"Pociones"
Disclaimer: Todos los personajes aquí presentes son de J.K Rowling.
Y simplemente me dedico a jugar con ellos.
Dedicación especial, esto es para mi Bella, ¡Danatxu!. Muchas gracias por todo tu apoya, tus ganas de seguirlo y por no dejarme ni en las buenas ni en las malas. De verdad, te lo agradeceré para siempre, amiga. Un besazo muy grande, ¡muahhh!
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"Pociones"
"Encuentros Inesperados"
Era sábado, por fin había llegado su día preferido de la semana.
Hoy, sábado, había amanecido soleado, armonioso y lleno de vitalidad.
Desde su cama podía escuchar los pajarillos silvestres cantar con vigorosidad, absortos en sus llanas y cortas vidas, haciendo que los rayos del sol recortados por los espejos que rodeaban el cuarto de ducha sonasen aún mejor que una melodía de campesinos…
"¡Por favor, que hoy me pasen cosas buenas!" rogó la castaña.
Se sentó en su cama, bostezando y abriendo sus brazos para estirarse. Tenía un hambre feroz que debía de saciar lo más pronto posible, porque esas dos criaturas dentro de su increíblemente abultada tripa no sólo pedían comer, sino que además hacían saber a su creadora que era lo que se les apetecía… y en esos momentos se les apetecía unos brownies con batido, fresas con nata y un gran helado de frutas del bosque.
Y si le llegaba dinero para unos croasanes, pues muchísimo mejor.
La castaña se levantó de su esplendoroso lecho, y se encaminó al baño, donde el sol inundaba todas las esquinas de la habitación.
Hermione se miró en el espejo que le devolvía su reflejo, con el pelo mucho más revuelto de lo normal, la piel tostada, un camisón de seda que hacía marcar su abultado vientre…
Su cara empezaba a engordar un poco, al igual que todo su cuerpo, por eso, creía la castaña, sus ojos acaramelados no dejaban de brillar con entusiasmo, ahora, más que nunca, se veía una chica guapa que podía ser capaz de hacer todo lo que se propusiese… y pensó que hoy, sin duda alguna, sería un gran día para ella.
-"¡Genial!"
Hermione se hallaba preparando la nata para echarle a las fresas, cuando escucho el timbre de su casa. Dejó caer el tenedor, quizás fuese que Mathew haya vuelto para cuidar de ella otra vez, o quizás fuese algún ladrón…
Algo temerosa, con una mano sosteniendo su tripa, y con otra buscando su varita en las estanterías, se acercó a la ventana, de donde se veía el patio de enfrente…
Afuera se encontraba una mujer joven, de voluminosas curvas, una mujer con una belleza exótica, que nada pegaba con el lugar ni la situación de la chica desconfiada dentro de la casucha.
La mujer era morena y vestía un ajustado conjunto de empresaria, un maletín de cuero negro sujeto por una de sus largas manos, con anteojos de marco grueso, que no hacía más que mirar a su alrededor con una sonrisa muy grande, como si tocar el timbre de una casa fuese lo más guay del mundo.
Hermione desconcertada, se dirigió a la puerta. Seguido de abrir la puerta, la voz de la mujer la aturdió aún más.
-"¡Buenos días, pgeciosa! Me llamo Kate, me gustagía hacegte un pequeño test sobge la opinión gespecto a los cosméticos de belleza que se venden en las ggandes superficies".
Hermione la observó sorprendida, esa tal Kate tenía un acento de francesa algo fingido, y además, había dejado el maletín en el suelo y había cogido las manos de ella para decirle algo que, para la morena Kate, era fundamental.
-"Oh, pgeciosa, tus manos necesitan un aggeglo lo más pgonto posible, ¡mira como de destgozadas las tienes! Debegías también buscagte algo que haga que mantenga ese estupendo colog de piel que tienes, y algo pagga que tus labios no estén tan secos…".
Hermione al notar el calor de su cara, se soltó bruscamente de la tal Kate.
-"Perdona, pero no me interesa nada de lo que me dices" – dijo Hermione caminando hacia atrás para cerrar la puerta.
