Prompt: Marzo, relación por apuesta (página de Facebook Es de Fanfics para el Sexto Desafío relámpago de fanfics - crea un oneshot con el cliché asignado a tu mes de nacimiento, sin exceder las 1500 palabras.
Clasificación: T, Drama, Romance
Número de palabras: 1,496
Ganar de verdad
Aún ante la gran multitud reunida frente a él, Hans fue capaz de sentir la decepción emanando de Elsa.
Una punzada en su pecho casi le hizo cambiar su máscara diplomática.
Era obvio que ella rechazaría su nombramiento como líder del Consejo Estudiantil, dada la historia detrás de su ascenso a la posición más importante como estudiante de su Alma máter.
…Él había hecho lo indecible para alcanzar su objetivo al ingresar a esa universidad.
¿Y qué? Había cumplido su deseada meta de años.
Colocó sus manos detrás de su espalda, en caso de ceder al súbito impulso de empuñarlas. No se sentía como creía que lo haría al recibir ese poder y reconocimiento públicos; le enorgullecía, pero estaba con menos ánimos de los esperados.
¿Por qué no se sentía triunfante? Tenía gran poder. Prácticamente era el rey del alumnado. A quien envidiaban. Y el que se aseguraba su futuro por las puertas que le abría su nuevo título.
Había logrado su propósito gracias a…
De repente, en medio del discurso de bienvenida del Director hacia él, Hans se dio cuenta de lo imbécil que había sido.
Estaba ahí por un error; haber participado en una apuesta con el hijo de un miembro de la Corte Magistral Universitaria, que implicaba a la estricta asistente de biblioteca e hija de otro de los Honorables Miembros, Elsa. Con eso había garantizado su sitio actual.
Mas no había ganado. La había perdido a ella.
Y hasta ahora lo notaba.
O lo admitía.
Aceptar enamorarla y ser el primero entre sus muslos sedosos, para botarla al terminar, había sido una estupidez. Entrar en el juego del idiota de Scar, con la finalidad de hacer que el otro detuviera su campaña y obtener la influencia de su padre, fue una decisión equivocada. Elsa era una chica de oro y él había estado cegado por un título importante que la había dado por sentado —ella ni siquiera había disuadido a su padre de darle su aprobación.
Era más estúpido al no tratar de poner mucho esfuerzo en arreglarlo cuando ella se había enterado de la verdad. Con el paso de los días se había convencido que sería imposible solucionarlo y que ella se compensaría sabiendo que él le había dado los mejores orgasmos y primeras experiencias sexuales inolvidables; eran universitarios para tomar demasiado en serio a los otros.
También había querido negarse lo que ella estaba haciendo con él.
Y había terminado con el premio vacío de los dos.
Mil veces estúpido.
Todo por tener obtener una posición que lo destacaría, llamaría la atención de su desapegada familia y le daría éxito al ingreso en el mundo laboral.
Con el desprecio de ella, no había qué celebrar.
Estaba afligido; sin embargo, se levantó para hablar ante el público, porque no había otra cosa que hacer.
Dio sus palabras bien practicadas y supo que había encantado a todas las personas… Excepto a una, la única valiosa, que se alejó al terminar el evento, fulminándolo con sus preciosos ojos azules, otrora llenos de amor.
Al verlo algo en él mutó. Decidió seguir su instinto y se disculpó rápidamente con el profesor que le felicitaba, apurándose para ir detrás de Elsa.
Ella no se dio cuenta hasta que estaban cerca del desierto edificio de la biblioteca, muy tarde para esquivarlo. Pudo acorralarla en uno de los pasillos, dejándola atrapada entre sus brazos.
Los cristales de sus ojos se enfocaron en él coléricos y añoró otros tiempos donde rebozaban de cariño.
—¿Qué quieres? ¿No deberías estar en tu fiesta de alabanza al intachable Hans Westergaard? —preguntó ella con tono helado, peor que si mostrara su enojo.
Suspiró, recortando la distancia en medio de sus rostros.
—A ti —decidió no usar su típico disfraz de indiferencia y ser más sincero de lo que había sido antes. —Contigo aquí, hoy, en este momento, estoy donde debo estar.
Ella pestañeó, asombrada de su inusitada respuesta. Enfocado en su cara, Hans apenas alcanzó a ver que sus hombros y barbilla perdían un poco de su tensión.
Pese a saber que era mala idea, no pudo resistirse y bajó su boca a la de ella, conectando sus labios. Al hacerlo, por fin se sintió malditamente bien en el día. Elsa era todo lo que añoraba, su hogar, y su narcisismo le había hecho perder de vista a dónde debían ir sus esfuerzos, lo que su yermo corazón en realidad gritaba por tener.
Fue más osado y la abrazó contra él, atrapando su labio inferior con caricias tiernas que la hacían temblar y cosquillear los dedos de los pies.
Gestos que la encantaban.
Lo sabía muy bien. En los meses que habían estado juntos, había descubierto innumerables cosas sobre ella, desde lo sencillo a lo oculto, aprendiendo la mujer escondida en la aparente frialdad que desprendía a los demás. Ella era todo afecto con sus seres queridos y se protegía con corazas al resto del mundo circundante; ella era emoción contenida que salía a todo su esplendor cuando estaba con quien confiaba.
Él había sido un afortunado.
La besó anhelando ese ayer desperdiciado, envolviéndose en la magia que nadie más que Elsa podía hacer.
