Los personajes no me pertenecen
En este capitulo 15 voy a dejar un dato que seguro a todo el mundo le va importar una mierda: ¿Sabias que dejando en cuarentena a su autora, sin Internet por cinco días, y con mucha azúcar, obtienen capítulos como este?...¿No?... Ahora lo sabes... No se atrevan dejarme sin Internet.
El ambiente se puso un poco tenso y era absurdo preguntarme a que venía eso. Sé perfectamente que Regina tiene una personalidad misteriosa, también que se comporta de manera extrañamente agradable cuando me habla, pero me sorprende que Emma se haya dado cuenta. Tiana se quedó en silencio, mirándola con curiosidad.
Continuamos el viaje hablando de cosas un poco más agradables hasta que llegamos al salón de fiesta. Quedé impresionada con la arquitectura europea que tenía el edificio, el cual ocupaba una cuadra entera. Incluso tenía un reloj con números romanos en la parte superior, justo en el centro.
Bajamos del auto de una manera ridícula. Emma salió, se apresuró para abrirle la puerta a Tiana, tomó su mano y la ayudó a bajarse, haciendo una inclinación con la cabeza. Consiguió una risa de su parte. A continuación, hizo lo mismo conmigo, pero yo le saqué la lengua en respuesta.
-Aun no me rindo novata…-dijo con el semblante serio y con la risa de Tiana de fondo- aun no me rindo.
Esto de no reír por sus estupideces, me pone de excelente humor.
El salón por dentro era bellísimo y seguía la lógica de la fachada exterior. Era como ver una sala de tronos. La iluminación era dorada, por las ventanas se podía ver el cielo nocturno, había un enorme candelabro de cristal en el centro del techo, y un par de esferas de espejo. En un costado de la puerta de entrada había cuatro personas, vestidos de traje blanco y pantalón negro, recibiendo los abrigos y bolsos para guardarlos en un cuarto que tenían detrás. Del otro costado, había otra puerta de madera con ventanas, que dejaban ver la cocina. Constantemente entraban y salían gente con el mismo uniforme de antes, llevando bandejas de comida y copas de champán y de vino. Más adelante de donde nos encontrábamos, llegando a la otra punta, subiendo unos tres escalones, estaba el DJ poniendo música. En el lado derecho estaban los baños y del lado izquierdo había una barra de tragos, donde servían bebidas que los hombres de saco blanco no llevaban, con unas sillas por si alguien quería sentarse. En ambos lados había una larga mesa con bocadillos que los camareros tampoco llevaban en sus bandejas. Otros de ellos se encargaban de llenarla por si se acababa la comida que había.
Dejamos nuestros abrigos y nuestros bolsos, yo mientras tanto no dejaba de mirar a todos. Había muchas personas, no solo gente de la agencia, reconocí a gente que había dado conferencia en mi universidad y noté a algunos de mis profesores que me saludaron con cordialidad. Incluso había algunos hombres y mujeres tomando fotografías.
-Parece todo un baile de cuento de hadas ¿No crees novata?
Le respondí a Emma asintiendo con la cabeza.
-¡Hola chicas!- Ariel, tomada de la mano de un apuesto muchacho, nos saludó a la distancia.
Rápidamente nos reunimos todos. Aunque mi cuerpo estaba con ellas, mi cabeza seguía inspeccionando el salón.
-Creo que antes de hacer algo, deberíamos dejar a que Anna se acostumbre al ambiente- bromeó Tiana, sacándome de mis pensamientos.
-Eeh… Lo siento.
Los cuatro rieron y yo rasqué un costado de mi mejilla.
-Me llamo Erik- dijo el hombre que acompañaba a Ariel y estrechó mi mano-, un placer conocerte.
-Soy Anna, un placer para mí también.
De pronto todo el mundo empezó a hablar en voz demasiado alta y la música había cambiado drásticamente. Miramos hacia la entrada del salón y vimos a Regina entrar tomada del brazo de un hombre, y un muchacho de aspecto simpático, alto y con el pelo erizado los acompañaba. Las cámaras pronto estaban puestas sobre ellos.
Mi jefa estaba bellísima, usaba un vestido negro, largo, con flores blancas bordadas, desde su cintura y seguían hasta el borde de sus pies, en el lado izquierdo. El hombre que lo acompañaba tenía un smoking de color vino y negro y moño de ese último color. El smoking del más joven era gris, con corbata negra.
Supe entonces que esa era la familia de Regina, la que me había mencionado. Emma se encargó de confirmármelo con tono divertido.
-La familia Real ha entrado.
