CAPITULO OCHO
—Estuve llamándote ¿qué pasa? -Le preguntó nada más llegar a la cocina y hallar a Julián recostado del umbral observó que su rostro estaba pálido y si no fuera porque sus brazos estaban fuertemente cruzados sobre su pecho se delataría que estaba temblando. –¿Te sientes bien? Estás pálido.
Julián se alejó justo a tiempo para evadir su cercanía y se fue por el pasillo. David se quedó pasmado y lo siguió.
—No me siento bien- Le dijo secamente y se echó en la cama para cubrirse con esta hasta el cuello. El hombre lo buscó, se sentó en esta y le tocó la frente. No tenía fiebre.
—¿Son los mareos? ¿Quieres que me quede?
—¡No! No…No me voy a morir- Le respondió. David lo miró con sus ojos oscuros- Solo me recosté un rato, deja de preocuparte tanto por mi ¿está bien?
El hombre ladeó el rostro mientras lo miraba y una sonrisa suave se deslizó por sus labios.
—Eso sería muy difícil para mi. -Expresó - Al menos date un baño antes de dormir.
Julián simuló pensar, se cubrió completamente, pronto sintió que él lo abrazaba con fuerza y le dio un besó en la cabeza a través del grueso cobertor, era un gesto cálido y era costumbre que lo hiciera, pero esta vez se sentía diferente, Julián estaba completamente aterrorizado y luchaba fuertemente por no gritar o patearlo, tomó aire por la nariz.
—Está bien me bañaré si tu prometes ir de nuevo al trabajo-Le indicó.
—¿Harás la cena? - preguntó el hombre interesado.
—Sí- aceptó rápidamente Julián descubriendose y se encontró con un beso sorpresa en su rostro, el contacto lo estremeció y si no tenía ningún tipo de mareos ahora comenzaba a manifestarse por que tenía ganas de vomitar.
—¿Estarás bien? ¿Quieres que te traiga algo?
—Podrías traer la cena. -Le indicó inteligentemente, subió el cobertor hacia su boca o la ocultó porque pensaba no podría ocultar sus emociones por mucho tiempo. David tarareó pensando.
—¿Qué quieres?
Maldita sea, bramó dentro de su cerebro quiero que te largues
—Carne asada.
Finalmente, sintió su beso depositado en su frente fría y pálida, lo vio levantarse. Julián se giró impaciente y cerró los ojos. Escuchó a David pasearse por la habitación, entrar al baño, luego salir, Julián abrió los ojos, se dio la vuelta y lo siguió sin que este reparara en él.
—¿Podrías traerme un vaso con agua? -Le solicitó Julián, David no se resistió y pronto salió y volvió con este. Se lo ofreció, Julián lo tomó, pero no se lo bebió todo dejando un poco, como la mitad en el recipiente, el hombre quería llevarlo a la cocina, pero él le dijo que no. Estaba bien y cerró los ojos hundiéndose en la cama. Sintió otro beso en su frente y sus dedos calidos le acariciaron el cabello negro- a veces eres tan babosos ¡ve a trabajar!
—Ok, ok, ya me voy. -Susurró. Lo sintió alejarse, cuando salió de la habitación abrió los ojos, y se obligó a detectar los sonidos de la casa, el cerrar de la puerta y el abrir de la puerta del jardín porque tenía un chirrido especial cuando se cerraba.
Solo cuando estuvo solo sintió que su cerebro se le escapaba por los oídos y su corazón quería salir por la boca. ¡Era él! ¡Era él! Esperó unos minutos antes de poder levantarse, primero porque sus piernas no le obedecían, en un estado de shock total. Se obligó a relajarse, se levantó, tomó el vaso y se tomó el resto del líquido, luego se encaminó al baño y casi tropieza, se miró al espejo, estaba pálido, se lavó el rostro con vehemencia, quería llorar, pero no podía porque también quería solo gritar y que la tierra se abriera y lo vomitara lejos.
