Los personajes no me pertenecen

Buenas noches damas y caballeros, sepan disculpar la demora como siempre y agradezco mucho la cantidad de personas que me acompañan y se siguen sumando. Dejando la formalidad a un lado los dejo con el capitulo 4


Sentí mi espalda estrellarse violentamente contra la pared. Elsa devoraba mi boca a besos con urgencia y necesidad, como un animal que no había comido en semanas. Todo era tan confuso, mi mente estaba disfrutando tanto que se negaba a pensar coherentemente. Sostuve sus brazos, enredando mis dedos contra su remara, y con la mayor fuerza de voluntad que tenía rompí el beso. Sin embargo, ella continuó besando mi cuello.

-Elsa, espera… Tengo que hablar contigo.

-No puedo hacerlo si esto es lo que deseas- susurró sin levantar la cabeza.

Apreté mi mandíbula, con los ojos fuertemente cerrados.

-¿Por qué…?- la pregunta no salió entera a causa de que sentí su lengua pasar lentamente sobre el lóbulo de mi oreja.

-Luego tendremos tiempo hablar- volvió a susurrar ocasionándome escalofríos.

Perdí los sentidos una vez más. De pronto ya me importa un demonio saber la respuesta a todas mis preguntas y simplemente permití que me dejara besos húmedos por todo mi rostro hasta apoderarse de mis labios otra vez.

Deslizó mi remera hacia arriba y entonces bruscamente sus labios se apartaron de los míos.

-Hora de despertar.

Abrí los ojos de golpe, despegando mi cabeza de la pared. Cuando me di cuenta de que todo había sido un sueño volví apoyar la cabeza contra la madera suspirando amargamente. Ha sido una mala noche. Me quedé en la puerta de mi departamento todo el tiempo y no me moví de mi lugar. Estuve vigilando a través del picaporte para ver si había movimiento de mi vecina del departamento 8X, sin tener señal de ella. Mis ojos se cerraban y volvían a abrirse. Cualquiera que me viera pensaría que soy una loca acosadora.

Mi estómago rugió, pidiendo algo de comida. El día anterior no almorcé, ni cené, porque no quería despegarme de la puerta, entré y me senté en el suelo donde me encuentro justo ahora, solo me moví cuando fui a buscar una botella de agua que encontré en la heladera sin abrir. Ahora estoy sufriendo las consecuencias ante la falta de alimento. Ojeé mi teléfono para ver la hora, eran las siete de la mañana y tenía exactamente una hora para presentarme en mi nuevo trabajo. A Regina no le va a gustar que llegue tarde el primer día y, no puedo creer que diga esto sabiendo lo mucho que he deseado comenzar, pero no tengo ganas de ir a trabajar.

No puedo echar a la basura todo lo que me costó conseguir por Elsa.

Me levanté del suelo toda entumecida. Puedo comprar algo para desayunar de camino a la agencia. Mi valija seguía al lado del sillón, cuando vuelva a casa voy a acomodar mis pertenencias y a comprar todo lo que necesito para el departamento. Espero que mis emociones me lo permitan, estoy demasiado decaída para hacer todo hoy, aunque sé que si no lo hago después me sentiré peor.

Busqué en la valija una camisa blanca, un pantalón apretado de color negro, unos zapatos del mismo color y una chaqueta de color marrón oscuro. Tardé aproximadamente veinte minutos en darme una ducha y en alistarme. Decidí mejor dejar mi pelo suelto, arreglarlo solo me llevaría más tiempo.

Antes de salir del departamento me quedé mirando el picaporte con la mano alzada. No tenía control de lo que podía llegar a hacer, tranquilamente podría armar el barullo que no hice el día anterior o podría seguir de largo al elevador.

Asomé la cabeza por la cobertura de la puerta, pasillo vacío como lo supuse. Es probable que Elsa aun siga en su departamento o haya salido en algún momento de distracción. Haciendo un gran esfuerzo para no mirar a donde ella vivía, caminé a paso rápido al ascensor. Esperé hasta llegar abajo con los ojos cerrados.