Regina saludó a un par de personas y pronto se encontró específicamente conmigo. Mi reacción fue realmente autentica, por más extraño que parezca, levanté la mano para saludarla, sonriéndole. Caminé hacia ella hasta encontrarnos a poca distancia.
-Me alegra que hayas podido venir- dijo Regina, con una sonrisa adornando su rostro.
-Y a mí me alegra haber venido- respondí apretando su mano-. Gracias por invitarme, por cierto- dije honestamente.
-Ni me lo agradezcas- hizo un ademan con la mano y luego señaló a su esposo con ella-. Él es mi esposo, Robin.
Él extendió su mano hacia mí, la cual correspondí. Tuve que verlo detenidamente, ya que recordé que fue profesor de Elsa. Parecía amable, difundía un aire de severidad y respeto. Hasta parecía tener cualidades de alguien exigente, que le decía al payaso de la clase que lo pensara dos veces antes de hacer una estupidez. Entiendo porque Elsa lo valora.
-He escuchado de ti, un placer conocerte.
-Igualmente.
Pasé a saludar a Roland. Pero el chico en ese momento había tomado un par de bocadillos de una bandeja y comía apresuradamente y detuvo el movimiento de su mandíbula al notar que su madre lo estaba mirando.
-Lo siento- dijo con la boca llena.
Regina lo desaprobó con la mirada.
-No tienes remedio- dijo suspirando, con una pizca de diversión en la voz.
Roland terminó de comer y se limpió las manos con una servilleta.
-Tengo hambre, y tengo derecho a comer después de que me obligaron a venir.
-No uses ese tono con tu madre- lo regañó su padre.
-Bromeo, bromeo- sonrió, levantando las manos en señal de paz-. Un gusto Anna- estrechó mi mano y pronto me acercó a él para darme un inesperado abrazo, el cual me dejó rígida.
-También es un gusto- correspondí nerviosa.
Se separó con una sonrisa de oreja a oreja.
-Espero te guste la agencia y tengas una linda noche.
Lo miré seriamente, sin decir nada. No tomó muy en cuenta mi reacción y se fue a buscar más bocadillos. Regina se volvió a mí.
-Lamento si fue muy extraño.
-Descuide -comenté-, es agradable.
Unas personas de aspecto importante se acercaron a Regina, acaparando su atención, y fue señal para volver con mis compañeras. Al llegar, las tres me veían con los ojos abierto y Emma prácticamente tenía la mandíbula en el piso. El esposo de Ariel solo observaba ya que no tenía idea de que estaba sucediendo. Antes de preguntar "¿que?", la más animada del grupo ya me estaba hablando.
-¿Y eso que fue?
-Solo saludé a la jefa.
-Eso no fue saludar a la jefa. La gente de la entrada saludó a la jefa, tu interactuaste con ella y su familia.
-¿Qué tiene de malo?
-No usaría la palabra malo, es extraño. Todos en la empresa han hablado con la jefa, después de todo es la que está al mando, pero no como para saludarla en una fiesta y conocer a su familia para que al minuto se lleven bien. Tienes que volverte bastante íntima con ella, y solo muy pocos los son, ni siquiera sus raras secretarias lo han conseguido… aunque pienso que alguna de ellas conversó con su esposo o su hijo en algún momento, después de todo a veces van a su oficina.
-Lo que Emma está tratando de decir, es que su relación no parece de jefa y empleado- concluyó Ariel porque Emma iba divagar la noche entera sin terminar la idea.
Jamás creí que este día llegaría.
-No es para tanto.
-¿Bromeas cierto?- Emma cuestionó como si no la estuviera tomando enserio.
-Para nada…-sacudí al cabeza- Oigan, solo nos llevamos bien. No es que tenga alguna clase de beneficio- aunque bueno, me salvó de ser despedida.
Estoy de acuerdo con que Regina se comporta de manera extraña, pero necesito pruebas para saber si realmente se trae algo "malo". No me ha dado razones para no agradarme, así que tampoco creo necesario sospechar.
-Vamos, chicas- sonó la voz salvadora de Tiana-. Parecemos arpías de secundaria- unas cuantas personas vinieron a mi cabeza en ese momento y por poco suelto una risa.
-Escuchen, si les molesta puedo simplemente hacerme a un lado.
-¿Qué?... Nada de eso- los brazos de Emma rodearon mi espalda-, todavía me caes bien. Si te llevas bien con la jefa bien por ti- se encogió de hombros.
-Ni creas que voy a dejar que saques provecho de esto- aclaré, haciendo que chasqueara la lengua.
-Tienes una imagen errónea de mi novata.
