Hola amigos, aquí después de algún tiempo vuelvo con otro capitulo mas de esta historia, espero que les sea de su agrado. Este capitulo es igual de largo que el anterior, así bueno no los entretengo mas. O por cierto, una cosa que se me olvidaba aclarar, haré una encuesta con respecto a la futura pareja para Taichi, y así para las secundarias, por lo que me encantaría que comentaran para saber cual será la ganadora, se los pondré a cada inicio; de 10 a 15 votos lo determinará así que les deseo toda suerte del mundo (al final de este capitulo agregare a una chica que a muchos sorprenderán, pero al leer su nombre sabrán de quien se trata)(si quieren que agregue algún otra a la lista pueden decirme, sin embargo queda descartado el Incesto, Yaoi y Yuri) :3

Pareja principal:

Taichi x Mimi: 1

Taichi x Sora: 0

Taichi x Meiko: 0

Parejas secundarias:

Hikari x Takeru: 0

Hikari x Yamato: 0

Sora x Yamato: 0

Mimi x Yamato: 0

Mimi x Koshiro: 0

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Cuidense mucho, recuerden que mientras se cuiden, cuidarán no solo de su familia sino de las demás personas que estamos viviendo esta pandemia. Los quiero, sin mas que decir, los dejo con este capitulo.

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La noche se había convertido en el único espacio en el que podía ser él mismo, con su familia dormida, sin Tailmon monitoreando sus movimientos, sin embargo, a Taichi le seguía pareciendo una sensación de comodidad pasajera. Sentado en la barandilla dejo que sus pies colgaran y en las piernas depositó una libreta mediana que agarro de la maleta, además de un lápiz y la hoja donde apunto las frases que el computador le arrojo en desorden, a su costado derecho Agumón le observaba como si esperara a que todas las preocupaciones que tenía se las hiciera saber.

Lo sabía, aun sino le preguntaba nada al respecto.

Era pasada de la una de la mañana, recordaba que el reloj que descansaba en alguna de las paredes de la sala había marcado esa hora aun cuando la luz de la luna no se le acerco. La oscuridad en ese entonces fue predominante, pero sin ningún interés de arrepentimiento, sus ojos de forma instintiva se adaptaron dejando en el trayecto el café para acoplarse a un color ámbar. Si le preguntaban si se había dado cuenta del cambio, respondería con un sí, y agregaría a su respuesta que esa no era su única habilidad ya que si se le atravesaba un digimon infectado sería capaz de identificarlo, aunque era lamentable que al usarlo destacaba en comparación con sus otros sentidos, aun cuando le permitía asimilar la gravedad con que la infección se iba apoderando del huésped hasta el punto en que el núcleo finalmente se viera comprometido.

¿Podía acaso detener esa degeneración?, nuevamente acunaría un sí, en uno de sus cuantos encuentros Azulongmon le contó que surgió de un sorpresivo descubrimiento en conjunto con los tres grandes ángeles cuando al momento de fusionarlo con Piddomon se toparon con una cuestionable incompatibilidad que lo puso al borde de la muerte, en esos segundos donde una sola decisión lo determinaría todo, sin pensar en las consecuencias que acarrearía, se sumergió una de las esferas de Azulongmon al interior de su pecho de modo que coexistiera en conjunto con su corazón. Lo que sucedió después lo describió como un milagro, un milagro que sucede cada mil años, ya que el instante en que esos tres elementos se mezclaron una masa oscura que no habían previsto salió expulsado a la superficie deshaciéndose al instante en partículas diminutas y brillantes.

Taichi en ese entonces de forma inconsciente se tocó donde la energía residía con la mirada fija en el digimon eléctrico atraído por la historia.

Aun así, no fue hasta que lo llevaron directamente a la presencia de los tres grandes ángeles que tuvo un panorama más amplio de por qué y en qué consistía en sí el detener la degeneración de los digimon infectados. La explicación había sido la más larga de su vida, pero debía de admitir, que le despejo la mayor parte de sus dudas, no obstante, a medida que pasaban las horas pronto descubrió que fue arrojado sin anticiparlo bajo su tutela en un acuerdo en el que fácil podían negarse sin faltar a una especie de tregua antigua de la que aun tratando de leer entre líneas lo que decían entre las conclusiones que sacó a relucir no fueron lo suficientemente buenas para comprender lo que estaba detrás de aquel tratado tan peculiar.

De cualquier forma, no tenía sentido que metiera sus narices donde no lo llamaban, por lo que solo se ocupó de aprender lo poco o mucho que le ofrecieran, no se puso quisquilloso con la comida, y descansaba el tiempo que veían conveniente sin tomar en cuenta que su exterior seguía siendo humano, y que tratar de criarlo como uno de los suyos parecía únicamente deprimirlo; pero debía de admitir que de los tres Ophanimon fue la que le tuvo mayor consideración, teniendo mucho que ver la curiosidad que tenía con respecto a los humanos con su oportuno comportamiento.

Al tiempo que parpadeaba negó con la cabeza, diciéndose que eso era lo que menos importaba ahora, rompiendo de ese modo con el hilo del que se anduvo sosteniendo para centrar su atención directamente a la hoja. Las frases aun estando en desorden y la presión por descubrir si le serian de apoyo las frases apuntadas cuando encontrara el orden correcto, al leerlas con mayor detenimiento, inesperadamente lo excitaba.

