Venus

Capítulo 5: I haven't been so good

TW: Desnudez, implicación de abuso sexual, erotismo.

Su visión se tornó borrosa en cuanto abrió los ojos con lentitud. Su garganta se sentía extremadamente seca, le dolía el estómago del hambre y sentía como si el cerebro estuviese a punto de estallarle. Colocó su mano sobre su cabeza mientras se levantaba para sentarse sobre la cama,

Fue entonces que se percató de que no llevaba pantalones. Es más, si no fuera por las bragas y la camiseta el doble de ancha que ella se encontraría totalmente desnuda. La realización la hizo parpadear un par de veces de forma confusa. Entonces notó que no reconocía la cama de dos plazas en donde se encontraba.

Mientras la vista se le acomodaba notó la luz que se colaba a través de las cortinas polvorientas color arena, la cómoda con una botella de agua con un cuarto de su contenido, y a un muchacho sentado en una silla al otro extremo de la cama.

Si no hubiera estado tan aturdida por el dolor que sentía, habría gritado con todas sus fuerzas. En su lugar abrió los ojos como platos y recuperó la consciencia casi de inmediato.

Permaneció rígida como un maniquí mientras examinaba al desconocido de la silla que roncaba pacíficamente a su costado.

Fue cuando se percató de que el hombre no era más y nada menos que su contraparte, Brick Him, con su largo cabello pelirrojo del mismo largo que ella cayendo en cortinas sobre ambos lados de su rostro. Le fue difícil reconocerlo a primera vista sin su emblemática gorra roja puesta, pero reconocería su reflejo masculino en cualquier parte.

Blossom lo contempló confundida mientras contenía la respiración en el pecho. Sus ojos de nuevo divagaron sobre la camiseta gris que la cubría. ¿Era suya?

¿Acaso él…?

¿Podía ser que ellos…?

Sintió como un creciente calor se apoderaba de sus mejillas mientras comenzaba a hiperventilar silenciosamente. ¿Qué había pasado la última noche? Lo último que recordaba era estar bebiendo vodka de lima con un desconocido agradable y después haber perdido la consciencia. ¿Dónde exactamente era que Brick había entrado en la ecuación?

Tenía un vacío mental en el lugar de sus recuerdos impidiéndole terminar el rompecabezas, pero había ciertas cosas de las que estaba segura.

1. No tenía que ser un genio para darse cuenta que se encontraba en un motel de mala muerte, si no era por la decoración anticuada de la habitación por lo que lo confirmaba, era por el sillón tántrico a una esquina de este.

2. Estaba usando la ropa de su (¿ex?) archienemigo como camisón de dormir. Y había visto suficientes películas como para saber lo que significaba, aunque no recordara nunca habérselo puesto por su cuenta.

Sumando dos más dos, no era difícil adivinar las dos posibilidades de lo que podía haber ocurrido en la última noche.

O se había puesto lo suficientemente ebria como para acostarse voluntariamente con Brick Him.

O él puso algo en su bebida para forzarla a hacerlo.

Su respiración se agitó al considerar las dos posibilidades, e incluso si ella se hubiese entregado voluntariamente a sus avances era igual de inmoral el que el muchacho se hubiera aprovechado de ella. Miró su cuerpo en busca de alguna señal en vano, alguna huella, una marca o un dolor que le indicará que había sido profanada.

¡Y por él de todas las personas!

Estaba al borde de las lágrimas. Siempre se consideró distinta al resto de sus amigas, incluso de su hermana. No se sentía un ser inalcanzable, pero sí difícil de conseguir. Ahora nada la distinguía de las chicas tontas que se acostaban con el primer muchacho que les invitaba un trago, como en las películas. Se sintió estúpida y volátil; necesitaba saber cómo y por qué. Y solo había una persona que podría hacérselo saber.

Sintió como si su cráneo se partiera a la mitad por lo abrupto del movimiento, solo necesito un parpadeo para acorralar a Brick contra la pared.

Lo sostuvo apretándole la garganta con una mano, mientras en la otra mano acumulaba energía de color rosa y unas lágrimas amenazaban con caer de sus ojos. Brick tuvo tiempo para despertar, evitar que su archienemiga le propinara un starbolt directamente al rostro y encontrarse con el rostro feral de su ex-archienemiga.

Brick sostuvo su muñeca por inercia, con la bola de energía a centímetros de su pómulo. Fue una reacción automática, condicionado a través de los años. A simple vista debía verse casi imposible que una chica bastantes centímetros más baja que él lo tuviera empinado contra una pared, pero Blossom estaba lejos de ser una chica común y corriente. Su agarre le estaba haciendo daño.

Esto es lo que consigo a cambio al hacer de héroe… pensó con amargura, forcejeando ligeramente para poder soltarse de su agarre, pero Blossom no cedió, con la indignación alimentando su fuerza.

— ¿Qué es lo que me has hecho? — bramó furiosa, enseñando los dientes y con las lágrimas derramándose sobre sus mejillas.

¿¡Lo que YO te he hecho!? pensó el rowdyruff para sus adentros, por un minuto igualando la energía que la chica transmitía. Un azote de furia amenazó con desatarse dentro de su mente, pero algo en la imagen lastimera de la chica semidesnuda al borde del llanto lo detuvo antes de que pudiera responder con violencia.

Hizo algo que raras veces hacía en su vida. Respiró.

— Sé que esto se ve mal… — exclamó, conteniendo cualquier emoción agresiva que amenazara con desatarse, en su lugar adquiriendo un tono neutral en un intento de sonar comprensivo. — Pero no te toque un pelo…

Pero por supuesto Blossom no le dejó terminar. En su lugar, la chica lo fulminó con la mirada sin suavizar el agarre hacia su cuello.

— ¿Cómo sé que no estás mintiendo? — replicó la powerpuff girl, pero su ceño se había relajado un poco, aún sospechando de él.

Brick tuvo que aguantarse las ganas de poner los ojos en blanco, en su lugar cerrando los ojos con expresión meditabunda. Después de unos segundos se dignó a abrir la boca.

— No voy a mentir, soy escoria. Golpeó, amenazó, robó y extorsionó. He roto más extremidades ajenas que todos los huesos de mi cuerpo juntos… Pero puedes tomar mi palabra cuando te digo que .violo. — declaró, mirándola fijamente a los ojos mientras enfatizaba cada una de sus últimas palabras, esperando que ella pudiese creer en la sinceridad de estas.

El algodón de azúcar se encontró con el rojo sangre, contemplándose con la misma desconfianza de uno hacia el otro. Cómo sorpresa para sí misma, la intuición de la líder de las powerpuff girls le aseguró que el chico estaba diciendo la verdad.

Quizás en parte era el hecho de que, con tantos años de enfrentamientos había llegado a conocer hasta cierto punto a su rival, y Brick era transparente como el cristal a la hora de expresarse. Sí es que de todas formas el chico hubiese tenido intención de lastimarla, no dudaría en utilizar esto en su contra para humillarla.

Pero toda la situación aún se sentía confusa.

— Entonces puedes explicarme ¿dónde diablos estoy? — señaló la habitación del hotel — ¿dónde está el resto de mi ropa? — señaló sus largas piernas desnudas — y ¿qué es lo que estás haciendo aquí? — terminó, soltando su cuello pero colgándose del borde de su camiseta a modo de amenaza.

A Brick no le hacía gracia que siguiera zarandeándolo como su víctima. Pero se contuvo una vez más haciendo un esfuerzo enorme. Volvió a cerrar los ojos para calmarse.

— Sé que quieres respuestas. — aceptó mientras la tomaba de la muñeca con la que lo sostenía y la obligaba a soltarlo. Blossom accedió a su forcejeo silenciosamente, más no apartaba la vista de su rostro. — Y te las daré, pero están a punto de ser las siete de la mañana y no quiero quedarme ni una hora más en este cuarto. No pienso pagar por otra noche. — zanjó de esa forma la conversación, apartándose por fin de la muchacha y apoyándose sobre la pared de la habitación contigua a la puerta, malhumorado.

