Un Destino Inesperado

Capítulo 2: Muchas dudas, pocas certezas.

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Este día pasaron muchas cosas, es lo que piensa Jimmy mientras vuelve al hotel caminando bajo el cielo nocturno.

Y bueno... al despertar en una ciudad que ni siquiera conoce luego de experimentar lo que fue una de las peores experiencias de su vida en Bullworth, haber visto a sus amigos en mal estado, meterse en una pelea, y conocer posiblemente unas amigas nuevas, este día acaba de ser todo menos normal.

El pelirrojo suspira cansado mientras llega al hotel para luego entrar, y subir por el ascensor hacia su departamento reflexionando sobre varias cosas más.

Por un lado, él quiere consultar de una vez a estas "Garzas Negras" sobre algunas cosas, si mal no recuerda, esa extraña enfermera le había dicho que supuestamente pueden ayudarlo con esto, no sabe si se refería a sus poderes, si es que ella ya sabía lo que iba a pasarle después de inyectarse el "antídoto", para informarlo de la "skullgirl" o algo más.

El ascensor se detiene en el piso correspondiente, se abren las puertas y el joven se dirige hacia su departamento.

Por el otro lado, aparte de que acaba de conseguir un nuevo trabajo, él acaba de averiguar que su madre es pareja de un criminal, un mafioso para ser exactos, según lo que descubrió hace unas cuantas horas en el restaurante, el pelirrojo no puede quedarse de brazos cruzados ante esto, tiene que encontrar a su madre y hacerle unas cuantas preguntas.

Al llegar a su departamento y entrar tras desbloquear la puerta con la llave, él la cierra de nuevo, entra en el baño, se desviste, y comienza a bañarse.

Mientras se da una buena ducha, Jimmy piensa en sus opciones y decide ir primero a consultar a las Garzas, ya que por ahora es su mejor apuesta para averiguar qué está pasando, aunque no tiene muchas pistas, y si lo que le dijo aquella enfermera voluptuosa es cierto, entonces puede que tengan algo de información al menos.

Al terminar de asearse, secarse y colocarse la bata, procede a lavar su ropa a mano, escurrirla y ponerla encima de dos sillas en la terraza para que se seque durante la noche.

Pero la pregunta del millón es ¿Cómo los va a convencer de escucharlo?... bueno, ya pensará mañana que hacer, ya que ahora está muy cansado.

Jimmy llega hasta la habitación con cama king size, y al acostarse se duerme casi de inmediato.

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Otra vez todo está oscuro, pero esta vez se llega a divisar unas pequeñas estrellas, como si estuviese flotando en el cielo nocturno.

Jimmy mira a su alrededor y puede ver su cuerpo de nuevo, pero esta vez siente que puede moverse, y eso hace.

Y mientras recorre el lugar mirando a su alrededor, de repente él oye una suave voz que le resulta familiar.

—Oh, que inesperado, nos encontramos otra vez —dice Aeon con algo de sorpresa—.

Cuando él voltea en dirección a la voz logra identificar una leve silueta rodeada de una leve luz blanca en este extraño lugar, pero todo lo que logra identificar de aquella figura es una especie de manto de monja.

—Espera, tú eres... ¿Aeon? —pregunta el pelirrojo confundido—.

—Exactamente, soy yo —responde Aeon con su calma habitual, pero con notoria alegría—, es bueno escucharte de nuevo, pese a que apenas pueda distinguirte un poco esta vez.

—Igualmente, aunque sé que fue muy repentina la despedida, lamento eso—se disculpa él—.

—No pasa nada, nosotras tampoco pudimos despedirnos, no te sientas mal —responde ella—.

Tras unos momentos de silencio, Jimmy nota que la otra voz que también le habló ayer aún no ha dicho nada, y tampoco puede divisar otra silueta en este lugar.

—Por cierto ¿Dónde está...? ¿Venus, creo que se llamaba? —interroga él intentando hacer memoria—.

Por unos momentos él ve a la dueña de la voz, o bueno, la silueta de ella llevándose una mano al mentón mientras parece intentar recordar hasta que parece acordarse.

—Oh, ya recuerdo, ella se ha ido con madre a ordenar algunas cosas —responde ella—.

Tienen madre, piensa Jimmy, él no se esperaba esto, pero tampoco puede decir que lo sorprende teniendo en cuenta lo que acaba de pasarle recientemente, pero eso inmediatamente le genera un par de dudas.

—¿Cosas? ¿Qué cosas? —él levanta una ceja—.

—¿Recuerdas esos artilugios que mi hermana mencionó en tu visita anterior? —contesta ella con otra pregunta—.

—Sí, ella mencionó algo como eso —responde el pelirrojo recordando su anterior visita—.

—Así es, a veces se amontonan y hay que ordenarlas todas, o tirarlas si es que no deseamos conservarlas —explica Aeon—.

Jimmy se queda pensando un poco.

—Así que tienen las manos llenas ¿eh? —concluye él—.

La muchacha asiente con la cabeza, y procede a pensar un poco ella también.

—Por cierto, aún no te he preguntado... ¿Cómo llegaste aquí? —cuestiona ella con curiosidad—, este lugar no es precisamente fácil de encontrar, de hecho, ni siquiera nosotras sabemos dónde estamos exactamente.

El pelirrojo suspira y tras acomodarse un poco le responde.

—Quizás quieras sentarte, o lo que sea que hagas en este lugar para estar cómoda, porque será una larga historia.

—De acuerdo, dame un momento —responde Aeon yendo rápidamente a quién sabe dónde—.

Tras unos momentos ella vuelve a aparecer con lo que parece ser una... ¿taza?

—Prosigue —responde ella apenas conteniendo la emoción—.

Jimmy toma aire, y le cuenta lo que le ocurrió en estos días mientras Aeon escucha con atención, tomando un sorbo de su taza de vez en cuando, pero no tardó mucho en suspirar de asombro y cubrir su boca con una mano en cuanto el pelirrojo le menciona la tragedia.

—Y eso es más o menos lo que pasó —termina Jimmy—.

La muchacha se mantiene en silencio durante unos momentos hasta que exhala y contesta.

—Vaya... realmente lamento lo de tus amigos, espero que se encuentren bien —dice ella con dolor y pesar—.

—No te preocupes, al menos siguen vivos, solo resta esperar a que se recuperen, si es que lo hacen... —contesta el pelirrojo con tristeza—.

Tras un silencio incómodo, Jimmy comienza a verse borroso otra vez y a sentir que se desvanece.

—Supongo que debo marcharme ya —dice él mirando su mano desvaneciéndose—, nos vemos luego, y saluda a Venus de mi parte.

—Está bien —responde Aeon con tristeza, para luego sonar un poco más animada—, tus saludos serán dados, hasta que nos volvamos a encontrar, Jimmy.

Tras despedirse, el pelirrojo se desvanece por completo.

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Jimmy lentamente abre los ojos bostezando mientras estira los brazos y las piernas, luego de levantarse de la cama y ver la hora en un reloj de la casa mostrando que son las 9:00 de la mañana, él procede a ir a la terraza a retirar su ropa seca, aún vestido en bata, ya que no tiene otras prendas todavía.

Después de cambiarse y ver que su heladera no tiene nada, él recuerda el buffet de la planta baja, y decide ir a comer algo.

Mientras baja por el ascensor, Jimmy piensa en lo que habló con Aeon en ese extraño lugar.

