Los personajes no me pertenecen
¿Cómo andan? Yo a punto de morirme, el calor no me deja vivir. Por lo menos fui capaz de terminar el cap 7, disfrútenlo.
Ariel pasó a buscarme esa tarde para mi primera salida en la ciudad. Nos saludamos de manera amigable. Sin decirnos mucho y sin decirme que tenían planeado, fue en busca de las demás chicas. El ambiente que había en el auto, donde solo éramos Ariel y yo escuchando la música que venía de su estéreo, cambió radicalmente en cuanto las otras se subieron, sobre todo cuando lo hizo Emma. Todo era emoción con risas. Por más que las sentía hablar, no podía comprender una sola palabra de lo que decían. Un auto tiene cuatro ruedas y nosotras somos cuatro, pero yo soy la rueda pinchada.
Después de un largo rato de andar conduciendo, Ariel estacionó el auto en las afueras de la ciudad, donde se encontraba el puerto. ¿Debería preocuparme? En las películas cuando te llevan a un lugar como este generalmente es por algo malo. Ellas no se ven peligrosas, pero las apariencias engañan.
Mierda, tengo que dejar de pensar ideas tan locas.
-Oh cielos, miren esa belleza- dijo Emma.
Inmediatamente me pregunté a qué le llamaba belleza mientras las demás se emocionaban. Lo que mis ojos veían era un viejo Ford sierra oxidado, con las ruedas pinchadas y en mal estado, con dibujos y letras hechos con aerosol. Lo único que rescato de ese vehículo son los vidrios que estaban brillantes y parecían recién lavados. Ni siquiera creo que tenga motor, ni batería, incluso le falta el volante.
Sentí los brazos de Tiana apoderarse de mis hombros. A su vez, la que parecía líder del grupo, se acercaba a mí con un palo de madera en la mano y una sonrisa traviesa en sus labios. Ahora si estoy asustada.
-Bienvenida tu ritual de inicio, novata.
¿Cuándo se supone que me uní a una secta? ¿Y por qué no me enteré?
La sonrisa de Emma murió al ver que no reaccionaba.
-Ahora es cuando se supone que debes reírte.
En la escuela, había un grupo de chicas, como Marian, por ejemplo, que se aprovechaba para ganar mi confianza y sacar provecho de ella. Emma solo quería hacerme reír.
"La risa hace bien"
-Lo siento, no. Es que esto es demasiado para mí- juro que intenté darle lo que quería, pero no pude.
Podría haber forzado una sonrisa, pero eso no sería justo para ella, porque no se lo merece.
Ignorando la risa burlona de las demás, Emma me entregó el palo y recogió otro del suelo. Ariel y Tiana también recogieron uno.
-¿Qué se supone que tengo que hacer con esto? - pregunté de una vez por todas.
-Vamos a golpear el auto- respondió Tiana como si fuera la cosa más normal del planeta.
-¡¿Qué?!- me frené sorprendida.
-Anímate, te encantará- ella insistió.
-Pero… Pero…
-Tiana tiene razón, te sentirás más relajada cuando lo hagas- dijo Ariel.
Emma se acercó a mi oído disimuladamente para que solo yo pudiera escuchar.
-Además es una excelente cura para el corazón roto.
Se dio cuenta de lo que me sucede ¿Cómo es posible? Estoy segura de que en nuestra conversación no dije nada relacionado con Elsa... Se me ocurren dos teorías. La primera, soy muy evidente, cosa que no creo porque con años de práctica aprendí a ocultar como me siento en realidad. La segunda, Emma tiene un sexto sentido que, aunque sea poco probable, esa opción me parece más aceptable que la primera.
Sin esperar que respondiera Emma jaló de mi brazo, sorprendiéndome y subimos al techo del auto. Tiana y Ariel se quedaron abajo.
-Novata, te sedo el primer golpe.
Miré el palo, el auto, el alrededor por si alguien nos veía y por último a ellas otra vez.
-Oigan, aprecio que intenten incluirme en su círculo, pero no creo que pueda con esto.
-¿Por qué? Nada te lo impide- insistió Emma y colocó su mano en mi hombro-. El secreto es pensar en alguien que esté en el lugar del auto.
