Los personajes no me pertenecen

No estoy aquí para estafarlo sino para complacerlos... y por eso les dejo el capitulo 16


El lunes por la mañana regresé al trabajo. En la oficina, las chicas ya estaban trabando en la mesa, repartiéndose unas carpetas que supuse tenían algo diferente para hacer. Aparentemente las carpetas eran del mismo cliente y cada tarea estaba dividida en esas carpetas.

-Propongo que de esto se encargue la que mejor sabe dibujar- Emma puso la carpeta de color amarillo delante de mis ojos.

Leí lo que había dentro y todo lo que había que hacer. No conseguiría terminarlo en el periodo de tiempo que tenemos para entregarlo.

-Esto son varios días sin dormir ¿Crees que voy a hacerlo sola? - me quejé, pero pronto me sorprendí, ya que vi una expresión de cansancio en los ojos de Emma.

Ella era de transmitir un aura de cierta energía positiva, y hoy no lo hacía.

-Tranquila novata, Hiro va a ayudarte- levantó una mano en señal de paz-. Dibuja igual de bien que tú.

-Preferiría a alguien con el que pudiera trabajar al lado y no a través de una pantalla –moderé mi tono de voz porque no quería ser mala con ella en ese estado.

-¿Qué no lo sabes?... El pervertido se reincorporó hoy.

-¿A sí?- dije tal vez, y solo tal vez, un poco emocionada porque al fin iba a terminar con tanto misterio.

-Sí, está hablando con la jefa para aclarar y justificar su ausencia.

-Y lo peor es que el infeliz fue a la fiesta y no nos saludó- dijo Ariel desde su silla, llevándose su taza de café a los labios.

-Puedes creerlo, se fue a ligar vaya a saber con quién.

Por un instante me puse incomoda, yo las había abandonado por el mismo motivo. Pensé que me llovería un interrogatorio de porqué desaparecí, pero creo que por hoy me salvo.

-Yyy…. Hablando de del Rey de Roma- Tiana murmuró.

Miré hacia la puerta que se abría y mis dudas sobre quien era ese chico fueron contestadas.

¡Santa madre!

Hiro se sobresaltó, por encontrarse conmigo, y porque además se me había caído la carpeta al suelo, provocando un gran ruido. Maldición, es el muchacho de la fiesta… ¡es con quien me acosté!...

Tragué con dificultad, viendo como él se aferraba fuertemente a la perilla de la puerta sin atreverse a pasar.

-¿Estás bien?- Tiana, preocupada, levantó lo que se me había caído y me lo devolvió.

Tenía la respuesta atorada en mi garganta.

-¿Por qué pones esa cara? Parece que hubieras visto al diablo- le preguntó Emma, sorprendida, a Hiro.

De estar preocupado, pasó a reírse como un demente. Me puse más roja, pensando maneras de asesinarlo. Se reía porque acababa de recordar una de las tantas cosas que dije mientras me enredaba con él, e incluía la palabra "diablo". De todas las personas que estaban en esa bendita fiesta, tenía ser justo mi compañero de oficina.

-Ya enserio ¿Qué ocurre? – logró fastidiar a mi rubia amiga.

-Es solo que volver a la oficina fue más divertido de lo que creí- se dignó a contestar.

"Imbécil"

-¿Divertido?... comenzaste el día teniendo que ir a la oficina de la jefaza, eso no es divertido.

-No fue tan malo, Regina sabe desde el primer día porqué falto.

-¿Y qué tan importante fueron esos asuntos familiares?

Recordé que cuando llegué a la oficina me comentaron que la ausencia de Hiro se debía a asuntos familiares. El tono que usaba me daba a entender que mucho no le creía, sin embargo, la expresión del muchacho me daba otra sensación.

-Corazón, eso no te incumbe- le guiñó el ojo.

Retiro lo dicho… "¡Es un ultra Imbécil!"

-Bueno, entonces acércate y conoce a nuestra nueva adquisición- Tiana, que todo el tiempo estuvo a mi lado, me tomó de los hombros-. Aunque creo que ya están familiarizados el uno con el otro.