Nadie quiso créele, todas estábamos seguras de que si supiera algo íntimo de la jefa lo usaría para fastidiarla. No sé demasiadas cosas de Regina como para andar divulgándolas, y tampoco lo haría si lo supiera, pero Emma no lo sabe y voy a disfrutarlo mientras agoniza por saber qué es lo que sé.
La hora siguiente había desvanecido el denso momento mientras nos divertíamos. La comida estaba apetitosa. En una noche comí más que en el tiempo que vivo sola, y era porque soy incapaz de rechazar una buena comida cuando se me presenta. Por suerte Emma comía igual o más que yo, así que estaba bien acompañada. Conversamos, bailamos, y Erik no tuvo ningún problema para congeniar con nosotras, se debía también a que ya conocía a las otras chicas.
La música que bailábamos se detuvo repentinamente, para ser reemplazada por la voz de Regina que tenía un micrófono en la mano. Sostenía una copa de champagne con su mano y muchos que no la tenían en ese momento, aprovecharon a conseguir una, yo incluida entre ellos.
-No voy a hacer esto muy extenso- comenzó la anfitriona de la fiesta-. Como todos los años, es un honor para mí verlos a familiares, amigos, colegas, seres queridos y empleados que ayudan a mantener la agencia a flote. Muchos ya sabrán que este es un día importante para mí- desde donde estaba pude ver que le dirigió una mirada a su esposo, que le sonrió levantado su copa hacia ella y su hijo actuó de la misma manera-. Comencé como una principiante, igual que muchos. Me cerraron las puertas, y también recibí duras críticas de mis profesores que, a apresar de haber sido feos en su momento, me sirvieron para formarme como profesional.
-Reina malvada…-susurró Emma para que no la escuchara, obteniendo una risa de varias personas, no solo mis amigas.
-Así que propongo un brindis, por la agencia, por ustedes, y por aquellos que ya no están, pero me acompañan desde el cielo.
Todos, absolutamente todos, levantaron las copas y, a continuación, bebimos de ella.
La gente comenzó a dispersarse cuando Regina dio por finalizado el discurso. Tiana propuso ir por bocadillos dulces, yo dije que sí y esperé que Emma nos acompañara con la idea, pero para todos fue una sorpresa que permaneciera inmóvil. Puse mi mano en su brazo, y vi sus ojos abiertos como platos. Preocupada, vi hacia donde su mirada apuntaba y entonces noté al que hace unos días atrás había sido su novio, hablando con una mujer.
Yo sabía muy bien quien era esa chica que estaba delante del muchacho que Emma miraba tanto. Esta vez no estaba confundida, incluso con su cabello suelto y un vestido violeta que le llegaba poco antes de llegar a las rodillas, sabía que era Elsa. Lo que la delató, fue ver justamente un tatuaje hecho con líneas gruesas y finas de una luciérnaga, y los tirantes de su vestido no eran lo suficientemente anchos para ocultarlo. No muchos usan un tatuaje así y yo sé que por mucho tiempo a Elsa le decían Luciérnaga. Las probabilidades eran pocas para que sea otra persona. Terminé de confirmarlo cuando ella se puso de perfil, haciendo que olvide como se respiraba.
Emma y yo los miramos comer y beber como si algo nos estuviera anclando al suelo. La interacción que tenía Elsa con Killian se parecía mucho a la que tenía con Merida. En ese momento confirmé que mi amiga estaba celosa de Elsa. Sinceramente, no puedo culparla por sentirse insegura cuando los ve juntos.
-¿Vas a hablar con él?- Ariel le preguntó a Emma.
Emma bebió de su copa, no porque tuviera sed, sino para sacarse el mal gusto que seguro tenía en la garganta.
-Si supiera de que hablarle lo haría- respondió, y se fue dando a entender que no podía con la escena.
Debería haber hecho como los demás y seguirla y además admitirle que nada de lo que estaba viendo era real porque a Elsa no le gustaban los hombres. Fui egoísta, y no lo hice. La mujer que aceleraba mi corazón terminó por darse cuenta de que estaba mirándola cuando su amigo se apartó creo que para irse a otro lado. Quedé fascinada con el escoté en V que tenía. Pude sentir como sus ojos recorrieron cada detalle de mi cuerpo hasta el más mínimo. Parecía descarado y no me molestó, porque yo estaba haciendo exactamente lo mismo.
La conexión entre nuestros ojos fue tan intensa que terminamos frente a frente y no sé si yo fui a ella, o ella vino a mí, o las dos desfilamos hacia la otra sin darnos cuenta. Estoy perdida, completamente perdida. Ver su maldita sortija de compromiso rompió el encantamiento que nos tenía atrapada.
