Los personajes no me pertenecen
Ven...ven que no iba a tomarme tanto tiempo esta vez para traerles el capitulo 19...
...Ja, disfruten mis retoños 😺
Viernes por la noche, había pasado solo un día después de la entrevista. Estábamos en un bar a una cuadra del hospital donde el internaron al padre de Emma. Él ya se encontraba estable, pero continuaba internado para quedarse en observación hasta que los médicos estuvieran seguros de que estaba fuera de peligro. Demás está decir que la tristeza de mi amiga era porque tenía miedo de que pasara lo peor. Cuando le dieran el alta, ella y su madre iban a tener que cuidarlo un tiempo hasta que se sintiera mejor.
Acompañé a Emma hasta el hospital cuando se enteró del infarto y desde ese momento solo me aparté cuando fuimos a descansar a nuestros hogares y cuando tuve que presentarme a trabajar. Regina le dio el día libre y le comunicó que se tomara los días que sean necesarios. Luego del trabajo, volví a mi departamento por una ducha y un cambio de ropa. Solo me puse una camisa roja, jean negro y zapatillas de lona. El bar en donde estábamos no era muy formal que digamos, además muchos médicos y enfermeros del hospital solían salir para tomar unas copas aquí, por lo que no me preocupé mucho en usar algo demasiado elegante. En lo que llevaba de la noche, solo había tomado dos vasos de cerveza. No eran suficientes para emborracharme, pero si para tener mi cabeza volando. Emma por su parte había tomado más que yo, y estaba deprimida. El único que no estaba bajo las influencias del alcohole era Hiro. Alguien tenía que asegurarse de que las dos llegáramos a casa y el mantuvo el contacto con nuestra amiga desde la internación de su padre.
Solo estábamos nosotros tres, Ariel tenía que atender asuntos familiares y solo pudo quedarse con nosotros un momento. Tiana tenía una cita y Emma no quiso que la suspendiera, por lo que no pudo acompañarnos.
Me sorprendió mucho lo atento que Hiro estuvo con ella, no usaba su tono irónico y tampoco se comportaba como un cretino, o como el galán que intenta seducirte. Se comportaba como si realmente entendiera la situación en la que Emma se encontraba y eso era bueno porque sabía que palabras usar y como tratarla. Yo en cambio solo podía estar ahí para ella y ofrecerle mi hombro para llorar si lo necesitaba.
La única vez que me enfrenté a la pérdida de un familiar fue la de mi abuela, la madre de mi padre, y eso fue cuando tenía justamente quince años, días antes de que pasara lo de Elsa. A mi otra abuela no la conocí, ya que falleció cuando mi madre era una adolescente y ella nunca la menciona. Solo tiene una fotografía colgada en su oficina.
Mi abuela paterna, aunque no era la típica abuela que te esperaba con la comida preparada y te daba golosinas a escondida de tus padres, tenía cosas que la hacían buena persona y tranquilamente podía abrazarla sin temor a ser rechazada. Ella siempre se veía elegante y solo bastaba sentarse a hablar con ella para saber que era una persona muy inteligente. Como no vivía en la misma ciudad que nosotros, solo la veía algunos fines de semana y en los días festivos. Incluso me saludaba para mi cumpleaños y siempre recibía una tarjeta, un regalo y algo de dinero. Hacía lo mismo con Rapunzel. A diferencia de otros en mi familia, nos trataba a las dos por igual. Solo hay que recordar que decidí dedicarme a la equitación por ella. Incluso mi madre hacía un patético intento de verse como ella, quien sabe por qué.
En fin, es a raíz de la muerte de mi abuela que todo cambió para mí.
-¿Estás bien?- Hiro me dijo después de haber estado hablando un buen rato con Emma.
Él pasaba de Emma a mí y viceversa. Este muchacho tiene ganado el cielo, realmente es bueno con las personas. ¿Cómo es que no tiene una pareja estable?... Digo, no es que sea una obligación tener que estar en pareja, pero… solo mírenlo, si es así con sus amigas imagínense como sería con su novia.
-Sí, simplemente me sorprende lo atento que eres y me preguntaba por qué alguien como tú está soltero.
Hiro levantó su ceja sorprendido.
-Calma, o voy a pensar que estás enamorada de mí.
