Los personajes no me pertenecen

Igual que el fénix, resucito de las cenizas, surgiendo con el capítulo 10


Hiro terminó agotándome mentalmente, aunque tenía que reconocer que sus ideas eran brillantes y era bastante hábil. Me mantuvo tan ocupada que me quedé en la oficina hasta las cuatro de la tarde. Habíamos quedado en terminar unas cosas para mañana y luego terminar con lo que faltaba. Todo por correo. Lo curioso es que en las horas que pasamos platicando aún no tengo la más mínima idea de cómo es su cara. Le pedí que me enviara una fotografía, pero al parecer le gusta esta cuestión del anonimato y le gustaría que nos conociéramos cara a cara en su regreso, que no sé cuándo será.

En cuanto Emma, estuvo callada el resto de día. Su expresión estaba rota y el tono de voz que utilizaba parecía serio. Creo que si no se largó a llorar era porque no quería que la vieran. Las demás supusieron que algo anduvo mal y decidieron no preguntar, ni hacer comentarios. Pensé en decirle lo que suponía, pero si estaba equivocada con respecto a Elsa y Killian podía meterme en un embrollo, incluso adivinaría que los vi peleando. Es mejor que encuentre una mejor forma de decírselo.

Agradecí estar ocupada, tendría algo que hacer en lo que me quedaba del día y no tendría que pensar precisamente en todo eso.

Cuando las puertas del ascensor del edificio donde vivía se abrieron, vi a una mujer mayor, alrededor de unos setenta años, pidiendo ayuda en el pasillo, desesperadamente. Preocupada, corrí hacia la puerta de su departamento, que era donde la señora se encontraba. Sus gritos de auxilio fueron escuchados por alguien más, Elsa salió de su hogar para ver si la anciana estaba bien y llegó al mismo tiempo que yo. Nos miramos sorprendidas e incómodas por unos momentos. Me quedé estática ante su presencia y recordé como sus ojos me habían visto esa mañana. Elsa rápidamente puso su atención en la mujer.

-¿Sra. Packard, se encuentra bien?- Elsa preguntó preocupada.

-Ooh Elsa… que bueno que estás aquí. Rápido, hay un problema en mi cocina- respondió alterada.

Elsa entró a la casa de la Sra. Packard y yo sostuve a la mujer de los hombros porque temí que colapsara de los nervios.

-Señora, relájese. Todo estará bien- le dije.

Al verla mejor me di cuenta de que estaba empapada, de la cara hasta por debajo de su cuello. Su tapado me hizo pensar que era de esas ancianas que sufrían el frío más que otras.

Me quité el abrigo que tenía puesto y lo pasé alrededor de sus hombros para abrigarla.

-Tenga, no quisiera que pesque un resfriado- hablé amablemente, frotando mis manos en sus brazos para darle algo de calor.

-Muchas gracias tesoro, eres muy amable.

Elsa salió con la remera mojada y pegada a su tonificado cuerpo. Se contrajeron mis piernas ante la imagen.

-Hay una fuga de agua en su cocina- su voz logró sacarme de mi trance-. Creo que puedo arreglarlo, iré por mis herramientas.

-¿De verdad?- la Sra. Packard se puso más tranquila.

-Sí, solo tomará unos minutos.

Dio un paso hacia delante, pero se detuvo para mirarme un minuto.

-Quédate con ella. - me pidió- Voy… voy a necesitar ayuda.

Por la forma en que me lo pide parece que estaba preocupada por la anciana. Eso quiere decir que le tiene algo de cariño. Tal vez hasta bastante, ya que estaba dejando su orgullo de lado para hablarme. No dije nada y solo asentí con la cabeza.

Elsa volvió con una caja de herramientas y una linterna. Me indicó con la cabeza que la siguiera hasta la cocina. A ambas en realidad. Primero vi a la señora entrar mientras yo me quedé con el corazón acelerado. Estaba en la duda de si esto era una maldita broma o un sueño.

-¿Vienes, tesoro?- preguntó la mujer mayor.

