Hola, aquí de nuevo, les traigo este nuevo capitulo que es un poco mas largo que el anterior, no se si me sobrepase, pero digamos que con este termina la segunda parte, para dar inicio a otro que subiré después, no puedo decirles con exactitud cuando, pero intentare hacerlo igual de largo que este dado que así puedo abarcar mas de lo que tengo planeado en menos capítulos. Espero que sea de su agrado.
Al final responderé un poco las dudas que se generaron del capitulo anterior a modo de notas (les estoy agradecida por los comentarios que ha recibido, de verdad lo aprecio) :3
Sin mas que decir los dejo seguir con su lectura :3
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Estaba amaneciendo cuando Taichi sintió agobiante alivio al notar que no había nadie despierto a su regreso ya que no se encontraba con el ánimo de tratar de lidiar con ninguno en general sobre su salida, o en este caso su regreso por el mismo camino en el que se fueron él y Koromon. Su imagen en si era similar a la de alguien que entraba de hurtadillas a casa con la agilidad de un felino que no emitía ninguna especie de ruido.
La comparación en si resultaba extraña, pero si se detenía a meditarlo, le inquietaba que tan acertado era. Naturalmente consiguió adentrarse al cuarto en el que tuvo que ser sumamente cuidadoso para abordar su propia cama, y cubrirse con las sabanas donde se deshizo de la polera que se encargó de resguardar bajo la almohada, dándose de nueva cuenta que su situación no era la más cómoda y que relativamente le intimidaba estar a expensas de sus errores tuvieran un impacto desagradable.
Aun así, Taichi dio unos cuantos parpadeos y negó con la cabeza, descartándolos de momento, no deseando saturarse de ellos. No dándose cuenta hasta que fue tarde que lentamente se iba acomodando dejándose consumir por la comodidad de la cama como si su cuerpo hubiese esperado por eso al liberar gran parte de la carga emocional, si bien siendo mediante el llanto, y Koromon como su confiable y único confidente. Quedando dormido en una de esas.
Horas más tarde, se despertó, o bien una alarma lo suficientemente potente para el desarrollado sentido del oído que tenía le espanto el sueño, abriendo los ojos con la rapidez de un depredador que se abalanza ante cualquier amenaza tensándose de momento. Arriba los movimientos de Hikari no se hicieron esperar, en conjunto con los de Tailmon que aparentaba haber ignorado lo sucedido durante la madrugada en la que estuvo todavía en casa. Koromon gruñe invitándolo con sus extensiones rosas a volver a dormir cubriéndole los ojos a lo que Taichi pronto entendió por dónde iba y que era lo que pretendía evitarle pasar.
—¿Hermano estas despierto? —pregunto Hikari titubeante al otro lado casi perdiéndose por el sonido de la alarma que Taichi sinceramente le comenzaba a crispar los nervios.
—Algo así—contesto perezoso Taichi siguiéndole un prolongado bostezo—La verdad es que sigo teniendo sueño, creo que hoy no me presentaré a clases.
—…Estoy segura que Nishijima sensei comprenderá—comento Hikari hasta que bajo a apagar la alarma viniéndosele a la mente el reciente encuentro que tuvo con esa persona, sin embargo, pese a que trataba de llevar todo con normalidad existía cierto resquemor—Oka-san no te moverá de ahí solo cuando sea la hora de comer.
—Igual lo creo—Taichi le da la razón estando atento a los pasos y los objetos que Hikari tomaba—Por cierto, Hikari.
—¿S-Sí?
Un breve silencio los acompaño hasta que Taichi toma el valor de romperlo, sintiendo que sus nervios solo empeoraban a medida que dudaba como progresar en su nueva relación con Hikari y el resto. El ambiente pesado que se respiraba se le hacía sofocante, aunque puede que tal vez sea parte de su propia imaginación.
—… ¿Tienes planes saliendo de la escuela?
—No realmente—Hikari tuvo una sonrisa incomoda en lo que se acomodó la ropa del uniforme entre los brazos en lo que Tailmon se adelantó a abrir la puerta—…Después lo hablamos con más calma, tengo que salir a arreglarme, ¿de acuerdo?, aun tienes que recuperarte—abandono la habitación antes de que obtuviera alguna respuesta, o que el picor yaciente en sus ojos se intensificara desconcertando a Taichi por el repentino pretexto.
—¿He sido rechazado? —murmuro Taichi más hacia si, apartando en definitiva las extensiones de Koromon de los ojos—Rechazado…
—Si, lo has sido—Tailmon confirmo aun en la puerta sin dirigirle la mirada, cerrando la puerta cuanto perdió a la castaña de vista—Ella lo ha estado pasando mal los días en los que desapareciste, fue un shock fuerte el que sufrió, aunque no estuve ahí cuando más me necesito al estar en el espacio que Kōshirō-san creo para transportarnos—suelta con pesar.