—Veamos…—murmuro Taichi mientras dirigía el lápiz a la boca con aire pensativo, despegándola y apuntando en la libreta cuando tenía la sensación de estar cerca de armar una oración coherente, lo cual se le hizo repetitivo e incluso tedioso después de que las palabras en el papel se arremolinaban en sus retinas y se atascaban, aun así, eso no lo llevo a despegarse, sino que reducía el espacio donde las apuntaba e iba descartando al perder relación de una de la otra. Conforme los minutos pasaron, se fueron aclarando, llegándose a preguntar si tanta dedicación era normal ya que él no era de los que destacaban en clase, y una vez que asistiera a la preparatoria no sería la excepción. En unos cuantos parpadeos, no tardó en ocupar alrededor de dos hojas, de lado a lado; era un desastre, su desastre, entre rayones y frases extenuantes intentos fallidos.

Cuanto se instaló en la tercera hoja, y trasladó las correcciones, los ojos le destellaron en victoria, estaba cerca, y había sido un avance significativo, que con aquel animo infantil del momento leyó con voz moderada aquella elaborada frase que aun hacía falta por pulir.

—Donde caminas vigilan, apunta hacia ¿August? en la línea y parte te guiará a Rusia en respuesta cuando las estrellas son más destellantes. ¿Has oído el nombre de August antes Agumón? —si a él le producía cierto picor familiar en los labios, Agumón debía saber algo, por muy pequeño e insignificante que fuera.

—¿Hm? —musito Agumón confundido durando instantes en silencio sopesando aquella pregunta—... August, sino me equivoco, hubo una vez mencionaste que hablabas a menudo con alguien con el mismo nombre, y que vivía no sé dónde—no son muy convencido—Y por lo que leíste hace poco suena como alguien importante.

—Ya veo… ¡espera!, ¿cómo qué?... ¿estas completamente seguro de eso?

—Quisiera estarlo. Lo siento Taichi

—No, te creo, es un hecho que si es importante por si mismo, gracias Agumón—regresó a la libreta donde movió, tacho, modifico y encerró con la mano lo que en ese instante su cabecilla concreto, revelando un par de cosas, comparándolas con otras, esperaba que no se le vivieran puntos de fuga a medida que fuera avanzando; entre sus descubrimientos encontró que era vigilado y que andarse con cuidado, lo que inmediatamente le hizo pensar en aquellos hombres con los que no tuvo problema de deshacerse, Nishijima-sensei, como en los digimon encontraban del lado de Drangracmon que por el débil campo de investigación que tenía no podía afirmar que tanto habían ido moviéndose alrededor del mundo real o si recién habían comenzado hacerlo. Que subrayara a August le indicaba que de algún modo en el pasado ya trabajaba con alguien y ese no involucraba a ninguno de sus amigos, pero por ahora solo eran simples suposiciones que debía confirmar, en otras palabras, más que contactarlo tenía que ir a visitarlo a un país que no conocía y que mucho menos se animaba a colocar un pie en sobre este; entonces esa excitación que sintió de momento, desapareció.

—¿Taichi?

No se proyectaba en Rusia, no comprendía en que instante cogió un contacto de allá, no se imaginó entendiendo y hablando en otro idioma, aquello lo desconcertaba, sin embargo, tampoco es que por su propia cuenta hubiese llegado a esa deducción. La intranquilidad por saciar sus inquietudes lo bombardeo de un instante al otro como un hormigueo en los pies que lo impulso a levantarse con la libreta pegada al pecho, el lápiz entre los dedos de la mano, ¿iría a comprobarlo justo en este instante?

Agumón se sobresalta ante la repentina acción, y lo único que pudo preguntar fue si sucedía algo

—¿Ah? —Taichi cayo en cuenta que su comportamiento—Lo siento, es solo que…bueno, no es nada, solo quería estirarme un poco—se rasco la parte de atrás de la cabeza luciendo avergonzado de sí mismo, con la mirada puesta hacia el frente—Agumón debe creer que soy un idiota—la vista nocturna sin duda era la mejor, todas en particular desde abrió los ojos y se hizo la idea de que en su segunda vida era la más preciada de todas, aunque esta de algún modo lo sentía como si no fuera el único extra que debió haber experimentado—Si, eso, no es como si pudiera ir a visitar a August de la nada.

Puede que quizás solo este confundiendo las cosas.

Agumón por su lado, ve con cierta preocupación la transformación de las expresiones de vergüenza de Taichi a una de consternación. Las emociones humanas y las de algunos digimon suelen ser muy cambiantes, más el de los humanos; con desazón percibía a su propio corazón oprimirse inoportuno en un área que después de años comprendía donde se ubicaba, quería contárselo mas no le parecía que fuera el momento indicado. Era doloroso pero lo suficientemente tolerable para no prestarle demasiada atención, una vez que se calmara no volvería a molestarlo, pero… luego de unos segundos, una rara sensación punzante en la cabeza que ya había sentido otras ocasiones, se asomó atentando contra su estabilidad.

