Capitulo 4
20 de Diciembre
Shaina bajaba de su reunión semanal con Shion. No había mucho que reportarle excepto el excelente trabajo que hacían todos bajo sus órdenes. Shion le había pedido de nuevo que volviera a tomar un aprendiz y ella volvió a negarse. No estaba a discusión. Su postura era bastante firme al respecto. Si Shion no aceptaba que no tomara ningún aprendiz, podía relevarla de su cargo y ella entregaría el puesto y la armadura, pero no estaba lista para arriesgarse a cometer el mismo error que con Cassius. Aún no. Le había dolido demasiado en su orgullo y en su corazón. Llego a querer a su alumno como su hermano menor y perderlo había dejado una profunda huella.
Entro al pasillo de la casa de Piscis.
- Buenos días Shaina – dijo Afrodita – Saliste temprano hoy.
- Hola Dita. El patriarca estaba lidiando con otros asuntos así que no me presto mucha atención hoy. Como estas?
- Platicando con mis rosas. Toma. Esta es para ti. – Le dijo entregándole una rosa azul en todo su esplendor.
- Azul? Tan mal estoy? – Bromeo Shaina con su amigo mientras colocaba la rosa en su cabello.
- Solo por si las dudas – Sonrió el caballero – Que pases un buen día.
- Igualmente.
Iba a bajando las escaleras hacia acuario cuando Dita le dijo:
- Evita pasar por la siguiente casa. Milo paso la noche ahí y no sé de qué humor pueda estar.
- Gracias por la advertencia Dita. Tan considerado como siempre.
Tomo un camino alterno para evitar acuario. Una lástima pues hacia mucho que no veía a Camus y pronto se iría por tres meses según lo que le había dicho Mu. Pero Afrodita sabia de los problemas que Milo podía darle, y le daba a Shaina cada que podía y siempre le ayudaba a evitarlo cuando podía.
El pasadizo salió a mitad de camino entre Sagitario y Escorpio. Era una de las ventajas de ser la Jefa de la guardia imperial. Tenía que conocer todos los atajos, pasadizos y lugares escondidos de todo el santuario. Dudo un poco en entrar por Escorpio. Siempre estaba la posibilidad de que Milo hubiera regresado a su casa en lugar de estar en Acuario como Afrodita había dicho. Iba casi de salida cuando volteo a la puerta y vio un frasco con un alacrán rubio. Parecía que estaba débil pues apenas se movía.
- Y tú que estás haciendo aquí pequeño? – dijo recogiendo el frasco – Acaso tu padre desnaturalizado se olvidó de ti? No me sorprende…
Saco su llave maestra y la iba a insertar pero prefirió tocar primero la puerta. Nadie le contesto, así que se decidió a abrirla para meter el frasco. No era que le interesara particularmente que no se muriera ese animal. Sería una buena lección para Milo por dejarlo afuera, pero el pobre no tenía la culpa. Se aseguró que no hubiera nadie asomando solo la cabeza. Ella nunca había entrado en esa casa. La evitaba como la peste, pero tomando un poco de aire decidió llegar hasta la mesa y dejar ahí el frasco y salir corriendo.
Ya lo había dejado pero recordó que el animal parecía débil, así que decidió ver si por ahí no estaba alguna bolsa de comida para alacranes… aunque… que carajo comen los alacranes de Milo?
Se adentró un poquito más y vio junto a la cocineta una bolsa con algún tipo de comida que el compraba para alimentarlos. Le puso un poquito en el frasco que el alacrán prácticamente devoro y volvió a ponerle un poquito más antes de cerrar el frasco y dirigirse a la mesa para salir corriendo de ahí.
No esperaba que justo cuando estaba contemplando por última vez al bicho con el frasco a la altura de sus ojos la puerta se abriera y se topara con un Milo que acababa de llegar con el torso descubierto y la camisa al hombro. No pudo evitarlo lo suficientemente rápido y el Caballero furioso arremetió contra ella arrinconándola contra la columna con un brazo sobre el cuello y el otro inmovilizándole los dos brazos, haciendo que su cuerpo prácticamente no la dejara moverse y el frasco cayera sobre un tapete sin que este se rompiera.
- Qué carajo crees que estás haciendo aquí maldita víbora? Ahora intentas robarte a mis mascotas?
- No… Yo... – apenas podría respirar mucho menos hablar
- Crees que a través de ellos puedes lastimarme verdad?
- Suel… ta… me
- No quiero. Estas en mi casa, como una vil ladrona molestando a mis mascotas… cual crees que sea el castigo más adecuado para ti? – Dijo Milo con furia en los ojos y Antares listo.