Inmediatamente Hans y su cara de perfecto arrogante llegó a mi cabeza y, impulsada por el enojo, azoté violentamente el palo contra el parabrisas del auto. El vidrio tomó la forma de una telaraña, consiguiendo que las chicas festejaran.
-Eso es novata, ahora con más fuerza.
Con un segundo golpe las demás empezaron a imitar lo que hacía. Ariel terminó rompiendo el vidrio de la ventana izquierda en el primer intento. La cara de Hans no fue suficiente para dejar salir todo lo que sentía, Mérida fue la siguiente. Sabía que ella no era responsable de que mi vida fuera una miseria, en esta ocasión estaba hablando la envidia. Golpeé el auto tres veces pensando en su cara, una por lo que pasó con nosotras en la cancha de futbol, el segundo fue por su actitud y la tercera por la clase de relación que tenía con Elsa. Pensé en mi padre y en la terrible verdad que me ocultaba, lo cual me sirvió para descargar más tensión y para entonces el parabrisas ya estaba hecho pedazos. La cereza del postre fue pensar en mi madre y ahí me descontrolé, aunque el parabrisas ya estaba roto seguí golpeando hasta abollarlo.
-Anna, Anna... oye.
El palo se partió por la mitad cuando Emma colocó su mano sobre mi brazo. No voy a mentir, la fuerza que conseguí para romper el palo fue porque Elsa llegó a mi cabeza. Las tres chicas me miraban con preocupación y yo no podía entender que es lo que estaba sucediendo. Estaba agitada, respirando por la boca.
-¿Por qué estás llorando?- Tiana rompió el silencio.
No dije nada. Me bajé al suelo y de repente, sin saber por qué, perdí el control de mi cuerpo y terminé arrodillada. Me llevé las manos a mi cara, soltando pequeños sollozos. Lo peor de todo es que ni siquiera sabía por qué estaba así. Ahora resulta que descargarme tomando aire fresco también me pone sensible.
Mis compañeras me ayudaron a ponerme de pie una vez que logré estabilizarme. No era el mejor lugar para charlar, así que volvimos hasta el auto de Ariel. Dentro del vehículo decidieron llevarme hasta la casa de Emma. El viaje fue silencioso y tenso, mis ojos estaban ligeramente empapados y, para que no romper en llantos nuevamente, mantenía la vista en la carretera, pensando en cada cosa que llamaba mi atención.
Emma vivía en un barrio donde había departamentos con fachadas similares y estaban pegados uno al lado del otro. Al tener toda la pinta de ser una chica rebelde y alocada pensé que iba a encontrarme en un ambiente más desorganizado, pero me llevé la sorpresa de ver todo lo contrario. La decoración era normal, sencilla y sin mucho lujo.
Esperamos Emma en el living, sentadas en un sillón de tres cuerpos. Llegó de la cocina con unas tazas de café que luego repartió para cada una de nosotras. En vez de beberla, dejé la taza sobre la mesa que dividía la distancia entre el sofá donde estábamos y el sillón de Emma. No quería ser descortés, es solo que el nudo en mi estómago me impedía digerir cualquier cosa.
-Muy bien, Anna, he sido muy paciente contigo en estos días, pero quiero saber que ocurrió contigo hoy.
Era la primera vez que Emma se dirigía a mí usando mi nombre y no por mi apodo, Novata, que a pesar de ser extraño y nada original había llegado a encariñarme con él. Significa que mi actitud estaba comenzando a molestarle.
-Emma- Ariel la regañó.
-No, deja que continué- bramó ella-. Es que no entiendo que sucede, algo te mantiene en un estado depresivo y me fastidia seguir actuando como si nada estuviera sucediendo.
Suspiré con cansancio. No pierdo nada si se los digo y tarde o temprano lo terminaran descubriendo.
-Se los diré, pero no quiero que ninguna me interrumpa hasta que termine- hablé sin que lo hubieran esperado.
Las tres asintieron.
Decidí mejor ignorar el nudo en mi estómago y beberme el café que me prepararon. Así sería más llevadera la historia, ya que sería algo larga. El trío se centró en mí como si estuviera a punto de revelarles el código de una caja fuerte.
-Siendo una adolescente me… enamoré de una chica- confesé, consiguiendo que sus ojos se ampliaran.