-Digamos que sí- él comentó con un doble sentido.

Giré los ojos, un poco molesta.

-Sí, que bien ¿Por qué mejor no me ayudas con esto? Entre más pronto empecemos, más rápido lo terminaremos- fue mi "carta de presentación".

Me senté en mi escritorio, con unas cuantas miradas de asombro sobre mí.

-Advertencia, es una caja de sorpresas- le murmuró Emma.

Ignoré su actitud infantil y saqué unas hojas para ponerme a dibujar. Cada una fue al lugar que le correspondía para hacer su tarea. Hiro fue por su silla y la arrastró hacia mi lado, sabiendo que no podía rechazarlo dado a que necesitaba su ayuda.

-Vamos preciosa, no es tan malo- habló para que solo yo pudiera entenderlo.

-Esto ocurrió por culpa de tu estupidez, no quiero escucharte. Debiste decirme quien eras cuando te lo pregunté.

Mi cara de pocos amigos tuvo que decirle que no jugaba.

-¿Por qué no empezamos de nuevo? – sugirió.

Lo miré con desconfianza.

-La regla dice que es una noche y nada más.

Él levantó una ceja, comprendiendo a que venía mi reacción.

-Pues lamento decirte que somos compañeros de trabajo y no me gustaría estar en un ambiente laboral tenso. Necesitamos llevarnos bien porque estamos en la misma oficina y porque vamos a trabajar el uno al otro, incluyendo a las demás. Actuemos cómo dos personas normales.

-¿Y fingir que no sucedió nada?

-Con actuar normal no me refiero a eso- tomó la carpeta que me habían dado para leerla-. Por otro lado, comprenderé si quieres que actué como si no nos hubiéramos hecho amigos en estos días y deseas que tome distancia.

Volvió a su escritorio, dejándome pensativa. Aunque no quiera demostrarlo, también lo incomoda la situación. Debo admitir que fue él quien estuvo en los momentos que necesité a alguien, llegando incluso a parecerse a mi hermana. Era mi amigo, y sin conocerlo personalmente congenié más rápido con él que con el resto de las chicas.

Yo quise ser amiga de Kristoff cuando rompimos, y lo arruiné. Peor, herí sus sentimientos. Hiro es otra clase de persona, obviamente. También son dos situaciones diferentes. No era mi novio, la noche que estuvimos juntos queríamos algo del otro y lo conseguimos.

Lo miré de reojo, estaba demasiado atento dibujando. Es verdad que, si actúo o me comporto fría con él, venir a la oficina será difícil para los dos.

Flashback

Si me daban a elegir entre la escuela y mi casa, sin lugar a duda elijo la escuela. Pero ahora, no estaba a salvo en ningún sitio. La escuela y mi casa eran el mismo infierno. Solo mi pequeño lugar secreto, donde solo podía estar unas horas y nada más, era mi único refugió.

En mi casa mi madre me regañó por haber bebido sin moderación, y había puesto controles en mis salidas nocturnas. Cada vez que salía tenía que decir a done iba y tenía que regresar en los horarios que me decían. De ser por ella, me dejaría encerrada en mi cuarto y solo saldría para ir a la escuela, pero mi padre la suavizó.

Ir a la casa de Kristoff tampoco era buena idea, él quería saber exactamente cómo fue que Elsa y yo terminamos en el hospital y yo no quería hablarlo, solo necesitaba algo de paz. Suficiente mal me sentí cuando salí de ahí.

Se corrió el rumor de que había empujado a Elsa a la calle y muchos me miraban con mala cara. Algunos que eran mis supuestos "amigos" decían no lo había hecho cuando estaban adelante mí, pero por lo bajo pensaban otra cosa. Otros actuaban de una manera más madura, y no se metían en mis asuntos. Marian fue una de esas personas, cosa que me sorprendió realmente pero no quise prestarle mucha atención, ya que no confiaba en nadie. John tampoco creía que yo la haya empujado, pero tampoco me sentía cómoda con él cerca.

