- ¿Lista para la siguiente ronda? – preguntó Chrollo a Machi tras regresar de la letrina.
El jefe de la Araña se encontraba muy cansado y con un fuerte dolor de cabeza y estómago; pese a haber concluido su tratamiento antibiótico para la infección estomacal y seguir con disciplina casi marcial su dieta e ingerir sus suplementos alimenticios aquellas dolencias no habían desaparecido, por lo contrario, incluso se le habían añadido otros malestares; sin embargo, el jefe de la Araña sentía que sabía como manejarlo por completo y la idea de hacerle el amor a su esposa le era demasiado excitante como para dejar que esas nimiedades le arruinasen su noche de sexo.
Machi por su parte yacía en el colchón que compartían ambos, con una expresión de satisfacción pura, completamente desnuda, empapada de sudor y con las piernas aún abiertas, casi como si estuviera alistándose para recibir el miembro o la lengua de su esposo. Chrollo adoraba ver el cuerpo de Machi después de tener sexo, saber que el era ahora el único hombre que podía complacerla de tal forma le provocaba excitación e inflaba su orgullo. Chrollo no espero la respuesta de Machi y se acercó a ella lentamente, procediendo a besarla en la boca apasionadamente, deleitado de aún poder sentir el sabor de su propio cuerpo mezclado con un bálsamo labial afrutado y la saliva de Machi. Poco a poco los labios de Chrollo viajaron lentamente al cuello de Machi, enfocándose en marcarlo con su boca. Chrollo agrdecia secretamente que Machi hubiera cortado su cabello, pues gracias a eso, ahora era mucho más fácil besar toda el área de su cuello sin tener que accidentalmente llenarse la boca de pelos, sin contar que a el personalmente le fascinaban las mujeres de cabello corto, casi al grado de fetiche. Aquel corte de cabello, si bien, hacía que Machi se viera menos juvenil, era muy sensual y elegante a los ojos de Chrollo. La lujuriosa boca de Chrollo comenzó a bajar del cuello de la ninja al torso, besando poco a poco sus pechos y su estómago, llegando de esa forma sus caderas, sin embargo, antes de que la boca de Chrollo tocase el pubis, Machi cerro sus piernas y se apartó de Chrollo.
- ¿Pasa algo? – preguntó Chrollo genuinamente preocupado por la fría reacción de Machi.
- Volviste a vomitar en la letrina. – dijo Machi, no en tono de pregunta, sino de afirmación.
Chrollo tragó saliva y respiró hondamente.
- No he seguido mi dieta tan estrictamente. – se excusó Chrollo.
- Hemos preparado todos nuestos alimentos juntos. Tu nunca has roto tu dieta.
- Bueno, tengo que admitir que a veces me gusta comer fuera. Ya sabes, soy un adicto a lo dulce. – contestó Chrollo tratando de tranquilizar a Machi.
- Entonces si te gusta atragantarte con dulces ¿Por qué no subes de peso?
- Ya me conoces Machi. Siempre he sido naturalmente delgado.
- Me preocupa tu salud. También te ha salido un sarpullido y ronchas bastante raras estas últimas semanas.
Chrollo volteo a ver su propio pecho con algo de fastidio. En efecto, su pecho así como parte de su espalda, piernas y brazos estaba anormalmente irritados e invadidos de ronchas. Pese a los remedios caseros que se había autorecetado el seguía sufriendo de una ligera comezón y cada vez más hinchadas ronchas.
- Han de ser alergias. O picaduras de insectos. Después de todo dormimos en un colchón muy viejo, ha de estar repleto de insectos y polvo.
- Yo también duermo aquí y jamás he tenido problemas de ese tipo.
- Bueno, de todas formas no me molestan tanto. Se que pasaran pronto.
- En verdad me preocupa mucho tu salud. Me da nervios que tengas alguna enfermedad rara y peligrosa.
Chrollo simplemente se rió de la preocupación de Machi y tras ponerse de pie en la cama procedió a cargarla en sus brazos.
- ¿Crees que un hombre enfermo puede cogerte así de sabroso toda la noche? – dijo Chrollo sosteniendo a Machi soberbiamente.