A diferencia del día anterior, esta vez estaba soleado, aunque se sentía una agradable brisa fresca. Inhalé gustosamente el aire de la ciudad, se sentía bien estar a fuera y ahora me arrepiento de no haberlo hecho el día anterior.

Vivía en el centro de la ciudad. Había muchos edificios alrededor, grandes calles donde varios medios de transporte iban y venían, vendedores ambulantes y comercios de todo tipo. La agencia no quedaba lejos así que podía ir caminando sin problema. Yendo de camino me aseguré de ver un mercado donde comprar todo lo que necesito y apreciar un poco la ciudad. Las veredas estaban repletas de gente bien vestida, o con ropa deportiva, que iniciaban su día. La mayoría hablaba por teléfono, se enviaban mensajes de texto, otros paseaban a su perro, parados en una esquina leyendo el periódico y había grupos de dos o más personas que conversaban. Voy a tardar en acostumbrarme un poco, pasar de una pequeña ciudad a una grande es un enorme cambio y normalmente soy una persona que prefiere la tranquilidad, pero todo es mejor que donde vivía antes.

Entré a una cafetería a una cuadra antes de llegar a la oficina donde trabajo y tomé un café bien fuerte, sin azúcar, para mantenerme despierta y comí dos croissant, que lograron calmar mi estómago.

Llegué a la puerta de la agencia y levanté la cabeza para contemplar el enorme rectángulo que me recordó a los típicos edificios empresariales que aparecen en las películas y el cartel blanco que tenía escrito Storybrooke, diseño y publicidad. Solté un suspiro que no sabía que estaba conteniendo y sentí al fin algo de entusiasmo. Pasé a dentro de la agencia y pronto me encontré en la recepción. El piso era de baldosas cuadradas de blanco y negro. Había enorme escritorio en el centro, donde había dos secretarias trabajando en sus computadoras, pegado a la pared, en el medio de la sala, cuatro elevadores en la esquina izquierda, seguido de ellos estaban las escaleras y del lado derecho había sillones para que la gente pudiera acomodarse mientras esperaba por algo.

Fui derecho al escritorio, necesitaba saber dónde encontrar la oficina de mi jefa. Me paré frente a una de las secretarias, quien escribía como un robot en la computadora muy concentrada, dudo que se haya dado cuenta de mi presencia.

-Emm… disculpe.

Tan pronto hablé, la secretaría paró el movimiento de sus dedos y giró enérgicamente la cabeza hacia mí.

De verdad, parecen robots.

-¿En qué puedo ayudarla?- inquirió la mujer, acomodándose los anteojos que traía puesto hacia atrás.

-Mi nombre es Anna Summers, busco a Regina Mills. Hoy es mi primer día de trabajo- le informé.

La secretaria bajó los hombros, abriendo un poco la boca.

-Oooh, si- dijo ella.

Levantó el tubo del teléfono que estaba en escritorio y me dio una rápida mirada, alzando su dedo índice.

-Aguarda un minuto.

Asentí con la cabeza mientras ella marcaba un botón del teléfono.

-Hola, Sra. Mills. La llamo para avisarle que al Srta. Summers está aquí.

Tal parece que Regina las puso al tanto de mi llegada.

La secretaria asentía con la cabeza a lo que Regina decía y contestaba con "si", "aja", "de acuerdo". Colgó el teléfono y me observó.

-La Sra. Mills la estará esperando en su oficina, es el último piso. Que tenga un buen día y bienvenida a la agencia- me dedicó una sonrisa amigable.

-Gracias- correspondí amablemente con una inclinación en la cabeza pero con el semblante serio.

