- ¿Quién carajo está celoso?-observó que regresó a la silla, pero no le devolvió la mirada-Compórtate, cejotas pervertido.

Irvin, sonrió. Amaba causar esas emociones en el moreno, siendo todo mundo hablaba sobre su carencia de ellas. Se sentía afortunado de ser la persona a quien le estuviese entregando sus expresiones y por egocéntrico que se escuchase, el causarle celos, era lo que más amaba, porque era en esas ocasiones, que descubría el aprecio del que era dueño.

****************FLASH BACK******************

Caminaba directo a su habitación después de una fiesta con algunos aristócratas para conseguir fondos. Su próxima misión fuera de los muros se llevaría a cabo muy pronto y no habían obtenido las provisiones suficientes, por ello, tuvo que recurrir a las conexiones de Pixis. No era su método favorito, cabe mencionar, pero siempre era su mejor y última opción.

Las relaciones interpersonales no era su fuerte porque le agotaban mentalmente. La labia que debía usar con las damas de sociedad para conseguir donaciones estaba realmente pulida, pero le exigía demasiado. Así que sólo deseaba llegar y dormir justo después de una cena de ese tipo. Ya mañana realizaría el papeleo necesario para saber si recaudó lo suficiente o si tendría que retrasar la expedición otro mes.

Cuando abrió la puerta de su habitación, se encontró con un total desorden y a Levi de pie justo enmedio de todo aquello.

- ¿Pero qué te sucede?

- Nada que te importe, pendejo -su tono de voz era más soez que de costumbre, denotando que no tenía total control de sus emociones, pero no podía saberlo con seguridad ya que le daba la espalda.

- Sí me importa, ya que destrozaste mi habitación.

- ¿Destrozar?-por fin se giró y al parecer estaba molesto, muy molesto-No. Destrozar es…-toma un libro y le arranca unas hojas-esto…-sí que estaba encabronado, pero no entendía claramente el motivo.

Trascurrieron dos años desde que se unió a la Legión y sus hazañas fuera de los muros le convirtieron en alguien famoso. Nada mal para una persona que nació en el bajo mundo y que ni siquiera poseía un apellido. Pero, últimamente su estado de ánimo fluctuaba entre la ira y el desinterés. Quizás, esa fama le estaba afectando.

Esas miradas que los privilegiados les brindaban a los soldados era similar a cuando contemplaban un objeto extraño y aunque Levi no lo comentaba, parecía que el compararle con una cosa, le incomodaba realmente.

- Levi, sabes lo importante que son los libros para mí-comenzó a hablarle como un niño que tiene una rabieta luego de cerrar la puerta-Dime, ¿qué te sucede?

- Parece que te la has pasado muy bien con esas zorras de la alta sociedad, ¿eh?-el comentario le hizo abrir los ojos, sorprendido-¿Cuántas donaciones has recibido por cogértelas?

- No sé si sentirme ofendido por esas palabras o simplemente ignorarlas-vaya escenario más bizarro, pensó. Quizá, era mejor omitir todo esto. Se agachó para recoger uno de sus valiosos libros.

- He escuchado que eres muy famoso entre las mujeres y que al menos una vez al mes, te invitan a sus cenas-el más bajo, no soltaba el tema y estaba molestándole también esa insistencia.

- Me invitan para charlar con ellas-se levantó con el libro en la mano y le enfrentó con la mirada-Ninguna mujer desea casarse con un miembro de la Legión.

- ¿Pero sí, que te coja el Comandante?

- Detén ese vocabulario, no es digno de nosotros-el tono de la discusión se tornaba más acalorada. Seguro si alguien pasaba por allí, escucharía alto y claro todo aquello.

- ¿Y por qué ya no te acompaño a esas cenas elegantes? ¿Acaso sólo soy bienvenido para que los cerdos me vean igual que a un puto jarrón?

- Eres tú el que parecía harto de que te trataran como objeto, por eso ya no te he pedido ir conmigo.

