¡Hola!, después de una eternidad vengo con otro capítulo de las locas aventuras de Taichi y sus amigos. No había tenido tiempo hasta estos días, casi pierdo el hilo de donde me quede en mi propia historia que tuve que releerla para recordar la trama XD. No creo publicar como antes, sin embargo no tengo planes de abandonar la historia, esta todavía me inspira para darle continuidad.

Si quieren alguna ilustración para sus fanfics o uso personal pueden contactarme. Aunque sino es el caso, no se si puedan seguirme en mi cuenta de instagram, estoy como YunArt_YunaUzu, me ayudarían a incrementar el numero de seguidores, claro yo también les seguiré, solo tienen que decirme que son lectores de este peculiar fanfic de digimon :3

Sin mas que decir, les dejo como va la lista, de parejas.

Pareja principal:

Taichi x Mimi: 5

Taichi x Sora: 0

Taichi x Meiko: 0

Taichi x Rei: 2

Parejas secundarias:

Hikari x Takeru: 0

Hikari x Yamato: 0

Sora x Yamato: 1

Mimi x Yamato: 0

Mimi x Koshiro: 0

El Taichi x Mimi subio 1 mas por un lector de la pagina de wattpad, pero pueden seguir votando, se tomara muy en cuenta, si el contador llega a 15 será la pareja definitiva aunque por ser la de mayor rango por el momento les regalare este capítulo con mas interacciones Taimi o Michi (como llamen a este ship)

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Taichi pudo leerla en su momento a ella, a su pequeña hermana, al resto de elegidos que se estaban descomponiendo uno a uno, lento o moderadamente; su fragilidad humana era palpable idéntica a las hojas de papel al humedecerlas con el agua que en esta ocasión hacía referencia a él al no haber a nadie más al cual culpar.

Ni Nishijima Daigo, ni Himekawa Maki, solo él a quien el destino le jugó una mala pasada.

Era irónico sí, pero no había otras palabras para describirse como el perpetrador de dicho mal, aunque ahora que aparecieron otras amenazas, podría decirse que lo suyo era el menor de los problemas.

Ubicados en diferentes sofás, por otro lado, e independiente de lo que habitaba en su cabeza, Taichi pensaba en decirle a Mimi que en cuestión de minutos ella cedería ante sueño lo cual creía que frustraría los planes de la chica que deseaba con plena seguridad que la bebida lo adormeciera o mínimo lo relajara en lugar de a ella.

Sino la invito o más bien persuadió a retirarse fue porque malinterpretaría sus intenciones con el estarla corriendo del lugar.

—¿Qué sucede?, ¿no te ayudo el té acaso a relajarte? —pregunto Mimi como no queriendo la cosa de modo que despistara el cansancio que comenzaba a predominar luego de largos minutos de silencio. Sentía que era tarde, su cuerpo le reclamaba por sobrepasarse y no cumplir con sus correspondientes horas de sueño reparador, era una lástima que quien estaba a su frente relucía con cero manifestaciones de su malestar, por si no fuera poco la irritación de los ojos no se quitaba, seguramente estarían hinchados de tanto llorar.

—Solo estaba pensando unas cosas—responde sin hacer demasiado énfasis Taichi dejando la taza vacía en el suelo—Pendientes, entre otros. Nada sin importancia—la ve entrecerrar los ojos viéndose un poco graciosa por la hinchazón que no pudo resistir en sentir más pena por ella así que modifico un tanto lo dicho con anterioridad—…O quizás no tan sin importancia.

—Lo supuse—se sonríe Mimi relativamente orgullosa por haberse salido con la suya, y era relativo porque no le causaba más que un cumulo de interrogantes que no le serían resueltas durante las horas restantes de la noche—Aunque…—continuo con poco animo como de vacile pero que aun así era extraño que no evitara que sonara directo—Supongo que tampoco hablaras de ellas.

—Supones bien—asiente Taichi haciendo que lo que le restaba de ánimo de la Tachikawa decayera todavía más—Pero si tienes curiosidad—la miro fijo, ella instintiva acomoda un mechón detrás de la oreja ante el suspenso sin conocer la inseguridad interna que conllevaba el soltar la siguiente frase que cambiaría la vida de ambos—Puedo contarte un poco como agradecimiento por el té.

Al finalizar espero por alguna reacción, si hacia lo correcto o no ya no había marcha atrás, aunque aquello no implicaba contar a grandes rasgos de eso estaba enteramente consciente, rasparía de ahí y de allá midiendo con cuidado lo que habría de soltarle. Aun así, medir lo que decía le incomodaba, pero de cierta forma ahora que lo reflexionaba le ayudaba a prepararse para ir superando la advertencia que Azulongmon le dijo hace un tiempo sobre afrontar las consecuencias de revelar la situación crítica a la que su humanidad paso a ser comprometida.

No obstante, aunque fuera la advertencia más severa de todas, tenía la vaga impresión de que iba más como una orden que no debía siquiera intentar quebrantar. La pregunta era, ¿Por qué?

Antes de siquiera explorarlo más afondo el movimiento de Mimi elevándose junto a su anterior a unos ojos brillosos lo desconcentraron.