—Después de ir con August, deberías darte un respiro Taichi.

Taichi lo escucho entonar, pero no se dio cuenta que Agumón se había contraído un poco por el dolor que incluso estuvo por sonreírle de vuelta hasta que magnéticamente se giró a verlo.

—¿A-Agumón?… ¿te encuentras bien? —la voz no le fluyo con la claridad deseada, la garganta se le había resecado y la sangre se le bajo—¿Estará herido?, ¿infectado? —con premura se inclinó a su altura, tirando en el acto lo que sostenía sobre el piso de la terraza haciendo su preocupación todavía más evidente.

—E-Estaré bien—contesto Agumón disimulando el malestar en una pobre labor de convencimiento—Ya…Ya se me pasará—insistió, cerrando el ojo en el que Taichi se veía reflejado.

—N-No, tengo que revisarte, no me agrada ese dolor que traes...sabes que siempre ha sido mi prioridad cuidarlos...cuidarte—Taichi negó comenzando a examinarlo sin su consentimiento con aquel par de ojos de color ámbar que usaba con una normalidad espeluznante—Se supone que acordamos cuidarnos entre nosotros, ¿recuerdas?, es común que me preocupe por ti, si me descubres echo mierda por una situación que no supe manejar siempre estaré para ti—le acaricio tenuemente la mejilla esbozando una débil sonrisa—Afortunadamente no se trata de una infección, pero no descarta que su malestar sea en si pasajero—en unos cuantos parpadeos se halló mordiéndose el labio nervioso frunciendo el ceño—Tu núcleo esta…es más pequeño, ¿es usual que lo sea?...no presenta alteración aparente—sintió que en cualquier instante perdería el control de sus emociones, si iba más allá, si imaginaba lo peor, así que bajo la cabeza y respiro profundamente—…Estarás bien, te hare unas preguntas de rutina que aprendí en uno de los libros de Ophanimon, ¿de acuerdo? —lo miro con mayor inmersión en el papel, el cual era similar a los médicos practicantes.

Agumón asintió como resignándose a responder.

—Cuánto llevas con esos dolores?, ¿Qué tan frecuentes son?

—No son tan frecuentes, creo que empezó hace poco.

Agumón era malo con el sentido del tiempo, en ese sentido Taichi no lo cuestionaría, así que imaginariamente anotó en algún espacio de su mente sus observaciones y la respuesta obtenida.

—Del 1 al 10…—se corrige—¿Es constante?

—¡Taichi! —se quejó Agumón solo agudizando el dolor, ya respiraba el olor a hierbas y las consultas de Taichi a Ophanimon si su situación no mejoraba.

—De acuerdo, de acuerdo, posiblemente exageré un poco—Taichi dijo lo que Agumón esperaba oír, el estómago se le revolvió, las piernas comenzaron a temblarle a causa de la incómoda posición en la que se encontraba—Por ahora será mejor que te llevé adentro y te recuestes—el cabello se le movía con el viento, la temperatura bajo unos grados y recién lo notaba.

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Los primeros rayos del sol se filtraron y con el Taichi se preparó pese a que no fue capaz de conciliar el sueño por lo que restó de la noche, los quejidos de Agumón en pequeños y escasos lapsos eran capturados por su refinada audición, poco era decir que estuvo al pendiente hasta del más mínimo detalle en lo que estrujaba cada una de sus neuronas pensando qué medidas tomar, si lo de Agumón era pasajero o si había desarrollado una enfermedad de la que no tenía noción, en los secretos que aun guardaba la libreta, en especial la hoja, los cuales recogió del suelo y guardo a velocidad sorprendente como silenciosa al maletín cuanto se levantó de la cama.

Minutos después en el baño se ajustó los vendajes y al cabo de unos parpadeos finalizo por colocarse el resto de la parte superior de la ropa tras mojarse la cara con el agua del grifo para despabilarse, le color dorado de los ojos se desvaneció al verse en el espejo que le regresaba una imagen y limpia sin imperfecciones.

—No se supone que sea de este modo—suspiro, y donde antes estuvo esa herida sangrante en el labio no quedo rastro alguno. Como se había levantado antes de que el despertador de huevo sonará; si se quejaba, si lloraba, si reía, sería el único ruido que circularía. De cualquier modo, no duro mucho adentro, paso a fisgonear en el refrigerador mientras se rascaba el estómago donde por reflejo antes de sumergirse miro los alrededores, paranoias del digimundo producto de sus constantes entrenamientos y las muchas veces que Agumón y él dormían apartados de la protección de Azulongmon o de los tres grandes ángeles.

Una vez que selecciono lo que comería y posteriormente prepararía cerró la puerta del refrigerador en un moviendo de cadera. Al dejar los ingredientes donde usualmente su madre cocinaba calculo que estos le rendirían a lo máximo unas cuatro raciones, pero si los distribuía adecuadamente y agregaba vegetales colaría otra porción extra; ante la idea no pudo más que esbozar una pequeña sonrisa satisfactoria.