Entré al elevador y me di cuenta de que había treinta números. Por lo que sé, está agencia se dedica a hacer comerciales, publicidad de ropa, que incluye diseñadores importantes, trabaja con revistas muy conocidas, packaging, animaciones y otras cosas relacionadas con el diseño. Creo que es normal que tenga tantos pisos. Presioné el último número y esperé pacientemente a que el ascensor llegara a su destino. Demasiado lento para mi gusto.

Las puertas se abrieron. Vi un pequeño pasillo que daba a una gigante puerta de madera. Había un escritorio a la izquierda y el otro a la derecha, con otras dos secretarias y también noté una escalera a un lado del ascensor.

El último piso pertenece a la dueña y señora… Algo en eso me hace pensar en mi mama.

-Regina te espera adentro- dijo la secretaria del lado derecho.

Agradecí y caminé hacia la oficina. Pasé por la puerta, lo primero que noté fue a Regina sentada en su escritorio, trabajando en su computadora, y luego me centré en su oficina. Era elegante, todo de color blanco, detrás de ella había un ventanal que iba del piso a la pared, macetas con plantas en las cuatro esquinas y la pared tenía algunas pinturas interesantes. El arte en el diseño es importante, eso me enseñaron en la Universidad y parece que Regina lo tenía bien claro.

Mi jefa despegó la cabeza de su pantalla y lo último que esperé fue una amplia sonrisa en su rostro.

-¡Anna!- el tono que usó no parecía la de una jefa hablándole a su empleada, más bien pareció… ¿Afectivo?

Regina se levantó de su asiento, alisándose su falda de su, seguro, traje caro. Unió sus manos una vez cerca de mí. A juzgar por su aspecto, se me hace que tiene la edad de mi mama, o alrededor de ella. Tengo que admitir que era una mujer hermosa y a simple vista parecía joven.

-Es un placer verte en persona.

Aún estaba algo asombrada por su reacción y la información tardó en llegar a mi cabeza.

-También… Lo es para mí- comenté.

Regina sonrió… ¿nerviosa?

Cuando hablamos la primera vez que me hizo la entrevista la noté contenta, pero no como ahora, no esperé que estuviera tan feliz de verme. Además… ¿Qué normalmente en esta clase de trabajo no nos nombran por nuestro apellido?

Como si eso no hubiera sido demasiado extraño, recibí un abrazo de su parte que duró alrededor de diez segundos. Regina se apartó algo avergonzada y se obligó a recobrar la postura.

-Disculpa- dijo.

-No hay problema- tranquilicé.

-¿Te encuentras bien? - su rostro mostró preocupación-... parece que no has dormido en toda la noche.

Al parecer mis ojeras eran demasiado evidentes.

-Estoy… bien. Es solo que -me encogí de hombros-... nueva ciudad, nueva casa, nuevas cosas, es mucho a lo que me tengo que acostumbrarme.

Además de que la persona que me rompió el corazón vive justo al lado mío.

-Sé cómo te sientes, me pasó lo mismo cuando me mudé aquí. Pero no te preocupes, te acostumbrarás pronto.

-Sí, ya me lo han dicho.

-Seguro- ella ríe-. Por favor, acompáñame. Te enseñaré en donde vas a trabajar.

Asentí con la cabeza y la acompañé de nuevo hasta el ascensor. Bajamos al piso veintisiete, se trataba de un pasillo derecho, con un expendedor de agua y otra de dulces, con cinco puertas que llevaban a una oficina diferente y la mía estaba justó al final.

Regina y yo caminábamos lentamente mientras me explicaba algunas cuestiones.

-Bien ¿Recuerda cuál es tu horario?- me consulto por si acaso.

-Sé que trabajo de ocho de la mañana a una- respondí.

-Exactamente, ahora hay veces que se quedan un poco más de tiempo cuando se trata de un trabajo grande. A veces cuando pasa eso, los chicos suelen quedarse hasta la noche, pero al siguiente día lo tienen libre.

-Comprendo.

