Kisses.
By: Joe the time traveler.
Los personajes de Inuyasha le pertenecen a Rumiko Takahashi.
--------------------------------------------------------------------------------------------
Un intenso y a la vez delicioso aroma a rosas inundaba el ambiente. Algunos pétalos de esas flores danzaban con lentitud en el viento como si nada más les importara, como si el tiempo no transcurriera en ese lugar.
Bajo la sombra de un árbol gigante un chico de brillantes y alargados cabellos plateados correspondía el beso que le daba Aome. A ellos parecía que tampoco les importaba el paso del tiempo. Tan sólo entregaban todo lo que tenían en ese suave acto.
—Yo —pronunció suavemente luego de que separó sus labios de los de la chica— No puedo…
—Pero ¿Por qué no…? —gritó ella y tomó el rostro del otro entre sus manos.
—Yo —titubeó nuevamente—, es que Kikyo…
Aome bajó su rostro.
—¿Entonces se trata de ella?
—Sí.
"Aun sigue sintiendo algo por ella, algo más fuerte que lo que tal vez siente por mí —pensó— Pero ¡Cómo es posible, si correspondió mi beso?"
Un incómodo silencio se produjo entre ellos. Ninguno miraba al otro, sus ojos parecían perdidos, tan perdidos entre sus pensamientos.
—Ya veo, entonces sigo sin tener oportunidad.
La chica de cabellos azabaches se dio media vuelta y se retiró del lugar. Inuyasha extendió una mano para tratar de alcanzarla, pero fue inútil, ella ya se encontraba fuera de su alcance.
—Aome —susurró débilmente.
La culpa le remordía desde las entrañas. Nuevamente había hecho que Aome se sintiera mal. Sí, lo reconocía, era su culpa, sólo su culpa. No pudo hacer nada más que agachar la cabeza. Pensó en ir tras ella y pedir disculpas. Pero su orgullo no se lo permitía, su tonto e inútil orgullo.
"Ese beso —pensó— ¿Qué significó para mí?"
Se tocó sus labios, aun se encontraban húmedos, impregnados con el sabor de Aome. Emitió una risilla por lo que estaba pensando.
———————————————
Sus ojos oscuros se encontraban algo llorosos nuevamente. Estaba harta de llorar cada vez que él la rechazaba, así que trató de contener las lágrimas. Estaba harta de él, pero aun así lo amaba. Desde que lo conoció había sentido algo por él, pero ya no valía la pena recordarlo. No acostumbraba llorar y pensó que tal vez él no merecía sus lágrimas, las pocas que derramaba.
Sus cabellos azabaches se movían según la voluntad de las fuertes ventiscas que había en el lugar. Vio que algunas hojas se desprendían de los árboles y bailaban junto con el viento. Quería estar sola, aunque fuera por un rato. Quería pensar acerca de su amor no correspondido. Quería olvidarlo.
"¿Acaso podré olvidarlo? —pensó.
Iba camino a la aldea de la anciana Kaede para reunirse con sus amigos, pero mejor desvió su rumbo para estar sola. Siguió un sendero que la llevaba a quién sabe dónde y dio un profundo suspiro para tratar de calmarse. Luego, una gran sonrisa se dibujó en su rostro. Sí, ya se sentía mejor.
Acordó ir a buscar sus libros un poco más tarde. Por lo pronto quería descansar en algún lugar apartado. Llegó hasta una roca gigante y se sentó en ese lugar, cubierto por pasto verde y unas que otras flores.
Se quedó viendo el cielo azul cubierto por algunas nubes, y un montón de aves que volaban por éste con tranquilidad. Más allá vio una pequeña ardilla que comía una nuez y rió quedo por los movimientos graciosos del animal. Le gustaba que esa época no se viera invadida por los ruidos de los autos en la ciudad, ni que tampoco tuviera todo ese smog que tenía la suya.
Entonces, decidió cerrar los ojos. Esperaba que aunque fuera en ese mundo Inuyasha la dejara estar tranquila.
De repente un pequeño animal (semejante a un gato) de color amarillento se acercó con lentitud hacia Aome. Había seguido su olor desde algunos minutos y hasta ahora había podido dar con ella.
Se acercó a ella y olió sus manos. Subió a sus piernas y se le quedó viendo para corroborar que estaba dormida. Emitió un pequeño maullido y entonces se enroscó junto a las manos entrelazadas de la chica. Comenzó a ronronear casi al instante y cayó en el sueño profundo junto con ella.