Suspiré y bajé la cabeza.
-¿Hasta cuándo seguiremos de esta manera?
Elsa jugó con la sortija en su dedo lo cual me ponía de mal humor. Aunque realmente no sé qué me exasperaba más, eso, o su cara de gatito asustado que evitaba a mirarme a los ojos.
-Deja de hacerte la desentendida- continué, haciendo que bufara por lo bajo
-Sé a qué va la pregunta, pero no sé qué decirte. Ni siquiera debería hablar contigo ahora.
-¿Y entonces?... Hablamos, discutimos, luego fingimos que no nos conocemos para que nuevamente volvamos a estar cara a cara como ahora y repetir ese círculo ¿Crees que eso es sano?
-Ya te lo dije, no tengo nada para decirte.
-¿Nada?... ¿el haberme dejado no es un motivo? - quise reprocharle sobre su desconocida novia, pero decidí mejor no hacerlo.
-¿Qué es lo que querías?...¿Qué te llevara conmigo después de tener solo sexo?... Usa el sentido común, Anna, eso era una… ¡Locura!... y lo sigue siendo- suspiró un momento y vi que se estaba estresando-. Yo tampoco quiero seguir con esto, así que solo olvídalo.
Lo raro de todo es que la veía vulnerable. Casi como si quisiera ponerse a llorar.
-¿Eso fui para ti?... ¿Solo querías echar un polvo conmigo? - me había puesto muy furiosa, por no decir que estaba dolida- ¡Respóndeme eso mirándome a los ojos!
Silencio de su parte fue lo que hubo. Tenía que saberlo, si era verdad lo que me decía entonces quería que me lo dijera mirándome a los ojos.
Su salvación llegó a continuación y tuve que maldecir en mi cabeza. Su amigo Killian había regresado y sus ojos en mi demostraba que tenía preguntas en la cabeza. Ya se parece a mi hermana cuando cae en situaciones inapropiadas.
-¿Todo en orden aquí?- preguntó.
Elsa giró su cabeza hacia él con el semblante serio.
-Sí, no hay nada que discutir- se dispuso a marcharse.
-¿De verdad que no lo hay?- su compañero no iba a funcionarle de escudo para que yo evitara hacerle la pregunta.
Volvió hacia a mí simulando su mejor cara de enfado, teniendo poco éxito.
-Solo déjame en paz… ¡Y haz tu vida!
No respondía a mi pregunta. No me miró a los ojos al decir eso. No usaba su tono y apariencia fría como lo hacía normalmente. Sin embargo, la respuesta definitivamente fue sincera, y eso hizo que el cuchillo de mi corazón se moviera de nuevo.
Mi reacción: Continué la fiesta sin buscar a mis amigas. Charlando, hablado y divirtiéndome con personas extremadamente sociables que me importaban un carajo, pareciendo a la Anna que iba a la Universidad que aprovechaba a beberse cada trago que tenía a la mano.
Paso el tiempo, y el salón perdió ese brillo dorado que tenía a comienzos de la fiesta para ser reemplazado por un tono oscuro con luces de colores. Los invitados bailaban sin parar, haciendo que cualquiera se perdiera en la emoción. De repente me sentí agotada y me dirigí a la barra de tragos, para sentarme en una de las sillas.
Suspiré, coloqué mis manos sobre mi sien y cerré los ojos. Sabía lo que estaba por venir, iba a estallar en público y en ese momento estaba usando una gran cantidad de fuerza para no hacerlo, lo cual solo empeoraría todo.
El ruido del cristal sobre la mesa hizo que volviera a la realidad. Me sonreía un barman que había dejado un shot entre mis codos.
-El muchacho en la punta, a su derecha, se lo envía- me guiñó el ojo y siguió con su trabajo.
Conozco el juego, me invitan un trago, hablamos, bailamos y… ¡Pim, pam, pum!
Recargando el peso de mi cabeza sobre mi mano, me giré hacia la dirección que me indicó el barman y vi un apuesto muchacho con una sonrisa seductora mezclada con simpatía. Oculté mi sonrisa detrás de mi mano y luego, sacudiendo mi cabeza para mover mi cabello, giré mi vaso, haciendo como que lo rechazaba. Fue en ese momento que sentí la respiración del desconocido junto a mí.
-Es de cortesía agradecer a la persona que te invita un trago.
Negué y no pude evitar reír.
-Ni siquiera lo pagaste- dije-. La invitación de la fiesta decía específicamente que incluía comidas y tragos.
-Si… pero te facilité el pedido- me guiñó el ojo de manera chistosa.