—¡¿De verdad?! —de no ser por la distancia le habría cogido de las manos de la agitación, agitación que le corto el sueño de golpe y que más por descuido y debilidad que por impulso se le desprendiera la taza de las manos. Suerte que Palmon que merodeaba cerca se alcanzó atraparla con aquellos látigos maniobrables los cuales solo sobresaltaron a Bokomon quien en algún punto se hizo de los demás utensilios a excepción de las dos tazas en aparente uso.

—¡Lo tengo!

Tal alivio saco una sonrisa de Taichi que no tuvo la necesidad de actuar más si de presenciar la palidez de Mimi pasar a la vergüenza.

—¡Qué horror! —chillo Mimi no sabiendo donde ocultarse ni si darles la espalda ocultaría aquel penoso accidente—Un poco más y se habría roto—acabo por taparse el rostro con ambas manos arrastrándolas a las mejillas de modo que la piel se estirara—¡Peor aún!, el té salpicaría el sofá.

—Técnicamente la perdida solo sería de la taza—puntualizó Bokomon, deteniendo momentáneamente las perturbaciones de Mimi—Lo único tedioso es reponerla dependiendo de su valor monetario, comercial, tal vez incluso sentimental.

—Bueno, no creo que sea tan…—

—¿Valor monetario, comercial y sentimental? —pregunto Palmon interrumpiendo sin querer a la elegida al no soportar desconocer la importancia de aquella insípida taza llegando a inspeccionarla de lado a lado— Para mí solo es una simple taza que rescate, no entiendo porque el alboroto si esta se rompe además de que manche por culpa del líquido que guarda—expreso al no hallar alguna muestra de valor visible sobre esta.

Y a Taichi no le importaba en lo más mínimo, se hallaba en la misma posición que Palmon, su silencio además del desinterés lo confirmaba. En conclusión, comenzaba a aburrirse, Mimi lo noto así que intercede para no alargarlo más, de no mortificarse la existencia con conversaciones que rayaban en lo absurdo.

—Yo te lo explicare luego Palmon, tenemos algunos asuntos más urgentes de que encargarnos—apunto con la cabeza a cierto individuo el cual capto la indirecta.

—No lo ha olvidado—hablo Taichi para sí, desalojando el sofá desperezándose mandando una mirada que ordenaba a Bokomon no entrometerse y no descuidara por nada del mundo al digihuevo.

—Comprendo—acepto Palmon lo dicho por Mimi, después se giró hacia Taichi solicitando sin reserva lo siguiente pese a la preocupación que disimulaba al enfrentarlo—Espero de verdad que no te retractes de la promesa que le hiciste a Mimi, ella ha sido demasiado paciente contigo.

—No lo hare, te lo prometo—tranquiliza Taichi, no obstante, la gota gruesa de sudor que le resbalo de la cabeza a la nuca no tardo en asomarse al detectar que detrás de la petición existía atisbos de amenaza hacia su persona—Sin embargo, no me siento en condiciones, ¿Qué les parece si vamos a refrescarnos y luego regresamos a platicar? —alza uno de sus índices apuntando al techo, aunque este en realidad indicaba que irían más en específico a la azotea.

—¿Yo también estoy invitada? —dudo Palmon, Mimi no definió a donde iría a parar lo que se estaba desarrollando entorno a ellos, las cosas pasaban a velocidades alarmantes al grado de inmovilizarla evitando que detuviera a Taichi quien se había echado andar pasando a su lado.

—La pregunta aquí es, ¿Por qué no lo estarías?

Solo ahí Bokomon refunfuña en vano entre murmullos por no haber sido incluida en el paquete—¿Qué están esperando?, se les ira y no les dirá nada—aunque acaba por acarrearlas a que siguieran al guardián en tono entendible, pero a la vez el leve resentimiento afloró conforme las empujaba hacia adelante.

Taichi los oye relativamente retirado del asunto, su andar lo procuro lento a propósito con la intensión de que se acoplaran a él. Tomaba consciencia de lo impropio que era posponer las cosas, sin embargo, la idea de acobardarse le picaba las costillas; en lo que lo consideraba, Mimi con Palmon dando ligeros trotes se colocaron a la misma distancia.

Antes no volteo o siquiera manifestó el estar al tanto de si no se trataba de ellas, confiaba y confió en los sentidos que lo alertaron de tales presencias que a su parecer resultaban inofensivas, sin ningún tipo de malicia por el cual alarmarse.

El silencio que se formó durante el trayecto le regalo un espacio de relativa paz que apenas logro saborear al toparse con las escaleras y a los segundos con la entrada a la azotea cerrada con llave.

Lástima para los del personal del hotel que aun estando cerrado el acceso a la azotea al público en general, no fue impedimento para Taichi que se encargó de abrirse paso usando el báculo como entrada adicional o más bien alternativa al verse bloqueado de dicho privilegio.

Al adentrarse al portal, asegura tenderle sustento a Mimi.

—¿Todo bien?

—¿Ah? —Mimi parpadeo varias veces antes de colocar su mano sobre la que le tendían—Si, si, solo me quede pensando en otras cosas.

