Capítulo 3
Comenzaba a atardecer y Aioria ya se había bañado, cambiado y preparado sicológicamente para bajar a la zona de amazonas a entregarle la rosa y hablar con Marín.
Tomo la rosa y comenzó a bajar las escaleras agradeciendo que sus compañeros dorados, algunos estuvieran apenas llegando a sus respectivas casas y otros que fuera su día libre.
Al pasar por la casa de cáncer, se escuchó la ducha, por lo que suspiro aliviado al no tener que escuchar las sandeces y burlas de DM. La casa de Géminis estaba vacía. Sabía que Kanon tenía el día libre y ni siquiera quería imaginarse lo que ese caballero estaba haciendo. Antes de llegar a la casa de Tauro, escucho unos sonidos muy extraños que hacían vibrar las escaleras.
Se detuvo un momento antes de atreverse a pasar por ahí. Quiso percibir si había algún peligro, pero no había nada. El sonido cada vez era más fuerte conforme se acercaba a la casa. Sigilosamente se acercó al pasillo y no pudo dejar de sonreír al ver todo el pequeño cuerpecito de Aldebarán desparramado boca abajo en el sofá roncando tan fuerte que toda la casa literalmente vibraba. Lentamente para no despertarlo atravesó la casa de Tauro.
Bajo corriendo las escaleras a la casa de Aries. Ya había perdido mucho tiempo. Mu seria el menos burlón si lo viera con una rosa en las manos. La atravesó sin ver a Mu, lo cual le extraño. Mu nunca tomaba días libres. De hecho creo que desde que recordaba cuando lo obligaban, solo se quedaba en su casa dormido. Esta vez no había sido así. Ya estaba a la mitad de las escaleras cuando se topó con el ariano de frente y Aioria lo miro sorprendido: Mu vestido con pantalones negros, camisa rojo sangre desfajada y zapatos de vestir? Mu vestido a la moda? Más bien… Mu vestido con cualquier otra cosa que no fueran las garras lemurianas que siempre vestía?
- Vaya! Buenas Tardes Mu! – dijo con un dejo de admiración.
- Hola Aioria. Algo temprano para visitar a la novia no crees? – dijo Mu cortésmente
- Si bueno… nunca es temprano para verla a ella… - contesto a Aioria – Y a ti que mosca te pico?
- Porque lo dices?
- Pues… supongo que por el cambio de look?
Mu alzó las cejas extrañado.
- Tan ridículo me veo?
- No amigo todo lo contrario. Creo que hasta podrías hacerle competencia a Kanon y a Milo con esa ropa
Mu se ruborizo un poco
- Dudo que eso pueda ser cierto. Solo intento cumplir mi deber para con el santuario como me lo ha pedido Athena.
Aioria entrecerró los ojos
- No te entiendo
- Pues que si tengo que salir del santuario y procrear un hijo, no podría hacerlo vestido como artesano. Tengo que dar una mejor impresión… no crees? O acaso estaré equivocado? Ay ya me confundí de nuevo!
Aioria lo miro fijamente. Mu se estaba tomando muy en serio su misión.
- No… no estas equivocado. Vas por buen camino. Te ves muy bien.
Mu suspiro aliviado
- Gracias. No te entretengo más Aioria. Buena suerte con Marín. – dijo mientras seguía su camino mientras chiflaba una tonada pegajosa.
Aioria comprendió la directa y se lanzó corriendo escaleras abajo.
Llego a la zona de entrenamiento y vio que ya casi todas las chiquillas se habían retirado excepto una de las más pequeñas quien se había quedado jugando con unos guijarros. Si ya no estaban ahí, entonces deberían estar preparándose para la cena en la zona de las cabañas.
mmm… ahí estaría mucho más complicada la cosa.
Como siempre, había dos chiquillas resguardando la entrada desde dentro, quienes si bien no le dieron la bienvenida, tampoco le abrieron la puerta. Todas ellas sabían quien era él y que sería más o menos lo que quería ahí, pero le tenían más miedo a las represalias de Shaina que a cualquier otro caballero independientemente de la armadura.
- Buenas tardes señoritas. Podrían hacerme un favor?
- No tenemos permitido hablar con ningún caballero. Haga el favor de retirarse antes de que nos reganen. – Dijo la niña de cabello negro mientras que la pelirroja guardaba silencio.
- Entiendo. Podrían al menos llamarle a Marín por favor?
- No
- A Junet?
- No. Segundo aviso. Váyase por favor. – recalco la chiquilla de cabello negro poniéndose en posición de ataque.
Aioria suspiro derrotado. No quería empeorar las cosas. Alguien dentro grito un nombre que el no alcanzo a escuchar y la niña que había estado contestando se echó a correr hacia una de las cabañas desde donde la habían llamado dejándolo solo con la pelirroja.