Saben qué, al diablo.
-Que elegante- bebí mi trago y pedí otro, este era un tequila, tenía un limón y en una servilleta un poco de sal.
Coloqué la sal entre mi dedo índice y el pulgar. Acerqué mi mano hasta el rostro de mi acompañante y el shot de tequila.
-¿Te atreves?- lo desafié.
-Si insistes.
Se acercó para, lentamente, pasar su lengua sobre mi mano y chupar toda la sal. De inmediato tomó el tequila y después el limón. Nos reímos y pedimos otro par de tragos. Cuando estaba lo suficientemente perdida, me arrastró hacia la pista de baile y los dos ya estábamos prácticamente pasados de copas.
Bailamos con nuestros cuerpos pegados, sintiendo la euforia del momento. Su mano pasó por mi espalda hacia abajo y lo detuve cuando sentí que quería bajarlo hacia mi trasero.
-Quieto ahí galán.
-¿Oohh… de verdad?- se quejó claramente decepcionado.
-Sin tocar- le advertí.
Suspiró resignado y siguió con su juego de seducción, haciendo caso a mi pedido. Enterró su cara en mi cuello, oliendo mi perfume, haciéndome suspirar. Sus labios besaron la zona, luego su lengua se deslizó lentamente para tomarse el tiempo de saborear mi piel.
Se apartó, y ya no era al chico desconocido a quien tenía frente a mí. En su lugar estaba la imagen de Elsa mirándome de forma triunfante porque nuevamente había perdido la batalla. La triste verdad, es que no iba a acostarme con él sin imaginarme que era ella. Ya estaba transformada en la Anna que iba a la Universidad y nada podía detenerme.
-Jaque mate, preciosa- no sé si lo dijo o lo imaginé, estoy borracha.
La beso con fuerza, empujando su cabeza hacia delante. Siento como se aferra a mis caderas posesivamente mientras sigue el beso añadiéndole un poco más de energía. La sonrisa maquiavélica en sus labios acabó con lo último que me quedaba de uso de razón. Jugué con su pelo, sabiendo que lo estaba despeinando. Una vez que se unieron nuestras lenguas, de una manera brutalmente sexual, sentí como la respiración comenzaba a faltarme, mientras me arrinconaba contra una pared, pero tampoco me preocupé en buscar aire porque no me importaba morir asfixiada ya en una situación así.
Cuando la música era solo ruido, las personas un fastidio y los besos no eran suficientes para saciar nuestra sed de deseo, nos largamos de la fiesta sin despedirnos de nadie, buscando nuestros abrigos antes de salir del salón. Nos tomamos un taxi, donde compartimos otra sesión de besos que avivaban más las llamas del fuego. El taxi llegó al edificio y, después de pagarle, subimos a su departamento. Lo siguiente que recuerdo es que entré a su habitación a terminar lo que habíamos comenzados.
Flashback
Mientras iba a la escuela jamás había bebido lo suficiente como para perder la cabeza. Principalmente porque me interesa saber lo que sucede a mi alrededor. Pero esta vez era diferente, no me podía sacar de la cabeza que me habían rechazado en la universidad. Eso me llevaba a pensar en más cosas ¿Qué iba a hacer? ¿Cómo iba a decírselo a mis padres? ¿Cómo iba a enfrentar a mi madre? Solo pensar las infinidades de cosas que iba a decirme me hacía querer llorar.
Asistir a una estúpida fiesta era la única manera de no pensar en todo aquello. Estaba dispuesta a acceder a lo que sea para olvidarme de todo, incluso si era beber sin moderación. Llegué a la casa donde mis compañeros bailaban, haciendo su vida de adolescente fiestero, y me quedé con Kristoff y otros chicos. Estábamos sentados en unas sillas que había en el jardín de la casa.
Me ofrecieron uno de los vasos rojos de plástico y lo digerí sin consultar que era. Terminé ese, tomé otro, luego otro y otro, así continuamente hasta que me di cuenta de que todo giraba a mi alrededor.
-Anna- escuché a Kristoff después de un tiempo que llevaba sin hacerlo-. No quiero sonar como un entrometido ¿Pero no crees que estás tomando demasiado?- estaba preocupado.
-Yo creo que no- me costó decir la frase coherentemente.
-A mí me parece que sí.
Se notaba que quería arrebatarme los vasos que me llevaba a la boca, pero quería hacerlo de una manera civilizada. Colocó suavemente su mano en mi espalda, antes de que volviera a beber de una botella de cerveza que habían dejado peligrosamente sobre la mesa.
-Por si no lo notaste estás llorando y me gustaría saber si puedo ayudar.
