- Ustedes son los misioneros del exterior de los que tanto nos han hablado los ancianos. ¿Verdad? – dijo una simpatica ancianita ataviada con un habito gris y un velo del mismo color.

- Claro. Mi nombre es Karlmelo Ackerman y el es mi compañero de trabajo Markko Lucci. Es un placer conocer a la madre superior de una orden tan caritativa y trabajadora como esta. – contestó Kurapika con amabilidad.

Tanto Leorio como Kurapika habían optado por usar nombres falsos que no delataran su orígen, así como ocultar su relación amorosa, con el fin de hacer su infiltración mucho más creíble para todos los habitantes de la ciudad y poder tener acceso facil a todos los sitios existentes.

- ¿Y bien, que le trae a nuestro humilde convento? Según tengo entendido los ancianos nos dijeron que ustedes no tenían relación con el clero o las congregaciones del exterior, que ustedes eran independientes. ¿Es es cierto?

- Por supuesto, somos independientes. Como médico he podido ver en carne propia como muchas de las supuestas organizaciones cartitativas y religiosas obstaculizan dar ayuda a sitios como este con un interminable cumulo de burocracia y cuestiones políticas. – dijo Leorio, sintiendose hipócrita, pues reconocía que de no ser por la situación en la que se encontraba Kurapika dudaba mucho que el o alguien más se hubiera aventurado en aquella tierra tan hostil, incluso de haber querido, pues la falta de dinero y la inseguridad hacía que cualquier voluntariado en ese sitio fuera una casi una misión suicida. El mismo Leorio, si bien agradecía que la Regente les hubiera brindado presupuesto para montar aquella clínica y escuela, en el fondo temía que tras acabar con la Brigada Fantasma todo ese dinero que era destinado a aquella misión fuese a desaparecer o malograrse en algun capricho nobiliario.

- Además, les hemos traído algunos regalos. – dijo Kurapika.

Leorio sonrió ante la mención de los regalos que había hecho Kurapika, sacando de la mochila de este un paquete de galletas de mantequilla y un crucifijo de piedras pintado coloridamente.

- Las galletas fueron hechas con ayuda de nuestros estudiantes y ellos estuvieron de acuerdo con regalarles a ustedes algunas. El crucifijo fue traído desde York New. – dijo Kurapika amablemente.

- ¡Oh, que precioso detalle! La generosidad siempre se extiende entre los más humildes y solidarios. – dijo la monja al sostener aquel crucifujo en sus manos- Si gustan pueden acompañarme al comedor para que repartamos las galletas entre los fieles y el resto de las hermanas, pues estamos cerca de la hora de la cena, pero antes me gustaría colocar este crucifijo en en la capilla, para que todo el mundo lo vea.

- Por supuesto, deje que la acompañemos. – contestó Kurapika apurandose a seguir a la monja, arrastrandose con dificultad en su andador.

El interior del convento no era muy diferente a otros de los edificios que se encontraban en la ciudad, siendo este construido mayormente de chatarra y materiales toscamente reciclados, sin embargo, Kurapika podía apreciar ciertos intentos de parte de las monjas por adornar dicho espacio, habiendo un pequeño huerto interior en el atrio del convento, así como un muy rudimentario pozo de agua y una estatua hecha con yeso de la Vírgen María, la cual había sido decorada con flores ya secas, así como algunas florecillas de origami. Posiblemente la capilla era el lugar más "civilizado" y mejor construido de aquel monasterio. En aquel lugar había algunos fieles de rodillas rezando, acompañados de la humilde luz de algunas veladoras, así como de las obedientes monjas, quienes limpiaban con diligencia el santuario mientras cantaban alabanzas en voz alta. Kurapika no había tenido una educación cristiana (su familia le enseño la religión local de los kurtas, mencionandole poco o casi nada de religiones extranjeras como el cristianismo, el budismo, el judaísmo o el islam) y el mismo rara vez había ido a la Iglesia (solamente un par de ocasiones en ceremonias ajenas claro), sin embargo al encontrarse en aquel sitio, el comenzó a sentir un enorme reconfort espiritual.

