Los personajes no me pertenecen

IMPORTANTE: Por favor, quiero que lean la nota que les dejó al final del capitulo. ¡HÁGANLO!

Nota para la gente sensible: Preparen el kleenex. :(


Capítulo 5: Amor

Es fácil decir te amo. Acabo de hacerlo y puedo repetirlo. Te amo. Te amo. Te amo. Muchas personas lo dicen. Algunas tienen dificultad para decirlo, pero generalmente cuando esas palabras salen de su boca es de forma sincera. Ahí está la cuestión, cualquiera puede decir te amo, pero no todos saben amar correctamente. Es como la famosa frase de la película Ratatouille "cualquiera puede cocinar".

Rompí con una chica con la que tuve un romance de verano porque no sentía amor de verdad a pesar de que ella era maravillosa. Kristoff era el sueño de muchas chicas y probablemente habría tenido un increíble futuro con él, pero no era feliz a su lado. Elsa, solo sé que mi corazón se sentía cálidamente bien con cada mísero segundo que estaba a con ella y tarde me di cuenta de que no podía querer a una persona como la quería a ella.

Dicen que cuando te rompen en el corazón tiendes a guardarlo y evitas enamorarte para que nadie te vuelva a hacer daño. No fue mi caso, yo quería volver a enamorarme. Quería que alguien se deshiciera de la herida que traía conmigo, sabía que solo así volvería hacer feliz. Desgraciadamente nunca lo conseguí, las personas con las que salí, sin contar las aventuras de una noche, no me causaban nada por más bien que la pasara. Ahí está el otro problema, solo puedes enamorarte una vez. Hay gente que sigue adelante al perder al amor de su vida a causa de una tragedia, pero no estoy segura de sí el sentimiento es igual de intenso, por eso también existen otras que directamente no quieren rehacerlo porque ese amor jamás será de otra persona.

Uno no elige de quien enamorarse. Es algo que surge del interior y a veces no nos damos cuenta de ellos, como pasó en mi caso. El amor puede aparecer en cualquier momento cuando menos lo esperamos y, si hay algo que he aprendido, es que no es fácil.

Me senté en el sofá, terminando mi quinta botella de cerveza, mientras recorría los canales de televisión para encontrar algo que llamara mi atención y la verdad es que todo me resultaba una porquería. Estaba aburrida y no encontré nada mejor que hacer así que no me quedó más opción que encender el televisor. Terminé sintonizando un partido de fútbol donde jugaban los Snowking, el equipo favorito de Elsa. Aunque quise cambiar de canal, no pude hacerlo. Dejé el control a un lado y miré la pantalla sin tener bien en cuenta que es lo que estaba sucediendo en el partido.

De pequeñas, Elsa y yo solíamos jugar todo el tiempo. En mi hogar nunca fueron fanáticos a los deportes, excepto por la equitación. Mi hermana y yo practicamos el deporte por mi abuela, la mama de mi papa, ya que ella fue una gran concursante de esos torneos y hasta ganó premios nacionales. Pero la verdad era que yo lo hacía porque quería llamar la atención de mis padres, porque deseaba ver la sonrisa de padres orgullosos por su hija, y además porque me gustaban los caballos. Mi padre me sonreía cada vez que ganaba y me felicitaba, pero no era igual que cuando ganaba Rapunzel. Ella podía quedar en décimo lugar en un torneo donde participan varias personas y mi padre se lo presumiría a todos sus compañeros de la oficina, cosa que a mi hermana le molestaba. Por otra parte, mi madre solo decía "no esperarás un premio de mi parte ¿verdad?". En síntesis, mis esfuerzos por ganar los concursos de salto a caballo eran en vano, por eso lo dejé cuando perdí mi último torneo.

Al principio no entendía que le veía Elsa al fútbol, yo no le encontraba lo divertido ver a unos hombres persiguiendo una pelota. Creo que cuando experimentas el juego tu visión cambia. Elsa jugaba al fútbol para olvidarse de todo lo que le rodeaba, era un escape, algo que le permitía despejarse. Hay una gran diferencia cundo juegas por dinero y cuando juegas por amor al deporte. Logró contagiarme de esa pasión cuando las dos jugábamos para saber quién hacía más goles. Cuando jugaba con ella olvidaba por completo a mi familia, solo éramos ella y yo haciendo algo que disfrutábamos. Al principio ella me ganaba, otras, me dejaba ganar y cuando fui adquiriendo más experiencia llegué a ser un oponente digno para ella.