No era un secreto tan alarmante que preparara esa desbordante cantidad de comida, no obstante, se le hacía tortuoso comer lo indispensable durante el corto tiempo que tenía en casa cuando en realidad comía tres veces más que una persona promedio cuando no se la pasaba entrenando hasta desfallecer de cansancio, si lo hacía o se atravesaba una pelea en la que necesitara sacar todo su potencial este incrementaba; la necesidad de fortalecerse y colocarse nuevamente de pie era un factor importante en todo aquel conflicto alimenticio que vivían los digimon a diario y que pasara por el mismo procedimiento en silencio en su propia casa no era para nada reconfortante.

Hoy lo sentía el doble de lo usual, tal vez era porque estaba cansado y no era precisamente por entrenamiento, era más un agotamiento mental que cualquier otra cosa. Si se movía era porque se había enseñado hacerlo, por muy agotado o destrozado que anduviera.

Aun con aquella carga extra encima, Taichi se subió las mangas disponiéndose a cocinar, deshaciéndose de los pensamientos que se tratara de su persona y de cualquier otro a medida que el olor se impregnaba en sus fosas nasales, el uso cucharas y palillos como solía hacerlo en esas veces que se quedaba solo con Hikari, le motivo a explorar un poco mas su lado culinario, por lo que cuido de no ensuciar demasiado y medirse con los condimentos. Al llegar el tiempo de comer se alojo en el comedor después de haber servido lo que se comería y lo que llevaría a la preparatoria en dos loncheras medianas de color marrón.

—Itadakimasu—recibió un silencio ensordecedor de regreso, uno que le arañaría el pecho a cualquiera, pero se detuvo a fijarse en lo solitario que era, sino que se dispuso a ingerir los alimentos con rapidez moderada, disfrutando escasamente del sabor de las verduras, la carne, el arroz, y huevos revueltos convertidos en pequeños rollos improvisados, acompañado con jugo de naranja. Luego de terminar se levantó y siguió con el resto del patrón que era recoger los trastos y lavarlos con sartenes, cuchara, y palillos incluidos, pensando que no le caería mal ser ordenado por lo menos en cuestiones mínimas como recoger sus cosas, ayudar en la limpieza con moderación, entre otras cosas.

—Buenos días—el saludo de Hikari vino seguido del sonido rechinante de una puerta abriéndose y cerrándose a sus espaldas—¿La cama no ha sido dura contigo el día de hoy Onii-chan?

—Buenos días—Taichi respondió de vuelta en su tono habitual sacudiendo el agua los sartenes—¿No desearías que así lo fuera a menudo?

—Puede ser, pero ese mal no se lo desearía ni a mi peor enemigo—la menor jugó con sus piernas moviéndose ligeramente hacia delante y hacia atrás—Por otro lado—inclino la cabeza hacia un lado, viéndolo secarse las manos sobre la tela del pantalón—Pensé que Agumón te acompañaría, en cambio, dormía profundamente, ¿no ha comido nada en mal estado?

Si Taichi tuvo un bote, lo supo disimular muy bien.

—Agumón tiene el sueño más pesado que yo—excusó—Siempre ha sido de esa manera, donde sea que estemos, y no le he dado nada en mal estado—se giró a verla—¿Quieres comer?, ya que estoy aquí podría cocinarte algo.

Los labios de Hikari se abrieron entrando en eso su madre en escena acomodándose un rebelde mechón castaño detrás de la oreja.

—Buenos días

—Buenos días

—Buenos días Oka-san.

—Hoy… ¿te sentiste de ánimo para cocinar? —inquirió su madre parpadeando un par de veces perpleja soltando una pequeña risita enternecida al final tras asimilarlo.

—Hoy me sentí bastante productivo—Taichi asintió ocultando lo que le costaba no mostrar el caso contrario de lo que decía—¿Quieres unírtenos? ...yo, no se preparar como tú lo haces, pero hare lo que este a mi alcance.

—Quizás otro día, ya has trabajado bastante con prepararte el almuerzo—era un rechazo amable por parte de ella, pero en esta había algo más de lo que aparentaba que Taichi sentía que en sus hombros caía más peso del que existía—Déjame a mí el desayuno por ahora.

—¿No te arrepentirás después? —la pregunta en si carecía de sentido, más buscaba no pensar demasiado en lo que detectaba, en lo incomodo que se le hacía percibir que su madre no deseaba que creciera y se hiciera independiente cuando recién lo recuperaron.

—No lo hare—lo saco de la cocina y Taichi se preguntó que casi lo llevo a tambalearse ¿cuál sería la expresión en sus ojos si filtraba cuanto tiempo de diferencia separaba al mundo humano con el de los digimon?, por cambios extravagantes a causa de que, y por quien ha estado ocurriendo—Ahora déjate consentir, me imagino que no has desayunado como se debe por estar ocupándote de ellos.

—Bien—acepto no muy convencido—Pero por lo menos uno que otro día deberías dejarme hacerlo.

—Ya habrá tiempo para eso, después de todo no ha sido la primera vez que tenemos este tipo de conversación—su madre enlazo esas manos jóvenes y masculinas con las suyas mirándolo fijamente a los ojos—Y como siempre te estaré repitiendo que mientras esté bien de salud puedes apoyarte en mí, no me causa ninguna molestia estar cocinando para ustedes, incluso si llega el día en que ya no vivas en esta casa sabrás que estaré aquí para lo que necesiten.