No, no sabía que estaba llorando. Su forma gentil de hablarme hacia que me sintiera muy mal.
-Me rechazaron- sonó mi voz rasposa.
-¿Cómo que te rechazaron?
-En la Universidad Kriss… no entré… no voy a estudiar leyes- me ahogué con el llanto, ignorando el hecho de que varios me miraban-. Sabes cómo se pondrán en casa cuando lo sepan.
Él suspiró, atrayéndome lentamente a su cuerpo.
-¿Recuerdas lo que me dijiste antes de enviarla?
Lo que pasó fue que, antes del inicio de clases, mi hermana me sugirió que hiciera una solicitud para ir a la Universidad que yo quería y estudiar diseño gráfico, independientemente de lo que mi madre pensara con respecto a eso. Insistió mucho tiempo y como sabía que no iba a ceder por la preocupación, me convenció para que hiciera dos, una para la que yo deseaba y la otra para estudiar leyes. Así sabría que cuando llegara el momento tendría más claro que decisión tomar. Es lo que hice y, sin aceptar la verdad, me centré en la carta para la universidad de diseño y olvidé completamente la otra porque odiaba la idea de estudiar algo que no deseaba. Sin embargo, envié la carta a la Universidad donde no quería asistir.
-Sí - me limpié las lágrimas-, pero me acobardé. Envié solo una…
-Escucha…- mi novio interrumpió antes de que lograra quebrarme- tal vez sea lo mejor.
-¿De qué estás hablando?- dije indignada, ya que no esperaba eso- ¿Cómo te sentirías si tu…?
-No me estás entendiendo- evitó que formulara la pregunta-. Cuando enviamos nuestras cartas vi que dejaste la otra en tu escritorio. Te conozco, sabía que tenías miedo de enviarla porque me lo repetiste durante días así que la envié por ti.
Soltó las palabras muy de golpe, mis ojos por poco casi salen de mi cabeza. Sinceramente no podía creerlo. No sabía si estar enojada o feliz, pero definitivamente el miedo aumentaba.
-¿Tu hiciste qué?- grité, aunque solo él me escuchó porque la música estaba demasiado alta.
-Escucha, sé que tienes miedo, pero tienes que verle el lado positivo.
¿Qué lado positivo? Todavía no sé si voy a poder hacer lo que deseo y voy a tener que enfrentarme a mi madre igual. Estoy siendo desconsiderada, soy incapaz hasta de decirle gracias por preocuparse por mí. Me encontraba en una encrucijada sin fin que estaba terminando conmigo.
-Kriss… yo… tengo que irme.
Pasé por delante de él, pero me detuvo sosteniéndome del brazo.
-Por favor, no te enojes. Solo lo hice porque estaba preocupado.
-Lo sé, lo sé… solo… necesito un momento a solas.
Entré a la casa sin querer seguir escuchando. Seguía mareada, y no soy tan estúpida para subir a una mesa y bailar desenfrenadamente para llamar la atención de todos. Eso es lo último que deseo. Caminé sin dirección alguna, tropezándome con alguien tan borracho como yo que seguía su propio rumbo. De toda la gente que bailaba, una sola robó el interés de mis ojos. Mi corazón se contrajo al ver a Elsa bailar con John Smith y sentí como si me hubieran arrojado un balde de agua fría cuando vi que intercambiaron un beso.
Me retiré porque la gente a mi alrededor estaba fastidiándome, además de que no podía seguir viendo aquello. Conseguí otra botella de cerveza, ya que no había podido beber antes, y busqué una salida de la casa. Afuera no había nadie y, mientras me acercaba a la calle, la música se escuchaba más bajo.
Bebí cerveza. Imaginé a Elsa sentándose con nuestro grupo de compañeros, en la cafetería de la escuela, mientras se besaba con el fortachón de John. Di un trago más largo. Tuve que sentarme en el suelo, porque las imágenes se hicieron más perturbadoras. Imaginé y bebí. Imaginé y bebí. Imaginé y bebí. Estaba pasando un pésimo momento.
-¡Anna!- sentí que me llamaban.
Confusa, miré hacia todas partes sin importancia, esperando que solo lo haya imaginado.
-Oye- demonios, no lo había imaginado.
Elsa se sentó a mi lado y quise decirle que se largara con su chico.
-¿Anna que estás haciendo aquí sola?
"¿Qué te importa?" en un principio traté de contestar eso, pero un hipo se atravesó en medio del camino.
-Estoy bebiendo- dije en su lugar con dificultad, por otro hipo- ¿no te das cuenta?