Flashback

Respiré aliviada cuando la hora de descanso llegó. La clase de biología siempre me pareció sofocante, prefería mil veces resolver una ecuación matemática antes de ver lo que tenía una célula dentro.

Esperé a que todos salieran para ser la última en el salón, siempre odié el amontonamiento que se hacía en la puerta.

-Señorita Summers- el profesor me llamó con voz severa antes de que pudiera salir.

Hice una mueca de fastidio sin que él se diera cuenta. Hoy me regañó en clases porque me encontró dibujando en vez de estar escuchando su lección del día.

Ya me avergonzó frente a todos mis compañeros ¿no le fue suficiente con eso?

Me paré frete a él sin decir nada, esperando a que me hablara.

-No quiero que lo de hoy se vuelva a repetir señorita Summers ¿quedó claro?

-Sí, profesor- me disculpé utilizando una falsa sinceridad.

-Eso espero- contestó secamente.

Vi su mirada cambiando a decepción y bajó la cabeza, soltando un suspiro. Su mano se levantó hacia una caja que tenía en el escritorio.

-Realmente no me gusta hacer esto y más sabiendo que es la mejor de mis estudiantes. Pero para asegurarme que ha aprendido la lección voy a darle un castigo -deslizó la caja hacia delante. Quiero que lleve esto al laboratorio.

Tenía que ser una puta broma. Esa caja contiene los frascos del trabajo que hicimos, debe pesar más que mi cuerpo.

-Pero profesor…

-Sin peros o me obligará a enviarle una nota a sus padres.

No tuve más remedio que hacer lo que me dijo, llevar una caja que pesaba una tonelada era más fácil que escuchar un reto de mi madre.

Acomodé la mochila sobre mis hombros y sostuve la caja, rodeándola con mis brazos. Pesaba bastante, tenía que hacer un gran esfuerzo para llevarla. Casi no podía ver por donde caminaba y me movía recordando cómo era el camino del salón al laboratorio. Miré al suelo cuando llegué a las escaleras, pero mi pie trastabillo en uno de los peldaños.

- ¡Anna! - escuché que gritaron.

Apenas tuve tiempo de procesar el momento en que Kristoff me tomó del brazo y yo hice un gran esfuerzo para que la caja no se me cayera de las manos mientras él me pegaba contra su cuerpo.

- ¿Estás bien? - me preguntó mi novio.

Aún estaba confundida, pero verlo a él, ahí tan preocupado, y sabiendo que me ayudó antes de que me pasara algo grave, sentí ternura y agradecimiento. No podía ser grosera con él ¿Quién no querría que su novio lo salvara del peligro?

-Sí, muchas gracias, Kristoff- contesté y como agradecimiento besé sus labios.

- ¿Qué intentabas hacer Elsa? - la pregunta rompió mi concentración y el beso terminó más rápido de lo esperado.

Vi a Elsa cerca de la escalera con la cabeza agachada por la vergüenza. El chico que hizo la pregunta y la gente a su alrededor se empezaron a reír. Entonces mi mente hizo un "Click" y me di cuenta de que fue ella quien gritó mi nombro cuando estuve a punto de caer.

Elsa salió corriendo antes de que pudiera hacer algo. En realidad, tampoco hice nada porque no podía salir de mi sorpresa. Me quiso ayudar… Se preocupa por mí.

- ¿Crees que esté bien? - habló Kristoff, recordándome que estaba a mi lado.

Lo miré antes de contestar y volví a ver en dirección a la escalera.

-No estoy segura.

- ¿Quieres ir con ella?

Volví a mirar y noté cierta amargura. La respuesta era obvia, quería ir con Elsa, pero Kristoff acababa de ayudarme y siempre la cancelaba algo cada vez que tenía una oportunidad de estar con ella, por lo que no tuve más remedio que contestarle lo que él quería.