—Oka-san...yo—de repente a Taichi le picaba la vista, el corazón le golpeó con fuerza y su madre le quemaba, otro golpe que lo debilitó y estuvo a punto de confesar que no recordaba nada de lo que estaba hablando y que aparte se sentía abrumado con los problemas que iban creciendo día con día, no obstante, fue cortado de tajo por el inquietante ruido del timbre que retumbó por los alrededores como llego a taladrarle los oídos.

—Yo abro—Hikari quien había permanecido en silencio se adelantó abrir la puerta—¡Oh Kōshirō-san!, pasa—invitó abriéndole paso—¿Qué te trae por acá? —ya lo sabía, pero tenía que hacerse la despistada, así que fingió sorpresa.

—Gracias Hikari-san, aunque únicamente venia de paso, disculpa la intervención—el pelirrojo accedió al interior, no hace mucho vino, y hoy que se presentaba existía una tensión con la que ya comenzaba a familiarizarse aun cuando esta era menor desde la última vez—Buenos días Yagami-san—dirigió un educado y tímido saludo a la matriarca

—Kōshirō-kun, que alegría verte por aquí, siéntete como en casa. Preparare el desayuno—respondió Yuuko a tiempo que se dirigía a colocarse el mandil amarillo con bolsas en los costados sin estampados que se ubicaba en la agarradera de la estufa.

—Gracias.

—¿Kōshirō? —llamo en un murmullo Taichi sorprendido—¿Qué te trae tan temprano por aquí?

—Hola, bueno veras…—Kōshirō inconscientemente se rasco la comisura del labio

—¿Uh?, ¿esto?, sano rápido —Taichi lo interrumpe atropelladamente antes de que siquiera le preguntara al sacar una conjetura.

—¿Qué?, yo no pregunte…creo que me estas malinterpretando—negó pronto el pelirrojo con ambas manos algo alterado a tiempo que Hikari les daba una ultima mirada antes de irse a alistarse conteniendo su curiosidad por el repentino cambio de los acontecimientos y como ni ella se percato de que las heridas del labio de Taichi no quedaban rastro alguno.

—¡Idiota! —pensó Taichi, pero era demasiado tarde para empezar a recriminarse sus mejillas se encendieron extendiéndose hasta las orejas—A-Ah, ¿no?

—No— Kōshirō arqueo una de sus cejas— Ayer iba a marcar, pero creí más apropiado venir y que conversáramos de frente.

—Comprendo, continua—concedió Taichi, más creía haberle dado mas razones para que sospechara de él. Tentado a desviar la mirada, lo invito a que tomara asiento en una de las sillas del comedor con el rubor aun presente.

—No pienses mal—Kōshirō se corrigió incomodo aproximándose a una de las sillas donde prosiguió a sentarse, Taichi lo imito en seguida —Quería hablarte sobre la ida en Oedo-Osen Monogatari al que iremos, y que mejor invitarte personalmente—ofreció como todo un hombre de negocios olvidando su nerviosismo inicial, recuperando la compostura y rectitud de la espalda.

—¿Solo has venido a invitarme a una ida a las termas? —Taichi parpadeo perplejo, la cabeza amenazo con palpitarle.

—Si, ¿no es obvio?, no estará completo el grupo si faltas.

—Kōshirō…

—[No lo sobreanalices, si vas a aceptar sólo hazlo, disfruta el tiempo que puedas con ellos] —Piddomon esperaba que chico no fuese tan indeciso, y que le tocara intervenir le hacía cuestionarse si realmente había progresado.

De verdad quiero ir, pero por otro lado…todavía queda mucho trabajo que realizar, he estado desperdiciando tiempo valioso jugando a tener una vida normal—Taichi debajo de la mesa apretó los puños con fuerza demorando el silencio que plantó entre él y Kōshirō—¿De verdad está bien para mi disfrutar de momentos como ese justo como están las cosas ahora?

—[¿Por qué no lo estaría?, no dormir adecuadamente te está estropeando y llenándote de pensamientos inútiles.]

—Taichi—Kōshirō llamo, Taichi contuvo un jadeo al verse traído a la realidad y despedido de su conversación con Piddomon—¿Te encuentras bien?, te ves un poco pálido, ¿es por qué Yama...?

—¿Qué?, no, no, no es nada de eso, recordé la infinidad de tareas que me esperan, temas nuevos, aun si me lo pasan no lo comprenderé, pero estoy bien, no es nada de otro mundo—Taichi curveo los labios en una sonrisa forzada, incluso podía haber jurado que su madre los escuchaba cuando Kōshirō lanzo aquella pregunta, ya que el sonido de la cuchara se detuvo de manera sutil pero oportuna en ese preciso instante; de todos modos, espero que su amigo comprendiera la indirecta de que ella no estaba al tanto de la pelea y que no era conveniente que saliera a la luz.

—En ese caso será complicado que vayas sin que te cobre factura—Kōshirō suspiro siguiéndole la corriente al percatarse de sus intenciones—Siendo así…—recargo los codos en la mesa—Puedes venir conmigo después de clases a mi oficina, me encargaré de explicártelos—tendió una salida.