-Sí, lo siento- la seguí detrás ignorando lo que estaba sintiendo en ese momento.

Negarme, hacerme la difícil y regresar a casa, sería estúpido porque quería aprovechar cada momento que tuviera con ella. Además, sería injusto para la Sra. Packard. Ella no tenía la culpa de lo que pasaba entre nosotras.

Dentro era la típica casa humilde de una persona mayor. Las paredes estaban empapeladas con un papel amarillo con flores y tenía fotografías colgadas en blanco y negro, había a color también. A juzgar por las fotos que vi, su esposo era militar, y creo que ella había formado parte del ejército también porque había una foto suya de cuando era una mujer joven y con el uniforme, condecorada con una medalla. Por último, se escuchaba una música jazz que era muy apropiada para el ambiente.

En la cocina vimos que el fregadero salpicaba agua por debajo. Elsa dejó la caja de herramientas, me entregó la linterna, sin hacer contacto visual, y miró su mano. Entonces fue que lo vi, un anillo dorado brillando en su dedo. Se lo quitó para guardarlo en un bolsillo de su corto pantalón. Mis labios se abrieron ligeramente al ver eso. Es un anillo de compromiso.

Hice un esfuerzo tremendo para no soltar la linterna y huir de la cocina, llorando. Fue difícil controlar las lágrimas que querían salir de mis ojos ardientes. Elsa actuaba como si no hubiese hecho nada fuera de lo habitual, y como si le diera lo mismo que yo viera ese anillo.

-¿Estás bien, niña? Estás muy pálida- mi nueva vecina me habló sin dejar de mirarme.

Elsa, que estaba agachada para comenzar a trabajar, levantó la cabeza con expresión de preocupación, pero evadió mi mirada en cuanto mis ojos se posaron en ella.

"Típico".

-Estoy bien. Es que he tenido mucho trabajo.

De inmediato alumbré la zona donde Elsa estaba trabajando, fingiendo atención para que no pudiera ver mi mal estar. Esperé a que la señora hiciera lo mismo para no hacer esto más incómodo. Sin embargo, la respuesta que le había dado antes hizo que ella tuviera interés en mí.

-Ya veo ¿Y a que te dedicas?

No quería hablar de mí con Elsa presente, que en ese momento había sacado una llave inglesa para ajustar algo que se había aflojado. Estaba muy atenta trabajando, incluso con el agua empapándola. Podía fingir todo lo que quiera, pero estoy segura de que ponía mucha atención en la conversación. Tengo que aprovechar esta oportunidad, de esa manera puede que consiga algo de información.

-Trabajo en una agencia de diseño y publicidad.

Por el escaso segundo en que Elsa detuvo el movimiento de su herramienta supe que estaba escuchando.

-Eso suena interesante ¿Eres nueva aquí, cierto?

-Sí, me mudé hace poco. Justamente porque conseguí empleo aquí.

La llave inglesa que Elsa estaba usando se cayó, sobresaltándonos a las dos.

-¿Elsa estás bien?

-Sí, Sra. Packard, no se preocupe- sonrió para tranquilizarla.

La mujer a mi lado suspiró aliviada. Agradecí la interrupción porque así, la mujer mayor, puso interés en ella.

-Eres muy buena con las herramientas, en eso te pareces a mi nieta- comentó divertida.

-Bueno, cuando vives sola y tienes que ahorrar dinero, intentas aprender de estas cosas.

El comentario me dejó pensado y sentí algo de pena por ella. Sé que aún tenía familia, sus tíos y su primo, pero la mayor parte del tiempo tuvo que arreglárselas ella misma, lo que debió ser difícil. Incluso su voz transmitía tristeza. Yo la hubiese apoyado si ella no me hubiera abandonado aquella vez.

-Por cierto ¿Cómo está Gogo? Hace tiempo que no la veo por aquí.