Blossom lo miró confundida ante su declaración, pero de todas formas se dispusó a hacer lo que decía, mirando a su alrededor en busca de sus cosas.

— ¿Y mi bolso?

— Perdido. — exclamó Brick con aburrimiento.

Blossom frunció el ceño con incredulidad ante sus palabras. ¿Ni siquiera su teléfono? Demonios. Por la expresión del chico, supuso que la explicación la tendría en cuanto abandonaran el hotel.

Observó la camiseta gris que llevaba puesta, notando como el frío resaltaba sus senos desnudos contra la tela ligera. Se avergonzó y se cubrió con el antebrazo.

— Tus pantalones y los demás están sobre la silla. — señaló el rowdyruff con el mismo tono aburrido y apartando la mirada de ella como si no se hubiese percatado de su reacción.

— ¿Qué hay de mi blusa?— preguntó, al tomar su ropa del asiento y percatarse de su ausencia.

Brick se encogió de hombros. — Ya no está. Es una larga historia, solo apúrate y cambiáte. — insistió con impaciencia.

A Blossom no le gustó su tono ni que estuviera dándole órdenes dadas las circunstancias, pero a Brick se le estaba acabando lo poco de paciencia que había demostrado hacía un rato, así que se dirigió al diminuto baño a cambiarse, necesitada de privacidad.

La chica no tenía más remedio que quedarse con la remera del muchacho puesta, sus jeans acampanados y el resto de su ropa interior y zapatos. La camiseta era tan larga que no le quedó más remedio que meterla dentro de sus pantalones abotonados a la cintura.

Cuando se miró al espejo apenas y pudo reconocerse, la máscara de pestañas le llegaba casi a la altura de los pómulos con el resto de su maquillaje hecho un desastre. No le quedó más remedio que lavarse la cara como pudiera, sin ningún desmaquillante que pudiera remover los restos de pintura de su rostro; dándole un aspecto desaliñado, aunque algo más limpio que antes.

Su cabello también era otro desastre, Blossom estaba segura de que de alguna forma Brick se lo había mojado. Y al dormir con el cabello húmedo y sin peinar se le habían formado ligeras ondas zanahoria en lugar de su habitual cabello perfectamente lacio. Suspiró deseando tener alguna especie de peine que le ayudará a cepillarlo, en su lugar, conformándose con sus dedos para acomodarlo de la mejor manera que pudiera.

— Te tardaste demasiado. — declaró Brick al verla salir de la puerta del baño, aún recargado sobre el mismo lugar donde lo había visto por última vez.

Blossom solo atinó a dirigirle una mirada de fastidio, aún fatigada por la noche que acababa de tener, mientras Brick se colocaba la chamarra y abría la puerta con condescendencia, invitándole a abandonar el cuarto de forma "caballerosa".

Sin mirar a sus espaldas y en completo silencio, bajaron las escaleras y abandonaron la estancia, con Brick dejando las llaves del cuarto en el mostrador sin dirigir palabra alguna al portero.

Aún era temprano en la mañana, pero los autos ya se encontraban circulando la avenida donde se encontraban, generando algo de congestión vehicular a su alrededor. Blossom miró en dirección de su contraparte esperando que dijera algo.

— Vamos. — Se limitó a decir, mientras despegaba hacia el cielo con un salto. La pelirroja permaneció en el suelo confundida, pero finalmente se decidió a seguir la estela roja de su contraparte hacia quien sabe donde.

Volar fue una mala idea, la cabeza le daba vueltas y le costaba dirigir la mirada al cielo, debido a la creciente migraña que le provocaba sensibilidad a la luz. Por un minuto cerró los ojos para recibir algo de brisa reconfortante en el rostro, pero el alivio fue interrumpido al sentir como la cogían del brazo.

— Es por acá. — indicó Brick, volando a la par que ella, agarrándola de una forma no tan considerada con su estado. Vaya que había sido un vuelo corto, pero también era que el chico volaba como avión de caza.

Con una curva hacia el suelo aterrizaron frente a lo que parecía ser una especie de comedor de temática retro. Blossom levantó una ceja en dirección al muchacho, pero él como ya era de costumbre la ignoró, obligándola a seguirle el paso detrás suyo.

La campana del diner tintineo a modo de bienvenida al pasar por la puerta.

El lugar era anticuado, como de los años 50, con asientos grasientos y camareras ancianas. Incluso tenían una máquina de espresso anticuada. La powerpuff girl lo siguió con recelo, viendo cómo el muchacho se ubicaba en la butaca más alejada de la entrada al costado de la ventana. No tenían mayor compañía que un par de camioneros desayunando en la barra. En el fondo, sonaban las noticias con las novedades del día anterior.

Brick hizo una señal con los ojos, señalando el asiento al otro lado del suyo, a lo que Blossom, aún con desconcierto, obedeció. No intercambiaron palabra alguna, la chica aún procesaba lo que estaba pasando y el chico meditaba cuanto sería pertinente compartir con ella. Era una cita incómoda.

— Aquí tienes la carta, corazón. — exclamó una agradable viejecita de cabello rizado con un uniforme de falda y mandil turquesa. A la powerpuff girl le tomó un segundo darse cuenta que se había dirigido a ella. Blossom le agradeció con una sonrisa mientras recogía el menú del restaurante.

Cuando la camarera se alejó, de nuevo se sumieron en ambiente de silencio hostil por unos minutos. Hasta que finalmente el muchacho lo rompió.

— Ordena algo. — exclamó, mirando hacia la ventana con los brazos firmemente cruzados sobre el pecho.

A Blossom no le gustaba esta nueva costumbre de mangonearla, y al contrario de él, mantenía su vista fija sobre el muchacho.

— No tengo hambre. — respondió, colocando los brazos sobre el menú abierto, desafiante.

— No seas tonta. — profirió el chico, — No has comido nada desde la noche anterior, te hará bien algo de comer para reducir la resaca. No lo hagas más difícil.

Se escondió atrás de una carta abierta, dejando a la powerpuff girl anonadada. ¿Acaso eso era una buena intención? Dicha de forma grosera, claro, pero parecía que Brick estaba genuinamente interesado en el bienestar de la chica; lo cuál no hacía otra cosa que confundir a Blossom. ¿Qué no hacía un par de días la mandó a freír espárragos?

Y de nuevo reinó el silencio, con Brick volviendo a ignorarla y Blossom demasiado sorprendida para musitar palabra alguna.

Tomó algo de tiempo antes que la impaciencia y la molestia de Blossom la movieran a reaccionar violentamente.

— Deja el teatro, ¿quieres? — musitó entre dientes con tono amenazante — Ambos sabemos que no vinimos aquí para desayunar, quiero respuestas a lo que pasó anoche. Solamente intentas…

— ¿Ya están listos para ordenar?— preguntó amablemente la camarera, pestañeando inocentemente los arrugados párpados con excesivas capas de máscara para pestañas.

Blossom detuvo su amenaza, volviendo a su asiento de forma normal, ya que se encontraba acuclillada con las manos sobre la mesa. Brick ni se inmutó a reaccionar a su amenaza, pareciendo más bien aburrido y acostumbrado a esa clase de situaciones.

— Aún no nos decidimos, pero por ahora solo dos cafés bien cargados, gracias.

Blossom lo miró anonada por que tomara la orden por ella. — ¡Yo no bebo cafeína! — exclamó con indignación.

La mirada de Brick se ensombreció, transmitiendo irritación. — Bueno, yo sí. Y la necesito urgentemente. — le contestó, impaciente. — Que sea uno con doble shot de espresso y el otro descafeinado, por favor.

