por su parte Chrollo sonrió mientras sacaba su libro y seleccionaba de forma instintiva su página deseada: peces de interior.

Su ansiada venganza estaba por comenzar…

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Bien, bien. Aquí el siguiente capítulo de mi fanfic. Espero que les este gustando mucho como me va quedando.

Monnies: Sobre lo de la música de tortura, ha habido varios cantantes que han protestado en contra de eso, sin embargo no se cual sea la posición oficial de los miembros que quedan de Bee Gees al respecto, aunque sospecho que no han de estar muy contentos al respecto.

Como siempre agradezco mucho tus comentarios y te deseo lo mejor a ti y a Rosslie.