Regina colocó la mano en el picaporte y me sostuvo la mirada mientras lo giraba a un lado.

-Si tienes alguna consulta no dudes en acudir a mí inmediatamente. Ahora, con respecto a tus compañeros son algo…

Regina no necesitó terminar la frase, tan pronto la puerta se abrió, unos gritos llenaron mis oídos. Había tres chicas, entre ellas Ariel, subidas al escritorio cantando la canción de We Will rock you de Queen. Una de ellas, que tenía el cabello largo, rubio y lacio, de ojos claros, usaba una escoba como guitarra y estaba en el escritorio del medio. La otra chica era una morena, con el cabello atado a un moño y con ojos color marrón. Todas parecían estar más o menos alrededor de mi edad.

-¡Swan!- gritó Regina, enseñándome por primera vez el mal humor que ya imaginé que tenía- ¿Me pueden explicar por qué no están haciendo su trabajo?

Las tres dejaron de cantar, gritar en realidad, la canción y se dieron cuenta de la jefa.

-En realidad, Jefaza- habló la rubia a quien le había llamado la atención-, soy Britney Spears, ella es Beyoncés- señaló a la morena, quien levanto la mano- y ella es Pink- apuntó a Ariel-. Y si estamos trabajando.

Vi a Regina blanquear los ojos y se cruzó de brazos.

-¿En serio?- preguntó Regina incrédula.

-Claro, tenemos que hacer un afiche e identidad para un festival de música pop. Estamos interpretando a tres grandes del pop, con las que crecí, que se juntaron para hacer el mejor comercial de Pepsi que se ha visto en años, con la canción We Will rock you, para que nuestra imaginación fluya.

"Pero si Queen es un grupo de rock" Pensé.

-¿A caso eso tiene sentido?

-Por supuesto, la inspiración no viene de los árboles.

La jefa apretó el puente de su nariz, cerrando los ojos y luego llevó las manos a sus caderas.

-Te tengo noticias Swan, hay una nueva compañera- comentó Regina señalándome con la cabeza. Aparentemente no pensaba discutir sobre si servía o no lo que hacían.

Creo que se lo dijo para informarle de que ya no son tres sino cuatro conmigo, por lo que tengo que trabajar en esa idea del proyecto.

-Pues que sea Christina Aguilera, también crecí con ella. Y sabes que más, creo que deberíamos buscar por otras ramas e irnos hacia lo más moderno. Ahora soy Miley Cyrus, Tiana será Nicki Minaj y Ariel puede ser Selena Gomez. La nueva que sea Demi Lovato.

-¡Ya déjense de tonterías!- ordenó la que estaba al mando- Swan, no puedes hacer esta clase de estupideces cada vez que peleas con tu novio.

-¡Ex novio!- aclaró ella, levantando el dedo índice.

-Jefa- tomó la palabra Ariel-, ya abrimos las apuestas. Veinte dólares a que regresan en una semana.

-Yo en dos- dijo Tiana.

-Me anoto, pero ya que en este caso Swan lo menciona como su ex novio, debo decir que será… Poco más de un mes- aclaró Regina.

-¡Oigan!- la de ojos claros levanto la escoba, claramente desconcertada ante la actitud de sus compañeras- Sigo aquí.

-Lo sabemos Swan, no estamos ciegas- comento Regina con ironía-. Ahora, bájense de ese escritorio ¡Y PÓNGANSE A TRABAJAR!

Las tres bajaron a sus asientos y antes de que Regina me dedicara su atención volvió a hablarles.

-Y solo para que lo sepan, Nicki Minaj es rapera

-Pero está en la farándula- respondió Swan, que dejó la escoba en una esquina de la oficina y luego regresó a su lugar.

Seguí a Regina hasta la puerta que dejó semi abierta. Ella llevó sus manos a su sien, evidentemente estas chicas la estresaban.

-Lamento eso- se disculpó.