Bufé, recargando mi cabeza sobre mi mano mientras mi codo reposaba sobre la barra de tragos.
-¿Por qué siempre que te hacen un cumplido terminas comportándote como un imbécil?
-Porque es divertido- sonrió-. Y si, tuve una novia, pero decidimos cortar por lo sano.
-¿Simplemente así?... ¿No hay una historia trágica detrás de todo? Un engaño donde te rompió el corazón y por eso no crees en el amor- bromeé recordando las numerosas películas de romance que tenían esa trama.
Esto hizo que se pusiera reír con cara de sorpresa y simplemente negó con la cabeza. Algo me dice que primero dudó en contármelo, pero al final no se contuvo.
-La conexión que sentía al principio no era la misma para empezar. Ella trabajaba en el hospital como cirujana en la ciudad donde crecí y de un día para el otro me dijo que quería formar parte de Médicos Sin Fronteras – puso cara de estar soltando una confesión muy grande-. La esperé durante un año… ¡UN AÑO!... Y cuando regresó a casa después de haber contado días, temiendo por su vida, de hablar por video llamadas incómodamente cortas en horarios distintos, solo para decirme que iba a volver, terminé con ella. Respetaba su decisión y también respeto a la gente que puede vivir así, pero yo no podía y tampoco era lo que quería.
-¿No estabas enamorado?
-Si hubiese estado enamorado, tal vez habría hecho algo para que funcionara- suspiró exhausto-. Cuando ella volvió, me estaba por mudar aquí en Arendelle porque había conseguido trabajo en Storybrooke y yo también quería seguir mi carrera profesional. Siendo honesto, es agotador el solo pensar que pude vivir con eso más tiempo. Si vas a sentir que tu pareja es una carga y no estás dispuesto a afrontar responsabilidades juntos, mejor quédate soltero- elevó botella de agua, medio vacía, dando por finalizada la "historia".
Es un buen punto, lo admito. Parte de una relación fallida es que te deja ese tipo de lecciones, aunque pueda ser doloroso en ocasiones.
Hiro miró su reloj y entonces se giró a Emma para seguir platicando con ella. Venía haciendo eso toda la noche, diez minutos hablaba conmigo y otros diez hablaba con ella.
-Esto es patético- dijo Emma con alcohole en el cerebro.
Por cierto, olvidé mencionar que podía escuchar.
-No necesito hablar contigo todo el tiempo.
-Corazón, si estoy aquí contigo es porque tengo un haz bajo la manga.
Ella lo miró con sorpresa y podría jurar que se puso pálida. Tal vez el alcohole no le hacía captar bien el significado de aquellas palabras.
-¿Qué te traes pervertido?
-Me ofendes- se puso una mano el pecho-, solo me aseguro de que llegues viva a casa.
-Pues deberías ocuparte más por la novata, hay un muchacho rubio con exceso de gel en el cabello que no para de mirarle su lindo trasero.
Me giré junto con Hiro, que tenía la misma cara de sorpresa que yo. Admito que, para estar borracha, Emma estaba bastante atenta a quienes nos miraban. Reconocí a la persona que mencionó. Era Dash, el chico que practicaba en el mismo equipo de fútbol donde jugaba Elsa. Me miraba de manera petulante y daba la sensación de que quería demostrar cuales eran sus intenciones.
-¿No iras con él, verdad?- la voz de Hiro detrás de mi cabeza consiguió irritarme.
-No pienso hablar contigo sobre esto- lo miré, cruzándome de brazos.
Somos amigos y decidí mostrarle parte de mi vida, pero de ninguna manera voy a dejar que se meta en ella.
-¿Tienes idea de quién es?
-Es un jugador de fútbol al que le tomé unas fotografías días antes de conocerte. Y considerando lo que hicimos tú y yo, no estás en posición de juzgarme.
Me levanté de mi asiento, girándome a continuación e inmediatamente sentí su mano sobre mi brazo.
-¿Qué?- me solté de él violentamente.
-Anna por favor, escúchame…
-Solo voy al baño- lo interrumpí.
Estaba diciendo la verdad, no tenía intenciones de hacer algo con Dash por el momento.
Fin del Pov. Anna
Hiro se volvió a sentar sin dejar de mirar a Anna, apoyando a continuación sus brazos sobre la mesa de trago. Después se fijó en Dash, quien le comentaba algo a su grupo de compañeros.