La camarera les sonrió amablemente. — No me tardo con sus bebidas. — y se alejó sabiendo perfectamente cuando debía alejarse de una pareja que se encontraba discutiendo.

Blossom no cabía de su confusión antes de exclamar en voz alta. — ¡Y un sobre de edulcorante, por favor! — alcanzó a mencionar antes de que la camarera se alejase del todo.

Cuando volvió la vista de nuevo al muchacho, se dió con la sorpresa de que esta vez la contemplaba con algo de curiosidad. Blossom se ruborizó de vergüenza.

— ¡Solamente intentas evadir mis preguntas! — continuó, esta vez casi susurrando para no ser escuchada por el resto del restaurante. — Dime la verdad Brick… — tragó saliva mientras adoptaba un tono mucho más serio — ¿me hiciste algo mientras…?

Brick chasqueó los dientes con impaciencia mientras miraba hacia el techo. — Detente. Detente ahí mismo. Creo que no me has entendido cuando te lo dije la primera vez así que deja que te lo repita: — se tomó el puente de la nariz con los dedos antes de aclarar — ó.

— ¿Cómo puedo saber que no estás mintiendo? — preguntó aún con desconfianza la muchacha.

— Porque créeme que lo sentirías si yo te hubiera hecho algo. — exclamó con irritación. — Ya te lo dije. No soy ningún violador.

Mencionó lo último con un rostro tan severamente serio que Blossom no pudo evitar encogerse sobre su asiento. Y aparentemente no fue suficiente ya que el chico apartó la mirada de ella para concentrarse en un punto vacío a través de la ventana, incapaz de mirar en su dirección debido a la irritación que sentía.

Blossom no pudo evitar sentirse un poco culpable de haberlo acusado de forma tan imparcial, pero aún no tenía las respuestas que necesitaba, y dado su historial reciente de interacciones no podía asegurarle confianza.

— Eso sigue sin explicar cómo acabamos en una habitación de hotel… — contestó Blossom, bajando un poco la voz para que no los escucharán los otros comensales.

Por su parte Brick no tuvo problemas en seguir hablando sin necesidad de susurrar. — Bueno, puedes echarte a tí misma la culpa, señorita "recibo bebidas gratis de randoms en un club". ¿Acaso tu padre nunca te enseñó a no aceptar cosas de desconocidos?

Blossom enrojeció de vergüenza y confusión. — ¿Me estuviste espiando?

— "Me estuviste espiando" — La imitó BrIck rodando los ojos. — Por supuesto que eso es en lo único que te fijas, no el hecho de que salve tus órganos del mercado negro. Te drogaron, tonta. Contaminaron tu bebida.

La líder de las powerpuff girls lo miró anonadada, procesando la realidad de lo que había pasado. Sí es que hablaba con la verdad, tenía toda la razón, Blossom había sido completamente ingenua al caer en los encantos de una cara bonita. Algo poco característico de ella, quién era extremadamente desconfiada con los muchachos comunes y corrientes.

Sin embargo…

— Pero parecía agradable… — susurró acongojada, clavando los ojos sobre la mesa. Incapaz de enfrentar la dura mirada carmesí que parecía juzgarla.

Brick, quien oyó perfectamente lo que dijo, resopló con impaciencia.

— Eres tan ilusa. Y pensar que me tome la molestia de…— pero era demasiado vergonzoso y algo exagerado admitir que había peleado con cuatro palurdos para rescatarla, no quería que se hiciera una idea errada. Había sido una tarea mucho más sencilla de lo que sonaba. — de… evitar de que aparecieras en una transmisión snuff de la dark web. De nada, por cierto. — declaró apartando de nuevo la mirada de ella.

— Pero eso es imposible, ningún medicamento normal podría noquearme… Me han arrojado en ácido hirviendo y salí sin ningún rasguño…

— Fue una dosis alta de ketamina… — lo suficiente como para noquear a un elefante o matar a una humana común y corriente. — probablemente te reconocieron.

— ¿Cómo sabes que droga fue?

Brick se tuvo que morder la lengua, recordando que debía cuidar lo que le contara a la muchacha, quien era demasiado perspicaz para su gusto.

— Tú sabes… no es mi primera vez en un club… Yo sé cosas…— se acomodó incómodo el cabello detrás de las orejas mientras evitaba sutilmente la mirada de algodón de azúcar de su acompañante.

Genial, ahora sabía que la chica sospecharía que era alguna especie de adicto.

Afortunadamente para él llegó la camarera con sus bebidas para interrumpir el incómodo encuentro y salvar al chico de un peligro potencial. Ambos recibieron sus tazas, siendo Blossom la que agradeció por ambos. La vio abrir el sobre de edulcorante y colocarla sobre café descafeinado.

— ¿Ya están listos para ordenar? — preguntó con amabilidad.

— Solo una ensalada de frutas por favor. — ordenó Blossom cortésmente.

— No lo creo. — exclamó el muchacho dirigiendo una mirada rápida al menú antes de continuar. — Yo quiero el especial americano con huevos bien cocidos y una orden de panqueques adicional, gracias.

— ¿No crees que es demasiado? El especial ya viene con panqueques — comentó Blossom, en lo que la señora se alejaba de la mesa.

— No son para mí, son para tí. — exclamó el chico, sin darle importancia, aún examinando el menú de la cafetería.

— ¿Qué?

— Creeme, me lo agradecerás. Necesitas comer carbohidratos para evitar lo peor de una resaca. ¿Acaso no lo sabías? Por supuesto que no. — se respondió más para sí mismo aún evadiendo su mirada.

A Blossom le disgustó esto. — No apreció que órdenes cosas que no quiero por mí, especialmente cuando no tengo el estómago para comer algo tan pesado como panqueques.

— Me importa una mierda lo que aprecies. — le respondió esta vez con un poco más de dureza. — Además, yo soy el que está pagando; así que bien te vendría comerlo callada.

La pelirroja frunció el ceño, indignada. — ¡No necesito que me invites nada!

— ¿Ah no? — le devolvió la mirada con el asomo de una sonrisa irónica. — ¿Y tu billetera?

Le tomó unos segundos a Blossom aceptar el hecho de que efectivamente, no llevaba su billetera consigo. Es más, había perdido todas sus cosas durante la noche de ayer.

Apartó la mirada con irritación y vergüenza del muchacho, quién sonrió para sí mismo, satisfecho con su victoria.

Ambos permanecieron en el mismo silencio tenso por unos minutos, la perspectiva de compartir un desayuno era una idea casi graciosa, cuando lo único que se habían dado de comer el uno al otro era asfalto y puños. Y ahora él acababa de salvarla de un posible secuestro o quien sabe que otra cosa, ¿debería darle las gracias? Aún había preguntas sin responder.

—¿Qué estabas haciendo en ese club? — preguntó Blossom, más curiosa que acusatoria.

Por fuera, Brick permaneció impasible, pero por dentro tuvo que apretar las tripas, para que la mentira le saliera lo más natural posible.

— ¿Qué más hace uno en una discoteca? Iba a encontrarme con unos amigos antes de que vinieras a arruinarme la noche. — contestó Brick mientras fruncía el ceño, para dar más naturalidad a una actuación indignada.

— ¿Tú… tienes amigos? — preguntó con genuina confusión, provocando la irritación del pelirrojo. Al ver el rostro disgustado de su contraparte Blossom no pudo evitar imitar la misma energía. — Sabes que no se supone que seas visto en ese tipo de lugares. Tu matrícula condicional vigila tu conducta incluso fuera de la escuela. — señaló.

Brick no dejó pasar el comentario. — Así que ¿qué? ¿vas a acusarme? — se burló con una risa seca y amargada. — Lo que consigo incluso después de salvarte el trasero.

