Prompt: Sin corazón (Página Helsa Amor Verdadero para el Helsatober)
Clasificación: T, Drama/Hurt-Comfort
En manos equivocadas
El Quinto Espíritu dio una vuelta alrededor de Hans, sentado en el pasto abrazando sus rodillas, observándolo con atención.
Ahora que las memorias en el agua le habían mostrado cómo una dama oscura le sustrajo el corazón años atrás —días antes de su coronación— y que al tenerlo en sus manos guiaba su comportamiento, podía entender la falta de conciencia por sus acciones, o por qué las llevó a cabo en primer lugar.
Él solo era un títere en manos de una hechicera, quien, según palabras de Gran Pabbie, debía ser todo lo opuesto a ella y su enemiga. Así como la que deseaba el control de los demás espíritus e influenciara en su abuelo para llevar a cabo abominables actos hacía más de treinta años.
No tenía todo claro; sin embargo, esa mujer tenía que saber más de ella. De algún modo se enteró de sus poderes y la relación que tenía con los espíritus de la naturaleza, pero había una razón por la que utilizaba a otros en lugar de actuar por su cuenta (aunque alguna desventaja tuvo por el cierre del castillo durante trece años).
En otras palabras, el villano era alguien más y no el príncipe de las Islas del Sur.
—¿Elsa? —preguntó su hermana, parada junto a Kristoff, Olaf y todos los trolls, que tenían sus ojos puestos en ella. Estarían preocupados porque no hablara desde revelar las memorias de Hans.
Las que ella no se habría detenido a buscar si Bruni no lo atrapara con un círculo de fuego. Al estar encerrado, la conducta del pelirrojo cambió y mencionó el suceso del corazón, que quedó corroborado gracias a su sudor…
…y a la magia de los trolls, cuando pidió a Gale que sustituyera a su otro amigo. Habían concluido que la intervención del espíritu de fuego hizo que el control de la dama oscura se perdiera y ella creyó más agradable una brisa para analizar lo que ahí ocurría.
Actualmente el viento todavía danzaba en el páramo, dándoles la oportunidad de lidiar con el Hans real.
—¿Crees que ella se entere una vez que él no tenga un espíritu cerca que la bloquee? —inquirió Kristoff, haciendo la pregunta que rondaba la mente de Elsa.
Olaf caminó hacia donde estaba el príncipe y se sentó a su lado. —Tengo pena por ti, Hans; debes estar muy triste de no tener corazón —expresó afligido—. A mí no me hace falta porque no soy humano, pero tú sí. Creo que habría sido mejor si estuviera congelado como creíamos y no en manos de una hechicera mala.
El aludido soltó una pequeña risa y acarició la cabeza del muñeco de nieve.
—Bueno, sigo vivo, aunque sea imposible, así que no te sientas tan mal.
Elsa sonrió.
Era obvio que no se trataba del mismo sujeto que los últimos meses, desde las sombras, había estado atentando contra su hermana, para atraerla a ella a Arendelle. Ni siquiera quedaba rastro del frenético hombre que apuntaba una pistola contra Anna antes de que ella apareciera e intentara detenerlo.
…con un rayo de nieve que no hizo efecto.
Evidentemente, si no tenía corazón, un ataque como ese no iba a funcionar.
La rubia quería ayudarlo, mas temía que al detener a la dama oscura acabara con la existencia de él, tal como Olaf desapareció al congelarse ella en Ahtohallan. Hans seguía vivo por una magia negra y no sabía si, al recuperar su corazón de las manos de la hechicera, podría devolverlo a su pecho.
Pensando en positivo, quizá serviría, pues en ese preciso momento veía a un ser humano más, sin dar señales de que le afectara no tener un corazón en su pecho. Hasta mostraba sentimientos como una persona viva.
Tendría esperanzas.
Golpeada por una repentina idea, dirigió su mano a Hans y le cambió su ropa por prendas mágicas.
—Gale, ¿puedes detenerte? —habló sin apartar la vista del príncipe, que abrió los ojos sorprendido.
Las ráfagas de viento cesaron y esperó unos instantes a que ocurriera algo con Hans.
En el pasado no había abrazado su posición como espíritu, pero ahora sí, por lo cual podría intervenir contra la cruel titiritera como los otros cuatro.
—¡Eres muy lista, Elsa! —exclamó su hermana al comprender lo que trataba de hacer.
Los minutos pasaron y una sonrisa emocionada iluminó el rostro de Hans.
—Gracias —le dijo él con ojos llorosos, conmoviéndola.
—No tienes por qué dármelas, te lo mereces. Haré todo lo posible para detenerla sin arriesgar tu vida en el proceso.
—Solo preocúpate en eliminarla. Lo importante es que no consiga su cometido ni le haga a otros lo que a mí y a tu abuelo.
—Elsa, ¿tienes un plan? —cuestionó Anna, haciendo que apartara la mirada del contento pelirrojo.
—No; todavía necesito saber más de ella para encontrarla. Debo pensar. Por ahora, llevaré a Hans conmigo al campamento Northuldra, donde siempre estará acompañado de los otros espíritus. Ustedes, manténganse alerta, ella sabrá que no lo tiene en sus manos y tratará de hallar la forma de conseguir lo que desea… hasta que yo le ponga un alto.
Miró a Hans de nuevo y pensó en los que perecieron por el enfrentamiento de treinta y cinco años antes. En quienes fueron atrapados en el Bosque Encantado. En sus padres.
Se detuvo ante él para acuclillarse a su altura.
—Te prometo que no cesaré en buscar la manera de que sobrevivas a ella —juró colocando una mano en el lugar donde debería estar su corazón.
El príncipe posó la suya sobre la de ella, fría como la de él.
—Confío en ti, Elsa —manifestó Hans suavemente. —Lo lograrás.
NA: Así es como Elsa logra hacer a Hans inmortal y pasan la eternidad juntos (siguiendo la teoría de que ella lo es).
Y la hechicera oscura es... su madre *inserte música de Star Wars*, un ser atemporal que ha cambiado su aspecto durante siglos, que concibió a Elsa con el rey para obtener los espíritus que no pudo conseguir y tuvo a Anna para ver si también le serviría.
Aquí le doy un significado al uso de sus guantes, porque disimulan que su piel es fría por la falta de corazón y el motivo de que no le afecte apagar la vela con sus dedos, a pesar de que los lama un instante.
Cuídense.
Besos, Karo.