—Ya decía que no era el único—molesto Taichi con aires de diversión ignorando a Palmon aferrarse en la delicada muñeca femenina cuidando de no provocarle heridas—Nuestra princesa también puede perderse al igual que cualquier plebeyo—continuo a tiempo que las atrae al exterior como si se burlara de la incertidumbre sembrada en el interior de ellas que no se esfumo hasta que atravesaron completamente ilesas el portal.

—¡Yo no…! —la voz quejumbrosa de Mimi murió en el instante en que se dio cuenta de que lo tenía a centímetros de su rostro presumiendo de una brillante y traviesa sonrisa que desde su punto de vista era la más autentica que Taichi pudo entregarle en días. Por segunda vez en el día las mejillas el ligero rubor rosa las coloreo, que insospechadamente incremento cuando el maldito reforzo el agarre de la mano enlazando cada dedo en los espacios correspondientes.

—¿Qué hago? —pensó Palmon que se veía idéntica a la tercera rueda en aquella extraña atmosfera—Mimi parecía molesta hace unos segundos, y ahora parece un tomate escandalizado, pero muda e inmóvil—contemplo más que confundida, habiéndola soltado hace poco.

Se podría profesar que la escena subiría a escalas catastróficas, pero el destino les deparaba un increíble giro de acontecimientos. Una distorsión deformo el cielo detrás de ellos consiguiendo con ello que Taichi dejara a Mimi absuelta de su infantil tortura y se impusiera delante en señal en protección.

—¿Acaso llegue en mal momento? —emitió en falsa cortesía, siendo más bufonada que nada el ser que emergía del portal que pronto identificaron como Beelzemon que de haber poseído ceja la abría alzado en deje de perversidad al no tentarse el corazón en incitarlo.

—…—Taichi no responde de primera instancia, respira profundo y saca el aire lento de los pulmones concentrando sus emociones en el nuevo baúl que él y Piddomon crearon al destruir los sellos. En el acto, aunque fue breve percibe su propia infelicidad al reprimirse, de sujetar con fuerza el papel de guardián que aguardaba la noticia de la posible partida lejos del hotel—No me vengas con tus estúpidas bromas, habla, sé que no te arriesgaste a venir hasta aquí en vano—trazo la primera brecha, indicando que no estaba para juegos de pésimo gusto.

Dos portales en el mismo sitio, llamaría tarde que temprano la atención, sino es que en minutos les pisarían los talones.

—Aguafiestas.

—Viniendo de un bastardo como tú, tu opinión me es indiferente.

—Bien, bien, vayamos directo al grano…mierdecita mandona—suspira Beelzemon fastidiado tras ser esquivado susurrando lo último a sabiendas de que Taichi lo pasaría por alto—Hay esbirros en diversos sitios de Egipto, y ocho casos de digimon que todavía hay probabilidades de que se salven—especto sin adornos o previa introducción, agregando a Mimi y Palmon a ser informadas de tales acontecimientos.

Solo entonces Taichi le arroja una mirada de soslayo a Mimi quien contiene el aliento, claramente pálida para posteriormente regresar su atención a Beelzemon.

—Ocho es un numero alarmante.

—Lo es e incrementara sino los cortamos de raíz mínimo de Egipto—anunciaba Beelzemon las pésimas condiciones por venir del país donde sobre abundaba la arena.

—Lo sé, son peor que insufribles—Taichi transforma el báculo en la acostumbrada Katana—Me hervirá la sangre si hago de la vista gorda, lo mejor será que partamos en este instante.

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A Mimi casi se le escapaba el alma durante más de varias ocasiones, no las contó, pero si calculaba que de cada una de estas la lógica accedió a marcharse de sabático. Cada evento se tornaba más irreal, de sorpresa tras sorpresa, todo bajo la tutela de uno de sus preciados amigos de la infancia que en una de esas hasta pareció haber flirteado con ella. La parte más trágica que la involucro en la aventura más alocada de su encantadora juventud, fue una de esas, ella se había obstinado a que se le incluyera en la travesía a Egipto aun si eso implicaba abandonar las inseguridades, intrigas, y cualquier indicio obstaculizador que originara agobiar a la persona contraria.

—"Me iré con ustedes quieras o no, ya me empaparon en sus asuntos, me importa poco si es hasta el fin del mundo, en el océano atlántico, el digimundo, yo iré"

Sentenció, no obstante, aquello no fue suficiente, sino que tuvo que aplicar más presión, tácticas no tan gratificantes que no la enorgullecieron, solo que para que le doliera los oídos a Taichi, Palmon y Beelzemon siendo este último que le grito que era una lunática empedernida.

Tal descripción le enfureció, mas no se dejó vencer, le tacho de su cabeza y continúo insistiendo de modo que, aun siendo egoísta por retenerlos, logro el efecto deseado, Taichi le acepto resignada a convencerla de lo contrario.

—"Bien, bien quedas dentro, pero no digas que fue mi culpa por no anticiparte de los peligros que nos toparemos"

La respuesta no la enorgulleció porque bien pudieron descartarla, dormirla, quizás enviarla a cualquiera de las habitaciones del hotel, no obstante, alcanzo a ver rayos de esperanza en su constante lucha por acompañarlos aun con todas las de perder. Incluso en la situación actual donde para su desconcierto le toco acomodarse en la espalda de Taichi abrigada con un suéter afelpado masculino café oscuro, guantes negros y un par de googles que la obligo a colocarse.