—Lo entiendo más de lo crees—Taichi asoma la cabeza entre las sabanas, Koromon simplemente sale de estas un poco molesto por que no fue tomado en cuenta sus palabras desencadenándose lo que había estado tratando de evadir—Pero…hay cosas que preferentemente es mejor que no estén enterados—se encontró con los ojos tristes y a su vez demandantes de Tailmon—Por ese motivo estoy tratando de compensarlo, ¿es difícil colocarse un poco en mi lugar?
Tailmon se guardó silencio, sopesando sus palabras al desviar momentáneamente su atención de él. No lo había considerado.
Taichi interpretó eso como un no. Hundiéndose en otro silencio en el que conciliar el sueño ya no le fue posible, dándose cuenta que era un caso perdido, que no valía la pena continuar presionando, por lo que le da la espalda con un claro ceño fruncido.
Por cómo estaban respondiendo dudaba que a partir de ahora no se encontrara en situaciones similares. En la cocina su madre cocinaba, el olor le fue reconocible pese a ser tenue.
—[Las emociones humanas son complicadas, ¿estarás bien lidiando con esto por tu cuenta?] —la voz de Piddomon interrumpió su tren de pensamientos, a lo que Taichi se preguntó cuánto había pasado desde que Piddomon y él conversaron, dado que lo que más hablaban consistía en cómo controlar sus habilidades que cualquier otra cosa que no despertara su más mínimo interés. Apenas percibía que quería mantener la calma, estabilizaba con su consentimiento la mayor parte de las emociones que lo bombardeara.
Hasta la fecha, todavía le costaba aceptar que le debía desde el tiempo que invertía en sus entrenamientos.
—Creí que te molestaba este tipo de platicas, que no te interesaban—expuso percibiendo que Tailmon aún se encontraba en el entorno y que Koromon permanecía atento a su persona—Días atrás no preguntabas solo esperabas que lo pidiera.
—[Has estado más inestable, además, quieras o no estamos conectados y lo que has estado sintiendo y viendo ha sacudido con mi tranquilidad]
Era cierto pero esa iniciativa descoloco a Taichi.
—Lo se
—[Sin embargo, lo has soportado bien] —admitió Piddomon en un tono que Taichi no pudo descifrar—[Tu fortaleza es de reconocerse]
—Solo lo dices porque continuo de pie, y aparentemente estable, recuerdo habías mencionado que mis probabilidades de sobrevivir eran casi nulas.
—[Si recuerdas eso…]—de repente las palabras de Piddomon quedaron en el aire.
—¿Si recuerdo eso?, ¿Piddomon? —llamo Taichi no entendiendo a donde iba con eso—Piddomon, ¿se supone que era algo que no debía recordar desde un principio?, ¡Piddomon!
—[No te lo diré hasta estar seguro] —corto el ángel despidiéndolo, cortando toda conexión con él.
Taichi solo pudo arrugar las sabanas con ambas manos.
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No tenía idea ni por qué, pero después de que Hikari se marchara, incluso después de comer y conversar hasta cierto punto con su madre, tuvo el animo de vestirse con el uniforme de preparatoria donde supuso que asistía, cuidando no antes de cubrirse el torso con vendajes y cierta parte de los brazos, así mismo guardo la polera que oculto debajo de la almohada. Cuanto su madre estuvo más atenta, lo encontró con el maletín en mano y la corbata colgando alrededor de su cuello en protesta de que había fallado en atársela.
—Pensé que bromeabas con ir a la preparatoria en ese estado—expone un tanto preocupada la matriarca de los Yagami colocando el cesto con ropa en el suelo, yendo con premura a arreglarle la corbata, para abrazarlo poco después de manera afectiva, no tan efusiva como el día anterior cuando lo encontró de regreso en el hogar que tanto había estado trabajando con su esposo mucho antes de que nacieran sus hijos—Pero vas en serio—una vez que termino le acaricio el rostro con cuidado con ambas manos.
Taichi le observo fijamente, aunque su madre creía que suplicaba que lo dejara ir, él solo asimilaba como el tiempo paso sin miramientos en ella, el cansancio de sus ojos, ligeras marcas que remarcaban aún más sus expresiones que empezaban a ser más evidentes y la diferencia de tamaños en las que ya no tenía que levantar la barbilla.
—Sino estas seguro de ir…— su madre rompiendo con el abrazo—Puedes…
—Lo estoy—tranquilizo Taichi—Es solo que me tomaste por sorpresa—no mentía con esa parte, a lo que su madre asintió no muy conforme—gracias por arreglar la corbata, ya no tendré que hacerlo afuera—no le confesaría que planeaba guardarla tan pronto como no estuviera presente. Atrás de ellos, Koromon y Tailmon parecían hablar algo que sus oídos no captaban con claridad, que, si hacía por enfocarse en lo que decían, no tardaría en comprender que era lo que los mantenía hablando tan acaloradamente pese a estarse modulando con claras intenciones de no ser escuchados.
Si intervenía…
Si intervenía, ¿eso podría interpretarse que no confiaba en Koromon?