-Vamos, estás actuando como un idiota y no te queda- Emma insinuó como si fuera algo sin importancia.
-No pienses mal- él pronto le respondió-. Si me preocupó por Anna es porque es mi amiga.
-Solo es un hombre que quiere algo con ella. La novata es bella y más cuando tiene el cabello suelto como ahora. No es muy diferente a lo que tu hiciste el día de la fiesta.
La respuesta lo puso rojo de vergüenza.
-¡No es lo miso!- dijo entre dientes, irritado- ¿No lees las noticias? Ese chico es Dash, un jugador de fútbol de mala fama, con muchas mujeres acusándolo de violento.
Esa respuesta hizo que pronto la cabeza de Emma hiciera "click" y le pusiera más atención.
-Humm… no tenía idea. Hay que decirle- tan pronto se puso de pie sintió ese ligero mareo que ocasionalmente ocurre cuando se está pasado de alcohole y tuvo que volver a sentarse.
-Si eso supuse- comentó Hiro más para sí mismo al ver aquello.
Buscó su móvil a continuación y revisó sus contactos hasta encontrar el de Killian. Verán, Hiro había conseguido hacerse amigo de él de las veces que lo vio en la agencia cuando buscaba a Emma. Con respecto a Elsa, realmente le dijo la verdad a Anna cuando le contó que no la conocía. Killian no hablaba de ella y él tampoco preguntaba. Solo la conoció la última vez que fue a la casa de Anna, cuando le arregló el interruptor de la luz. Desde entonces, había estado conversando con Killian para sacarle información, cosa que no era tarea muy fácil. Luego de mucha insistencia consiguió hablarle de Anna, logrando despertar su interés. Ambos coincidían en que las dos necesitaban hablar. Así que Hiro, le contó lo que pasó con el padre de Emma, coordinó con él para reunirse en el bar y lo convenció de traer a Elsa.
Hiro: ¿Dónde están? Deberían haber llegado hace rato.
Impaciente esperó una respuesta. Y vaya que parecieron eternos los segundo que se tardó en contestar.
Killian: Tendrás que esperar un poco más Elsa está cubriendo una nota.
Hiro: Ok!
Genial, necesitaba pensar en algo rápido. Emma, en su estado, iba a tener ganas de irse y con el chico Dash en modo tiburón, tenía que pensar en si seguir esperando o buscar otro punto de encuentro. Rogaba que no se tardara demasiado.
Pov. Anna
Lo único que estaba haciendo en el baño, era tiempo. No es muy maduro de mi parte tener que esconderme en el baño como una chica de preparatoria para no tener que afrontar aquella situación, pero no me encuentro con ánimos de hacer otra cosa.
Me encerré en uno de los cubículos y aguardé sentada sobre unos de los, bastante, limpios retretes. Tenía mis manos sobre mi cabeza, que estaba inclinada hacia el suelo, con los ojos cerrados. Dash no me interesaba, al verlo solo podía recordar la actitud vanidosa que tenía Hans. Así que pensaba estar el tiempo suficiente para que él se aburriera de mí.
Escuché la puerta del baño abrirse con rudeza y eso hizo que levantara la cabeza. Una mujer lloraba mientras hablaba con enojo. Por un momento intenté salir, tal vez para ayudarla, o tal vez para irme, pero la mujer hablaba tan rápido que quizás iba a pensar que solo era una entrometida.
-Sé que tienes miedo, lo sé… ¡Prácticamente me lo repites cada maldito día! - pausó, dándome a entender que hablaba por teléfono-… ¡No!... ¡¿No lo entiendes?! ¡Estoy cansada de tus excusas!... ¡Ya van años que me llevo esforzando para que podamos seguir juntos y lo único que recibo de tu parte es un rechazo!¡Si continuas con lo mismo, se acabó!
Permanecí en el cubículo por un momento cuando la mujer se fue. Sali segundos después con la mente en blanco y encontrándome con mi reflejo en el espejo en la pared.
¿Por qué todo en esta vida me lleva a pensar en la misma persona?
Flashback
El dichoso día del partido había llegado y desde que desperté que vengo sintiendo esas palpitaciones en el pecho que ocasionalmente ocurre cuando estás nerviosa. Me coloqué el uniforme del equipo en los vestuarios y salí al campo luego de unos minutos de concentración mental.