-"Bueno, espega un momento, sólo quiego que me ggespondas a unas pggeguntas, y después te dage un ggegalo" – insistió Kate, volviendo a tomar la mano de Hermione, quien no terminaba por tragarse el cuento del test, y miraba a todos lados, por si había alguien más.
-"De acuerdo, pero rápido, que tengo que visitar a.. a una amiga.." – dudó la castaña, Kate le sonrió más ampliamente.
Se agachó ligeramente, y recogió su hermoso maletín, de donde sacó unos folios rosas.
-"Bueno, pgimega pgegunta: ¿dónde compgas tus cgemas hidgatantes?".
Hermione la miró más dudosa, y con algo de vergüenza le respondió:
-"Yo no compro mucho esas cosa, pero bueno… recuerdo haber comprado una crema de esas en Madame Svessesa" – Hermione abrió mucho los ojos, había mencionada una tienda del mundo mágico, se golpeó mentalmente.
Kate frunció el ceño, por primera vez, como si no pudiese recordar ese nombre, mientras que garabateaba algo en las hojas rosas en las que, al parecer, escribía sus respuestas.
-"¿Madame Svessesa? Me pagece que nunca antes lo había escuchado… ¿No segá el nombge de algún negocio menog?" –preguntó con curiosidad.
Hermione rió algo nerviosa, afirmando la pregunta de la falsa francesa.
Kate volvió a sonreír satisfecha, y continuó con lo suyo.
-"Segunda pgegunta: ¿has compgado alguna vez un pgoducto que luego no has usado más que unos cuantas veces?".
Hermione se mordió el labio, recordando, y después asintió alegre.
-"Pues a decir verdad, eso me pasa con los productos para alisarme el pelo, los uso pero me canso de tener que hacer la poción esa que huele a rayas, y deja mi habitación con ese olor…" – la embarazada se lo pensó un poco antes de quedarse callada, ante la mirada atenta de la francesa.
-"Ejem, de acuegdo, aquí va la tercera y ultima pgegunta; ¿de qué sabog son tus glosses?" – la francesa la miró a los ojos, y Hermione creyó percibir un alo de picardía. Se sonrojó como un tomate.
-"Bueno, yo… No uso mucho ese tipo de cosas…" – parecía que la moda la incomodaba mucho, la francesa se compadeció de ella.
-"Tganquila, dime entonces que sabog te gustaría".
Hermione se lo pensó un poco antes de contestar.
-"Creo que un gloss de manzana estaría bien, ¿no?" – preguntó como si dudase de que existiese semejante cosa.
La francesa asintió, finalizando de escribir algo, en esas hojas rosas, muy bonitas, según Hermione.
Kate empezó a sacar miles de botellines de su elegante maletín, y tenía una explicación para cada potito, y Hermione perdió el hilo, pero seguía asintiendo con la cabeza, notando como su tripa rugía de hambre, y esa maldita francesa de pacotilla no se callaba…
OH, dios mío, ¿cómo puede haber gente que utilice esas mierdas?
Y por si fuera poco, ¿quién comprueba que esos medicamentos y ungüentos hacen de verdad milagros?
La castaña rodó los ojos, cansada de escucharle hablar a la tal Kate, y como si la francesa la hubiese escuchado por telepatía se calló y respiró hondo.
-"Bueno, señogita, cgeo que ya se me esta haciendo tagde, así que aquí te doy este kit de belleza, rgecuegda, te tienes que bebeg una botellita azul por la mañana y otra por la noche, dugante una semana paga que.." –la francesa tosió levemente, y continuó–"paga que tu piel se mantenga hidrata y saludable" –Kate soltó una risita–", y esta botellita naranja antes de irte a la cama durante 3 días para que…" –Kate volvió a toser levemente y a inclinarse más hacía el potito– "en fin, ya te lo explique antes, ahora ya sólo tienes que esperar para ver cómo tu aspecto rejuvenece rápidamente".
La francesa le guiñó un ojo, antes de meter a una velocidad inesperada sus utensilios y sonreírle de despedida.
Hermione la observó alejarse con su contoneo de caderas y su melena morena, atrayendo la mirada de los que pasaban por su lado, no por nada ese tal Kate era muy hermosa. La castaña suspiró y entró de nuevo a su hogar, lista para zamparse todo lo que encontrase en su camino.
