Los personajes de Ranma no me pertenecen, son obra de la gran Rumiko Takahashi. Escribo sin fines de lucro solamente con el fin de entretener.

El Fanart que utilizo como portada le pertenece a @Ranma.Love.Akane


.~.~. CoRazón DelatoR .~.~

Capítulo III

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Llegó el momento de dormir y cómo Ranma le había dicho unas horas antes lo haría en el sofá para no incomodarla.

Ella se negó y él jugueteó insinuando que se moría de ganas de dormir con él por su atractivo. Ella se reía, el sentido del humor de Ranma le gustaba. Él por su parte disfrazaba las ganas que tenía de dormir acurrucado con ella desde que se habían metido juntos en esta locura con esas bromas.

Akane no quería que él estuviese incómodo por lo que ofreció compartir cama, era lo suficientemente grande como para descansar sin molestarse.

Él acepto y fue el primero en acomodarse, se acostó boca arriba con un brazo por debajo de su cabeza. Ella por su parte se deslizo bajo las sábanas y se puso de lado.

Él desvió su vista que se dirigía hacia al techo, hacia la mujer que estaba a su lado. El bonito y hermoso culo de ella se encontraba ahí y sus manos hormigueaban para poder acariciarlo.

— Oye Akane, no creo que pueda dormir si estás en esa posición — bromeó con ella.

— Eres un pervertido, piensa en otra cosa — dijo ella girando bruscamente para quedar del otro lado y mirarlo directo.

— Era broma — alzó las manos en señal de arrepentimiento.

Ella lo miró fijamente y susurró — de acuerdo. Se quedó dormida al instante.

Ranma la observó nuevamente mientras dormía. Los labios eran rosados y carnosos, podría estar con gusto besándolos días enteros y no se cansaría.

Las pestañas largas y de un color negro intenso contrastaban perfectamente con el color chocolate de sus ojos, que aunque ahora estaban cerrados, el los recordaba vívidamente.

Su respiración pausada y lenta invitaba a querer velar por sus sueños tranquilos durante toda la noche, la yukata se corrió hacia un costado lo que le dejó una breve visión de sus pechos, el surco que se formaba entre ellos lo invitaba a deslizar su lengua y a besarlos, con pasión con voracidad dejándole marcas para que todos sepan que él estuvo con esa hermosa mujer, no quiso volver a empalmarse por si ella despertaba por lo que dirigió sus ojos a seguir observándola y pensar en otras cosas, seguía adorándola con la mirada hasta que le entró el sueño y antes de quedarse dormido susurró – buenas noches cielo mío.


El sol fuerte comenzó a filtrar por el ventanal y Akane se sintió bastante cálida y mullida, no quería despertar porque se encontraba muy cómoda hasta que sintió un aliento caliente sobre su cuello y una mano que la sostenía fuertemente de la cintura, deslizarse y acariciarle el abdomen. Abrió los ojos de repente y lo notó.

Ranma estaba acostado detrás de ella sujetándola como si no quisiera ni pudiera soltarla, incluso se atrevió a enredar sus piernas con las de ella. Iba a matarlo por tal atrevimiento cuando unos golpecitos en la puerta la obligó a salir del pulpo Saotome.

Caminó hacia la puerta y la entreabrió. Eran los ancianos que no se atrevían a inmiscuirse más allá, claro, todavía pensaban que sus huéspedes habían celebrado su noche de bodas.

La anciana algo cohibida le habló

— Buenos días señora Saotome lamento la interrupción pero quería dejarles el desayuno y las maletas que trajeron hoy temprano.

Akane se preocupó, pensaba que alguien de su loca familia o de la familia de Ranma podrían aparecer por ahí.

— ¿Vino alguien a dejarlas?

— Si señora, vino una mujer y su esposo. Preguntaron por usted pero les comenté que estaban en la habitación todavía y no quisieron molestar.

Se sintió aliviada seguro fue Kasumi y su cuñado y ellos eran respetuosos de la privacidad.

— Muchas gracias muy amable.

— No hay por qué disfruten la estancia – la señora le guiñó el ojo y con una enorme sonrisa se alejó hacia el pasillo.

