Declaimer: Digimon no me pertenece, ni tampoco algunas de las frases utilizadas.

Advertencia: No apto para diabéticos, derramamiento de miel en exceso.


Capitulo 1: Ilusiones

"El amor dobla las piernas

y nubla la mente, pero

¡cuánta fuerza hay detrás

de esta debilidad."

Izumi caminaba triste y sin rumbo, sentía un gran anhelo en el fondo de su ser y sabia que su ilusión difícilmente se podría cumplir. Desde que conoció a Kouji no podía pensar en otra cosa que no fuera en el. Desde que volvieron del digimundo el habia cambiado su actitud, ahora era mas lindo con ella. Había empezado a llorar al pensar que solo podía tenerlo como amigo. Recordaba con gran alegría cuando le pidió que le ayudara. Ella estaba sentada estudiando el tema de biología que la profesora Kazumi les había dejado. Le dolía la cabeza y se sentía muy mal Depronto oyó una dulce voz que era muy conocida por ella que la llamaba.

- Izumi-chan -

Levanto la cabeza, su mirada se encontro con la de el. Sus ojos eran hermosos. Se puso roja y bajo la mirada.

- Dime -

- Me podrías explicar el tema, es que esta muy dificil y no le entiendo-

- Claro - el color de sus mejillas se intensifico.

- Gracias - Kouji se acerco a ella, Izumi podía sentir el calor de su respiracion.

Cuando termino de explicarle tenía un color rojo fuego en toda su cara, se sentía mareada y le dolía la cabeza.

- ¿Te sientes bien?- pregunto Kouji y le puso la mano sobre la frente. - Estas hirviendo, creo que tienes fiebre.

- No, déjalo, me siento bien. - Mintió, le daba vergüenza.

- Pero... esta bien -

En eso regreso la maestra, bien de tarea quiero que me hagan una investigación de 4 hojas de las eras geológicas.

La escuela termino, Izumi salió del salón apurada y olvido su cuaderno. Cuando Kouji iba saliendo lo vio y echo a correr para alcanzarla. Ya le dolían las piernas de correr, cuando al fin la vio, iba caminando, su cabello rubio se mecía con el viento. Se veía tan linda que se quedo viéndola embobado, cuando iba a desaparecer al dar vuelta a la esquina reacciono y volvió a correr.

Al fin la alcanzo, pero vio algo que lo desconcertó: por su tersa y blanca mejilla rodaba delicadamente una lagrima. Le iba a preguntar la razón de su tristeza, cuando Izumi cayó al suelo inconsciente...