A Taichi le tembló una ceja, ¿acababa de jugarle una broma en respuesta?, ¿su oferta era sincera?, ¿de verdad le había creído que estaba abrumado por eso?, le estaba comenzando a dar miedo preguntar.

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Por como sus ojos capturaban el extenso cielo, diría que iba a ser un día agradable, aun si hacía calor, era tolerable, al menos para Takeru que recién se instalaba con un vaso de café con tapadera en la mano en una de las sillas del establecimiento pegado a la ventana; se había convertido en un hábito, todas las mañanas recurría por un poco de agua caliente humante. Cuando apenas iba a dirigirse a tomar un sorbo de este, su celular se prende a tiempo una suave melodía se desplaza alertándolo repetidas veces de la llamada que se encontraba en espera de ser recibida. Una vez que ve de quien se trataba, deja de lado su bebida contestando al momento.

—Ah, Hikari, ¿Qué tal tu día?

—«No muy bien que digamos» —se escuchó un suspiro, luego el sonido del grifo de regadera abrirse, Takeru le creyó, y por lo que estaba haciendo tenía noción de que no quería que se enteraran de la conversación.

—¿Por qué lo dices de ese modo?, ¿sucedió algo malo? —no pudo evitar preguntar, de en vez en cuando sentía a las chicas del establecimiento observarlo a la distancia idénticas a las abejas que eran atraídas a la miel.

—«Podría decirse que sí, ¿te acuerdas cuando te comenté que Onii-chan preocupo a Oka-san por lo de la cocina?, sé que no debería fijarme demasiado en esos detalles, pero hoy tuve de nuevo esa sensación extraña»

—Si recuerdo, Taichi-san comenzó a preferir cocinar para él mismo solo para no preocuparla. Y esa sensación es como si existiera una barrera que no puedes atravesar, ¿cierto?—lo recordaba a la perfección, era invierno cuando Hikari se lo comentó en los columpios en los que se mecían, Patamon y Tailmon hacían ángeles de nieve a la distancia—También fue una semana después de que regreso a media noche con unos cuantos golpes, cortadas superficiales—esa vez Taichi les había dicho que quedo envuelto en una pelea callejera, aparentemente habrían querido robarle, no le cuestionaron demasiado al respecto, le trataron las heridas en lo que le pedían que a la siguiente fuera más cuidadoso ser posible tomara otro camino.

—«Si»—Hikari movía unas cuantas cosas. Takeru supuso que el otro tema que estuvo rondando por su mente no tocaría a menos que se diera otro evento similar—«Aunque me sentí un poco más aliviada cuando Kōshirō-san apareció, el se ofreció voluntariamente a ayudarme a integrarlo, aun si la idea en un principio fue organizada por Mimi que también invito a Mochizuki-san»

—¿Es la chica de aquella ocasión?

—«Si, me pareció una chica tímida y, pero agradable a simple vista, si le explicamos creo que también nos apoyara a su modo con Onii-chan»—por un momento Hikari sintió que la voz se le quebraba pese a que trataba de recuperar el buen humor con el que solía estar—«Regresando a la barrera… ¿piensas que estoy exagerando las cosas?, por favor se honesto conmigo»

—¿Por qué siempre me pides cosas complicadas? —Takeru jugo un poco con su vaso colocando sus esferas azulinas en la ventana—No creo que estés exagerando, pero tampoco creo que estés en lo correcto—fue neutro—Siento que es mas que por que ha estado relativamente poco tiempo de regreso, duda en como tratar con nosotros, Yamato solo se encargó de agudizar más ese comportamiento—solo quería aligerar su carga, no es que antes haya sido más atento a lo que le rodeaba o perceptible como ella, más hacia su mejor intento por compensarlo; o eso creía, así se veía, y así lo describían algunas personas que lo conocían. Si se preguntaba de quien lo había sacado o si ya era así porque sí, el divorcio de sus padres aparecía en su mente causando que se le revolviera estómago, no le gustaba compararse con ellos aun si los amaba y aceptaba que intervinieran en su vida para apoyarlo en las decisiones que tomaba o le hacían entender en que estuvo mal y por qué debía disculparse con la persona afectada—Con los días regresaremos a la normalidad.

—«Esperare hasta ese entonces, por lo pronto, está la ida a las termas»

—Si, estoy impaciente por que llegue ese día—sonrió

—«Yo igual. Gracias por escucharme, te prometo que a la siguiente te comprare tu bebida favorita»—a Takeru no le molestaba que Hikari ocupara su tiempo para conversar, él mismo se ofreció a que le llamara o que se reunieran en algún punto, aun así, para otros pareciera que la estuviera acortejando.

—Me siento como si estuvieras comprando mi amistad, a este paso rodare en lugar de caminar.

—«No seria mala idea hacerte engordar, así no andarías coqueteando con mis amigas de la escuela»—Hikari pretendió meditarlo

—Soy amable con ellas, no puedo evitarlo.

