Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a DreamWorks. Yo sólo los tomo para curarme el dolor de su horrible final x.x

Este fanfic participa en el reto #Omegacember de la fanpage EsdeFanfics en Facebook.

(Día 1. Voz)

Trigger Alert: Ligera insinuación de acoso


1. Rojizo cálido, como el atardecer

Estaba tensa. Demasiado.

No era para menos, se trataba del último curso de la universidad y eso, para ella, sólo se traducía en problemas.

Tragó con pesadez un segundo antes de entrar al aula y enderezó los hombros tratando de sentirse un poco más alta.

Nada más cruzar la puerta, la pesada mezcla del aroma de varios alfas inundó sus fosas nasales haciendo que, por un momento, considerara la opción de salir corriendo de allí y no volver. Fingió acomodarse las gafas de montura gruesa que llevaba puestas para presionarse ligeramente el puente de la nariz, tratando de esa manera de aliviar la presión que sentía ya en la cabeza. Sintió, más que escuchó, los gruñidos satisfechos de algunos de los alfa presentes en la habitación y algo en su estómago se revolvió mientras buscaba una butaca dónde dejar su mochila y su libro. Sabía que la estaban mirando y se sentía cómo una presa. Cómo una presa pequeña y frágil. Y odiaba sentirse así.

Se sentó y respiró profundamente, buscando la manera de tranquilizarse. "No dejes ver tus debilidades, tus sentimientos ni tus deseos" era el mantra que se repetía a sí misma desde siempre. Era su regla de oro. Y toda su estabilidad dependía de poder ceñirse a esa premisa.

Porque estaba estudiando Ingeniería en sistemas y aeronáutica, una carrera tremendamente fascinante y que la emocionaba, pero también una carrera tremendamente competitiva, en la que la mayoría de los estudiantes eran alfas y ella... ella era una omega.

A sus 20 años se encontraba ya en el último año de la universidad y sabía que su presencia allí molestaba a muchos de los estudiantes. Los omega pertenecían a las ciencias sociales, a las humanidades o a las artes. A carreras que la sociedad consideraba "inferiores", porque los omega eran inferiores.

Sin embargo, su condición de omega nunca influyó en su mente privilegiada y sagaz, gracias a la que había adelantado años. Y tampoco a su carácter terco y tenaz, que se empecinaba en ir contra las convenciones sociales que no le gustaban. Es por ello que, contra todo pronóstico y sorteando cientos de obstáculos, estaba a punto de graduarse cómo una de las mejores de su generación y tenía ya opciones para hacer su maestría en Diseño de naves aeroespaciales. Sólo tenía que resistir un poco más.

Sonrió de pensarlo.

Observó curiosa a su alrededor, identificando a varios de sus compañeros de cursos anteriores. Una alfa de corto cabello oscuro y actitud hostil le devolvió la mirada desde el otro extremo de la sala. Pidge le sostuvo la mirada sin inmutarse. Acxa era una chica voluble y a ella le divertía hacerla rabiar.

La guerra de miradas fue interrumpida por un chico que les bloqueó el contacto visual al decidir sentarse al lado de Pidge, así que ella regresó su mirada al libro que tenía frente a su mesa esperando a la llegada del profesor.

El intenso aroma de su nuevo vecino le indicó que se trataba de un alfa, aunque ella detectó algo inusual que llamó su atención. La mayoría de los alfa desprendían un aroma intenso y penetrante que, cuándo había poca distancia, impregnaba sus fosas nasales cómo quién entra a una perfumería dónde alguien acaba de probarse medio inventario. Eran aromas agresivos que les permiten a los alfa apropiarse de la atención y los espacios sólo con su presencia. Pero el de este alfa era diferente, sí era intenso pero no resultaba agresivo ni penetrante, sino que era más suave, cómo una sutil invitación a acercarse. No pudo contener la curiosidad y buscó el origen del aroma con la mirada.