No protesto, ni le contradijo porque en su subconsciente y consciente reconocía que no soportaría los altibajos del viaje, aun si para eso, él tuvo que invadir con anterioridad su propia casa con la ferviente intensión de arroparla, un gesto bastante considerado de su parte.

Ubicándose firmemente sujeta a Taichi y Palmon arriba de ella, el cruce de Japón a Egipto cambio en demasía su panorama, todavía el sol no iluminaba aquel mar infinito de arena. En su asombro los oídos la desconectaron del hombre se le ocurrió asistir a la reunión cuando los portales clausuraron con ellos adentro alejados de las responsabilidades ordinarias del ser humano promedio.

Solo Palmon fue la que se dignó a voltear a ver atrás en los segundos en que el agitado hombre que identifico como Nishijima Daigo prácticamente se tiró por el hueco del portal cuanto este clausuraba encogiéndose de apoco.

Palmon imaginaba que de haber llegado antes les preguntaría la causa porque abandonaban el hotel en plena noche cuando los demás dormían.

—Creo que nos esperara una dura reprimenda de regreso—comento bajito recordando la expresión mortificada de Nishijima en medio del desgaste físico.

—Me preocupa más que se esparza que las traje conmigo que la reprimenda—emite Taichi fuerte y claro, más sin ninguna reacción en sus facciones que delatara su inconformidad más que por el tono en que lo exteriorizaba— Los esbirros no son algo que deban tomar a la ligera, son seres dañinos tanto en digimon inexpertos como expertos en el combate. Si descuidan sus espaldas y los infectan al grado que es imposible tratarlos, están fuera.

—Pero con tu habilidad es posible que vuelvan al combate, es posible que Palmon se recupere—procuro ser positiva Mimi, no desatendiendo la grandeza del desierto, la briza golpeándole la piel, el frio disminuyendo considerablemente la temperatura del cuerpo; lo minúsculo que se miraba las palmeras y los picos de las pirámides.

Todavía no abordaban el terreno en el que se descubrieron a esbirros, pero sería cuestión de instancias para enemistarse con ellos.

—Admiro tu optimismo, pero te garantizo que la echaras a perder a lo grande sino haces tus reservas con los esbirros—Beelzemon que andaba relativamente retirado de ellos tuvo la molestia de ofrecerles lo que pensaba al respecto, aunque bien los estaba interrumpiendo porque así le daba la maldita gana. Vista hacia los lados y frente, revisando perímetro por perímetro—No porque tengas en el equipo un limpia mier—

—Ya entendieron, Beelzemon—aplaco Taichi tajante, sus ojos azules se habían afilado el doble de lo usual como si solo fulminarlo con la mirada fuera capaz de eliminar de la faz de la tierra al digimon—No necesitas ser tan explicito con ellas.

Mimi intuyo que independiente de la barbaridad de vulgaridades con que el digimon desplegaba su vocabulario, aparte de aconsejarle muy a su manera, le brindaba información que Taichi omitía por razones que aun misteriosas.

—Por mi puede continuar—opino Palmon a expensas de que la fulminada fuera ella—No estamos al tanto de los esbirros como desearíamos estar—agrego en retrospectiva de lo sucedido en las aguas termales.

Beelzemon se prende del apoyo otorgado como anillo al dedo, estaba extasiado por desplazarse con tal de tocarle las bolas a Taichi, o eso era hasta que la arena comenzó hacer movimientos irregulares debajo de ellos. Pequeñas protuberancias subían y bajaban como si lo que sea que fuera a salir no se pusiera de acuerdo en descubrirse.

—Ya decía yo que faltaba más por identificar.

—Esten preparados, no sabemos cómo es que atacara—anuncio Taichi, viéndose impasible, sin emoción, rayando casi en lo gélido.

—Mimi—llamo Palmon sería, determinada a pelear. Mimi la oye, busca y se conecta con el digivice. El sentido del deber y sentimiento mutuo por defenderse dilata la conexión entre ambas.

—Hay que ir el todo por el todo Palmon.

—¡Si!

Un brillo producto de la digievolución estalló, por fracción de segundos cegando a Mimi. Palmon en ese entonces se desprende de la espalda que le acogía quedando suspendida en el aire brincando de Togemon a Lilimon, un hermoso digimon tipo hada gentilmente vestida con pétalos de flores rosas y alas compuestas de hojas de un efímero color verde natural.

Estando Lilimon, el equipo se equilibró, más hacía falta el punto decisivo, el cuarto integrante si anhelaban separarse y ensanchar el campo que aniquilaría a los parásitos errantes.

Mimi estaba por preguntar como trabajarían, como es que ellos se las arreglaban con aquellos seres que prometían sufrimiento eterno, sin embargo, Taichi se le adelanta al percatarse que las protuberancias no superaban los cuarenta centímetros altura de separación del suelo arenoso.

—Aparentemente no superaran la altura en la que han estado "saltando" sino interactuamos con ellas. Desde la perspectiva la distancia en la que nos hallamos, hay que considerar que la probabilidad de que sean el señuelo consta del cincuenta y que el enemigo principal se encuentre escondido—observa a los digimon con los que compartiría la misión de turno—El cincuenta restante, es que sean esbirros de baja categoría, aunque no impide que por igual nos dificulte el aniquilarlos.