Había más personas de lo habitual en la cancha de fútbol, supongo que es porque se trataba de una final. Esperaba dar una buena imagen, mi experiencia yendo a ver partidos en estadios profesional es que, cuando haces una estupidez, la gente te lo cobra. De hecho, Elsa lo hace… ¿Cómo puede un jugador de fútbol soportarlo?
Mis compañeras de equipo, en cambio, se veían bastante seguras. Me encantaría tener la misma confianza que ella. Miré el campo de fútbol y, mientras me enfocaba en el color verde del césped, buscaba valentía. Nuestras oponentes, la escuela Sur, eran las mejores del torneo, llegando a golear en la mayoría de los partidos y también tenían la fama de apostar por el juego violente… Muy bien, si lo que busco es calmarme, no lo estoy consiguiendo con esos pensamientos.
Algo llamó mi atención, y eso fue ver a Esla no muy lejos de donde yo estaba. Mérida estaba sobre ella, susurrándole algo. Eso me recordó una de las razones por la que hacía esto. Además de que Elsa me lo pidió, también por fin íba a tener la conversación que me debía hace tiempo.
Tengo que ser honesta, verla así con Mérida provocó una oleada de celos pero, por el bien al equipo y porque quería ganar el partido, me controlé. Bueno, no pierdo nada con tan solo saludarla. De todas maneras, tendrá que hablar conmigo cuando el partido termine.
Caminé hacia ella, jugando con mis manos y con confianza la saludé.
-Hola.
Elsa saltó por el inesperado saludo y sentí que casi se me salían los pulmones por la boca. Mi "ex pareja" estaba delante de mí y, aunque vi sorpresa en su mirada, fue lo bastante astuta para mantener su estado natural.
"¿Qué rayos estaba haciendo Ceny aquí?" Sabía que iba a la escuela Sur, pero estoy segura de que nunca demostró mucho interés por el fútbol.
-Un placer verte otra vez- Ceny le habló a Elsa y entonces supe mi respuesta.
"¿Enserio piensas que viene a verte a ti después de lo pasó?" Me abofeteé a mí misma. Mentiría si dijera que soy inmune a su belleza.
-¿Se conocen?- pregunté sorprendida.
-Algo así- por primera vez habíamos vuelto conversar después de nuestra ruptura. Yo fingía no conocerla cuando nuestros padres volvían a reunirse. Por alguna razón u otra, Ceny simplemente no insistía.
-¿Que, acaso se conocen?- la pregunta de Elsa ni siquiera llegó a ser procesada en mi cabeza, porque en ese momento estaba tratando de no mirar al suelo.
-Un placer verte, Anna- supongo que, como supo que le estaba hablando, no tuvo problema en saludarme.
Aunque lo nuestro fue "breve", fue tiempo suficiente para conocerla bien. Estaba siendo honesta cuando realizó el comentario, pero detrás de aquello ocultaba enojo y mierda que lo hacía bien.
-Lo mismo digo, Ella- "me quiero morir".
-¿Se conocen?- volví a escuchar a Elsa, un poco inquieta.
Controlé el movimiento de mi cuerpo para que no se notara lo incomoda que me encontraba.
-Si. De sitios en los que asisto con mi familia y además es mi competencia en el torneo de equitación- contesté finalmente.
-¿Y ustedes de donde se conocen?- Ceny preguntó fingiendo algo de inocencia, lo cual me sacó algo de quicio.
Me lo merezco, así que no me atreveré a quejarme.
-Anna es mi vecina- Elsa contestó- y ella es mi mejor amiga Mérida.
Un escopetazo en la espalda fue precisamente lo que sentí. No sé si fue porque Ceny estaba delante de mí, pero de algún modo conseguí mantener la calma. Si me retiro ahora, estaría perjudicando a mis compañeras, desperdiciando el esfuerzo que hice en toda la semana y desvalorizando el sacrificio que Mulán y Kida pusieron para ayudarme a entrenar.
-Tengo que irme- dije, la situación se había vuelto demasiado incomoda y corrí a la cancha como ruta de escape.