-Está bien, no parecen malas personas- dije-. Aunque si en serio le molesta ¿Por qué deja que sigan aquí?

Eso sonó fuera de lugar y egoísta, pero al parecer esa actitud de mi nueva compañera era algo habitual, si fuera demasiado para manejar no tendría sentido seguir tolerando eso ¿O sí?

No puedo evitar pensar en mi madre otra vez, definitivamente las habría despedido sin vacilar.

Regina rio sin gracias.

-Lo haría de no ser porque es buena en su trabajo y son gracias a esas idioteces sin sentido.

Por primera vez en la mañana reí en voz baja, calmando la herida que desde ayer lastimaba mi corazón y que al los pocos segundos volvió a hacer daño.

-Bueno, tengo que regresar a la oficina a seguir con lo que estaba trabajando ¿Crees que podrás manejarlas?- Regina preguntó expectante.

-Seguro que si- aseguré.

Es peor tratar con mi madre.

-Entonces puedo estar tranquila, sabes dónde buscarme si me necesitas- Regina emprendió su viaje al elevador, pero antes de alejarse lo suficiente se giró para verme, como si hubiera recordado algo de repente-. Ooh, por cierto, bienvenida a Storybrooke.

-Gracias.

Cuando Regina se fue me decidí a entrar a la oficina nuevamente. Era bastante grande, había cinco escritorios, dos de ellos estaban vacíos y supuse que uno debía ser el mío, un ventanal como el que había en la oficina de Regina iluminaba todo, las paredes blancas y el piso también, había una mesa con varias sillas donde supongo que las chicas se reunían para discutir algún trabajo y detrás de esta había una terraza para salir a tomar aire fresco.

Mis tres compañeras aparentemente se tomaron la orden en serio, pero a su manera. Ariel y Tiana estaban pegadas a la chica rubia, quien en vez de estar sentada en su silla, estaba en su escritorio, de piernas cruzadas, justo al lado de la pantalla de su computadora. Tenía un bolígrafo entre sus dientes y miraba pensativamente algo en el pequeño cuadernillo que sostenía sus manos.

Estaba algo lejos para ver lo que las tres murmuraban. No sabía bien que hacer, era nueva y a pesar de que ya había hablado con Ariel me sentía algo tímida. Me acerqué a ellas hasta que quedé cerca, pero estaban demasiado concentradas en lo que hacían y no se dieron cuenta de mi presencia.

-Que lastima que el pervertido de Hiro no esté aquí- comentó Emma-, él es bueno para los nombres.

-¡¿Punchi, puchi?!- sugirió Ariel como si no se le ocurriera otra cosa.

La chica frente a mí levantó la vista del cuaderno para mirar a Ariel.

-¿Estás hablando en serio? Ariel es un festival de pop no un carnaval.

Rápidamente me di cuenta de que estaban buscando un nombre para el festival. Pronto mi mente entró en acción.

-Bang- susurré insegura y casi para mí misma.

De repente tuve la atención de las tres y me puse más nerviosa. Enterré mis manos en la profundidad de mis bolsillos como si eso me diera alguna seguridad.

-¿Cómo dijiste?- quiso saber Tiana.

- Bang- repetí-, un nombre.

La de ojos verdes aparto el bolígrafo de su boca.

-¿Por qué ese nombre?- ella preguntó.

-Se me ocurrió por la canción de Jessie J, Ariana Grande y Nicki Minaj- respondí.

Mencionar a la rapera minutos antes me hizo recordar la canción… ¡Heeyy, si funciona a pesar de que sea una idiotez!

Las tres se miraron, parecía que hablaban telepáticamente.

-Me gusta- dijo Ariel-, el fondo del afiche podría ser una explosión de colores, representando el Bang.

Volvieron a mirarme.

-Eres buena, novata- alagó la chica bajándose de su escritorio, extendió la mano hacia mí-. Soy Emma, la pesadilla de la jefa.