Salió del baño y se apoyó de la pared, pensando furiosamente en lo que estaba pasando, no hubo mucho tiempo para eso, porque él no tenía las respuestas, pero aquel otro hombre sí, tomó el vaso. Lo llevó a la cocina y se aseguró de estar solo, en la sala, en la habitación de invitados, e incluso en el cuarto de lavado, revisó los baños y también el jardín a través de las cortinas cuidadosamente. Pronto fue al depósito de la puerta blanca y abrió la puerta lentamente. No vio a ese hombre hasta que abrió la puerta por completo y golpeó contra algo.
—Soy yo. Ya se ha ido.
El joven hombre emergió para que Julián pudiera verlo y la imagen de su rostro lo hizo estremecer.
—No puede ser posible, eres idéntico. ¿Quién coño eres…?
—¿Idéntico?
—¿Quién eres tú?
El hombre entornó la mirada pensando, mientras examinaba su rostro, armó un rompecabezas de ideas en su mente y entonces más tranquilamente respondió.
—Mi nombre es David. Espera… déjame terminar…Tengo la sospecha de saber quien es el que está contigo aquí. Su nombre es Jorge.
—¿Jorge?
David asintió.
—¿Y cómo pueden ser tan idénticos? ¿Es tu hermano o algo así?
David negó con la cabeza con una expresión de completa lastima y al parecer tristeza. Al parecer la verdad era mucho más complicada.
—No. No puedo explicártelo sin que te confunda aún más, pero digamos que es un pariente mio.
—¿Como que un pariente?
—Eso para explicar el parentesco. -apuntó
—Son casi gemelos. -Le indicó Julián categóricamente.
David apretó los labios, al parecer no sabía cómo expresarse. Asintió.
—Eso no es importante. digo, sí lo es, pero eso no es lo que quiero explicarte. Estar aquí es peligroso, puede regresar en cualquier momento…
—No iré contigo a ningún lado hasta que me expliques. -Le indicó rudamente. Al parecer el hombre sabía que decía la verdad pues suspiró pesadamente. –¿Quién es Jorge?
David suspiró.
—Bueno, no es quien es Jorge sino lo que hizo Jorge. Julián, tu…simplemente estuviste ausente durante unos días, luego se tornaron semanas y no aparecías por ningún lado, luego a los meses me llegó un comunicado que estabas desaparecido.
—¿Comunicado?
—Sí. Luego te explico eso. El asunto es que usted no estaba por ningún lado. Hicieron una búsqueda discreta por el territorio pero no te encontraron. Luego la investigación se llevó a las fronteras y a los que podían ayudar a encontrarte.
—¿Y qué me dices de la policía y eso…?
David puso los ojos blancos.
—También, la unidad de Desaparecidos, pero no hubo resultados.
—¿Estás diciendo que Jorge me secuestró? ¿algo así?
—Es lo que parece.-David miró hacia su alrededor. - Esta casa ¿es tuya?
Ahora Julián no estaba tan seguro pero asintió lentamente, David se dio cuenta.
—¿Tienes alguna idea de donde guarda los documentos importantes? ¿como papeles de propiedad o identificación?
Julián negó con la cabeza.
—No hay nada como eso aquí…o no recuerdo haberlo visto.
—Sospechoso -Apuntó David, entornó los ojos- ¿Nunca le pediste una identificación?
Solo allí, Julián se dio cuenta que no lo había hecho.
—No puedo recordar qué hice, o si lo hice en algún momento, no puedo recordar muchos detalles -Le explicó, llevó la mano a la cabeza y se estremeció sintiendo mareos.- Espera,¿ tú tienes?
David extrajo su cartera del bolsillo trasero, Julián precavido se alejó un poco. El hombre le asomó una lámina, Julián la tomó y leyó su nombre. "David José Santander Nariño-Colombiano- nacido el 20 de julio de 1980- Soltero"
En el reverso había un código, al parecer el serial del documento y pronto descubrió que era un documento emitido por la República de Colombia.
—¿Dónde estamos?
—En Colombia, frontera con Brasil. - respondió David.
Julián abrió los ojos sorprendido.
—¿No lo sabías? -Preguntó.