Shaina no podía pensar. Había sido su culpa por descuidarse. No podía medirse con él y tampoco era momento de pensar en su orgullo de caballero plateado así que tuvo que hacer lo que nunca pensó que haría en toda su vida: Pedir ayuda.
- "Mu por favor ayúdame!" – pensó con una lagrima de impotencia cayendo bajo su máscara.
Y afortunadamente Mu la escucho. Usando su tele transportación llego a la casa de Escorpio y toco la puerta. Al ver que no contestaba nadie de una patada la abrió haciendo que Milo volteara.
- Lárgate Mu…! no tienes derecho de entrar así a mi casa! – grito Milo
- Suéltala Milo!
- Tengo todo el derecho de castigarla y lo sabes.!
- No quiero pelear contigo Milo – dijo Mu firmemente – No me obligues a hacerlo. Suéltala ya que la estas lastimando!.
- Si la suelto, tu y yo nos veremos en la arena al rato y sufrirás lo que le tocaría a ella. – dijo Milo viendo hacia los pies de Mu.
Mu solo quería que su amiga pudiera salir de esa situación a salvo. Ella no tendría oportunidad contra la ira de Milo.
- Está bien. Dámela y nos veremos al rato en la arena. – dijo tranquilamente
Milo no estaba pensando con claridad y estaba bastante consciente de ello.
Agarro a una Shaina casi inconsciente y se la aventó a Mu como si fuera un trapo viejo.
- Llévatela! Largo de mi casa los dos! Si vuelvo a verla husmeando dentro de mi casa, ni la misma Athena la va a salvar! – Espeto Milo mientras se encerraba en su habitación azotando la puerta.
Mu no dijo palabra, durmió con su energía a Shaina, la cargo y se la llevo a su casa tele transportándolos para evitar las miradas de todos los chismosos, donde la deposito suavemente en su cama para revisarla. Aparte de la presión que había hecho Milo sobre su cuello y muñecas en los cuales se había marcado la fuerza que había ejercido sobre ellos, no parecía estar herida. Había apenas llegado a tiempo. Milo nunca mostraba sus sentimientos, era una de sus mejores armas, pero hoy algo lo había sacado de su balance habitual y Mu había podido leer todo lo que traía cargando. Solo movió la cabeza con comprensión y se dedicó a aplicar un poco de energía sobre el cuello de su amiga para evitarle marcas y dolor en el futuro.
Después salió de ahí para dejarla despertar y cumplir lo que había prometido. Batirse con Milo en la arena de entrenamiento.
Marín estaba entrenando con Kakyuu, su alumna más grande de edad y también la más avanzada. La noche anterior después de la cena, se le había acercado tímidamente para darle la rosa rosa que le había llevado Aioria y Marín le había agradecido. Esperaba ansiosamente que Aioria bajara a verla. No había visto a Shaina en todo el día, y esperaba que le hubiera podido pasar el recado a Aioria. Ya había pasado muchos días desde que lo había visto y quería aclarar todo con él. Vio hacia el horizonte. Era más o menos la hora en la que el siempre pasaba a visitarla, pero no se veía ningún movimiento. Acaso se había cansado de esperarla y había decidido seguir con su plan B sin siquiera discutirlo con ella?
Decidió dar por terminado el entrenamiento matutino, mandar a Kakyuu a tomar el almuerzo y subir a verlo. Si Mahoma no iba a la montaña…
Subió las escaleras a la primera casa dorada y para su sorpresa, una desconcertada y tambaleante Shaina salió de dentro de la casa de Mu.
- Shaina! Que haces aquí? Donde esta Mu?
Shaina no contesto, estaba en shock. La ignoro totalmente y paso de largo. Tambaleándose y en silencio.
- Shaina! Contesta! Que paso? – dijo Marín tratando de abrazarla pero Shaina no pudo contestar. Su cosmo lo hizo por ella. Su cosmo se encendió con Ira a tal grado que hizo a Marín volar por los aires y un rayo rosa fiusha fue lanzado hacia el cielo al mismo tiempo que Shaina desapareció de la vista de Marín quien aturdida apenas se recuperaba de la sorpresa. Algo muy grave tuvo que haber pasado con ella.
- Maestro! Maestro! Tiene que detenerlos – Grito Kiki interrumpiendo a Shion del papeleo que lo traía loco.
- Que pasa Kiki…? Que es lo que es tan urgente?
- Es Mu. Está peleando con Milo. Los dos están heridos y ninguno de los otros 10 caballeros dorados han podido detenerlos! Ya llevan varias horas así!– grito el niño casi llorando por su antiguo maestro a quien jamás lo había visto perder los estribos de esa forma.
