Los escombros caían estrepitosamente sin parar uno tras otro, tras la brumosa cortina de polvo, que con dificultad se iba disipando y dejando a su paso partículas de polvo dispersas en el aire.
Con sus puños aún formados, y la tensión de su cuerpo, entornó su mirada; una violenta presencia se acercaba a una considerable velocidad hacia el Santuario con una claramente perceptible aura asesina.
El chasquido proveniente de unas cuantas rocas rodando hacia abajo del montículo, atrajo su atención, para casi de inmediato, una explosión de rocas formó una torrencial lluvia de piedras, salió disparadas en todas direcciones. En un impulso de sus piernas retrocedió unos pasos, mirando a través de la aún persistente lluvia de rocas.
—Tch… —Frunciendo el ceño, controlando los movimientos de tierra cuerpo, con rabia e impotente, al ver como dentro de la cortina de polvo, la oscura figura alada se mantenía imponente, mientras las rocas caían estrepitosamente en el polvoso suelo.
—No creíste que me detendrías, ¿o sí? —Los ojos del espectro lo miraban fijamente observando su rostro, de repente una carcajada estalló de sus labios, retumbando lastimosamente en los muros de roca—. Eso fue impresionante, pero no lo suficiente…
Repentinamente espesas nubes negras que parecían divagar, comenzaron a avanzar con rapidez, cubriendo la luz del sol, que ya se había levantado alto en el cielo. Sin embargo, Jason pudo sentir como una poderosa y siniestra presencia, parecía atraer las nubes, así de cómo ésa perversa cosmo energía ya había llegado al Santuario.
—¿Qué…?
Unos cuantos pasos se acercaron a él, mientras en un fluido movimiento, sus alas se escondieron detrás de su espalda. Extendió sus brazos y levantó su rostro al macabro cielo, bañándose en penumbra, en un éxtasis que lo estremecía de regocijo.
—¡Esto, es el cosmos del gran dios Hades, que ha venido personalmente por la cabeza de Athena! —. Exclamaba con la mirada fija en él—. ¡Y con tus gritos de dolor, celebraré el fin de la Guerra Santa!
Jason movió su cuerpo preparándose para su siguiente ataque, tensando su cuerpo y manteniendo su mirada en lo movimientos del espectro.
—No cabe duda, que serás una marioneta excepcional... —Una ligera risa, salió de los labios del espectro. Las pálidas manos del juez, se extendieron hacia él, aún con la extraña sonrisa en su rostro—. ¡MARIONETA CÓSMICA!
Sin aviso, Jason pudo sentir como algo se enredaba en su cuerpo. Brazos, manos, pies, rodillas, incluyendo dedos, parecían ser atados con una especie de invisibles ataduras, eran imperceptibles a simple vista, demostrando s su vez, un agarre formidable y cortante. Al sentirlos, intentó mover uno de sus brazos, intentando flexionar uno de sus brazos, sintió como el hilo atado a éste, absorbiendo su movimiento, manteniendo su miembro inmovilizado.
—Los hilos de mi Marioneta Cósmica —continuó para responder una pregunta que no había sido formulada con un semblante relajado y tranquilo con una sonrisa en su rostro—, me darán un control absoluto de tu cuerpo. Realmente no divertiremos mucho, Jason de Leo.
Sin apartar la mirada de él, Minos movió sus manos y en el mismo acto, su cuerpo comenzó a moverse con brusquedad, los brazos extendiéndose a los costados a la altura de u hombros, y separando sus piernas, sintiendo como la fuerza de los hilos, lo iban separando con lentitud del suelo, dejándolo su suspendido en el aire en aquella posición. Sin perder la esperanza, Jason seguía intentando recuperar su movimiento y liberarse de la técnica y del control del espectro.
El dedo índice y medio, se movieron lentamente hacia el interior de su palma, y de un momento a otro, escuchó cómo un chasquido tras otro, tan ensordecedores y violentos provenientes de su costado izquierdo, junto con el crujido metálico y brusco de su armadura. Sí corazón se sobresaltó, y sólo pudo girar lentamente a su costado izquierdo, para cómo la parte inferior de su brazo, había quedado total y completamente deformada. El metal ensangrentado de su armada brillaba con un resplandor siniestro. El dolor tirante de los tendones y nervios, había recorrido con una velocidad vertiginosa desde su muñeca hasta el tortuoso dolor de su hombro. A pesar de la tortuosa situación, logró guardar el grito de agonía en su garganta. Un extraño peso muerto en el mismo lugar captó su atención. Al mirar la escena, había notado que el giro no sólo había destrozado su brazo, junto él, su hombro había sido separado de su cuerpo con un inconfundible dolor de desgarro, proveniente del interior, qué le llegaba hasta la base de su cuello.