—Bueno, no, no lo recuerdo, quizá me lo dijo y no lo sé. No lo sé. -Explicó Julián exasperado. -¿Cómo sé que tu historia es real? ¿Por qué Jorge o quien sea me secuestraría? ¿por qué tantas molestias? No pidió un rescate o algo ¿verdad?
David suspiró y cerró los ojos. Tenía razón, normalmente los secuestros demandaban una remuneración pero en este caso no era así.
—Eso es algo que solo tu me podrías decir o él, pero honestamente no puedo esperar a que él me lo diga. Es muy violento. Me gustaría llevarte a la estación de policía más cercana y acabar con esto.
—No. Explícamelo aquí.
—Julián…-Suspiró al borde de su límite- Entiende, es demasiado complicado, estoy tratando de ponerlo sencillo, Jorge te secuestró ¡no sé por qué! ¡Has estado un año y pico aquí metido en la selva! ¡Te encontré porque le he seguido la pista a tus pertenencias, que imagino él vendió!
Julián miró el interior del depósito y vio las marcas del tiempo en el piso. Comprendió una o dos cosas del deposito.
—Dime ¿por qué no puedes recordar nada? ¿qué pasa contigo?
—El dice que sufrí un accidente hace dos años-Llevó las manos a su nuca, el impacto de algo contundente vino a él en un recuerdo y se estremeció -...pero ahora no estoy tan seguro…
David lo observó con detenimiento en silencio con una mirada penetrante, verde como los olivos.
—Julián, ven conmigo y se aclarará todo. Aquí no es seguro.
El no estaba seguro de acceder, pero pronto muchas preguntas vinieron a él.
—No puedo. Aun no me has dicho por qué debería confiar en ti. -Replicó Julián.
—¿Por qué no me muestras tu identificación? -Interrumpió David.
—¿Disculpa?
—Tu identificación. -Le dijo. - Vamos, Julián ¿me dirás que estando aquí…no siente que algo no anda bien? ¿Tienes fotografías o algo que diga que mi historia es mentira?
Julián lo observó con detenimiento. Sus ojos se entornan. Rápidamente como tocado por un rayo fue hacia el pasillo y de allí hacia su habitación, donde extrajo el álbum de fotos de la mesa de noche, lo abrió y pasó uno a uno las páginas, David apareció en el umbral de la puerta, pero no entró; examinando el interior con sus ojos, el armario, el baño y la cama…Arrugó la nariz cuando vio el álbum y se acercó unos pasos.
—El me dijo que viera estas fotos y que me haría recordar… -Le asomó el álbum hacia el hombre, David así lo hizo en silencio y pasó las páginas con ojos severos como si observara algo desagradable.- Mira…
Se acercó a Julián y David con mucho cuidado con su uña raspó una figura pegada a la fotografía, al principio Julián no parecía darse cuenta de lo que estaba haciendo, pero cuando David logró despegar el rostro del hombre sobre la fotografía se dio cuenta que se trataba de una falsificación.
—Ese no soy yo. Tengo ojos verdes. -Para confirmarlo abrió mucho los ojos y sí, tenían ojos verdes, la fotografía había sido alterada. - Mira…aquí también, colocó su rostro sobre el individuo. Este es Eduardo, no él…y estas fotos son de hace mucho tiempo.
—¡Eduardo! ¡Él dijo…que estaba estudiando en el extranjero…!-Julián estaba horrorizado mientras David prácticamente despedazaba el álbum como quien despega calcomanías muy bien hechas- ¡También dijo que mi madre murió y que mi padre estaba en España!
—Eduardo es de Ecuador, y no, no está estudiando en el extranjero.-Dijo con disgusto y prosiguió- Ese hijo de puta lo pensó muy bien para tenerte aquí. Todas son mentiras…
—¿Pero por qué? Por qué tomarse tantas molestias.
—¿No lo recuerdas? Haz un esfuerzo. -Le pidió, tiró el álbum en el colchón de la cama. Julián negó con la cabeza. David lo miró y se acercó más a él con paciencia - Julián ¿no recuerdas nada antes de despertar aquí en este lugar?