- Lo siento. No puedo llamar a Marín – le dijo suavemente – Shaina nos lo prohibió…
Aioria estuvo a punto de perder los estribos. Esa maldita cobra no tenía que meterse en lo que no le importaba!
- … Pero puedo pasarle cualquier mensaje. Shaina no dijo nada de no pasarle los mensajes… o los paquetes – dijo fijando la mirada en la flor.
- "Bueno, al menos es algo" – pensó – Como te llamas?
- Kakyuu
- Gracias Kakyuu. Por favor entrégale esto – dijo entregándole la rosa – No hay ningún mensaje.
Kakyuu la recibió, la puso en su cinturilla cubriéndola con la mascada blanca que significaba que estaba siendo entrenada por Marín justo a tiempo antes de que la chica de cabello negro regresara molesta.
- Sigue aquí? Largo! o llamo a mi maestra! ¡!
- Ya me voy. – dijo conciliadoramente al ver que la mascada alrededor de su cintura era morada, lo que decía que Geist era su maestra. Lo que menos quería era lidiar con aquella criatura infernal. – Tan cortés como la que te entrena definitivamente. Pasen buenas noches señoritas.
Acto seguido se dirigió hacia su casa algo desilusionado por no poder verla. Tal vez era demasiado pronto.
Shaina salió de su oficina ubicada bajo las casas doradas de Tauro y Aries con su uniforme habitual, su máscara y se había deshecho su trenza dejando descansar su cabello. No podía darse el lujo de pasar a través de todo el santuario hasta su casa con la ropa con la que se había visto con Mu. Tan pronto como se había subido al taxi, se puso sus jeans antes de quitarse la falda, se quitó el saco y la peluca que guardo en las bolsas de papel de la tienda y se puso su gorra de beisbol al igual que su máscara. El taxi la había dejado lo más cerca que pudo de la entrada y de ahí regreso directo a su oficina donde estaba su uniforme.
Pocos tenían conocimiento que ella tenía esa oficina que le había asignado precisamente Saga cuando había usurpado la posición de Patriarca y que ella usaba como su santuario y escondite personal. Ahí iba cuando necesitaba concentrarse en los horarios, los cambios de guardias, nominas etc. También era su escondite de travesuras, por lo que había habilitado un locker especial escondido tras un panel donde guardaba lo que ella llamaba sus tesoros: Su diario, su maquillaje, un espejo de cuerpo completo, algunas baratijas que había comprado en sus viajes a lo largo de los años y ahora había colocado su peluca tipo Matahari de color castaño y la ropa femenina que Mu le había comprado.
Sonrió solo de recordar como los dos se habían pasado la tarde probándose y comprando ropa que a ambos les favorecieran y habían acordado terminar así siempre sus citas. Mu era un chico divertido una vez que pasaba la etapa de la timidez, y ella había aprendido mucho también. Había aceptado ayudarlo por la idea en sí de que a pesar de que ella se veía a sí mismo como cero femenina, Mu había visto más allá. Y si bien los lentes que usaba eran lo suficientemente grandes como si trajera media mascara, tal vez… solo tal vez pudiera algún día quitársela por completo delante de algún hombre… algún día. Mu podría ayudarla con eso.
Hacía tiempo que Saori les había dado la opción de usar o no usar la máscara, pero ninguna de las cuatro amazonas habían dado aún el paso por completo. Seguramente Marín lo había hecho frente a Aioria, pero ese era un caso aparte. Los ojos de las chicas eran demasiado expresivos como para dejarlos al descubierto y las cuatro habían convenido seguirlas usando y hacer que sus alumnas la usaran.
Cerro su oficina con llave. Miro hacia ambos lados y comenzó a subir el pasaje que daba justo debajo de la casa de Tauro. La atravesó sin problemas como siempre y bajo hacia la casa de Aries, robándole una sonrisa de nuevo. Mu no estaba a la vista lo que la desilusiono un poco pero siguió bajando. Tenía que llegar con Marín para contarle lo que había averiguado.
- Vaya vaya vaya…. A quien tenemos aquí saliendo de la Honorable Casa de Aries – escucho detrás de ella reconociendo la voz de Milo
Ya casi había llegado abajo y estaba tan absorta en sus pensamientos que no vio a los dos casanovas del santuario cargados de paquetes justo frente a ella.
- No vengo de la Casa de Aries… - contesto tranquilamente queriendo pasar de largo – Y si lo hiciera, no sería asunto suyo señores. Buenas Tardes.
Casi lo había conseguido pero Milo la tomo de la muñeca. Shaina comenzó a encender su cosmo, pero antes de que pudiera replicar o hacer nada, Milo la soltó.