Fue el equipo de fútbol quienes se encargaron de que todos los días de mi vida pasara por una pesadilla. Ellas creían que había empujado a su capitana, su mejor jugadora, y había complicado las cosas para el equipo. Me reprochaban lo que había hecho una y otra vez, llegaron a empujarme, hacerme tropezar un par de veces y arrojar mis útiles por los aires. Aguanté las cosas como un hombre común aguantaba la paliza de un boxeador, en el fondo sentía que si había arrojado a Elsa hacia el auto. Si la hubiera escuchado, si no hubiera bebido tanto, ella ahora estaría bien.

Eso sí, no quise llevar el auto en esos días. Tenía miedo de salir de la escuela y encontrarme con las cuatro ruedas pinchadas o algo peor. No. No. No. Definitivamente no respondería de buena manera si algo le llegaba a pasar a mi auto. Es el regalo del único cumpleaños que mi padre logró recordar en tiempo y forma.

Comenzó como un día completamente normal, pensaba en las probabilidades de que fuera más terrible que el anterior. Mi pregunta fue contestada cuando, por accidente, tropecé con Elsa y ambas caímos al suelo. Poniéndome de pie, recibí una mirada asesina por parte de Mulan y Kida. Pero lo que más rompió mi corazón fue ver a Elsa en muletas.

-¿Por qué no te fijas por dónde vas?- gritó la de rasgos asiáticos, intimidándome.

-¿Siempre estás causando problemas, verdad?- repuso la otra chica.

Yo solo quería decir lo siento, pero las palabras se quedaron atascadas en mi boca al recordar lo que Elsa me dijo en el hospital.

-Chicas…- mi corazón casi se desploma al escuchar su voz suave.

-¿Otra vez causando problemas, niña?

Megara, otra chica de mal temperamento que pertenecía al equipo de fútbol, y de las que más me intimidaba en los pasillos, interrumpió a Elsa. Me acorraló contra el casillero, y sentí unas infernales ganas de escapar.

-¿Que has hecho ahora?... ¿Que no te quedo claro lo que te dijimos la última vez?

Básicamente me dijeron que, si me veían a un metro de Elsa, no les temblaría la mano para meter mi cara en el excusado.

-¡Ya basta!- Elsa se interpuso entre nosotras.

La miré con sorpresa al notar el tono protector.

-Ya es suficiente, el auto iba hacia ella pero la empujé antes de que lo hiciera y terminé lastimada. Ella no hizo nada malo.

Me protegía, como siempre lo hacía en cada circunstancia donde necesitaba ayuda. No estaba diciéndole toda la verdad y Meg estaba segura de eso.

-¿Estaba ebria?- preguntó.

-No- mintió Elsa.

-Si- aclaré, no merecía su protección. Dije que afrontaría todas las consecuencias de esa noche, así que me quedé quieta y en silencio.

-Ya deja de defenderla, aunque no haya sido como dicen que pasó sigue siendo responsable del accidente y todo por lo que hemos trabajado los últimos días en el entrenamiento se fue por la basura.

-Meg, entiendo tus razones para estar enojada pero las cosas se dieron así. Escucha, ella ya sufrió mucho los últimos días y sobre todo cuando intentó disculparse conmigo por lo que hizo. Terminen con esto, no vale la pena.

No podía creerlo, indirectamente se estaba disculpando por lo que ocurrió en el hospital. Dejé de escucharlas por unos segundos para procesar que de nuevo Elsa estaba actuando de manera extraña. Me daba esa esperanza de que es la persona que yo conocía y que nunca se había ido. Parece un ciclo que se repite ¿Por qué?

-¿Si, pero quienes ocupan nuestros lugares? Ninguna sabe seguir nuestro ritmo de juego- Oigo que Megara le discute a Elsa y por un rato no le contesta.

-Anna puede hacerlo.

Espera… ¡¿Qué?!

Levanté la cabeza hacia ella, completamente desesperada.

-¡¿Acaso también perdiste la cordura en el accidente?!...

Eso mismo me pregunté yo.