—No…
David lo observó con cierta lástima. Luego se alejó.
—Vamos. Vamos a la policía y saldremos de aquí. Estás en peligro con él -Le dijo y le ofreció la mano para levantarse. Julián lo hizo porque estaba demasiado consternado para negarse y realmente necesitaba saber lo que estaba sucediendo. David extrajo su teléfono, pero realmente desconocía el número de la policía en ese lugar. Llamó a Ricardo.
Tomó a Julián del antebrazo y lo levantó como si no pesara nada, salieron al pasillo.
—Hola. Lo encontré. …-Ricardo saltó alegre del otro lado de la línea- Sí, está bien… Quiere hablar contigo.
Le indicó y le pasó el teléfono, Julián dudó pero accedió a tomarlo.
—¡Julián! ¡Eres tú! ¡ESTABA TAN PREOCUPADO! AH, Dios mío, ¿está bien? ¿todo está bien? -La voz retumbó en sus oídos. Se sintió aturdido y abrumado y gruesas lágrimas se deslizaron por sus ojos azules pues esa voz era sumamente familiar y la sentía cercana.
—Ricardo -Mencionó y David abrió los ojos con esperanza.
—¡Julián! ¡Eres tú …aaa!-Lo escuché llorar. David lo miró y sonrió brevemente.
—Hay que irnos, Ricardo, a la estación de policía del pueblo.
—Oh, dios, tenga mucho cuidado ¡está bien! Les enviaré unas escoltas. voy a colgar!
Colgó y Julián se dio cuenta de que aquel teléfono era muy extraño, no era de tapa y tenía una pantalla táctil; era muy moderno, se lo devolvió luego de examinarlo. Salieron al pasillo y se encontraron la sala vacía, David admiró la pizarra de acrílico donde estaba escrito todo aquello, no encontró "identificación" ni tampoco "Llaves del auto" Tampoco tenían televisor, ni radio. Fue al teléfono y encontró los números de emergencia. Marcó el asignado a la policía, atendieron de inmediato, qué suerte pensó más luego se quedó mudo, sus ojos navegaron hacia donde estaba Julián, no, este número no podía ser… Así que colgó de insofacto.
Julián estaba callado, pensando, algunas imágenes venían a su cabeza en una secuencia tormentosa que lo hizo temblar. David se quedó paralizado cuando volvió la mirada hacia la esquina de la sala. No sabía por qué no lo había notado antes, quizá por la sombra que creaba la puerta.
El venezolano dio un brinco en el lugar y miró con horror que el hombre estaba allí. No sabía por cuánto tiempo estaría allí, recientemente, puesto que Julián se había asegurado de encontrarse solo en casa.
—¿A dónde vas? –Preguntó-¿A dónde lo llevas? ¿Cómo entraste a mi casa?
—Jorge. -David escupió con odio y rápidamente protegió a Julián detrás de él- Sea lo que sea que has estado haciendo, basta. Se terminó.
—Alejate de él. -ordenó Jorge con una expresión sombría, a Julián no le gustó, jamás lo había visto así, pero sabía que aquello significaba peligro. - Julián ¿qué haces con él?
No hubo tiempo de dar explicaciones cuando Jorge se acercó a grandes zancadas, esto permitió a David preverlo y empujarlo, lo golpeó contra la pared, pero el impacto fue tal que sacó del trance del miedo al venezolano. David le gritó que se fuera. Jorge se liberó, golpeando a David en la cabeza, este retrocedió hasta el mueble y pronto se le propinaron fuertes golpes en el estómago. Había algo profundamente aterrador en el poder de aquellas acometidas, poseían una fuerza brutal. El tono de la pelea se tornó peligroso cuando Jorge extrajo un cuchillo de alguna parte, Julián rápidamente se acercó y lo tomó del brazo desesperadamente deteniendolo en el aire, los ojos oscuros de Jorge, fueron rápidamente hacia él con odio.
—Suéltame. -Le ordenó, pero Julián no podía hacerlo.
—No. Déjalo.
