Aclaración: Ruouni Kenshin no es mió, ciertamente, pertenece al Nobuhiro Watsuki.
Advertencia: este ff no es recomendable para lectoras muy afianzadas al catolicismo y para personas que aman al tierno rurouni y a la inocente Kaoru.
El peor de los pecados es amarte, leviatán.
Capitulo 1: "Amaras a dios sobre todas las cosas…"
Mírenme, soy un fantasma a punto de destruir mi cuerpo. Demacrada y tan solo teniendo 21 años. Perdónenme, no me he presentado, mi nombre es Kaoru Kamiya y en estos momentos estoy pensando seriamente en terminar con mi vida.
Pero antes que todo, no quisiera irme sin haber dejado una idea de quien realmente soy. Estudio Leyes en la Universidad de Tokio, mis padres Saito y Tokio Kamiya son unos importantes empresarios en el rubro de la informática. Ellos la criaron en la religión católica acérrimamente La verdad es que gracias a eso, nunca me ha faltado nada en la vida…pero me siento tan sola.
Hubo un tiempo en la que esta soledad pareció disminuir, eso fue cuando conocí a mi ex novio Enishi Yukishiro. El muy maldito simuló muy bien amarme, demostrándomelo con flores y exóticas huidas a la playa o al bosque…uff¡¡ si hubiera sabido con anterioridad lo buen mentiroso que podría ser. Pero yo nunca me conferí a el. En esa período estaba en la búsqueda del verdadero amor, y solo a el deseaba entregarme.
Ahora, ni siquiera creo en el amor. No creo ni en mi misma.
Pero yo estaba segura de amarlo. Eso fue hasta que una noche llego muy ebrio a mi departamento. Me quiso forzar a poseerme, mas yo me negué con uñas y dientes.
Nunca pensé que el fuera capaz de intentar matarme. Ahora pienso que en realidad nunca me quiso, es mas, en ese momento supuse que siempre me odio. El era de una familia muy humilde, y al verme cada día con mi frivolidad le recordaba una vez mas lo miserable que el era.
Estuve tres meses en el hospital, uno de ellos en coma profundo. Enishi me había literalmente perforado el cuerpo con una navaja. Cincuenta estocadas, fue la cuenta que hizo el medico de mi familia. Pero eso, ya es historia pasada.
Físicamente, no puedo quejarme. No por nada trabaje de modelo un par de años para una prestigiosa agencia, pero después de un tiempo me sentí utilizada. Más que como una mujer, me sentí como una sublime joya a la cual todos deseaban poseer. Me fugué rápidamente de ahí, recuerdo muy bien que fue cuando estaba a punto de entrar a la pasarela. Habían miles de personas esperando verme lucir el exclusivo modelo de novia, pero a mi nada me importaba. Solo corrí desesperadamente por las avenidas del céntrico Tokio, la gente solo me observaba en mi descontrolada carrera hacia la nada. Yo solo podía correr y llorar. Me sentía tan vacía.
Ahora que lo pienso, nunca me he sentido completa.
Es hora de acabar con este vacío…
Kaoru tomo el arma con una mano y la coloco en su sien, justo en el lugar en el que la sangre palpitaba, pidiendo clemencia. Cerró los ojos, dicen que demoras unos segundos en perder la conciencia, no quería ver su propia sangre salpicar el piso.
Empezó a apretar lentamente el gatillo del revólver. Ahora era el momento en que dudaba si debía morir.
Madre, padre…perdónenme.
La bala estaba por salir, solo unos segundos más y este sufrimiento terminaría.
Sintió una mano posarse en el arma y Kaoru pensó que ya se estaba volviendo loca.
-No lo hagas…aun no es necesario.- se escucho en un susurro una ronca voz.
Ella abrió los ojos súbitamente al sentir el murmullo poseer por completo su descontrolada mente. Ese aliento sobre su cara distorsionaba su realidad.
Miró con detenimiento a la persona enfrente de ella. Era un hombre impúdicamente hermoso. Con una larga cabellera roja tomada en una coleta alta. De tez alba y ojos refulgentes en ámbar. Vestía completamente de negro, lo cual hacia que su imagen se viera preponderante.
-Quien eres?.- hablo atontadamente Kaoru. La perfección del hombre la enceguecía aun.
-Realmente quieres saber quien soy?. Realmente te sientes preparada para averiguarlo?.- pregunto el hombre, mientras bajaba lentamente el arma, hasta lograr sacarla de la mano de la mujer.- tu no deseas saber quien soy…- hablo grave en el oído de Kaoru.- confórmate con saber que vengo a cambiar tu vida, a acabar con tu dolor…vengo mas que nada a llevarte conmigo.-termino la frese ya casi rozando los labios de la temblorosa mujer.
-Quizás para mi esa explicación no es suficiente.- dijo arrogantemente mientras ampliaba el espacio entre ambos cuerpos.- quizás yo necesito saber quien eres tu, que es lo que haces en mi departamento y para donde me quieres llevar.- ahora ella caminaba hacia su habitación, esperando que el hombre la siguiera. No tuvo que esperar mucho.
-Quizás, pensé que de verdad querías saber quien soy, pero tu tono me hace dudar.- ambos entraron a la habitación. Kaoru siempre muy confiada.
Eso fue hasta que el hombre la empujo brutalmente en la cama, gruñendo. Kaoru cayó en ella, sin poder hacer nada más que emitir un sollozo.
-Que maldita sea crees que estas haciendo!.- preguntó indignada Kaoru, sus zafiros brillantes de ira.