Conforme arreglábamos todo para el inicio del partido, llegaron más personas y después del calentamiento, nos acomodamos en nuestras posiciones. Mi cabeza era una montaña rusa en ese momento y si no recobraba la compostura pronto, perjudicaría el partido. Créanme que eso no es bueno cuando sabes que tu ex está presente. Un profundo suspiro fue lo que necesité para poner las cosas en orden.
El partido inició parejo los primeros diez minutos, hasta que la escuela Sur empezó a jugar con más brusquedad. Durante los siguientes minutos, quedó demostrado el nivel de defensora que era Kida al impedirles avanzar hacia la portería. Múlan también se destacó con sus atajadas, lo cual fastidiaban al equipo rival.
Mi cabeza se dispersó un momento y busqué a Elsa con los ojos. No estaba poniendo atención en el juego y miré hacia el otro lado de la cancha solo para darme cuenta que se estaba fijando en Ceny.
-¡Anna!
Meg me había dado un pase pero, al estar distraída, una de las rivales aprovechó para recuperarla, lo cual generó que pudieran armar una contraataque hacía nuestra portería. Lograron pasar la defensa y la capitana del equipo Sur pateó al arco y Mulán apenas logró desviar la pelota a un costado con el puño. Esto derivó en un tiro de esquina para ellas.
Sentí un duro golpe detrás de mi cabeza.
-¡Por un demonio, pon atención!- Meg me regañó.
Me llevé la mano a la cabeza en la zona del dolor y no me atreví a chillar, la jugada había sido por causa de mi distracción.
"Olvídate de ellas por un momento y concéntrate en el juego" mi cabeza manda.
Por fortuna aquel tiro quedó en la nada. El partido continuó parejo sin jugadas destacables y, cuando sonó el silbato marcando el final del primer tiempo, recordé como respirar. No sé si mi cuerpo resista el segundo tiempo.
Recordé de inmediato en los tantos golpes que Elsa recibía en los partidos y como conseguía la fuerza de voluntad para seguir jugando. Por extraño que parezca, aquello me hizo pensar en que mi madre estaba viéndome del lado rival, juzgándome por mi debilidad.
No puedo. Definitivamente, no me puedo rendirme ahora. Es hora de dejar un lado mi sensibilidad.
En el segundo tiempo las cosas se tornaron completamente diferentes. El equipo de remera blanca con detalles celestes, utilizó su famosa violencia y ahora nosotros no solo jugábamos para llegar a su portería sino, también, para evitar cada una de sus jugadas sucias. La primera en caer, fue Mulán, la capitana rival había pateado la pelota a su estómago directamente, tumbándola al suelo.
La arquera parecía rendida, hasta que escuchó el ánimo de sus padres desde la tribuna. No se lo esperaba en verdad y, negándose a la idea de quedar en ridículo frente a sus seres queridos, se puso de pie dispuesta a seguir hasta el final, pasara lo que pasara.
Kida fue la siguiente víctima, otra jugadora la hizo volar por lo aires, haciéndola caer de manera muy brusca al suelo. Me tapé la boca, horrorizada, eso pudo lesionarla y desde donde yo estaba pude ver que estaba a punto de llorar. Me uní a mis compañeras para reclamarle al árbitro y, al igual que antes, fuimos prácticamente ignoradas. Nuestra defensora logró recobrarse, después de escuchar a su padre presente apoyándola.
Eran los últimos minutos del partido y el cansancio estaba afectando a ambos equipos. Buscaba infiltrarme entre la línea de cuatro defensoras del equipo rival. Al esquivarlas exitosamente, una jugadora del tamaño de una montaña se me apareció casi de la nada y aterrada frené mi juego sabiendo que estaba a punto de ser aplastada. De repente vi a Mérida subiéndose a su espalda para apartarla de mi camino. La orden del árbitro me impidió seguir jugando mientras las dos chichas luchaban y, aunque la peor parte se la llevó Mérida, nada le impidió ver la tarjeta roja delante de ella, ganándose la expulsión.
Cinco minutos faltaban para finalizar el partido. Ahora sí, era a todo o nada. Aunque nos faltaba una jugadora y nos sentíamos fatigadas seguimos insistiendo en el ataque. Todo el equipo se acumuló en el área rival, tratando de anotar un gol pese a que parecía imposible. Una jugadora que no llegué a identificar me hizo caer al suelo de espalda cuando traté de anotar al arco. Abrí los ojos, ya casi derrotada y vislumbré la pelota volando frente a mí. Solo pensé en lo que Mulán y Kida me explicaron en el entrenamiento, acerca de improvisar. Con lo último que me quedaba de energía levanté la pierna para darle a la pelota.