Aparte de descubrir que estas dos entidades tienen una madre, y que parecen tener de todo en donde están respecto a lo que objetos se refiere, una duda estuvo en su cabeza durante todo este tiempo, bueno, dos para ser exactos.

—¿Quiénes o qué son ellas realmente? —se pregunta a sí mismo el pelirrojo mientras se cruza de brazos reflexionando—.

¿Y que eran esas visiones que tuvo la primera vez que conoció a esas dos? Piensa él confundido.

Dichas visiones aún siguen apareciendo en su mente, confundiéndolo bastante, aquel sitio desolado y destruido, aquellas damas de aspecto extraño, se parecían... a ella.

Jimmy cierra y aprieta las manos con ira al recordar a la responsable de sus problemas actuales.

Si tan solo pudiese devolverle lo que le ha hecho, si tan solo tuviese alguna manera de hacerla pagar, piensa el pelirrojo enfurecido sin ser consciente de que varios objetos empezaron a materializarse de su cuerpo.

Solo para que éstos se desvanezcan en el instante en el que sus pensamientos son interrumpidos por el sonido de las puertas del ascensor abriéndose, Jimmy rápidamente espabila y sacude la cabeza mientras respira para calmarse y sale del ascensor al llegar a la planta baja, se dirige al buffet, una vez él llega, procede a elegir su comida.

Sin mucha imaginación en el momento, él elige el primer platillo que se ve medianamente decente, y decide ir a sentarse donde haya una mesa libre.

Mientras busca un lugar donde desayunar cómodo, el muchacho ve algunas caras familiares de Bullworth, de las cuales él se detiene a saludar algunas.

El señor Galloway con la señorita Phillips desayunando juntos, Edna, la cual es una sorpresa para el pelirrojo el verla allí comiendo, Lola Lombardi, la cual está llorando en una esquina mientras sostiene una foto, la cual él ya se hace una idea de quien es, un grupo de nerds jugando un juego de mesa, algo desanimados, y otros más los cuales él no recuerda bien sus nombres.

Pese a ver cierta cantidad de gente en el lugar, el pelirrojo no puede evitar pensar en las personas que no están presentes, o que no tuvieron tanta suerte de estar en New Meridian a salvo, lo cual inmediatamente vuelve a enfurecerlo.

Mientras se sienta en un sitio libre y algo alejado de las personas que se encontraban presentes, procede a desayunar solo para intentar calmarse de una buena vez.

Todo esto se siente como el día en que llegó a Bullworth, solo, perdido, sin amigos que lo acompañen, bueno, en realidad si tiene amigos, solo que no parece que puedan acompañarlo aún, pero al menos tiene eso.

Sacudiendo un poco la cabeza para despejar un poco sus pensamientos, Jimmy piensa lo que hará estos días, lo importante hoy es ver si puede hablar con las Garzas negras de una vez por todas, eso y ver dónde puede empezar a buscar a su madre, claro está.

Si bien él no sabe si lo que le dijo aquella enfermera peli azul es verdad o no, el muchacho vuelve a recordar que no posee ninguna otra pista sobre donde averiguar lo que está ocurriéndole, así que no tiene otra opción, quizás puedan ayudarlo con sus "poderes".

La idea de hacer pagar a la skullgirl por lo que hiso vuelve a pasar por su mente unos segundos, para después ser rápidamente hecha a un lado, él duda que pueda hacer algo contra ella, pero quizás esta gente sí, bueno, solo hay una forma de averiguarlo...

Jimmy termina de comer, se levanta, se despide de la gente que saludó, y marcha para la salida del hotel.

—Nada mal para una comida gratis —dice él con satisfacción mientras se marcha por la puerta—.

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Nunca en su vida hubiese pensado que se dirigiría hacia las autoridades de un sitio buscando ayuda, es lo que ahora piensa Jimmy mientras se aproxima a hablar con los soldados en la entrada del cuartel.

Ahora que lo piensa mejor, es hasta irónico, normalmente era él el que se revelaba contra las autoridades de las escuelas y se metía en problemas, y ahora es él el que va a pedirles ayuda, como cambian las cosas a veces, obviamente omitiendo el hecho de que se trata de una amenaza bastante grande considerando como es la skullgirl, o al menos lo que él descubrió al verla en acción.

Al acercarse lo suficiente a la entrada, ambos guardias hacen más rígida su postura.

—¡Alto ahí! —anuncia uno de los guardias alzando la palma de la mano en señal de alto—, esta área está restringida, no se permite paso a nadie sin autorización.

Genial, parece que las cosas no van a salir tan a pedir de boca, algo que no sorprende a Jimmy, pero que, aun así, no le impide suspirar molesto ante esta situación.

—De acuerdo, ¿Cómo puedo ser autorizado? —consulta él siendo lo más educado posible—.

—Tendrá que comunicarse con nuestra base de operaciones por teléfono, y consultar para una audiencia —replica el otro guardia con calma—.

—Esperen un momento ¿cuánto tiempo me llevaría eso? —pregunta Jimmy levantando una ceja—.

—Eso depende de que tan ocupada esté la agenda del personal, y normalmente lo está así que yo diría que alrededor de unos días hasta que se encuentre un espacio libre como mínimo —contesta el soldado—.

El pelirrojo comienza a tensarse, por un lado, él simplemente podría esperar, pero no cree que tenga mucho tiempo para eso porque no sabe qué otros síntomas podrían tener sus nuevas habilidades aparte de esos sueños extraños, además, teniendo en cuenta lo que ocurrió ayer, algo en su mente lo hace pensar que si no consigue respuestas pronto puede que ocurra algo peor y no esté preparado, y ahora que lo recuerda, juzgando por su estadía en el hospital, si esa gente no pudo encontrarle nada raro en su ADN, entonces no cree que le quede nadie más a quien preguntar, y aún si lo hubiese, está demasiado desesperado como para considerarlo ahora.

—Disculpen, pero ¿no hay una manera de conseguir una audiencia más rápido? Es algo muy urgente, verá, yo soy uno de los refugiados de Bullworth, y necesito ayuda —intenta persuadirlos el pelirrojo—.

Los guardias se miran entre ellos para luego voltearse a mirar al muchacho.

—Lo siento muchacho, pero no creo que se pueda hacer algo al respecto —responde uno de los soldados con pena—.

—No podemos permitirte el paso así nada más, tenemos estrictas órdenes de no hacerlo, salvo que haya excepciones, y lamento decir esto, pero no parece ser el caso ahora —responde el otro con tranquilidad—.

El pelirrojo ve que no va a lograr convencerlos con palabras, pero... quizás pueda hacer algo, no sabe si funcionará, pero al menos puede intentarlo.

—Miren, no se asusten y déjenme explicar, cuando yo estuve en el incidente, la skullgirl me atacó, y de no ser porque una extraña persona me entregó algo que me inyecté, no estaría aquí ahora, debido a ese "algo" me salvé, pero eso no es todo, después de levantarme en el hospital, me ocurrió esto —explica él extendiendo la mano al frente, lentamente creando una bomba fétida, la cual remueve con cuidado—.

Los soldados inmediatamente se ponen en guardia en cuanto el joven hace eso.

—¡Esperen! —exclama Jimmy levantando una mano y dejando la bomba fétida al lado suyo con la otra—, sé que les parece raro, y que estoy loco, pero tienen que creerme, es una larga historia, y es por eso que necesito una audiencia lo antes posible, creo que ustedes son las únicas personas que podrían ayudarme con esto.