Con tranquilidad les hice un resumen detallado de cómo fue mi historia con Elsa, sin dar detalles de mi situación familiar. Ese era un tema que no iba a tocar.
-Cuando creí por fin que podíamos estar juntas mi mama nos descubrió y nos separó. Para empeorar las cosas, días después recibí la noticia de que sus padres habían fallecido en un accidente y me enteré de que iba a mudarse. Conseguí ingeniármelas para verla la noche antes de que se marchara, ahí le rogué que nos fuéramos juntas y… me entregué a ella por primera vez. Al final, ella se fue sin darme ninguna explicación- me sequé un par de lágrimas-. Seguro se están preguntando por qué estoy así, por algo que pasó hace cinco años- solté una risa irónica-. En parte porque nunca lo superé, la verdad, pero en realidad es porque el día que me mudé aquí descubrí que ella es mi vecina. Es frustrante, doloroso y molesto porque no sé cómo enfrentarla- levanté la cabeza finalizando el relato.
Para entonces vi a las tres llorando y había unos cuantos pañuelos descartables usados, esparcidos en la mesita y en el centro estaba la caja de donde fueron sacados.
-Novata- Emma rompió el hielo y me abrazó con fuerza, lo cual me pareció un poco exagerado, pero me sentí bien al escuchar de nuevo mi apodo-, de saber todo esto no te habría tratado con tanta rudeza.
Ariel y Tiana también hicieron los mismos. Yo estaba tiesa porque no estaba acostumbrada a esta clase de contacto físico.
-Escucha- la pelirroja dijo-, no puedes pasarte la vida sin exigirle una respuesta.
Blanqueé los ojos, negando con la cabeza.
-Agradezco que quieras ayudar y también a ustedes- miré a cada una de ellas-. Ustedes me hacen bien chicas, no tienen que preocuparse por eso.
-Sin embargo, Ariel tiene razón- la morena siguió.
-Es que no es fácil. Ella sabe cómo esquivarme y cuando la encaro logra cambiar completamente de tema, ocasionando una discusión.
Se quedaron calladas, sin saber qué decir. A estas alturas ya nada me desilusiona, es por eso que no esperé una respuesta de su parte.
-Creo que solo hay una solución para esto- comentó de repente Emma.
Sonrieron todas menos yo, que era la que no entendía.
-¿Cuál es?- pregunté.
-Iremos de… ¡Fiesta!
Los gritos que se escucharon a continuación casi me dejan sorda y me llevé las manos a las orejas. Mis compañeras de trabajo saltaron, hablando al mismo tiempo de la emoción. Me sorprende Ariel siendo una mujer casada que actué como si fuera una mujer orgullosa de su soltería.
-Yo no quiero ir de fiesta- dije.
-Novata, si de ti dependiera no saldrías de la cueva que llamas hogar ni para trabajar- es verdad-. Así que regresaremos a tu casa para que te cambies de ropa y luego iremos a algún lugar donde puedas lucir tu lindo trasero.
-Escucha, sé que lo intentan, pero no tengo ganas de salir y no insistan porque no lo voy a hacer.
Luego de unas horas terminamos las cuatro en una discoteca. Pasó tan rápido que ya ni recuerdo cómo fue que me arrastraron a mi departamento para cambiar de ropa y terminamos todas aquí.
Estábamos en una discoteca llamada "a pura química". El lugar estaba ambientado en el laboratorio de un científico loco, con un juego de luces verdes y violetas que se veían espectacular. Los tragos eran servidos en tubos de ensayo, los distintos matraces, vasos precipitados, entre otras cosas.
Ariel estaba conmigo en la pista de baile esperando a que Emma y Tiana trajeran algo para beber.
-¿Oye, tu esposo no se pondrá celoso?- no pude guardarme la pregunta mucho tiempo.
-Erick y yo tenemos confianza mutua, de esa manera conseguimos nuestro espacio sin ataduras. Yo no le digo nada cuando sale con sus amigos, ni él cuando yo salgo con mis amigas. Estamos casados y nos amamos, es solo que nos sentimos algo jóvenes como para privarnos de estas cosas.
Es todo lo contrario a mi hermana y Eugene. Cuando se casaron se prometieron no volver a salir a una discoteca. Bar, comer, tener una reunión o ir al cine entre amigos, o festejar el cumpleaños de alguien en alguna casa si estaba permitido. Muchas veces ellos se acompañaban en esas salidas, si es que querían. Supongo que cada uno sabe cómo manejar su relación.