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Llevaban más de dos horas buscando a esa maldita sabandija y no aparecía por ningún maldito lado, debían encontrarlo antes del mediodía, o sino Ron mataría a alguien para desahogarse.
Harry vio como Ron se dejaba caer en el sofá de su oficina, que justamente estaba enfrente de la suya misma. Observó cómo Ron extendía los brazos para acaparar todo el escritorio y reposaba su cabeza sobre sus brazos, con los ojos cerrados.
Él también decidió descansar, dejando todo su cuerpo desparramado en su sofá, sintiendo vibraciones provenientes del sofá en sus cervicales.
Bendita sea a la magia, agradeció el moreno.
Y en esos mismos instantes, antes de que Harry Potter cerrase sus cautivadores ojos verdes vio el aura resplandeciente de una rubia pasar por el pasillo que lo separaba de su amigo pelirrojo. Harry abrió desmesuradamente sus ojos, y se levantó, siguiendo los rastros de aquella rubia despampanante, que lo había visto de reojo con aquellos bellos ojos azules.
-"¡Por todos los dioses!" – susurró Harry.
Corrió hacia el pasillo, y pudo verla girar hacia otra área, y no dudó en volver a echar a andar detrás de ella, no sabía por qué ni cómo sus piernas habían tomado vida propia, ni siquiera por qué su corazón latía desbordado, como si su vida dependiera de aquella chica rubia, de increíbles medidas y contoneos.
La vio entonces entrar a una oficina, se acercó a la misma oficina que antes la rubia había atravesado y su corazón dejó de latir, aquella oficina, y ahora también la rubia misteriosa, pertenecían a Blaise Zabinni. Maldijo a todos los antepasados Zabinni.
-"Jodido cabrón…" – Harry dio media vuelta.
Con una gran pena en su pecho, el héroe del mundo mágico volvió a su masaje de cervicales.
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Había atravesado todo el ministerio en busca de su viejo amigo, que agobiaría a preguntas cuando lo encontrase.
Había echado un vistazo a una oficina que tenía la puerta abierta, y sin ninguna expresión miró como había un pelirrojo dormido, seguro que algún vago pariente de los Weasley. Volvió la vista hacia el lado contrario donde un moreno también yacía sólo y seguramente igual de aburrido que el pelirrojo, entonces siguió su rumbo hasta la oficina de su amigo.
Giró de área, y entonces recordó el camino hasta Zabinni.
-"¡Allí está!" – exclamó para si misma la rubia.
Tocó sólo una vez, y después entró. Allí estaba, sorbiendo poco a poquito su café tan negro como él, y sonriendo, seguramente por alguna carta de sus admiradoras, que nunca dejaba de leerlas.
La rubia tosió levemente para acaparar la atención del moreno, quien seguido la miró, y agrandó sus ojos, con una sonrisa aún más grande, dejando olvidado el café.
-"¡Dios mío, cariño! Hacía mucho tiempo que no nos veíamos, preciosa". – Blaise le guiñó un ojo, y la invitó a sentarse.
La rubia se sentó con toda la elegancia posible que le dejaba su minifalda.
-"Sí, pero no he venido a renovar viejas costumbres, sino a hablarte de algo más serio, que me tiene sin dormir algunos días".
La rubia cambió su semblante a uno más serio, pero Zabinni captó que su vieja amiga, que no por nada la conocía desde que iban al colegio, quería algo más que hablar, y no era precisamente lo que se hacía bajo las mantas de su cama.
Zabinni carraspeó, y con una débil sonrisa, la dejó hablar, sabiendo de antemano que tendría que suspender su salida con Angelina aquella noche.
Zabinni había cambiado de cara varias veces a lo largo del tiempo que la rubia había pasado en su oficina, cuando ya no tuvieron más que decirse, la rubia se levantó al igual que él, y se despidieron con un pico.
Zabinni no dejaba de pensar en todas las palabras de su amiga, por primera vez la veía realmente preocupada, y ya no sólo por algo que la incumbía a ella, sino que estaba realmente preocupada por él y Draco.
-"¡Cómo cambia la vida!" – pensó el joven Zabinni, sorprendiese de verdad de su vida.
Sí, sin duda Draco alucinaría cuando le contase que la encargada de dar la pócima maligna a Granger había sido su antigua novia del colegio…
Pansy Parkinson.