La jugada nos dio el gol del triunfo. Antes de poder ver lo que estaba pasando, mis compañeras me aplastaron con sonrisas, hasta lágrimas de felicidad. Logré ver la luz del sol cuando todas se apartaron y una multitud de personas se sumó en la cancha.
Cuando logré ponerme de pie, llevé una mano a mi pecho, solo para confirmar que eso que sentía era una explosión de alegría como no lo había sentido en muchísimo tiempo.
Megara tomó la pelota del suelo y la pateó a mis manos.
-Es tuya Summers.
-¿No se la lleva el jugador que anota tres goles?
-Si- se encogió de hombros- pero a nadie de aquí le importa y de no ser por ti quizás no habríamos logrado este triunfo- dijo con una sonrisa amistosa-. Solo recuerda ponerle la fecha y tu nombre cuando llegues a casa.
Tras eso último, me di cuenta de lo mucho que significaba el fútbol para Elsa en su vida. Era más que un hobby, representaba familia y amistad para ella. Aunque fue una semana muy dura, y de que empezamos con el pie izquierdo, iba a extrañar pasar el tiempo entrenando con ellas. ¿Qué representaba el fútbol para mí?... El fútbol para mí era…
Dejé la pelota en el suelo, dándola por perdida. Necesitaba hacer algo antes de volver a mi terrible normalidad. Caminé entre tanta gente, buscando a Elsa. Me estaba por rendir hasta que me topé con su espalda. Supuestamente venia en buscar de una respuesta, pero… deseaba algo más que eso.
Llamé su atención tocándole la espalda y cuando nuestros ojos se encontraron, me olvidé de todo. De mis preguntas, de Ceny, hasta de mi propio nombre. Fundí nuestros cuerpos en un profundo abrazo. Los segundos se volvieron minutos. Podría haber estado así durante horas, pero pronto recordé la regla de no tocar.
Me separé de ella, obligándome a mantener la compostura.
-Disculpa yo... lo olvidé- miré hacia otro lado.
-¿Acaso me ves enojada?- su pregunta me hizo alzar la mirada otra vez.
-No...
-¿Y entonces? No hay motivo para disculparse.
Lo que pudo ser un lindo momento, fue interrumpido por Kida llamándola. Elsa solo giró la cabeza, aparentemente dispuesta conversar.
-¡Oye, Elsa! Vamos a mi casa a celebrar ¿vienes?
-En un minuto- ella contesta, luego volvió a mi dirección- ¿Quieres venir? A ellas no les molestará.
¿Y a ti no te molesta?
Aunque habría sido toda una satisfacción para mi ir con ellas, pasarla bien y hasta hablar con Elsa para que respondiera que pasaba entre nosotras, sabía que no podía. Mi madre seguía igual de estricta y tuve suerte de que no estuvo esta mañana para preguntarme a donde iba.
-No, es mejor que no vaya.
-¿Por qué?
-Porque... Sé que fui yo la que hizo el gol ganador pero... Prefiero no hacerlo. .
¿Por qué quieres que vaya? ¿No soy solo tu vecina?
Realmente, aunque siento que sería divertido ir a celebrar, lo mejor era volver a la realidad en la que vivía. Se me haría muy incomodo, en lo único que pienso es en que quiero una respuesta.
Las compañeras de Elsa se estaban poniendo algo ansiosas y decidí no robarles más tiempo.
-¿Cuándo te quitan el yeso?- la interrumpí antes de que pudiera decir algo más.
-La próxima semana ¿Que...?
-Tú y yo nos debemos una conversación- la volví a interrumpir-. Quiero verte después de que te lo quiten, creo que así será más cómodo para ambas.
Prefiero hablarlo en un lugar más tranquila, en una situación diferente. Sea lo que sea que tenga en su cabeza, no quiero arruinar el buen momento que está pasando con su equipo.
-Te veo hasta entonces- dije, en forma de despedida.