— No dije que fuera a acusarte. — replicó Blossom con expresión seria

— ¿Que se supone que estabas haciendo TÚ en ese club, de todas formas?

La powerpuff girl enrojeció ligeramente. — Se supone que era una fiesta… — admitió casi en un susurro, demasiado avergonzada para mirar a los ojos al rowdyruff. — Recibí una invitación y todo, pero creo que Princesa me dio una dirección equivocada.

Brick soltó una risa irónica. — Por supuesto. — se burló como si fuese la cosa más obvia del mundo. — Te tendió una trampa y caíste redondita. ¿Siquiera y sabes en qué lugar te encontrabas? Una de las ratoneras más hediondas y peligrosas del distrito rosa de Townsville. Pero por supuesto que no lo sabías.

— ¿Qué se supone que significa eso? — preguntó la ojirosa al escuchar el tono sabelotodo con el que se dirigía a ella, era la segunda o tercera vez que le decía lo mismo.

— Que eres el doble de ingenua de lo que pensaba. — declaró, mientras se tronaba los dedos de las manos casualmente. Su mal humor pareció haber cambiado radicalmente, ahora adoptando un tono, casi divertido. — ¿Por qué confiarías en la palabra de alguien como ella? Quería mandarte una indirecta o hacerte una broma y casi acabas jodida. Literalmente.

A decir verdad, Blossom se sentía como la muchacha más estúpida del mundo, y para su desgracia, tenía que admitir que Brick tenía razón, había sido ingenua y la bromita de Morebucks casi se le sale de las manos.

Pronto fueron interrumpidos por la llegada de sus respectivos platos. La powerpuff girl no pudo evitar fruncir la nariz al ver lo que el rowdyruff había ordenado por ella con resignación.

— Come. — ordenó el chico, mientras dirigía su atención hacia su propio plato.

Ok papá. pensó Blossom para sus adentros mientras ponía los ojos en blanco. Tomó un tenedor con el que pinchó la fruta que acompañaba sus panqueques, dando unos mordiscos tentativos bajo la mirada vigilante del muchacho.

Comieron en silencio, con la chica tomándose su tiempo a la hora de masticar, lo cual el chico no dejó pasar por desapercibido. Más le valía acabar con el plato que tendría que pagar. Ya había gastado más de lo que alcanzaba su presupuesto en ella… y ni siquiera era como si se hubieran acostado… Espera, ¿qué?

¿En qué carajos estaba pensando? Brick sacudió el pensamiento casual de su cabeza para dirigir su atención de vuelta a su plato, el solo recuerdo le daba escalofríos.

— Simplemente sigo sin entenderlo… — rompió el silencio la chica, sin apartar la vista de las tortitas que había terminado de cortar en pequeños pedazos. — Rara vez nos enfermamos… podemos sobrevivir incluso dentro del núcleo de un volcán… ¿y se las arreglaron para drogarme?

Por alguna razón, el rowdyruff presintió que estaba hablando más consigo misma que con él, había acabado de adoptar una expresión meditabunda y observaba a la nada mientras hablaba.

Brick contempló el demacrado rostro pálido de su contraparte, con los labios hinchados a causa de la deshidratación y las manchas de maquillaje debajo de sus ojos, y por un segundo consideró que no reconocía a la persona que tenía en frente suyo. No veía todo lo que odiaba condensado en una sola persona, pero una chica miserable y patética que acababa de amanecer completamente perdida.

— Ya te lo dije. — contestó, esta vez sin adoptar un tono burlesco o cruel. — Te reconocieron, así que modificaron la dosis para poder dejarte inconsciente.

Blossom dejó de mirar el vacío para redirigir su atención hacia el muchacho, con el ceño fruncido con melancolía.

— ¿Por qué alguien querría hacerme algo como eso? — exclamó, su voz sonaba vacía y hueca en lo profundo. — ¿Acaso no he dado demasiado de mí protegiendo esta ciudad?

El chico bebió un sorbo del café, ahora tibio por el tiempo en el que lo había dejado reposando, y le supo amargo. No supo si era compasión o impaciencia lo que lo movía a contestar sus preguntas.

— Tienes muchos enemigos, es natural que alguno de ellos quisiera hacerte daño. — declaró mientras añadía sobres de azúcar a su taza, sin mirarla a ella.

Blossom observó como añadía alrededor de tres sobres para endulzar su bebida y no pudo evitar sorprenderse ligeramente. Brick se veía como el tipo de sujeto que ordenaba "Café, negro." en las películas. No sabía que tenía una preferencia por el dulce.

— O… — continuó el muchacho, haciendo una pausa para recolectar sus pensamientos.

— ¿O?

La chica preguntó en voz alta, instándolo a continuar con sus observaciones. Brick vaciló por unos segundos antes de volver a abrir la boca.

— O… simplemente encontraron la oportunidad de obtener algo a cambio. El mundo es más terrible de lo que piensas, quizás solo pensaron en hacer dinero transmitiendo tu tortura en vivo en alguna página de la darkweb. O quizás harían una buena suma con parte de tu hígado superhumano, a muchos les encantaría diseccionar a un súper humano. — infirió con indiferencia. — O quizás solo querían ver lo que sería pasar una noche con la niña maravilla de Townsville, es otra posibilidad que no se puede descartar…

Cada posibilidad era más terrible que la otra, y con la poca importancia que le daba solo había logrado horrorizar más a Blossom. ¿Acaso se oía a sí mismo? ¿Qué se supone que debía pensar ahora? La powerpuff no acababa de asimilar el peligro extremo en el que casi había terminado. Todo por su estúpida, estúpida, estúpida ingenuidad.

Quería golpearse a sí misma en el rostro, o quizás romper en llanto, lo que sucediera primero. Se tomó el rostro con las manos mientras Brick seguía balbuceando cosas acerca del uso de drogas de violación en muchachas y las estadísticas de la trata de blancas en los Estados Unidos. Le tomó un buen rato darse cuenta que su interlocutora había comenzado a sollozar silenciosamente al otro lado de la mesa.

El tiempo pareció dilatarse, y Brick se puso rígido al notar el accidental estrés que había provocado en la superheroína. Miró sobre su hombro, y a su alrededor para ver si alguien más observaba lo que pasaba en su mesa. El resto de comensales y personal estaban muy ocupados viendo el resumen de un campeonato deportivo en la televisión como para notar a la icónica líder de las powerpuff girls llorar en una esquina del taburete.

Oh, y sus lágrimas en cualquier otro tiempo habrían deleitado esa hambre por el sufrimiento innata desde el momento de su creación. Su viejo yo estuviese sonriendo sádicamente mientras se preguntaba cuál era el sabor de las lágrimas de su archienemiga. Pero por alguna, extraña y ajena razón, Brick se sintió culpable.

No por las cosas que le había dicho a la muchacha, sino por el hecho de que, inevitablemente, había sido un actor indirecto de lo que casi le hubiera pasado a la muchacha.

La que no sabía que se encontraba en un distrito rosa de prostitutas y narcotraficantes, la que confió en una persona que la aborrecía hasta lo más profundo de su ser, la que recibió una bebida contaminada con las pastillas que él mismo se encargó de vender.

En sus adentros pensó ¿Si hubiera sido cualquier otra chica diferente? ¿Hubiera intervenido de la misma forma con la que lo hizo por la powerpuff girl? Al momento de considerar el montón de posibilidades de cosas que le hubieran pasado, no pensó ni un segundo en como indirectamente todas estas hubieran ocurrido gracias a él.

Todas estas emociones complejas eran más de lo que estaba acostumbrado a soportar. Ni siquiera sabía cómo reaccionar ante el llanto de una chica como Blossom. ¿Se supone que la abrazara o algo parecido? El no podía…

— Esta… bien… — su mano dudó por un segundo, pero finalmente alcanzó a posarla sobre el brazo de la chica en una especie de incómodo gesto de consuelo.