Akane llevó la bandeja de desayuno hacia la mesita y luego colocó las maletas en el vestidor.

Encendió el televisor para ver la hora y algo de las noticias y se sorprendió al notar que eran las once de la mañana. Jamás dormía tanto. Pero es que la odisea de huir de la primera posada, vagar por el bosque, encontrar a Ranma, meterse en esta locura, llegar a esta nueva la había dejado agotada.

Se sentó al borde de la cama para despertarlo pero primero se dedicó a observarlo, era muy apuesto, tenía unos ojos azules muy llamativos y hermosos que le recordaban al mar en calma, su cuerpo mostraba el riguroso entrenamiento, tenía ganas de volver a acurrucarse y estar atrapada nuevamente bajo el pulpo Saotome pero desvió esos pensamientos. Esto terminaría ni bien volvieran a sus respectivas casas y todo quedaría en el olvido.

Lo llamó empujándolo suavemente por el hombro pero él no se movió, volvió a llamarlo pero al contrario de lo que esperaba la sorprendió tomándola de la cintura y apretándola nuevamente contra él.

— Qué ruidosa eres — le dijo algo somnoliento todavía.

— ¿Estabas despierto?

— Acabo de despertar cuando sentí un golpe en mi hombro.

— Llegaron el desayuno y nuestras maletas, despierta si quieres que sigamos planeando qué hacer – y se dirigió al baño.

Él nuevamente se quedó dormido y cuando abrió los ojos ella estaba sentada esperando para desayunar juntos.

Se levantó y dirigió rápidamente al baño. Encontró su maleta en el vestidor por lo que tomó unos pantalones y volvió a la mesa.

Ambos se miraron algo incómodos todavía por toda la situación y comenzaron a desayunar en silencio tratando de acostumbrarse a compartir espacio.

Al finalizar decidieron hacer uso del onsen privado obviamente, por separado.

Por la tarde se dirigieron hacia el ayuntamiento del pequeño pueblo a solicitar el acta matrimonial, si no querían que sus familias sospecharan deberían hacerlo con todas las de la ley, ambos portaban sus sellos en sus bolsos personales por lo cual esa misma tarde ya eran oficialmente "Señor y Señora Saotome"

Al regresar utilizaron el pequeño jardín interno, para entrenar, demostrar y comparar habilidades o simplemente hablar y pasar el tiempo. Mientras practicaban algunas katas juntos, Akane no podía concentrarse como es debido.

Ranma estaba solamente utilizando el pantalón del gi, la tarde era algo calurosa y la parte superior lo incomodaba.

Ella no podía dejar de observarlo, su piel relucía con el sol y las gotas de sudor que caían sobre su pecho recorrían lentamente el tallado cuerpo de su recién estrenado "esposo"

—Akane estás algo distraída, concéntrate o esta noche estarás dolorida.

—Ehhm si, lo haré.

Ranma sabía que Akane no se concentraría por lo que decidió colocarse detrás, la sostuvo fuerte de la cintura y con su mano fue guiando sus movimientos.

Su aliento golpeaba suavemente en la nuca de la mujer y su piel se erizaba al sentirlo tan cerca, su torso desnudo en contacto con ella la estaba enloqueciendo.

Ranma que hasta el momento estaba concentrado como buen sensei notó lo cerca que estaba y cómo la sostenía, su hermoso culito estaba tan cerca de él que toda su sangre se concentró en un solo lugar.

La soltó rápidamente para no quedar como pervertido y se marchó a tomar una ducha de agua fría, dejando a una Akane igual de excitada ante el mínimo roce.

Suspiró fuertemente y pensó en voz alta — no te enamores Akane.


Los días en las vidas de los nuevos esposos corrían tranquilamente, en el tiempo que no entrenaban hablaban mucho, congeniaron muy bien y rápidamente se volvieron amigos.

Ranma le contó sobre su travesía por China entrenando con su padre durante varios años. Los torneos a los que se presentó en la región y que ganó. Le habló sobre su madre, sobre cuánto la quería a pesar que era una mujer algo intensa.