—Seguro. Regresa antes en caso de que te sientas mal—la castaña de coleta le hace recobrar la concentración sobre ella—O llama, tu padre o yo iré por ti cuanto lo hagas
—De acuerdo—Taichi la despide con un beso en la mejilla abandonando confiado el departamento intentando no darle más preocupaciones innecesarias.
Una vez abajo se encontró con una chica de lentes y cabello negro largo que le llegaba a los hombros, que se ajustaba uno de sus zapatos, sin mayor relevancia, y si esperaba a que se levantara y esta lo reconocía podría fingir que se le hizo tarde como a ella. Sino lo hacía, quedaría como un tonto que solo la saludaría de paso. Koromon quizás incluso reconocería quien era aun estando de espaldas, tal vez a la siguiente lo traería consigo.
¿Su madre no había mencionado que podía regresar a casa si se sentía mal?
De cualquier forma, Taichi prefirió pasarla de largo, evitando hacer contacto visual, apresurando el paso si bien le convenia. No volvió la vista atrás, y menos se quedó preguntándose eternamente si debía volver.
—¿Yagami-san?...
Pareció escucharse, mas solo se encargó de aumentar la velocidad no teniendo un punto fijo al cual dirigirse, empezando a sentir que se le hacía fuego los pulmones, aunque por la velocidad en la que iba, aun así, no había pesadez o agotamiento al estarse desplazando.
Lo cual no era extraño si entrenaba hasta desfallecer. Por otro lado, las heridas de su cuerpo aun le dolían, las punzadas que le enviaban no eran lo suficientemente fuertes para retenerlo porque antes de darse cuenta, se acostumbró a ellas a medida aparecían nuevas, lo que aportaba cicatrices en mucha de las ocasiones ya que por lo regular no tardaba en sanar, tomándole alrededor de uno a dos días, máximo tres si se trataba de fracturas, caso fuera de lo ordinario al de un ser humano promedio, lo que dejaría intrigado a cualquiera.
Después de un rato, cuando el aire pareció escapársele, requirió reponerse, por lo que se detuvo cerca de un semáforo, tendiendo a apoyarse de un poste del que llego torpemente dando unas cuantas pisadas.
Ahora que se estaba quieto, y más relajado por más que agotar considerablemente sus energías, asimilaba con más detenimiento que después de todo había sido mala idea no haberse detenido.
—Solo a mi… se me ocurre—se decía Taichi agitado—Si tan solo lo hubiese pensado mejor—el sudor le escurría de la frente, deslizándose al final por la barbilla.
Las personas que transitaban no hacían mucho énfasis en él, más eso no tenía comparación con el calor que los abordaba a diestra y siniestra.
En un principio pretendió no importarle, pero a los minutos cedió ante la presión de la temperatura, teniendo que alojarse en una banca vacía que se encontraba debajo de una sombrilla que pertenecía a un local comercial en el que amistosamente pidió a quienes servían por una refrescante bebida helada de naranja.
Para su fortuna quien le atendió no fue inquisitivo con que un estudiante estuviera alrededor de esas horas de la mañana abordando el local. Cuando le vio retirarse, sin miedo saca el digivice, descendiendo su mirada a este con actitud pensativa en el que suspiro con aparente derrota que termino por romperse al elevarse bruscamente de su asiento, parpadeando no una, sino dos veces por la que idea le surgió y por poco inteligente de su parte por no habérsele ocurrido apenas abandono los departamentos.
—¡Era tan obvio! —Taichi oprimió una especie de botón del digivice, activando algo similar a una especie de localizador—Si las cosas son como creo que son, Sora, Ishida, Kōshirō o Mimi…
—Aquí está la orden
—¡Ah! —Taichi se sobresalta. No le vio llegar, y sin embargo lo tomo por sorpresa.
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A Taichi se le hizo increíble que sus teorías sobre la localización de la preparatoria se vieran reflejadas gratificantemente por los estudiantes que a la distancia distinguía con suma facilidad. Aun si no sabía nada sobre esta, no disminuía esa burbujeante sensación que lo embriagaba, aunque esta no durara para siempre y su situación no fuese la mejor de todas.
Por dejarse llevar, ignoro la hora que arrojaba el reloj de su muñeca, el cual marcaba las 10:33 am.
A escasos segundos de adentrarse, trato de no verse muy por el entorno, el ambiente que respiraba y pretendía envolverlo queriendo distraerlo a modo de prueba. Paso por diversos pasillos, subió por escaleras, formándose una sonrisa apenas visible en los labios, hubo quienes lo saludaron de paso—siendo un grupo de cinco— ya que cargaban con papeles y otros con cajas que según argumentaron irían a parar con la persona a quien Hikari se refirió como alguien con actitud comprensiva.
—¿Puedo unírmeles? —pregunto con arrojo alcanzándoles, mostrándose solidario. Uno de ellos asintió entregándole parte de su carga, aunque en el camino no se escapó que le preguntaran porque tenía el rostro estropeado o porque se había ausentado alrededor de dos semanas.