"¡M-maldita sea…!"
—Tu terquedad es admirable, caballero —Decía sin borrar la sonrisa de su rostro —. Sin embargo, pronto oiré tus alaridos.
Dos dedos más, se movieron con brusquedad, el hueso superior de su pierna comenzó a girar, mientras tanto, el hueso debajo de él comenzó a girar hacía el lado contrario, torturando su rodilla. La presión del miembro sobre el metal de la armadura, aumentaba la sensación de dolor. Un doble chasquido le hizo entender que no sólo su rodilla había sido fractura, al igual que cerca de cadera, algo le rasgaba por dentro, extendiéndose desde ese preciso lugar, sintiendo como cada nervio de su cuerpo podía vivir en carne propia el dolor de esas dos únicas extremidades.
Su mirada fiera no podía alejarse del sadismo en los ojos de Minos. Un bufido, siguiendo otro más, tratando de concentrar en cada bufido el tormentoso dolor punzante, que se había expandido en su cuerpo.
Inesperadamente, los ojos de Minos se abrieron de par en par. Una familiar y cálida sensación, iba adentrándose en su cuerpo, aliviando momentáneamente el dolor que atormentaba a su herido cuerpo. Por el rabillo del ojo, podía mirar cómo las negras nubes iban siendo alejadas del cielo, regresando la claridad al Santuario, así a su vez, suprimía el cosmos maligno de Hades.
—Esto es… —Titubeando Minos desvío sus ojos hacia el altar del Santuario, temblando.
—Esto es el cosmos de Athena, Minos. Tú señor, ya está derrotado.
En su mente, la cálida mirada de Athena mostraba siempre una alegría e inocencia que difícilmente podría ser encontrada en algún ser humano, de la tristeza tan profunda que le causaba la pérdida de sus caballeros, de la valentía con la que se levantaba en medio de la batalla.
—Creo que aún puedes divertirme, caballero —Minos continuó interrumpiendo el flujo de sus pensamientos, viendo cómo movía su manos y retrayendo sus levantándolos por encima de su cabeza sintiendo sus pies elevarse mas del suelo.
Otro movimiento de sus manos y sintió cómo la altura de su cuerpo separándose del suelo aumentaba, sin la oportunidad de mover los miembros aún intactos. Todo el peso de su cuerpo comenzó a desplomarse súbitamente por el peso de su armadura.
Tan inesperado, pero predecible, sintió en su cabeza, y el resto de su cuerpo, un impacto, que con un crujido de las rocas, que, a su vez, herían la piel de la cabeza, presionando con fuerza sobre su cráneo, martillando sin consideración con un filoso y agonizante dolor en él; su brazo y pierna lastimados, habían avivado en una tortuosa ola que recorrió cada nervio. Mientras que en su interior, imprevisto nuevo chasquido, en su pecho, que a su vez parecía perforar lo desde adentro. Acto seguido, en el fondo de su garganta un inusual líquido cálido se acumulo ahogando su voz y el grito que aún luchaba por reprimir. Brevemente, su vista se volvió turbia, y sin control alguno, intentando aspirar aire, una bocanada de sangre salió disparado de su boca. Casi inmediatamente, sus ojos recuperaron su claridad, aún soportando el dolor de su cuerpo.
La risa de Minos retumbaba en sus oídos, agudizando el dolor en su cabeza, de reojo, pudo captar cómo un cosmos acogedor y puro se extendía, con dificultad podía mirar la energía que luchaba por extenderse entre las sombras.
Rápidamente su cuerpo volvió a elevarse, teniendo nuevamente de frente al juez, con una sonrisa donde se asomaban sus terroríficos dientes.