———————————————
Shippo había comenzado a impacientarse. Tenía demasiado tiempo esperando a que Aome regresara y se le hacía extraño que no hubiera llegado ya a la cabaña.
—¿Todavía no ha llegado? —le preguntó Sango que entraba al lugar.
—No —espetó el kitsune.
—Tal vez Inuyasha la raptó y se la llevó un lugar apartado para obligarla a hacer cosas en las que sólo un hombre piensa —comentó Miroku que había estado muy callado. Sango le dio un golpe en la cabeza por sus palabras.
—¡Cómo se atreve a decir eso Excelencia?
En eso Inuyasha entraba al lugar con una cara algo desanimada. Seguía pensando en lo que le dijo a Aome y pensaba en cómo solucionar el problema. Tantas veces la había lastimado y ella aun seguía a su lado, comenzaba a sentir que no se lo merecía. Pero ahora quería compensarla, de alguna manera, aunque no tal vez de la misma manera que ella querría que fuera.
—¡Inuyasha! —gritó Shippo y lo golpeó en la cabeza (luego de que dio un gran salto)— ¡Qué le hiciste a Aome? Algo le dijiste¿¡Verdad?
—¿Por qué¿qué pasa? —dijo mientras se sobaba la cabeza.
—Es que Shippo nos dijo que ya había regresado de su época, pero aquí no ha llegado aun.
Inuyasha vio los ojos tristes de Sango, pero él no sabía dónde estaba su amiga. ¡Ja! Amiga… qué tonto y qué cursi sonaba. Pero era verdad. Quería ir a buscarla y eso era lo que iba a hacer.
Dio un salto y salió de la cabaña.
—¿A dónde vas Inuyasha? —le gritó Sango.
—Iré a buscar a Aome, ustedes hagan lo mismo…
—¡Vamos Excelencia! Tenemos qué ir a buscar a Aome.
Sango lo jaló del brazo.
—¿Tenemos qué hacerlo? Estaba tan rico allí descan…
—¡Sí! Tenemos qué hacerlo —fue interrumpido—. ¡Vamos! No sea perezoso.
Shippo se montó en el hombro de Miroku y salieron del lugar sin contratiempos.
———————————————
Inuyasha saltaba de una rama de árbol en otra usando su agudeza visual para buscar a la chica.
—¡En dónde diablos te metiste Aome?
La tarde llegaba en ese lugar y el sol quemaba más que antes.
—¿Acaso fue por lo que te dije?
Aun recordaba el beso que le había dado ella, aun podía sentir impregnado en sus labios el sabor de los de Aome. Se los tocó y rió por sentir lo que sentía. Sí, se sentía atraído a ella, incluso más que antes.
Dio un salto muy alto, pero al aterrizar resbaló y perdió el equilibrio. Cayó precipitadamente al suelo y se golpeó el hombro. Se reprochó por pensar en cosas en vez de concentrarse.
—¡Demonios!
Reanudó el recorrido, tratando de no pensar en otra cosa y abriendo los ojos muy bien.
———————————————
Abrió lentamente los ojos sin querer hacerlo y sintió una cosa peluda entre sus manos. Se sobresaltó y entonces los abrió bien, vio a Kirara durmiendo profundamente sobre sus piernas. Se recargó nuevamente y vio el cielo. Algunas nubes tapaban el sol.
—¡Hola pequeña!
Acarició entre sus orejas y comenzó a moverse algo amodorrada. Abrió los hermosos ojos y miró a Aome, entonces le maulló varias veces. Continuó rascándole la cabeza y Kirara siguió ronroneando.
—Veo que te desperté. ¿Me perdonas?
Kirara volvió a maullar, Aome lo tomó como señal de aprobación. Enseguida vio una figura de color rojo que cayó a gran velocidad desde el cielo. Era Inuyasha. Ella hizo una mueca de fastidio al verlo y volteó la cara. Después llegaron Sango, Miroku y Shippo, la chica le sonrió al verla.
—Aome ¡Qué bueno que te encontramos! —dijo la sonriente exterminadora.
—Todos estuvimos muy preocupados —gritó Shippo bajándose del hombro del monje e hizo énfasis en "todos" volteó a ver a los cuatro, incluyendo a Inuyasha.