Al llegar, las esquinaron del lado izquierdo, aparentemente no había rastros de Nishijima sensei, por lo que apunto a localizarse debajo de la puerta dispuesto a irse hasta que una voz masculina oculta detrás del escritorio lo detuvo.
—Chicos, Yagami-san se quedará un rato más, así que no es necesario que lo esperen.
—¡Si! —correspondió el grupo en general, despidiéndose de Taichi que retiradamente le fue lanzado una invitación a las canchas de entrenamiento, luego de una broma de que ya no se siguiera llevando tan amistosamente con cualquiera que fuera capaz de patearle de forma vergonzosa el trasero. A lo que Taichi solo se encoge de hombros viendo en la dirección a la que habían partido, perdiéndolos cuanto doblaron por las escaleras.
—Entra, será conveniente para ambos que cierres la puerta, tenemos que ponernos al día—ordeno amable Nishijima a sus espaldas, colocando objetos que reconoció como frituras o cosas así por el estilo—No querrás meternos en problemas por que piensen que tengo alguna especie de preferencia—integro con aire juguetón.
Taichi sin embargo supo de inmediato que detrás de eso iba implicado otros asuntos que habrían de tratar, por lo que no bajo la guardia, sus sentidos desde hace un tiempo se habían ajustado a los de Piddomon como su percepción, aunque muchas de las veces su lado infantil sobresalía y al sentirse tranquilo desechaba ciertas advertencias que creía que no lo expondrían al peligro. Aun así, se esforzó por acatar la orden tratando de no delatarse, se giró y tomo asiento como al verlo fijamente que apuntaba.
—Algo me dice que no me dejara escapar fácilmente—dejo que se le escapara ese comentario.
—¿Tan predecible soy? —fue la respuesta retórica de Nishijima ofreciéndole de su fuente de alimento.
Taichi lo piensa por instantes, opta por agarrar queriendo no parecer descortés, siendo una dona de aspecto dulce.
—Gracias.
Hubo un incómodo silencio en el que Taichi se entretuvo comiendo en lo que le veía en lapsos esperando que iniciara con la conversación ya que de otro modo dudaba que si lo hacía estaría propenso a tropezar, lo que sonaba arriesgado pese a que eran los únicos dentro.
—Así que… ¿dos semanas? —Nishijima estuvo dispuesto a romper la tensión. Taichi dio un cabeceo en afirmación
—No es algo de que quiera hablar animadamente.
—No me dieron detalles, pero me imagino que no fue un buen recibimiento el que obtuviste—Nishijima lo observo fijamente tornándose un poco serio.
—No lo fue—Taichi le dio la razón con un tinte de tristeza apenas identificable—Pero eso no me detuvo, no es como si consiguiera buenos resultados a la primera—cambio a una más decisiva.
—¿Como era la situación el digimundo?, ¿encontraste que pudiera ayudarnos a ampliar la información que tenemos sobre los digimon infectados?
—¿Qué? —Taichi parpadeo notoriamente confundido, descolocándolo por instantes el rumbo de la conversación, guardándose las preguntas que tenía muy dentro de sí al creerse desprovisto al tocarse un tema delicado que pensaba que solo su pequeño círculo de amigos estaba al tanto o imaginaba que se habían involucrado guiados por la agudeza de Kōshirō tal vez. Quedaría para después, por ahora solo le seguiría el hilo escogiendo las palabras adecuadas sin soltarle sus desconfianzas por más raro que se tornara la plática que accedió tener una vez que cortó con su única vía de escape—…La situación no era muy favorable que digamos, incluso iba—se corrigió—Íbamos repeliendo a los digimon infectados que se encontraran en el área.
—Ya veo—suspiro Nishijima abriendo otro paquete siendo esta vez tratándose de barillas rosas que estaban acorde al empaque de aspecto llamativo que termino por pasárselas como si tuviera la misma carencia que él por ingerir dulces—El asunto es más grave de lo que creíamos, fue un milagro que salieran con bien.
Para Taichi era como si lo estuviera compensando por no prever lo que le sucedió, como si se culpara por no cuidarlo.
—Deberías aceptarlos, son de fresa—Nishijima le sonríe—No te iras aquí sin ellos—acerco todavía más. Taichi lo aleja con una expresión torcida sintiendo una gota de sudor escurrirle por la sien.
—¿Está consciente que está invadiendo con mi espacio personal? —lanzo agarrando de entretanto la caja.
—No esperaba menos de ti—Nishijima abrió otra, pero de chocolate, aun sonriente abriéndose otro silencio en el que ninguno dijo nada luego de terminar de comer—Me asegurare de tener más cuando vuelvas a visitarme—se propuso cobrando después una seriedad que llevo a Taichi retener un poco la respiración—Volviendo al tema anterior, ¿no viste algo más?
