Capítulo 8
Rescate
Edward, siguiendo la dirección que le había dado Roy, encontró la calle donde hallaría al asesino. Era una calle sucia y maloliente, se veían ratas correr de un lado a otro de la calle, persiguiéndose unas a otras. La noche había caído y las farolas eran escasas, así que la visibilidad de la calle era prácticamente nula.
-No me explico como puede vivir alguien aquí- se dijo- ni las ratas parecen estar a gusto.
Recorrió varias veces la calle de un lado a otro, aunque dificultosamente a causa de la basura. En ese momento vio una sombra que se escondía tras uno de los sucios contenedores y no parecía ser una rata. Buscando un sitio para ocultarse y poder observar bien aquel sujeto, se agarró de una de las tuberías y escaló rápidamente hasta el tejado de una de los edificios que rodeaban el estrecho callejón. Tan silencioso fue, que el sujeto no se percató de sus movimientos. Desde el tejado Edward pudo observar una figura que, confundida se alejaba de los contenedores, mirando hacia todos lados. Parecía una figura femenina, y mientras más se acercaba a la única farola, más podía distinguir su rostro. Cruzó el callejón, parecía asustada y se paró delante de la puerta de uno de los edificios. Edward la observaba extrañado¿sería esa su casa? La chica toco y seguidamente un hombre alto, con unas dimensiones importantes, y no precisamente por los músculos, la agarró y la obligó a entrar. Edward pudo comprobar que había una ventana abierta y, bajando nuevamente por la tubería, cruzó la calle y con un ágil salto entró por ella.
Era una habitación oscura, los pocos muebles que allí habían estaban sucios y descuidados. Habían cartones tirados por el suelo, con comida podrida y ropa llena de agujeros. Las paredes tenían enormes manchas de humedad.
En una de las esquinas de la habitación se podía observar una persona sentada en una silla, al ver esto Ed se puso en guardia. No se movía, y probó a acercarse un poco más, ya que con la escasa luz no podía verla bien. Era una chica, atada a la silla y no era la misma de antes. Estaba profundamente dormida, le tocó un hombro para así hacerla despertar, pero no se movió.
-Hey- susurró- Despierta, he venido a ayudarte.- la chica abrió rápidamente los ojos, sobresaltando a Ed.
-¿quién eres?.- preguntó la chica.
A-quí las preguntas las hago yo, que he venido a salvarte. ¿te secuestraron?.
-Si. ¿sabes si mi hermana está bien?. El hombre me dejaría libre si mi hermana daba su vida.- dijo entre sollozos.- Yo no quiero que lo haga… No se si ha venido o si no lo va a hacer. Llevo días aquí encerrada…ayúdame por favor.- Ed juntó las manos y las puso sobre la cuerda, rompiéndolas.
-¿eres alquimista?.
-Si, y me parece que tu hermana si ha venido. Antes vi una chica morena yalta que entró en este edificio.
-¡rápido, hay que ayudarla, seguro que le está haciendo algo!.- exclamó la joven.
Bajaron rápidamente las escaleras, y allí estaban, la joven y el hombre. Ella estaba tirada en el suelo. Cinco hombres más estaban el la habitación y parecían entrenados. Los cinco se aproximaron sobre ellos. Edward cogió a la chica y saltó encima de una mesa que se hallaba en la habitación. Soltó a la chica, quedando ella sentada en la mesa y chocó las manos, las puso en el suelo e hizo que aparecieran unos largos pinchos, haciendo retroceder a la mayoría de ellos. Entonces creó una gran jaula, impidiéndoles movilidad. El mismo hombre que había obligado anteriormente a la chica entrar se aproximo sobre él, pero Ed saltó sobre él y le asestó una potente patada al hombre en la cabeza, dejándolo en el suelo, inconsciente.
-¡Hermana!.- gritó una de las chicas, abrazando a la otra.
-¿estás bien¿te hizo algo?.- preguntó la que estaba tirada en el suelo.
-Gracias a Dios, no.- las dos chicas dirigieron la vista hacia Edward, quien se encontraba haciéndole muecas a los enjaulados.
-¿Quién es él?.
-No lo sé, lo único que se es que nos ha salvado.- en ese momento, Ed se acercó a las chicas.
-¿estáis bien?- ambas asintieron.
-¿Quién eres?.
-Soy Edward Elric, alquimista nacional.- dijo mientras le enseñaba el reloj.
-Yo soy Kathaysa.- se presentó una de las chicas.-pero me puedes llamar Katy- tenía el pelo negro y era de piel bastante morena. Sus ojos eran negros y muy profundos, realmente hermosos.
-Yo soy Thaynara.- se presentó.- pero puedes llamarme Thay.- tenía el pelo marrón, también muy morena de piel, y muy guapa. Sus ojos eran pardos, muy atrayentes. Las dos le miraban, expectantes. Ed se limitó a mirarles por un instante a los ojos.
-Bien¿sabéis si aquí hay un teléfono?.- preguntó Edward.
Un rato después estaban allí los militares, llevándose presos a los hombres.
-No tenemos dónde quedarnos.- dijo Thay-
-Podéis quedaros en mi casa, aún no la he visto pero me han dicho que es bastante espaciosa.- contestó Ed
-¿No la has visto?.- Preguntó Kathy.
-Es una larga historia…
Ed y las dos chicas se dirigieron a su casa, siguiendo nuevamente las indicaciones que le había dado Roy. Era una calle muy lujosa, no se podía comparar con la calle en la que habían estado antes. Edward abrió la puerta y en cuanto levanto la vista, se quedó atónito, las dos chicas igual.
-E-esta es ¿mi casa?.- Pudo decir Edward. Era inmensa, y eso era sólo el salón. La decoración era espléndida. Siguió recorriendo toda la casa, seguido por Kathy y Thay, que no cerraban la boca. Pudo contar cinco baños, seis habitaciones y dos salones.
-¿Para que quiero yo este pedazo de casa, si soy sólo uno?...¿tres?.- corrigió.
Pasaron allí la noche, cada habitación tenía cama doble, menos en la que se estaban quedando las dos chicas que tenía dos camas separadas, ellas lo preferían así. Edward se dio un largo baño, después de haber terminado las chicas, y seguidamente se fue a la cama…
Ya había amanecido y eran casi las doce. Sonó el desagradable timbre de la casa. Edward se levantó y, después de recorrer el largo pasillo, abrió la puerta.
¡Winry!.- exclamó Edward. Se hallaba en calzoncillos y sin camiseta. Winry se sonrojó y desvió la vista hacia un lado, Ed se dio cuenta de ello pero estaba tan contento de volver a verle que le abrazó igualmente. Winry no puedo evitar sonrojarse aún más al sentir la piel de Ed, pero le devolvió el abrazo.
¿qué haces aquí?- preguntó Ed al separarse.
Quería saber cómo estabas.- respondió Winry entrando en la casa.- ¡es enorme!.
Mustang se pasó, pero me viene bien.
¿para que tanta casa si eres uno sólo?.- preguntó Winry.
B-bueno…somos..- en ese momento aparecieron Kathy y Thay, que acababan de despertarse…
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Dejen más reviews, que me estoy deprimiendo...TTOTT xDD
DX
Ciao!