Aún faltaba la ceremonia donde les entregarían el trofeo de campeonas del torneo junto con las medallas, pero no me quise quedar. Fue solo casualidad que consiguiera el gol de triunfo y pienso que ellas hicieron más, ya que jugaron todos los partidos del campeonato. La gente empezaba ir al centro de la cancha mientras que yo iba hacia los vestuarios.
Levanté la cabeza y divisé a una mujer. Me pareció que la ropa que usaba era bastante elegante para usarla en un torneo escolar de fútbol femenino. Pero lo que hizo que me detuviera, y se me hiciera más extraño, fue ver como se agachaba a recoger del suelo la pelota con la que había anotado el gol. No es que iba a volver por ella, si la conservaba mi mama no tardaría en verla y tendría un sinfín de preguntas que me niego a contestar.
La mujer se dio cuenta que la miraba y percibí su inquietud inmediatamente.
Fin del Flashback
Abrí los ojos, alzando mi cabeza para verme nuevamente en el espejo del baño. Comencé a respirar como si casi me hubiera ahogado en el agua y no sé… ¿Por qué tengo la sensación de haber visto a Regina Mills ese día?
Me llevé las manos a mi cara, completamente confundida. O la bebida de aquí era de otro planeta, o yo había perdido completamente los estribos. Ni siquiera sé si eso en realidad pasó ¿Por qué mi jefa estaría en ese tonto partido de fútbol? Es más de lo que puedo tolerar.
Quiero ir a casa, sé que Emma necesita de mi ayuda, pero en mi condición actual no hay mucho que pueda hacer y lo mejor para ella también es ir a su hogar para descansar, manteniéndose alejada del alcohole.
Salí del baño tropezándome en el camino. Fue entonces que sentí un fuerte, casi posesivo, agarre sobre mis brazos, lo cual impidieron que cayera. Habría preferido terminar en el suelo y no encontrarme con la persona que precisamente estaba esquivando.
-Sabía que tarde o temprano el destino nos terminaría reuniendo, muñeca- Dash podía ser atractivo, pero su apestoso aliento a cerveza se aseguraba a de desvanecerlo.
-Disculpa, pero estoy apurada- intenté apartarme, pero él me atrapó de nuevo, está vez de manera más brusca.
-¿Por qué te vas? Tenemos toda la noche- dijo con una sonrisa desagradable.
Lo empujé bruscamente cuando lo sentí cerca de mis labios. ¿Quién rayos se pensaba que era este tipo?
Las personas a mi alrededor estaban en su mundo y la mayoría borracha, iba a ser un milagro si alguien intervenía. Busqué a mis amigos con la mirada, pero con la cantidad de gente a nuestro alrededor, más las luces oscuras, ya ni sabía dónde estaban. Dash volvió a tomarme de la muñeca, está vez apretándome con más fuerza con la intención de hacerme más daño.
-¡Basta, no me quiero ir contigo!- coloqué mi mano sobre su pecho tratando de soltarme, me estaba asustando y al parecer mis lagrimas solo estaban haciendo que sus deseos aumentaran.
-Vamos, muñeca, estoy segura de que no te arrepentirás- sentí su boca sobre mi oreja y me dio más asco que antes.
-¡Aléjate de ella, maldito infeliz!- escuché casi de sorpresa.
Vi a Elsa empujar a Dash y busqué refugio en sus brazos rápidamente, olvidando por completo la regla de no tocar. Elsa colocó sus manos sobre mi espalda, transmitiéndome un aura de seguridad y mi reacción fue esconder mi rostro sobre su cuerpo.
-Oye Elsa, ella es mi chica- rugió Dash de manera posesiva después de que recuperó la cordura.
-¡Vete a la mierda!- Elsa le contestó prácticamente indignada por el comentario del chico- ¡Si de algo estoy segura es que jamás dejaría una chica contigo!
-¿Y qué harás al respecto, eh?
Levanté la cabeza solo para ver cómo se nos acercaba, de la misma manera en que una serpiente acorralaba a su presa. Elsa no demostró miedo, tampoco la vi con la rabia que la caracterizaba cuando ocurrían momentos así. Parecía tranquila y segura.
-Si no nos dejas, revelaré que el doping te dio positivo en el último partido y de cómo tu representante lo encubrió -Elsa continuó antes de que Dash se abalanzara contra ella- …Si me levantas la mano ahora, quedarás grabado en las cuatro cámaras que hay en cada punta del techo. Además, vengo acompañada.