Ambos guardias se relajan un poco pero aún siguen en guardia, uno de ellos saca un comunicador y procede a hablar a través de él.

Ya está, van a llevarlo a una correccional, a la cárcel, o al manicomio, piensa el pelirrojo mientras se prepara para lo peor.

—Entendido lo haremos pasar, cambio—responde uno de ellos al comunicador mientras el otro vigila al joven—.

Jimmy abre los ojos al oír esto, acaso... ¿Los convenció?

—Parece que hoy estás de suerte muchacho, la princesa justo ahora tiene un poco de tiempo disponible, pero te estaremos vigilando —advierte el soldado del comunicador—.

—¿Princesa? —pregunta el pelirrojo confundido—.

—Ya lo verás cuando entres —responde el otro abriendo las puertas—.

El joven se sorprende al ver que pudo convencerlos, casi tira la toalla, pero parece que lo logró, ahora, solo resta hacer las preguntas.

Luego de que llamaran a otro par de soldados que patrullaban en el patio, éstos proceden a escoltar a Jimmy hacia el interior del cuartel.

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Una vez adentro del edificio principal, el pelirrojo y los soldados se dirigen hacia lo que parece ser la oficina principal, después de unos minutos de caminata, subir unos pisos en ascensor, y pasar por un gran pasillo con otros soldados en guardia, ellos llegan a su destino, un despacho abierto con un gran escritorio lleno de papeleo con diferentes cuadros y fotos alrededor.

Sentada en la silla, aparentemente terminando su trabajo, se encuentra una mujer que aparenta estar en sus veintitantos años, de piel blanca, cabello largo rojo, y ojos color miel, vistiendo una polera, una falda de oficina y unos zapatos sin cordones, todas las prendas siendo de color negro, y lleva un colgante con una cruz petrina plateada.

A su lado se encuentra un paraguas extraño que parece tener esferas anaranjadas en cada uno de los lados, una punta afilada de acero y un mango del mismo material.

La dama ordena los papeles, para después colocarlos a su derecha y dirigir su mirada hacia ellos.

—Se me ha informado de que alguien deseaba una audiencia y no podía esperar ¿Qué ocurre? —pregunta al trío—.

—Su alteza—dicen los soldados haciendo una reverencia para después hacer un saludo militar—.

¿Su alteza? ¿Ella es la princesa de la que hablaban? Se pregunta Jimmy en su mente, si es así, entonces en serio no viste como él pensaba que lo haría, el esperaba que llevase algún vestido, o prendas de ropa más ostentosas, más de la realeza, pero, ahora que lo piensa y la mira bien, tiene sentido que vista de esa forma, después de todo él duda que sea cómodo dirigir una unidad de fuerzas especiales llevando vestido y tacones todo el tiempo, o eso es lo que él cree.

—Em, ¿hola qué tal? —saluda él incómodo—.

Los guardias al ver esto tienen reacciones variadas, algunos ríen disimuladamente, otros se llevan la mano a la frente de la vergüenza ajena, y otros simplemente se incomodan ante la incapacidad del muchacho para dirigirse a la realeza, la mujer levanta una ceja observándolo atentamente con expresión ilegible, para luego entrelazar sus dedos mientras se acomoda mejor en su asiento.

—Buen día, asumiré que usted es aquel de quien me hablaron, ¿a qué se debe esta visita? —consulta ella sin cambiar su expresión—.

Jimmy no sabe por qué, pero siente una gran presión ante esa mirada de ella, será mejor que elija sus palabras con cuidado, ya que tiene la sensación de que no está dejando la mejor de las primeras impresiones, si es que los sucesos que acaban de pasar hace unos momentos no fuesen suficiente evidencia de ello. Luego de respirar hondo para mantener la calma, él empieza a hablar.

—Necesito ayuda, e información, si no es mucha molestia.

Ella vuelve a levantar una ceja.

—Imagino que esa no debe ser la única razón por la que usted no pudo esperar hasta un mejor momento ¿verdad? ¿podría elaborar? —pregunta con notoria molestia y frunciendo el ceño—.

—Bueno, bueno, lo siento —se disculpa el pelirrojo sudando un poco—. Son varias cosas, pero más que nada es sobre la skullgirl.

—Esa información es confidencial —responde inmediatamente con un tono de voz más calmado pero firme—.

Carajo... bueno, parece que esto no va a ser tan fácil, piensa el pelirrojo.

—Mire, yo soy uno de los refugiados de Bullworth, y... —Jimmy intenta convencerla sin mucho éxito—.

—Ya me han comunicado eso, pero, aun así, no podemos, ya hemos tenido bastantes bajas de civiles, si estamos ocultando esta información es por algo, mucha gente busca a la skullgirl, o mejor dicho, el skullheart, por diferentes fines —frunce el ceño de nuevo—, sea cual sea el problema, nosotros nos haremos cargo de la amenaza.

Jimmy levanta una ceja.

—¿Skullheart? —pregunta él confundido—.

La dama se da cuenta inmediatamente de lo que acaba de divulgar, y chasquea la lengua mientras le dirige una mirada fría al muchacho.

—Ya no puedo decirle más, si eso es todo, por favor retírese —dice ella señalando hacia la puerta con un gesto de mano abierta—.

Ante esto, los guardias se dirigen hacia el para escoltarlo a la salida, esto es malo, muy malo ¿ahora que hace? ¿espera unos días con cita previa como se debe? Podría ser, pero viendo lo que preguntó él ahora, ni siquiera se molestarían en darle otra oportunidad ¿les hace un favor? No, duda que sepa que hacer por ellos, ¿pelea? No, no va a meterse en problemas y causar una impresión incluso peor, así que, por primera vez en su vida, la pelea no es buena opción, los guardias se acercan más, él tiene que pensar rápido.

—¡Espere, no es solo eso! ¡hay algo más! —exclama él desesperado—, solo déjeme decirle y me iré.

—¡Alto! Déjenlo que hable —ordena ella levantando la voz lo suficiente para ser oída por los guardias—.

Al ver que los guardias se detienen, él inmediatamente empieza.

—Escuche, a mí no me importa ese tal skullheart, o lo que sea de lo que habla, la razón por la que quiero información, ¡es porque quiero que esa... skullgirl!, ¡pague por lo que hiso! ¡¿De acuerdo?!

La mujer levanta ambas cejas, para después mantener la compostura.

—Hasta venir aquí, la única pista que tenía era lo que alguien me dijo en Bullworth de ustedes, pero no sé qué hacer, tampoco sé a quién más preguntar ¿de acuerdo? —dice él con molestia—, ayer tuve que ir a ver a mis amigos al hospital luego de haber estado dormido durante tres días desde lo que me ocurrió, es más, ¡casi morí allá de no ser porque ese "alguien" me salvo!

La expresión de la pelirroja y su mirada se aflojan un poco al escuchar esto.

—Pero eso no es todo —continúa el muchacho frunciendo el ceño—, casi pierdo a toda la gente que me importa, vi cómo dejo en un horrible estado a uno de mis amigos, ¡casi mató a otros! —termina él empezando a perder la calma mientras se lleva una mano a la cara—.

Jimmy siente sus ojos humedecerse por el recuerdo de las tragedias que le ocurrieron estos días, pero inmediatamente se seca los ojos y reprime las lágrimas como puede mientras respira hondo otra vez para calmarse, algo que no es pasado por alto por la princesa.

No parece estar fingiendo, piensa ella.