Blossom levantó la mirada con sorpresa, lo cuál espantó de la misma forma al muchacho, quien tan pronto la hubiera tocado apartó la mano de ella casi instantáneamente. Ambos se sintieron ciertamente avergonzados. La chica, por haber demostrado debilidad enfrente suyo, y el chico por haber hecho un gesto que rozaba lo amistoso hacia ella

Se rascó detrás de la cabeza incómodamente, mientras Blossom se limpiaba los ojos con los dedos intentando aparentar que no sucedía nada.

Ninguno había logrado acabar sus platos pero ambos estaban listos para irse.

— Así que… supongo que quieres llamar a tu hermana… — adivinó Brick, mirando sobre el hombro de la chica intentando volver a adoptar un semblante casual.

— Yo… si quisiera… — admitió Blossom, de forma similar.

Brick sacó de uno de sus bolsillos su teléfono, el cual desbloqueo para que la ojirrosa pudiera llamar a su hermana.

Blossom se mostró sorprendida ante otro inesperado gesto de amabilidad por parte de su contraparte, pero aceptó sin dudar de marcar el número de su casa.

¿Hola? — contestó una voz aguda y familiar.

— Bubbles soy yo…

Blossom, ¿dónde estás? ¿Pasaste la noche fuera? ¡Me tenías muy preocupada! — por el tono desesperado de su voz, supo que hablaba con sinceridad, a pesar de lo que le costaba creer debido a la indiferencia a sus llamadas de la noche interior.

— Estaré en casa en unos minutos, pasaron… muchas cosas…

¿Y tu celular? — preguntó inocentemente. — Oh Blossom, lo siento tanto, olvidé mi móvil en casa de una amiga.

— No pasa nada… — la pelirroja se tomó el ceño con los dedos antes de continuar. — El mío se perdió…

¿¡Qué!? — gritó su hermana al otro lado del teléfono

— Solo espera hasta que llegué ¿sí? ¿el profesor ya se encuentra en casa? — Era fin de semana… uno de los pocos en los que el Profesor regresaba de Citiesville para pasar el rato con sus hijas.

Todavía no llega Bloss, pero sería mejor que te apresures si no quieres problemas… — exclamó temerosa la powerpuff azul, debido a las potenciales consecuencias si es que el profesor se enteraba que Blossom había pasado la noche en otro lado.

— Está bien, está bien. — la apaciguó, consciente del riesgo. — Ya estoy en camino. Adiós Bubbles.

Sin esperar una respuesta, Blossom colgó la llamada y le devolvió su teléfono al rowdyruff boy, sin mirarlo directamente. Brick, quién había escuchado todo el intercambio no pudo evitar contemplar de nuevo a la muchacha, quién seguía con la misma mirada perdida y los labios fruncidos con tristeza. No sabía qué otra cosa hacer para que cambiara de actitud.

— Entonces… — empezó… pero sinceramente, no sabía cómo continuar lo que quería decirle. Definitivamente no era bueno en esto, se lamentó para sí mismo, mientras se restregaba la palma de la mano en el rostro.

— Gracias por la comida… — exclamó Blossom con sinceridad, sorprendiendo al muchacho. — … y por prestarme tu móvil… y por… — se tomó un segundo para poder inhalar aire, antes de continuar hablando con los ojos cerrados. — Gracias por ayudarme. Realmente lo apreció. — alcanzó a terminar, con tono solemne.

Otra cosa nueva se sumaba a la lista de cosas que Brick nunca hubiera podido creer, y casi todas habían ocurrido el mismo día.

Le costó unos segundos terminar de procesar lo que debía responder de vuelta. — De nada… supongo… — alcanzó a decir, aún incómodo. — No le cuentes a nadie el que estuve en un club ayer. — solicitó, mientras se rascaba la nuca sin saber que otra cosa hacer con sus manos.

— No voy a decirle a nadie… — reiteró la powerpuff rosa con sinceridad.

Bien.

— Pero debes comprometerte con las citas de estudio.

Oh… eso.

— Augh… — tenía que arruinar todos esos agradecimientos con un chantaje. Brick estiró el cuello hacía atrás mientras dirigía la vista hacia el techo.

— Si es que quieres pasar de año tienes que mejorar tus notas Brick, y desafortunadamente para tí soy quien se debe encargar de supervisar eso.— exclamó, resaltando la severidad del asunto. — Prometo que soy una excelente tutora y que no será tan malo como puedas creer. Pero realmente, realmente necesito que pongas de tu parte. Por tí mismo.

Brick tuvo que morderse el labio con irritación para no decir la sarta de improperios que tenía en su repertorio. Cada fibra de su ser le rogaba por negarse, la sola posibilidad de un escenario como ese sonaba a la más grande humillación que podía imaginarse.

Maldita sean sus lágrimas de mujer.

— BIEN. — aceptó a regañadientes mientras se erguía de vuelta de forma violenta. — Dame tu teléfono.

Blossom lo miró como si estuviera loco — No puedo, lo perdí en el club.

— TÚ NÚMERO, TONTA. — aclaró con impaciencia. — Te llamaré para ver cuando coordinar esa condenada "cita de estudios". Hasta entonces no te molestes en repetirlo…

— ¿No sería más fácil que me des el tuyo hasta que recupere mi número de la agencia? Necesito un nuevo móvil de todas formas si quisieras llamarme. — replicó como si fuera lo más lógico.

— BIEN. — bramó el chico, mientras se volvía para llamar la atención de la camarera anciana que los había atendido, adoptando un tono cortés a comparación de los ladridos que le dirigía a la powerpuff girl. — ¿Sería tan amable de cobrarse? ¿Puede prestarme su pluma? Gracias.

Se volvió para apuntar su número en una servilleta que extendió de forma grosera en dirección de la ojirrosa, quién tan solo se dignó en tomarla.

— Deberías apresurarte en llegar a tu casa antes de que tu padre lo haga primero. — exclamó sin mirarla cruzado de brazos.

— Me las arreglaré para pagarte de vuelta por todo. — le contestó Blossom, de nuevo, con una vocecilla innecesariamente digna.

— Ni siquiera te molestes. — y lo decía en serio. — solo vete de una vez…

A pesar de su tonalidad poco amistosa, Blossom reconoció que no intentaba apartarla por desprecio, sino consideración. Otro gesto que seguramente se esforzaba en pasar desapercibido pero que la chica captó como otra muestra de inexplicable amabilidad.

Quizás Brick no era del todo malo como creía… esta nueva faceta suya eran un completo enigma para ella, aunque no le desagradaba del todo.

Digamos que si estuvieran en un juego de simulador de vida, el chico se habría ganado unos puntos verdes de más en su barra de relaciones, aunque no los suficientes para reconocerlo como una especie de amigo.

Blossom abandonó la cafetería con el leve tintineo de las campanillas sonando detrás suyo, dudó por unos segundos en voltear para despedirse una última vez del rowdyruff pero sintió que ya era demasiada confianza entre ambos por un día. Así que despegó sin más miramientos con dirección a los suburbios de Townsville.

Voló sin mirar atrás, con el viento despeinándola y el dolor de cabeza incipiente regresando para torturarla. Su cabeza era todo un lío, por un lado asimilando los síntomas de una resaca y por el otro la confusión que sentía respecto a todo lo que pasó la última noche.

Aterrizó en el pórtico de su casa con delicadeza, mirando a su alrededor para ver que nadie la viera llegar con el aspecto que tenía. A primera vista se veía como cualquier muchacha que regresaba de una buena fiesta, nada más lejos que la verdad. Tenía muchas cosas en que pensar, pero primero quería asegurarse de darse una ducha primero.

Abrió la puerta esperando que no hubiera nadie, pero ni bien puso un pie sobre el umbral fue recibida por los cálidos brazos de su hermana rubia.