Siendo novia de Kristoff, yo tenía que ir a todas las fiestas con él, o cada vez que quería ir a una discoteca, y a veces era algo cansador.
-Supongo que está bien- comenté.
-Algunas amigas mías me creen loca- Ariel comentó y se encogió de hombros -. Quizás es cierto, o es que tal vez conozco demasiado a Erick. Supongo que el tiempo lo dirá.
-¿No te importa?
-Por supuesto que me importa, Anna. Me partiría el alma si algo me separa de él. - Ariel sonrió-. Sabes, mientras cenábamos ayer Erick me dijo que quería un hijo- soltó una risa simpática-. Le respondí en broma que se olvide de su piratería en ese caso y él contestó que una familia se ve mucho más lindo que eso.
Un hijo. Me genera una mala sensación la idea de ser madre. Mi realidad es difícil de manejar y un niño no encajaría en ella.
-¿Y qué pasó luego?- indagué para no seguir pensando.
Sonrió de manera honesta y simpática.
-Tuvimos sexo hasta el otro día.
Sonreí de lado y levanté una ceja.
-Ustedes si saben pasarla bien.
-Y tú no te horrorizas como lo haría cualquier otra persona.
-Pasé ocho horas con la secretaria de mi ex prometido ¿por qué debería horrorizarme?
"Acabo de quitarme la máscara otra vez".
-¿Prometida con un patán, verdad?
-Sí.
Reímos a carcajadas, que fue interrumpida cuando Emma y Tiana llegaron con nuestras bebidas.
-Prueba este, novata. Se llama "la sustancia de Hulk"- Emma me acercó un tubo de ensayo que contenía un líquido verde
Dudé en aceptarlo, me generaba cierta desconfianza con solo verlo.
-Mira, si fuera peligroso, este lugar habría tenido problemas desde hace rato y yo ya lo he bebido varias veces y nunca me ha pasado nada- dijo para animarme.
¿Será que esta bebida es la fuente de su estupidez?
-No seas gallina- Ariel sonrió de manera maliciosa.
Un rato que hablo con ella y ya sabe herir mi orgullo. Vaya infierno.
Tomé el tubo de ensayo y lo llevé hasta mi boca. Bebí todo, dejando que la punta de mi lengua pasara por el elemento de laboratorio para asegurarme de tomar todo lo que podía.
El líquido era un poco espeso. Al principio sentí el sabor de un caramelo ácido y después el sabor dulce de la azúcar, combinado con una bebida alcohólica que en estos momentos no sabría decir cuál es. No estaba mal, de hecho, pegaba fuerte. Esta es una bebida que sirve para emborracharse dulcemente. Probablemente tenga algún ingrediente más, o yo estoy loca, pero sentí un estallido en mi cabeza que hizo que mis ganas de festejar aumentaran de manera repentina.
-Amo esa canción- dije alterada, sin saber que mierda de canción era.
Pegamos un grito, la fiesta oficialmente estaba comenzando.
Flashback
Kristoff y yo nos besábamos en el asiento trasero del auto de un amigo mientras estaba en movimiento. Éramos seis en el vehículo, había otros dos tórtolos besándose al lado nuestro, delante venía otro chico borracho diciendo groserías, después estaba el pobre tipo que manejaba y soportaba a todos. Yo estaba sentada en el regazo de mi novio, él acariciaba mi muslo lentamente. Lo había visto tomar algunas copas, no lo suficiente para emborracharse, pero si para darle la valentía de ser un descarado. Mis sentidos estaban funcionando a pesar de que también bebí más de lo debido.
-Oye no- murmuré en voz baja, separándome de sus labios, cuando sentí su mano querer meterse entre mi entrepierna.
-Oh vamos, preciosa- se quejó con vos ronca-. Solo estoy acariciándote, y los que están a nuestro lado están haciendo lo mismo multiplicado por diez.
Intenté no mirar para comprobarlo porque en realidad me daba asco.
-No me importa, yo no soy como ellos y tú tampoco.
-Oye, te dije que prometí ser paciente contigo. Solo quiero acariciarte un poco.
-He dicho que no y se acabó.