Se sentó a mi lado. De ser otra la circunstancia, habría saltado de alegría por verla a mi lado. ¿Por qué? ¿Por qué tiene que hacer esto justo en un momento de vulnerabilidad?
-Anna tú no eres así ¿qué te sucede?
-Mi vida, eso es lo que sucede.
Todo lo que ocurrió luego fue una eterna pesadilla. Volvimos a discutir porque no me dejó terminar de beber tranquila. Le dije lo que ocurrió con la universidad, y mis miedos, haciendo que llore. Hubo una discusión sin sentido, lo que hizo que ya no quisiera escuchar lo que tenía que decirme.
A causa de mi estupidez por no querer sentir las insistencias de Elsa, terminé en el suelo y un auto fue hacia ella. A pesar de estar nublada de sentidos, vi como el auto la tumbó hacia delante. Golpeó fuertemente su pierna contra el suelo, lo que le sirvió para disminuir el impacto del vehículo contra ella, haciéndola girar, dándose luego un golpe en la espalda y en la cabeza.
Fui torpemente hacia ella, queriendo ayudarla. Solo me agaché y la miré, sin atreverme a tocarla. El conductor salió de su auto asustado, dispuesto cooperar, confundido por no entender como ocurrió esto. La gente empezó a salir de la fiesta y nos rodearon mientras el hombre llamaba a una ambulancia. En algún momento, llegaron Merida, Mulan y Kida completamente preocupadas por su amiga. Vi sus bocas moverse, pero no entendía nada. Estaba temblando, sentí escalofríos y la respiración lenta y superficial.
La ambulancia nos llevó a ambas. Elsa estaba inconsciente y yo en estado de shock, los paramédicos también detectaron que mi presión arterial era baja. Vomité en la ambulancia todo lo que había consumido, lo que los mantuvo más atentos. Pasamos prácticamente toda la noche en el hospital, los padres de Elsa llegaron de inmediato. Los míos nunca lo hicieron, mi padre tenía un viaje de negocios y mi madre dormía, seguro. No llegaría hasta estar completamente despabilada y hacer su rutina del día.
Estaba mucho mejor después de un lapso de tiempo. Preguntaba por Elsa continuamente, sin tener en cuenta lo que me había sucedido, al doctor Fa Zhou, a sus padres, a las enfermeras que se acercaban a preguntarme si no había otra persona con quien me pudiera comunicar para que viniera a buscarme. Sabía que Kai vendría más rápido de lo que cantaba un gallo, pero no les dije nada. No hasta saber que Elsa se encontraba bien.
De repente sentí un abrigo sobre mis hombros y miré por encima de ellos. El Sr. Cold me sonreía de una manera paternal y tenía vaso de chocolate en su mano.
-¿Quieres?
Acepté asintiendo con la cabeza, a su vez, él se sentó a mi lado. Hice un chasquido con la lengua al no prevenir que estaba ultra caliente.
-El doctor de Elsa me dijo que está bien- suspiró-. Solo sé lastimó la pierna, hay que esperar a que despierte.
Eso no me ayudó en absoluto.
Su pierna, la herramienta que usaba para jugar en la cancha, estaba dañada.
-Si tus padres están ocupados puedo llevarte a casa.
-Prefiero estar aquí cuando despierte- susurré con la garganta hecha una miseria.
Estar ahí y afrontar las consecuencias de lo que ocasioné. Al hacerlo, sufrí una dura golpiza emocional, más dolorosa que la que me dio Helga. Llamé a Kai y él vino pronto como lo imaginé. Y al enterarse de lo que ocurrió, no quiso preguntar porque lloraba, en el fondo se lo imaginaba.
Fin del FB
Estaba sentada en la cama, con las sabanas cubriendo mis piernas cruzadas, arrepintiéndome por lo que acababa de hacer. Era muy tarde, debería regresar a casa ¿Realmente quiero hacerlo?
-¿Pasa algo malo?- me habló el desconocido, que durante todo este tiempo había imaginado que era Elsa, recostado en la cama, con los brazos detrás de su cabeza y apoyados en la almohada.
Giré mi cabeza para verlo.
-Pensé que dormías- respondí.
-Me agostaste, pero no puedo dejar de pensar- se encogió de hombros mirando hacia el techo.
-Yo tampoco- confesé-. Pensar… Por no querer pensar crucé la línea contigo cuando dije que no volvería hacerlo.
-Igual que yo- sonrió divertido-. ¿Quieres irte a pensar? ¿O prefieres otra ronda conmigo?
"Haz tu vida" la frase me la dijo mi cabeza, pero sonó con la voz de Elsa.
-Otra ronda no estará mal.