— Estaba tan preocupada por tí ¿Dónde estabas? — musitó, acongojada. Blossom no pudo reaccionar lo suficientemente rápido.

Pudiste haber ido a buscarme, o patrullado la ciudad en mi búsqueda. Podría estar muerta a estas alturas. Una parte de ella pensó con amargura.

Otra le dio unas palmaditas de consuelo en la espalda.

— Estoy bien. Es solo… — suspiró con resignación. — Tuve una noche terrible Bubbles. Princesa me dio una dirección errónea y…

— ¿¡Qué hizo que!? — exclamó indignada la rubia. — Oh esa maldita… cabello de poodle. La próxima vez que la vea…

— Lo sé. Ella y yo tenemos cuentas que saldar. — se cruzó de hombros contra la puerta de entrada. — ¿Por qué rayos no contestaban mis llamadas? Me la pasé toda la noche mandandoles mensajes. — acusó con el ceño fruncido.

— ¡Te lo dije, olvidé mi teléfono en casa de Jessica! — gimió su hermana con tono lastimero. — Y Robin no tenía batería. Pensamos que al final habías decidido no venir. — se arrepintió. — y cuando regresé a casa a las dos de la mañana me percate que no estabas.

Blossom no podía lidiar tranquilamente con la incompetencia de su hermana. — ¿Y no pensaste en encontrar alguna otra forma de comunicarte conmigo? ¡Terminé como la perdedora plantada en medio de una ratonera a mitad de la nada!

Bubbles parecía estar a punto de romper en llanto.

— Lo siento Blossom… realmente pensamos… yo pensé que… — la ojiazul miró hacia el suelo con tristeza, pero la líder no quería saber más nada acerca del tema.

— Ahorrame el llanto, Bubbles.— caminó hacia la cocina para servirse un vaso con agua con su hermana siguiéndole los talones.— Conoces el protocolo si una de nosotras desaparece, yo no hubiera dejado pasar tu ausencia tan fácilmente, habría salido a buscarte por toda la ciudad.

Aunque no lo pretendía realmente, su voz sonó mucho más dura de lo que esperaba. Bubbles hizo una mueca de tristeza mientras jugaba con sus manos. Blossom la inspeccionó de pies a cabeza, aunque aún estaba en pijama parecía que se hubiera metido a la cama sin desmaquillarse completamente y tenía unas sutiles pero perceptibles ojeras que le indicaron que a pesar de todo, tampoco había pasado una buena noche.

La powerpuff rosa suspiró.

— Está bien Bubbles… lo siento. Es solo que…tuve una noche un tanto difícil. — admitió, dejándose caer en una de las sillas del comedor mientras se tapaba el rostro con una mano.

— ¿En donde dormiste? Dijiste que Princesa te había dado la dirección equivocada. ¿Por qué no regresaste a casa?

Blossom volvió a suspirar, esta vez más por angustia que por resignación. — Yo… acabé por encontrarme con un amigo y pasé la noche en su casa. — mintió con algo de vacilación. Muy en lo profundo de su ser, no le apetecía compartir la historia de lo que pasó con Bubbles, porque significaría admitir con vergüenza que casi terminó secuestrada por culpa de su estupidez. Incluso Bubbles sabía mejor que hacer lo mismo que ella.

— ¿Un…amigo? — vaciló Bubbles a la hora de preguntar, sentándose al otro extremo de su hermana.

La pelirroja levantó una ceja, algo del tono en que lo decía Bubbles no le gustaba. — Sí, un amigo. — no tenía porque admitir la identidad aunque la presionara, en su mayoría porque significaba dar demasiadas explicaciones que terminarían en relatar la historia completa de su última velada.

— Como un muchacho…— asintió Bubbles con vacilación, como acostumbrándose a la idea.

— Sí. Un muchacho. — contestó tajante la líder rosa, aunque su hermana parecía necesitar más información se aguanto las preguntas pendientes respecto a este chico. Pero por la apariencia de su rostro y sus ojos saltones abiertos de par en par parecía haberse hecho una idea. — ¡No pasó nada, de acuerdo! No hubo… acción. — respondió de mal humor haciendo énfasis de señora en la palabra, provocando que a Bubbles se le escapara una ligera risita.

— Esta bien esta bien, no hubo "acción". — aceptó la rubia, aún divertida. — ¿Es tu novio?

— ¡NO! — exclamó la pelirroja, quizá con demasiado entusiasmo, aturdiendo a su hermana menor debido al grito que pegó.

Blossom refunfuño para sus adentros mientras su hermana recuperaba el sentido del oído.

¿Su novio? Seguro. Apenas y eran conocidos que estaban intentando comenzar a tolerarse mutuamente. El tren de pensamientos de Bubbles le irritaba más de la cuenta, por supuesto que a ojos de cualquiera se vería mal que ambos hubieran compartido cuarto y que no hubiese pasado nada chistoso entre ambos. Y si acaso su hermana se enteraba de la identidad de su salvador y de lo que hizo, ninguno sería capaz de olvidarlo; en especial Brick.

Quizás era lo mejor no contarle a nadie acerca de lo que ocurrió la última noche, ni siquiera estaba segura de que el rowdyruff estuviera de acuerdo con que ella comparta lo que ocurrió. Se harían muchos rumores y su reputación se vería amenazada. Probablemente la mataría si lo volvía a mencionar.

— ¿Dónde diablos está Buttercup? — preguntó en voz alta, por fin cayendo en la realización de la ausencia de su hermana morena.

Casi como por arte de magia, se escucharon sonoros ruidos del motor de un coche estacionando fuera de su garaje, algunos sonidos de pasos y alguien chocando contra un bote de basura, para finalmente hacer una entrada despreocupada por la puerta de atrás en la cocina. El rosa y el azul se encontraron con el verde, quién abrió los ojos como platos al percatarse que ambas hermanas la estaban esperando en la mesa del comedor.

— Buenos días… — saludó la powerpuff verde con algo de nerviosismo.

— ¿Dónde estabas? — preguntó con severidad la líder de cabello rojo. — ¿Pasaste la noche fuera?

Extrañamente, Buttercup pareció sudar frío. — Yo… uhm…

Pero Blossom había tenido suficiente. Estaba harta, no quería seguir lidiando con ninguna de sus hermanas.

— ¿Sabes qué? No me importa. Sólo vete ¿ok? el profesor no tardará en llegar al mediodía. — exclamó con amargura, mientras se cruzaba de brazos en su asiento.

Buttercup, que rara vez podía aprovechar una oportunidad de escapar como esa, no se tardó en correr a zancadas hacía el piso de arriba, subiendo las escaleras con dirección a su habitación.

Blossom suspiró del cansancio, y fue entonces que percibió el ligero aroma a odor corporal proviniendo de ella. Apestar era una sensación que rara vez podía tolerar por un largo tiempo. Gimió con irritación mientras se enderezaba sobre la silla de su asiento.

No pasó mucho hasta que sintió los ojos de su hermana clavados sobre su pecho, y al examinarse en respuesta se percató que lo que su hermana examinaba era la camiseta gris que definitivamente no era de su ropero. Sabiendo las cosas que podía imaginarse su hermana, Blossom se ruborizó pero decidió que recriminar a su hermana solo sería echar más leña al fuego.

— Voy a tomar un baño… — alcanzó a musitar antes de dirigirse flotando rápidamente hacia su cuarto para tomar el neceser con sus artículos de baño. Flotó con desgano todo el corto trayecto. A pesar de haber descansado un poco, parecía que su cuerpo no había eliminado en su totalidad parte de la toxina. Se imaginó que probablemente, si un humano común y corriente hubiera corrido el mismo destino, hubiese acabado en alguna especie de coma.