Elsa discutía con los miembros de su equipo de fútbol, tratando de hacerles entender que de pequeña ella y yo jugábamos seguido, por lo que había adquirido unas cuantas habilidades que servirían para el partido. Personalmente me sentí invisible en la conversación.

-Quiero verla en el campo esta tarde, si logra pasar sobre todas y meterme un gol la aceptaré en el equipo y entrenará el doble toda la semana. ¿Están de acuerdo?- propuso Mulan, con la mirada siempre fija en Elsa.

-Si- respondieron.

Inmediatamente, visualicé en forma de ilusión a la mujer de mis pesadillas, que era mi madre, mirándome con desaprobación.

-Pero yo no- casi grité desesperada, sacudiendo la cabeza- ¿Que les hace pensar que voy a hacer esto?

Meg me enfrentó, tomándome de la remera.

-Escucha, niña, es por tu culpa que nuestra mejor jugadora se rompiera la pierna. No estás en posición de elegir lo que quieres e iras a la cancha esta tarde así tenga que llevarte de una patada ¿Has entendido bien?

-Ss-si- moví la cabeza afirmativamente.

Me soltó de un empujón. Luego cada una del equipo desfiló delante de mí, aclarándome que debía estar en la cancha, no de la mejor manera.

-Considero que he sido una persona demasiado tolerante contigo el último tiempo y te aseguro que no te la haré nada fácil.

El comentario de Merdia fue el que consiguió que se me hirviera la sangre. No iba a dejar que me pisoteara frente a todos. Admito que fue la única del equipo que no me culpó del accidente, incluso me defendió cuando algunas se me acercaban. Y de alguna manera, esta muchacha, de aspecto pacífico y buen comportamiento, era con la que más estaba furiosa.

-Espero que sepas el lio en el que me metiste- le dije cuando me di cuenta de que estábamos solas.

-Bueno, eres responsable de esto en parte- dijo en su defensa.

Suspiré, bajando la cabeza. Estoy cansada de esto.

-No quiero pelear ahora.

-Yo tampoco, - confesó, moviéndose incomoda- lo siento.

-Tienes que parar esto- le dije de repente-. No puedo contra todo tu equipo, van a matarme.

-En realidad solo te enfrentaras a ellas.

-Igual van a matarme.

-Anna, no te digo que sea fácil, pero sé que lo conseguirás. Recuerda cuando me encontraste practicando sola en la cancha y me quitaste el balón.

-Estabas distraída.

-Pero generalmente me veo venir esas cosas, reconozco cuando alguien tiene habilidad y sé que tú la tienes.

Tengo que admitir que estaba sorprendida por el gran estima que me tenía. Hasta me sentía algo alagada.

-Aun así, no puedo jugar. Si mi madre se entera va a matarme.

Me miró con cierto temor, comprendiendo qué era lo que me molestaba.

-Encontraremos la forma para que no se dé cuenta.

-Por más que pase la prueba de tus amigas, que vaya a las prácticas y que juegue sin que ella se dé cuenta, si alguien me ve y sabe quién soy me meteré en problemas. Créeme, nada pasa desapercibido para ella.

Aunque la probabilidad era pequeña, no podía arriesgarme. Mi madre dejó de interesarse en la escuela desde que Rapunzel se fue, pero si tengo compañeros con padres que se comunican de algún modo con ella, aunque no es precisamente para hablar sobre mí. Tengo miedo de tomar algún riesgo después de la golpiza que me dieron y de lo que pasó en la fiesta.

-Oye, nadie va a vernos en las prácticas y no hay muchas personas en los partidos- Elsa trató de relajarme-. Mulan viene de una familia igual que la tuya y lleva haciendo esto a escondidas demasiado tiempo. Si ella puede hacerlo sé que tú también lo harás.

Sonó como si me lo estuviera rogando. En verdad necesitaba mi ayuda.

-Lo haré solo con una condición- automáticamente se puso nerviosa, quería decir que tenía que aprovechar ahora que tenía la oportunidad- ¿Volverás a ser la Elsa que conozco?

Su expresión me dijo que no tenía idea de lo que hablaba.