A su vez Akane le contó sobre su madre, a la que perdió a los cinco años y cómo su hermana Kasumi tomó el rol de madre cuidando de ellas y de su padre.

Ranma descubrió que a Akane le encantaba leer y una de esas tardes en las que se daban su espacio se dirigió hacia la librería del pueblo cercano y compró un libro para ella con ayuda de la mujer que atendía.

El corazón le latió rápido muy rápido al ver esa sonrisa que le dedicó y el abrazo que luego le dio en agradecimiento por el libro.

El respondió abrazándola también, sus corazones no latían fuertemente, sino que galopaban al unísono. Se mantuvieron en el abrazo hasta que ella decidió cortarlo excusándose de salir.

Ranma la dejó ir y se marchó a entrenar al jardín. Al cabo de una hora Akane volvió con los ojos enrojecidos y se sentó bajo el árbol a leer el libro.


La mañana siguiente mientras desayunaban y reían con anécdotas contadas por Ranma fueron sorprendidos por unos fuertes golpes en la puerta.

Extrañado Ranma se acercó para abrir y se sorprendió al ver una mujer alta, con cabello castaño corto y unas gafas de sol parada frente a la misma.

— Seguro tú debes ser mi cuñadito — dijo la mujer con una risa maliciosa.

Akane se paralizó al reconocer esa voz y se dirigió en su dirección abruptamente.

— ¡Nabiki! ¿Qué haces aquí? ¿Cómo llegaste? ¿Cómo nos encontraste?

— Hermanita mía me ofendes, sabes que cuando quiero algo realmente lo consigo. — respondió la mujer manteniendo en alto un papel que rápidamente Akane dedujo era una copia del acta matrimonial.

La mujer entró en la habitación inspeccionando todo. La mesa del desayuno, la cama que compartían.

Tomo asiento sin ser invitada y se sirvió un poco de café

— Hermanita creo que debes presentarnos. Soy Nabiki Tendo y tú debes ser Saotome — dijo mientras le extendía la mano a Ranma.

— Mucho gusto Nabiki, así es. Soy Ranma.

— Ahora quiero que me expliquen cómo se conocieron, cómo es que contrajeron matrimonio si ni siquiera sabíamos de tu existencia.

Rápidamente Akane contestó — Nabiki no tengo por qué contarte todo de mi vida.

Ranma que notaba que la situación se complicaba decidió hablar.

— Nos conocimos en un torneo en Okinawa desde hace un tiempo. Ella quedó maravillada con lo guapo que soy y yo me maravillé con lo hermosa y fuerte que es. Fin de la historia.

Nabiki los miró con desconfianza, no por nada era la mejor abogada. Era muy perspicaz pero esta no iba a dejársela pasar a su hermana. Su padre y Ryoga le habían pagado mucho dinero, si de nuevo, para que la encuentre y corrobore si realmente estaba casada.

— Bien me alegro por ustedes, papá estará feliz que ahora seas una Saotome Akane, te has casado con alguien de renombre.

— Importan los sentimientos también hermana.

— Lo sé, ah por cierto, cuñadito, tu madre está llegando también. Logré contactarla y quería conocer con sus propios ojos a la mujer que te conquistó, me marcho a mi habitación. Vuelvo en una hora para utilizar su onsen, chao — y se marchó.

Ranma palideció al igual que Akane, las personas mas exasperantes de sus familias se encontrarían con ellos para comprobar si su matrimonio era real o no.

A pesar que se llevaban bien y eran amigos no sabían cuánto podían disimular frente a ellas.

— Ranma yo lo lamento tanto, no sé como Nabiki pudo dar con nuestro paradero y avisarle a tu madre.

— No te preocupes Akane, te dije la clase de persona que es mi madre y cuando quiere algo lo consigue. Por ahora lo único que podemos hacer es continuar fingiendo.

—Tienes razón.

Y cada uno quedó varado en sus pensamientos pero la tranquilidad no duró mucho porque nuevamente volvieron a oírse golpes y sabían quién era.

Ranma tomó coraje y abrió la puerta. La imagen de su madre con los ojos llorosos lo recibió.

— Ranma Saotome eres un mal hijo, cómo puedes casarte y comunicármelo en un mensaje, sin derecho a réplica — dijo su madre

— Buenos días madre, puedes pasar.