-Sí, pero después- sonreí para animarlo-. Tengo que llevar esto y además te prometí almorzar juntos hoy.

Mis palabras causaron un efecto positivo y su mirada se puso brillante.

-Oh… pues déjame ayudarte con eso.

Tomó la caja sin que tuviera oportunidad de negarme y me acompañó hasta el laboratorio.

Kristoff era un chico bastante especial, siempre con una sonrisa en su rostro y con ella lograba ganarse la confianza de muchas personas. No era un chico conflictivo, venía de una buena familia y se esforzaba al cien por ciento para tener buenas notas. Era uno de los chicos más populares por ser capitán del equipo de basquetbol, lo que lo hacía constantemente objetivo de las miradas indiscretas de muchas chicas. Tenía muchas cualidades para ser engreído o vanidoso, pero no le interesaba. Siempre decía que antes prefería ser una buena persona y que era feliz siendo así. Tengo que admitir que esas cosas me gustaban de él.

Después de dejar la caja en el laboratorio, fuimos a la cafetería donde nuestros compañeros nos esperaban. Kristoff y yo no comíamos solos, siempre estábamos al lado de nuestro grupo de amigos. La mayoría de las veces yo solo almorzaba y opinaba poco sobre algún tema en el que se conversaba. Kristoff bromeaba con sus compañeros de equipo, con su mejor amiga Sven y después ponía su atención en mí.

Mientras todos hablaban, yo disimuladamente buscaba con la vista a Elsa, pero no había rastros ni de ella ni de sus amigas, lo cual me preocupaba. Tampoco podía dejar de pensar en el hecho de que ella había intentado ayudarme. Elsa solía tener esa clase de comportamientos conmigo. Cuando menos me lo esperaba aparecía en mi ayuda o decía algo que me hacía pensar que en el fondo seguía siendo esa persona que yo tanto quería.

Como sea, ya tengo un motivo para acercarme. Sabía que si la buscaba ahora no iba a encontrarla y tampoco compartía clases con ella hoy, así que iba a tener que esperar hasta la clase de gimnasia. La práctica de Elsa termina justo con la mía, pero su equipo a veces se quedaba jugando. Probablemente me den algo de tiempo para encontrarme con ella.

Al llegar la clase de gimnasia sentí que las horas se me hicieron más largas que las anteriores. En mi mente solo quería correr hacia la cancha de fútbol donde el equipo femenino practicaba.

-Oye, Anna- levanté la cabeza de mis zapatillas, que me estaba atando, para ver a Marian.

Marian formaba parte del círculo de compañeros con los que solía juntarme. Es una bella joven de una actitud similar a nuestra presidenta estudiantil, Vanessa. Normalmente era una buena persona, pero si hacías algo que le molestaba, era capaz de hacerte la vida imposible. Siempre la mantengo al margen de mi vida y casi no soy muy específica en lo que le respondo, pero trato dejarla satisfecha. Si sabes cómo tratarla no tendrás problemas.

Afortunadamente, soy la hermana de una persona que es considerada como leyenda y casi nadie quiere meterse conmigo. Aunque personalmente lo encuentro absurdo, no soy tan inmadura para correr donde estaba su hermana mayor y decirle que unos chicos me estaban molestando.

- ¿Qué sucede? - pregunté volviendo mi vista hacia los cordones para terminar de atarlos.

-La clase terminó, la profesora nos pidió que la ayudáramos a guardar todo.

-De acuerdo- internamente mandé al diablo a la profesora, parece que hoy todos los docentes escolares decidieron utilizarme como sirvienta.

-Por cierto…-dijo Marian en cuanto me levanté, hablando como si fuéramos a amigas desde el nacimiento- ¿Tienes hecho un resumen para el examen de historia?

-No- mentí.

Desde que me devolvió unos apuntes incompletos y manchados con cenizas de cigarrillo aprendí a no volver a prestarle nada, ni a ella ni a nadie. Resumo los libros subrayando y escribiendo anotaciones encima sin pasarlos en limpio, de esa manera no pueden pedírmelos.

Marian hizo un berrinche por lo bajo y hasta noté que me vio con asco. Lo cual ignoré.