—«Repugnante»

—Eso quisieras—regreso Takeru fingiendo estar indignado por cómo había sido catalogado, Hikari rio tenuemente del otro lado—Aun así, ellas no se quejan al respecto sino todo lo contrario—en eso la campana que colgaba arriba de la puerta del local tintineó anunciando la entrada de un posible cliente, atraído por el sonido, se encuentra con una melena rubia y un rostro familiar con ceño ligeramente fruncido como si ya hubiese nacido con este—Tengo que dejarte, Yamato ya llego y no tardara en dar con mi lugar, te enviare mensaje más tarde, si ocurre algo más házmelo saber.

—«Hasta luego»—Hikari comprendió así que se despidió.

—Hasta luego—colgó Takeru—Que bueno que accediste, ya me estaba preocupando que hasta conmigo te comportaras huraño—saludo casual a su hermano mayor mientras guardaba el celular en uno de los bolsillos del pantalón.

Yamato una vez al frente deja la maleta en la mesa.

—Sabes que no esquivaría una invitación tuya por mas molesto que este—y en efecto Takeru comprobó que su hermano mayor no era un robot y el lazo que los conectaba como familia todavía funcionaba—Así que te sugiero que no me hagas arrepentirme.

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A Mimi su cabello era uno de los aspectos que más cuidaba, desde peinarlo, humectarlo y aplicarle demás tratamientos para que luciera siempre impecable. Al caminar por las amplias y coloridas calles por el sin fin de personas que la transitaban mantenía la espalda recta y la barbilla en alto dando una apariencia envidiable como tenaz; orgullosa por su propio desarrollo solo hacía que se le disparara la autoestima por los cielos. Algunas chicas en Estados Unidos en el pasado le habían dicho que su ego no podía ocultarlo, que estaba llena de sí misma, que no tenía nada de especial y que no viniera creyéndose la gran cosa, a lo que ella les respondió con una sonrisa que agradecía que se preocuparan por su bienestar, pero de momento no estaba interesada en tomar sus consejos de manera personal por lo que volvieran más tarde cuando necesitara de estos.

No hizo falta decir que se ganó el odio de las chicas. Sus oídos regularmente ardían, seguramente estarían hablando pestes a sus espaldas incluso después de haber partido a Japón. No las comprendía, y tampoco deseaba hacerlo, ellas eran las estereotipadas chicas que se gozaban del sufrimiento de otros.

Luego de un rato de divagar, Mimi se detuvo en un semáforo, no tenía la cabeza en desvivirse en encontrarse con alguien a estas altas horas de la mañana. Seguiría su rutina, saludaría a sus compañeros de clase y se vería con sus amigos durante el descanso, también a…

—¡Taichi! —de repente diviso al otro extremo una cabellera castaña y a centímetros de este otra de color rojo carmesí. Taichi quien estaba hace unos instantes observaba la cima de unos edificios con googles acaparando parte de su rostro se sobresaltó girándose en cámara lenta en dirección a Mimi que movía el brazo energéticamente desde su puesto cruzando apenas se percató que era seguro, por otro lado, Kōshirō revisaba algo en su celular abstraído del resto, casi podía garantizar que tendría un bote cuanto la viera que ya sonreía a sus adentros por aquella escandalosa, pero adorable reacción.

—Mimi—emitió Taichi extrañamente tenue similar a un arrullo devolviendo el gesto al principio indeciso.

—Que sorpresa verlos por aquí.

—Si, lo mismo digo. Hoy Kōshirō cayo a mi casa de sorpresa y…

—M-Mi… ¡¿Mimi?! — la voz de Kōshirō se interpone cortando con la explicación tal como Mimi predijo, aunque en esta no se encontraba que malabareara el celular en una lucha desesperada de que no cayera fuera de su alcance o que las mejillas se le arrebolaran de un tono que la incitaba a molestarlo.

—Hola—sonriente Mimi le pica la mejilla juguetona—Hoy también estas idéntico a tu cabello Kō

—Si es cierto—declaro Taichi, aunque lucia agradecido con la interrupción de hace un momento—No te queda nada mal.

—No ayudas en nada—Kōshirō enrojeció más a lo que Mimi retuvo las ganas de reír limpiándose una lagrimilla de cocodrilo del ojo, después de eso, antes de que se dieran cuenta se echaron andar con ella en medio, lo cual era una completa ventaja ya que algún modo se sentía protegida, aun si uno de los chicos que actuaban de escudos sin saberlo le preocupaba; la sensación de hacerle conocer que lo apoyaba y que lo escucharía sin miramientos simplemente se fortalecía retumbándole el pecho desatando una problemática revolución de ansiedad.

Aunque no hubo silencios demasiado prolongados, inconscientemente no se removió incomoda, sino que cuando se le venia algo de que conversar que no tuviera que ver con lo que pensaba decirle al castaño, lo hacía incluyéndolos aun cuando sus respuestas no solían ser las mejores, pero ella se conformaba con que fueran capaces de seguirle el ritmo por muy torpes que fueran. No había nada fuera de lo normal, eran jóvenes entreteniéndose, haciendo a un lado los problemas, aunque sabían que una vez que todo terminara tendrían que afrontarlos, seria absurdo esquivarlos y no ver que estos se irían acumulando.