—Si habla de que los he visto pelear entre ellos, entonces si—Taichi dio un empobrecido argumento—Muchos se han visto afectados—recordó a los digimon que murieron dentro de su digihuevo, frunciendo indescriptiblemente el ceño descendiendo la cabeza al suelo, viéndose obligado apretar los puños. No hablaría personalmente de eso—Desconozco a donde quieren llegar, si solo buscan alterarnos, ya lo hicieron—levanto la mirada con fijeza.
Nishijima noto como sus ojos se abrieron con asombro traicionando por brevedad la máscara que se había fijado. Por un momento sintió que había algo mas de lo que decía, algo que se molestaba por ocultar, pero de manera indirecta le hacía saber una fracción de lo que posiblemente se estaba avecinando.
—¿Cómo?, ¿Cuándo?, no te referirás a—
El sonido de la puerta bloquea cualquier indicio que se acercara por parte de Nishijima. En esta se asomaban otros estudiantes con más entregas te estaba obligado a revisar durante el transcurso la tarde.
—Creo que será para otro día—comento Taichi levantándose estirando ambos brazos con pereza, saludando con un gesto a quien tenía noción de que su presencia no le resultaba irrelevante.
—Si, te he acaparado de más, aunque teniendo a Takenouchi-san te será más sencillo reponer lo perdido de las dos semanas—Nishijima comprendió que ya no conseguiría continuar debido a que llegarían más interrupciones viendo que no hubo muchas horas de diferencia con la anterior.
—Dudo que me lo deje sencillo—Taichi se rasca la mejilla un tanto nervioso, al menos tenía otro dato con lo que no se equivocaría de aula—De todos modos, por ahora tengo que justificar mis inasistencias.
—De eso no te preocupes, ya me he encargado de ello, solo asegúrate de asistir a clases como es habitual.
Taichi le sonríe mostrando todos los dientes, no importándole el tirón en la herida de la boca que desaparecería, a fin de cuentas.
—Por cierto—comenzó Nishijima despidiendo distraídamente con la mano al grupo—No pregunte en un principio, pero… ¿las heridas de tu cara también fueron producto de "eso"? —indago curioso.
Taichi tiene un ligero sobresalto, cortando contacto visual con indicios de vergüenza decorando sus mejillas.
—Solo fue producto de una pequeña riña con cierto rubio idiota.
Nishijima prefirió no preguntar la razón, sea lo que haya sucedido, si quería hablarlo tenía que ser con los dos, no con uno de ellos, no teniendo de otra que despedirlo, que mañana se presentara normal a clases, que en otras palabras indicaba que se tomara el día libre.
Taichi no requirió que lo repitiera dos veces para marcharse, despidiéndose al igual que el resto en su momento. Entre menos estuviera ahí, menos cuestionaría la confianza que debía tenerle o no, y si Hikari lo hacía, solo lo complicaba aún más.
Pero si lo vería constantemente, tendría que soportarlo. Lastimosamente, desde que salió de su oficina, sus sentidos no dejaron de permanecer en alerta y eso lo molestaba desde diversos ángulos en que lo viera, aun si recorría el mismo trayecto por el que llego. No era el digimundo y aun así actuó con cautela desde que compartieron un mismo espacio, además de limitar la información como si su vida fuera puesta en juego.
Por acto de reflejo ve sin detenerse por las ventanas, viendo más allá de su propio reflejo, en cada uno con jóvenes encimados en la clase impartidas por un adulto o divagando que existía en las ventanas del lado contrario. En uno que estaba en segunda planta vislumbro a Kōshirō que al sentirse observado volteo en su dirección a tiempo que el borrador que sostenía cayo, y por segundos de diferencia Mimi que era de las que estaba con aire ausente en las filas de en medio, en lo que permaneció viéndolo lo saluda con un gesto vago. Al pasar por más, una cabellera rubia asemejándose al sol y ojos azules poco común en Japón sobresalió del resto, elevándose con un libro sujeto de color rojo con un escrito en inglés, sin duda alguna, estuviera donde estuviera, el Ishida siempre destacaría, aun entre una sofocante multitud no lo perdería de vista.
En la clase que seguía de esa, impartían matemáticas por los números grabados en la pizarra, más al fijarse mejor en estos, llevo a Taichi a retractarse, más que nada dudar de la pronta deducción que saco al entender vagamente la interacción que estas tenían con las letras que contaba con un valor inusual encima o pegados en los costados.
—"¿A qué mundo perteneces?" —la imagen de un digimon recién salido de su digihuevo lo invadió. Aquello había sucedido un día en que Elecmon fue a pescar y como su primera tarea le dejo que cuidara de ellos.
—"¿A cuál piensas que pertenezco?"
—"Al digimundo, aquí con nosotros, ¿Dónde más podrías pertenecer?"
Su reacción había sido la misma que en ese entonces, descompuesta, ojos oscurecidos en una repentina soledad y confusión que fue atraída por una figura femenina de cabello naranja emerger de la esquina en dirección a la pizarra.