—Escuche, lamento haber interrumpido su trabajo, descanso, o lo que tuviese que hacer y desperdiciar su tiempo también —se disculpa mientras se calma—, no tiene que decirme nada que no deban revelar ¿sí?, Pero por lo menos quiero saber algo de la causante de todo esto, aunque sea un poco.

La regente respira hondo lentamente asimilando los hechos.

La skullgirl siempre causará catástrofes como ésta, dejando a gente sin hogar, y muchas veces, sin familia, este muchacho es otra víctima, al igual que todos los desafortunados de Bullworth. Puede entenderlo... ese dolor es más que familiar para ella.

—Lamento mucho lo que le ocurrió, nadie merece ver sufrir o morir a sus seres queridos, o que su hogar sea destruido de esa forma—su expresión se afloja más—, pero, aun así, no debo revelar esta información a un civil, al hacerlo, podría involucrarlo indebidamente o ponerlo en peligro a usted, por favor, entiéndalo —responde ella con calma y ocultando su pesar—.

El pelirrojo mira al suelo con una expresión de derrota, mientras se calma, llegando a una conclusión, ya no le queda más alternativa y no sabe qué más hacer, intentó buscar información de la skullgirl, y parece que no va a recibirla, al menos por ahora, pero quizás puedan ayudarlo con algo más.

—Está bien, ya no insistiré con eso, usted gana —dice él levantando la mirada y dirigiéndola hacia la regente—, pero hay algo más que quiero mostrarle, otro problema con el que necesito ayuda, si puedo, claro.

Otro problema... ¿qué será esta vez? es lo que se pregunta mentalmente la pelirroja, pero decide darle el beneficio de la duda, si pudo escuchar todo esto, ¿por qué no escuchar un par de cosas más?

—Adelante, ¿en qué puedo ayudarlo? —replica ella asintiendo con la cabeza—.

De acuerdo, allá vamos, piensa Jimmy mientras respira hondo.

—Se trata de la razón por la que me salvé de la muerte, ¿recuerda ese "alguien" que me salvó?, bueno, resulta que esa persona de la que hablo era una especie de enfermera extraña que me dio algo cuando yo estaba desangrándome —él se detiene un momento para hacer memoria—, no sé muy bien que era, pero tuve que inyectarme eso —cuenta él haciendo memoria—.

La expresión de la pelirroja se torna curiosa mientras continúa escuchando.

—Apenas lo hice, mis heridas se curaron completamente, como si nunca hubiesen estado allí, pero eso también tenía "efectos secundarios" o eso creo que me dijo esa tipa antes de irse.

¿Efectos secundarios?, es lo que piensa la dama sin gustarle como suena esto.

—No sé a dónde se fue, porque después de eso sentí dolor en todo mi cuerpo, quedé inconsciente y luego desperté en un hospital en esta ciudad —continúa él—.

En un principio, la princesa simplemente sigue escuchando, pero en cuanto el muchacho vuelve a mencionar a esa enfermera, unas dudas comienzan a manifestarse en la mente de la pelirroja, pero decide guardar las preguntas para cuando él termine.

En cuanto al joven, él decide que es mejor omitir lo de sus sueños extraños, ya que no quiere hacer esto aún más tedioso de lo que ya es, y honestamente no cree que puedan darle muchas respuestas respecto a eso.

—Cuando desperté no sentí nada raro, pero luego me enteré de que puedo hacer esto —el pelirrojo extiende la mano hacia el frente con la palma hacia arriba—.

Acto seguido, Jimmy lentamente crea un polvo pica pica, y una bomba fétida que apoya en el suelo al ver que los guardias le apuntan con sus armas.

—¡No disparen! —ordena la princesa levantándose de su escritorio con expresión sorprendida—. Has eso de nuevo por favor.

El pelirrojo obedece y crea un petardo junto con otra bomba fétida más, la pelirroja toma el artilugio de las manos de él y lo examina de cerca.

Normalmente, ella creería que esto es una broma de mal gusto, pero al ver que ese muchacho literalmente produjo esos objetos desde su propio cuerpo y no de sus bolsillos o de sus mangas, lo cual sería poco probable dado el caso, ya que están arremangadas, es ya suficiente demostración de que no está lidiando con una persona cualquiera, por lo tanto, es momento de aclarar sus dudas.

—¿Recuerdas el aspecto de aquella enfermera? ¿Su nombre, si es que te lo dijo? ¿o alguna otra cosa? —pregunta la regente mirándolo fijamente—.

—Creo que tenía pelo azul, un ojo raro, y un parche en el otro —replica Jimmy haciendo memoria como puede—, un cuerpo... voluptuoso. Y si mal no recuerdo creo que se llamaba... ¿Valentine? ¿Puede ser?

La dama abre los ojos al escuchar esta información, Valentine, ¿no era ella uno de los miembros que trabajaban para...? un momento, esto no puede ser coincidencia, es lo que concluye ella, pero eso tendrá que comprobarlo después, ahora tiene otro asunto importante con el que lidiar, aunque parece que esto no será una pérdida de tiempo después de todo.

—Mire, sé que todo esto le parecerá una locura, y que probablemente se pregunte porque no consulté con algún hospital u otra gente sobre lo que me inyectaron y demás —comenta Jimmy alzando las manos abiertas—.

Él baja las manos, pensando unos momentos, para después continuar.

—Bueno, me han revisado y estoy en buenas condiciones según lo que me dijeron el doctor y la gente de recepción, pero creo que, si hubiesen visto un problema con mi ADN o algo raro, ya me lo hubiesen dicho, o lo que yo tengo escapa a sus conocimientos o lo que sea.

Jimmy se acomoda un poco la camisa mientras suspira.

—Y según me dijo esa enfermera ustedes pueden ser las únicas personas que podrían ayudarme con esto, no sé si creerle o no, pero como le dije, no sé en donde más buscar y no creo que alguien más vaya a creerme sin pensar que estoy loco o catalogarme como un fenómeno por lo que puedo hacer ahora —termina él tomando aire tras la exhaustiva explicación—.

La pelirroja se lleva una mano al mentón mientras analiza la situación, por lo que acaba de ver hasta ahora, si bien este muchacho no muestra señales de estar mintiendo, aún está la posibilidad de que sea algún espía o algo así, no cree que lo segundo sea el caso, pero para estar segura...

—El laboratorio Zero y el laboratorio 8 ¿Qué son y a que se dedican? —pregunta ella mirando fijamente a los ojos del joven—.

El pelirrojo responde con una mueca de confusión y una ceja levantada, ¿laboratorios? Se pregunta él mentalmente.

—No sé, serán laboratorios que investigarán algo, diseccionarán cosas, ¿yo qué sé? —replica él confundido—.

—¿Sabes lo que es una unidad ASG? —pregunta inmediatamente después de que el muchacho conteste y sin apartar la mirada de los ojos de éste—.

—Eh, no, ¿debería? —responde aún más confundido—.

Sin gestos innecesarios, su ignorancia no es fingida, y ningún tic nervioso o reacción involuntaria identificable.

—De acuerdo, no pareces mentir, pero aún no has especificado con qué quieres nuestra ayuda exactamente, solo el por qué la buscas —dice ella levantando una ceja—.

Jimmy piensa por unos momentos.

—Quiero descubrir qué es exactamente este "poder" extraño que tengo, y si pueden ayudarme a controlarlo mejor de alguna manera —dice él mirando la palma de su mano para luego cerrarla y dirigirle una mirada determinada a la regente—, pido mucho, lo sé, así que a cambio de eso tal vez yo pueda ayudarlos con algo a ustedes, si me lo permiten por supuesto.