—¡Ja! Yo no me preocupé
—Ah, sí, es que decidí venir a descansar aquí —ignoró el comentario del de ojos de color miel—. Lo siento por haberlos hecho que se preocuparan.
Aome tomó de la mano a Sango y se levantó con su ayuda. La chica sabía que su amiga tenía algo, aunque lo ocultaba tras esa sonrisa.
—¡Vamos¡Me muero de hambre!
Las dos, Shippo y Kirara se adelantaron.
—¿Sabes qué le pasa a Aome? —preguntó Miroku—. Ni siquiera me saludó.
—¡Ja¿¡Cómo quieres que yo lo sepa?
Inuyasha se marchó molesto y saltó a la cima de un árbol, dejando sólo a su compañero.
—¡Bah! Algo le pasa a todo mundo hoy —dijo sin más y comenzó a caminar.
———————————————
La anciana Kaede se unió a ellos cuando comían el estofado que había preparado Miroku con ayuda de Sango. El monje hacía continuamente sus insinuaciones hacia ella y recibió una buena bofetada de su parte, dejándole como de costumbre la mejilla roja e hinchada.
Inuyasha no podía evitar voltear a ver a Aome. Su rostro era irresistible, su sonrisa tan mona, sus hermosos cabellos ondulados y sus ojos que brillaban como las estrellas a pesar de ser castaños. Sus labios rosados. Esos labios… Simplemente no podía evitar mirarlos, Aome se había dado cuenta de eso y se había sonrojado.
—Aome —susurró para sus adentros sin que nadie pudiera escucharlo.
Volvió a mirar los labios. Tenía tantas ganas de sentirlos nuevamente. Era increíble que no pudiera olvidar ese beso. Ese delicioso beso… Se reprochó duramente por los pensamientos que habían llegado a su mente.
—¿Qué pasa Inuyasha¿Por qué estás tan serio y pensativo? —se dirigió el pequeño kistune hacia él con una mirada inocente.
—Eh… No, yo no —un brillante sonrojo cubrió sus mejillas, todos pudieron darse cuenta y rieron— ¡Qué les importa en qué estoy pensando! Y ya dejen de burlarse de mí —Aome volteaba a verlo también, pero fingía muy bien que no lo hacía y que no le importaba.
—Inuyasha a mí sí me importa en qué estás pensando y quiero saber —inquirió Shippo.
El sonrojo del hanyou fue evidente de nuevo.
—Yo… yo no estoy pensando en nada.
—Pero, no se puede pensar en nada, siempre tienes qué pensar en algo —opinó de nuevo el pequeño.
—¡Ya cállate Shippo! —Inuyasha se levantó y le dio un golpe en la cabeza al kitsune.
—¡Inuyasha…¿¡Cómo te atreves a golpearlo? —ella también se levantó y miró severamente al de cabellos plateados— ¡Abajo!
Un pesado bulto cayó al suelo y dejó una marca en él. Inuyasha se levantó completamente irritado y sobándose el chichón que le creció en la frente. Solamente gruñó molesto y salió de la cabaña, sin decir nada ni lanzarle malas palabras a la chica. Aome supuso que se había ido a algún árbol para pensar.
—Así es él —dijo Miroku, cerró los ojos y meneó la cabeza en señal de negación.
—Aome creo que te pasaste un poquito —le dijo la exterminadora en un susurro, mientras cargaba a Kirara adormilada.
—¿Tú crees Sango?
La chica afirmó y Aome se quedó pensando acerca de su acto, fue hasta Shippo y le sobó en la zona del golpe.
—Ahora te pongo un ungüento para el dolor —le dijo la anciana Kaede al zorro— Aome ¿quieres llevarle un poco a Inuyasha para su frente?
—Ah… Eh… ¡Está bien! —sólo atinó a decir ante la insistente mirada de la sacerdotisa.
Tomó un frasco pequeño de porcelana que contenía aquella extraña sustancia verde y viscosa y salió del lugar. Buscó entre las ramas de cada árbol, pero no lo vio por ninguna parte. Tal vez no había sido como se imaginaba y tal vez solo andaba caminando por ahí.
—¡Inuyasha!
No se escuchó nada; ninguna contestación o algo por el estilo. A lo mejor estaba enojado con ella y no quería contestarle. En realidad sí se había pasado. Volvió a insistir, pero sucedió lo mismo.
Siguió caminando y sosteniendo el frasco. Entonces, gritó de nuevo.