Elsa se detuvo de golpe, sus mejillas se pusieron rojas violentamente. De inmediato relacioné a la mencionada con la chica que estuvo hablando por teléfono cuando le devolví la llave que le pertenecía y con la sortija que tenía. La tristeza fue reemplazada con ira. Los celos siempre me habían traído problemas. La última vez que me sentí de esa manera me había desquitado con Mérida cuando no tenía la culpa de nada.

-Está… bien- respondió-. Fuimos al cine el fin de semana- contestó nerviosa, confirmando mis sospechas.

-Ella es tan encantadora, deberías traerla más a menudo.

-Es que… he estado demasiado ocupada como para traerla aquí.

Si claro, no querría que su perfecta noviecita se encontrara con su ex. Nunca fuimos oficiales, pero sabe que entre las dos hubo algo más que una amistad.

El agua dejó de salir y Elsa se puso de pie. La Sra. Packard le entregó una toalla para que se secara. Al pasársela por su cabello, mis ojos se posaron nuevamente por la zona de sus abdominales bien marcados y empapadas por el agua. La hacían ver tan atractiva, tan deseosa, pensar que tuve la oportunidad de tocarlos una vez me provocó un temblor en mis dedos.

Demonios, cálmate. No es momento de hacer este tipo de escena.

-Creo que ya está- comentó Elsa-. Llame a alguien para que lo vea mañana. Mientras tanto, le recomiendo que no la use por hoy.

Acomodó la toalla en su brazo.

-¿Quiere que la ponga a secar?

-Oh, no- la mujer le quitó la toalla-. Deja que yo me encargue, ya has hecho suficiente.

-Está bien. Puede llamarme si necesita algo.

-De acuerdo, pero realmente no creo que sea necesario así que no te preocupes- a continuación, sus ojos se dirigieron a mí y sonrió muy amablemente-. También debo darte las gracias a ti.

-Por favor, no se moleste. No hice mucho- respondí algo tímida.

Después de despedirnos, salimos al pasillo, estando Elsa y yo solas. El aire se sentía más pesado y Elsa no hacía contacto visual conmigo. Yo solo quería ir a mi departamento, estaba cansada de discutir y su actual situación sentimental solo despertaba sentimientos negativos.

-Gracias por tu ayuda- dijo, sorprendiéndome.

Estábamos cara a cara, pero sus ojos seguían esquivándome. Noté como su mano se aferraba a la manija de la caja de herramientas.

-De nada- me crucé de brazos-. Parece que le tienes algo de aprecio.

-Es la única vecina de aquí que no me cree una Neandertal.

-Eso no es verdad- la contradije sin pensarlo muy bien.

Elsa me miró interrogante, seguro porque la sorprendí.

-Yo tampoco creo que seas una Neandertal

La tensión se apoderó de nosotras. Me sentí incómoda y ella también, su señal fue rascarse el cabello. Elsa evadió la mirada para no volver más tensa la conversación. Sus ojos fueron a la puerta de su departamento, seguro para escapar de mi rápido.

-Sí, bueno… Es solo que es la única a la que le puedo pedir una taza de azúcar para mi café por si no tengo.

También podría dársela yo, pero ya sabemos cómo es el juego aquí.

-Odias el café- cambié de tema, en un intento estúpido para detenerla.

-Ahora lo bebo- volvió a girarse hacia mí.

-Aah… entonces cambiaste.

-Sí, la gente lo hace- comentó elevando el tono de su voz.

-¿Y tú sentimientos por mí?- pregunté bruscamente antes de que se le ocurriera usar su fría personalidad- ¿Eso también ha cambiado?

Esta vez no iba a guardarme la pregunta. Probablemente no consiga lo que estoy buscando, pero si la presiono quizás logre derrumbar esa muralla que puso entre las dos.

Frunció el ceño en señal de enojo. Tomó una postura firme, pero yo no le permití intimidarme. De hecho, decidí ser persistente.

-Sé que me dejaste en mi departamento la otra noche- revelé, causando que se sorprendiera.

Su cuerpo se puso rígido. Mentalmente me esperé un bombardeo, incluso que tratara de correr. Suspiró en un intento de controlar su enojo.