-Escucha, entre menos tiempo perdamos más rápido podremos irnos- comenté para no tardarnos demasiado.

Marian no cooperó para nada, guardó dos estupideces mientras que yo hice todo el trabajo pesado. Desquitarme con ella seria desperdiciar más horas y se me había hecho más tarde de lo planeado. Eso sí, dejé que cerrara todo ella y me fui sin despedirme.

La práctica de fútbol ya había terminado como lo imaginé, pero antes de perder las esperanzas sonreí porque el Elsa seguía practicando con la pelota. Mientras mi vista se perdía en ella, me senté en la tribuna.

1, 2, 3… Empecé a contar la cantidad de veces que sus piernas pegaban a la pelota, incluyendo las veces que lo hacía con la cabeza y el pecho…45, 46, 47… De niña, ella siempre decía que para ser buena jugadora tenía que ser amiga de la pelota y para hacerlo había que crear un vínculo practicando ese truco…87, 88, 89… A mí me gustaba contar para ver hasta dónde podía llegar y cuando no eran más de cinco se atontaba. Yo la animaba para que no perdiera las esperanzas…100, 101, 102. Cuando alcanzó a dar a más de cien golpes yo seguía contando como un robot hipnotizado. No podía dejar de mirarla, algo inexplicable y extraño, que no sabría decir que era, hacía que estuviera conectada a ella sin importar el tiempo que se tomara dando golpes a la pelota…148, 149,150...

La pelota cayó al suelo, interrumpiendo el conteo, y Elsa, en vez de quejarse, pateó al arco para anotar un gol. Lo dejó caer a propósito, en realidad lo había dejado caer al suelo a propósito. Logró hacerse "amiga de la pelota" como ella decía. Me emocioné tanto por su jugada que empecé aplaudir, rompiendo su concentración cuando estuvo a punto de hacer el mismo juego.

Bajé de la tribuna y ella tomó esa postura de niño pequeño que conocía perfectamente, rascarse la cabeza y mirar al suelo. La utiliza mucho cuando se avergonzaba.

-Eso fue increíble- alagué y coloqué mis manos detrás de mi espalda.

-Hum... gracias.

Parecía más avergonzada que enojada. Su actitud puede ser impredecible muchas veces.

-Recuerdo que de pequeña te enfadabas porque ese truco no te salía, pero veo que ahora lo manejas como toda una profesional.

Vi una sutil sonrisa formarse en sus labios y como sus ojos azules adquirían brillo ante mis palabras.

- ¿Qué haces aquí?- Preguntó, omitiendo mi comentario y empezó a jugar con la pelota.

Oh no… ¿Pensaba esquivarme? Anna piensa rápido.

-Yo, eh... quería verte... Es que salía justo de gimnasia y vine corriendo porque creí que tu práctica había terminado, y vi que sí...pero luego me di cuenta de que aún estabas aquí y te vi tan entretenida con el juego que pensé que quizás no debía molestarte, así que preferí dejarte y solo mirar. Entonces metiste el gol y, bueno, no pude evitar aplaudir- mierda, mierda, mierda… Estoy divagando incoherencias.

Pasé el empeine de mi pie por mi pierna, hundiendo la cabeza entre mis hombros.

- ¿Y por qué querías verme?

¿Es que tengo que tener una excusa para hacerlo? Sé que vine por un motivo pero ¿No puede ser, simplemente, por qué quiero estar contigo?

-Hemm yo...vi lo que intentaste hacer esta mañana.

Logré romper su concentración y se dio cuenta de lo que me refería. Esperé a ver que hacía, pero no hizo más que estar callada.

-Quería agradecerte por intentar ayudarme- dije dando un paso hacia adelante, empezando a entrar en confianza-. No debieron reírse de esa manera, sé que tratas de ser buena amiga.

Se nota que pensaba en lo que ocurrió. Su silencio ya me estaba impacientando, quería hallar la manera de entrar en su cabeza y saber que estaba pensando.

-Sé que siempre te estoy molestando y que te hago enojar muy seguido- continué, esperando una respuesta.

-Sí, solo intenta ser más cuidadosa para la próxima- definitivamente eso no era lo que esperaba.