Ante cada palabra los hombros de Mimi se tendían a poner rígidos, inexplicablemente sudor frio le resbalo por la sien. Lo que oía, y lo que estaban por batallar no tenía punto de comparación, y aun así lo que tenían debajo, era la prueba inicial de cuan ejercitados estaban los reflejos de Lilimon.

De cuanto es capaz de soportar integrarse a un páramo antes inexplorado donde la naturalidad de hablar de Taichi reflejaba experiencia que se adquiría por medio de batallas se transmitía sin restricciones.

Por impulso los brazos se empeñan a pegarse con mayor fuerza en el cuerpo masculino sin deshacerse del digivice que había mutado su valor similar al de los amuletos de la buena suerte que regalaban a finales a inicios de año.

—En conclusión, las dos son desfavorecedoras—resume Lilimon cruzando miradas con Mimi.

—Es atacar por atacar de momento—con mencionarlo las pupilas de Beelzemon se dilatan extasiados, ya saboreaba el embriagante sabor por las peleas.

—Tiene sentido que pienses así Lilimon—Taichi no le contradijo, aunque entendía el porqué de la negatividad del hada digital ante la explicación proporcionada. De cualquier forma, no pararía, el caso ameritaba total concentración de su parte —Por otro lado, la idea Beelzemon no suena descabellada.

Beelzemon silbo, exponiendo su más preciada posesión.

Lilimon cruza los brazos ladeando la cabeza en confusión.

—Pero no significa que atacaremos a lo bruto—prosigue Taichi sacando de su ensoñación a Beelzemon—Por lo menos no los tres en conjunto en un punto en específico. Al ser varios, los dividiremos en tres diferentes ángulos a modo de triangulo. Si…—

—Si son los señuelos, les resultara imposible separarse—complemento inconsciente Mimi la frase.

—En efecto—Taichi no sintió perturbación por la interacción de Mimi, sino que le complació mínimamente la intervención, significaba que estaba enfocada y entregada a la causa—Sino se separan, el esbirro que se oculta en la arena no tendrá más alternativa que emerger. Si las cosas se complican, lo cual esperemos que no suceda, les daré la señal para que entren a los portales que distribuiré cerca de ustedes para poder reagruparnos y cambiar a una estrategia más elaborada.

A Mimi le inquieto la previsión hipotética: "si las cosas se complican"

No lo comento, si confesaba su inquietud la tacharían de cobarde, inexperta, un peso muerto el cual hay que sobrellevar.

Aunque puede que lo de peso muerto no este alejado de su estado dentro de la organización. No lidiaba ni con los ratones, con verlos a la distancia pegaba de chillidos trepada en sillas, mesas, lo que estuviera de paso con tal de no tocarlos; practicar técnicas de defensa personal lo descarto en secundaria, en cambio eligió protegerse en las épocas que Palmon no se encontraba a su lado con repeler los callejones oscuros, cargar un taser eléctrico paralizador recargable u otro elemento como el gas pimienta disfrazado de perfume barato.

—Descuida no se complicarán—Beelzemon repuesto descarto que fuese a tornarse a tal magnitud rebozando en confianza—Hasta me atrevo a pedirles que vayan a encargarse de los otros—corrió sutilmente.

Que testarudo—fue el pensamiento de Mimi no involucrándose en la parte que le correspondía por conseguir su cometido por la misma razón porque a Beelzemon se le hacía fácil despedirlos al caso continuo—¿Por qué no solo acepta seguir el plan y ya?

—Si te abandonamos te lanzaras a disparar a lo bruto—delato Taichi, Beelzemon cabecea en afirmación como si lo elogiaran por ello—No te estoy elogiando idiota—reprende—Si te hacemos caso y mueres regresare a exprimir tus datos digitales hasta la última gota.

—En ese caso ya habrá sido cosa del destino—contraataca Beelzemon

Esta vez Mimi rodo involuntariamente los ojos. Si esto continuaba así, ella misma comprobaría la estúpida teoría con la malsana intención de adelantar la dichosa estrategia triangular de Taichi sin gastar en valde saliva en un digimon tan imprudente como el que estaban obligados a concernir.

Solo esperaba que cuanto se determinara adelantarlo, no acabara por agudizar el problema.

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—Lo han hecho…—se dice agitado Nishijima descansando en el duro suelo de concreto. se la veía fatal desde que sonó el comunicado en la radio sobre la introducción de MetalEtemon al mundo humano—Han abandonado el hotel…me van a matar sino regresan al amanecer.

Correr por ahí, desalojar por allá, empaparse de pies a cabeza de la situación, proteger y protegerse de cualquier impacto cercano, grabar con sus dos glóbulos oculares algo impensable que jamás se le cruzo por la mente, sino estuviera entregado a la causa, pensaría que lo odiaban desde lo más profundo de su ser.

Hablando de fatalidades, se había quedado encerrado a expensas de que aquellos tres regresaran.