—Yo sigo siendo un ser humano—se repitió luchando por convencerse borrando esa expresión y emociones que únicamente lo hacían tambalear—No hace falta que se los demuestre—sin más distracciones se corrió a si mismo fuera de las instalaciones de la preparatoria.
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Kōshirō se sintió mal en no ir y detenerlo, su titubeo le costó perderlo, y por más que lo busco después del toque del timbre fue como si nuevamente se hubiese desvanecido, por consiguiente, abandonarlos. Mimi se encargó de tranquilizarlo, con lo que estuviera a su alcance, estando agradecido con ella aun si no se daba a entender y su subconsciente lo traicionara incitando a que la impresionara mientras sucumbía a las desbordantes emociones y sensaciones que experimentaba a su lado. En el pasillo se les unió Yamato y Sora, Mochizuki no apareció, mas no le extraño que no quisiera involucrarse con el tiempo casi nulo que tenía tratándolos, quizás como estaba la situación no llegaría a la reunión de fin de semana para las aguas termales en Oedo-Osen Monogatari, más si incluían a Taichi en la ida, lo cual no le pareció una mala idea, lo invitaría pensaran lo que pensaran.
—¿A quién buscabas con tanto desespero? —Yamato hizo saber su curiosidad
—Tú sabes a quien me estoy refiriendo—le regreso Kōshirō—Taichi estuvo por aquí, supongo que fue a platicar con Nishijima sensei, porque a clases creo suponer que no se presentó—dirigió una mirada hacia Sora que dio un cabeceo débil en asentimiento.
—Ya sabía que no vendría, Hikari me envió un mensaje durante la mañana—Sora se encogió desde su lugar—Pensé que lo diría al resto por lo que ya no comenté nada al respecto.
—No tienes por qué sentirte mal por eso Sora-chan—Mimi la acogió en un abrazo—No es como si supieras que Hikari-chan olvidara darnos el dato.
Kōshirō se compadeció de Sora, de Mimi por intentar que no decayera, en cambio por Yamato…sus rasgos se volvieron un poco duros, se halló a si mismo fallando en comprenderlo. Por ahora se apoyaría del optimismo de Mimi.
—Mimi tiene razón—los observo en general, preparándose valeroso ante lo que vendría con solo exponer su opinión sobre la ida a las termas, encontrando adecuada la reunión improvisada que tenían entorno a él—Por lo que pensé que sería buena idea que también invitarlo en nuestro viaje—desde donde se encontraba se dio cuenta de la tensión en el cuerpo de Yamato y la severidad con la que miraba, siendo sencillo identificar esta vez lo irritado que aún se encontraba por lo sucedido el día anterior aunque anteriormente trataba de no exteriorizarlo, a Sora abrir la boca y cerrarla, apartando sus ojos de él y de cualquiera, por ultimo a Mimi sopesar su idea negándose a ser partícipe de lo que sea que pudiera afectarle.
No podía negar que el silencio le quemaba. Mientras este permanecía le envió a Takeru la misma sugerencia, y a Joe, aunque este último no esperaba una pronta respuesta.
—En ese caso…—
—Me parece perfecto—corto Mimi al rubio—No solo le daremos la bienvenida a Mochizuki-san, sino que conectaremos con Taichi, será un buen recibimiento, no como la anterior—frunció un poco sus delgadas cejas, no quitando el entusiasmo que floreció de ella—Estar enojados o sentidos con él ya siendo grandes no nos quedara nada provechoso, ¡se supone que somos amigos! —libero un brazo de Sora dando énfasis a sus palabras—Y los amigos están para apoyarse, ¿no es así?
Kōshirō sonríe no contradiciendo con su argumento, abriendo el mensaje de Takeru cuanto lo recibe.
—Takeru está de acuerdo que lo integremos—luego abre el de Joe que sorpresivamente llevo, sacándole una grata sorpresa por el buen recibimiento—Joe-san no tiene problemas, aunque lamenta que tal vez no logre asistir, pero a cambio enviara a Gomamon en su lugar.
—Dile en ese caso que está obligado asistir, que se haga espacio en su ajetreado horario porque no todos los días se puede ir a las aguas termales acompañado—Mimi fingió estar molesta ante esa posible negativa, sin embargo, Kōshirō encontró que le desagradaba que se ausentara en algo que ella vigorosamente organizo y él apunto a integrar a otro más a expensas de que se rehusaran.
—De paso, también invita al resto—agrego Yamato sarcástico acrecentando su molestia—Sino quiere ir que no vaya—eso ultimo lo dijo con aparente indiferencia.
—Puede que ese pequeño espacio sea para su novia—Kōshirō se encoge de hombros, aún seguía sin dar crédito que de todos el fuese el que se encontrara en una relación.