-No te entiendo, sabes. Ya no sé quién eres, te veo a los ojos y siento que estás en otro mundo. Me tratas mal y te preocupas por mí... Simplemente no logro comprenderte. Solías tener un brillo en los ojos y ahora nada. Ni siquiera te he visto feliz. La Elsa que conozco, mi amiga de casi toda la vida, siempre se mostraba alegre y segura...-"tenía una luz que desaparecía cualquier sombra a mi alrededor" traté de decirle pero no me atreví a confesárselo-. Quiero volver a ver a esa Elsa. Quiero que me expliques porque eres así todo el tiempo.

-El problema es que... no es tan simple.

Ignoré su estúpida excusa, porque solo haría que me arrepintiera, así que hice como que no escuché eso.

-Tienes una semana para pensar las cosas, hasta entonces espero una explicación.

Dicho eso ultimo me fui a clases. Tenía pánico de la prueba, pero al menos el equipo ya no me molestaría y poco a poco la escuela ya no sería tan difícil.

Fin del Flashback

Hiro era un experto con esto de "fingir". Actuaba como si no nos conociéramos o como si viniese de otra oficina para pasarme un mensaje. Y para colmo, sus dibujos me dejan saltando de la impresión, era bueno y tenía distintas técnicas para pintarlos. Me era difícil tomar la misma postura que tenía él.

Cuando salí del trabajo, fui hasta la cafetería que estaba en la otra cuadra. Ir ahí ya era una costumbre, además preparaban cosas deliciosas.

Me coloqué en la fila, que la formaban solo unas tres personas, y sentí a alguien detrás de mí. Casi grito al ver a Hiro sonreírme amablemente.

-¿Qué haces?... ¿Me estás siguiendo?

-Me ofendes, preciosa.

-Anna- le corregí, ya que me negaba a que siguiera diciéndome así.

-Novata.

Bueno, ese apodo es aceptable.

-Y no te tengas alto autoestima, no fuiste tan buena- comentó, alzando la mirada hacia otra parte, cruzándose de brazos.

-Tu tampoco lo fuiste- por la forma de sus ojos supe que lo ofendí ¡Bingo!

-Mientras lo hacíamos pensaba en la chica del clima del canal 7.

-Y yo en mi vecina- contesté, sin estar dispuesta a que me llevara por delante-. Sí, es mujer- agregué.

No supo que contestar a continuación y sacudió la cabeza. Sentí un poco de incomodidad, esperaba que no hiciera un comentario de mal gusto o empezara a decir que hizo cambiar de opinión a alguien que le atraían las mujeres.

-Como sea- comentó encogiéndose de hombros-. Vengo aquí cuando salgo de trabajar. No voy a irme, o a dejar de venir, solo porque a ti te moleste mi presencia.

-Sí, claro- no le creí.

-Si te demuestro que me conocen vas a tener que pagarme mi café.

Sin decir nada, avancé en la fila cuando llegó mi turno. Una mujer mayor que tomaba los pedidos, me atendió amablemente.

-Un café Latte, por favor.

-Seguro…-pero antes de poner un dedo en la caja registradora, abrió los ojos y supe que era por la persona que estaba detrás mío- ¡Hiro, que gusto verte de nuevo! ... ¡¿Un cappuccino como siempre?!

-Tu si sabes, Olivia- le guiñó el ojo.

Tuve que aceptar la derrota riéndome.

-Su café lo pago yo- le dije a la mujer, quien me sonrió y cobró ambos pedidos.

Cuando salí, escuché sus pasos siguiéndome.

-Ves que tengo razón- me detuvo en la entrada y ambos nos dimos el lujo de saborear nuestro café.

-Un simple gracias estará bien- respondí.

-Siempre y cuando tú te disculpes.

-Bien, lo siento.

-Disculpa aceptada- alzó el brazo que sostenía su cappuccino-. Gracias por el café.

"¿Dónde estuvo este chico toda mi vida?"

Recibió una llamada en ese momento, mientras desbloqueaba la pantalla vi la foto de la misma mujer que antes había visto cuando conversábamos por mensaje. Sea quien sea, debe ser importante para él.

