- Lo siento mucho Shizuku, pero no quiero ser tu novio. – contestó Bonolenov viendo directamente los ojos de Shizuku.

Era media noche y los dos se encontraban juntos en un pequeño restaurante que ofrecía servicios las 24 horas. Habían pasado apenas un par de días desde la última misión que tuvieron junto a Chrollo y tras salir de Ciudad Meteoro, pensaron que sería agradable comer algo juntos antes de volver a sus andanzas.

- ¿Por qué no? – insistió Shizuku con mirada inexpresiva.

- Yo no creo que sea buena idea para ambos. – contestó el hombre vendado secamente.

- Pero yo sería una magnífica novia. Estaría siempre contigo, escucharía todos tus problemas, te daría muchos besos, cocinaría pasteles y masajearía la espalda todas las noches. – argumentó la joven.

- Lo siento Shizuku, pero tu te mereces a alguien más jóven. Alguien verdaderamente divertido y atractivo que te haga sentir… – pero antes de que Bonolenov terminara su oración fue interrumpido por la camarera del restaurante quien llegó con sus ordenes, haciendo que el guerrero danzante interrumpiera su charla con Shizuku para agradecerle por la comida.

- Los dos somos adultos, podemos estar juntos sin inconvenientes. Tu me resultas muy atractivo y me diviertes mucho, realmente no entiendo porque la gente te considera un bicho raro. Además si fuera tu novia yo podría hacerte el amor cuado tu quisieras y como tu quisieras, yo nunca me quejaría de nada ni tendría problemas con eso.– exclamó Shizuku tratando de sonar seductora.

Bonolenov dio un sorbó a su malteada de mora azul y tapioca en sepulcral silencio. Pese a que Shizuku era en efecto una mujer adulta, ella era mucho más joven que Bonolenov y para el Shizuku seguía siendo aquella adolescente con problemas mentales recien escapada de la explotación que le presentó Franklin hacía años. No era correcto que un hombre como el se involucrara con alguien tan vulnerable.

- Shizuku, tu eres como una hija o hermana pequeña para mi, yo no quisiera que me hicieras el amor nunca. La única mujer con la que alguna vez he tenido deseos carnales fue mi esposa y ella falleció hace años. – dijo Bonolenov en voz baja.

Aquellas palabras eran mitad verdad y mitad mentira; obviamente Bonolenov siempre vería a Shizuku como alguien de su familia a quien proteger, sin embargo, pese a extrañar profundamente a su esposa el siguió teniendo deseos sexuales y amorosos hacia otras mujeres, particularmente hacia Machi; aunque en el fondo, el guerrero vendado estaba completamente seguro que esos deseos jamás se cumplirían. Bonolenov sabía que no tenía caso seguir alimentando aquellas fantasías ni involucrarse con Shizuku para llenar aquel hueco.

- ¿Es por mis problemas de atención y memoria verdad? ¿No te gustaría salir con una mujer discapacitada mentalmente? – preguntó Shizuku con tristeza.

Bonolenov estuvo a punto de responderle, sin embargo, fue interrumpido por el sonido de su celular. Rápidamente el guerrero gyudondond sacó su teléfono de su bolsillo y contestó, mientras que por su parte Shizuku decidió concentrarse en devorar su delicioso pastelillo de chocolate y su gelatina de agar.

- ¿Hola quién habla? – susurró Bonolenov.

- Hola Bono, soy yo. – contestó Phinks.

- Oh, mucho gusto Phinks Magcub. Me sorprende que sigas despierto a estas horas.

- ¿No te estoy despertando o interrumpiendo algo importante? – preguntó el rubio nerviosamente.

A Bonolenov le extrañaba mucho recibir una llamada de Phinks, generalmente nadie de la Brigada Fantasma a excepción de Shizuku y Chrollo se comunicaba con el por celular. Ocasionalmente recibiría alguna llamada de otros miembros pidiendo consejos, sin embargo con tantas cosas por las que había pasado desde el viaje al Continente Obscuro, pocas cosas le asustaban.

- No, no. Muy apenas estoy cenando aquí con Shizuku. ¿Pasa algo? – contestó el guerrero preciviendo cierta preocupación en el tono de voz de su camarada.

- Bueno, no se como decirte…

- ¿Decirme qué?

- Estoy muy preocupado por el jefe…

- ¿Por qué te preocupa tanto? ¿Está bien?