-Un placer- dije correspondiendo su saludo.

-Yo soy Tiana- saludó la morena, también estrechando nuestras manos-. Ariel ya nos habló un poco de ti, espero que seamos buenas amigas.

-Seguro.

-¿Y qué te pareció la ciudad?- preguntó Ariel con confianza.

Me incomodó un poco, no vine preparada para esa pregunta. Si les digo que me quedé todo el día en casa por espiar a mi vecina pensarán que estoy loca.

-Es linda hasta donde la llegué a ver, no la conozco muy bien todavía- respondí-. Ayer tuve que desempacar y ordenar muchas cosas en la casa.

Eso fue suficiente para convencerlas.

-Bueno, podemos enseñarte la ciudad si quieres este fin de semana- sugirió Ariel mirando a Emma y a Tiana.

-Suena bien para mí… además necesito despejarme- susurró Emma eso último, casi para sí misma-. Pongámonos a trabajar antes de que la reina malvada baje del piso treinta y nos ejecute por no avanzar nada. Anna, tu escritorio es el que está delante de la ventana

Lo vi unos segundos y pensé en el quinto escritorio que había.

-¿De quién es el otro?

-De Hiro- contestó Ariel-, no está viniendo estos días porque tuvo que viajar por asuntos familiares.

Recordé que el día anterior ella me había dicho que en la oficina trabajaban tres chicas y un chico.

-Hay demasiada paz aquí, novata. Disfrútalo mientras puedas – dijo Emma.

Me limité a hacer caso, este es uno de esos momentos en donde es mejor no hacer preguntas sino esperar a ver a lo que ellas se refieren. Buscaron papeles, temperas, pinceles, fibras y lápices para comenzar con posibles ideas para el afiche y lo colocaron sobre la mesa grande de la oficina donde cómodamente se podía trabajar en grupo. Luego del trabajo a mano, la idea que pareciera la más correcta, la íbamos a digitalizar.

-No te quedes ahí, novata. Ven y enséñanos de lo que eres capaz- indicó la chica rubia con ánimo.

Sacudí la cabeza como si me hubiera despertado de un sueño el cual no sabía que estaba. Sin perder más tiempo, fui con ellas y empezamos el trabajo.

No fue exactamente el mejor día de toda mi vida, tampoco fue el día que yo había esperado tener, pero tampoco estuvo mal. En resumen, creo que si Elsa no viviera a mi lado, el día habría estado mucho mejor.

Llegué al edificio donde vivía con unas cuantas bolsas pesadas colgando en mis manos. Compré todo lo que necesitaba para la casa, además de comida y bebidas. Llegué al piso ocho y salí del ascensor, dejando las bolsas en el suelo inmediatamente. Mis brazos se sentían adoloridos por el peso que venía cargando. Escuché una puerta cerrarse y pasos acercándose. Sin mucha importancia, levanté la vista y eso solo causó más daño a mi corazón.

Elsa se detuvo antes de estar demasiado cerca de mí y yo no pude evitar pensar en lo hermosa que lucía en ese momento. Se veía tan linda con esos jeans, camisa a cuadro negro y blanco y un abrigo de color azul oscuro.

Mi pecho empezó a subir y a bajar, al igual que como sentía mis ojos humedecerse. Ella evitó mirarme, como siempre, y yo no tenía el valor suficiente para gritarle lo que sentía en ese momento, como siempre. Elsa siguió de largo como si yo fuera un espejismo y eso me dio valor para enfrentarla.

-Es todo lo que vas a hacer- dije, ocultando el enojo que tenía por dentro.

Sus pasos se detuvieron y me giré para verla. Elsa permaneció de espaldas.

-Aunque sea ten el valor para mirarme a la cara.

Nada, seguía callada y eso me desesperaba, tiene suerte de que estemos en medio del pasillo porque de lo contrario la acorralaría contra la pared, pero no podía arriesgarme a que alguien saliera de su departamento y me encontrara en una posición incómoda. Elsa dio un paso hacia delante y no me pude contener, ni siquiera pensé correctamente lo que iba a decirle.