—¿Y si lleva a su novia? —pregunto Sora un tanto insegura—Además no sabemos cómo reaccionara Hikari si lo hacemos…pero sería ilógico pensar eso ¿cierto?, aun sino se te hubiera ocurrido lo llevaría más si nos estamos reuniendo—sus mejillas se iluminaron de un rojo tenue como si se avergonzara de sí misma.
Kōshirō entendió más que nada que temía que existiera otro enfrentamiento entre Yamato y Taichi, y que debían darle tiempo a Hikari y a ella de asimilarlo, aunque eso implicaba apartarse. Creía que ambas eran fuertes, a su manera, pero ciertamente si la situación las sobrepaso, fallaría en calcular el tiempo que les tomaría en sobrellevarlo sin tropiezos. La diferencia de cómo les afecto de niños una situación similar a ahora que ya abandonaron esa etapa desde hace algunos años, le relevaba con frialdad lo mucho que cambiaron, como lo conscientes que se habían hecho de ellos mismos y de la realidad que los rodeaba, o por lo menos así lo veía desde que presto mayor tiempo en ello en medio de la búsqueda de Taichi y Agumón
—Por eso no hay que preocuparse demasiado—coloco su mano en el hombro de Sora en señal de apoyo dirigiéndole sus ojos a Yamato que emite un monosílabo—Se que no podemos hacer de la vista gorda, sin embargo, distanciarnos no resolverá las cosas, lo sabemos mejor que nadie.
—En eso tienes razón—Sora murmuro con voz afable, con tintes de haber sido alcanzada por sus palabras.
—¡Si!, a ese punto quería llegar, ¡así se dice Kōshirō-kun! —felicito Mimi irradiando felicidad sincera.
Después de eso, cada quien partió por un camino diferente, Kōshirō estuvo tentado en llamar a Taichi, pero en eso recordó que antes tenia que preguntar a Hikari si lo había puesto a cargar o si por como regreso lo perdió en alguna parte del digimundo. Por lo que decidió que lo mejor seria marcar directamente a la residencia Yagami una vez que se instalara en su oficina.
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El cielo se pintaba de naranja y en lugar de marcharse a casa como lo sugirió indirectamente Nishijima sensei, Taichi se retiró a un sitio poco transitado, guardándose debajo de un puente en el que no tuvo noción que sus pies ya deambularon y que él llego a la conclusión de que los desastres provocados por lo digimon ponían en riesgo a las personas, aquello solo había quedado en un infortunado olvido.
En ese lugar paso las horas entrenando su cuerpo, afinando detalles, deshaciéndose de la parte superior de su uniforme para no estropearlo, al final haciendo uso de un báculo dorado—saco de la palma de su mano—muy similar al de Angemon, solo que este, en el extremo estaba ubicado una luna menguante. La primera vez que aprendió a invocarla se le pareció muy guay por que según él le proporcionaba un toque especial y un efecto más dañino en cuanto a sus ataques—cosa que comprobó—ni qué decir del brillo que emitía en una luz centrada sin embargo tenue al sacarla. También podía convertirla en una fascinante Katana de mango negro con el símbolo de la luna menguante casi al inicio de color dorado, pero si lo hacía sufriría de un desgaste extra que de momento no quiso sentir a menos de que fuera requerida.
Lo que le atrajo de esta fuera de lo imponente y el filo que cortaba el mismo metal si se lo proponía, era que en su hoja venia un grabado con el lenguaje de los digimon, que decía el que atraviesa ambos mundos con libertad resplandeciente.
Que lo leyera perfectamente venia en conjunto con las cualidades que fue descubriendo, y otras explicadas por Azulongmon como por Piddomon.
Cuanto termino, agarro todo, vistió y guardo el báculo. No se fatigo, ni lastimo, pero viendo que se alargaría su entrenamiento suspendió esas horas faltantes para ponerse en marcha hacia los departamentos. El regreso fue silencioso, guardia aun en alto, y en un mar de pensamientos en el que entraba y se retiraba al sentirse observado fijamente, buscando de donde provenía con discreción.
—cuatro de civil y uno de traje, si les pregunto directamente que se supone que están haciendo, no será beneficioso para mí… Me pregunto si tendrán algo que ver con Nishijima sensei.
Sin duda alguna lograba desagradarle ese tipo de vigilancia. Así que planeo desaparecer de su campo de visión aprovechando las multitudes y escogiendo atajos sobre los cuales hizo uso de la polera resguardando su identidad de modo que aun subiendo al techo y saltar ágilmente en estos con cautela, se volviera menos complicado de realizar.
—Lo siento, pero no le veo sentido en que me sigan—fue el ultimo pensamiento de Taichi hacia ellos. Después ya no vio mas de estos.
Al reconocer que la distancia de su objetivo se acortaba, se las arregló para bajar—mas que nada por precaución—en un tenue aleteo de sus alas a modo de planeo que obligo aparecer al caer de un edificio tras un pequeño en el salto firme confiado a que llegaría sin problemas al firme pavimento de concreto, esquivando por igual las ventanas. Solo las desapareció al tocar su pie en una base estable.