- No… ahora no tengo tiempo para ti. Ya tendrás que pasar por mi casa cuando este mas desocupado. – Le susurro Milo al oído antes de subir las escaleras con Kanon lleno de paquetes adentro de la nueva casa de su mascota.
Shaina solo lo pudo ver la espalda del caballero de escorpión subir los escalones con su amigo y dominarse con los puños cerrados. De antemano sabía que no podía ponerse al tú por tú con él. Y menos con varios guardias a escasos metros mirándolos curiosos.
Siguió caminando desquitando su coraje con cuanto guardia se le paro enfrente. No por nada todos le tenían miedo y era la Jefa de la guardia Imperial.
Seguía encabronada cuando cruzo la puerta de metal que dividía la zona de las cabañas y llego directamente a su cabaña. No tenía hambre. Ese maldito bicho hacia siempre que se le revolviera el estómago de coraje!
Decidió tirarse boca abajo en su cama a leer uno de los libros que tenía en su habitación: "El Arte de la Guerra" dándose ideas de como fastidiar al engreído de la octava casa, y no había pasado ni media hora cuando tocaron a su puerta.
- No fastidien! – grito desde su cama
- Soy yo! Puedo pasar? – dijo Marín
- "Diablos! Me olvide de ella!" Pasa!
Marín primero asomo la cabeza y después paso, Shaina la invito a sentarse en la cama para estar más cómodas.
- Porque no fuiste a cenar?
- Lo siento… no estaba de humor y además almorcé algo pesado.
- Pudiste… averiguar algo?
- Ya! Primero lo primero verdad? – quiso bromear pero vio la cara de su amiga y decidió hablar en serio – Bueno hay cosas buenas y cosas malas. Mu me conto todo pero me hizo jurar que no revelaría lo que se supone debe ser un secreto…
Marín suspiro derrotada
- En favor de tu novio diré que no te mintió. Athena les pidió a todos sus caballeros dorados un hijo…
- Qué?
- Sí. Y todos sabemos que el problema de Aioria es que no sabe decir ni pedir las cosas…
- Si bueno… es de pocas palabras…
- "y bastante bestia" – pensó Shaina – Pero… él no quiere que nadie más sea la madre de su hijo más que tu…
Los ojos de Marín se iluminaron de felicidad haciendo sentir un poquito culpable a Shaina de la mentirilla blanca que acababa de decir.
- Pero creo que no debes tomar una decisión tan rápida. Tendrías que entregar a ese hijo al santuario sin discusión e independientemente de su género. Tu sabes que Aioria es de los más tercos en cuestión de cumplir órdenes de Athena.
Marín entendió lo que decía su amiga. Un hijo de Aioria y ella sería tan amado por ambos que a ella le sería difícil si no imposible dejar que sufriera lo que ambos habían sufrido al haber entrenado tan duro para obtener las armaduras.
- Y por eso… - dijo Shaina tratando de escoger las palabras adecuadas - tal vez debas plantearte el que… Aioria salga a buscar esa madre para ese hijo fuera del Santuario.
Marín se mordió un labio. Entregar a su hijo o entregarle su hombre a otra mujer. Que dilema!
- Crees que deba… platicarlo con Aioria? – pregunto tímidamente Marín
- Creo que si debes hablar con el… pero olvide decirte… tienen un tiempo límite para cumplir con el cometido. Si ustedes decidieran que no podrían Uhhh… entregarlo… él tiene que salir a buscar a la candidata el próximo otoño.
Marín sonrió por primera vez en varios días
- Pero falta mucho tiempo para eso.!
- Si
- Y porque entonces se le ocurrió decírmelo tan temprano!
- Por Bestia?
- No le digas así?
- Por Idiota?
- Tampoco
- Por estúpido, bocón, cabeza de chorlito?
- Si… eso está mejor… - dijo Marín abrazando intempestivamente a Shaina quien de por si no le gustaba ser abrazada – Gracias Shaina… eres una buena amiga
- Si, pues no te acostumbres o perderé mi reputación – le sonrió – Ahora vete a descansar. Por cierto… Tengo el turno de la mañana en las casas doradas… algún mensaje que desees entregar por esta única vez? No me voy a convertir en una maldita celestina.
Marín se ruborizo.
- Si por casualidad te lo encuentras, dile que nos vemos a la misma hora en el mismo lugar.