Nodoka ingresó en la habitación y lo primero que observó fue a Akane.

Ranma se acercó, la tomó por la cintura y la presentó — Mamá, ella es Akane, mi esposa — dijo mirándola tiernamente.

Akane quiso estrechar la mano de Nodoka pero ella fue más efusiva

— Un enorme placer conocerte hija. — comentó mientras la abrazaba.

— Lo mismo digo — comentó Akane por su parte.

— Bueno ahora que tuvimos las presentaciones voy a instalarme en mi habitación. Nos veremos para cenar — y se marchó.

Ambos se quedaron estáticos, no podían creer que en un lapso de veinte minutos su vida había vuelto a cambiar radicalmente, cruzaron miradas y se rieron, la situación los superaba.


Los siguientes días fueron agotadores con la presencia de Nabiki y Nodoka.

Ambas mujeres estaban complotadas para exponer a la pareja, deseaban corroborar que el matrimonio era real y que un heredero llegaría pronto.

Una tarde mientras las tres mujeres disfrutaban del onsen Akane fue embaucada con preguntas de índole sexual.

— Mi hijo es un muchacho vigoroso, espero esté cumpliendo contigo noche a noche y pronto llegue el heredero — comentó su suegra.

— Si hermanita cuéntanos si es que estamos cerca de recibir al legado de la escuela Saotome – Tendo — agregó su hermana.

Una Akane totalmente ruborizada no podía creer la situación, cómo hablaban con tanta liviandad sobre esos temas privados pero la situación empeoraba cuando incluían en ese interrogatorio a Ranma. Una noche mientras cenaban, Nodoka preguntó a su hijo si durante la noche de bodas tuvieron sexo en el onsen ya que el calor del agua podía afectar la actividad espermática; Akane tuvo que acompañar a Ranma al jardín a tomar aire para poder respirar, pues se había atorado con los comentarios de su madre.

Para tranquilidad de la pareja tres días después, su madre y hermana se marcharon satisfechas con toda la información recopilada en su estadía. Nabiki anunciando que contactaría inmediatamente a su padre para avisarle que su pequeña hija ya no era oficialmente una Tendo y Nodoka recomendando las mejores posiciones en la cama para engendrar.

La última noche, antes de regresar a la realidad y salir de la mentira en la que estaban inmersos, Ranma tuvo la idea de cenar en un restaurant al que habían asistido un día pero esa noche sería especial.

Revolvió entre sus cosas y descubrió que su madre había empacado una camisa que no elegía usar siempre pues lo incomodaba vestirse tan formal pero la situación lo ameritaba.

Por su parte Akane tenía unos hermosos vestidos seguramente elegidos por su hermana Kasumi y varios conjuntos de ropa interior de encaje y seda, regalos de su hermana Nabiki. No tenía un conjunto normal, todo era encaje bastante sugerente, enrojeció al recordar una tarde en la que entrenaban con Ranma y al ganar un combate el gi se movió y dejó al descubierto una parte de su brasiere negro con rojo, él la miro embobado y ella se cubrió rápidamente. Luego de eso el entrenamiento finalizó abruptamente y no sabía por qué pero él había desaparecido durante horas.

Encontró un hermoso vestido de color azul noche de tirantes finos. Como sería la última noche decidió que sería apropiado usarlo.

Él estaba esperando que ella terminara de alistarse cuando oyó el ruido de tacones a su espalda, giró lentamente y la vio saliendo del vestidor.

Su corazón dio un vuelco, su entrepierna también pero esta noche debía ser ubicado. No quería parecer tan desesperado cómo realmente estaba.

Akane estaba más que preciosa, el vestido le quedaba perfecto y llevaba algo de maquillaje suave que resaltaba el chocolate de sus ojos y un sutil rosado sobre esos labios que moría de ganas de probar desde la primera noche que pasaron juntos.

— Estás realmente hermosa Akane.

— Gracias Ranma, tu también estás muy guapo — le dijo ella.