-¿Puedo saber a qué se debe tu llamado, Ariel? Acabamos de salir del trabajo.

Vi como pacientemente escuchaba lo que ella tenía para decirle.

-¿Bombón, acabo de llegar y ya quieres que haga de psicólogo?

Dato importante, mientras estábamos en la oficina me di cuenta de que usaba un apodo romántico con cada una. A Emma le dice corazón. Tiana era princesa. Y Ariel era bombón. Ahora entiendo un poco porque le dicen pervertido, se comporta como uno. La única diferencia es que yo cometí el error de acostarme con él.

-Muy bien, no te preocupes- comentó un poco fastidiado-. Yo me haré cargo.

Colgó después de despedirse.

-Lo siento, novata, pero tengo que abandonarte.

-Necesito preguntar… ¿Te gusta ser el centro de atención en una oficina con muchas mujeres, verdad?- levanté una ceja, formando una sonrisa divertida con mis labios.

-Que chistosa- usó un tono irónico-. Aunque no lo creas, trato a nuestras compañeras como si fueran mis hermanas. En estos momentos, voy a ayudar a Emma.

-¿Emma?- la imagen de sus ojos apagados que tenían esta mañana llegó a mi cabeza- ¿Ella está bien?- me preocupé.

-Está mal por su novio. Se ve que hicieron lo posible para animarla pero volvió a decaer cuando lo vio de nuevo en la fiesta.

"¿Cómo es posible que no sepa todavía las preferencias de Elsa?" ... Se acabó, voy a decírselo. Otra de las razones por la que no quise contárselo es porque no quería andar divulgando cosas de Elsa. Ya no más. Si realmente fui una aventura de una noche para ella, entonces no me importa, no le debo nada. Por primera vez voy a poner a alguien que es mi amiga en la lista de mis prioridades.

-Voy contigo- le dije a Hiro

El me miró con sorpresa.

-¿Qué?- sonrió de la misma manera en que lo hizo cuando nos vimos en la fiesta.

-No te ilusiones, galán.

-Hiro- me corrigió, ya que yo había hecho lo mismo.

-Friki- decidí nombrarlo, por la vez que me habló de su lista de juegos y entre ellos estaba, no solo Digimon y Pokemon, sino también uno llamado Medabots, que toda persona de mi generación debió conocer por su dibujo animado.

Su silencio fue señal de aceptación.

-Tengo que decirle algo importante a Emma- hablé muy seriamente y él comprendió que no estaba jugando.

-Bien, entonces.

Terminamos nuestro café y arrojamos los vasos a un cesto de basura. Después lo acompañé hasta donde había estacionado su moto de marca Yamaha.

-¿No te dan miedo verdad?

-Al contrario, me encantan.

Mi fascinación por las motos surge en el momento en que Ceny me llevó a pasear en su cuatriciclo, en las vacaciones de verano, cuando tuvimos una "relación". Lo sé, no es lo mismo, pero algunas pasiones surgen por algo. Y después de una experiencia como esa, sin duda alguna que moría por andar en la motocicleta de Elsa y luego a otras que eran de algunos chicos con los que había salido en la Universidad.

Hiro se quedó mucho más asombrado que esta mañana.

-Que bien, significa que no vas a chillar asustada.

"Patán."

Creo que puedo darle una oportunidad a nuestra amistad.

El viaje fue rápido, y divertido. La sensación de adrenalina que te deja es adictiva. Creo que, si nunca hubiera tenido mi auto, habría aprendido a manejar una. Llegamos a la casa de Emma, casi volando.

-¿Te gustó el paseo?

-Sí, pero andar en mi auto es mejor- sip, podrán gustarme y todo, pero mi auto es mi auto.

Rodó los ojos, ignorándome.

Casi corrí hacia la casa de Emma mientras Hiro caminaba detrás mío. Me prendí un buen rato de timbre hasta que Emma decidió abrir la puerta. Se había puesto un piyama, estaba envuelta en una manta y se notaba que había estado llorando.