A decir verdad a Chrollo le estaba costando trabajo seguir cargando a Machi. Se sentía muy cansado y por alguna razón sentía que como si todo estuviera mucho más pesado. Pese a que una ola de mareo le estaba invadiendo Chrollo hizo esfuerzo por mantener sus brazos firmes y soportar el peso de su esposa. Machi pudo notar el esfuerzo que estaba haciendo Chrollo al cargarla, sus brazos temblaban y su respiración comenzaba a hacerse pesada. Machi se sentía preocupada y hastiada de aquella falsa exhibición de fuerza física, Chrollo tenía que poner sus pies en la tierra de una vez por todas.
- ¿Usas viagra, verdad? – preguntó Machi.
Chrollo palideció y soltó a Machi en la cama de manera abrupta. Había pocas personas que eran capaces de herir la masculinidad y el orgullo de Chrollo Lucilfer solo con sus palabras. Machi era una de ellas.
- ¿Cómo lo supiste? – preguntó Chrollo sentándose al lado de su pareja.
- Nunca subestimes mi intuición. Además vi un bote de esas cosas cerca de tu pastillero. – contestó Machi secamente.
Chrollo bajo la mirada sintiéndose humillado y patético.
- Un doctor me dijo que eso podría ayudarnos a concebir. – aclaró Chrollo.
Ellos llevaban un tiempo tratando de concebir sin resultados y aunque en realidad ningun médico le había recetado dicho medicamento, consideraba que aquella mentira blanca era mucho menos vergonzosa que admitir lo que en verdad le estaba pasando.
- ¿Te gustaría que tu hijo tuviera un padre enfermo? – preguntó Machi.
- ¿Qué?
- ¿Quieres estar así cuando tengamos hijos? ¿Minimizando tu dolor, ocultando tus problemas y mintiendo?
- No. No me gustaría. – concluyó Chrollo, sintiéndose acorralado por las palabras de Machi.
- Necesito que seas sincero. Por favor, ve a un médico. Pide una segunda opinión. Necesito que estes sano. Necesito que estes vivo. No quiero perderte, no así. – rogó Machi.
- Ya fui al Hospital Judas Apóstol y me hicieron toda clase de pruebas. Todas dieron negativo. Luego, tras desmayarme, fui a una clínica privada, me hice un análisis gastrointestinal y me sometí a sus tratamientos. He hecho todo, no se que es lo que sigue. – murmuró Chrollo sintiéndose genuinamente confundido.
- Yo tampoco se. Pero ya no quiero que me mientas. Por favor, se sincero, no tienes que aparentar ser fuerte conmigo. – contestó Machi viendo directamente los ojos grises de Chrollo. Chrollo simplemente la beso con delicadeza y acaricio su corta melena púrpura.
- No lo haré amor, te lo prometo. Juro que seré sincero contigo. – dijo Chrollo y procedió a abrazar a Machi fuertemente.
Aquel abrazo se hubiese mantenido por un buen tiempo de no ser porque Chrollo súbitamente fue invadido por una ola de mareo y sintió una arcada. Sin embargo, antes de que el llegar a un bote de basura o a la letrina Chrollo se tiró de rodillas y vomitó en el suelo. Machi suspiró horrorizada al ver lo que había vomitado de su marido. Chrollo no abrió sus ojos para ver el vómito, sin embargo el sabor a metal pronto confirmó la horrorosa visión de Machi: dentro de aquella horrible masa de alimento sin digerir y agua había también un pequeño charquillo de sangre.
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Bueno, aquí iniciando febrero con un nuevo y candente capítulo de mi fanfic. Pese al drama creo que este ha sido el capítulo más sexy que he escrito hasta ahora (¿?), así que espero que lo hayan disfrutado, jeje.
Rosslie: Pues no es por hacer spoilers pero ya verás que vendrán muchos personajes interesantes y uno que otro personaje original.
Como siempre es un placer recibir sus comentarios y visitas. Les mando muchos abrazos y besos a mis lectores de todo el mundo.