Ni pensar en buscar en los bolsillos algún medio de comunicación la cago a gran escala al olvidar el celular en el cuarto de vigilancia donde se suponía que debía permanecer atento ante cualquier irregularidad mientras cubría el turno de Himekawa que yacía durmiendo en el sofá.

—No, ella me matara y bailara encima de mi tumba—suspiro en derrota sucumbiendo al agotamiento físico y mental al recargarse por entero usando las manos como almohada detrás de la cabeza—Y si bien me va, los chicos la adornaran con flores—no sabía porque, pero le relajaba imaginar que hubiera quien lo visitara en el lecho de muerte.

Cualquiera que pusiera en duda su estabilidad mental, diría que se conformaba con poquedades. Pero ellos no son él, así que no valía la pena enfocarse por modificar su mentalidad por uno que fuera acorde con la normalidad estipulada por las normas la sociedad japonesa.

Por él sociedad japonesa podía irse al demonio con sus absurdas normalidades.

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Ni izquierda, ni derecha, frente o atrás. Taichi tuvo que tragarse el contradecirse y de enviarlas de lejos de la vista de los esbirros. Pesadas insistencias sumado a su agotamiento más mental que físico, reducía un porcentaje considerable de raciocinio; discutirse con Beelzemon era otro golpe extra que integrar a su agotamiento. Conforme pasaba el tiempo le era más clara la disminución que había sufrido su paciencia la cual lamentablemente también presento repercusiones por desgaste ante sobresfuerzo que sin reflexionar en las consecuencias se auto imponía.

La suerte lo abandono por quien sabe que numero de ocasiones que había tenido que lidiar con escenarios que tenían la maniática obsesión de poner a prueba su resistencia.

Hoy en día ya no le afectaban como cuando recién se entero que el digimundo guardaba de los elegidos un lado aun mas oscuro con el que lucharon durante el primer contacto al mundo digital.

Agradeció a sus adentros en el instante que Beelzemon aplaco obedeciendo diligentemente las instrucciones de acuerdo al plan triangulo, aunque para que se llevara a cabo, no tuvo más remedio que infligir respeto sobreponiendo su autoridad por encima de la del digimon.

Aquel deje de autoridad le costó por igual energías, agregando un estremecimiento externo que ubico sutilmente de Mimi, además de que Lilimon rehuyera su mirada de él en automático hasta que pudo recuperarse del impacto inicial, luego Lilimon consiguió implantarse en el puesto asignado y poco después activo la carnada numero uno en la arena con ráfaga de flores.

En el espacio entre la ráfaga de flores y la reacción de las protuberancias se hizo de la mano de la segunda katana que corto esperas peludas y enlodadas que abandonaron el jugueteo con la arena.

Cortes a la mitad, sea horizontal, vertical, diagonal, cada una de estos desfallecieron sin titubear por el balanceo de su katana.

Los que salpicaron a Beelzemon fueron recibidos por el ataque de balas de doble impacto perforándolos sin escrúpulos. Con Lilimon, la ráfaga de flores acaparo su campo de enemigos disponibles para el lado de la punta asignado que casi lamentaba el haber sido brusca con ellos, no obstante, hubo uno que apenas subsistió respirando en lapsos tortuosamente lentos como mofándose de la debilidad de Lilimon al no usar su técnica más poderosa.

Lilimon lo enfoca y de inmediato cae presa de la compasión como del horror por dañar un digimon de etapa inferior. De flotar cambio a aproximarse con pasos tambaleantes estirando a la par ambas manos con la intensa hambruna de socorrerlo hasta que la katana de Taichi se interpone en medio ella y el digimon.

—Yo no lo recogería si fuera tu.

—¡¿Por qué?!, es lo mínimo que puedo hacer por un inocente—demando furiosa Lilimon cegada por la ilusión de que habían hecho lo incorrecto.

—Si es lo mínimo, pero si lo haces…— Taichi no se dejó doblegar, sino que ignorando el estado anímico de Lilimon encajo la punta de la katana en la larga oreja del Yuramon el cual a duras penas reacciono en sutiles chillidos ante el daño ocasionado—Mimi es quien llorara por tu baja—continúa anticipándose a que Lilimon protestara, pero fue a partir de ahí que detecto el peso extra en los brazos y aplastamiento de estos en un infructuoso afán de frenarlo de lastimar al Yuramon—No obstante, aun si te lo estoy explicando, creerás que soy un maldito insensible—a la par que terminaba, hileras de lodo y arena trepaban en la katana listo para infectarlo.

—¿Les mostraras como se propaga la infección con tu cuerpo? —una voz familiar cuestiono por detrás en compañía del sonido de piezas de metal chocando entre sí.

—¿Parezco alguna clase de masoquista desde tu percepción Sakuyamon? —devolvió la pregunta Taichi quitando la katana del Yuramon con suavidad estirando las hileras al negarse a desprenderse de la placa de metal.

—Depende—soltó la de la máscara de zorro detectando novedad en el joven guardián fuera de que no se preocupaba por ejecutar cualquier movimiento mientras que todavía la adolescente pegada a él no le liberaba en su totalidad los brazos—He tratado con unos cuantos—de reojo vislumbro a Beelzemon que pateaba las piedrecillas que divisaba por ahí.