- Hecho. Ahora lárgate que quiero seguir leyendo
Marín asintió y salió casi brincando de alegría dejando a una Shaina sonriente. Al menos una de ellas se dormiría con una sonrisa en sus labios
Milo ya había terminado de colocar a todas sus mascotas en su nueva casa. Las había acicalado, incluso a sus dos escorpiones negros favoritos les había comprado en la tienda de muñecas a escondidas de Kanon, dos bufandas y dos gorros navideños que originalmente eran para muñecas Barbie. Se veían tan adorables!. Obviamente para cuando termino ya era hora de salir con Kanon pero por alguna razón ese día no estaba de humor. Iba a tener que mandarlo a volar en cuanto llegara.
Le telepateo a Kanon y le dijo que se fuera sin él pues aún no había terminado y que después lo alcanzaba. No sería la primera vez. Después le telepateo a su amigo Camus. Antes de Kanon llegar al santuario, Camus era su mejor amigo y confidente. Después de haber sido revividos se habían distanciado a la llegada de Kanon ya que Camus no entraba en ese frenesí lujurioso de ellos dos, pero siempre recurría a el cuándo necesitaba algo más profundo que solo sexo. Hoy era uno de esos días. Camus lo invito a que subiera a su casa a jugar una partida de ajedrez y degustar uno de sus vinos.
Así pues Milo subió con su amigo Camus.
- Que milagro que te acuerdas que existo Mon amie… Pasa y siéntete como en tu casa…
- Gracias amigo. Siempre cuento contigo verdad?
- Ya sabes que si… Cabernet o Merlot?
- Sorpréndeme - dijo Milo mientras se desparramaba cuan largo era en uno de los sillones estilo Luis XV de los que su amigo estaba tan orgulloso.
Camus llego pues con una botella sin etiqueta y dos copas y le sirvió a su amigo.
Milo sorbió un poco, lo degusto, lo olio, lo reviso…
- Color rojo granate, con bouquet floral y notas a frutas rojas, cerezas y … casis acaso?. Un vino bastante profundo y largo pero delicado, sedoso y suave… bastante elegante… acaso será un Domaine Dubreuil-Fontaine "Clos du Roi"?
Camus le dio unas palmadas en la espalda y comenzó a reír.
- Puedo morir tranquilo, mi conocimiento ha pasado a la siguiente generación.
- Ridículo! – dijo Milo con una sonrisa – Trae el ajedrez… quien gano la última vez?
- Yo, como siempre
- No te creo
- Y también siempre dices lo mismo. – Sonrió Camus mientras se sentaba y acomodaba el tablero
Por un momento ninguno de los dos hablo. Era normal en su relación totalmente opuesta a la de Milo con Kanon que se quedaran sin hablar hasta que alguno de ellos sacara un tema completamente serio.
- Estas asustado? – pregunto Milo viendo al infinito
Camus alzo una ceja sorprendido por la pregunta. No era una palabra que Milo usara a menudo.
- He sido herido, asesinado y torturado más veces de las que quisiera recordar. A que quieres que le tenga miedo?
- A la nueva misión…
- Ahhh…
- En confidencia te diré que yo estoy aterrado.
Camus volteo a verlo sorprendido. No era lo que estaba esperando de esa conversación. Con una seña le pidió a Milo que comenzara el juego.
- Que es exactamente lo que te asusta?
Milo movió la primera pieza de su juego de ajedrez
- Lo desconocido…
- Vamos! Pero si la misión es fácil! Y tú no desconoces la materia… eso déjaselo a Aldebarán o a Shaka… - dijo moviendo su pieza
- No seas idiota! Se mil y un maneras físicas de concebir a mi sucesor… - dijo Milo moviendo su pieza
- Entonces?
- Es que… Desconozco lo que es el amor…
- Perdón? – dijo un sorprendido Camus moviendo su pieza.
- Nunca he estado enamorado. Lo he evitado toda mi vida. Veo como la gente a mi alrededor se vuelve idiota, como sufre, como les rompen el corazón… y siempre me he protegido muy bien de hacerlo…
- Debes estar bromeando…
- Esta el ejemplo de Aioria, de Ikki, y del mismo Burro con Alas… - movió su pieza
- Pero esos solo son algunos ejemplos… no siempre es así. – movió otra pieza
- Tú te has enamorado alguna vez?
- Aún no he tenido la oportunidad, pero no voy a tenerle miedo. Es algo que todos los seres humanos debemos llegar a conocer tarde o temprano para poder sentirnos completos. Así fuimos creados. Jaque!
- Y como sabré cuando esto ocurra? Como sabré que la mujer es la correcta para entregarle mi corazón? – movió otra pieza
- Cuando no le hagas caso a lo que dice tu cabeza, cuando no pienses con los genitales, cuando antepongas los sentimientos y el bienestar de la otra persona a la tuya, y cuando su dolor se vuelva tu dolor… entonces sabrás que esa persona ya te robo el corazón y no podrás hacer nada al respecto para revertirlo. Jaque… Mate!