No había espacio en el auto como para salirme de sus piernas y me tuve que conformar en quedarme ahí, mirando por la ventana. Suerte que a los pocos segundos estacionaron en mi casa.
-¿Puedo quedarme contigo?- preguntó mi novio desde el auto mientras salía.
Mierda que no pierde el tiempo.
-Buenas noches, Kristoff- contesté irónica.
Escuché el auto arrancar de prisa, sin preocuparse en mirar si entraba a casa. Se ve que el conductor estaba demasiado apurado por repartir a los demás chicos en sus hogares para estar en paz al fin. Una brisa fresca golpeó mi rostro, mareándome un poco. A pesar de no estar borracha el alcohol en mi cuerpo tenía algún efecto en mí.
Unos quejidos, con unas risas, llamaron mi atención mientras caminaba. Mérida bajaba a Elsa de su auto, estacionado en la vereda de mi casa, a unos pasos de donde estaba. Sus otras amigas se reían dentro del vehículo, algo borrachas por lo que se veía. Mulán y Kida se burlaban de Mérida porque Elsa, también consumida por la bebida, se sentó en la calle igual que un niño caprichoso.
-¡Quieres dejar de comportarte así y cooperar de una buena vez!- gritó molesta la única sobria del grupo.
Elsa le contestó algo que no entendí.
Ignórala, ignórala, ignórala…
Di un paso por el sendero que daba a la puerta de mi casa y después me giré para ir en dirección hacia Elsa. Mérida la estaba levantando del suelo cuando llegué.
-Si, ya me has dicho eso varias veces- le dijo a Elsa, sin darse cuenta de mi presencia.
-¿Todo bien aquí?
Mérida levantó la mirada hacia mí. Tenía el brazo de Elsa rodeando su cuello mientras la tomaba por la espalda para que no cayera.
-Si con eso te refieres a soportar a tres borrachas, sí. Estoy fantástica- habló irónica.
Parece que su famosa paciencia tiene sus límites.
-Vamos Me…la fiestt… no termina- oficialmente, Elsa no tenía idea de donde estaba.
Intentaba separarse, pero Mérida la tenía sujetada con fuerza y no sabía cuánto tiempo iba a durar.
-Cálmate- se quejó.
-Oye, si quieres puedo hacerme cargo- le propuse.
-No, mejor déjalo así- su tono era cortante.
Sé que en el fondo actúa así conmigo por la relación que tenemos Elsa y yo. Ya estoy enfadada.
-Solo estoy tratando de ayudar.
Sonrió de manera forzada.
-Ayudarías si solo me dejaras llevarla a su casa.
-¿Y qué harás? ¿Dejarla para después irte y ella que se arregle sola?
-¡Maldición! - gritó.
Mi tono molesto, sumado a que Elsa saltaba, volviendo a tomar la actitud de un niño, debió hacerla enojar. Arrojó a Elsa hacia mí y yo, sorprendida, hice lo que pude para sostenerla de la cintura. Mérida se relajó automáticamente, dispuesta a regresar a su auto.
-Ya que insistes, encárgate tú- dijo antes de irse-. Suerte.
La miré hasta que se marchó. Reaccioné cuando Elsa estaba por caerse y la levanté hacia arriba.
-Ooh… Anna ¿Cuanddt… Llegaste? - se sorprendió al verme a pesar de estar más perdida que un hombre en el desierto.
-Por favor, coopera y no me lo hagas difícil.
Empecé a caminar a mi casa. Conociendo a su madre, estoy segura de que la regañará si se entera de que está borracha y preferí llevarla conmigo.
"Que bajo caes Anna".
Todavía recuerdo lo que ocurrió hoy en la cena, me estuvo molestando toda la noche, y sigo un poco molesta. El problema es que el cariño que le tengo es más fuerte que el enfado.
-No… Está… bienff. Soy una idiota.
-La mayoría del tiempo lo eres, pero también sé que eres una buena persona.
-Me voy a volver loca.
-No existe persona en esta tierra que no viva en su locura.
-Esto me está matando.
-Relájate, solo estás borracha.
Siguió quejándose todo el camino a mi habitación. Solté un par de risas a pesar de que no era una situación divertida, creo que también se debía a lo que había bebido yo. Caímos al suelo al llegar porque Elsa tropezó por movimiento torpe que hizo. Me levanté rapidamente para cerrar la puerta antes de que alguien nos escuchara, me agaché de nuevo para tomarla del brazo y levantarla.