—Me imagino—Taichi se gira dignándose a mirar a Sakuyamon y el portal de donde aun se encontraba la mitad de su cuerpo aun sin cruzar—¿Vienen más contigo? —a expensas de ser acariciado por las hileras dirige una energía luminosa naciente de las palmas a neutralizarlas, debatiéndose entre blanco translucido y verde pastel producto de la vieja técnica que persistía en los huecos de la fusión con Wargreymon.

—¿Un conocido en común—los labios de Sakuyamon se curvan hacia arriba—De igual manera, ¿esa chica que cuelga de tu espalda no es una de las que estaban en las aguas termales aquel día?

—Lo es. Es mi amiga de la infancia que quizás me esté maldiciendo en consecuencia por encargarme de los esbirros—confirma Taichi y Mimi rugiendo de un gracioso color tomate le responde con una indiscriminada patada en el costado derecho—Eso dolió—masculla recriminatorio.

—Te lo mereces por avergonzarme—bufa Mimi, quien había permanecido callada hasta el momento, bajándose de una a sabiendas de que aquello que prolifero no era mas que una torpe hazaña por escudar su ignorancia y el sobreesfuerzo que hacia por no llorar en este preciso instante por lo frustrante que se le hacia el estar en un sube y baja emocional cuando se prometió no facilitarles a estas que la absorbieran.

Taichi se encoge de hombros por tal acusación oyendo las duras pisadas de Mimi persiguiendo el rastro de Lilimon a la par que en cuestión de intervalos el Yuramon fue pintado por la energía luminosa y Sakuyamon se ocupó de auxiliar como soporte al joven rubio de ojos jade que no tenía de que sostenerse del lado opuesto del portal.

Aunando a eso, Beelzemon invalidando de su atención al Yuramon, casi se atraganta de la risa por la irracional valentía de la Tachikawa al golpear al tiránico líder que no le consintió que hiciera de las suyas. Aunque por mera precaución, por si atentaban contra lo endemoniadamente bien la estaba pasando, opta por doblarse y luchar por no descojonarse haciéndose ovillo pegando las rodillas en la arena.

Una vez que el rubio puso un pie en tierra firme, ejecuta un saludo general, apreciándose a mayor magnitud aquellos rasgos extranjeros. Cabello corto con flequillo desordenado, anteojos redondos de cristales lizos y traslúcidos, piel lechosa, complexión delgada engrosada por pantalones de mezclilla, botas, camisa de leñador roja tapada con un aborregado chaleco café. Aparte, cargaba una mochila mediana gris abultada.

—Hola, siento la demora, me ocupaba de reunir las piezas restantes.

La bienvenida para el joven extranjero fue un sepulcral silencio.

Esta saludando en su idioma natal—con tal detalle Taichi vino a identificar que aquel rubio no vendría a ser otro que August y el bulto blanco que se escurrió de la mochila hasta acomodarse alrededor del cuello no era otro que su compañero digimon.

Estuvo a nada de corregirlo mas un tirón de la energía que desperdigaba lo atrae al Yuramon que es sometido a expulsar partículas de esporas oscuras que cobran factura en el ya que retorna a la apariencia de un digihuevo titilante y distorsionado.

Efecto que robo la atención de Mimi y Lilimon del rubio quienes se pusieron nerviosas, expectantes de pronto desenlace que las sacudiría desde interior, si es que todavía quedaba que sacudir.

Vaya, hasta Sakuyamon se olvido cerrar el portal por descubrir la clase de destino de colgaría de digihuevo. Solo August echo andar y se hinco a su costado priorizando aquel punto crítico en el que únicamente bastaba darle un empujoncito extra.

—Me imagino a pesar de tu condición no es la más optima no cancelaras tu técnica—susurra un tanto melancólico como si recordara un evento del pasado del que Taichi no ha sido concientizado.

—La conoces—Taichi afirmo respondiéndole en la lengua materna del chico que reparo que con anterioridad no traspaso su saludo al japones—Y creo que sabes mas de mi de lo que yo se como para me sugieras cancelarla—refuerza.

—Bingo, mi constancia al estudiarte me ha costado—Augusto sonríe pleno, enseñando blanca dentadura que fue borrándose tan pronto como surgió—Por eso quería persuadirte y fracase. Mi miedo proviene de ahí, me basta y me sobra motivos por que plantearte que esto que harás te perjudicara, pero se no renunciaras porque te lo pida, así que he traído conmigo lo que necesitaras para reponerte—boto la mochila hundiéndose a escarbar en ella—Mis recuerdos son vagos, pero confió en ellos en lo esencial. He ahí la causa por la cual te he estudiado y hecho lo que he hecho hasta la fecha.

—…—Taichi se limito a escucharlo. Tal remuneración de confianza, lealtad ciega puesta en recuerdos vagos que podía olvidarse de ellos con tranquilidad, lo impresiono al grado que por fracciones descuida su ligadura con el digihuevo. Su alivio fue bastante evidente al corroborar que en efecto el avance de su técnica no desfalleció junto con el convaleciente digimon resignado a estar en su inestable forma de huevo.

Mas tal alivio no le compraba la victoria contra las garras de la muerte por lo que se apresuro a tirar de en definitiva las katanas al suelo con le objetivo de agacharse a que el digihuevo dispusiera de la energía esta vez directamente de la fuente.