—Espera un momento por favor —dice la regente—.

Ella se dirige a su escritorio para rápidamente sacar una pluma y empezar a escribir en un papel en blanco a la vez que saca un comunicador y comienza a hablar, aparentemente notificándole a alguien sus recientes descubrimientos, finalmente luego de unos 5 minutos, se levanta nuevamente de la silla, toma el paraguas que está al lado suyo y vuelve con el muchacho.

—Puede que quieras sentarte en la sala de espera, en un momento vendrán a solicitar una muestra de ADN tuya antes de realizar cualquier cosa.

—Gracias... y lamento la molestia —se disculpa Jimmy—.

—No hay de que agradecer, de hecho, es lo menos que puedo hacer teniendo en cuenta la información que me has dado —responde la princesa—.

—Por cierto, olvidé presentarme, soy James Hopkins pero dígame Jimmy —él extiende la mano—.

—Parasoul Renoire, un placer —corresponde ella el saludo sonriendo levemente—.

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Al mismo tiempo, en otro lugar en la ciudad de New Meridian, se puede ver un auto dirigiéndose hacia una casa de aspecto ostentoso, de dicho vehículo se bajan tres figuras, dos de ellas son Riccardo y Lawrence, el segundo con unos puntos de sutura en la nariz, los cuales se bajan primero, la tercera figura se baja después de que el larguirucho le abra la puerta para luego cerrarla una vez estando todos afuera.

Al entrar a la casa y llegar al comedor, los dos rufianes y la otra persona se encuentran con un hombre de mediana edad vestido de traje marrón encima de una camisa blanca con corbata negra, pantalones de vestir de color beige, zapatos negros y lentes de aumento, de cuerpo ancho, cabello castaño, y ojos grises.

Aquel hombre parece estar visiblemente molesto, pero cuando ve a la tercera persona llegar, su expresión se afloja y se contenta.

—Stella —saluda éste a la tercera figura dándole un beso en la mano—, ¿Cómo te ha ido esta vez? —pregunta con una sonrisa gentil—.

La tercera figura, de nombre Stella se sienta en una silla ofrecida por Riccardo, apoyando en una mesa a su derecha unas hojas con palabras tachadas y direcciones de diferentes sitios.

—Aún nada —responde ella con tono molesto—.

Luego de que el larguirucho y el barrigón se fueran a otra sala para darles privacidad, la luz del comedor revela a una mujer de mediana edad, piel blanca caucásica, ojos marrones muy maquillados y cabello castaño estilo Bob, vestida con una chaqueta purpura con recortes animal print de leopardo, un vestido violeta oscuro debajo de ésta, con zapatos de tacón alto color purpura claro.

—Éste ya es el décimo lugar que reviso esta semana, ¿Dónde estará? —la mujer de nombre Stella se acomoda en la mesa mientras llevándose las manos a la cabeza, para después suspirar cansada y preocupada—.

El castaño frunce un poco el ceño y mira al suelo ante esta respuesta.

—No te preocupes, New Meridian es un sitio enorme, aún debe quedar donde buscar —le asegura él sentándose a su lado con calma—.

—Tal vez sí, pero... ¿y si lo peor ya ocurrió? —cuestiona ella con pena mirando por la ventana la ciudad—, ¿cómo sé si lo volveré a ver siquiera?

El señor apoya su mano en la espalda de la mujer ofreciéndole una mirada serena para luego sonreír sinceramente.

—Estoy seguro de que aparecerá, no te desanimes —dice él tratando de consolarla—, aunque es una pena que no tengas otras fotos para identificarlo mejor, pero no puedo culparte por eso, el incidente nos tomó por sorpresa a todos —él mira hacia la ventana—.

Ambos se quedan contemplando juntos el bello paisaje urbano a través de las ventanas del hogar, en absoluto silencio. Stella se apoya lentamente en él mientras lo abraza pasando un brazo por la espalda del hombre, mientras éste corresponde el gesto, tras unos momentos de compañía, ellos oyen pasos detrás, al voltearse ven a Riccardo sudando frío y con algo de nervios.

—Em... lamento interrumpir el momento señor Vitale... pero debemos informarle de algo... urgente —dice él respirando profundamente entre algunas de sus palabras por los nervios—.

—Ve a la cocina, estaré allí en un momento, si no te importa —responde el hombre llamado Vitale dirigiéndole una mirada fría—.

—S-sí señor Vitale, —tartamudea el larguirucho mientras se retira a toda velocidad—.

El mafioso suspira pesadamente, cada vez que estos imbéciles vienen así de nerviosos es que algo salió mal o que debe limpiar sus desastres, solo es el comienzo del día y ya no desea más molestias por hoy, primero, el supuesto hijastro que debía conocer en unas semanas desaparece tras la catástrofe, luego la skullgirl está causándoles problemas a ellos más que a nadie, ya que según lo que se enteró hoy, cada una de las familias Medici en Maplecrest han sido eliminadas por ella, con la excepción de una... la cual no desea recordar en este momento, y ahora, él supone que esos dos se metieron en un lío del que aparentemente no salieron bien parados, este va a ser un largo día, piensa él mientras se acomoda en el lugar para calmarse un poco, para después dirigirle una mirada comprensiva a la mujer.

—Sé que seguirás buscando en otros lugares, pero, ¿alguna vez volverás a revisar en los que ya viste? —pregunta Vitale—, puede que no haya llegado antes y ahora sí, quizás lo hayan visto o puedan identificarlo si tienes sus datos.

—Puede ser, tienes un punto —responde Stella devolviéndole la mirada con esperanza—.

—Por ahora descansa, ¿sí?, almorzaremos en unos minutos —él sonríe plácidamente—, mientras tanto iré a hablar con esos dos, no me tardo.

Vitale le da un beso en la mejilla, se levanta de su silla, y se dirige al comedor.

Stella saca una foto de su bolsillo, en ella está un niño pelirrojo de no más de 6 años de edad sonriendo alegremente junto a un hombre pelinegro sonriendo con la misma intensidad, aparentemente ambos disfrutaban la compañía el uno del otro, y junto a ellos está una mujer castaña, con una sonrisa forzada.

—Espero que esté bien —dice ella suspirando—.

()()()()

En la cocina de esa misma casa se puede ver a Vitale frente a Riccardo y Lawrence, el segundo y el tercero sudando como si no hubiese mañana, mientras se preparan para darle unas noticias que aparentemente no iban a agradarle mucho al mafioso, el primero ya se veía venir esto desde que los vio entrar a la casa, así que suspira, harto de esperar.

—¿Y bien? ¿Qué pasó? —pregunta él ocultando su molestia con una expresión calmada—.

—B-b-b-b-b-b-bueno... —tartamudea Lawrence mientras se acaricia levemente su nariz suturada—.

—T-tenemos buenas y malas noticias —dice Riccardo nervioso—.

La expresión del líder no cambia mientras los mira fijamente, causando que ambos traguen ante esto.

—¿Y que esperan? Cuéntenme.

—La buena noticia es que ayer encontramos a la mujer pez que nos envió a buscar jeje —dice Lawrence intentando ocultar sus nervios como puede, pero fallando estrepitosamente—.

—¿Una de las hijas del rey del río? —Vitale levanta una ceja—.

—¡Exactamente! La mala noticia es que... verá... —responde el barrigón con risa desigual—.