—¿Por qué haces esto…? -Le preguntó el hombre de ojos oscuros, David se incorporaba recuperando el aliento por los golpes en su estómago - No ves que él intenta engañarte. Yo te amo. Todo lo que he hecho ha sido para protegerte.
—No engañas a nadie, maldito, estás ido de la olla -Rugió David, intentó incorporarse, pero fue nuevamente la ira del hombre que le respondió con una patada en el estómago. Julián le horrorizó el simple acto y empujó a Jorge lejos de él, la acción provocó que ambos cayeran de espaldas, el peso del hombre aplastó a Julián y su cabeza casi golpea la pared.
Jorge tenía una fuerza descomunal, Julián no sabía de dónde había sacado la energía para retener su mano que tenía el arma. David se incorporó rápidamente y sus manos fueron hacia el cuchillo, quería quitárselo, pero el puño era de hierro, la furia y el odio se deslizaron por la expresión del hombre. Jorge azotó la cabeza contra la cara de Julián golpeando su nariz, lo hizo gruñir de dolor, la acción lo mareó, la mano de Jorge se deslizó del agarre debilitado y con un impulso diabólico lo clavó en el hombro de David. Este gruñó y sostuvo el cuchillo para que no avanzara más.
—¿Quieres matarme? -Gritó- estas…demente, Jorge.
—¡No!-Julián se sentó, el líquido caliente brotó de su nariz, manchó sus labios y su ropa, su sangre. - ¡No! ¡Qué hiciste! -Exclamó con horror cuando vio que el cuchillo había encontrado su destino en la carne.
Jorge tenía la intención de sacar el arma, pero David aún tenía la fuerza para impedirlo, si no lo evitaba los resultados serían catastróficos, no podía dejarlo avanzar, ni tampoco retroceder. En ese momento Julián lo empujó a un lado, Jorge solo se sostuvo de una mano para poder amortiguar la embestida, pero rápidamente se incorporó, sentándose.
—David… no. -Miró el cuchillo, clavado en su hombro, la sangre manando en un hilo y sintió náuseas, sudaba, su corazón temblaba en sus oídos…Jorge se acercó al levantarse, Julián usó su cuerpo para cubrir al herido y esto parecía que lo detendría, sus ojos oscuros se dibujaron con indiferencia y desagrado.
—¿Por qué te pones en medio? apártate. -Le ordenó
—Julián, tienes que irte. -Le susurró David a través del dolor. Julián lo ignoró y miró desafiante a Jorge. - Vet..e.
Jorge se aproximó a él con calma y sus ojos estuvieron a su altura. Un temor conocido salió a flote con su fragancia podrida y familiar.
—Julián, no me dejes. Me moriría sin ti- dijo a regañadientes. Sintió que lo atrapaba con sus dedos en su nuca y apretó el cabello de esa parte, dolía, dolía mucho. Julián se lamentó y pronto sintió ganas de vomitar, sus manos temblaron sobre el cuerpo de David. - Vámonos.
Lo levantó jalandolo, Julián dejó de tocar a David solo para sostenerse del brazo que le jalaba el cabello y la carne tierna de su nuca.
—Ya déjate de locuras, Jorge, se terminó, sabes que esto no funcionará-habló David, el aludido apenas lo miró.
—Él tiene mucho más que ofrecer.
—¡Está demente! ¡y todo esto es una locura! -Vociferó David, intentó levantarse, pero Jorge estuvo justo a tiempo para patear su hombro. David aulló.
—¡No! ¡Dejalo en paz!
—Lo haré - Aseguró Jorge, mirando el rostro arrugado de Julián, sonrió con cierta maldad, una mirada que jamás había visto y que no quería ver nunca. - ¿Vas a venir conmigo? Podemos iniciar todo de nuevo. ¿No lo entiendes? todo lo que hago es por ti, quiero que tengamos una oportunidad, pero prometo hacer las cosas mejor.
Julián sintió que liberaba su nuca, el fantasma del dolor seguía allí y con ello imágenes sueltas de dolor y sangre. Luego sostenía ambos lados de su rostro con sus manos manchadas de rojo.
—Ven conmigo. Prometo no hacerle más daño.