—¿Qué sucede, caballero? —Intervino sin aviso acercándose a su rostro sangrante, cuando lo tuvo a unos cuantos centímetros cerca de él, que su aliento le rozaba la cara, algo en los ojos de Minos parecía ensombrecerse—. Parece que se te dificulta respirar, y aún así, sigues reprimiendo tus gritos…
"No tengo alternativa…"
A penas había detenido su frase, alrededor de su cuerpo, su cosmos comenzó a arder en llamas salvajes, avanzando desde sus piernas, y moviéndose igual a un cuerpo bañado de combustible, devorando con rapidez y sin piedad. Cada centímetro de su ser iba siendo cubierto con su cosmos, hasta que sus cabellos despeinados se agitaban.
—Veo que decidiste, alargar nuestro pequeño juego… —un extraño brillo casi demencial, se asomaba en los ojos del espectro, levantando sus manos extendidas—, entonces, juguemos.
Dos presencias más, hicieron aparición repentinamente, una oscura y fría, y la otra perversa y hostil. Casi de inmediato, el cosmos de Athena desapareció violentamente. Sabía que no necesitaba subir la mirada, solamente podía mantener su vista en el rostro del juez, y sólo podía apreciar cómo un simple espectador de cómo las sombras de las nubes espectrales avanzaba, consumiendo la luz del sol, así cómo de la acogedora calidez del cosmos de Athena.
—¿Puedes verlo, caballero? —respondió regresando su mirada él, soltando una resonante carcajada. Sus órbitas parecían amenazar por salir de sus ojos, y las pupilas contraídas, mostraban que se había ido cualquier rastro de cordura, y en su rostro una retorcida sonrisa—. Mi señor nunca estuvo solo; y será una pena que no estarás para ver morir a Athena.
La furia llenándolo desde el lugar más pequeño de su cuerpo, mezclándose con el dolor incesante de sus huesos dislocada e inservibles. Un movimiento brusco de sus extremidades dañadas, provocó una oleada de dolor, su cuerpo se erizó y tensó alimentando su ira.
—El que se equivocó fuiste tú, Minos —Un grito iracundo salió del pecho de Jason, y una explosión de cosmos salió abruptamente sin control—. Tú serás, quién regrese al Inframundo… ¡EXPLOSION DE FOTONES! Photon invoke…
Jason ignorando el dolor de su pierna rota, y expulsó todo su cosmos, dispersándolo en el campo de batalla. Pequeños orbes, casi del tamaño de la palma de su mano, comenzando a formarse a lo largo y ancho del campo de batalla, rodeando con rapidez y llenando de luz cada rincón cercano a el juez.
—Decepcionante, acaso, ¿piensas asustarme con estas pequeñas esferas? —Minos miraba los orbes a su alrededor con un ansia extraña, la impaciencia se mostraba en sus pupilas expandidas.
Minos movió con impaciencia sus hilos, y su mano derecha se movió incontrolada, los dedos de esta, en un movimiento tembloroso fueron doblándose hacia el dorso de la mano. En un nuevo chasquido uno a uno de sus dedos fueron quebrándose. Con los dedos deshechos, la muñeca de su mano derecha, casi de inmediato, comenzó a imitar los movimientos de lo que antes eran sus dedos. Con dirección hacia la cara interna de su brazo, se rompió en pedazos. La agonía de sus miembros destrozados, le hacían sentir que el tiempo se detenía. Sabía que si pudiera ver el estado de su cuerpo, sería lamentable, y el de su recién muñeca rota, podía imaginarse los huesos fuera de lugar. El aire en sus pulmones era escaso. Sus pulmones se llenaban, sin embargo, parecía que algo impedía que se llenarán en totalmente, el aire que tanto le exigía, el dolor era lo único que se mantenía constante, al igual que la aparente falta de aire en sus pulmones, cómo si se fugara por algún lugar.
—… —Sus palabras fueron reprimidas manteniéndose tranquilo con su mirada en los orbe, con el dolor su cuerpo, continuaba aumentando su cosmos, que aún seguía llameante, parecía intacto. Creciendo más y más, los orbes fueron aumentando la intensidad de su brillo, la oscuridad del lugar, fue atenuándose, mientras lentamente se acercaban a Minos. La luz se reflejaba con debilidad en su armadura con un ligero brillo, los ojos del juez parecían desorbitándose, mirando la escena, que imitaba un cielo nocturno, invadido por las estrellas.