Se estremeció mientras regresaba en dirección al baño del primer piso. Quizás era algo bueno que ella haya recibido la bebida contaminada, al menos podía evitar indirectamente que otros terminasen lastimados.

Cuando bajó las escaleras, el sonido de unas familiares llaves abriendo la puerta de entrada la obligó a levantar la vista.

Y ahí estaba, vistiendo su clásica bata blanca y corbata, se encontraba el profesor. Alto, de hombros anchos, se veía igual que siempre; aunque más ojeroso y con algunas canas grises asomándose sobre sus patillas. La figura familiar de su padre generó en su pecho algo que ella creyó perdido, la calidez de lo conocido.

No pasó mucho tiempo para que sus otras dos hermanas se encontraran flanqueando para recibir a su padre. Bubbles corrió inmediatamente para abrazarlo, mientras que Buttercup al igual que ella, saludó a la distancia a su creador.

Cuando Bubbles terminó con su efusivo abrazo, Blossom decidió abrazarlo también, aunque con un poco menos emotiva que su sentimental hermana pequeña.

— Mis niñas, las he echado tanto de menos. — exclamó el profesor mientras terminaba de apretujar a la líder pelirroja, para al final dirigirse a abrazar a Buttercup de todas formas, quién lo recibió con algo de vergüenza. — No se imaginan la semana que acabo de pasar, Citiesville sigue siendo la misma ratonera de siempre. El último miércoles un sujeto se estacionó frente a la cochera donde siempre dejaba mi auto. ¡Tuve que esperar seis horas para que aparezca una grúa que se la llevase! Se los digo niñas, nadie de ese lugar conoce de modales.

Las chicas sonrieron ligeramente al ver a su padre refunfuñar, algo normal y que se hacía cada vez más común conforme avanzaba de edad, además, estaba completamente en lo cierto. Cityville era un basurero repleto de criminales y gente grosera; era una lástima que el pobre Profesor estuviese pasando la mayor parte de su semana ahí en un departamento de soltero corroído por la humedad.

— ¿Y cómo estuvo su semana niñas? ¿Se divirtieron en la fiesta de anoche? — preguntó casualmente, mientras se quitaba los zapatos en la entrada y los intercambiaba por sus pantuflas afelpadas del zapatero.

Blossom miró en dirección de su hermana rubia con un parpadeo que un humano normal no notaría a primera vista, y Bubbles atenta a su gesto, se encogió de hombros de forma casi imperceptible. Había sido ella quién le comentó al profesor acerca de la fiesta, pero su reacción le dejó en claro que no le había contado nada más.

Aunque hicieron lo mejor para enmascararlo, una ligera sensación de pánico invadió el pecho de Blossom y Buttercup, sabiendo perfectamente que ninguna de las dos había pasado la noche en casa. La clásica culpa de tener que salvaguardar el corazón de su creador, ahorrándose noticias indeseables con mentirillas piadosas.

— ¡Claro, nos divertimos bastante! — exclamó Blossom con su mejor sonrisa de televisión.

— ¡Demasiado!. — enfatizó Buttercup, con el mismo falso entusiasmo.

— ¡Fue genial! Hubo luces, y tocaron música en vivo… y jugamos a las cartas ¡y cantamos! — añadió Bubbles para hacer más convincente la mentira, habiendo sido la única que asistió a la dichosa fiesta de Princesa Morebucks.

— ¿Y llegaron a su hora establecida no es cierto? — preguntó el Profesor, con un ligero tono de irónica severidad, mientras buscaba con la mirada a su hija mayor que se lo asegurará.

La powerpuff rosa titubeo: — Uh… bueno, sí, por supuesto. Ni un minuto más. — sonrió, con expresión lastimera. En el fondo se sintió terrible de culpable por mentir tan descaradamente, pero incluso por el rabillo del ojo notó como sus otras dos hermanas asintieron dispuestas a apoyarla en su mentira.

El profesor relajó su expresión por una más serena, adoptando una sonrisa paternal mientras se abría paso por su hogar, que no había más que uno.

— Que bueno que se hayan divertido niñas… — asintió con comprensión. Aunque el profesor era sobreprotector y de vez en cuando paranoico, reconocía que no podía negarle a sus hijas tener una adolescencia normal con sus salidas, fiestas y demás. Él también había sido joven alguna vez. Algo ñoño, pero también joven. — Deben estar hambrientas después de tanto ajetreo. Dejenme, les preparo algo de desayunar. — se dirigió a la cocina a colocarse su delantal, sus dos hermanas le siguieron el paso, pero Blossom mantuvo su distancia. Acababa de tener el desayuno más extraño en la mañana más confusa de su vida. No tenía el apetito.

— No…gracias Profesor. Ya comí algo hace unas horas…

El profesor la miró con preocupación mientras sostenía unos huevos que estaba a punto de estrellar sobre el sartén. — ¿Estás segura Blossom? Estaba a punto de hacer huevos con tocino. Vegetariano, para Bubbles. — añadió, al ver el ceño fruncido de su hija más pequeña.

— Estoy bien, no se preocupe. Preferiría ir a tomar un baño, estaba tan cansada que olvidé cambiarme y desmaquillarme anoche… — admitió, algo avergonzada. Sus pestañas se sentían pegadas con pegamento escolar y le comenzaban a picar los ojos. Además, ¿era ella la que había comenzado a oler rancio?

— ¿Estás comiendo bien Blossom? — preguntó con algo de sospecha, mirándola con la cabeza ladeada en su dirección. La pelirroja suspiró con impaciencia.

— Que sí profesor… — insistió. — Se lo prometo.

El profesor, aunque aún ciertamente preocupado por el bienestar de su hija, se relajó un poco en un intento de confiar en su palabra. Algo definitivamente le estaba pasando pero decidió no insistir. Sabía que si ella quisiera comentarlo en algún momento con él, tendría la confianza para decírselo. Así que decidió cederle esa confianza.

— Está bien linda. Disfruta tu baño, después ¿que dicen si pedimos algo a domicilio y nos reunimos a ver una serie? — preguntó con entusiasmo a sus hijas.

— Está bien, pero esta vez yo escojo. No me gustó nada la última serie que escogió Buttercup. — acusó Bubbles fulminando con la mirada a su hermana sentada a un lado de ella en el comedor.

— Eres una bebé que no aguanta nada Bubbles. No dio tanto miedo, y además era más bien un thriller psicológico…— refutó Buttercup. — Además, probablemente nos hagas ver algo re absurdo como Riverdale o Teen wolf o alguna de esas novelas coreanas que te gustan.

Aunque Blossom se alejó para no participar en la discusión, no pudo evitar sonreír al oír cómo discutían sus dos hermanas la una con la otra por la serie que maratonearían junto con el profesor. Casi y hasta se había olvidado de lo enfadada que estaba en el fondo con ambas.

El sonido se hizo cada vez más sordo conforme se alejaba, hasta solo ser un ligero zumbido de fondo cuando pudiese encerrarse en el baño.

Encendió la bañera y escuchó el correr del agua caliente después de abrir el grifo. Algo en el sonido del agua cayendo la reconfortó hasta cierto punto, logrando concentrarse en continuar con su rutina de desvestirse frente a un espejo.

Se quitó los pantalones, que ya comenzaban a oler a humedad por alguna razón; los calcetines y la ropa interior. Fue entonces que se dio cuenta que había estado llevando puesta la camiseta gris todo este tiempo bajo el fajín de sus pantalones altos. Rogó que el profesor no hubiese sido tan perspicaz como darse cuenta de que llevaba una prenda de hombre puesta después de una salida como la que tuvo anoche.

Se la quitó para poder examinarla mejor, se veía de un diseño sencillo, pero por el rabillo notó la marca acomodada de la etiqueta con sorpresa. ¿De dónde habría sacado una camiseta de diseñador? Bueno, igual y tendría que devolverla limpia la próxima vez que se vieran.