Kurapika vió como las paredes de piedra tenían varios cuadros representando la Pasión de Cristo, cruces de madera, imágenes de ángeles y santos, así como pequeños retablos, pintados toscamente por los fieles de aquella iglesia y varias fotografías de ceremonias llevabas a cabo en el pasado en aquel templo. Bodas, bautizos, funerales, fiestas de Navidad o Pascua, estando la mayoría de las fotografías de aquel templo algo decoloradas y tomadas desde cámaras de calidad dudosa. Sin embargo, aquella paz de Kurapika fue interrumpido por una perturbadora fotografía. Para cualquier otra persona aquella fotografía hubiera pasado como una fotografía matrimonial como cualquier otra, el novio en smoking, la novia con velo y vestido blanco, ambos sujetando un ramo de flores artificiales color blanco. Sin embargo Kurapika pudo distinguir las facciones de los protagonistas del retrato: Machi Komachine y Chrollo Lucilfer. Kurapika sintió rabia al pensar que un malnacido, sádico y adicto al asesinato como el se hubiera casado en un templo tan pacífico como ese. Se preguntó brevemente si acaso Chrollo era religioso, pues de serlo, era posible que eventualmente el acudiera a aquella capilla. Quizá su esperado y temido reencuentro con Chrollo Lucilfer, el demonio que lo había conducido a la locura y asesinado clan entero, estaba mucho más cerca de lo que parecía. Kurapika tragó saliva y trató de despegar su único ojo bueno de aquel retrato, sin embargo antes que lo lograra, la Madre Superior se percató de la fijación que Kurapika tenía en aquella foto.

- ¿Te gusta esa foto? – preguntó la monja sonriendo amablemente.

- Si, por supuesto. Solo que ese hombre me recuerda a alguien famoso. – contestó Kurapika nerviosamente.

- Bueno, es natural que te recuerde a alguien famoso, después de todo el es uno de los hombres más amados de esta ciudad y aparece en las noticias de vez en cuando. – afirmó la monja.

- ¿Y quien es exactamente? – preguntó Leorio fingiendo ignorancia con una actuación magistral.

- ¡Oh! Bueno, el es Chrollo Lucilfer. – dijo la monja haciendo enfasis en la segunda "l" del apellido de Chrollo, tal como si no quisiera que tan peculiar apellido se confundiera con el nombre del diablo- Es el líder de la Brigada Fantasma y uno de los mayores benefactores de este convento.

- ¿Benefactor? – preguntó Kurapika desconcertado.

- Por supuesto, el es un hombre muy caritativo y religioso. Su esposa Machi no es tan apegada a la iglesia, pero se ve que es una mujer muy noble, pues a menudo atiende a heridos en situación de emergencia y ha ayudado mucho a las mujeres y niñas necesitadas en esta ciudad. Además también es un miembro de la Brigada Fantasma. – explicó la anciana.

- ¿Entonces la Araña es un grupo caritativo? – interrogó Leorio.

- Por supuesto. Ellos nos han ayudado mucho más que las organizaciones de filantropía del exterior. Incluso fueron ellos los que ignauraron el Hospital Judas Apóstol con las riquezas obtenidas del Continente Obscuro. Nunca dejaré de agradecerles por sus caridades y hospitalidad. No importa que la mayoría de ellos no sean cristianos o que algunos sean homosexuales o provengan de distintas etinias. Al final lo importante es que ellos obran para el prójimo como todo buen cristiano.

Kurapika sujetó su andador con fuerzas al escuchar a la monja referirse a la Brigada Fantasma como buenos cristianos.

- ¿Y de donde sacan dinero para tantas obras de caridad? ¿Acaso se dedican a jugar en la bolsa de valores o son artistas? – preguntó Leorio.