- El está enfermo, muy enfermo. Pense que después de que lo llevaran al doctor cuando se desmayó se iba arreglar, pero hace un par de días, cuando nos reunimos para ese asunto del hospital de Ciudad Meteoro ví que vomitó sangre.

- Trata de alejar los pensamientos macabros de tu mente, lo más seguro es que la enfermedad de nuestro jefe sea algo manejable.

- ¿Y si no lo es? ¿Qué pasará si no lo es?

Bonolenov dio un sorbo a su bebida y tras masticar lentamente las perlitas de tapioca de esta respiró hondamente.

- No será nada grave. Y si lo es tendremos que lidiar con ello. Después de todo el jefe fue claro cuando dijo que la cabeza no es más importante que las patas y que de requerirlo puede ser remplazada. – contestó tratando de ser tan compasivo como realista.

- No se si podré lidiar con ello. He perdido a tanta gente que apreciaba en tampoco tiempo. Primero fueron Uvo y Paku en Yorknew, luego Shalnark y Kortopi tras lo de Hisoka. Después Franklin se sacrificó por nosotros en ese mugroso barco y luego en el Continente Obscuro Feitan… - a Phinks se le cortó la voz al mencionar su nombre- ¡Pobre Feitan, el no merecía eso! ¡Yo debí haber tratado de advertirle o debí haberlo ayudado, pero no hice nada! ¡Solo huí como un maldito cobarde!

- Yo estuve allí Phinks. No había nada que pudieramos hacer por Feitan en ese momento, cualquier intento por salvarlo hubiera acabado mal. Hiciste lo correcto.

- Lo sé. Yo sé que hice lo correcto, pero sigo sintiendomé culpable, solo y yo, yo… – la voz se le quebraba pese a intentar de hablar firmemente- No creo que podría aguantar otra pérdida. Mucho menos de nuestro jefe. El es el padre y el hermano que nunca tuve y la persona que siempre aspiré a ser. Si algo le pasará… no se que haría. Creo que acabaría en un manicomio o me mataría a mi mismo. – exclamó Phinks soltando una risa amarga, la cual parecía más un tipo de quejido ahogado.

Bonolenov dio otro trago pequeño a su malteada y suspiró antes de responder a Phinks.

- Entiendo como te sientes Phinks. Yo me sentí así cuando mataron a mis hijos. Pensé que si tras eso, a mi esposa le pasaba algo perdería el juicio o me quitaría la vida. Al final, quien se suicidó en un ataque de locura fue ella. En ese momento pude haberla seguido y haber acabado conmigo mismo, sin embargo, no lo hice. Yo escogí vivir. Y es así como pude vengar las humillaciones que pasó mi tribu y conocerlos a ustedes. Y estoy infinitamente agradecido de haberlo hecho.

- Lo siento mucho, en serio, siento mucho eso, no quería hacerte recordar eso. Por favor, perdonamé. No debí insistir en eso…

- Tu no tienes razón para pedirme perdón. Yo te hablo de mi vida para que aprendas de ella y sigas mi ejemplo. Cuando caí en lo más bajo mi música y danza fueron las chismas que mantuvieron encendida mi vida. Cuando estes en el hoyo y no puedas salir no te apures en trepar hacia arriba, primero enciende una luz para ver tu entorno mejor y darte ánimos.

- No es facil, no es nada facil. – murmuró Phinks con impotencia.

- Nada en la vida lo es. Por ahora lo mejor será que descances y te enfoques en cosas alegres. Si no lo haces te desgastarás y seguriás sufriendo. Duerme y enfocate en encender tu luz, para que así, incluso cuando estés en el pozo más profundo puedas ver.

- Trataré de hacerlo. -contestó Phinks con una mezcla de resignación y agradecimiento.

- Ten una noche agradable. – dijo Bonolenov tras lo cual cortó la llamada.

- ¿Quién era y de que hablaban? – preguntó Shizuku quien acababa de acabarse su pastel de chocolate y su gelatina.

- Solo era Phinks pidiendome consejos. Nada de que alarmarse. ¡Hey! ¡Esa es mi bebida! – exclamó Bonolenov al percatarse que Shizuku comenzaba a tragarse su deliciosa tapioca.

- ¡Oh! Lo había olvidado. Por cierto ¿De que estabamos hablando antes de que nos interrumpiera Phinks? – preguntó Shizuku.

- Bueno, yo tampoco recuerdo. – mintió Bonolenov, agradeciendo infinitamente que Shizuku hubiese olvidado por completo como el la había rechazado hacía apenas unos minutos.