Julián negó con la cabeza consternado.
—Déjame… No lo hagas. –Suplicó. En vano, cuando volvió a sentir los dedos en su nuca, Julián se resistió y sintió una terrible anticipación.
—¿Por qué eres tan terco? Solo quiero que esto funcione, pero tu siempre me rechazas… -Julián se aferró a sus muñecas, apretó los labios y sintió el golpe venir detrás de su cabeza con el impacto de la pared.- ¿Que haría yo sin ti? Me mo-ri-ría. -y con cada sílaba un golpe seco.
Luego de tres golpes, no podía ver bien el rostro que yacía frente así, Julián sintió su cuello húmedo, era como aquella vez, como tantas veces que él solía recordar e intentaba huir, no solo allí, en otras partes, en un hotel, luego en un apartamento, todas las veces terminaba igual y la misma frase en su mente "No me dejes" y luego él se decía a sí mismo "No te duermas" "No te duermas, pasara algo terrible si lo haces"
Los golpes se detuvieron y él cayó al suelo como un muñeco. David embistió a Jorge, este último logró extraerle el cuchillo del hombro, y lo lanzó contra la pared, este rebotó y cayó en otra dirección inalcanzable. la sangre de David llenó su ropa y el piso, pero eso no lo detuvo para golpear el rostro del malvado hombre.
"No te duermas.."Escuchó dentro de su cabeza, no podía. Julián buscó incorporarse, se sostuvo de sus manos hacia adelante e intentó levantarse, sosteniéndose de la pared, manchada de su sangre.. Miró entonces el cuchillo y una idea familiar vino a él "Matalo, matalo, él te hace daño" Mientras los dos hombres peleaban en el piso, él intentó moverse en búsqueda del arma, pero solo alcanzó a gatear unos dos pasos, sintió el hierro en su boca roja y se detuvo un instante por que había olvidado algo o más bien recordando… "No te duermas"
El aullido de David lo sacó de sus pensamientos cuando Jorge aplicó una presión en su hombro, su brazo se durmió y el dolor le atravesó la columna.
—No estorbe, quedese aquí -Le ordenó, David intentó moverse, pero no logró hacer mucho, sus ojos miraron a Jorge con odio, sus labios rotos querían maldecirlo. Este lo dejó allí tirado mientras la sangre corría y David intentaba detenerla.
Jorge se giró y observó a Julián arrastrándose hacia la entrada de la cocina, intercambiaron miradas y este último apresuró sus movimientos, Jorge se levantó pesadamente y fue tras él, lo tomó del tobillo, tan fuerte que este sintió que lo iba a romper. Lo arrastró fuera de la cocina y lo dejó contra la pared con un sonido sordo, el golpe le sacó el aire de los pulmones. Sintió pavor de lo que este hombre pudiera hacerle. Su mano manchada volvió a su rostro y este sintió la pared detrás de sí y el dolor volvió, cerró los ojos con fuerza y lo miró.
—¿Vendrás conmigo?
Julián no respondió, Jorge lo observó con detenimiento.
—Necesito que te duermas.
Julián negó con la cabeza, llevó su mano izquierda hacia el brazo que le sostenía, pero sin fuerza.
—Por favor, déjame, no hagas esto.
—Ya no puedo echarme para atrás. -Replicó. Julián lo miró, estaba tan bañado de sangre como él, quizá mucho peor.
—Todo …esto es una mentira…no va a funcionar.-Le expresó Julián. En ese instante algo se ablandó en la expresión del hombre y sintió que lo inundó con un beso en su boca, el hierro lo hizo sentir asqueado.
—Haré que funcione. Necesito que funcione. Nos iremos lejos, a otro lugar…y no tendrás que pasar de nuevo por esto, pero necesito que te duermas.