- Es algo complicado. Aquí no hay muchas formas de enriquecerse, así que para ganar su fortuna ellos recurren a métodos poco convencionales.

- Oh, entonces se dedican a la prostitución. – dijo Leorio.

- No realmente.

- ¿Tráfico de drogas? – insistió el médico.

- Que yo sepa no. De hecho, ellos corrieron a los mafiosos que vendían porquerías alduteradas de este sitio. Ahora, gracias a eso el consumo de drogas, si bien persiste, ya no esta ligado a criminales tan nefastos ni es tan latente con el grueso de la población. – dijo la anciana con orgullo.

- ¿Entonces a qué se dedican? – insitió Leorio.

La monja frunció en seño y se mordió los labios algo incómoda. Sin embargo, antes de que ella diera la respuesta, Kurapika contestó.

- ¿No eran acaso el grupo de ladrones que causó un atentado terrorista en un museo hace poco?

La madre superiora suspiró y respiró hondamente antes de contestarle.

- Todos cometen errores y el señor Chrollo no es la excepción. Lo que hizo en el museo no tiene excusa, pero se que el busca el perdón y bienestar de la gente con sinceridad.

- También tengo entendido que ellos asesinaron a muchos de los participantes de la expedición al Continente Obscuro y robaron muchas joyas de la realeza, así como arte. – dijo Kurapika.

- Bueno, quizá sus métodos no fueron los correctos, sin embargo, fue gracias a esas joyas robadas que se pudo construir el hospital de Judas Apostol y abastecer de maíz y trigo nuestro comedor comunitario. Sin contar lo obsceno que es que la nobleza de aquella nación viva en tal opulencia mientras la mayoría de nosotros vivimos al día. – se justificó la monja.

- ¡Ellos asesinaron al Clan Kurta y vendieron sus ojos al mercado negro! No les importo matar ancianos, mujeres embarazadas, niños… todos fueron torturados hasta la muerte. Chrollo Lucilfer mató, torturó y posiblemente violó a una mujer en frente de toda su familia, una ama de casa, una campesina inocente que jamás lastimó a nadie. – Kurapika decía recordando lo que Chrollo le había contado del asesinato de su propia madre- ¡Imaginese que esa mujer hubiese sido usted o cualquiera de las hermanas del convento! ¿Lo justificaría también? ¿Si los muertos pudieran hablar, qué cree que dirían las víctimas de la masacre del clan Kurta al saber que esta defendiendo a un monstruo como el? – gritó Kurapika, recordando como enterró a cada miembro se su clan, teniendo que aguantar verlos completamente mutilados, con la ropa hecha jirones y apestando a putrefacción y sangre.

La gente del templo se quedó en silencio al escuchar a Kurapika, sintendo cierta intranquilidad al oír a aquel "misionero" tocando temas tan controversiales. Leorio sudó en frió. Kurapika había mordido más de lo que podía tragar al aceptar aquella misión y el hecho de que el se diera cuenta que el hombre que arruino su vida era querido y respetado en aquel sitio era sin duda algo dificil de digerir. Si Kurapika no controlaba sus sentimientos su actuación como misioneros se vendría abajo. Leorio estuvo tentado a intervenir, sin embargo, en ese momento no tenía idea de que hacer al respecto.