Shion no perdió el tiempo y se tele transportó con Kiki a la arena de entrenamiento.
Varios guardias habían conseguido hasta palomitas y otros snacks y se las estaban comiendo en las gradas haciendo apuestas sobre cuál de los dos caía primero. Los caballeros de plata y de bronce que estaban cerca de ahí habían estado animando a alguno de los dos creyendo que era un entrenamiento normal hasta que se dieron cuenta que no era así. Ambos querían hacerse el mayor daño posible.
Ninguno de los dos caballeros dorados portaban su armadura sino únicamente la ropa con la que entrenaban y ambos sangraban de la cara, los hombros y una pierna. Kanon, Camus, Shura, DM y Shaka intentaban contener a Milo mientras que Afrodita, Aldebarán, Aioria, Aiorios y Dohko intentaban contener a Mu. Ninguno de ellos obtuvo un buen resultado, razón por la que Kiki había tenido que recurrir a su maestro.
- Que está pasando aquí? – Grito para llamar su atención pero estaban tan enfrascados que ninguno de los dos lo escucho, teniendo que usar su poder paralizante para detener la pelea – Esto es inconcebible! Dos Santos Dorados peleando como viles pandilleros. Alguien puede decirme que está pasando aquí? Como fue que esto comenzó?
Ninguno de los dorados pudo decirle. Aparentemente cuando todos bajaron a entrenar, ellos ya estaban peleando y no decían palabra, solo lanzaban golpes.
Shion iba a decir algo cuando sintió el cosmo de Shaina explotar de Ira en otra parte del Santuario y más o menos se dio una idea.
- Camus, Kanon… Escolten a Milo al calabozo de mi oficina – Los dos asintieron y se llevaron a un Milo herido a regañadientes
- Dohko, Aldebarán… Escolten a Mu directo a mis aposentos. Ninguno sale de ahí si no lo ordeno. Comprendieron? – Los dos asintieron y se lo llevaron.
Shion estaba desconcertado. Mu no era así. Tenía que llegar al fondo y ejercer un castigo ejemplar para ambos o se perdería el control.
Cuando se repuso de la impresión, Marín subió corriendo a la casa de Leo sin prestar atención a nadie. Se sentía un ambiente pesado. Por fin llego y Aioria estaba con Aioros en el pasillo comentando todo lo sucedido.
- Marín! – Dijo alegremente Aioria cuando la vio mientras corría a abrazarla. No podía agarrarla a besos porque su hermano estaba presente y ella nunca se quitaría la máscara frente a él.
- Aioria! Dime que está pasando? – le dijo Marín suplicante
- A que de todo lo que está pasando te refieres…
- Porque las casas doradas están en silencio y todos los Caballeros susurran… Tiene que ver por el hecho de Shaina saliendo de los aposentos de Mu?
Aioria volteo a ver a su hermano.
- Cuando dices que Shaina salió de ahí? – pregunto Aioros
- Vengo de ahí…. Algo malo debió haber pasado para que ella hubiera explotado así su cosmo y se desvaneciera en el aire.
Aioros movió la cabeza.
- Ni lo pienses hermano. Estamos hablando de Mu. – Dijo – El no sería capaz de lo que sea que estés pensando.
Aioria asintió
- Pero Milo si… - dijo entre dientes – Y eso…
- …podría haber hecho enfadar a Mu – dijo Aioros
Marín se separó de Aioria.
- Díganme que está sucediendo!
- Mu y Milo se batieron en duelo y nadie sabe porque. Están en estos momentos hablando con el patriarca. Ambos están malheridos y no van a librarse de ningún castigo. – Dijo Aioria – Te recomiendo que vayas y busques a Shaina pues va a ser la única que podrá aclarar esto si lo que pensamos es verdad.
Marín los miro y vio como los dos evadían su mirada.
- Estas tratando de decirme que posiblemente Mu… deshonro a Shaina?
- …o Milo.. – dijo Aioros
- No lo creo. Tengo que encontrarla! – dijo Marín – Te veo al rato en el lugar de siempre?
- Claro amor. – dijo Aioria viendo como su novia volvía a ser la misma.
Marín se echó a correr escaleras abajo y ambos hermanos escaleras arriba. Tenían que hablar con Mu!
En los aposentos de Shion
- Dohko, Aldebarán. Déjenme solo con Mu. – ordeno el patriarca.
Ambos caballeros obedecieron de inmediato.
- Mu… dime que paso?
- Entrenamos y se nos pasó la mano. Le pido disculpas Maestro.