—¡Qué quieres Aome? —se escuchó su voz entre los arbustos.
Hizo los arbustos a un lado y entró al lugar. Allí vio a su compañero sentado con los brazos cruzados y con sus ojos cerrados, demostrando enojo.
—¡Qué bueno que te encuentro! —dijo, mientras una sonrisa se dibujó en su rostro— Es para tu frente, un ungüento para que ya no te duela. Me lo dio la anciana Kaede para que te lo trajera.
—No necesito de esas cosas de humanos para curarme y lo sabes bien.
—¡Anda, no seas tontito! Déjame ponértelo.
Se acercó a él y extendió su mano para untarle el medicamento. Fue en ese momento cuando el hanyou volvió a sentir esa necesidad de tener esos labios, junto los suyos. Sí, quería besarla nuevamente. Decidió alejarse para no cometer un error con ella y propasarse.
—No… Aome, ahora no.
—¿Qué? —la chica no había entendido sus palabras.
—¡Que no quiero que me pongas eso! —cogió la mano de Aome y la depositó en un lado tratando de no ser muy brusco— ¡Vete de aquí! Por… Por favor.
—¡Ay! Uno que trata de ser amable contigo y tú con tu estúpido orgullito ¡Ya me tienes harta!
Aome se levantó con rapidez y se marchó del lugar echando pestes.
"Aome, por favor no te enojes conmigo —pensó el hanyou mientras veía como ella se alejaba de nuevo sin poder hacer nada.
Y no pudo hacer nada más que observar.
———————————————
Luego de un rato ya un poco tarde. Aome le propuso a Sango salir a buscar las cosas que se le habían perdido esa mañana. Shippo y Kirara salieron con ellas.
Llegaron hasta el lugar en donde la chica había perdido sus libros y la comida.
—¿Dices que es por aquí Aome? Porque yo no veo nada.
—Sí, Sango estoy segura¿Verdad Shippo?
El pequeño kistune afirmó y comenzaron a buscar por entre los arbustos. En cada una de las extensiones del bosque. Shippo se alejó de la pareja para buscar más allá junto con la gatita.
—Aome, quiero preguntarte algo, pero quería que estuviéramos completamente solas.
—Sí, dime Sango…
Dejaron de avanzar y se detuvieron en un lugar.
—¿Qué fue lo que pasó con Inuyasha en la mañana? Desde ese tiempo él ha estado muy raro y tú parecías algo extraña también. Por favor, espero que puedas contarme con completa sinceridad.
—Bueno… Yo lo besé —las mejillas de la chica se sonrojaron demasiado y la exterminadora puso una cara de asombro—. Todo iba bien, pero él dijo que no podía hacerlo…
—¿Pero cómo?
—Sí, dijo que no podía hacerlo… por Kikyo ¡Sango, él sigue amando a Kikyo y yo no lo soporto!
Los ojos de Aome se llenaron de lágrimas, pero las reprimió para que no salieran.
—Pero no voy a llorar, porque ya lloré bastante por él y ya no quiero hacerlo más.
Sango la abrazó, pero enseguida trató de consolarla y cambió su expresión por una sonrisa.
—Sabes, yo creo que eso no es del todo cierto…
—¿Qué dices?
—Sí, mira, bueno el lleva todo el tiempo sintiéndose mal por lo que te hizo, se le ve en la cara y además no te ha quitado la vista en todo el día —hizo énfasis en la última frase. Aome le puso más atención y se limpió los ojos.
—¿Tú crees?
—Ajá. Además lo más probable es que al paso de tanto tiempo se haya olvidad de ella y sólo diga que la ama por la "deuda" que tiene con ella. Bueno, esa es mi teoría, pero tú tienes qué encargarte de averiguarlo.
Aome esbozó nuevamente una sonrisa.
—Prométeme que lo harás y que no vas a volver a ponerte triste por eso.
—¡Te lo prometo!
Hicieron una especie de gancho con sus dedos meñiques y los entrelazaron como pacto de su promesa. Entonces se sonrieron mutuamente.
De entre los arbustos apareció el enorme cuerpo de Kirara transformado y el zorro montaba su lomo cargando un gran bulto.
—¡Miren lo que encontré!
Las chicas se acercaron.
—¿Dónde fue? —le preguntó Aome cargando su mochila.