"Debo… debo soportar un poco más…"
—¿Puedes sentir eso? Mi señor está junto los dioses gemelos, pronto terminará con esta Guerra Santa — un nuevo movimiento de las manos de Minos, un brusco movimiento comenzó a manifestarse, su pierna izquierda, en un notable giro expuso claros y sonoros sonidos con los que ya estaba familiarizándose. El crujido de la armadura y de los huesos de su pierna desgarrando nuevamente la piel, sintiendo cómo su sangre fluía hasta caer entre el polvo del suelo—, y desearía que tú y yo tuviéramos un poco más tiempo para continuar jugando, aunque parece que a ti ya no te queda mucho.
Jason perecía tenso, con al menos una parte de su destrozado cuerpo, presiono su mandíbula, mientras, podía sentir cómo sus pulmones ya no soportaban más, al mismo tiempo que sentía cómo los orbes, a cada segundo que pasaba, llegaban a a su punto máximo, así como su cosmos se escapaba rápidamente de su cuerpo.
"No puedo cometer ni un error…"
—¡Photon Drive! —Un grito inesperado, salió de su garganta, alimentado con todo el dolor que había contenido dentro de ella.
Inmediatamente los orbes se desplazaron con dirección al juez, uno a uno, se introdujeron en el cuerpo del espectro. Los ojos casi desorbitados de Minos se quedaron congelados, con la pupilas contraídas y claras venas resaltando en su interior.
—¡No me asustaras, Jason! —La incredulidad y la furia iban y venían en una danza violenta en sus ojos, levantando la cabeza, y comenzando a mover con más rapidez sus pálidas manos—. ¡Es tu fin!
—¡No esta vez, Minos! —Respondió impetuosamente, sin esperar al siguiente movimiento de Minos—. ¡Photon burst!
De repente todo pareció congelarse, por una fracción de segundo. Del cuerpo de Minos una peculiar ráfaga de luz atravesó desde su pecho, hasta su espalda baja. Agachando la mirada, podía observar a la luz saliendo de su cuerpo. Levantó la cabeza con fuerza agitando sus cabellos, levantó un brazo, cuando una segunda, tercera, cuarta, ráfagas de luz saliendo de cada parte de su cuerpo, desintegrándolo.
—¡Te irás conmigo maldito, caballero de Leo! —Exclamó intentando de concretar su último ataque.
Más y más ráfagas de luz salían de su cuerpo, de las orificios, dónde solían estar sus ojos y boca, sólo podía observarse cómo la luz de los orbes salían y destruían todo a su paso. La luz se intensificó, casi cegadora, había palidecido las penumbras de las nubes. En un estallido de luz, agitando el polvo del campo de batalla, todo fue cubierto.
La luz poco a poco fue disipándose dejando un cielo azul con un brillante sol otorgando su calor al Santuario.
Jason con dificultad para respirar, su mente tenía dificultad para poder reaccionar, a penas podía notar cómo la amenaza del Santuario se había alejado, que Minos había sido desintegrado sin dejar rastro alguno, de cómo los sonoros pasos detrás de él avanzaban en su dirección, ni siquiera de que ya había caído de rodillas en el suelo, vomitando sangre. El ángulo de visión se inclinaba cada vez más, hasta mirar todo en un ángulo muy extraño. Solamente podía sentir su mente cómo un cascaron vacío y roto, que en cualquier momento terminaría por hacerse pedazos.
Poco a poco, sus ojos se fueron cerrando.
Las escaleras del templo de Aries habían quedado unos pasos atrás. Atravesando las masas de roca, acelerando a cada paso que daba, en una carrera en la que el tiempo no estaba de su lado.
La presencia de Paul con el violento espectro, de repente aumentó de una manera formidable. Dentro de sí, sabía que algo estaba mal. No podía sacar de su cabeza, la presencia del ser que había aparecido antes de la llegada del espectro. Por otro lado, la repentina y descuidada llegada de Hades al Santuario, tampoco era una coincidencia. Y ahora, las villas cercanas siendo atacadas por espectros y un solo espectro en medio de una fiera batalla.
El cosmos de Jason se elevó repentinamente. Por una fracción de segundo, sacando a Marcus de sus pensamientos, presionando con fuerza el cayado en su mano.
—Tch… ¡Jason, no cometas una estupidez!
"Con ojos amenazantes, Marcus recuperó el equilibrio rápidamente, cerrando sus manos en tensos puños, miró a Jason.