Numb de Linkin Park, proviniendo de mi móvil, sonó poniendo a Elsa como loca.
-¡Amo esa canción!- gritó y saltó por todo el cuarto.
En la pantalla de mi teléfono figuraba el nombre de Kristoff. Internamente lo maldije por llamar justo en una situación como esta. Seguro lo hacía porque quería disculparse por lo que pasó ¿Qué no puede esperar hasta mañana?
Ignoré la llamada y apagué el teléfono para detener a Elsa.
-Elsa, detente. Me meterás en problemas si te escuchan- intenté detenerla.
Nuestros cuerpos se juntaron, su mirada oscura se encontró con la mía y una corriente de temor recorrió mi espalda. Mi cerebro se desconectó de mi cuerpo y no pude hacer nada para moverme.
-Muy bonita- susurró.
Rodeó mi cintura y entonces sus labios se conectaron con los míos, dejándome paralizada y confundida. Abrí la boca en un intento de separarme, pero ella rápidamente metió su lengua dentro de mí, causando que el sabor a cerveza que tenía se mezclara con mi saliva. Su insistencia por poseerme terminó ganando y perdí la razón. Debe ser en parte por lo que bebí en la fiesta. Como sea ya no era yo. Rasgué su espalda sobre la tela de su camisa, estaba enloqueciendo a niveles extremos. Fue el choque de mi espalda contra la pared y el movimiento de su cadera contra la mía lo que me hizo caer en la cuenta de lo que estaba sucediendo.
Empujé a Elsa con toda la fuerza de voluntad que me quedaba. Cayó al suelo y se golpeó la cabeza. Inmediatamente me alarmé y volví al suelo para poder ayudarla.
-Mierda, Elsa. Lo siento.
Elsa se llevó la mano a la boca en señal de que quería vomitar. Entonces, con la rapidez de un leopardo, la llevé hasta el baño y alcancé justo a llegar al inodoro donde vomitó. Mi expresión fue de asco mientras miraba hacia otro lado.
-Estaré afuera- dije aunque no creo que me haya escuchado.
Su respuesta fue seguir vomitando.
Esperé durante varios minutos con la mente confundida. ¿Qué acababa de ocurrir? Eso no estuvo bien… ella y yo…
Dejé caer mi cabeza sobre mis manos.
No es la primera vez que beso a una chica, pero… Se supone que eso ya pasó y además me encontraba en un mal momento en ese entonces. Esto es diferente, estábamos hablando de quien fue mi mejor amiga durante mucho tiempo y que ahora piensa que soy una molestia en su vida.
¡Ella está borracha por un demonio!... Se puso como loca porque caí sobre ella en la cancha de fútbol ¿Cómo reaccionaría si se entera de que nos besamos? Mejor dicho, ella me besó… Prefiero no pensar en las consecuencias que eso traería.
Me di cuenta de que Elsa se estaba tomando demasiado tiempo para salir del baño y no escuché ningún ruido. Entré al baño, descubrí que el silencio era porque Elsa se había quedado dormida en el suelo. La recosté en mi cama dejándola con la ropa que traía, solo quité su calzado y su chaqueta negra.
Tomé la decisión de dormir sobre el acolchado que estaba en mi ventana. Pasé una hora sin poder pegar un ojo, seguía confundida y miraba de vez en cuando a Elsa dormir pacíficamente. No estoy segura de sí tendré la posibilidad de estar con ella así otra vez. Sin poder aguantarlo mucho tiempo, me levanté y dormí sobre mi cama, a su lado y sin tener ningún contacto físico. Me dormí a los pocos segundos.
En la mañana desperté primero que Elsa. Por un momento pensé que iba a ser un sueño, que nada lo que pasó a noche fue verdad. Pero no, todo había sucedido, incluso el beso, la persona al lado mío lo demuestra.
Me levanté de la cama y salí del cuarto para corroborar quienes estaban. Primero decidí llamar a casa de los Cold para avisarles que Elsa estaba conmigo.