No lo conocía. Era un chico alto cómo cualquier alfa, de cabello negro azabache, piel pálida y melancólicos ojos gris azulado. Llevaba puesto una playera negra deslavada que acentuaba sus músculos trabajados, pantalones negros que se ceñían ligeramente a sus piernas largas y una desgastada chaqueta de piel negra que, en conjunto con su corte mullet y su flequillo desordenado que le caía sobre los ojos, le daban un aspecto bastante emo.

La idea la divirtió, así que reprimió una sonrisa mientras veía al profesor entrar al aula. Se quitó los audífonos que, hasta ese momento había llevado sobre los oídos y los guardó cuidadosamente en su mochila.

La clase transcurrió con tranquilidad. El profesor explicó brevemente cuáles serán las pautas a evaluar en ese curso y el resto se dedicó a hablar de un lenguaje de programación que a ella no le interesa demasiado, por lo que se permitió divagar.

Después de dos largas horas de cátedra el profesor los despidió a todos, no sin antes encargarles que leyeran los primeros tres capítulos de cierto libro antes de la siguiente clase. Pidge se levantó apresuradamente, reuniendo sus cosas en el camino para salir lo más pronto posible de allí, como siempre.

Iba saliendo del aula, tratando de colgarse sus audífonos al cuello sin dejar caer nada cuándo escuchó una voz a su espalda.

- Disculpa... ¿eres Katie Holt?

Lo que sintió en ese momento no lo esperaba en lo absoluto. El color de su voz era una de las cosas más impresionantes que había visto. Jadeó sorprendida antes de darse media vuelta para encontrarse con los ojos gris azulado del chico emo que se había sentado junto a ella toda la clase.

- Ah... Em...-¿a dónde demonios había ido su voz? ¿por qué su corazón se había acelerado? "¡Enfócate, Pidge!" se reprendió internamente-. ¡Sí! Soy yo- la respuesta salió con más entusiasmo del que había planeado. "Mierda" pensó, buscando recobrar la compostura- ¿Quién pregunta?

Fue difícil para Pidge poner su expresión desafiante, aún seguía bastante alterada y temía que el alfa tuviera intenciones ocultas para con ella.

- Soy Keith, Keith Kogane-dijo él extendiéndole la mano. Ella alzó una ceja y, recelosa, estrechó la mano-. Soy el hermano menor de Takashi Shirogane, Shiro- explicó él, su voz de tonos intensos vibraba con un aparente nerviosismo que llamó su atención-. Mi hermano comentó que quizá podría conocerte aquí. Mucho gusto.

Ella asintió comprendiendo y una sonrisa amigable se le escapó. Shiro era un joven capitán aeroespacial, compañero de su padre y buen amigo de la familia. Pidge lo había visto varias veces al visitar a su padre en la base de Galaxy Garrison y, si mal no recordaba, había mencionado que tenía un hermano más o menos de la edad de Matt.

- Mucho gusto, Keith- respondió ella, retrocediendo un pequeño paso-. ¿Estás en último curso también?

¿Qué estaba haciendo? Debía alejarse de él, no hacerle plática, pensó mientras inconscientemente comenzaba a caminar a la par de él por el pasillo.

- Sí, así es. ¿Tú también, correcto? - ella asintió, disfrutando de en silencio del color de su voz-. ¿En qué te especialización te graduarás?

- En sistemas y aeronáutica-respondió ella con orgullo-. Supongo que tú también, ¿verdad?

Él chico negó vehementemente con la cabeza.

- No en realidad, me especializo en programación y sistemas de cómputo.

Eso la sorprendió. Shiro era una leyenda en el Galaxy Garrison, un capitán con un historial impecable y habilidad nata de piloto, el más joven en prácticamente todo; en liderar una misión, en convertirse en capitán, en romper récords de velocidad y de vuelo, y un largo etcétera. Con ese historial sería imposible que Garrison rechazara al hermano menor de tal leyenda. No dijo nada, pero Keith pareció percibir la confusión que la embargó.