Del otro lado de la línea, justo en uno de los escondites que la Brigada Fantasma tenía en Ciudad Meteoro, Phinks guardó su teléfono celular en los bolsillos de su chaqueta y comenzó a hacer lagartijas apoyando todo su peso en sus manos y aplaudiendo con cada repetición que hacía. Por lo general cuando Phinks tenía problemas para dormir solía rezar o hacer ejercicio para quitarse las ansias y aquella noche había escogido eso último. Pese a tratar de concentrarse en los movimientos de su propio cuerpo la quinta pata de la Araña seguía meditando las palabras de su compañero gyudondond. El sentía una ligera envidia del optimismo de Bonolenov. ¿Comó diablos podía estar tan tranquilo sabiendo de los problemas de salud de Chrollo e incluso mantenerse positivo sabiendo que su jefe podía morir? El intensificador siguió ejercitandose vigorosamente, hasta que un pequeño chillido hizo que se pusiera en estado de alerta. Venía del sótano. Phinks bajó sigilosamente buscando el orígen de dicho sonido, dandose cuenta al poco rato que quien había emitido dicho ruido era Nobunaga. El espadachín se encontraba acostado en posición fetal en el viejo colchón de aquel cuarto.

- ¿Qué te pasa Nobu? – preguntó Phinks preocupado.

Nobunaga volteó a verlo con ojos llorosos e irritados.

- Machi me habló del jefe.

A Phinks se le heló la sangre al imaginar lo peor.

- ¿Qué pasó? – preguntó Phinks claramente alterado.

- Nuestro jefe esta grave. Machi me contó que el vomita casi todo lo que come al poco tiempo e incluso hoy en la mañana se le calleron unos dientes. – dijo la primera pata de la Araña limpiando las lágrimas de su rostro.

- ¿Qué? ¿Comó paso eso? – preguntó tan sorprendido y asustado.

- El… nuestro jefe… fue de viaje para buscar un tratamiento junto con Machi. Al parecer se dirigían a el país donde vive la familia Zoldyck y en una de sus paradas cuando se detuvieron a comer… - la voz de Nobunaga se cortaba al hablar- el comenzó vomitar otra vez con sangre en la boca y se le cayeron dos de sus dientes de golpe.

- Quizá fueron caries. Nuestro jefe come mucha porquería, nada de eso es bueno para los dientes. – dijo Phinks tratando de tranquilizar tanto a su compañero como a su propia mente.

- ¡Nuestro jefe no puede comer nada sin vomitar y ahora esta quedandose sin dientes! ¿Qué no vez que es grave? – gritó Nobunaga.

- Tu no eres el único que esta preocupado, yo también lo estoy, Nobu. – contestó Phinks mientras se sentaba al lado de su compañero y dejaba que una involuntaria cascada de lágrimas corriera por su rostro.

- Lo sé, solo que es tan… frustrante. -contestó Nobunaga sin ánimos- Yo no quiero que le pase nada malo. Ya hemos perdido suficiente. No nos merecemos esto.

Phinks se llevó las manos a sus bolsillos y sacó un paquete de cigarros y un encendedor, encendiendo uno inmediatamente después.

- Yo tampoco quiero que le pase nada a nuestro jefe, sin embargo nosotros no podemos hacer nada. Solo nos queda esperar lo mejor. ¿Quieres? – ofreció el rubio a su camarada el cigarro que había encendido.

Nobunaga acepto silenciosamente el ofrecimiento de Phinks, mientras que este por su parte sacó otro cigarro para el mismo, comenzando a fumar juntos. Quizá, en aquel momento, la única luz que ambas arañas podían encender para ver en aquel pozo era la de un par de cigarros.

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La comida que pidieron Shizuku y Bonolenov esta basada en la comida con su tema que sirvieron en un café con temática de Hunter x Hunter de Japón. Obviamente no la he provado pero con ver las imágenes del menú te da la impresión de que esta deliciosa (publiqué las imágenes de ese menú en mi cuenta de tumblr por si quiere checar).

Monnie´s: Pues eso es lo divertido de los OCs y los fanfics en general, puedes jugar con ellos y ponerlos en toda clase de situaciones cómicas y drámaticas según tu antojo. Muchas gracias por tus palabras, espero que tengas una hermosa semana, jeje.

Como siempre le mando muchos abrazos y los mejores deseos a mis lectores y mis lectoras.