-¿Y ustedes que hacen aquí?...¿Olvidé algo en la oficina?

-Recibimos un llamado de emergencia- contestó Hiro con soberbia-. Y adivina, tu salvación ha llegado.

-A ti no te confiaría ni un gato atrapado arriba de un árbol- abrió más la puerta para que pudiéramos pasar.

A diferencia de la última vez, la casa estaba hecha un desastre. Había papeles, envolturas de alimentos, botellas, potes de helado y ropa por todas partes, incluso la que había usado para el trabajo esa mañana.

Emma se sentó en el sillón, envolviéndose más con la manta.

-¿Novata, que haces con este pervertido?... ¿Ya caíste en sus redes?

No puede controlar la temperatura de mi rostro y aunque abrí la boca para hacer un comentario nada salió de ahí. Vi a Hiro aclararse la garganta, nervioso, pero tampoco supo que decir.

-¡Oh por…! ¡Caíste en sus redes! - Emma se puso de pie, anonadada, dejando caer la manta que traía- ¿Por eso actuaban de manera extraña en la oficina?

No supe que hacer mientras la mujer se acercaba a mi compañero, que se ponía más nervios y levantaba las manos a la altura de su cara para apaciguar la situación.

-¡¿En serio infeliz?!... ¡¿Con la novata?!

-Corazón, no te pongas celosa.

-¿Celosa, yo de ti?... ¡JA!... ¡Mi vecino de 58 años tiene más oportunidad que tú, pervertido!

-¡Basta! - los interrumpí poniéndome entre ellos dos.

Emma me tomó de los hombros y me sentó en el sillón.

-¡¿Cómo te atreves?!... Pensé que tenías una regla de no acostarte con las chicas del trabajo desde lo que pasó con la anterior secretaria de Regina.

-¿Te acostaste con una de las secretarias?- cuestioné incrédula.

-En mi defensa, fue hace mucho tiempo y recién comenzaba a trabajar en la agencia.

Inmediatamente la tomé del brazo para sentarla a mi lado en el sofá. Ella seguía cuestionando a Hiro con la mirada.

-Para empezar, nos hablamos desde que Regina nos pidió hacer un trabajo juntos- le expliqué.

-Y nos conocimos personalmente en la fiesta la otra noche, solo que no sabíamos que uno era el otro.

Emma sacudió la cabeza, llevándose las manos a su frente. Era mucha información que procesar y apenas entendía la locura de la situación.

-A ver si entiendo ¿Ustedes se hablaban sin conocer sus caras?... ¿Tienen idea de lo retorcido que es el asunto?

-Okey, yo fui el de la idea- admitió Hiro.

-Duuh… solo tú haces semejante estupidez.

-Lo que sea, no le des tanta relevancia. Solo vinimos aquí para ayudarte.

Las cejas de Emma fueron hacia abajo. Volvió a tomar su manta y se recostó en el sillón, sin tocar el espacio donde yo estaba sentada. Hiro tuvo que conformarse con el suelo como asiento.

-Cuando quiero hablar con ustedes me ignoran y ahora desean ayudarme… No me jodan.

-Es que generalmente antes te comportabas como una loca por cursilerías de novia celosa, esta vez tu novio rompió contigo, lo que si amerita apoyo de tus amigos- Hiro le contestó.

-No hay nada de qué hablar, se terminó. No debí presionarlo, ni ser tan celosa. Que sea feliz con su rubia.

Si lo que estaba buscando era una señal para decirle la verdad, entonces era esta.

-Emma, Elsa no está interesada en tu novio o lo que sea- revelé, sacándole su manta.

-¿Y tú como lo sabes?...- levantó la cabeza sorprendida- ¿Y cómo sabes que se llama Elsa?

-Elsa es mi vecina, es la chica de la que estoy enamorada.

Sus ojos verdes se abrieron, disparando un rayo de aturdimiento.

-¿Tu… vecina… que?... ¿de la que nos hablaste?

-¿La chica que imaginaste mientras estabas conmigo?

Golpeé a Hiro con uno de los almohadones. Lo hice una y otra vez hasta que vi que aprendió la lección.