-Me encanta esa mirada de fierecilla que tienes, pero vamos a ver si la fiera puede contra el demonio.- siempre mirando a los ojos, empezó a desabotonar su largo abrigo negro, arrojándolo hasta una esquina de la habitación. Sin que Kaoru hiciera nada, el hombre se posicionó en medio de las piernas de la mujer, recibiendo directamente, el latente calor que emanaba de ella.
-Y que se supone que vas a hacer conmigo, violarme?. Haz lo que quieras…ya nada me importa.-Kaoru lo miro a los ojos, demostrando en ellos que lo dicho era la simple verdad. Una lagrima trazo un camino directo hacia su mejilla, siendo detenida por la lengua del hombre antes de que ella llegara el cuello.
Ese simple roce hizo a Kaoru estremecer.
-Jamás te tocaría si así no lo desearas…quieres saber quien soy, entonces te lo diré, nunca olvides que yo solo vivo para complacerte, mi dulce Kaoru.- Ahora el pelirrojo dejaba sus hábiles manos vagar por la suprema silueta de Kaoru, mientras esta no podía hacer mas que suspirar. Se sentía en un estado aletargado, debido a lo cual, sus avergonzadas manos aun descansaban a los lados de su cuerpo.
-Dijiste que me dirías quien eres…que esperas para complacerme?.- Kaoru intentaba moverse, pero el peso sobre su cuerpo no le dejaba otra alternativa más que solo retorcerse para desistir de su agarre.
Para el hombre, esos movimientos no hacían más que sumirlo en el más profundo de los placeres.
La intromisión de unos delicados dedos dentro de su bajo vientre hizo a Kaoru gemir inconcientemente. Ahora los movimientos se acercaban lenta y provocadoramente a su pulsante y húmedo sexo, jugueteando con la elevación más sensible de su intimidad.
Los labios del hombre volvieron a poseer los femeninos, consumiendo en ese sensual beso, cualquier sonido que escapara de la mujer.
Más Kaoru ni siquiera era capaz de protestar, solo se arqueaba cada vez que una onda de placer era percibida por su sensible cuerpo.
Los labios de la mujer fueron liberados imprevistamente, besando ahora el borde de su oído.
-Dime mi dulce Kaoru…tu crees en dios?.- el hombre pregunto aun sin dejar los movimientos en el íntimo de Kaoru.
-Si…-fue todo lo que pudo contestar, gimiendo. Su clímax se encontraba cercano y ella lo ansiaba más que a nada.
-Dime ahora…tu crees en mi?.- susurro guturalmente, oprimiendo fuertemente el clítoris de la mujer. Ella grito ante el tacto.
-Quien eres tu?...- jadeo profundamente. Su orgasmo a solo unos minutos le hacia suspirar, gemir y gritar frases en un idioma que solo pueden entender quien ha experimentado el placer de la carne.
-Yo soy tu leviatán, el que te llevara a la paz que siempre haz buscado…solo si así lo deseas…-ahora fue el turno del hombre de jadear al sentir la contracción del interior de Kaoru.- dime, mi dulce Kaoru…lo deseas, mejor dicho…me deseas?.
-Oh por dios, no podría desearte mas ahora.- La mujer se contorsionó insolentemente para recibir el tan ansiado éxtasis.
-Entonces olvida a ese dios que tanto nombras… y adórame a mí...y así estas sensaciones siempre serán parte de ti. Tu vida será un esplendor de felicidad si aceptas adorarme.- ahora el hombre intencionalmente empezó a retener el orgasmo de Kaoru, haciendo que ella alzara sus caderas en busca de mas contacto, de mas ardor. Pero el hombre siempre alejaba el toque. Logrando sacar a la mujer de su garganta, gritos desesperados, clamando por más placer. Ella entendió lo que debía decir. Era menester obedecer a su instinto.
-Si… yo te adoro de ahora en adelante¡¡.- la necesidad de acabar con esa enfermiza tortura le hizo exclamar su respuesta. El pelirrojo no pudo evitar una sonrisa ladina de placidez.
-entonces…el placer es todo tuyo.- y soltó una macabra carcajada que, en medio de la espesura de su goce, Kaoru pudo percibir como un aullido de satisfacción. Fue como si con la respuesta entregada por ella, el hubiera alcanzado su propio clímax.
Kaoru volvió en si después de unos minutos de desesperantes sofocos, necesitando urgentemente el aire para volver a pensar con frialdad. Pero al virar su rostro y notar la mortífera mirada ámbar, se sumió en el pozo de las tinieblas. Todo era tan oscuro y sereno cuando estaba con el.
-Ilústrame, mi dulce Kaoru… Amaras a dios sobre todas las cosas después de esto?.- el ya había notado la respuesta dentro de sus zafiros, pero necesitaba oírla con el intoxicante licor de su voz.
-Solo te amo a ti por sobre todas las cosas…-ella volvió a besarlo serenamente, preguntándose desde que momento deseo volver a vivir. La respuesta la sabía, y el hombre la apreció de fuente directa. Los ojos de Kaoru jaman mentían cuando decían que fue desde el momento en que el azul plácido se fusionó con el delirante ámbar.
Y el hombre sonrió maliciosamente ante el descubrimiento.
Continuara…
ºººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººº
Hola a todas…
Para que decir que este ff no será precisamente un cuento de hadas, pero habrá de todo, sobre todo romance de k&k… así que no se preocupen….
Esta no ha sido mi semana para nada… les cuento que un amigo me ha salido con que yo soy fea, horrible y que cuando mira una foto mía le dan arquadas?. Es para reírse no…?
Ok. Un besote y me dejan su review..
Se despide con un pucho y con su autoestima por el suelo por culpa de "usted sabe que es usted".
MONIKA-DONO.