Pansy había cambiado mucho, y ya no sólo por su estupenda condición física y que su trabajo no era nada decente, sino por aquel lado oculto que tenía, donde se preocupaba por sus amigos y el sentido común ocupaba su ser normalmente, hasta cuando la vieja Lauck le pagaba por hacer aquellos trabajos sucios.
-"Pero… ¿quién no mataría por un contrato millonario?" – objetó Blaise, dándole vueltas al asunto.
Pansy le había contado cómo hacía tan sólo dos días había estado en la mísera casa de Granger, rellena como un embutido por su vientre, que apenas la había reconocido, sino hubiese sido porque había mencionado una tienda del mundo mágico y que apenas sabía nada de cosméticos.
La visita que le había hecho a la castaña la había dejado algo tocada, porque decía que por primera vez en su vida sentía remordimientos.
Pansy había entregado aquellas pociones, tan nerviosa que creía que se le podían caer en cualquier momento, y además el miedo a ser descubierta en cualquier momento.
La rubia rezaba por que Granger ignorase a aquella falsa francesa y no bebiese esas pociones, que no le traería más que desdicha por perder a sus dos retoños.
Zabinni había visto de verdad el remordimiento en los ojos azules de su amiga, y él también deseó que la castaña no bebiese esas pociones, pero lo que ahora más le atormentaba era el hecho de tener que contárselo todo a Draco, pues sabía el rubio no se lo tomaría bien y que era capaz de actuar de la manera menos sensata.
Miró hacía la puerta, y entonces decidió que Malfoy no podría ayudarlo a salvar a Granger de su inminente desgracia, así que decidió pedir ayudar a quienes menos quería del Ministerio de Magia, los eternos enemigos de su mejor amigo Malfoy, Potter "cara rajada" y Weasley "pobretón".
-"¿Estás con la regla, Zabinni?" preguntó molesto el pelirrojo, acariciando su brazo por el golpe que le había asestado el moreno para despertarlo.
Blaise lo miró con asco, mientras que ignoraba la pregunta del pelirrojo.
-"Lo que yo me pregunto es cómo se puede ser tan vulgar, Weasley, pero en fin, tengo que hablar contigo y con el héroe del mundo mágico, si es posible..." – habló el moreno, con una suavidad irreal.
-"¿De qué diablos puedes hablar tú con nosotros, maldita serpiente?" – preguntó el pelirrojo, empezando a enfadarse.
-"Weasley, deberías cuidar ese lenguaje, puede que alguno te deje sin habla…"
-"¿Me estás amenazando, imbécil?" exclamó Ron harto, levantándose y acercando su cara roja a la de Blaise.
Esa postura retadora llamó la atención de Harry, que había escuchado el grito del pelirrojo.
-"El que avisa, no es traidor, Weasley, ¿tu madre no te lo menciono alguna vez?" siseó el moreno, sonriendo con malicia.
Ron ya estaba más rojo que su mata de pelo, era un alivio que tuviese esos ojos azules para que no se confundiesen pelo y cara.
-"¡No te metas con mi madre, maldito..!" – volvió a bramar el joven, abalanzándose sobre el otro.
Ron lo cogió por el cuello de la chaqueta, totalmente enrabietado, aguantándose las ganas de estrellarlo contra la pared, pero justamente había entrado Harry.
Y justo en ese momento, Harry entraba en la oficina, sorprendido de la presencia de Zabinni, y de la reacción instantánea de su mejor amigo.
-"Tranquilizate, Ron. No vale la pena ensuciarse las manos con semejante basura" dijo el niño que vivió.
Ron miró por última vez amenazante al moreno, y lo soltó con repugnancia, y a continuación hizo el ademán de limpiarse las manos como si las tuviese llenas de mierda.
Zabinni se acomodó su cuello, y no perdió la sonrisa en ningún momento, sino que parecía que la agrandaba más a cada segundo que pasaba.
El moreno decidió empezar con el plan, sentándose nuevamente con toda la comodidad del mundo.
-"Bueno Potter y Weasley, ya que estáis aquí los dos finalmente para atender mis peticiones, os digo que lo que tendréis que hacer es algo muy delicado, así que por favor, pido discreción…"
Harry y Ron se miraron atónitos, ¿se había vuelto loco Zabinni?, pensaron los dos a la vez, pero sin tiempo a una respuesta. Blaise continuó.