Mis padres se habían ido, Rapunzel desayunaba en la cocina y Kai hablaba con ella animadamente. Los saludé a ambos y los puse al tanto de lo sucedido. Kai se ofreció a llevarme el desayuno al cuarto para mí y para Elsa pero le dije que no porque estoy segura de que no iba a lograr convencerla para que se quedara. El mayordomo insistió en que la convenciera mientras que mi hermana me dijo que la mandara al demonio por lo que sucedió anoche. Antes de entrar en un debate con ellos sobre qué hacer, preferí retirarme de la cocina y regresar a mi cuarto.
Nada más abrir la puerta me encontré con Elsa intentando salir y no fue difícil para mí adivinar que quería hacerlo sin ser descubierta, su expresión nerviosa la delató. ¿Será por lo de beso?... Es una posibilidad. Pero si no lo era, la verdad, me gustaría saber que excusas tiene esta vez para su comportamiento.
-¿En qué pensabas? - comencé a interrogar- ¿Crees que no voy a hacerte algún tipo de cuestionamiento aunque logres salir de la casa evadiendo a todos?
-Honestamente no recuerdo nada- se defendió.
-Dudo que hayas olvidado lo que pasó en la cena.
Su silencio me dio la respuesta. Permanecimos calladas, Elsa tenía unos tics en el cuerpo que me indicaban lo incomoda que estaba, dándome a entender que quería irse.
-Lo lamento- habló, sorprendiéndome-. Lamento no haber escuchado cuando me dijiste de tu torneo. Me siento feliz por ti porque puedo imaginarme lo mucho que te esforzaste para llegar tan lejos y espero que sea quien sea la persona con la que tengas que competir en el torneo logres ganarle.
Ahí estaba otra vez, sus palabras salían con un tono sincero que lograba convencerme y flaquear por ella. Tenía esa forma tierna que me recordaba que seguía siendo la misma chica que conocí a los cinco años. Si sus ojos no estuvieran apagados, pensaría que habíamos vuelto a la normalidad. Aun así, consiguió que le sonriera después de soltar un suspiro.
-¿Iras?- necesitaba hacerle la pregunta por más de que sospechara que no iba a hacerlo.
No me importa si no iban mis padres, mi novio, mis supuestos amigos de la escuela. Solo quería que estuviera ella, cómo lo había estado muchas veces. Que se debatiera mucho tiempo por una respuesta tan simple, me daba algo de esperanza. Quería decir que lo estaba considerando.
-Creo que iré si no tengo algún compromiso- respondió.
Sí, no era lo que esperaba. Pero es mejor eso que un rotundo no con su tono frío de siempre.
-¿Podrías decirme como terminé aquí?- cuestionó de repente.
-Bueno, no sé en realidad que es lo que te impulsó beber hasta emborracharte, pero lo único que puedo decirte es que vi tu amiga Mérida cuando te bajó de su auto.
-¿Cómo a qué hora llegué?
-Cómo a las tres de la madrugada. Yo había salido con Kristoff y otros amigos y justo las vi cuando llegaban.
-¿Por qué simplemente no dejaste que Mérida me acercara a mi casa?
-Porque quería ayudarte... y además tenía ganas de pasar tiempo contigo, aunque sea solo un poco- susurré la última parte.
Pasó otro segundo de silencio donde ella pareció debatir mentalmente la información que le di.
-Anna yo... agradezco la ayuda pero... no lo vuelvas a hacer ¿entiendes? No me gusta la idea de despertarme en una habitación ajena y en una cama que no es la mía, aunque sea la tuya.
-Está bien, no lo volveré hacer.
Luego de otro minuto, llegó la pregunta que hizo que mi estómago se removiera.
-¿Anna, que es lo que hiciste una vez que me trajiste aquí?
¿Se habrá dado cuenta de algo?
-Mis padres no saben que te embriagaste y me encargué de avisarle a los tuyos de que te quedaste en mi casa, si es lo que quieres saber.
-¿Pero... dije algo extraño?
-Si con extraño te refieres a decir cosas como "Soy una idiota" "me voy a volver loca" "esto me está matando", si lo dijiste- contesté cruzándome de brazos.
Estaba actuando para que nada pareciera fuera de lo normal.
-¿Solo eso?... ¿Y de casualidad no hice nada raro o incómodo?