-Número uno- comenzó-, muchas cosas han cambiado para mí y eso quiere decir que sí, soy diferente ahora. Número dos, solo te dejé en tu departamento, lo que hayas pensado luego no es asunto mío.

-Eso no responde a la pregunta que te hice- no iba a discutir de aquella noche, yo estaba borracha y ella jamás admitiría que me besó si es que en verdad lo hizo.

Volvió a poner cara de sorpresa. Cuando pensé que estuvo a punto de hablar se quedó callada. Bajó la guardia, tal vez esta era una buena oportunidad para cambiar un poco las reglas del juego. Yo también puedo tener cambios en mi personalidad y esta vez usaría una que la haría caer de rodillas.

-¿Y bien?- coloqué mis manos en mi cadera y me acerqué un paso hacia ella.

Automáticamente su cuerpo se tensó, y volví a dar otro paso. De esa manera acortaba la distancia entre las dos.

-No… hagas eso- respondió nerviosa, su respiración ya le fallaba.

-¿Qué?- usé un tono más sensual- Si en serio no sientes nada, no imagino porque esto debe ser incómodo.

-Tú… lo haces difícil -tragó en seco.

Al retroceder, su cuerpo chocó contra la pared, la tenía acorralada.

-Si eso es cierto ¿para qué me pediste ayuda? La Sra. Packard era perfectamente capaz de iluminar con la linterna, podrías haberme dicho que me apartara… Y, por cierto, la forma en que me salvaste hoy ¿Me vas a decir que no se sintió bien mi cuerpo contra el tuyo? A mí se me vinieron tantas imágenes a la cabeza- dos de mis dedos se deslizaron por su barbilla, causando que su respiración hiciera corto circuito-. Me veo a mí, sobre ti, haciendo… cosas… en un sillón.

Sus ojos bajaron a mis labios y yo suspiré contra los suyos. Solo necesitaba hacer un movimiento para acabar con aquella distancia. Perdí la cabeza en ese momento, olvidé la mujer seductora y me convertí en la chica indefensa que moría de amor por ella. Elsa también parecía diferente, como si tuviera una lucha interna con sus emociones. Sus manos se apoyaron sobre mis hombros y pegó su frente contra la mía, cerrando los ojos en el instante. Justo cuando estaba por besarla, Elsa me interrumpió.

-No quiero lastimar a nadie.

La miré sin entender y ella abrió los ojos.

-Mucho menos a ti- finalizó.

Ni siquiera intenté detenerla, me había dejado con una duda muy grande.

¿Qué diablos significaba aquello?

Oh no. No. No. No. De ninguna manera pienso pasar otra noche llorando por ella. Tengo trabajo que hacer y eso me mantendrá ocupada. Haré todo lo que pueda, incluso si tengo que quedarme toda la noche haciendo trabajo. Haré lo que sea menos pensar en ella.

Flashback

No estaba pasando por un buen día cuando llegué a la escuela esa mañana. Para empezar, el trabajo de seguridad vial me mantuvo despierta gran parte de la noche. Kristoff seguía usando la ley de hielo conmigo, eso significaba que tenía que buscar la manera de hacer las paces con él y en mi cabeza elaboraba discursos de disculpas que al final sabían que no iba a usar. Por último, me enojé con mi madre, lo que no es nuevos, es el pan de cada día, pero le suma peso a mí mal estado. Esta vez discutió conmigo porque no quiso darme dinero para el combustible de mi auto. Según ella, lo gasto demasiado rápido. Tenemos cinco autos diferentes y el mío es el que menos se usa. Nuestro chofer gasta más combustible cuando la lleva a ella de un lado a otro. Su verdadero problema es que nunca quiso que me dieran un auto. Me lo regaló mi padre para mi cumpleaños, sorprendiéndome por única vez en la vida, ya que siempre lo olvida. Desperté en la mañana de mi cumpleaños y cuando salí afuera de la casa mi mayordomo me esperaba con el auto y las llaves en la mano.