—Fue no muy lejos del pozo, lo malo es que está toda rota. La comida y tus libros están bien, pero tardamos en reunirlos todos ya que estaban esparcidos, a lo mejor alguien trató de comerlos.
—¡Gracias Shippo!
Aome cubrió el pequeño cuerpo del zorro con sus brazos hasta casi asfixiarlo.
—Aome… Aire…
———————————————
Habían regresado a la cabaña de nuevo. Las horas comenzaban a tornarse un poco aburridas. Aome no veía ni rastro de Inuyasha, no lo encontraba por ningún lugar, aunque en realidad no quería verlo. Pero aun así no dejaba de extrañarle su ausencia.
El viento comenzaba a arreciar. Al parecer una tormenta se avecinaba. Tal vez llegaría al anochecer o algo así. Ese sábado se le estaba haciendo demasiado largo. No quería regresar a su casa, porque sabría que si lo hacía no volvería a la época antigua en una semana más y no le gustaba estar mucho tiempo lejos de sus amigos.
"Me pregunto si hice bien al besarlo —pensó tocándose los labios.
A su mente había llegado el recuerdo del beso. Se arrepentía un poco, por la reacción del hanyou, pero si no hubiera sido así lo volvería a repetir. Sí, era seguro que volvería a besarlo una y otra vez.
De pronto escuchó algunos gritos de Shippo que lo sacaron de su embelesamiento.
—¡Aome¡Mira mi nueve técnica!
—¿Tu nueva técnica? Ah, sí¿Esa que utilizaste cuando el demonio nos atacó?
—Sí, esa.
El kitsune cerró los ojos y comenzó a concentrar toda su energía. Una ventisca rodeó su cuerpo. Éste comenzó a brillar, la energía comenzaba a salir desde su interior. Abrió los ojos e hizo un movimiento rápido con sus manos.
—¡Demonio de nueve colas!
Ocho esferas de fuego de color verde fueron creadas alrededor de su cuerpo y luego fueron disparadas hacia Kirara como lanzallamas con los movimientos de sus pequeños brazos. Ésta trataba de evadirlos para no ser herida.
—¡Uff! Esta vez fueron ocho, ya solo me falta una.
Varias gotas gruesas de sudor resbalaban por el rostro del pequeño. Jadeaba con cansancio.
—Ya sólo me falta una llama, tengo qué seguir intentándolo…
—¡Shippo eso estuvo increíble! —Aome se acercó a él para felicitarlo.
—¡Aléjate… Aome! —Shippo jadeaba más que nunca, estaba demasiado exhausto.
Volvió a concentrarse y a reunir energía. Poco a poco las flamas verduscas se iban formando alrededor de su cuerpo.
—¡Demonio de nueve colas! —gritó.
Pero sólo tres flamas fueron disparadas. El kitsune respiró agitado y cayó inconsciente al suelo. Se había desmayado por la pérdida de energía.
—¡Shippo!
Aome fue hasta donde estaba y cargó su cuerpecito. Enseguida lo llevó a la cabaña de Kaede, para ver qué tenía.
—No te preocupes Aome, ahora está durmiendo —le tranquilizó—. Perdió mucha energía. Será mejor que lo dejemos descansar en un futón.
La chica suspiró de alivio y obedeció las recomendaciones de la anciana.
—Déjelo aquí señorita Aome, yo lo cuidaré y rezaré por él —le dijo el monje.
Mientras, Aome y Sango, junto con Kaede hacían los preparativos para la cena.
———————————————
La noche ya había llegado a ese lugar y las estrellas iluminaban el cielo desde muchas horas antes, junto con la luna.
Ya todos se encontraban durmiendo dentro de la cabaña. Excepto Aome que no tenía nada de sueño puesto que había dormido en la tarde. Le extrañaba que Inuyasha no estuviera allí también, durmiendo sentado como de costumbre y más le extrañaba que no hubiera cenado junto con ellos.
Escuchó a lo lejos los ronquidos de Miroku y Shippo murmuraba algo entre sueños. Se quedó pensando en lo que le había dicho Sango en la tarde, lo de Inuyasha.
Emitió un bostezo y después otro. Se levantó de su futón decidida a salir y despejar su mente un poco. Sintió que el viento arreciaba y se cubrió el cuerpo con sus brazos para protegerse del frío, mientras titiritaba.