—¿Ver qué? escúpelo ya —el mafioso frunce el ceño—.

Lawrence mira a Riccardo con expresión preocupada, pidiéndole ayuda con la mirada, y el larguirucho, aún nervioso, procede a toser un poco para limpiar la garganta antes de hablar.

—Alguien... nos impidió traerla.

Vitale suspira molesto mientras rueda los ojos, para luego recuperar la compostura y su expresión se afloja.

—Prosigue —ordena él con calma—.

Los dos subordinados proceden a contarle todo lo que les pasó el día anterior, hasta el incidente del restaurante.

—Y.… así fue —dice Riccardo riendo con nervios—.

El mafioso pestañea un par de veces sin dejar su expresión calmada y fría, procesando lo que acaba de escuchar.

—Permítanme ver si no escuché mal —él se acomoda los lentes—. Encontraron a una de las hijas del rey del río tal como les ordené.

Vitale guarda silencio durante unos segundos esperando una confirmación.

—Ehm, sí —responde Lawrence nervioso—.

—Y cuando lograron poner sus manos en ella, cuando la tenían a su alcance —frunce el ceño—, ¿La gata ladrona y un mocoso les dieron una paliza? Puedo entender que ese saco de pulgas los sorprendiera, pero ¿un mocoso cualquiera?

Ambos subordinados miran a su jefe temblando del miedo hasta que ambos tragan y asienten.

Riccardo toma aire y se arma de valor para argumentar

—Pe-pero ellos no eran ningún chiste seño-.

—¡Silencio! —lo interrumpe Vitale—.

Ambos lacayos quedan paralizados y temblando del miedo.

—No quiero oír ni una sola excusa más, si ustedes dos hubiesen tomado las precauciones debidas, nada, de esto, ¡hubiese!, ¡PASADO! —él gradualmente sube el tono de su voz aún más—.

El mafioso cierra los ojos y comienza a respirar hondo repetidas veces para calmarse.

—Pero, no son noticias del todo malas, al menos encontraron a esa felina rastrera, solo resta ser más cuidadosos la próxima vez —murmura para sí mismo—.

Cuando finalmente se relaja, les vuelve a dirigir la mirada a los dos.

—Ustedes tienen mucha suerte, si bien no cumplieron con lo que les ordené, al menos sabemos dónde se encuentra quien nos arrebató la gema de la vida.

El barrigón y el larguirucho tragan saliva, nerviosos.

—Por esta vez se salvan, pero que no se repita, o habrá consecuencias, ¿Está claro? —les advierte, enojado—.

—Si señor Vitale, más claro que el día —responden ambos subordinados con las piernas temblorosas—.

—Si no tienen nada más que decirme, lárguense ya —ordena el mafioso—.

Ambos secuaces asienten, y se marchan un poco más relajados, una vez que se marchan, el mafioso se pone a pensar en la información que le fue otorgada.

—Esa alimaña, no esperaba que la encontrásemos tan pronto, pero es una buena noticia, al menos sabemos en donde podemos buscarla —Dice él para sí mismo—.

Al fin, después de tantos años de búsqueda, la tienen casi donde quieren, pero sus prioridades en este momento son otras, él nunca pensó que llegaría el día en el que priorizaría a alguien más antes que a él, pero no es momento de lamentos, si éste aún vive, tiene un posible hijastro al que encontrar.

—Aun así, ¿un chico pelirrojo y de baja estatura? No es una información muy consistente para rastrear a quién fue cómplice de esa gata —Vitale se cruza de brazos analizando dicha información—.

El mafioso lo considera un poco más y decide que estará pendiente de esto, no sería la primera vez que esa felina se alía con otra gente para esconderse, o causarle problemas a su familia.

Sus pensamientos son interrumpidos por un sujeto de aspecto robótico, alto y muy delgado, vestido con un sombrero bombín color azul oscuro, un tuxedo del mismo color con partes amarillas, camisa blanca con moño negro, guantes blancos y zapatos de vestir negros.

—Señor, lamento molestarlo en este momento, pero vengo a recordarle que esta noche es la reunión —dice este—.

—Cierto, pero voy a necesitar que Stella esté con alguien más entonces, esta skullgirl... parece tener algún rencor hacia nosotros —se detiene y le dirige la mirada—. Los miembros de la familia que han muerto hasta ahora por su culpa son prueba de ello, y lo último que quiero que pase es que ella esté expuesta al peligro —comenta ocultando su preocupación—.

El robot asiente y se lleva una mano al pecho haciendo una reverencia.

—¿Desea que yo me encargue de protegerla?

—No, lo agradezco, pero a ti te necesito conmigo en el encuentro, aunque ahora que lo pienso, se exactamente quién podrá encargarse de esta tarea.

El androide vuelve a asentir.

—Entendido, por cierto, también vengo a recordarle que los cocineros se pondrán a trabajar en breve, así que quizás será mejor que desalojemos la cocina por ahora.

—De acuerdo, gracias Ottomo —agradece Vitale con una leve sonrisa—.

—No hay de que agradecer, señor —desestima el hombre metálico llamado Ottomo—.

El robot abre la puerta de la cocina para dejar pasar a Vitale primero y luego salir él.

Ambos van al comedor, y al llegar allí ven a Stella ya levantada de la silla, guardando la foto en el bolsillo de su chaqueta para luego quitársela y colgarla en un perchero al lado suyo.

—¿Ocurre algo? —pregunta ella—.

El mafioso le hace señas al robot para que los deje a solas un momento, a lo que el segundo asiente y se aparta a una distancia prudente mientras la mujer lo ve marcharse, recordando lo sorprendida que ella estaba la primera vez que vio a esa máquina hace unos meses.

Pero sus pensamientos son interrumpidos por el hombre acercándose hacia ella.

—Verás, esta noche tengo una junta de negocios que no debería durar mucho, ¿Te gustaría acompañarme a un restaurante después? Si es que no te incordia esperarme aquí a que te pase a buscar por supuesto —ofrece él con una sonrisa—.

Stella piensa y considera dicha oferta por unos segundos hasta que asiente felizmente.

—Por supuesto, me encantaría Vitale, y mientras tanto ¿No te molestaría que una vez allá, busque en un par de sitios más?

—En absoluto, pero necesitarás ir con algunos escoltas, las calles son peligrosas de noche después de todo —él ríe levemente—.

—De acuerdo, muchas gracias.

—No hay de que Stella, ahora, vamos a sentarnos mientras esperamos por la comida ¿sí?

La mujer asiente, y ambos se sientan en la mesa a esperar los platillos, y a los otros integrantes de la familia.

Luego de unos momentos, otros familiares comienzan a llegar a la casa, caras conocidas para Stella, y otras no tanto, cada uno de ellos sentándose en la mesa, uno de ellos siendo Ottomo, el cual se desactiva y abre una compuerta en su pecho, para dejar salir a una persona diminuta de aspecto humanoide que se sienta en una sillita y se prepara para comer.

Tras unos momentos de conversación y un par de risas entre los integrantes, un grupo de mayordomos y criadas empiezan a llegar con platillos diferentes y comienzan a servirlos en la mesa.

¿Dónde estarás, Jimmy? es lo que piensa ella mientras le sirven un plato de ravioli con salsa a la boloñesa.

()()()()

En el departamento vemos a Jimmy en la terraza, apoyado en el barandal mientras observa la ciudad desde allí.