Volviendo al tema principal, siempre que se me suman un mar de problemas, el día tiende a ser interminable.

Entré al baño, repasando en mi cabeza el discurso de disculpa para mi novio. Cuando terminé de hacer mis necesidades fui a lavarme las manos y en el proceso me miré al espejo. Suspiré sintiéndome agobiada y cerré la canilla. Ni siquiera puedo reconocerme.

"Como si eso en realidad fuera un problema".

Escuché unas risas que interrumpieron mis pensamientos y por el espejo pude ver el reflejo de Helga y a dos de sus cómplices. Tenían cara de haber cometido una maldad y por la cantidad de billetes que Helga tenía en su mano comprendí que le habían robado el dinero del almuerzo a alguien.

"Demonios esto no puede empeorar aún más".

Aferré mi mochila a mi hombro y me giré con la intención de salir rápido, pero como lo supuse Helga y las demás bloquearon el camino.

-Tranquila, niña de mami- ella se burló, consiguiendo irritarme- ¿Por qué el apuro?

-Déjame en paz.

Me empujó hacia delante cuando intenté pasar.

-Debo insistir en que te quedes.

Me alejé en cuanto quiso poner su mano sobre mi hombro.

-Olvídalo, tengo que ir a clases.

-Oohh… Lo siento señorita importante.

Su tono irónico solo hizo que me hirviera la sangre más de lo que ya estaba.

-Deja de decir estupideces.

-¿Estúpido, dices?- sus amigas rieron con ella por el tono de inocencia que usó-. Todos aquí piensan lo mismo; la perfecta Anna Summers, con vida perfecta y novio perfecto.

-Te equivocas.

-Claro que no. Sin embargo, yo sé algo que todos ignoran…

-Detente.

-Eres igual de falsa…

-Te lo advierto.

-Igual de egoísta…

-¡Basta!

-Eres la viva imagen de tu madre.

-¡He dicho basta!- la empujé, sin que lo esperara.

Me puede decir lo que quiera; perra, zorra, abominación, pero menos que soy igual a mi madre. Es algo completamente inaceptable y que no puedo tolerar.

-¡Yo no tengo la culpa de que tu padre haya sido tan estúpido para no darse cuenta de que lo estaban engañando cuando firmaba!

No fue mi intención, lo juro. Quise disculparme, pero recibí un golpe en la cara, después otro y quedé aturdida. Helga me empujó de una patada contra la pared y caí sentada al suelo. Parpadeé lentamente e intenté respirar por más difícil que me resultara. Helga seguía en el baño, furiosa, pero no entendía que estaba sucediendo. Cerré los ojos, al abrirlos ya no había nadie. Volví a cerrarlos y, cuando los abrí, me encontré con un lindo color azul. Conocía muy bien ese azul, era especial, único, y lograban hacerme sentir segura. Eran los ojos de Elsa.

Tenía ganas de abrazarla, porque en sus brazos era el único lugar donde me sentía a salvo, pero se veía… tan lejos.

Estando inconsciente era difícil saber que sucedía. De repente sentí que todo me dolía más que antes y la razón fue porque mi cuerpo se estaba levantado del suelo. Estaba caminando, pero con ayuda. Entonces me di cuenta de que Mérida estaba con nosotras y gracias a ella podía moverme en lo que me pareció un interminable recorrido hacia la enfermería.

La enfermera me atendió enseguida. A pesar de no estar en mi mejor estado, busqué a Elsa y la tomé del brazo para que no se marchara. Al principio no quería quedarse, pero le rogué con la mirada que lo hiciera, convenciéndola. Un rato después me quedé dormida.