Mentirle no me agradaba, pero no podía dejar que ella supiera lo que ocurrió anoche. Tenía que actuar como si nada estuviera pasando. Si la imagen de nosotras besándonos le desagradaba no podía dejar que lo descubriera. Además, ese beso no estaba bien y definitivamente no iba a volver a repetirse.
-No, excepto que estuviste dentro del baño vomitando poco más de treinta minutos y luego te quedaste dormida en el suelo, así que tuve que arrástrate hasta mi cama.
Se movió incómoda por la respuesta
-¿Tú donde dormiste?
-Ahí- apunté a la ventana, donde todavía seguían las cosas que había preparado para dormir, pero al final no hice.
Acaba de decirme que le incomoda estar en mi cuarto, decirle que estuve durmiendo a su lado no es buena idea.
-Ya debo irme- comentó.
Mi cuerpo reaccionó por sí solo, yendo en contra de mis pensamientos, que era dejarla ir, y la sostuve del brazo. Ya no había vuelta atrás.
-¿No puedes quedarte un rato más?
Incluso si tengo planes con Rapunzel puedo hacer algo para modificarlos. Hasta ella podía venir con nosotras, no sería la primera vez que me acompaña a una práctica.
Abruptamente, se soltó.
-Por favor, no me toques.
-Lo siento.
-No puedo quedarme, tengo que hacer unas cosas.
Miente, estoy segura. No puedo reprocharle nada porque yo acabo de hacer lo mismo. De todos modos, mi corazón salió lastimado.
-Puedes salir por la puerta de entrada si quieres- informé, rodando mi estómago con mis brazos-. Mis padres no están y los empleados y mi hermana no dirán nada.
Cuando se fue, regresé a la cama para recostarme sobre ella. Minutos después mi hermana entró al cuarto con una bandeja donde tenía un tazón de cereal, una manzana y una taza de café. Me regaló una sonrisa amigable y se la devolví en agradecimiento. Se quedó hasta que terminé de desayunar, hablándome animadamente de temas que me hicieron olvidar lo que sucedió anoche.
Una hora después, fuimos a entrenar al club. En realidad, no hicimos nada, solo pasé tiempo con mi caballo y ella con el suyo. Por la Universidad ella ya no competía, pero venía de vez en cuando a saludar a su viejo amigo y montarlo. De esa manera podíamos pasar tiempo, ella y yo, sin que nadie nos moleste.
Fin del Flashback
Regina y Emma… Será mejor que ponga en claro eso. No serán pareja. En primer lugar, porque Regina le dobla la edad. Y no, no pienso hacer esa clase de fic donde la mayor está con una menor. La segunda razón no se las pienso decir… o bueno, sí, pero no ahora.
PenguinVuelve: La verdad yo también extrañaba estar aquí :). Gracias por continuar y el comentario.
Yomi Lovesyuri: Siento decirte que habrá más de lo mismo.
Haruhi6: Aquí tienes un poco más jaja. Prometo traer los siguientes cada vez que pueda. En cuanto a la llamada voy a dejar que lo descubran.
Shtorm Volkov: Hola, gracias por dejar tu comentario. Es apreciable. No odies a Elsa, te diría que pienses todo lo que pasó antes de eso jaja.
Chat'de'Lune: Gracias pro invocarme. Las preguntas se irán contestando a medida que pasen los capítulos. Espero hayas disfrutado el cap. Muchos saludos. Con respecto a Flor, ella es un encanto XD.
Laura Banegas: Buenas, gracias por seguir aquí. Espero hayas disfrutado n_n
JudeValmont: ¡Hola! Aquí de nuevo y espero que hayas disfrutado el capítulo.
AVENTADOR666: Wee muchas gracias, realmente eso significa mucho. Gracias por tanto apoyo y espero que hayas disfrutado el capítulo.
dokan616: Admito que ese comentario fue para cuásar algunas risas frente a todo el drama en la situación, me alegra que haya causado efecto en ti jajaj XD. Nos vemos en el próximo.
Chicahelada: Créeme que haré todo lo posible para que cada momento Elsanna sea especial, pero mientras tanto hay que esperar.
RIOVI: Mis vacaciones, tranquilas por suertes. Lo mismo para las fiestas. Espero haber contestado a la pregunta. Mucha suerte.
ALARZAM: Solo de Anna por el momento.
Camrenfeels: Gracias :)