Shion suspiro.
- Mu… quiero la verdad. Tu nunca has mentido. – dijo Shion
- No hay ninguna otra verdad que la que le he dicho – desafió Mu. Lo que menos quería era que su amiga se viera involucrada en todo eso.
- Me vas a obligar a castigarte para darle ejemplo a tus compañeros y no quisiera que fuera injustamente. – dijo resignado. Sabía lo terco que podía ser su alumno – Ultima oportunidad Mu…
- Aceptare mi castigo con dignidad maestro.
- Increíble! Dohko! Aldebarán!
Los dos caballeros entraron
- Acompañen a Mu a los calabozos y quédense con él hasta que dicte sentencia y díganle a Kanon y Camus que me traigan a Milo.
Los tres dorados salieron y minutos después los otros tres entraron. Hizo el mismo procedimiento con Milo y recibió las mismas respuestas. Imposible que se hubieran puesto de acuerdo sin que él se hubiera enterado. Los envió de vuelta al calabozo y les pidió que se reunieran con el después de dejarlo y trajeran a Dohko y Aldebarán. Mientras cumplían la orden Shion grito:
- Kiki ven acá!
El niño apareció de la nada.
- Llamo maestro?
- Localízame a Shaina y tráela a mi presencia.
- Enseguida maestro…
- Kiki… no quiero que hables con nadie al respecto o el tercer calabozo será para ti – advirtió Shion
- Entendí Maestro… - dijo desapareciendo
Los cuatro caballeros dorados regresaron.
- Alguno de los dos dijo algo que pueda ayudarnos a esclarecer este asunto?
Kanon y Camus negaron
- No ha dicho ni una sola palabra señor, aun cuando hemos tratado de buscar la verdad – Dijo Camus
- Mu también se ha negado a hablar con nosotros señor, - dijo Aldebarán extrañado por el comportamiento de sus compañeros
Shion asintió.
- Muy bien. Dictare sentencia con ustedes de testigos y que El Olimpo me ayude. – dijo – Mu de Aries y Milo de Escorpio serán castigados con 15 días de encierro en los calabozos por conducta antideportiva, ignorar las más básicas reglas del compañerismo, esconder hechos a sus superiores y lo que resulte.
Los cuatro dorados se habían quedado mudos. De Milo no les sorprendía y hasta se les hacían pocos días… pero Mu?
- Les aseguro que me molesta mucho este tipo de comportamiento, así que sugiero que pasen la voz con sus compañeros que a partir de este momento, hay cero tolerancia para este tipo de situaciones. Vayan a despedirse de sus compañeros y regresen a sus aposentos.
Los cuatro salieron de la sala casi en el mismo momento que Kiki aparecía con Shaina.
- Buenas tardes Shaina.
- Maestro – dijo arrodillándose – En que puedo servirle.
- Levántate y dime que es lo que paso allá abajo para que explotaras así. – pregunto Shion
Debajo de la máscara Shaina se ruborizo.
- Un momento de debilidad señor… No volverá a suceder…
- Shaina… acompáñame a caminar afuera… - dijo sosteniéndola por los hombros
Salieron a la terraza desde donde pudieron admirar todo el santuario.
- Una magnifica vista verdad?
- Sí señor, es hermoso
- Y para mantener la paz entre todos los que vivimos aquí, cuento con mi gente de confianza…
Shaina guardo silencio.
- Tu eres una persona con un puesto muy importante aquí y sabes que confío ciegamente en lo que tú me digas… lo que sea…
- Agradezco la confianza señor… - preguntándose de que carajos estaba hablando Shion
- Tienes algo especial que quieras reportarme Shaina?
- No ha habido ningún cambio desde mi reporte semanal que le di esta mañana señor…
- Entiendo – mintió Shion. Es que acaso todos se habían puesto de acuerdo para no decir nada? – Pasando a una nueva cuestión, necesito que salgas a una misión mañana temprano.
Shaina se sorprendió. Hacia cerca de dos años que no la enviaban a ninguna misión.
- Prepara tu equipaje y preséntate aquí mañana a las 6am. Es una misión algo secreta, por lo que no hables con nadie al respecto. Me has entendido?
- No me dará los detalles señor?
- Se te darán mañana arriba del avión. No antes. Ahora… Kiki te acompañara afuera de la zona de amazonas.
- Gracias Señor, no le fallare. – Dijo Shaina haciendo una señal de respeto y desapareciendo con Kiki
Shion se llevó la mano a las sienes.
- Ahora entiendo porque Saga se volvió loco… Esta nueva generación de caballeros es sumamente terca!