Y así sin más continuo. Podía manejarlo, este estilo de vida ajetreado y estancado de secretos, y si no, lo soportaría.
Ayer en especial, se dedico a descansar, a intentar sacudirse sus miedos iniciales, hoy ajustaba sus rutinas a la cotidiana vida del anterior Yagami Taichi, su anterior yo que ahora estaba conformado por un sinfín de misterios que lentamente iría descubriendo.
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En la comodidad de su habitación, ya bañado y cambiado, con un Agumón acoplado en su regazo, Taichi se consumió en el computador, usando una paciencia desmesurada en buscar información, siendo consciente de que Hikari entraría en cualquier instante por la puerta. Esto lo había definido en el baño, y sino estaba errado sus contraseñas y cuentas continuaban con el mismo cifrado de datos que inscribía para acceder.
Empezó por lo que no ocupaba uso de internet como fotos, documentos, notas, quizás videos, lo que encontrase seria bueno. Se mordió los labios a medida que avanzaba, inconscientemente encorvándose de a poco, recobrarlo la rectitud de su espalda al sentir una punzada en el área de la espalda, sucediendo ese círculo entre tanto y tanto. Agumón no hizo ningún ruido, en cambio también estaba atento en lo que aparecía en el monitor.
Las fotos, era de eventos, desde cumpleaños o reuniones, y ¿graduaciones?, una que otra de garabatos suyos con dibujos en especies de apuntes. Los documentos en su mayoría consistían de trabajos escolares, esos los vería mas tarde, por lo que los descarto, conservando los de nombres destacables y en que se le contrajo el estómago por que en estas contenían frases incompletas tanto desordenadas por las fechas en las que fueron creadas y en hipotético caso, modificadas. Al carecer de sentido, las apunto en una hoja en blanco que consiguió con apoyo de Agumón, prosiguiendo en anotarlas como se encontraban, al finalizar, cambio a las notas esparcidas en otra carpeta—que fue ocultada a propósito como si no quisieran que la encontraran—, siendo un caso similar a los documentos que no abrió mas reservo como primera opción cuanto terminara de revisar todo lo que pudiera de manera superficial.
Apunto por segunda ocasión, volviendo a ocultar la carpeta apenas escucho el sonido de unas pisadas acercarse, como su hoja. Abriendo el explorador en continuo movimiento segundos antes de que la puerta se abriera y atravesara una presencia femenina y otra mas pequeña pero detectable a sus sentidos.
—Hermano—era un tímido y a la vez culposo llamado a su persona, uno que Taichi no rechazo, en cambio se giró a verla tranquilo desde el asiento que ocupaba con Agumón, deshaciéndose de la aspereza de lo ocurrido de la mañana. Ella siempre seria su adorable y pequeña hermana, aun cuando eran separados por barreras invisibles creadas por las circunstancias de las que ambos resultaron ser víctimas—Estuve pensando lo que dijiste esta mañana y yo…yo lo siento por haber sido grosera contigo—contra todo pronostico presencio como efectuaba una angustiante reverencia que lo llevo a bajar a Agumón impulsándose a detener que continuara humillándose.
Sea cual sea la reacción de Tailmon, lo que ahora mas le importaba lo estaba sosteniendo de los hombros y empujando a que recuperara su anterior postura.
—Si lo sigues haciendo, mi cabeza será la que llegue al suelo pidiendo disculpas no solo a ti, sino también a los demás—aunque todo su interior estuviera afligido, Taichi solo había filtrado una mínima parte de lo que realmente sentía—¿Lo entiendes?
Hikari asintió, aun siendo pequeño, Taichi se da cuenta de su temblor, fue entonces que la abrazo e hizo por no estremecerse al tacto, Hikari estaba alojando uno de sus brazos en la parte alta de su espalda donde en primera instancia sus alas se ocultaban.
Si temía romperla, lo guardo muy bien.
Si deseaba que todo se congelara lo callaría, aun si se trataba de un solitario deseo egoísta.
Era su hermana, y diría muchas veces que la protegería, como al resto, aun si para eso lo terminaran odiando.
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Hasta aquí termina, espero que les haya gustado ;3
Nota 1: Como veran, Taichi sigue siendo Taichi, no es alguien mas, sino que su mente es la de un niño fusionado con la de Piddomon, que tambien tiene conciencia propia, dado que esta fusión es especial a su manera, por ese motivo tiene toques que no pareciera las de un niño. Digamos que Piddomon es su pepe grillo. Con respecto a su relación con Hikari todavía queda mucho por ver. Esto solo es la punta, falta lo que vendrá mas adelante. ¡Fuerzas Hikari!
Nota 2: Aun hay muchos misterios por resolver, ¿cuantos?, en los capitulos se veran. Lo que le paso A Taichi en el digimundo, se ira viendo poco a poco, paciencia.
Nota 3: Quien se quedara como pareja de Taichi todavía no esta definido, ando pensando en ello.