El ambiente calmado, aunque acompañado de un par de ruidos de autos de vez en cuando, lo relaja y lo ayuda a reflexionar un poco su situación actual, su vida dio un giro de 180 grados, y aunque no todo lo que ocurrió fue malo, al muchacho aún le cuesta procesar todo lo que está ocurriendo, ¿dónde estará su madre?, ¿qué será de su vida?, ¿sus amigos se pondrán bien?

Ahora que lo piensa, todo pasó tan rápido que apenas tuvo tiempo de procesar las cosas.

Ya extraña esos días en los que estaba en la academia, si bien, las cosas no eran perfectas, de hecho, él ha atestiguado muchas cosas bizarras allí, las cosas no eran ni de cerca tan demenciales como ahora, piensa él mientras observa la ciudad con melancolía.

Y tampoco está de más decir que está agradecido de que sus amigos sigan con vida, si bien solo convivió con ellos hace un año, terminó encariñándose muy rápido una vez que los empezó a conocer mejor, y los meses siguientes habían sido los mejores que tuvo en mucho tiempo, tantas buenas experiencias, salidas, fiestas, y otras muchas cosas más, Jimmy no recuerda la última vez que tuvo gente a la que realmente pudiese considerar "amigos" cuando él era un niño, el vínculo más cercano que tuvo a eso antes de conocerlos era su padre... y una vez que él tuvo que irse a trabajar afuera del país y haberse peleado con su madre, cada vez lo podía visitar menos.

El pelirrojo se pregunta qué cara pondrán ellos cuando vean dónde trabajará, la gente que vive en Little Innsmouth, y las otras locuras con las que se encontrará, de eso está seguro.

Él toma aire, para luego suspirar mientras se acomoda y apoya su cara en su mano derecha.

Y a todo eso hay que sumarle el hecho de que aún debe esperar hasta que le den respuestas sobre el análisis.

—Ojalá no se tarden demasiado —dice él para sí mismo—.

Y otro asunto, sus "poderes". Si bien llegó el personal, le tomaron la muestra, y le avisaron que le darían los resultados pronto, él aún no puede evitar sentirse confundido sobre estas nuevas habilidades ¿Qué otra cosa más podría averiguar? Se pregunta mentalmente mientras entra de nuevo a su departamento, cierra la ventana corrediza, y se sienta en el sofá.

Al haber ya almorzado, y aun faltando 2 horas para su turno de trabajo, Jimmy no tiene mucho que hacer, así que decide encender la televisión para ver si hay algo interesante, una vez él toma el control remoto, se pone a cambiar entre los canales hasta que encuentra el noticiero.

"LA SKULLGIRL ATACA DE NUEVO", estaba escrito en mayúsculas, mientras se mostraban imágenes de unas casas de barrio destruidas y ambulancias pasando continuamente.

—Muy buenos días a todos, y gracias por sintonizar las noticias matutinas del Reino Canopy, soy Rachel Wong, informando desde nuestro estudio en Canópolis, la capital. Como ya lo sabrán los que vieron la transmisión nocturna, la skullgirl ha hecho acto de presencia en los suburbios de Maplecrest, causando víctimas fatales y heridos, quédense hasta el final para más información —anuncia la reportera—.

—Maplecrest, ¿en dónde oí eso? —murmura el pelirrojo intentando hacer memoria—.

Jimmy abre los ojos al recordar lo de ayer y leer la noticia. Así que de esto estaban hablando esos sujetos con los que se cruzó ayer en el restaurante.

Jimmy frunce el ceño mientras los recuerdos de lo que pasó en estos días vuelven a inundar su mente, hasta llegar al momento en el que se inyectó ese antídoto y cuando descubrió sus poderes.

Él cierra y aprieta fuerte la mano mientras ve las noticias.

El reporte siguió y siguió, mostrando fotos de las víctimas, todas de apellido Medici, y entre ellos hubo dos víctimas con heridas de bala y una muchacha pelinegra que fue rescatada y no parece recordar nada de lo que ocurrió.

Al ver que la noticia terminó Jimmy apaga el televisor para después revisar la hora, éste ve que son las 11:30, falta una hora para empezar el turno en su trabajo.

Suspirando, él se levanta del sofá y comienza a caminar rumbo al ascensor.

()()()()

Al llegar a su destino, Jimmy entra por las puertas, topándose con Minette.

—Hola Minette —saluda él—.

—Oh, hola Jimmy —responde ella saludando también—.

—¿Sabes dónde está Yu Wan? Necesito hacerle un par de preguntas.

—Sí, se encuentra justo en la cocina ahora mismo —ella señala la puerta de entrada del sitio mencionado—.

Jimmy le da las gracias y entra en la cocina, esta tenía una larga mesada con diferentes utensilios colgando de unos alambres, todos ordenados prolijamente por tamaño, ollas, sartenes y cacerolas ordenadas en la bajo mesada, y una alacena cerca de la bacha.

Allí logra ver a dos hombres pez, altos y de aspecto fuerte, ambos cocinando, él los saluda, ellos corresponden el saludo y vuelven a trabajar.

—Buen día muchacho —lo saluda una voz conocida—.

Jimmy se da la vuelta en dirección a dicha voz y encuentra a Yu Wan ahí parado con una sonrisa.

—¿Preparado para tu primer día? —pregunta el chef con alegría—.

—Sí. Por cierto, me gustaría preguntar, ¿tienen alguna especie de patio trasero o algo así? —consulta el pelirrojo—.

—Por supuesto, está por aquí.

Yu Wan se acerca a una puerta que había en un extremo de la cocina, la abre y muestra una escalera que desciende hacia un callejón donde hay un container de basura en un costado, y mucho espacio libre.

—Si necesitas tomar aire o descansar un poco, puedes salir un rato cuando no haya pedidos —el chef cierra la puerta despacio—, solo ten cuidado si sales de noche, ya que la marea sube y algunos sitios de abajo se inundan.

—Gracias, lo otro que quiero saber es si debo ponerme un uniforme o algo —Jimmy levanta una ceja—.

—Sí, aquí tienes, puedes ir a cambiarte en el baño de hombres por hoy, pero si seguirás trabajando aquí deberás llevarlo a tu casa y ya venir vestido desde tu siguiente turno en adelante —dice el chef cerrando la puerta y entregándole la vestimenta—.

Jimmy asiente y entra en el baño, una vez sale de allí, éste viste una remera musculosa blanca, con pantalones color gris oscuro, y con un delantal de cocina color beige.

—A trabajar —él se ajusta el delantal mientras se dirige a la cocina—.

()()()()

Las órdenes y pedidos fueron y vinieron, cada plato lavado era ensuciado de nuevo unos minutos después, fue duro, pero su turno ya acabó, secando los últimos platos que lavó, el pelirrojo los guarda en la alacena y decide usar el final de su turno para salir al patio trasero, aprovechando que son las 14:30 y no trabaja en el turno noche.

Al bajar las escaleras y asegurarse de que nadie lo vea, Jimmy empieza a poner a prueba lo que estaba pensando en el ascensor del hotel antes de llegar aquí.

—Si esto funciona como creo que lo hace, entonces...—dice él mientras extiende la mano adelante—.

Acto seguido, el pelirrojo se enfoca en crear uno de los artilugios que le fue muy útil en Bullworth, pero el resultado es que solo sale un petardo.

Tras suspirar, él deja a un lado su creación, y procede a intentarlo de nuevo, dando resultado a la creación de una bomba fétida.

