(Después de hablar el tema con mi hermano
he decidido alargar la historia, ya que se enfocara
un poco más en la Guerra Santa, pues en sí esta en relación con al historia
de Artemisa... Ademas agrego el resultado de una
pequeña encuesta en mi cuenta de FB sobre quien es el siguiente oponente
para el Santuario...
Pues aquí les dejó el capítulo 11 y espero les guste. n.n)
Rasmus se acercaba a paso lento al pie de las escaleras que lo conducían a la entrada del templo de Aries, mientras era escoltado por su escuadrón. Aún mantenía la mirada en el camino, al mismo tiempo sintiendo la incómoda sensación al recordar las miradas de los caballeros, que habían abierto paso, adivinando que se habían percatado del cuerpo sin vida, así como de la imagen de la derrota impresa en sus rostros.
Agachó la mirada entrecerrándola manteniéndola fijamente en la mancha de sangre que invadía lentamente la blanca tela. Sus pies continuaron moviéndose a pesar de la inercia de su cuerpo, y su mente divagaba junto con la extraña sensación que en su interior comenzaba a crecer, tomando fuerza, alimentándose con las imágenes del último momento en el que lo veía correr adentrándose en el extraño bosque.
Al alzar la mirada hacia el final de los escalones mirando la figura de Kazou mientras lo observaba.
—Yunia… —Llamó al caballero rompiendo el silencio sin girar la para mirarlos.
—S-sí —Contestó el caballero de Unicornio a sus espaldas con un ligero titubeo.
—Vayan inmediatamente a la Sala del Patriarca e infórmenle lo sucedido.
—… Pero y ¿usted?
Rasmus se limitó a desviarse ligeramente del camino hacia el primer templo, llevando el cuerpo de Touma donde sería su lugar de descanso.
El verde césped se mecía lentamente bajo sus pies al igual que sus largos cabellos, mientras sus ojos no paraban de mirar la enorme e irregular pieza de piedra en la tumba.
"Sus pasos se acercaban rápidamente al lugar donde el cosmos de Touma lo guiaba así como el repentino cosmos de Artemisa.
"La destellantes luz del agua del río era cada vez más visible desde su posición, acercándose a los arbustos y de un solo paso, los atravesó llegando al claro abriendo los ojos sin apartar la mirada al ver como la flecha de Sagitario había quedado clavada en el tronco del árbol.
"Artemisa no apartaba la mirada de Touma con el oscilante arco armado apuntado hacia su compañero. El fulgor de la flecha de la diosa llamó su atención y en un movimiento rápido, la flecha casi invisible a sus ojos salió disparada con dirección hacia el caballero de Sagitario. Y el repentino estruendo metálico de su armadura resquebrajándose y el gemido casi inaudible de sus labios provocados por la flecha que se enterraba sobre su pecho, estremeciendo u cuerpo de pies a cabeza, sintiendo como tiritaba en un inútil esfuerzo por moverse.
"El caballero dorado cayó sobre sus rodillas, su rostro palidecía agachándolo mientras un hilo de sangre caía desde sus labios y bañando su armadura dañada. La figura fantasmagórica de Artemisa comenzó a desintegrarse al instante en que el viento comenzó a soplar arrastrándola como un montón de polvillo.
"Las sombras de la noche comenzaron a aclararse hasta tener al sol nuevamente en el lugar que le habían arrebatado, tan de repente y tan salvaje como le habían arrebatado la vida a Touma."
—Rasmus —Una voz lo llamó obligándolo a girar la cabeza sacándolo de sus pensamientos—, el Patriarca ha pedido verte.
Pausadamente, Rasmus comenzó a girarse hasta incorporarse por completo, giro el resto de su cuerpo mirando a los ojos azules de Paul.
—…De acuerdo —Contestó comenzando a caminar hasta llegar a unos centímetros de donde se encontraba evitando mirarlo, sin frenar su avance pasó de largo a lado de Paul mirando el cementerio.
—Tus remordimientos no lo traerán a la vida… —Hablo Paul deteniéndose un momento a unos pasos de él.
—Ve al grano…
—Sigues pensando que mi lealtad no está con Athena. Y de un modo u otro pensaste lo mismo sobre él, hasta el momento de su muerte. Sin embargo, puedo asegurar que Artemisa nos engañó a todos…
—¿Te refieres a su estancia en el Santuario? Sabemos que fuiste tú quien la trajo en primer lugar.
El silencio en el lugar se iba profundizando cada vez más, Rasmus intentó no moverse mientras esperaba la respuesta del caballero.
—¿Alguna vez, te has preguntado cómo logro obtener una armadura?
Se volvió para mirar la espalda de Paul mientras este se arrodillaba ente la tumba del caballero entrecerró sus ojos y dio un par de pasos acercándose a él.
—Es una pregunta innecesaria, ¿no crees? —Habló sin apartar su mirada, mientras presionaba sus puños fuertemente—. No soy el único que se lo ha preguntado.