Al final se detuvieron en una tienda de conveniencia que encontraron por ahí, entraron, escogieron lo que comprarían, y hasta ese momento no se fijo que Taichi se adelanto a pagar por las compras de ellos al pasar a grandes trancos al mostrador con un cesto naranja infestado de frituras y demás comida incluido, mientras ella sostenía una bebida de febril té helado con burbujas de leche y perlas te tapioca y Kōshirō dos bebidas energizantes de diferente sabor, falto decir que sus labios se abrieron sin emitir ruido; el joven de turno detrás del mostrador con las cejas arqueadas no comento nada al respecto.

—Yo iba a pagar por eso—Mimi se aseguró de reclamarle después de recuperarse

—Y yo tenía el suficiente dinero para pagar por los suyos princesa—Taichi se excusó nervioso aun cuando fue atacado con un tierno mohín y un dedo apuntándole peligrosamente a la cara—¿Qué tiene de malo que quiera pagar por ella?

—Se supone que cada quien iba a pagar por lo suyo—ella se cruzó de brazos volteando la cara, por debajo de su cabello las orejas se le habían enrojecido considerablemente por el hecho de que le llamara princesa, un apodo que no había usado ya hace años.

—Solo una bebida energizante de cereza— acoto Kōshirō avergonzado tras aproximarse a la caja cuanto el joven estaba por terminar de arrastrar el ultimo producto del cesto.

—Tu amigo el forrado ya pago por las dos —dijo el joven con desapegó—y Mimi ya no quiso permanecer ahí, sino que se abandono la escena prefiriendo esperarlos afuera donde se topó con una Sora sorprendida que se detuvo a escasos centímetros de ella esbozando una sonrisa que le costaba extender con naturalidad, como si quisiera demostrar que todo andaba bien y no tenia nada de que preocuparse; otro caso que agregar a su lista de urgencias, al verla se preguntaba que tan profundo era lo que sentía por Taichi que la tenia tan afectada o si acaso existía otra razón por la cual imaginaba que estaba siendo atormentada, uno el cual desconocía.

Tal vez se había hecho más fuerte de lo que solía ser en el pasado como para intentar apoyarlos como para no reparar que la enorme posibilidad de que terminaría siendo la más herida del grupo en algún punto de la historia que estaban formando en conjunto.

Para Mimi era una ley que si uno se hundía los otros se encargarían de sacarlo pese a lo complicado y doloroso que resultara, de eso consistía una verdadera amistad. Entonces si eso le sucedía, afirmaría que llegarían a sostenerla fuertemente de modo que no se ahogara en su propio sufrimiento.

Por esta razón continuaría hacia adelante, haría a Sora avanzar, se encargaría de hacerle saber a Taichi que lo escucharía sin miramientos y lo apoyaría, continuaría enviándole mensajes positivos a Hikari y la invitaría a salir de compras, Molestaría a Joe hasta el cansancio para que saliera con ellos y de una vez descubriría quien era la dichosa novia que menciono en una ocasión, le pediría a Takeru ayuda personalizada para cubrir los huecos en su maravilloso plan, con Yamato todavía no sabia como atacar con exactitud así que eso se lo dejaría a Takeru, con Kōshirō le ayudaría con su sentido de la moda si se daba la oportunidad además que se ocuparía en parte de molestarlo; Meiko-chan era punto y aparte pero ya descubriría que hacer con ella aparte de integrarla al grupo.

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Bueno como les prometí al inicio les dejaré el nombre de la otra chica que podrá integrarse a la lista de posibles parejas de Taichi: Rei Saiba. Esta chica aparece en uno de los mangas de digimon donde a Taichi se le ve con un digimon diferente a Agumón, donde cobra vida esta adorable chica. Si buscan en la wikipedia o imagenes referente a ella sabrán de quien se trata (para los que aun no han dado un vistazo al manga :3).

Puede sonar molesto, pero son libres de comentar (me agrada saber lo que piensan :3) y con gusto les despejare parte de sus dudas, si quieren que los mencione al final, también háganmelo saber , sino puedo responderlas como lo verán a continuación.

Muchos lectores se preguntan:

1 El tiempo en el digimundo y en el humano es mas grande de lo que creen, ¿por qué lo digo?, bueno como se habrán dado cuenta Taichi hace referencia a esto tanto cuando veía a su madre como anteriormente como estuvo aprendiendo sus habilidades curativas. Más adelante se explicará mejor.

2 Cuando parece que algo se esta solucionando aparecen mas problemas, y eso es porqué el anterior Taichi esconde mas cosas de lo que pueden imaginar, entre esas no podrá resolverlos por su cuenta, habrá más personas involucradas en este misterio.

3 ¿Por qué estoy agregando a Rei?, bueno ella tomará un papel entre esas personas que explique en el punto anterior (o medio explique, trato de no dar mucho spoiler sobre la trama por que sino se romperá el encanto de este finc) XD

4 El que agumón recuerde levemente sobre August es porqué Taichi por razones que se anclarán después, no lo llevo a conocerlo directamente, sino que le contaba sobre él.

5 ¿No creen que Takeru recuerda un momento un tanto peculiar?, ya se imaginarán el tiempo que tiene ese recuerdo, *guiño*, *guiño* (si sabes a que tiempo se especula que sucedió déjalo en los comentarios)