—No. NO quiero ¡No quiero! -Su mano le atenazó el cuello y le hizo bloquear las palabras, eran tan malditamente fuertes que casi lo creía inaudito. Julián lo golpeó con los puños, tiró de su cabello, hasta que lo golpeó con los puños en el oído derecho, de alguna forma esto lo aturdió. Aflojó el agarre y Julián lo pateó, la fuerza que aplicó fue tal que lo hizo retroceder cayendo de espalda, no tuvo tiempo de sorprenderse, se incorporó y gateó hacia el cuerpo de David y más adelante encontró el cuchillo, lo tomó con fuerza, para cuando sintió a Jorge venir por él, se giró y osciló el filo penetrando su brazo, rápidamente se echó para atrás. - ¡Alejate o juro que te mato!
El no obedeció, confiaba en su fuerza y en el debilitado cuerpo de Julián, pero este no dudó en manipular el arma como si aquello fuera algo que ya conocía y también conocía lo que el hombre haría con él si no se resistía. Logró evadir sus intentos de tomar la mano que sostenía el arma, Jorge con su brazo herido y sangrando, su fuerza no era la de antes, Julián se dio cuenta de esto, cuando volvió a tomar su cuello, el impulso de alejarlo fue automático y perforó su hombro, Jorge gruñó, se intentó alejar, pero Julián lo sostuvo allí con odio, clavó todo lo que pudo del cuchillo y luego lo extrajo.
Jorge lo observó con horror, llevó su mano al cuello y al hombro, presionó y sintió finalmente el hierro en su lengua y el dolor en la punta de sus dedos, Julián se alejó cuando lo liberó, se levantó usando la pared y lo observó decaer a unos pasos más que David. El venezolano no podía moverse, observando la sangre que manaba de su hombro.
—Todo esto es tu culpa.-Escuchó que le decía - por que eres un terco, yo solo quería… quería.. -su voz se apagó.
Miró el pasillo, rojo, con dos cuerpos tirados, el charco de sangre, ¿que había hecho? había matado ¡lo había matado! Observó cómo sus ojos oscuros se cerraban cansados, la sangre era mucha. Dejó que el cuchillo se deslizara de su mano, había matado, sollozó con su cuerpo excitado por la energía de la autosupervivencia, se apoyó de la pared y respiró por unos segundos inmovil. Un ruido lo hizo saltar y buscó rápidamente la fuente de esa presencia, esquivó el cuerpo de Jorge, y rápidamente se postró ante David que había quedado con la mano en su hombro y abrió los ojos en cuanto sintió que alguien lo registraba.
—¡Estás vivo! ¡David! Gracias a Dios. -Exclamó Julián y gruesas lágrimas de dolor se deslizaron de sus mejillas, David no dijo nada, solo lo observó. Nuevamente el ruido, buscó en su bolsillo, era su teléfono, lo extrajo con dedos temblorosos. - Es Ricardo, ….¿como…como contesto? -David lo miró y abrió los labios rojos.
—D…deslizalo…hacia arriba.
Así lo hizo como pudo con sus dedos manchados.
—¡Que ha pasado! ¿Por qué no me has llamado? ¿Dónde están? -
—Ricardo, ayúdame…estoy en …no sé donde, David está muy mal ¡Está perdiendo mucha sangre! ¡Necesito que vengas!
—Wow. calma. calma. Mandame tu ubicación y mis hombres irán hacia allá, intenta salir a la calle ¿puede caminar? Santo Cristo.
—¿Cómo hago eso?-Preguntó al borde del llanto. - No se como se utiliza este teléfono.
David hizo un sonido como un murmullo.
—Cu…elga. -Julián así lo hizo- Acercalo…así.
Luego alzó el brazo libre y movió los dedos en la pantalla. Manchó el cristal, pero logró su cometido. El aparato hizo unos sonidos y luego…
—Ya los tengo. -Dijo Ricardo.
David se movió aunque con mucha lentitud, Julián lo ayudó y entonces su cuerpo recordó lo que era sentir dolor y agonía, pero intentó ayudar a David a ponerse de pie, su ropa estaba húmeda, roja, al parecer la hemorragia había parado o quizá no, Julián sintió algo húmedo correr por su cuello, quizá era su sangre, quizá era la de David.
—¿Que pasara con el?
David miró el cuerpo de Jorge, negó con la cabeza.
—Vámonos.