Jimmy vuelve a dejar el objeto a un lado, y sigue creando más cosas mientras intenta obtener el resultado deseado, lo que él no se esperó es que esto fuese tan agotador, tras unos largos minutos de intentar y fallar, él cae sentado al suelo y suspira agotado.

—Esto no está funcionando ¿Porque? —el pelirrojo se acuesta boca arriba en el suelo mientras jadea y transpira—.

—¿Qué es lo que no funciona? Porque en mi experiencia, el suelo no funciona muy bien como cama eso es seguro —le responde alguien haciendo saltar levemente al joven—.

Jimmy se reincorpora del suelo y se voltea rápidamente en dirección a la voz, encontrándose con Ms Fortune.

—Ah, eres tú —Jimmy se calma un poco—, hola... ¿Nadia?

—En carne y hueso ¿Jimmy era tu nombre? —saluda Nadia intentando recordar el nombre del pelirrojo—.

—Sí así es ¿Qué cuentas? —pregunta él mientras va agarrando del suelo todos los objetos que creó —.

—Bueno, justo pasaba por aquí como siempre para saludar a Minette y a Yu Wan, y de paso comer algo, también mi querida amiga me contó que justo empezaste a trabajar hoy, así que decidí venir a ver cómo te iba, viendo que tu turno de trabajo ya terminó —la felina sonríe mientras alza los hombros—.

—Ya veo —Jimmy se da cuenta de algo—, espera ¿por cuánto tiempo estuviste viéndome?

Nadia ríe un poco.

—Creo que hace un par de minutos, iba a saludarte antes pero no quise interrumpir... lo que sea que estuvieras haciendo, por cierto, no recuerdo que tu fueras capas de, ya sabes —ella imita al pelirrojo sacando algo de la mano—.

—De acuerdo, te lo diré, pero mantén esto en secreto hasta que sepa cómo usar mejor este poder, o lo que sea esto ¿Sí? —Jimmy se apoya en el container—.

Cuando Nadia le responde haciendo el gesto de "boca cerrada", él procede a contarle su historia, hasta el punto del descubrimiento de sus poderes y el escándalo en el restaurante.

—Wow, eso sí que no me lo esperaba, realmente pasaste por mucho en estos días ¿eh? —habla Nadia apenada—.

—Sí, en eso no te equivocas, aunque espero haber podido explicar bien todo esto, además, aún tengo mucho que averiguar de lo que me está ocurriendo —responde Jimmy levantándose del container y limpiando un poco su ropa—, apenas tengo idea de cómo usar este "poder" y espero que no se me descontrole o algo así.

Nadia se lleva una mano al mentón mientras piensa en algo hasta que se le ocurre una idea.

—¿Has probado utilizar tus objetos creados en algún momento para ver su efectividad? ya sabes, como reventando alguno de los petardos, ¿o algo así?

El pelirrojo se queda con la expresión en blanco, parece que estaba tan concentrado en la situación actual de su vida, que hasta ahora se olvidó de comprobar la utilidad de los objetos que creó.

—No, aunque creo que estuve cerca de hacerlo cuando te ocurrió lo de... —él hace el gesto de cortar la cabeza con la mano—.

Nadia sonríe y alza los hombros.

—Bueno, no hay mejor tiempo como el presente.

Jimmy mira a su alrededor algo preocupado.

—No creo que sea buena idea intentarlo aquí, si mis creaciones terminan funcionando y rompo algo, seré despedido de este trabajo en tiempo récord.

—No te preocupes, creo que conozco el lugar perfecto para hacer esas pruebas.

—¿Enserio? —pregunta Jimmy cruzando los brazos mientras levanta una ceja—.

—Sí, es el que yo usaba para entrenar desde que era niña, podrás utilizarlo también a cambio de dos cositas... —responde Nadia enseñando dos dedos—.

Jimmy considera por unos segundos para después preguntar.

—A ver ¿Y qué quieres a cambio?

—Que tal como yo mantendré el secreto de tus habilidades hasta que ya no lo creas necesario, tú mantengas en secreto la existencia de ese lugar, o al menos hasta yo tampoco crea necesario ocultar su existencia —ella hace una pausa mientras se rasca la mejilla con un dedo—, y lo otro es que quizá necesite una ayudita tuya después con algo, si es que aprendes a controlar mejor tus habilidades para ese entonces.

Nadia camina hacia las escaleras que se dirigen hacia la puerta trasera del restaurante para después voltear mirando a Jimmy con una sonrisa sincera.

—Pero lo segundo no es obligatorio, solo si tú lo quieres.

Jimmy, toma en cuenta las palabras de ella, y ahora que lo piensa la verdad es no parece una mala oferta, ese favor le parece algo sospechoso, pero cuando aclaró que no va a obligarlo ya no desconfía tanto.

Además, recordando lo que ocurrió hasta ahora, Nadia tampoco le parece una mala persona, aunque él ya ha juzgado erróneamente a personas que parecían tener buenas intenciones, para bien y para mal, así que, tras considerarlo un poco más, él se dirige hacia la felina mientras decide no bajar la guardia, pero darle el beneficio de la duda, no pierde nada con eso ¿verdad?

Al quedar en frente de Nadia, ella le extiende su mano hacia adelante.

—¿Trato? —pregunta ella contenta—.

Jimmy asiente con la cabeza y estrecha la mano de la felina notando un agarre firme, característico de un peleador con experiencia, como si la pelea en el restaurante no fuese evidencia suficiente de ello.

—Trato —responde él con expresión seria—.

El momento es interrumpido por un rugido extraño.

—¿Hambre? —pregunta Nadia con una leve risita—.

—Estaba pensando en comer algo hace unos minutos, pero justo apareciste tú y pues...—responde Jimmy con vergüenza mientras suelta la mano de ella— bueno, digamos que estoy bastante hambriento.

—¿Vamos a comer algo antes de las pruebas entonces? —ofrece ella asintiendo en dirección al restaurante—.

—Sí, vamos —responde él dirigiéndose hacia la puerta—.

Mientras ambos entran por la puerta del restaurante, a unos cuantos metros de distancia se puede distinguir a una figura femenina sombría en un tejado observándolo todo.

—Bingo, ahora, solo queda esperar y supervisar el progreso —dice la persona con una risita—.

Se oye un zumbido, y la mujer saca un comunicador, presiona un botón y se lo lleva a la oreja, y tras escuchar algunas palabras de su contacto, ella se lleva una mano a la cadera.

—¿No crees que es muy pronto para eso? —pregunta ella con seriedad—.

Tras escucharse unos ruidos más del cacharro, ella suspira molesta.

—De acuerdo, de acuerdo, haré lo que dices, pero el proceso de sincronización aún no está completo, así que no me culpes si ella resulta algo... inestable—.

Tras unos sonidos más, el comunicador deja de sonar, indicando que la conversación terminó, la mujer guarda el cacharro mientras observa al pelirrojo almorzando por una de las vidrieras del restaurante con una leve sonrisa.

—Me pregunto, ¿Qué tan lejos llegarás? Mi pequeño y más reciente sujeto de pruebas —dice ella con una suave carcajada—.

La figura rápidamente arroja una bomba de humo y desaparece, no sin que antes se vea su ojo rojo con forma de cruz médica.

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Otro capítulo concluido, el cual me tomó más de lo que esperaba, entre las ediciones de último momento, mis obligaciones de la vida y mi propia vagancia, se me complicó de horrores subir el capítulo de una vez por todas, pero acá está, espero que les haya gustado el capítulo, y nos vemos en el siguiente.

Bye :)