Mi cabeza había elaborado un extraño sueño de lo que había ocurrido esa mañana. Soñé que había entrado a clases y una chica desconocida me dijo que Kristoff me esperaba para escuchar mis disculpas. Salí a buscarlo sin hacerle la pregunta de cómo sabía que tenía que hablar con él. No sé por qué se me ocurrió buscarlo en el baño de mujeres y cuando llegué, mi madre estaba ahí, lista para discutirme. Comenzó a gritarme, y cada grito se sintió como un golpe en la cara. ¿Han sentido esa sensación de que están corriendo, pero no se mueven? Bueno, era lo que me estaba ocurriendo y no quería mirar atrás porque sabía que mi madre seguía ahí.

Abrí los ojos sobresaltada, como si me hubieran arrojado una cubeta con agua helada.

-¡¿Anna, estás bien?!

La voz de Kristoff me sorprendió. Miré a su dirección sin decir nada, al no ver a Elsa junto a él, quise levantarme. Mi novio rápidamente puso la mano sobre mi hombro para que no me moviera.

-Es preferible que esperes a la enfermera antes de que te levantes.

-Como digas.

Por más que lo intenté, no conseguí disimular mi decepción. Es cierto que quería encontrarme con Elsa, pero además era raro verlo después de lo que pasó.

-¿Estás bien?- parecía más inseguro que preocupado.

-Solo estoy adolorida. Se me pasará rápido- respondí, transmitiéndole confianza.

Algo estaba sucediendo, lo noté por su suspiro de alivio.

-¿Podrías explicarme que es lo que te sucedió?

Genial, esto era lo último que necesitaba, una lluvia de interrogaciones.

-No lo recuerdo- mentí y él no me creyó.

-Anna por favor, solo dime la verdad.

-Esa es la verdad- contesté un tanto encaprichada.

-¡Claro que no!- se enojó, provocándome un susto- Ya deja de hacerte la indiferente.

Lo observé temerosa un momento, nunca antes me había levantado la voz. Algo lo estaba molestando y se dio cuenta de que estuvo fuera de lugar porque lo escuché regañarse a sí mismo en voz baja. Se sentó en la cama donde estaba para después abrazarse. Sus brazos eran cálidos, de esos que necesitas cuando estás pasando por un mal momento. Apoyé la cabeza en su hombro como respuesta, no me sentía con la fuerza suficiente para corresponderle debidamente. Solo tenía ganas de llorar por tantos motivos.

-Lo siento- se disculpó con sinceridad-. Es solo que fue duro para mí, estar en clases y enterarme por un amigo que te golpearon.

"Perfecto, ahora todo el mundo lo sabe"

-Y te entiendo, pero no hagas un drama de esto, puedo resolverlo sola. Te explicaré todo cuando esto se haya calmado- prometí, aunque la verdad esperaba que cuando eso sucediera él ya no lo recordara.

Mi novio se separó, asintiendo con la cabeza en respuesta, y me sonrió.

-Si te sirve de consuelo, desde que llegué a la escuela lo único que quería hacer era verte para disculparme contigo- le comenté, ya que era el mejor momento para hacer las paces y cambiar el tema.

Él agachó la cabeza y suspiró.

-¿Si me crees cuando te digo que nada pasó con Elsa?

-Si te creo Kriss, solo llamó mi atención. Si tú quieres ser su amigo de ahora en más no me voy a oponer- aunque eso me resulte bastante incómodo y me moleste por la actitud que tiene ella conmigo.

-Hhmm…no…-pausó como si quisiera cambiar la repuesta que iba a darme- te preocupes por eso- sí, definitivamente algo le estaba incomodando-. Quería conocerla… nada más y… solo hablamos de nosotros.

-Está bien, te creo.

Me recosté de nuevo en la cama, tenía sueño y aún me dolía todo el cuerpo. Kristoff se quedó conmigo hasta que la enfermera regresó. Nos dijo que se había ido para informarle a la directora lo que sucedió y, en cuanto me sintiera mejor, me reportara con ella para decirle lo ocurrido. También se tardó porque fue difícil ubicar a mis padres (cosa que realmente no me sorprende). Luego de tanta insistencia, consiguieron que Kai viniera a recogerme. Para mí fue un alivio, hasta la alegría del día, porque por un lado llegaría enseguida y por otro no tendría que comerme un sermón de camino a casa. Eso me daría tiempo suficiente para pensar en una excusa.