- No se necesita ser muy listo para saber que el dinero que te falta para las expediciones, lo consigues abriéndole las piernas a esas putas, ¿por qué no lo admites?

- Y si fuera cierto, ¿qué? Por tu forma de hablar, casi parece que estuvieras celoso.

- ¡Y qué si lo estoy…!-le escupió con lo que parecía toda su ira, pero en cuanto lo hizo, ocultó la mirada, totalmente avergonzado.

Y el ambiente del lugar cambió drásticamente a uno de incomodidad.

- ….-Irvin enmudeció. Dijo aquello sólo para molestarle. Jamás imaginó que acertaría-Creo que estoy borracho-cambió el tema mientras de alejaba al otro lado de la habitación en donde abandonó el libro destrozado-No escuche bien.

- Sé que me has escuchado y que no estás borracho-su voz era tranquila, más no podía ocultarse cierto nerviosismo en ella-No me hagas sentir peor al ignorar todo esto.

Allí, en la semi -oscuridad de esa pequeña construcción, ambos se miraron a los ojos. Por la lejanía, el rubio no podía leer lo que aquella siempre agreste mirada trataba de decirle, así que se acercó a unos cuantos pasos esperando comprenderle mejor.

- No sé qué quieres escuchar.

- Quiero la verdad-murmuró, con cierto deje de sonrojo en su rostro.

- ¿Sobre qué?

- Sobre tú y esas mujeres.

- ¿Por qué?-preguntó, suavemente.

- Porque lo necesito...-ahora que lo recordaba, Levi jamás le había pedido algo con tanta insistencia, así que lo mínimo que podía hacer en honor a su lealtad, era hablarle con la verdad.

- Lo más lejos que he llegado con esas damas es besarles la mano. Son de una clase diferente y no creas que hacen distinción conmigo en ese sentido. Para los ricos, los soldados, en especial los de la Legión, somos ese algo efímero que amas en el momento porque sabes que tendrá una corta existencia.

Hubo un corto silencio. La tempestad con la que inició todo aquello, había mutado a un reconfortante momento de intimidad que no recordaba hubiese tenido.

- Todo mundo te mira como a una sucia rata cuando saben que vienes de la ciudad subterránea-confesó de repente, lo que hizo se sintiera avergonzado. No sabía que en verdad esos comentarios despectivos, hicieron mella en él.

- Te pido disculpas por eso. No te traje aquí para que seas su diversión.

- Solo tú, desde que hicimos ese trato, Irvin, me miraste como a una persona.

- Eres alguien muy especial, Levi-por supuesto que lo era. Verlo balancearse con el equipo de maniobras tridimensionales y luchar con los titanes con esa ferocidad, le daba plena confianza en que encontrarían la verdad fuera de los muros.

Y todo, gracias a él.

Sus palabras fueron bien recibidas por el otro, al grado de cambiar su semblante y no estaba seguro, pero casi parecía sonreír.

- En verdad, no sabes cuánto te odio por hacerme creer que lo soy-el gesto contrastaba con esa fuerte declaración, y lejos de comprenderle, estaba más confundido que al inicio.

- ¿Eh?-Levi, ¿estaba enojado o feliz o herido?

- Odio tu estúpida cara, tus ridículas cejas y la manera en que me haces perder los estribos por estas pendejadas…-aquello, le hacía sentir que era una especie de confesión muy a su estilo-te odio por ponerme en esta situación.

De acuerdo. No se había detenido a pensar en sus propias emociones, quizás porque llegaría a la misma conclusión que Levi: sentía algo diferente por él. Y era algo similar a cuando la belleza de Mary le cegó en su adolescencia. Charlar con él era entretenido, su compañía le hacía sentir tan cómodo que se daba el lujo de usar su humor negro igual que cuando hablaba con Arleski, confiaba tan profundamente en su persona que incluso le confesó el origen de su linaje y algunos recuerdos junto a su padre.

No sabía que nombre darle a eso, sólo que le daba tranquilidad.