- Señor Ackerman, comprendo su preocupación y hasta cierto punto la comparto. – dijo la monja con resignación- El señor Lucilfer y sus asociados son unos monstruos, sin embargo, son los monstruos que mantienen en orden la ciudad. Usted no tiene la menor idea del caos que había en este sitio antes de que la Araña tomara el poder. La mafia explotaba a los habitantes de esta ciudad, les prometían trabajos que les darían dinero para vivir dignamente, pero en la mayoría de los casos simplemente usaban a los hombres como carne de cañón en conflictos con la policía y otras mafias y mientras las mujeres y los niños eran prostituidos y esclavizados. Los ancianos que nos rigen nunca tuvieron la capacidad para detener ese genocidio silencioso del que era víctima este pueblo, incluso a menudo preferían mantener amistad con las mafias y los criminales extranjeros que enfrentarlos directamente y arriesgar más vidas de inocentes. Fue Chrollo y los miembros de la Araña quien les pusieron un alto a aquellos mafiosos. Quizá no fue muy cristiano o ético el método que utilizó para sacarlos de este, sin embargo, gracias a ello dejamos de sufrir extorciones y ver como jovenes eran deshumanizados para el provecho de los mafiosos. Yo he conocido a Chrollo desde que era joven y he entablado conversaciones muy profundas, por lo que estoy segura que muy en el fondo es un alma buena. El mismo nos ayudó a conseguir fertilizante y semillas para nuestro huerto y ha ayudado a establecer pequeños jardínes comunales entre los habitantes de este sitio. También ama jugar con los niños pequeños y no le molesta cuidarlos o cambiarle los pañales mientras sus madres estan ocupadas. Incluso recuerdo el día de su boda cuando el comentó que estaba interesado en adoptar para formar una familia grande. ¡Y ni que decir de sus compañeros! Hace algunos años cuando fuimos atacados por aquellas horripilantes hormigas ellos se encargaron de eliminarlas antes de que hicieran más daño y ayudaron a enterrar a las víctimas dignamente. Quizá para el exterior la Araña podrá ser un monstruo, pero para los que vivimos día con día en este sitio abandonado por todo el mundo, la Araña es nuestra luz y esperanza. – concluyó la monja colocando el crucifijo en la pared, justo debajo del retraro de Chrollo y Machi.

Kurapika vió agamramente aquella fotografía, conteniendo sus lágrimas de ira y tragando saliva al ver como el hombre que tanto daño le había hecho sonreía a la camara, abrazado de la mujer que amaba. Sin duda su misión en busca de justicia era mucho más díficil de lo que jamás había pensado.

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Bueno, espero que les haya gustado este nuevo capítulo enfocado al buen Kurapika y Leorio. Solo para aclarar que la forma describí el templo en este capítulo es un poco distinta a la organización de los monasterios e iglesias católicas convencionales. Como dije anteriormente es posible que los habitantes de Ciudad Meteoro hayan desarrollado prácticas religiosas "divergentes" a las tradiciones y canones oficiales, en gran medida como resultado de estar relativamente aislados del mundo y en condiciones precarias, tal como ha pasado con las religiones en la vida real (por ejemplo, hace tiempo leí una de una iglesia católica que era mantenida por la comunidad afroamericana antes de la abolición de la esclavitud en EUA, pese a que en dicha iglesia no había sacerdotes que dieran misa o sacramentos, así como varios casos de sincretismo del cristianismo o el islam con creencias nativas de los pueblos que se fueron colonizando). Nada de mi escrito fue hecho con la intención de ofender o incomodar a mis lectoras ni lectores.

Monnie´s: ¡Pues más vale que lleves ropa de lujo, porque la boda será el proximo capítulo y te advierto que la trama de ese capítulo será muy emotiva por ser el capítulo número 30! Y claro que al Chrollo se le esta acabando la fiesta y toda la Araña lo sospecha, sin embargo, nadie quiere amargarle la pachanga al la familia Lucilfer-Komachine. Como siempre gracias por tus comentarios, me hace muy feliz verlos.

P.D. Voy a empezar a poner títulos en los capítulos para que no se vea tan aburrido nomás el "Chapter "x"" y así. Además los pondré en inglés porque tal parece tengo algunos lectores no hispanohablantes hurgando por allí en este darkfic (me fascina que me lea gente de otros lugares del mundo, jeje) y no quiero que se revuelvan tan fácil con tanto capítulo que he escrito (y que seguiré escribiendo, muahahaha).