Mordí el interior de mi mejilla, viendo como Elsa me daba la espalda buscando su pelota de fútbol. Pero esta vez no iba a permitir que me ignorara como siempre… No, claro que no. Corrí a su dirección, deslicé mi pie entre sus piernas, rápidamente para no hacerla tropezar, y para patear la pelota hacia delante y luego la atrapé, quedando delante de ella.

Estuve a punto de morir de risa cuando vi su cara de shock, pero permanecí con el semblante desafiante. Era todo un desafío mantener esa postura si ella tenía los ojos abiertos como platos y los labios separados a causa de la impresión, y creo que ella no era consciente de eso último.

-Genial- comentó aún estado de shock.

Jugué con la pelota con la poca habilidad que tenía para impresionarla. Elevé la pelota y le di una patada con la otra pierna, después la dejé en el suelo.

-Gracias, es que solía entrenar con la que ahora es capitana del equipo de fútbol cuando era pequeña- comenté.

Además fueron horas, días y años de práctica en el jardín de mi casa yo sola.

De repente recibí el regalo más precioso de todos, la escuché reírse a carcajada. Quedé atontada, no fue solo por su risa, sino porque volví a sentir ese vínculo que teníamos las dos. Había pasado un largo tiempo desde que no lo sentía.

Regresé a la realidad cuando Elsa intentó recuperar la pelota. Alcancé a esquivarla justo antes de que me la arrebatara. No lo hizo de manera brusca o violenta, solo estaba jugando conmigo. Volvió a intentar quitármela y esta vez nuestras piernas se enredaron.

-Dame el balón- amenazó de forma juguetona mientras reía.

-No quiero- respondí arrastrando las palabras.

Elsa colocó sus manos sobre mis brazos y yo en sus hombros. La pelota se me resbala y, en mi intento de querer recuperarla, por accidente tropiezo y caigo al suelo con Elsa encima de mí. No pude evitar reír porque encontré nuestra torpeza divertida, pero entonces siento como me empuja hacia delante.

- Perdón...

-¡No vuelvas a hacer eso!- me pidió de manera poco amable.

-S-si yo...no lo volveré hacer...-suspiré, decepcionada porque el lindo momento entre ambas había durado muy poco y se sintió como si nunca hubiera existido - perdóname.

Tardó un poco en contestarme hasta que su vista se fijó en mí.

-Solo... intenta no hacerlo de nuevo ¿de acuerdo?- dijo, conservando la calma.

-Sí, de acuerdo.

En cuanto vi que se marchaba algo dentro de mí disparó. La voz en mi cabeza me obligó a actuar rápido.

-Espera- pedí sorprendiéndome a mí misma porque no tenía idea de que decirle.

Me esperó sin mirarme y supe que tenía que inventar algo antes de que pensara que solo la hacía perder el tiempo.

-Además de agradecerte, quería pedirte algo.

-¿Qué es?

-Me... me gustaría que tú y Kristoff hablaran en algún momento - ¿Qué acabo de decir? -. Él es mi novio desde hace tiempo y tú eres muy especial para mí...

-Lo pensaré -me interrumpió cortante, marchándose a continuación.

Parte de lo que yo decía era cierto, pero dejé que se fuera porque no quise insistir. No solo quería que conociera Kristoff porque estaba conmigo sino porque siento que ella piensa que hay algo diferente en mí desde que estoy con él y no es así.

Bueno, para ser honesta, un par de cosas habían cambiado. Me gustaría poder decirle todo, pero… Si ella ya no confía en mí ¿Cómo puedo yo confiarle todo lo que me ocurrió desde que me ignora?

Fin del Flashback

La presión en mi pecho se hizo demasiado fuerte y mis pulmones no agarraron oxígeno. Cerré los ojos y las lágrimas fluyeron libremente en mi rostro ya empapado. Caí del sillón al suelo, como si hubiera perdido fuerzas para mantenerme sentada y para controlarlo. La presión creció aún más y sentí un agudo ardor en mi interior, provocando que gritara a causa de ello. No pude evitarlo y comencé a llorar histéricamente, en un tono más desesperado que lo habitual mientras me hacía un bollo en el suelo. Eso pasaba siempre que me daba un ataque y no podía controlarlo y podía durar minutos, horas y horas, y a veces un día entero. Trataba de encontrarle un sentido a todo lo que me pasaba, pero no hallaba respuesta. ¿Por qué la persona que más amo en este mundo es precisamente la que me tiene que hacer más daño?