-Ya ya ya… me callaré.

Volví hacia Emma cuando escuché eso. Saqué mi teléfono y le mostré la foto de Elsa que había tomado en el partido de fútbol.

-¿Es ella, verdad?...-mi compañera asintió- En la fiesta, mientras tu mirabas a ese muchacho, yo la miraba a ella. A Elsa no le interesan los hombres, créeme. Tuvo al chico más sexy de mi escuela babeando por ella y nunca le prestó atención.

Su mandíbula prácticamente estaba tocando el piso y la piel de su cara se puso roja.

-Por un demonio, Killian nunca me lo dijo.

Se puso de pie para dar unas cuantas vueltas en la sala. Se veía que estaba recordando alguna situación con ellos dos y todo cobraba sentido en su cabeza. Aproveché a guardar mi teléfono mientras tanto.

-Conociendo como es Elsa, seguro ella le pidió que no le dijera nada.

-Novata- Emma me vio de manera muy seria-, tu chica es demasiado extraña.

-Mira, no quiero estar en tu contra, tampoco quiero defender a Elsa, pero siempre fue una chica reservada y no le gusta hablar de sus cosas.

-No es que quiera echarle sal a la herida- mencionó Hiro que había estado al pendiente del hilo de la conversación-. Pero tú tampoco le has dado muchas razones para confiar en ti.

-Aahh por favor…

-Admítelo, nunca te esforzaste en llevarte bien con ella y, cada vez que la mencionas, la llamas arpía y no por su nombre- nuestro compañero estaba molesto.

Bueno, Elsa siempre detestó a la gente que habla mal a sus espaldas. Nunca le abriría su confianza a alguien así.

Me levanté del sillón y fui hacia ella para colocar mis manos entre sus brazos.

-No puedo juzgarte. Yo me he comportado igual que tu cuando me ponía celosa- recordé todo lo sucedido con Merida-. Estaba celosa de su mejor amiga…- bajé la cabeza- aún lo estoy. Probablemente reviente de celos si las vuelvo a ver juntas. Pero haría lo que la persona que más quiero esperara que hiciera.

Emma vaciló un momento.

-Se honesta conmigo, si esa persona de la que estás celosa llegara a presentarse frente a ti ¿Tratarías de llevarte bien con ella?

Con Merida si, se lo debo realmente. Pero con su prometida… moriría con solo verlas felices. Y ahí está el asunto, si Elsa era feliz, yo nunca me opondría a eso.

Mi mascara acababa de romperse frente a dos personas que apenas conocía. En cuanto a mi cuerpo comenzó a temblar, mis lágrimas cayeron ferozmente de mis ojos. Por primera vez alguien que no era mi hermana me abrazaba y traba de consolarme, y yo me aferré a ella porque lo necesitaba. Rápidamente sentí otros brazos a mi alrededor y no pude evitar gritar.


[4 Capítulos...]

Bueno chicos, hasta aquí. Y quisiera decir algo que no debería, pero es que ya los veo venir, Anna y Hiro van a ser... ¡AMIGOS!... Y solo diré eso.

Quería dejarles este capitulo rápido porque ya en cuarentena y todo empecé las clases, y bueno necesito dedicarle mi atención y tiempo a eso. Pero no se preocupen, voy a seguir trabajando en los capítulos. Así que hasta la próxima actualización. Y no solo un capitulo de está historia sino...otra historia Elsanna en la que he estado trabajando un tiempo pero nunca publiqué porque nunca me sentí lista para hacerlo :x

ANONIMUS07: Jeje gracias por seguir siempre ahí... y bueno, no soy de revelar cosas hasta los próximos caps. Saludos.

Namiii: Mi ingles es realmente malo, pero gracias por dejar tu opinión.

RockLovert: Sep, y créeme cuando te digo que la respondí días antes de publicar el capitulo 15 ;). Gracias por la oportunidad.

YangXaolong: Jaja no iba a dejarlo como un secreto demasiado tiempo. Gracias por tu opinión y por quedarte a leer. Suerte :)