…pero se acabó pronto.
Ella puso sus manos en sus mejillas y dejó inertes sus labios rosados, concluyendo con el instante preciado que compartían.
—No —pronunció claramente indignada, empujándolo sin ir demasiado lejos de él.
Hans le sujetó los codos y le frotó con sus pulgares, incapaz de no tocarla.
—Quiero tu perdón —expresó seguro de sí. —Me importas… te quiero. —Ella jadeó. —Necesito recuperar tu confianza, comenzar de nuevo.
Los ojos de ella se pusieron vidriosos y él se maldijo.
—Por supuesto, ya tienes tu trono, ya puedes pensar en cosas menos importantes —espetó Elsa mordaz y en un movimiento brusco se liberó de sus manos.
—Cometí un error —aceptó con un acopio de humildad rara en él. Ella frunció el ceño. —Me insulto por lo que te he hecho. Eres la mejor chica que pueda existir y la cagué. Te mereces mucho más, a un tipo que siempre sea buena persona, pero yo quiero darte todo y demostrarte que mi error fue empezar contigo por los motivos equivocados, guardarme esa información y no pelear por ti cuando lo descubriste, negándome lo que significas para mí. Desde que te vi por primera vez me has atraído y lo que compartimos fue tan jodidamente bueno porque sí era real lo que me haces.
—¿Y lo que quiero yo? —musitó ella débilmente. —¿Has pensado en eso? He pasado página…
Era mentira, le escupió su mente. Lo había besado gustosa.
…Respondiendo a los estímulos físicos que la embrujaban.
Se pasó las manos por la cara.
—Mierda, nunca dejo de ser egoísta. —Era tan arrogante para creer que después de romperle el corazón podría tener una oportunidad. Era tarde.
—Es la primera vez que lo reconoces. —Sonaba sorprendida.
Inspiró, invadido por la desesperanza que conocía a la perfección.
—Siento mucho haberte hecho daño, Elsa. No valorarte —dijo guardándose su tristeza, mirándola a los ojos para que ella comprendiera su honestidad. —Espero que te vaya bien.
Elsa desvió la vista tras unos segundos.
—Gracias.
Hans formó un puño con su mano para no depositarla en su mejilla. Era tan extraño haber soportado dos meses sin tocarla y de golpe recuperar sus ansías pasadas de acariciarla constantemente. Asintió y se dio la vuelta.
Se congeló metros más adelante al oír que lo llamaba.
—Renuncia al Consejo e iniciaremos de cero —la escuchó decir a su espalda.
Alegría pura se extendió por sus venas, en lugar del terror por la condición otorgada.
Se dio la vuelta para responderle, pero ella se había ido por el camino opuesto a él, anunciando que no hablaría más.
Agitó la cabeza y sonrió confiado. Sabía que la conseguiría de regreso; ella podía no cumplir, tenía todo el derecho a vengarse, pero Hans tenía la sospecha que su conducta no había hecho tanta mella en Elsa, de alma pura.
¿Se humillaría al abandonar el Consejo luego de un día? Por supuesto.
¡Pero ella lo valía!
Y el puesto le haría perder tiempo de calidad con ella.
Además, su futuro laboral se lo ganaría por sus propios méritos. Al diablo su padre o cualquiera diferente a ella.
Elsa había sido la persona que más lo había apreciado en toda su vida y tenía que recuperar su afecto. Incluso si debía arrastrarse.
Entonces comprendió el actuar de Scar. Aunque este había cumplido su palabra de darle el puesto, le había revelado todo a Elsa, haciendo que le despreciara; el bastardo había sido más maquiavélico al percatarse que en el futuro se arrepentiría y le dolería no tenerla. Había previsto que renunciaría a la posición, dejándole el espacio libre, y a Hans humillado y sin la chica que quería.
Scar se había ganado su apodo; dejaba su huella en lo que tocaba.
Luego encontraría la forma de vengarse de él, ahora su único interés era Elsa.
Y esta vez para siempre.
NA: ¡Hola!
Ya hace un rato de aquí, pero no había tenido tiempo de escribir para esta zona. Ahora vine con un reto, que lo vi y pues, ¿cómo no tocar el cliché que me correspondió?
Escribí un drabble más romántico, el durante de la apuesta, pero lo terminé adaptando a otro fandom ja,ja, y cambié por este. Quiero pensar que no es lo que normalmente se imaginaría al pensar en un OS corto con el prompt que me tocó, pero como tal su relación comenzó por apuesta, así que supongo que cuenta. Lamentablemente se me acabaron las palabras para poner más y con diferentes arreglos se perdían partes importantes.
¿Por qué escogí a Scar? Me pensé mucho y es de los villanos más odiados, aunque sea un animal. Nada más imagínenselo como un humano maldito ja,ja. Ah, y por mí Elsa no le da otro chance, pero no lo dejé escrito para que cada quien decida a dónde va esto.
¡Gracias por leer!
Besos, Karo.
Guest: Don't worry, we all have our opinions :). Though, I do think Hans has features of obsession. He wants power and recognition so much that he goes as far as endangering two women's lives (he's obsesssed with gaining them). So that was my intention, he did a big effort to have the only 'thing' he had wanted since adolescence. In last drabble, Elsa was his Arendelle's crown. Anyway, I appreciate your comment, thanks for reading :D.