Me arrojé hacia él… Todo porque no quería pensar.
…..
Desperté con un dolor de cabeza mortal, incomoda por la luz del día que molestaban mis ojos. Enterré mi cara en la almohada sin ganas de levantarme, pero sabía que no estaba en mi casa y tampoco en mi cuarto. Normalmente suelo irme antes de que amanezca, pero no fue el caso. Me senté en la cama, estirando los brazos hacia arriba y bostezando.
Estaba sola en la habitación, mi acompañante de anoche se habrá ido a hacer su vida. Nunca dejé que alguien siguiera durmiendo en mi cama, cuando continuaba con mi día, si todavía no se habían ido, los echaba por la buenas o por las malas.
Busqué mi ropa esparcida por la habitación y caminé hacia la salida del departamento lo más tranquila. Al llegar a la sala por poco me da un infarto, el muchacho de anoche estaba cocinando en calzoncillos. Él se rio por mi grito y hábilmente dio vuelta un Hot cake moviendo la sartén. Me giré completamente sonrojada, llevándome las manos a la cara.
-No sientas vergüenza, me has visto más desnudo y ya sé cómo luces sin ese vestido- comentó descaradamente.
Me volví hacia él, cruzándome de brazos.
-¿Qué estás haciendo?
-Vivo aquí y preparo el desayuno ¿No es obvio?
-Pero eres raro, creí que te habías ido.
-¿Crees que voy a dejar a una extraña sola en mi casa?
-¿Y porque no me dijiste que me fuera al levantarte?
-Porque soy un caballero de noble corazón. Generalmente dejo que las chicas se vayan cuando quieran, antes o luego de levantarme, y si lo desean las invito a desayunar.
-Eso no es muy común que digamos.
Se encogió de hombros.
-Me afecta poco, siéndote sincero. No suelo acostarme de nuevo con ellas después del desayuno.
He conocido gente extraña en mis aventuras de una noche, pero definitivamente este se lleva el premio.
-Mejor me voy- murmuré demostrando que estaba incomoda.
Puso el Hot cake en un plato y apagó la hornalla.
-Genial, más para mí- festejó, haciendo que lo viera más extrañada- ¿Quieres que te lleve? Tengo motocicleta.
Okey, es más de lo que puedo soportar.
-Yo creo que no.
-Pues entonces, ten buen día preciosa- sonrió.
Saludé con la mano vagamente y salí para regresar a mi casa. Voy a necesitar una aspirina cuando llegue, si es que la jaqueca no me mataba antes.
IMPORTANTE: A mi no me gusta hacer esta clase de comunicados pero con lo que está pasando en el mundo y con los médicos y enfermeros es necesario darle un espacio al asunto. Si en su país se les está pidiendo que cumplan con una cuarentena en casa para evitar el contagio del coronavirus, entonces por favor cumplanla. Si se está tomando una serie de medidas para que puedan cuidarse, entonces respétenla. Sigan las normas como se les indican. La enfermedad es seria, los hospitales están saturados y hay médicos y enfermeros que ya casi no pueden con las horas de trabajo y están sin dormir, y eso es horrible (la gente que haya pasado por eso lo sabe). Por lo que sea háganlo. ¡SOLO HÁGANLO!
Bueno chicos aquí estamos en una semana de doble actualización porque... estoy en cuarentena... y no tenia Internet. Adivinen, como estaba muy aburrida me puse a revisar mi compu y encontré mi primer fanfiction, el cual escribí hace como 10 años y era un Femslash de disney y... puff... necesita una gran gran gran pulida. Fue como tragarse una cerveza caliente en el desierto. Creo que por eso nunca lo publiqué. La cosa es que tal vez la vuelva Elsanna y tal vez algún día lo suba, no ahora. No, en verdad no. Quiero cumplir con las historias que me interesan. Como sea, se lo decía porque se me dio la gana :P
ANONIMUS07: Oooh si no tienes idea la secuela que dejó este cap. buajaja.
Lira12: Nunca pensé que leyeras la historia, muchas gracias por la oportunidad. Tu historia me gusta mucho (y si no la leyeron vayan a hacerlo), sobre todo porque después de frozen 2 despertó mi interés por aquellos fics que siguen ese Universo. Personalmente tu forma de escribir me encanta y me vas a tener como fiel lectora y tengo que retomar la lectura ahora que recuperé internet :). Te deseo mucha suerte.
LauraRockElsanna02: Gracias, espero que hayas disfrutado este.
Chat'de'Lune: Pues ya lo hizo y ahora Anna no se imagina la que le espera. Gracias por comentar, mucha suerte :)