Vio una enorme luna que brillaba intensamente justo encima de ella y se sintió algo melancólica. Pensó en Inuyasha, no podía sacárselo de la mente, a pesar de que eso era lo que más deseaba.
A lo lejos vio una figura acercándose. La sombra de los árboles impedía poder ver su identidad. Pero ella sabía muy bien quién era. Esos cabellos largos y plateados que volaban con el viento, esas ropas de color carmesí y esos ojos dorados que resplandecían en la oscuridad.
—I… Inuyasha.
—Aome.
Siguió caminando y salió de entre las tinieblas. Su cuerpo fue iluminado por la luna una vez más. Se acercaba a ella cada vez más con cada paso que daba. A Aome le sorprendió cómo Inuyasha acortaba la distancia y su rostro no se inmutaba en absoluto. Seguía con esa mirada seria y profunda
—Inu… Inuyasha ¡Qué haces?
El hanyou no habló y siguió avanzando. Cubrió el cuerpo tembloroso de la chica con sus brazos para que no sintiera más frío y la atrajo hacia sí. Colocó suavemente la cabeza de ella en su pecho y no dijo una sola palabra.
"Inuyasha —pensó Aome.
—Aome, quiero que me perdones por haberte hablado de esa manera en la mañana —su mirada denotaba tristeza.
Se separó lentamente de ella. Inuyasha no pudo evitar ese impulso que tenía desde hacía mucho tiempo y que no podía controlar más. Quería besarla de nuevo. Tomó el rostro de ella entre sus manos y unió sus labios con los suyos.
Fue un beso corto, pero demostró todo lo que el hanyou sentía. Fue un beso pequeño, tal vez no tan largo como el primero, pero sirvió para dejar atrás ese orgullo.
"Second kiss" End…
--------------------------------------------------------------------------------------------
Hola de nuevo! Estoy aquí de regreso trayéndoles el segundo capítulo. Perdonen la tardanza, pero es que con eso de las clases no siempre puedo escribir.
Luego de recibir varios regaños por parte de algunas personas o lectores, traté de enmendar mis errores con este capítulo y espero que haya funcionado. Si no les gustó o si fue lo contrario espero que me manden reviews para decírmelo y quejarse o felicitarme. Sé que contestarlos en los capítulos está prohibido y penalizado, pero por ahora me vale un maldito comino y los voy a contestar! Así que aquí están:
Lizy-chan: Muchas gracias y pues aquí tienes el segundo, ojalá que te guste tanto como el primero, o más. Gracias, gracias! No puedo dejar de agradecerte y espero que pronto publiques algo para leerlo.
Koran-lee: Ja, ja, te recordó a tu madre? Bueno, pues ya no la voy a poner mala para que no te dé miedo. Lo juro! Aquí estuvo el segundo beso, ojalá que también te guste. Gracias y bye!
Miry: Hola! Sí, Aome solo pasará este fin de semana y luego regresará a su época para asistir a la escuela como una alumna normal. Espero seguir contando con tu apoyo. Sayonara!
Siara-love: Bueno, pues éste lo hice casi el doble de extenso que el anterior. Bueno, no llegué a catorce páginas, pero fueron once. Gracias por el review y espero otro de tu parte!
Katl-sakura: Al contrario, tu crítica me ayudó a ver la realidad, y te agradezco porque te tomaste la molestia de leer mi fic y mejor aun, de dejarme un review. Sí, tienes razón la mamá de Aome, no tiene esa personalidad, lo recordé al ver uno de los primeros capítulos y reconozco mi gravísimo error. Ojalá que no haya ofendido a alguien más por eso. Sí, reconozco también que cambié las personalidades de Souta y del abuelo, pero es que me dejé llevar con la típica figura del hermano (ese que nunca soportamos) y la del abuelo (siempre comprensivo y sabio y que además te da consejos). Bueno y no los considero del todo errores, además como dijo una persona sabia una vez "Es tu fic y tú sabes lo que escribes en él". Nuevamente te agradezco y espero que sigas leyendo.
InuAkai: Konnichiwa! Espero que te haya gustado el review que te dejé anteriormente. Gracias y espero otro review tuyo.
Kagura-hiwatari: Muchas gracias por lo que me dices, arigatou, arigatou! No sé realmente cómo se evalúa en Japón, pero utilicé la forma de evaluar acá en México, así que lo siento por eso. Bye!
Nos vemos en el tercer capítulo, espero sus reviews, hasta la próxima!