Cuando creyó que no contaría con nada mas que su inexplorada nueva técnica del que poseía nada mas que la teoría, de una de las katanas arrojadas esporas de luz son liberadas ante un llamado invisible que las conectan a sus muñecas simulando brazaletes.

Taichi mas que mirarlas, las sentía, y con ella un sentimiento extra, un calor familiar de anteaño que le trajo la imagen de Ophanimon sonriéndole con un cariño invasivo el cual sin demasiado contexto le prometía protegerlo cada que el cansancio lo superara y no tuviera lugar donde descansar.

Inexplicablemente, una parte de él añoro descansar protegido por aquella promesa.

Tonterías— se dice al no poner empeño en aquel ajeno sentir que su único propósito es extraviarlo. También se sacude el hecho de las expectativas que le colocaban en los hombros—Si quiero a Yuramon de vuelta con la intervención divina, tengo que olvidarme de sus presencias—al acordar dicha ideología humanos y digimon se transformaron en manchas desalineadas de colores.

Mundo orbitando con el digihuevo y él coexistiendo en el eco de la soledad. Esporas luz expectantes aguardo a que se les pidiera consumir su contrario que había sido retenido por el amado de Ophanimon. El flujo de corriente serenándose y coordinándose fuera del plan inicial con las esporas.

La ignorancia de Taichi hacia la unión de las fuerzas se quebraría en finos cristales cuanto la intervención divina demostrara su potencial oculto mas no la magnitud de crecimiento que podría ganar a la larga.

Bien, aquí vamos—respiro largo y tendido. Las manchas se remueven inquietas, alientos contenidos. El "canto" no aguanto más en la garganta—… ¡Intervención divina!

Tan deprisa y energética como fue entonada, las esporas de luz engulleron las de oscuridad, el digihuevo se descompuso en piezas diminutas agujereadas que la luz extraída de Taichi evitaba su escape gracias al campo transparente y circular que encerró en su gracia a los problemáticos datos digitales. Cuanto el desorden incremento las esporas dominantes se adentraron a la esfera duplicando su tamaño al devorar los datos que revoloteaban sin control hasta que fueron una contra las otras.

El proceso que no era ni tardo ni perezoso, a Taichi comenzaba hacerle mella. Los brazos gelatinosos por la constante actividad de la técnica, gotas repetitivas de sudor, venían atormentarlo. Lo que se aproximo a la hora de que flotaban dos esporas, fue el vértigo, un zumbido taladrante en los oídos que derramaron algo caliente y ligero idéntico del que broto por las fosas nasales.

Fue cuando una de las esporas conquisto por encima de su gemela que tosió sangre que August le retuvo.

—¡Taichi! —Mimi quiso alcanzarlo, pero Sakuyamon se lo impide—¡No!, se esta sufriendo, tenemos que detenerlo.

—si lo detenemos será peor—Sakuyamon niega—Tienes que ser paciente—observo a las dos—Lo digo por las dos, mas por una que no supo refrenar la lengua—Lilimon corre la mirada acongojada.

De haberlas oído Taichi causaría una catástrofe tanto para el digihuevo como para él mismo.

La esfera al distinguir una única espora se fue reduciendo amoldándola a la forma de un digihuevo que se solidificó y en segundos evoluciono en un Yuramon fuerte y sano que contempla extasiado al frágil salvador.

—Bienvenido al mundo pequeño Yuramon—Taichi le susurra pálido y tan flácido que August no se aparto por nada del mundo, sino que como pido mando señas al grupo de chicas para que terminaran de sacar las cosas que ocupaba de la mochila y otra a Beelzemon para que cerrara el portal que Sakuyamon dejo abierto a la intemperie.

—Tranquilo, ya superaste la etapa mas dura de la técnica.

Taichi iba a interrogar a su rescatista al respecto, pero había acaparado su máximo de resistencia que el habla se le inhabilito. Estaba por desfallecer que no recapacito de que podría perder la fusión ahí mismo con Mimi y Lilimon como espectadores.

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Hola, si han llegado hasta el final, les contare algunos detalles que me gustaría aclarar:

1.-En este capítulo finalmente hay mayor presencia de Sakuyamon y Beelzemon. August finalmente ingresa, eso quiere decir que será cuestión de unos mas o en el siguiente que los hermanos Saiba entren a escena

2.- August parece saber demasiado, pero eso es en parte por la información que se ha quedado con él (se preguntaran el como, bueno eso se sabrá dentro de poco :3),

3.- La debilidad de Taichi no se si se alcanzo a explicar algo en el fic, pero como recordaran al ser un hibrido corre con ciertos altibajos, a parte de que no ha transcurrido mucho de que se enfrento contra MetalEtemon además de haberse desprendido de los sellos.

4.- ¿Nishijima dormirá en la azotea?, puede que si, puede que no, todo depende de que tanto demoren en que el asunto en Egipto culmine. XD,

5.- Los otros elegidos no salieron en este capitulo, pero les aseguro que en el otro no se ausentara ninguno en cuestión de participación.

Bueno eso es todo, si les ha gustado no se olviden de comentar :3, nos estaremos viendo en el número 11.

Los quiere Yunaru Uzumaki