Dicen que cuanto más amas a alguien mayor es el sufrimiento. ¿Y saben algo? Creo que tienen razón.


N/A: Bueno chicos, les comento lo siguiente. Tengo que encargarme de un proyecto final así que por favor les voy a pedir absoluta paciencia para el próximo capítulo. Calculen más o menos hasta diciembre y por favor no empiecen con que la voy a abandonar porque ya aclaré en la nota del comienzo de la historia cual es la situación. Es más, voy a empezar a ignorar esos comentarios porque parece que me estuvieran contando un mal chiste. Voy a cerrar el tema aquí.

Si aún tengo su atención me gustaría decir algo más, sobre todo si son Argentinos, Chilenos y creo que también Mexicanos (No menciono los demás países de lengua castellana porque no los he visto pero probablemente sepan de lo que hablo) ¿Conocen el fenómeno Flozmin? ¿No? Es un Fandom de una serie Argentina (vayan a investigar). Los que si la conocen, se dan cuenta de que no soy la única que juega con los sentimientos de las personas, ni la que pone mil trabas para que una pareja sea feliz ¿no?

Si ven errores lo siento, estoy cansada. No olviden dejar su comentario para saber que piensan.

Azu Rush: Sii, pero todos sabemos cómo es Elsa al final del día.

RIOVI: Gracias por tu apoyo :)

Yomi Lovesyuri: Y si, tenía que poner a mis personajes favoritos de las series y además porque me son de gran ayuda para la historia.

LeRoyalHolyBlue: Problema de mi dislexia, lo siento. Se arreglarán las dos (?)

Chat'de'Lune: También disculpa mi dislexia. Créeme cuando te digo que Elsa tiene sus motivos. Y en cuanto a lo que trabaja Elsa, lo diré más adelante.

PenguinVuelve: Probablemente de algún detalle de eso, aunque no lo decidí jaja XP

rosswoods666: Mmmm… no estoy muy de acuerdo con eso peeeeero. Dejare que lo descubras jaja.

JudeBValmont: Pues gracias ;) y espero disfrutes de este cap jaja

dokan616: No te preocupes, vendrás buenas cosas. Gracias por el apoyo.

ALARZAM: Amablemente te responderé, no esperes ni capítulos largos ni capítulos cortos, solo espera los capítulos. Hay cosas que me llevan tiempo y toda mi atención y no puedo dejarlo por algo que yo solo hago como distracción y para pasar el tiempo. No es fácil escribir, ten en cuenta que muchas veces escribo agotada y cansada, lo mismo cuando tengo que controlar los capítulos antes de publicarlos, por eso también se ven errores que para mí pasan desapercibido. No te lo tomes a mal, simplemente quiero que entiendas como son las cosas, así que solo puedo prometerte que los capítulos estarán.

Laura Banegas: La verdad nunca pensé ver esta historia como un comic pero sería lindo ver cómo queda. ahora vamos con respecto a la historia que mencionaste, no puedo prometerte nada. No porque sea mala o porque no quiera, es porque no sé cuánto tiempo me va a llevar esta historia y porque quizás, después de un descanso haga otra que tengo planeada hace un tiempo. Si tu historia realmente te gusta, si te apasiona pensarla y lo quieres transmitir, hazla tu porque es tuya. Sé que no es fácil, y también sé que da miedo en algún sentido, yo empecé con problemas y fui mejorando mediante a la práctica y aun teniéndola sigo teniendo ciertas dificultades, puedo darte una mano si me la pides. O de ultima, si tu recurso es el comic, hazla uno, aquí tienes a alguien que te hará promoción ;). Créeme cuando te digo que un trabajo es mucho mejor cuando lo hace uno mismo. Otra cosa muy muy muy importante...no me presiones. Llevo tres años con la historia si quisiera dejarla ya lo habría hecho y tampoco habría llegado hasta aquí pero no puedo prometerte que venga una vez por semana.

Cat: SI.