Él por su parte tenía un pantalón gris oscuro que combinaba con una camisa negra. El le ofreció su mano y ella la tomó algo nerviosa, no era la primera vez que lo hacían pero cada vez que sus manos se encontraban los chispazos que se generaban eran cada vez mas intensos.

Entrelazaron los dedos como una pareja más y se dirigieron a cenar al lugar.


Al llegar al sitio se anunciaron y los ubicaron en una mesa en un lugar algo apartado y no tan bullicioso del lugar.

Pidieron la sugerencia del chef para cenar y Ranma pidió un vino para acompañar.

Habían aplazado un tema importante de conversación pero ninguno quería hacerlo, pues ambos sabían que su pequeña aventura estaba finalizando. ¿Qué harían al regresar a sus hogares?

Estaban tan inmersos en sus pensamientos que la cena pasó sin más hasta que en la salida se cruzaron con una pareja que habían conocido hace unos días y los invitó a tomar con ellos un cóctel, aceptaron y se marcharon hacia el lugar.

El sitio era un pequeño pub ubicado a unos metros del restaurant pero muy animado, la música se oía fuerte y la gente dentro se notaba muy animada.

Ingresaron con la pareja amiga y ocuparon una mesa.

— Akane acompáñame al sanitario — pidió Azusa.

— De acuerdo. Ya regreso — le avisó a Ranma.

— Nosotros mientras pediremos bebidas — avisó Mikado.

Las muchachas ingresaron al sanitario, arreglaron su maquillaje mientras charlaban pero su mirada se desvió hacia una mujer de pelo lila muy sensual que se encontraba a su lado retocando el labial. Las miró despectivamente y salió por la puerta.

Ambas se miraron sin entender el por qué de su actitud y volvieron a la mesa.

Pero los ojos de Akane enrojecieron al instante que vio algo que no esperaba. Qué idiota había sido al pensar que con Ranma podía funcionar, ya había despertado fuertes sentimientos por él pero al parecer él esperaba que toda esta farsa termine cuánto antes.

Apoyado con un codo sobre la barra, con las manos de esa mujer enredando el cuello de él, parecían enfrascados en un coqueteo.

Mikado volvió a la mesa dejando las bebidas encima y abrazando rápidamente a Azusa que lo miraba de reojo.

— No tengo idea quien es — se excuso rápidamente.

Akane tomó su bolso para irse pero se encontró con Ranma detrás que la tomó de la muñeca y vio su mirada enrojecida.

— ¿Qué ocurre Akane?

— Vuelvo a la posada — aclaró ella disculpándose con la mirada con sus amigos.

— De eso nada — el rápidamente la alejó unos metros de la mesa para obtener algo de privacidad.

— ¿Quién era esa?

— ¿Estás celosa Akane? — preguntó algo sorprendido.

— Claro que no — mintió — pero se supone que estamos casados, no deberías coquetear por ahí.

— ¿Quién coqueteaba?

— Ella, contigo. Te abrazaba por el cuello.

— Ahm eso, ella es algo efusiva — se disculpó — Es una vieja conocida de mi viaje en China, estuvimos juntos unos meses pero decidí terminar.

— ¿Y ahora que hace aquí?

— Está con un grupo de viaje pero le dije que estaba casado, se enojó y se fue.

Akane lo miró con rabia y volvió a la mesa, tomó asiento pero no quiso volver a hablar con Ranma durante un tiempo.

Por su parte algo se removió en el corazón de Ranma, si ella se ponía celosa seguramente algo más que amistad sentía. No en vano tenía veintiún años y algo de experiencia con mujeres.

Continuaron tomando cócteles con sus amigos hasta que las muchachas decidieron ir a la pista de baile.

Los muchachos se quedaron en la mesa, compenetrados en su charla y bebiendo; Mikado se dirigió al sanitario y Ranma aprovechó para ir en busca de Akane pero su corazón se estrujó cuando la vio hablando con un muchacho.

No creía que Akane pudiera ser vengativa por la situación con Shampoo pero eso lo enojó, se acercó y tomó a Akane por la cintura abrazándola.

Akane que no esperaba que él se acercara ni esa reacción de su parte decidió cortar con la hostilidad.