-Ya la escuchaste- le advirtió una voz masculina.
Como si fuera azar del destino, Killian y Hiro aparecieron a nuestro lado. Los dos lo amenazaron con la mirada, dispuestos a armar una revuelta de ser necesario. Me fijé en las cámaras que Elsa había mencionado y efectivamente estaban en su lugar. Dudo que llame a sus amigos para una pelea, su imagen quedaría más expuesta y en el mundo del fútbol nunca es bueno.
-Pff… como quieras, no es tan importante- mencionó, fingiendo muy mal el no parecer frustrado.
Lo vimos desaparecer entre la multitud y un suspiro de alivio salió de la boca de Elsa. Parece que no esperaba que la jugada le saliera a su favor.
-¿Estás bien?- preguntó dirigiéndose a mí.
Solo pude asentir con la cabeza. Sentí que estaba a punto de llorar, quería salir corriendo, pero no pude a causa de mi debilidad.
-Quiero… quiero ir a casa -comenté, alejándome para abrazarme a misma y esquivar sus ojos azules.
Noté como simplemente me observó, teniendo sus debates con su cabeza. Antes de que esto se hiciera más largo, como habitualmente ocurría, Hiro desvaneció la tensión que se había generado.
-Si quieres yo te llevo- su voz sonó como la de todo un buen ciudadano que llegaba al rescate. Aah, y también como un engreído. Eso nunca falla. Si tuviera puesta una remera de Superman sería épico.
¿Está haciendo lo que realmente creo?
-¡Yo puedo llevarte!- Elsa anunció dando un paso hacia mí.
Esa fue la segunda sorpresa de la noche y el combo de aquello fue verla también sonrojada. Hiro me sonrió con una mueca de picardía, de manera discreta, sin que Elsa se diera cuenta. Su plan había dado resultado y en ese momento se sentía triunfante. Mi corazón empezó a bombear fuerte, pero me obligué a reaccionar rápido ya que había una alta posibilidad de que Elsa se arrepintiera si me tomaba más tiempo.
-Si no te molesta…
-Para nada- contestó apresuradamente.
Killian interrumpió el momento colocando la mano sobre el hombro de Elsa.
-Le dije a Emma que la llevaría a su casa.
-Descuida, podemos ir en taxi- le contesta con un gesto amigable.
- ¿Segura?
-Si, vivimos en puntos diferentes de la ciudad y tienes que descasar, amigo. Estaremos bien.
Él asiente sonriéndole y parecía estar agradecido.
Sin mucho más preámbulo, nos preparamos para irnos a nuestros respectivos hogares. Mientras Elsa buscaba un taxi, aproveché a despedirme de Emma y de Hiro. Él me dio un fuerte abrazo para desearme suerte con un innecesario comentario de que iba a estar rezando para que todo salga bien.
Si lo que se están preguntando es qué diablos estoy haciendo, pues ni yo misma lo sé. Ya estando sentada en la parte trasera del taxi, me tomé el cuello tratando de ignorar el efecto que tenían mis sentimientos en mi estómago.
Hablando en términos de fútbol, me encontraba definiendo la jugada del partido. Estaba por patear un penal sin arquero y las probabilidades estaban en: clavarla en el ángulo o, por azares de la vida, tirarla por el travesaño. Tratándose de Elsa, cualquiera de las dos cosas podía suceder.
Mientras ustedes leen esto, su autora se va a dormir con la promesa de traerles el capitulo 20 en pocos días. Y mientras me esperan les recomiendo que lean mi historia Juego de Tronos, completamente Elsanna, que ya casi falta poco para concluir.
Les mando besis 😘
Leo 23: Nuu, sigo aquí lo prometo.
Memo rotl0896: Gracias por la paciencia y por comprender. Disfruta del cap.
Guest: No hay de que.
Ragnax3100: Grax, saludines.
Chat'de'Lune: Tienes razón, pobre Anna. A ver si patea el penal en esta.
CCH.91226: Ooouuhh Gracias n_n, siempre es bueno encontrarme con fieles lectores, espero disfrutes del capitulo.
ANONIMUS07: Y aquí voy a seguir, este mundo es mi escape de todo lo demás. Suerte