—Lo he hablado con el Patriarca —Paul continuó hablando levantándose lentamente sin girarse—, y esta no es la primera vez que Artemisa desciende a la Tierra.
—…Con la excepción de ser la primera vez que encarna como humana.
—Exacto —Afirmó Paul volviéndose hacia él mirándolo inexpresivo—. En la era del mito, Artemisa descendió por primera vez en el mismo lugar donde se encuentra ahora, cortejada de su fiel acompañante, Calisto.
"En esa era permaneció apartada de todo ser viviente, dedicándose a la caza y a observar de cerca cómo los humanos progresaban tras ser creados.
"Sin embargo durante una salida de caza intentaron atacarla, no obstante un escorpión gigante, que se encontraba en las cercanías, logró protegerla asesinando a su atacante. Zeus agradecido lo inmortalizó en el cielo convirtiéndolo en la constelación de Escorpio, se dice que lo hizo para confiarle la protección de su hija menor, Athena; que pronto descendería a la Tierra. Poco después de eso, Artemisa regresó al Olimpo después de haber perdido su interés en los humanos.
"Cuando Athena descendió y se le concedió el mando y protección de la Tierra, ella formó a su ejército, a sus caballero que eran regidos por las ochenta y ocho constelaciones…"
—…Entre ellas Escorpio.
Paul asintió sin producir ni un sonido entrecerrando sus ojos.
—El Patriarca, cree que su deseo de proteger a Athena fue lo que lo hizo posible. Siempre se ha sabido cuan protectora es Artemisa con Athena.
Rasmus no emitió ni un solo sonido, para que un repentino resoplido se girara y comenzara a caminar sobre la hierba. La sensación de la mirada de Paul sobre él era demasiado fuerte como para no notarla.
—Si llegará el momento de enfrenarte con ella, debes ser precavido. Si logró engañar a todo el Santuario y la misma Athena, puede ser capaz de lo que sea.
—…Iré con el Patriarca… —Rompió el silencio deteniéndose para luego continuar su camino sin girar a ver a Paul.
"Una diosa orgullosa de serlo, encarna como humana" Pensó Rasmus mientras avanzaba mirar las lapidas de los compañeros caídos. "Quizás la verdadera pregunta es ¿qué o quién la hizo tomar esa decisión…?"
—Todo está saliendo de acuerdo a lo planeado, Hypnos —Rompió el silencio mientras sus largos dedo se acercaban al tablero enfrente de él.
Hypnos sin levantar la mirada comenzó a dibujar una débil sonrisa en su rostro al mover el peón blanco del tablero.
—No esperaba otro resultado, Thanatos —Respondió el dios del sueño mientras su mano se estiró alcanzando uno de los alfiles negros moviéndola unos cuadros adelante.
—Únicamente nos falta obtener la cabeza de Athena…
La sonrisa de Hypnos se fue borrando poco a poco movilizando su mano tomando el peón blanco de Thanatos colocándolo a un lado del tablero.
—No es prudente hacerlo por el momento, a pesar de las bajas en el Santuario; ellos han comenzado sellar a los espectros. Además la muerte de Sagitario los ha alertado.
—Artemisa se está demorando demasiado.
Thanatos movilizo otra pieza para luego tomar el peón de su hermano y colocándolo al lado del tablero.
—Es verdad —Contestó Hypnos casi de inmediato tomó otra pieza movilizándola frente a las piezas obscuras del otro—, no obstante únicamente debe asesinar a un caballero más, y cuando llegué al paso final, intervendremos.
Thanatos dibujó una sonrisa grande en su pálido rostro, y en un solo instante su obscura mirada se desvió del tablero mirando al anaranjado cielo que anunciaba la llegada de la noche. Una bestial presencia se movilizaba alejándose del castillo de Hades, junto con otras presencias más.
—Minos y le resto de sus espectros han salido con rumbo al Santuario. —Habló Thanatos rompiendo el silencio del lugar,
—Así es, pronto nos acercaremos a Athena.
Thanatos regresó la obscura mirada hacia el dios del sueño, frunciendo el ceño mientras alargaba su mano tomando un caballo blanco y tomando otra pieza de Hypnos.
—Creí que serías tan prudente como de costumbre, Hypnos.
El gemelo no miro a su hermano y en un movimiento otra pieza negra tomando su caballo blanco desbloqueando la defensa de sus piezas.
—Thanatos, sabes que primero debes deshacerte de las defensas —Contestó el dios levantando la mirada con una sonrisa débil en su rostro—, después cierra cada una de sus salidas y de esa manera, harás un inevitable jaque mate.
Thanatos cruzó los brazos sobre su pecho mirando a Hypnos fijamente a sus ojos dorados entendiendo las palabras de su hermano, sabía que se acercaba el momento de que su intervención sería necesaria para asegurar la victoria de la guerra.