La colocó encima de la cesta de ropa sucia, para recordarse a sí misma que tenía que ser lo primero que escondiera en la lavadora.

Al finalizar, se quitó el corpiño hasta permanecer completamente desnuda, una vez más, frente al espejo del lavamanos.

A diferencia de la última vez, un rostro pálido como la cal y más demacrado que nunca le devolvió la mirada. Ojeras púrpuras, manchas de maquillaje y labios resecos. Era un completo desastre.

Se miró el cuerpo una vez más, en busca de alguna imperfección. Una marca, una huella o un moretón que le de una pista de lo que pudo, quizá, haber sucedido a noche. El rowdyruff le había jurado que no había pasado nada entre ambos, y aunque superficialmente creía en su palabra, siempre cabía la posibilidad…

Pero no encontró nada. Ni moretones, ni chupetones, ni mordidas. Ningún rastro de aprovechamiento en su cuerpo. Se preguntó qué hubiese sido de ella si algo de ese tipo se hubiera concretado. ¿Cómo hubiera reaccionado? ¿Estaría adolorida? ¿O sería tan imperceptible como las balas que la rozaban casi a diario cuando combatía el crimen?

Por el rabillo del ojo, vió cómo la bañera estaba sobrepasando la cantidad necesaria para su baño, así que rápidamente cerró el grifo y se dispusó a preparar su ritual de cuidado personal. Añadió sus sales de baño con aroma a lavanda y algunos óleos aromáticos para hacer la experiencia más amena. Nada le hacía tanta falta como un buen baño caliente.

Sin pensarlo dos veces y al sentirse preparada, se sumergió sobre el agua casi calcinante, que le relajaba los músculos y liberaba la tensión sobre sus hombros. Se dejó caer dentro de la bañera mientras meditaba, hasta que el agua le llegara a la altura de la nariz. Se permitió sumirse en el aroma herbal y los vapores que venían del agua, provocándose mareos a sí misma.

Se imaginó que hubiera sido si es que Brick efectivamente la hubiera tocado.

Se vió a sí misma, intoxicada y adormecida, cayendo bajo el peso de su contraparte, como si de un animal hambriento se tratará. Ella era alta, pero él lo era mucho más, y el pensar en sentirse vulnerable bajo alguien de su tamaño la hizo sentirse pequeña.

Se imaginó el salvajismo de sus besos indeseables, con un aliento de alcohol y tabaco de fondo. Si es que besaba de la misma forma en la que peleaba podía hacerse una imagen casi realista: dejando moretones en su boca y mordisqueandole los labios con el único deseo de lastimarla, sin un asomo de gentileza o caballerosidad.

Brick era extremadamente feral a la hora de pelear, siempre buscando como hacerle sangrar. Definitivamente podía ver una inclinación vampiresca en la forma en la que abusaría de ella, siempre codicioso.

Podía imaginarme las marcas, los moretones y las cicatrices que dejaría alrededor de su cuerpo debido a su tosco agarre.

Siempre estrujándola, y sometiendola con palabras condescendientes. "Oh, lo siento, bonita. ¿Estás llorando?" eran palabras que escuchaba seguido durante sus enfrentamientos.

Se imaginó cómo se reía cruelmente mientras mordía la piel de su cuello y separaba con fuerza los muslos de sus piernas, dejando las huellas de sus dedos como moretones en su piel casi transparente. Se imaginó a sí misma gimiendo de dolor mientras sentía como su barbilla se deslizaba hacia la altura de su pecho desnudo.

Incluso se imaginó la fuerza de sus embestidas al entrar dentro suyo. No compasión, ni amor, ni un atisbo de ternura. Solo sexo. Egoísta, crudo y visceral. Una primera vez ficticia y traumatizante que solo podría traerle agonía y sufrimiento.

Y aun así…

Blossom abrió los ojos mientras tomaba en cuenta la agitación de su respiración. Se sentía afiebrada y la cabeza había comenzado a darle vueltas por estar tanto tiempo dentro del agua caliente. Un cosquilleo poco familiar en el vientre la despertó de su ensoñamiento.

¿Acababa de…?

¿Acaso ella…?

No estaba segura si el calor que se apoderaba de sus mejillas eran debido al agua o a la vergüenza. Hasta ella misma se sorprendió de la extraña necesidad que tenía, aunque de ninguna forma actuaría para aliviarla.

Cerró los ojos mientras intentaba concentrarse en pensar otra cosa, cualquier otra cosa; repitiéndose un mantra para su interior.

"Es solo una respuesta al trauma." se dijo a sí misma intentando hallar una explicación. "No pasó, ni nunca pasará. Solo lo estás sobrepensando después de todo lo que ocurrió. Es normal." insistió.

Con la lógica sirviéndole de modelo, logró alivianarse un poco de la calentura después de la fantasía violenta que acababa de tener. Y con Brick de todas las personas. Siempre había oído de la forma en que la imaginación de las chicas volaba alrededor de estas cosas, pero esta era una experiencia totalmente nueva para ella. Y el hecho de que le hubiera excitado algo tan horrible como eso y con él de todas las personas la asustó.

"Es solo una respuesta al trauma." se repitió para sí misma, intentando borrar de su memoria lo que se acababa de imaginar, restregando jabón sobre su cuerpo, intentando limpiar la mugre imaginaria de sus pensamientos como si estos la hubieran puesto aún más sucia de lo que estaba.

Se restregó con tanta fuerza que la piel de sus brazos comenzaba a dolerle, pero no le importó: necesitaba sentirse limpia de nuevo.

"Es solo una respuesta al trauma."


Hola, estoy muy arrepentida del largo tiempo que me costó terminar con este capítulo. No tengo ninguna otra excusa más que estuve pasando por un mes particularmente difícil. Ha pasado un mes desde la muerte de mi perrito Harry, el día 25 de Octubre; y por unas dos semanas no me sentí con la capacidad de escribir nada que no fuera acerca de él. También a mitad del mes tuve la oportunidad de ver a Mitski en vivo, así que algo bueno me pasó, ya tenía las entradas desde setiembre. Asimismo renovaron mi contrato en la empresa en la que estaba por unos meses más, lo cual es genial porque me hace falta dinero pero también es meh porque me quita tiempo para hacer otras cosas que quisiera, incluyendo este fanfic.

Originalmente este capítulo conseguía fragmentos de lo que ocurrió en la fiesta de Princesa, pero como se estaba haciendo demasiado largo y un poco confuso decidí dejarlo como un capítulo adicional que siguiera los POVS de Bubbles y Buttercup. Realmente no pienso abandonar el fanfic, pero si habrán ciertos hiatus un poco más largos que otros capítulos dependiendo de mi tiempo más que nada. Trataré de updatear más seguido, tenganme paciencia por favor.

El título de hoy es un fragmento de la canción Shame de Mitski, que creo corresponde más al fragmento final del fic. Sé que el tema del último fragmento del fanfic es un poco controversial, pero fue mi intención que lo sea hasta cierto punto para demostrar, que Blossom puede tener otras facetas que ni ella misma conoce. Se que tener fantasías de r-pe suenan como algo más bien taboo, pero es más común de lo que parece, y aunque parezca grotesco tratemos de tomarlo de forma madura e introspectiva. ¿Qué motivaría a alguien como Blossom a tener ese tipo de fantasías? Espero no herir o asustar a nadie, pero de nuevo, los trigger warnings siempre van en la parte de arriba de cada capítulo y la advertencia es de +18 por una razón. Es un fic de hurt y comfort, pero también de romance y nuevas experiencias, así que espero que el rumbo no sea demasiado bizarro, y si lo es: de nuevo, lo siento :'). Como siempre, muchas gracias por su apoyo y comentarios que siempre son bien recibidos.

Muchos abrazos.