-"Tenéis que olvidar las rencillas que ha ocasionado el embarazo de Granger, pues ella se encuentra en grave peligro de perder a sus gemelos, ¿de acuerdo?" – pidió Zabinni, que como por arte de magia, había cambiado su semblante a una de genuina preocupación por su amiga.
Harry apenas reaccionó.
-"¿Entonces es verdad que tendrá gemelos?" – su voz sonó quebrada, como si algo se le hubiese roto en su garganta.
Ron también se había quedado callado, con sus bellos ojos azules abiertos al máximo, y su rostro tan rojo como la sangre…
Zabinni los miró con algo de pena.
-"Chicos, pensad que esto es mucho más difícil para ella que para vosotros, ella tendrá que hacerse cargo de dos niños a la vez, como si uno sólo no fuese ya demasiado trabajo… Tenéis que ayudarla en todo lo que podáis, las cosas del pasado se quedan allí, en el pasado" – sentenció Blaise, acercando una mano al hombro de Ron, quien raramente no se alejó del contacto de Zabinni, sino que hizo algo que ni siquiera Harry hubiese imaginado.
Ron se echó a llorar, convulsionando su cuerpo en pequeños hipos.
Harry y Zabinni se miraron apenados, pero ninguno flaqueó a la hora de abrazarlo.
"Será un largo día…" pensaron a la vez Blaise, Harry y el lagrimoso Ron.
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Después de incansables horas hablando, Zabinni hizo un plan para salvar a Hermione, y a la unir las fuerzas de Malfoy con las de Hermione para que pudiesen hacerse cargo de los gemelos.
-"Muy bien, Zabinni, llevamos a Hermy a ese dichoso parque el domingo que viene, y a la vez tú también harás lo mismo con el inutil Malfoy, nosotros actuaremos como si el pedorro de Malfoy y nosotros dos hubiésemos arreglado nuestras diferencias y así poder entablar algún tipo de amistad entre Hermy con la sabandija de Malfoy… ¿no?" resumió el pelirrojo, algo picado de la relación de Hermy con Draco.
-"Exactamente, pero vuestro lado del plan es mucho más fácil, porque Granger y vosotros ya sois amigos desde siempre y nunca os decís mentiras, y os creerá todo… Pero a mi me costará un sacrificio humano hacerle creer a Malfoy que vosotros lo habéis estado buscándolo para ayudarle a él y a Granger con los niños… En fin, pero ya sabéis que antes de lo del domingo.." Zabinni apretó su cara color carbón.
-"Si, Zabinni, tranquilo. Nosotros nos encargaremos mañana mismo de que Hermy tiré todas esas mierdas que le habéis entregado mediante una tipa, si me encontrase a la zorra que casi mata a nuestros sobrinos… " maldijo Harry, sin remota idea de que la mujer de sus sueños era la que casi mata a sus sobrinitos.
Zabinni calló un momento al escuchar entrar a otra persona. Los tres se voltearon.
-"Zabinni, ¿qué demonios haces con estos dos aquí?" preguntó la voz de la nueva persona, y en su tono se denotaba el enfado.
Tanto Blaise como Harry y Ron, tragaron sonoramente saliva.
¡Hola queridos lectores!
Ya sé que no merezco vuestro perdon por tardar tanto, pero he estado tan liada que no he tenido cabeza como para escribir, pero ya podeis agradecerle a LaBelle Evans porque no ha parado nunca de animarme a seguirlo. Así que como le prometí, aquí esta el nuevo chap.
Despues de esto seguramente no entrare hasta dentro semanas al fanfiction, porque trabajo en un bar y es muy pesado tener tiempo para concentrarse en escribir, pero bueno, ya veré cómo lo hago.
Siento no poder responder a los reviews que me habeis enviado animando a seguirlo, es porque dentro de 20 minutos me voy al curro, así que os los contestare en el chap. siguiente.
Muchas gracias a todos por vuestros reviews.
Si eres orgulloso conviene que ames la soledad.
Los orgullosos siempre se quedan solos.
Amado Nervo
Besos,
Genesys