"—¿Qué estás haciendo, Marcus? —Gritó Jason con un niño de cabellos castaños rojizos, detrás de la espalda.
"—¡Quítate de mi camino, Jason! —Respondió con la voz conteniendo su ira. En una mirada rápida, miró al niño que se interponía entre ellos y una pequeña que lloraba, mientras sostenía su cabeza cubierta de cabellos verdosos con sus brazos ensangrentados—. ¡En esto no pueden intervenir tú ni tu discípulo!
"—¡¿Acaso te volviste loco?!—Interrogó sin paciencia, observando cómo tensaba su cuerpo, sin ánimos de retroceder. Mientras él se movía unos pasos hacia la pequeña, sin embargo, la figura de Jason se interpuso rápidamente entre ellos."
Sus pulmones seguían inhalando y expulsando aire frenéticamente. El cosmos de Jason, estaba en un punto crítico, ésa cantidad de energía. Fruncía el ceño, intentando acelerar su carrera hacía su compañero. Una molestia en su pecho, lo atormentaba.
"—¿A qué vienes Marcus? —Sin girarse, Jason le cuestionó. En su tono de voz, la molestia era evidente—. ¿Vienes a molestarme?
"—No.
"—¡Entonces, lárgate! —Un golpe fue directo sordo sobre la roca. Un ligero crujido se escuchó. Con el ceño fruncido y el rostro distorsionado, Jason había dejado ver ligeramente su rostro—. ¡Sabes que si yo no te hubiera detenido ese día, Touma seguiría vivo!
"Marcus suspiro y en unos cuantos pasos, se acercaba a su compañero, el eco del cayado dado de golpes conforme se acercaba a él.
"—Ahora más que nunca, debes mantenerte firme —Observando la negativa de Jason, presionó su quijada y erigiendo su espalda lo señaló con la punta de su cayado—. ¡O de lo contrario, el enemigo te asesinara! ¡Sea Hades o Artemisa, debes enfrentarlos! Sólo así vengaras a Touma…
"Un silencio llenó el templo de Leo, ambos caballeros se miraron. Sin palabras y sin movimiento, el silbido del viento se interpuso entre ambos.
"Marcus ladeó ligeramente la cabeza, sin dejar de mirar a Jason suspiro. Girándose le dio la espalda a su compañero, y comenzó a caminar acercándose a la luz de la salida.
"—Tienes razón —La voz de Jason rompió el silencio. Marcus detuvo sus pasos, sin volverse a mirar a Jason—. Lo haré porque es mi deber cómo caballero de Athena, sin embargo, no significa que no intentaré enmendar mi error. Y cuando llegue ese momento, tú serás el primero en saberlo, y no quiero que intervengas de ninguna manera…"
"¡Maldito Jason!"
Una extraña explosión de luz iluminó la penumbra, que le dificultaba la visión. El cosmos de Jason comenzó a debilitarse súbitamente, están teniendo problemas para detectar la presencia de Jason. La luz iba desvaneciéndose lentamente, liberando el cielo. El calor del sol abrigaba cada rincón de las llanuras rocosas.
No muy lejos de ahí, una figura vestida con una armadura dorada. Sus cabellos y su blanca capa se ondeaba con el viento salvaje. Marcus lentamente fue deteniendo sus pasos. Jason se giró y cruzando sus brazos lo miró con una leve sonrisa.
—Te pedí que no intervinieras —De repente, Marcus cayó al suelo de rodillas con los ojos rojos, dejando su cayado en el suelo con un sonido sordo, mientras no dejaban de observar a Jason sin moverse—. Sin embargo, me alegra que hayas venido. Ahora lo que quiero pedirte, es ayudes a Paul, él te necesita en éstos momentos…
Casi de inmediato, comenzó a desvanecerse cómo un polvillo dorado arrastrado por el viento, dejando un cuerpo deformado, inerte y sin vida, bañándose en un charco de sangre, justamente frente a sus ojos.
(Después de mucho tiempo, he podido continuar con este fic. A pesar de la desafortunada pandemia, no he tenido oportunidad de trabajar en él, ya que estuve leyendo una novelas china, las cuáles me han ayudado a mejorar mi estilo -segun yo-. Pero espero poder ya terminar con éste proyecto, ya que tengo en mente otros, incluso unos más grandes.
Espero les guste, y gracias por su apoyo:) l