- Es que, no pretendo seguir los pasos de mi hermano- dijo con un encogimiento de hombros-. Personalmente, prefiero dedicarme a hacer otras cosas.

- Suena lógico-mencionó ella simplemente.

Siguieron caminando en silencio mientras Pidge se reprendía para sus adentros. ¿Qué estaba haciendo? Se supone que iba a mantener distancia con TODOS los alfa de su entorno, marcar una distancia clara en la que estaría a salvo. No podía trabar amistad con uno.

No era que creyera que Keith era mal chico. Shiro era una de las personas más rectas y honorables que conocía, por lo que era de suponer que su hermano conservara esos valores. Pero la experiencia le dictaba que, en su condición de omega, no debía fiarse jamás de ninguno de ellos.

"No dejes ver tus debilidades, tus sentimientos ni tus deseos" aplicaba totalmente a sus relaciones personales y, especialmente tratándose de alfas. Aplicaba incluso a sus periodos de celo, e incluso si alguien hubiera llegado a interesarle de esa manera.

Pero allí seguía, esperando ver su voz nuevamente. ¿Qué había de especial en él que la estaba orillando a traicionar sus ideas y reglas personales? No podía explicarlo, pero su voz había activado algo en ella. Algo a lo que no estaba acostumbrada y que no quería enfrentar en ese momento. Pero no sabía identificar qué era. Él no hablaba demasiado así que no podía sentarse a observar los colores de su voz cómo solía hacerlo con el resto de las personas.

- Bueno- dijo él deteniéndose. Pidge lo miró interrogante-, emmm... tengo que irme, lo siento. Pero tal vez podríamos reunirnos un día para estudiar, se ve que entiendes bien la programación.

Ella simplemente asintió, con demasiado entusiasmo para su gusto. Pero temía que el sonido de su voz disipara los colores que había soltado la de él.

Keith se despidió levantando la mano mientras caminaba hacía la plaza común del campus, dónde se encontró con un chico alto y delgado, de piel morena y cabello castaño, que se levantó de la banca con gracia al verlo.

Mientras ambos chicos se alejaban caminando en dirección opuesta, con el moreno hablando hasta por los codos, ella se quedó allí de pie un momento más disfrutando de los restos de color que habían quedado luego de las últimas palabras del chico.

Rojizo cálido, el color de su voz era rojizo cálido.

Nunca había visto una voz de ese color, era fascinante.

Rojizo cálido, cómo el atardecer.


Hola, gente. Hace mucho que no andaba por acá, pero vi este reto y me inspiré bastante. Espero poder terminarlo bien :3

Es la primera vez que escribo Omegaverse, así que no sé muy bien lo que estoy haciendo. Pero desarrollé un concepto en base a los prompts del reto que me gustó mucho.

Avisos de una vez, por si las moscas jeje

Esta historia se desarrollará bajo un concepto de poliamor un poco enredoso. Desarrollaré partes Klance y partes Kidge. El Plance será planteado meramente cómo una amistad cercana, perdón, se que a muchos les gusta pero personalmente no veo a esos dos cómo relación romántica.

En cuánto a la jerarquía, queda así; Alfa- Keith, Beta- Lance, Omega-Pidge. Que igual ya se darán cuenta que a los personajes les encanta salirse de la norma.

El concepto principal que quiero transmitir es más sensorial. De hecho, si se dieron cuenta, Pidge es sinestésica. Percibe las voces cómo radiaciones de color. En general, quiero que el amor y el deseo a través de los sentidos sean el concepto principal de la historia.

También habrá capítulos en los que el tema se pondrá algo fuerte. Tocaré temas de trauma psicológico. Cada capitulo tendrá su advertencia en el inicio, pero en general los primeros serán muy relajados.

Obviamente también habrá momentos eróticos entre las dos parejas a desarrollar.

En fin, creo que eso es todo.

Espero les guste, lo he hecho con mucho entusiasmo y 24 horas sin dormir jeje.

Saludos

Clau :3