— Ranma déjame presentarte a Shinnosuke, un viejo amigo.

Le extendió la mano a Ranma y agregó — también soy su ex novio.

Ranma le aceptó la mano aunque no sabía porque Akane había ocultado ese detalle decidió jugar mejor.

— Mucho gusto, soy su esposo.

La cara de Shinnosuke era un poema. Miró a Akane como buscando una explicación y ella tan sólo asintió. Él algo decepcionado se despidió de ellos dejándolos solos.

Se miraron con algo de rabia por las situaciones que estaban pasando cuando de repente una canción lenta comenzó a sonar. Él no dudó en atraerla por la cintura y comenzar a bailar con ella; ella se acercó y cruzó sus brazos por el cuello.

— ¿Por qué le dijiste eso a Shinno? ¿Por qué le dijiste a la pelo lila que estabas casado?

— Porque tuve ganas.

Akane esperaba que Ranma dijera realmente por qué se encontraba fingiendo con todos que estaban casados pero sabía que era bastante terco y no admitiría nada fácilmente.

Continuaron bailando pero sin disimular el enojo y rabia que sentían.

Ranma fue el primero en iniciar una tregua

Sabes, este sería nuestro primer baile como esposos. No bailamos en nuestra noche de bodas.

Akane se conmovió por sus palabras y le dijo — pues hagámoslo ahora.

Ella levantó el rostro y cruzaron miradas, supo que era el momento. Lo atrajo hacia ella y lo besó.

Al principio el beso lo tomó por sorpresa, no esperaba que Akane tomara la iniciativa por lo que se quedó helado y no respondió como debía. Ella lo notó y lo malinterpretó alejándose, diciendo que lo sentía.

Pero él no la dejo alejarse del todo y la atrajo nuevamente para besarla como es debido.

Sus bocas se encontraron, sus labios eran tan suaves como lo imaginaba, sabía que podía estar besándola hasta el cansancio. Ella agradecía los besos, que a pesar que eran firmes y duros exploraban con suavidad los suyos.

Él decidió recorrer un poco más y empujo suavemente con su lengua para que ella abriera la boca para dejar explorarla a gusto, y así lo hizo. Introdujo la lengua en su boca y tomó contacto con la de ella, un escalofrío los recorrió a ambos a lo largo de su espalda y un pequeño fuego se instaló en sus bajo vientres.

Conforme avanzaba el beso, se volvía más brusco, más desesperado como queriendo demostrar lo que con palabras no podía expresarse. Akane notaba la urgencia en cada beso y en cada caricia que Ranma le propiciaba, sobre todo porque la tenía apretándola contra su cuerpo.

Ranma la besaba con ferocidad, apretándola para que ella sintiera la necesidad que tenía por ella y creía que no era sólo eso, sino que había algo más pero aún no había podido descubrirlo.

Se separaron para tomar aire y todo su fuego contenido se dirigió a su entrepierna cuando la oyó decir decir su nombre en un suspiro — Ranma.

Eso lo encendió y le dirigió una mirada, sus ojos llameaban como un chocolate encendido, imaginó que los suyos eran como un mar embravecido. No necesitaron las palabras, simplemente con el poder de la mirada se comunicaron.

Se tomaron de la mano entrelazando sus dedos, saludaron a sus amigos a lo lejos que los miraban con sonrisas en su cara y se marcharon hacia la habitación que los estuvo acobijando estos días, aquella dónde parecían ser una pareja real.

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Continuará…


¡Hola hola! Bueno bueno esto se va prendiendo, y lo que queda para leer, no se imaginan!

AMO la intervención de Nabiki y Nodoka, me divertí mucho escribiendo sus ideas y conversaciones. Temieron en algún momento que los descubrieran?

Aparecieron Shampoo y Shinnosuke, breve, muy breve pero fue un desencadenante.

Gracias totales por sus rws a BereNeST , GabyJa , D - infinity , Elisa LJ , Bayby face, batido de chocolate y a todos aquellos invitados a quienes no puedo responderles por privado pero sepan que leo todo!

Espero continue siendo de su agrado y nos reencontramos el Lunes con el esperado capítulo final.

Gracias por leer!

Mil besos