Y amaba esa sensación.

- Lo siento. No mereces esto-deseó expresarle con palabras tantas cosas, pero sus labios solamente emitieron una insulsa disculpa por hacerle sentir tantas cosas problemáticas.

Eran soldados. No se necesitaba más motivo para comprender que todo lazo con otras personas te traería en algún momento, un terrible dolor por la pérdida.

- Y eso es precisamente, lo que más detesto de ti-le miró interrogante-que no importando veas mi peor cara...-su rostro de volvió triste-sigues preocupándote por mí.

- En cierta manera, me siento responsable por ti-se acercó más-Eres la persona en la que más confío-y sin previo aviso, un deseo enorme de besarlo le invadió.

No se detuvo a razonar el motivo de esa emoción, sólo la dejo salir. Aunque aquello le sorprendió, no fue tanto como el que no hubiese queja alguna del otro lado. Nada. Ni un empujón, un golpe, una patada o algún gruñido.

Y en un momento que parecía más largo de lo que realmente fue, se separó sin saber exactamente qué decir. Obviamente, Levi tampoco pudo lidiar con eso, así que solamente salió del lugar, sin mirar atrás...

No está de más mencionar que no pudo dormir ese día, a pesar de que su agenda estaba llena de actividades al día siguiente y de las cuales, no podía saltarse ninguna. Una de ellas, era precisamente, revisar los números para validar si contaba con el efectivo necesario para conseguir más víveres.

La tarea, fue una tortura total, ya que su concentración se vio afectada por el sueño.

Una vez que terminó, se recargo en la silla mientras exhalaba realmente aliviado de estar en números verdes. Benditas mujeres ricas, pensó.

De pronto, tocaron su puerta.

-Adelante...-abrieron y, oh sorpresa-¿Levi?

-¿Podemos hablar?

-Claro-se acomodó en su lugar, un poco tenso.

El moreno se sentó y le miró a los ojos. Le mantuvo la vista a pesar de que su mente le hacía recordar una y otra vez la curiosa situación que se dio entre ambos.

-Me gusta este sillón...-le miro extrañado. ¿Vino a charlar con él sobre ese sillón viejo?-Es sencillo hablar sobre si te gustan o no los objetos, pero cuando se trata de personas, yo diría que las odio. Ni más ni menos.

-...-sí, ya le había oído tal frase, curiosamente, Levi era quien más les procuraba.

-Y cuando se trata de ti, es aún más difícil el saber qué es exactamente...-se quedó unos segundo pensando como terminar la frase-¿esto?

Bien, claramente era un punto de no retorno. Las cosas entre ambos estaban por cambiar. Y aunque sus palabras podrían escucharse crudas, Irvin se dio cuenta de que él tampoco tenía noción de que nombre darle a su relación.

-Tú me gustas...-vio que Levi abrió los ojos, sorprendido por aquella frase-me gusta pasar el tiempo contigo. ¿Acaso se le tiene que dar un nombre a...esto?

Desvío su afilada mirada, pero el rostro permaneció inmutable:

-Pensé que era necesario para ti.

-¿Lo es para ti?

-Realmente no.

-Entonces, no lo haremos.

-Me parece bien...-camino lentamente hasta Irvin, posándose a su costado derecho, muy, muy cerca y ante su sorpresa, posó su mano en el rostro férreo del rubio comenzando por la sien y recorriéndole hasta terminar en su babilla mirándole fijamente-¿quieres desayunar? He escuchado que darán carne gracias a tu esfuerzo con las damas de Sina-menciona casual, luego de ese contacto tan gentil.

-Anoche no parecías tan contento.

-Eso fue antes de saber sobre la carne y el té que compraron.

-Eres un simplón, Levi...

***FIN DEL FLASH BACK***

Aún en ese instante, luego de haber estado al borde de la muerte, no tenía frases de romanticismo o falsas promesas para Levi, sólo podía ofrecerle la verdad: su aprecio por él era sincero y perpetuo.