-¡Claro, aléjate!... ¡Es lo mejor que sabes hacer!

-¡Basta!- gritó, atreviéndose a girarse, pero su vista no estaba precisamente en mí- ¡Has esto fácil para las dos, al menos hasta que encuentre otro lugar en donde vivir!

Y después de eso desapareció, bajando las escaleras. Sus últimas palabras, lo de encontrar otro lugar a donde vivir, se sintió como un puñal en el corazón. Internamente me reí de mi misma, realmente imaginé que algo bueno ocurriría. Tantas veces pensé lo mismo siendo una adolescente que quería recuperar a su amiga y tantas veces salí lastimada. Parezco un niño pequeño que no quiere aprender su lección. Es fácil pensar con la cabeza, pero a la hora de actuar no lo es tanto.

Recogí las bolsas con mis compras como si nada hubiera pasado y entré a mi departamento. Puse todo en el suelo y pegué mi espalda contra la puerta, dejando caer mi cuerpo lentamente hacia abajo. Curiosamente no lloré, lo cual no es bueno y odiaba eso. Significa que lo peor estaba por venir.

Flashback

Mis ojos parpadearon rápidamente a causa de la luz del sol que golpeaba contra mi cara. Me quejé un poco y giré mi cuerpo mientras estiraba el brazo para buscar instintivamente a la persona con la que había pasado toda la noche. Pero no encontré a nadie. Abrí los ojos por la confusión y lentamente me senté en la cama envolviendo todo mi cuerpo con las sabanas. Estaba sola en la habitación vacía de Elsa. Mi ropa se encontraba en la punta de la cama, seca, ya que la noche anterior se había mojado con la lluvia, y bien doblada.

Salí de la cama y me vestí. Mientras lo hacía sentía una fuerte opresión en el pecho que me decía que algo no andaba bien.

Bajé hasta la sala, solo para ver que las cajas que había la noche anterior ya no estaban. Miré por cada rincón de la casa intentando no ponerme nerviosa. Vacía. Toda la casa estaba vacía y Elsa ya no estaba. Al mismo tiempo los recuerdos de la noche anterior reaparecían en mi mente como un torbellino e intentaba recordar si se me había escapado algún detalle antes de quedarme dormida o si no había visto o sentido algo mientras lo hacía, pero no había nada. Regresé a la sala y sentí algo contra la planta de mi pie. Miré hacia abajo y me encontré con la llave de la casa.

No, no, esto no puede ser cierto.

Salí por la puerta de entrada y cerré con llave. Tenía que averiguar que estaba sucediendo, no iba a sacar falsas conclusiones hasta descubrir la verdad.

Fin del Flashback


Y nos veremos en el próximo capítulo queridos. Les recuerdo que hay cosas que se irán aclarando a medida que pasen los capítulos.

Chat'de'Lune: Si más o menos como tú dices.

PenguinVuelve: La autora sabe lo que hace XP. Saludos.

ALARZAM: jaja la verdad yo no veo eso pero me dio gracia.

Laura Banegas: Gracias por comentar y disculpa la demora. Saludos.

dokan616: Siéndote honesta, a pesar de que Anna no le gusto, esa escena fue escrita para que se rian. Por lo menos alguien entiende mi humor jaja. Suerte.

Azu Rush: Lo siento :P

LeRoyalHolyBlue: Se reencontraron, eso es seguro.

Guest: ¡Gracias!...y si, mejor que la cuarta parte seguro que lo es.

Yugi-chan: Gracias por el apoyo.

Ritsuki Kurusawi: Siento la demora pero continuaré, eso es seguro ;)

Varactriz: Ocurrirán muchas cosas. Gracias por el apoyo :)

No olviden dejar su comentario para saber que les pareció. Saludos