Horas después estaba en casa, mi madre no había llegado, lo que significa más tiempo para preparar lo que iba a decir en cuanto nos viéramos. Hablé con Elsa para darle las gracias por ayudarme, igual que siempre no conseguí nada. Si noté algo sospechoso en su voz y la duda me persiguió todo el día.

Fin del Flashback

Llevaba casi tres horas trabajando. Iba por mi duodécimo vaso de agua, generalmente no bebo alcohole cuando hago mis deberes, y todavía no había pensado en lo que iba a cenar. La pantalla de mi computadora era la única luz del momento. Durante toda mi tranquilidad, Hiro se había conectado y no pasaron ni cinco minutos para que me hablara.

-Hola novata- saludó.

-Parece que ya has hablado con Emma- lo deduje por leer mi sobrenombre, yo no le había dicho que me decían así.

-Algo, me mandó al demonio. Así que tendrás que soportarme.

Hiro había conseguido el primer milagro de día y el logro que Emma no hizo, hacerme reír a carcajada. Daria lo que fuera por saber cómo fue esa conversación, aunque luego sentí pena porque estoy segura de que Emma reaccionó de mala manera por la ruptura con su novio.

-Seguro tuvo un buen motivo para hacerlo- respondí.

-Sí, pero no fue mi intención hacerla sentir mal.

-Me imagino- contesté irónica- ¿Qué deseas? ¿Quieres saber algo del trabajo?

-¿Trabajo?... Que aburrida. No, quería preguntarte si juegas a Clash Royale.

Minimicé la pantalla y puse el nombre en el buscador. Era un extraño juego donde tenía que coleccionar cartas y derribar torres de otro jugador.

-No.

-¿Quieres que te enseñe?- el mensaje fue enviado con el Emoji del diablo violeta que sonríe.

-¿No habíamos dicho que termináramos esto para mañana?

-Descansa un poco, te hará bien. Porfaaa…- esta vez puso Emoji con carita suplicante.

Bueno, necesito un cambio de aire, olvidar a mi vecina comprometida, y tal vez jugar al famoso Clash Royale me ayudaría.

-Está bien- respondí después de meditarlo.

Sin darme cuenta, ese sería el inicio de una hermosa amistad y Clash Royale sería mi juego favorito.


Como lo prometí, estoy de regreso y espero ver sus comentarios.

Sepan entender que, si me voy, no es porque quiero, solo es que tengo que priorizar otras cosas. Si todo sale bien, nos veremos pronto. Saludos y feliz año nuevo. :)

Gorgino: Habrá más Elsanna que otra cosa, pero mis parejas alternas aparecerán en el momento que sea necesario.

JudeValmont: Intento hacerlo mejor realmente, gracias por el apoyo que tengas un buen comienza de año ;)

PenguinVuelve: No, no lo saben. Anna nunca les dijo el nombre, solo que era su vecina.

Chat'de'Lune: Gracias, ten por seguro que estaré aquí otra vez y hasta que esta historia concluya.

Liz-nymeria: Hola, y bueno, como siempre digo gracias por darle la oportunidad y así como te gustó la primera parte espero que esta te guste también. Saludos.

Shtorm Volkov: ¿Y?... ¿Este que tan simbólico fue? Jeje. Nos vemos en otro cap.

dokan616: Emma será celosa, pero es de buen corazón. Suerte para ti también.

yara sosa: Heii hola :D. Que gusto saber de ti, espero que estés bien y gracias por tomarte el tiempo de leer y comentar. Mucha suerte.

Takanu: Agradezco mucho el aprecio que le das y bueno, estaré en cuanto puedo con el resto de los capítulos. Me gusta saber de gente nueva.

EnchantedGirl26: Esta en mis planes terminarla. Saludos.

Pintex: Si te ocasioné eso quiere decir que hice buen trabajo :P… te doy la bienvenida a ti también.